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Las Más Famosas Apariciones de San Miguel Arcángel, en Gargano, Italia (29 sep, 8 may)

San Miguel, cuyo nombre significa ¿quién como Dios?.

Es el príncipe de los ángeles fieles que se oponían a Lucifer y sus seguidores en su rebelión contra Dios. 

Dado que el diablo es el enemigo jurado de la santa Iglesia de Dios, San Miguel es su protector especial contra las agresiones y estratagemas del demonio.

san miguel en monte sant angelo

Varias apariciones de este poderoso ángel han demostrado la protección de San Miguel sobre la Iglesia.
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Podemos mencionar su aparición en Roma, donde San Gregorio Magno lo vio en el aire envainar su espada, para señalar el cese de una peste y el apaciguamiento de la ira de Dios.
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Otra aparición a San Ausbert, obispo de Avranches, en Francia, llevó a la construcción de Mont-Saint-Michel, en el mar, un famoso lugar de peregrinación.
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El 8 de mayo sin embargo, se recuerda otra maravillosa aparición que se producen cerca de Monte Gargano en el Reino de Nápoles.

Aquel Ángel que el Señor envió al profeta Daniel para informarle del tiempo preciso en que había de nacer el Mesías.

Y para instruirle en otros grandes misterios de la religión, hablando con él de lo que al fin de los tiempos había de suceder para probar la fidelidad de los escogidos de Dios.

Le dijo que entonces se levantaría el gran príncipe Miguel, protector de los hijos del pueblo del Señor. (Dan.12)

Habiendo, pues, señalado Dios por protector de su Iglesia al mismo que lo había sido de la sinagoga, quiso manifestar a los fieles con señales sensibles cuánto valía esta protección

Y por medio de diferentes apariciones del Arcángel San Miguel moverlos a que le profesasen la más tierna devoción, y a que le rindiesen el más solemne y más religioso culto.

De todas las apariciones de San Miguel, la más célebre es la que se hizo en el Monte Gárgano.
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Llamado hoy Monte del Santo Ángel, en la provincia Capitanata del reino de Nápoles.
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Aunque en realidad fueron 4 apariciones a través de los siglos.

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estatua de san miguel arcangel en el Monte Sant Angelo en Gargano

 

PRIMERA APARICIÓN  DE SAN MIGUEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 8 DE MAYO DEL AÑO 490

Poderosa y majestuosa se eleva hacia el cielo luminoso la cima rocosa del Monte Gargano, dominado con soberbia las colinas que le rodean.

A sus pies ondea el Mar Adriático, con su inmensa belleza azul.

Hasta el siglo quinto, la cima estaba recubierta de un bosque tupido e ignorada por todo el mundo.

Pero en el año 490 nació la aurora de su inmortal gloria.

Su fama sobrepasó los confines de Italia, resonó en todo el mundo y comenzó a atraer a sí Papas, Emperadores, Príncipes reinantes, nobles y pueblo de todas las naciones. ¿Qué sucedió?

Leamos la narración original del antiguo libro del “Liber pontificalis” de la Curia Romana.

Bajo el gobierno del Papa Felice y del Emperador Zeno, un día de aquel siglo tan lejano, a un noble y muy rico señor del Monte Gargano, que se llamaba también Gargano y era el propietario de aquella montaña, desapareció su toro más bello de grandeza superior.

Después de tres días de búsqueda, decidió ir personalmente a buscarlo.

Después de algunas horas de una búsqueda angustiosa, con gran estupor encontraron a la bestia de rodillas en la entrada de una caverna inaccesible.

El patrón, viendo la imposibilidad de salvarlo, quiso matarlo con una flecha envenenada.

Pero ante la maravilla de todos, la flecha regresó e hirió a quien la había lanzado.

El patrón cayó sangrando al suelo y los siervos asustados lo fajaron de prisa y lo llevaron a su casa en Siponto, que actualmente es una fracción de Manfredonia.

La noticia de lo ocurrido se divulgó rápidamente en el pueblo y se convirtió en el único objeto de las conversaciones.

Bajo la impresión de este extraño hecho, todos fueron a visitar al Obispo San Lorenzo Maiorano, primo del emperador Zanone, para consultarle.

El Santo Obispo, después de una breve reflexión ordenó que toda la población haga ayuno y oraciones durante tres días, para encontrar gracia ante Dios y para conocer el significado de dicho prodigio.

