Identificar, expulsar y seguimiento.
Galicia es uno de los lugares en los que se practica un número significativo del total de exorcismos de España, probablemente debido al prestigio de algunos santuarios para la aplicación de la bendición y afrontar esas circunstancias. El santuario de San Campio, en Tomiño (diócesis de Vigo-Tui), es uno de los lugares clave.
Desde hace casi 44 años el padre José Luis Portela, párroco del santuario, atiende las necesidades de los fieles que, él mismo explica, llegan de diferentes puntos de España, además de practicar exorcismos.
MEDIA DE 50 PERSONAS
«Diariamente viene una media de 50 personas a recibir la bendición y a pedir la ayuda y el apoyo del sacerdote», y hasta 150 los domingos, explica Portela. Aunque pueden pasar semanas sin que ninguna presente influencias satánicas «luego puede haber semanas en las que vengan dos o tres personas que sí».
Pero, ¿cómo identifica cada caso antes de practicar un exorcismo? Una de las críticas más recurrentes a este tipo de prácticas es la de generar confusión entre dolencias psiquiátricas y posesiones.
Sin embargo, el sacerdote sostiene que la lucha contra el demonio no se realiza a la ligera.
«Una persona con influencia satánica se resiste a entrar en el templo, rechaza al sacerdote, si se la rocía con agua bendita le quema, al igual que si le impone la mano en la cabeza», describe.
Además, reacciona violentamente contra el sacerdote «porque es quien va combatir al demonio» o «habla lenguas extrañas», algo que «un enfermo no hace», abunda.
Tal y como describe las características de un poseído, parece que Hollywood no exagera ante los exorcismos.
Portela despeja dudas al asegurar que «las películas muchas veces se basan en los hechos que ocurren en la realidad», pero «también muchas veces la verdad supera a lo que nos presentan en el cine».
SITUACIÓN DE CONFIANZA
Para conocer la situación en la que se encuentra cada persona, el representante de la iglesia autorizado para estas prácticas mantiene una conversación en la que percibe si existe una influencia diabólica.
«Se entra en diálogo, se genera una situación de confianza, se entra en contacto», dice.
En caso de que se determine que no hay presencia de Satán «se aplica una bendición». «A nadie le hace mal que un sacerdote lo escuche y lo comprenda o recibir una bendición», mantiene, aunque lo que sufra sea una dolencia psiquiátrica que deba ser tratada por profesionales de la medicina.
De confirmarse esa «influencia del demonio», continúa, se recurre «al agua bendita, la imposición de las manos consagradas de los sacerdotes y unas oraciones». Si la posesión ofrece mayor resistencia «se realiza un exorcismo mayor» con «oraciones con más fuerza».
El proceso puede extenderse durante semanas, ya que después se realiza un seguimiento. De hecho Portela relata un caso en el que después del exorcismo, de recibir la absolución y la comunión, durante ese «seguimiento» el demonio «volvió a manifestarse».
«Cuando una casa queda limpia, hay mucha gente que quiere ocuparla, lo mismo sucede con los exorcismos y las personas», ejemplifica el Padre Portela.
Los ritos en la mayor parte de los casos se realizan ante testigos, familiares normalmente. Además de ayudar al sacerdote
que «al enfrentarse a una fuerza sobrenatural se expone a patadas, golpes poniendo en peligro su propia vida», sirve de garantía para que la persona poseída «por influencia del demonio no acuse al sacerdote de que la estaba agrediendo».
NO CREYENTES
Tras explicar la consecuencia, el responsable de San Campio se adentra en las causas.
«En la mayor parte de los casos las personas viven alejadas de Dios», independientemente de sexo o edad, por eso es necesario «orientar a la persona».
Hay cuatro causas principales por las que se producen las posesiones.
La primera, «por participar en ritos satánicos», como la ouija, con lo que «se queda ligado al demonio».
Otro de los motivos es la «consagración de un niño al demonio por parte de sus padres que realizan prácticas satánicas».
Una de las más comunes es «