Al alba del tercer día, que fue precisamente el 8 Mayo del año 490, el santo prelado, sumergido en su oración nocturna, de repente vio ante sí a un Ángel más esplendoroso que el Sol que iluminó el ambiente y le dijo:

“Yo soy el Arcángel Miguel que continuamente está la presencia de Dios.
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Deseando que este lugar se venere en toda la tierra y sea privilegiado, quise probar con ese acontecimiento insólito.
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Que todo lo que se obra en este lugar, sucede por Voluntad Divina.
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Es Dios que me ha constituido Protector y Defensor de este lugar”.

A la mañana siguiente el Obispo comunicó el celestial mensaje a los habitantes de Siponto.

El pueblo, lleno de alegría y de gratitud por dicha aparición, bajo la guía de San Lorenzo Maiorano se encaminó en una devota procesión hacia la cima del Gargano para venerar la caverna milagrosa.

Cuando regresaron a Siponto veían con alegría la prodigiosa curación del Señor Gargano.

Y se congratulaban con él por el santo privilegio concedido por el Cielo, de tener en sus tierras el Palacio Real terrenal del Gran Príncipe San Miguel Arcángel.

El Santuario de San Miguel en el Monte Gargano se convirtió en una importante meta de peregrinación y contribuyó a la difusión de la devoción al Arcángel y tuvo ecos en otros lugares de la Cristiandad.

En Roma, por ejemplo, cien años después de la aparición en el Gargano, el papa San Gregorio I atajó la peste que se había declarado mediante la invocación de San Miguel, a quien había visto en lo alto del mausoleo de Adriano blandiendo una espada.

En la Edad Media el lugar se convirtió en fortaleza: el famoso e inexpugnable Castel Sant’Angelo.

En el siglo VIII, el obispo de Avranches en Normandía hizo construir un santuario después de tener también por tres veces la visita de San Miguel.

También fue escogido un promontorio: el que se alza frente a la costa normando-bretona y se convierte en isla debido al fenómeno de la pleamar, llevando el célebre nombre de Mont Saint-Michel, que alberga aun hoy una magnífica abadía con su imponente castillo.

El monte Gargano fue aún escenario de prodigios al aparecerse nuevamente el Arcángel para detener una terrible plaga desatada en 1656.

Foco de gran espiritualidad, no es casual que en sus proximidades se erija el convento de San Giovanni Rotondo, donde se santificó el Padre Pío de Pietrelcina.

La gran sueca, Santa Brígida visitando la Gruta de San Miguel, en uno de sus éxtasis oyó el canto celestial de los Ángeles, el cual terminó con la dolorosa y profética visión de la decadencia de su culto.

Transcribo fielmente las palabras angélicas:

“Bendito seas oh Señor
Por habernos creado como vuestros mensajeros
Y como apoyo del hombre
Del cual nos confiaste la custodia.
¡Hacia el hombre Tú nos enviaste
Sin ni siquiera privarnos de Vuestra Visión!
Haz visible la dignidad
Con la cual Tú nos has revestido
Para que se aprenda a tomar en cuenta nuestro ministerio:
¡aunque aquí, también hoy este Santuario declina
Y los del lugar parece que prefieren, en vez de nosotros, a los ángeles sin luz!”.

Una aguda tristeza llenó el corazón de Santa Brígida que aumentó desmesuradamente cuando, apareciéndosele Jesús le dijo:

“Los ingratos se darán cuenta de la pérdida que hacen al olvidarse de los Ángeles, en la hora de la prueba”.

La misa del 8 de mayo en honor a la Aparición del Arcángel San miguel en el Monte Gargano es otra de las ilustres víctimas de la primera poda que sufrió el Misal Romano ya antes de las reformas post-conciliares.

El nuevo código de rúbricas de Juan XXIII la relegó al apartado de las misas pro aliquibus locis al igual que la misa de la Invención de la Cruz (3 de mayo) y la de San Juan ante Portam Latinam (6 de mayo), que abrían espléndidamente el mes de las flores.

El motivo era la duplicación de fiestas de un mismo titular.

El Arcángel San Miguel, en efecto, es conmemorado también el 29 de septiembre.

Sin embargo, mientras esta fiesta recuerda también a todos los espíritus angélicos, la del 8 de mayo era peculiar del gran príncipe de las huestes celestiales.

 

SEGUNDA APARICIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 19 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 492

Odoacre, rey de los Erulos, viendo la paz y el bienestar tranquilo de Sipondo bajo el sabio gobierno del Santo Obispo San Lorenzo Maiorano, decretó soberbiamente la conquista.

Los habitantes de Siponto recurrieron nuevamente al consejo de su Obispo.

Lleno de confianza con la ayuda del Príncipe Celestial, San Lorenzo ascendió nuevamente al Monte sagrado.

Entre lágrimas y gemidos suplicó a San Miguel por su protección.

Llegó el mes de Septiembre: los godos, seguros de su propia fuerza, intimidan a los sipontines para que se rindan.

Entonces San Lorenzo ordenó nuevamente tres días de ayuno y de oración.

Aconsejó a sus Capitanes que obtengan del Rey Odoacre tres días de tregua.

Todos redoblaron las súplicas y penitencias en honor de San Miguel.

Al alba del 19 de Septiembre, San Lorenzo fue a la Iglesia de Santa María, antigua catedral de Siponto.
.
Sumergido en una profunda oración, vio que se le apareció nuevamente el
Príncipe Miguel.
.
Le dijo al santo Obispo que ataque a los godos sería en la hora cuarta del día
. Diciendo esto, desapareció.

En la hora establecida, rayos, truenos, terremotos, obscuridad impidieron la avanzada del enemigo.

Los godos, temblorosos, sin perder un minuto, buscaron la salvación en la fuga, abandonando todo en el campo.

Los pocos que escaparon a los flagelos del Cielo fueron perseguidos y vencidos por los sipontines.

Para agradecer convenientemente por esta estrepitosa y milagrosa victoria, San Lorenzo dirigió una nueva procesión a la sagrada Caverna sobre la cima del Monte Gargano.

interior de cueva de san miguel fondo
Interior de la Cueva de San Miguel Arcángel

 

TERCERA APARICIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 29 DE SEPTIEMBRE DEL 493

Para festejar devotamente el tercer aniversario de la aparición de San Miguel, el santo prelado subió en una alegre procesión con todos los fieles a la cima del Gargano.

Cuando llegaron a la Gruta, nadie se atrevía a entrar por santo temor y reverencia, y después de un breve descanso, todos regresaron a Siponto.

Para actuar en todo según el plan del Cielo, San Lorenzo decidió pedir consejo al Santo Padre Gelasio I sucesor del Padre Felice por la cuestión de la consagración de la gruta.

El Papa Gelacio I dio orden a siete Obispos de los alrededores que se reúnan en Siponto.
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Y con tres días de oraciones comunitarias y ayuno, suplicaron al
Arcángel Miguel que se digne manifestar la Voluntad de Dios con respecto a la consagración de la Sagrada Gruta.

San Miguel acogió dichas súplicas humildes y confiadas y en la noche del tercer día, rodeado de una luz radiante, el Príncipe Celestial se apareció por tercera vez a San Lorenzo y dijo:

“No es necesario que ustedes consagren esta gruta, porque yo elegí a mi palacio real.
.
Yo mismo lo he consagrado con asistencia, elevadas oraciones y celebrado el santo sacrificio, para comunicar al pueblo.
.
Es a mí que me corresponde manifestar como he consagrado este lugar”.

A la mañana siguiente San Lorenzo narra a los Obispos y al pueblo la nueva visión y el mensaje celestial del Arcángel.

Con el corazón lleno de júbilo, Obispos y fieles entre oraciones y cantos, van en procesión hacia la cima, como cuenta el Código Vaticano.

Algunos de los Obispos tenían una edad muy avanzada y San Miguel quiso ir al encuentro de ellos con un gesto de exquisita cortesía.

Por lo tanto mandó a cuatro águilas de una grandeza desmesurada.

Dos de ellas con las alas desplegadas defendían a los peregrinos de los rayos del sol.

Y las otras agitaban como si fueran un abanico las alas procurándoles una agradable frescura a los Obispos y al pueblo.

Pero otros grandes y nuevos prodigios esperaban a los santos Obispos en el ingreso de la Caverna sagrada.
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En la gruta sobre un bloque de piedra encontraron una huella de San Miguel.

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Un altar preparado por San Miguel y recubierto con un palio purpurino.
.
El altar tenía en el centro una cruz de un cristal purísimo.

Todo testimoniaba en la gruta que su consagración fue hecha divinamente.

Entonces San Lorenzo presentó a Dios el primer Santo Sacrificio en presencia de todos los Obispos y de todo el pueblo.

Podemos creer plenamente que en esta solemnidad estuvo presente también la gloriosa Reina de los Ángeles para renovar su ofrecimiento al Eterno Padre, como hacía en aquel siglo tan lejano sobre el Monte Calvario.

Quien mejor que Ella podía agradecer a la Santa Trinidad por los favores concedidos a esta parte de la tierra, unidos con las olas del mar en la tierra Santa.

monte sant angelo san miguel arcangel fondo
Santuario de San Miguel en el Monte San Angelo

 

LA CUARTA APARICIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL SOBRE EL MONTE GARGANO, 22 DE SEPTIEMBRE DE 1655

En el año 1655 se desató la peste en todo el Reino de Nápoles.

Foggia casi se despobló y la muerte negra obró despiadadamente también entre los habitantes del Monte Gargano. El peligro para Manfredonia y en Monte S. Angelo fue grande.

El Obispo, Mons. Giovanni Alfonso Puccinelli, constatada la ineficacia de los medios humanos, recurrió a la poderosa protección e intercesión de San Miguel Arcángel.

Por lo tanto fue en un devoto peregrinaje penitencial con el clero y con el pueblo a la Sagrada Gruta.

Después de largas oraciones, lágrimas y gemidos, al alba del 22 de Septiembre, el Obispo vio aparecer al Arcángel en un enceguecedor esplendor, y dijo al Obispo:

“Sepa oh pastor de estas ovejitas, que he obtenido de la Santísima Trinidad.
.
Que cualquiera que utiliza con verdadera devoción las piedras de mi gruta, alejará de su casa, de la ciudad y de cualquier lugar la peste, narrad a todos esta gracia divina.
.
Vosotros bendeciréis las piedras, esculpiendo sobre ellas la señal de la cruz con mi nombre
”.

Como perpetúa memoria de este grande y nuevo prodigio y como perenne gratitud a San Miguel el pueblo del Monte S. Angelo erigió un obelisco sobre la antigua plaza de la ciudad, que todavía existe, como recuerdo de este hecho histórico, con la siguiente inscripción:

“Al Príncipe de los Ángeles, vencedor de la peste, patrón y tutelar monumento de eterna gratitud, Alfonso Puccinelli”.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Visita al Santuario de San Miguel Arcángel del Monte Sant Angelo en Gargano

Inmerso en el Parque Nacional del Gargano en los márgenes de la Selva Umbra, Monte Sant’Angelo atrae desde lejos por sus pequeñas casas blancas colocadas en fila sobre la ladera.

Desde aquí se goza de un sugestivo panorama sobre el golfo de Manfredonia.

Leer  también:

Ciudad de Monte Sant Angelo
Ciudad de Monte Sant Angelo

Su nacimiento se relaciona con la aparición del arcángel San Miguel en la gruta el 8 de mayo del 490 y a las sucesivas apariciones (492 y 493) que hicieron de este lugar de devoción meta de peregrinaje.

Castillo de Monte sant Angelo
Castillo de Monte Sant Angelo

 

QUINCE SIGLOS DE HISTORIA

La Basílica consiste en un complejo de edificios de distintas épocas con una gruta natural que, muestra unos 15 siglos de historia.

Entrada desde la calle
Entrada desde la calle

Primitivo templo pagano: La inmensa caverna calcárea, que se ha convertido en uno de los más renombrados templos cristianos, teniendo en cuenta el lugar, la estructura y la amplitud, debió ser en la época grriega y romana un lugar de culto.

Epoca prelongobarda: En el siglo V, para extirpar el culto pagano que realizaban los habitantes del lugar, el obispo de Siponto (hoy Manfredonia), Lorenzo Maiorano pensó sustituir la figura del dios arquero con aquella, tan querida por los cristianos orientales, del Arcángel y Príncipe de la Milicia Celestial, hecho acompañado por legendarios episodios (las apariciones).

Epoca longobarda: La larga lucha entre bizantinos y longobardos, procuraron al Santuario saqueos y devastaciones, que concluyen con la victoria de los segundos, quienes encontraron en el Arcángel la figura del ideal del dios guerrero y protector. El Santuario se convirtió en su santuario nacional.

Epoca medieval: Los primeros normandos venidos a Italia, se dirigieron rápidamente hacia el Gargano y su célebre Santuario y, en ese lugar establecieron alianza con el terrateniente Melo de Bari para expulsar a los bizantinos de la Puglia.

Vista lateral de la fachada
Vista lateral de la fachada

Epoca Angevina: Carlos de Anjou, rey de las Dos Sicilias, fue un gran devoto del Arcángel y gran benefactor para la Basílica. A él se debe la actual organización del Santuario (con un arduo trabajo que dividió en dos la gruta, quedando sepultado el antiguo ingreso bizantino-longobardo) y el acceso en descenso del lado sur a través de una amplia escalinata marcada por grandes arcadas laterales, antiguamente sepulcros de las familias oriundas del Gargano, que hoy continúan en el llamado atrio interno.

Epoca moderna: A raíz de la “Cuarta Aparición” del Arcángel San Miguel al Arzobispo Alfonso Puccinelli, la ciudad se amplía y se convierte prácticamente en el más importante centro de Gargano, al cual llegaron numerosos y continuos peregrinos y visitantes ilustres. En 1872 la Basílica fue reconocida definitivamente como capilla palatina, esto es, dependiente directamente de la autoridad real. De 1970 a 1996 el Santuario fue custodiado por los Padres Benedictinos y actualmente lo hace la Congregación de San Miguel Arcángel.

 

PEREGRINACIONES

Fachada con dos puertas
Fachada con las dos puertas

La Via Francisca, denominada así en los documentos del siglo XI a XIV, en referencia a los peregrinos longobardos provenientes tanto de Pavia como de Benevento, nacida de la desviación de la arteria Litoral (una de las grandes arterias que, de Roma pasando por la costa adriática, culminaba después de haber atravesado la falda del Gargano y Siponto, en Brindisi), que a la altura de Branca, a 10 km de San Severo, se introducía en el valle de Jana en dirección de Stignano y, con un recorrido en gran parte coincidente con la moderna S.S. 272, alcanzaba Monte Sant’Angelo.

Tal itinerario es llamado también Via Sacra de los Longobardos, denominación hoy más corriente en homenaje a la probable iniciativa de los longobardos que, según algunos estudiosos, a lo largo de este trazado han hecho surgir las mansiones y hospedajes para aquellos que devotamente afluían al Santuario.

El segundo itinerario, unido al Aecae sobre la desviación de la Apia-Traiana (otra gran arteria romana directa a Brindisi), atravesando Lucera y Arpi, se empalmaba con la Litoral en las proximidades de Siponto, hacia la primera mitad del siglo XI (1024). Era denominada Via Francigena, sinónimo de Francisca, sin duda en referencia a los peregrinos provenientes de los principados longobardos y de las regiones trasalpinas.

San Miguel Arcangel en la fachada
San Miguel Arcangel en la fachada

Las crónicas lo señalan entre los cuatro más frecuentados lugares de peregrinación de la cristiandad según el itinerario de redención espiritual conocido como Homo, Angelus, Deus (Hombre, Angel, Dios) que comprendía la visita a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma y de Santiago de Compostela en España (Homo), al Angel de la Sagrada Gruta de Monte Sant’Angelo (Angelus) y a los lugares de Tierra Santa (Deus).

 

EL SANTUARIO

EL CAMPANARIO

Fue construido por Carlos I de Anjou como una acción de gracias a San Miguel por la conquista del sur de Italia. El trabajo comenzó 27 de marzo 1274 y se terminó en 1282 con la altura original de 40 metros. Más tarde, se redujo a 27 metros. Tiene 5 campanas, la más grande, la sexto, ocupa el centro del octágono, y se remonta a 1666.

San Miguel pisando a satanas
San Miguel pisando a satanas

 

EL ATRIO SUPERIOR

Una vez atravesado el campanario nos encontramos en un amplio patio, denominado «Atrio superior» que presenta, a la izquierda y al frente, una columnata con rejas. La entrada al Santuario data de 1865 y presenta dos arcadas a ojiva aguda coronadas por un frontón triangular adornado de frisos y pequeñas arcadas. Entre dos pequeños rosetones aparece ante nuestros ojos un pabellón con la estatua de San Miguel Arcángel.

Sobre los paneles de la puerta se representa toda la historia del Santuario. En la de la derecha se lee el siguiente epígrafe: TERRIBILIS EST LOCUS ISTE HIC DOMUS DEI EST ET PORTA COELI (Este lugar es impresionante. Ésta es la casa de Dios y la puerta del cielo). En la de la izquierda, este otro: NON EST VOBIS OPUS HANC QUAM AEDIFICAVI BASILICAM DEDICARE IPSE ENIM QUI CONDIDI ETIAM CONSECRAVI (No es necesario que vosotros dediquéis esta Basílica que yo he edificado porque yo mismo he puesto los cimientos y también la he consagrado).

Bajo cada una de las lápidas se abre un portal de arco agudo; el más precioso, a la derecha, se remonta al siglo XIV. En la luneta central de arco gótico se destaca la figura de la Virgen María con el Hijo divino entre los brazos; al lado los apóstoles Pedro y Pablo; un poco separada, la pequeña efigie de una mujer arrodillada en oración. En la luneta de la izquierda, se ha representado la escena de la procesión de los siete obispos de la Pulla con el clero y el pueblo a la gruta sagrada. La entrada de la derecha es la original. Ideada por Carlos de Anjou.

Hacia la Gruta
Hacia la Gruta

 

LA ESCALINATA

Los dos portales introducen a un vestíbulo desde el cual se abre la escalinata que lleva hacia la mística gruta. La construcción de esta magnífica obra se remonta a la época de los Anjou (siglo XIII). Está constituida por 86 escalones y subdividida en cinco rampas, interrumpidas por cuatro rellanos; las galerías están sostenidas por grandes arcadas góticas y por bóvedas ojivales; las paredes laterales están iluminadas por pequeñas ventanas. Donde comienza, en un vano a la izquierda de la primera rampa, se construyó en l986 un oratorio en honor de san Benito, patrono de Europa. Al avanzar encontramos en la cuarta rampa, siempre a la izquierda, un templete del siglo XV con la estatua de la Virgen que tiene al Niño en brazos y el sarcófago de Rinaldo Cantelmo.

La escalinata desemboca en un portal cuadrado de columnas contorneadas apoyadas sobre leones y plintos ornados con el escudo obispal en relieve. El mismo es conocido tradicionalmente como Puerta del Toro, por el gran fresco que allí revive “el episodio del toro” de la primera aparición y que vio la luz durante la restauración de 1999. El portal está dominado en la parte superior por un crucifijo bajo el cual se ha puesto una lápida de mármol ricamente enmarcada, guardada por dos ángeles. En la inscripción leemos: HAEC EST TOTO ORBE TERRARUM DIVI MICHAELIS ARCHANGELI CELEBERRIMA CRIPTA UBI MORTALIBUS APPARERE DIGNATUS EST HOSPES HUMI PROCUMBENS SAXA VENERARE LOCUS ENIM IN QUO STAS TERRA SANCTA EST (Esta es la Cripta de San Miguel Arcángel, celebérrima en todo el mundo, en donde él se dignó aparecer ante los hombres. ¡Oh! peregrino, postrándote en tierra, venera estas piedras porque el lugar en el que te encuentras es santo).

Fresco Santa Maria del Parto
Fresco Santa Maria del Parto

 

EL ABSIDE

Al fondo de La Nave Angevina, en el ábside, se colocó en 1690 un altar de estilo barroco, destinado actualmente a la custodia del Santísimo Sacramento, con tres estatuas de piedra que representan en el centro a san José, a la izquierda a san Nicolás de Bari y a la derecha a san Antonio de Padua.

Vista panoramica de la capilla de la gruta
Vista panoramica de la capilla de la gruta

 

EL ALTAR DE MADONNA

A la izquierda de la capilla mayor, bajo un dosel de madera sostenido por cuatro columnas de mármol uno de los altares más antiguos de la basílica: el dedicado a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Sobre el altar, como un fresco en un ambiente del siglo XVII, representa la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, flanqueada por San Esteban y San Carlos Borromeo. El altar es también llamado la Virgen del Sufragio en virtud del privilegio concedido por el Papa Gregorio XIII (1572 – 1585) de una indulgencia plenaria para los muertos disponible todos los días, rezando ante el altar,

Altar de la Gruta
Altar de la Gruta

 

EL ALTAR DE SAN MIGUEL

Entre finales del siglo XVI y la primera mitad del próximo se excavó la parte inferior de la cueva con la intención de crear un santuario más grande, de acuerdo con la solemnización de la misa pontifical. Colocada sobre el altar en 1507, en el corazón de la Santa Cueva, la estatua de San Miguel Arcángel, obra de la más alta calidad y la imagen arquetípica de la devoción, se atribuye a Andrea Contucci, también conocido como Sansovino. Tallada en mármol blanco de Carrara, mide 130 cm de altura. Representa al Príncipe de los ejércitos celestiales que pisotea a Satanás retratado como un monstruo con cara de mono, muslo de una cabra, las garras de un león y cola de serpiente. San Miguel tiene la apariencia de los adolescentes. La cabeza está adornada con una corona enjoyada y el pelo es crespo. El brazo izquierdo se extiende hacia abajo. El brazo derecho levantado, sosteniendo una espada colocada transversalmente en acto de amenaza. La posición es la de un soldado. La espada, tomada de la mano del Arcángel, sale en procesión solemne por las calles de Monte Sant’Angelo el 29 de septiembre.

 

LA CAPILLA DE LA RECONCILIACIÓN

Un largo y luminoso corredor que termina en el atrio interno, justo en el lado opuesto a la entrada de la Gruta, conduce a un amplio espacio adonde llegan los ascensores para discapacitados y ancianos que llegan a la Basílica.

San Miguel en el altar de la gruta
San Miguel en el altar de la gruta

Sobre la izquierda se abre la novísima capilla penitencial “de la Reconciliación”, que enriquece el Santuario miguelino con una virtud que es esencial a la prerrogativa que le fuera reconocida oficialmente por la Santa Iglesia en 1997: la de lugar del perdón angélico. En los tres murales que se encuentran a la entrada aparecen el papa Juan Pablo II, el arzobispo de Manfredonia-Vieste, monseñor Vicenzo D´Addario, y los padres miguelinos custodios del santuario.

San Miguel
San Miguel

 

LAS CRIPTAS

Al final de nuestro itinerario podemos visitar, también, algunos ambientes que se remontan a la época longobarda y que han salido a la luz gracias a las excavaciones promovidas por monseñor Nicolás Quitadamo entre los años 1949-1960. Por ejemplo, las hoy llamadas “criptas”, que servían como entrada a la gruta y fueron definitivamente abandonadas en el siglo XIII, en la época de las construcciones angevinas. Están compuestas por dos ambientes cuyas estructuras debieron realizarse en dos fases inmediatamente sucesivas.

Las criptas alcanzan 60 metros de largo y se accede a ellas a través de una escalera que desciende a una vieja cisterna. El ambiente, de unos 45 metros de largo, llega hasta el poderoso muro de sostén sobre el cual, en la parte superior, se apoyan las famosas Puertas de Bronce. Esta primera parte aparece a nuestros ojos como una galería con pórticos, articulada en ocho naves rectangulares que se comunican entre sí por medio de arcos transversales, nacidos de gruesas pilastras que salen de las paredes laterales. Todo está cubierto por una bóveda a bote.

Otra de san Miguel
Otra de san Miguel

 

MUSEO DEVOCIONAL

Fue creado en 1989 con el objetivo de recoger, catalogar y mostrar a los visitantes diversos objetos que testimonian la ferviente devoción a San Miguel Arcángel a lo largo de tantas generaciones. Allí se encuentran dones ofrecidos al Santuario por peregrinos ilustres y otros no tan conocidos como acción de gracias por los beneficios recibidos.

Sus sentimientos fueron expresados frecuentemente a través de un ex voto en forma de pinturas que hablan visualmente de las gracias y milagros obtenidos por la intercesión del Arcángel. Los objetos custodiados son muchos y de diversa naturaleza. Los más preciosos son los ornamentos litúrgicos, calices, copones, muebles sagrados, cruces, lámparas de plata, relicarios.

Capilla lateral en la gruta
Capilla lateral en la gruta

Otro sector interesante del museo está constituido por una colección de íconos de la Beata Virgen María y de santos proveniente de la escuela rusoeslava y por copias e íconos custodiados en Grecia, inspirados en la figura de San Miguel. También es importante una colección de cirios votivos decorados. Pero el puesto central pertenece al más antiguo ícono de San Miguel Arcángel venerado en el Santuario. Originariamente, a fines del año 1891, se encontraba en la llamada Cueva de las Piedras, después fue colocado por un tiempo en la Capilla de las Reliquias.

 

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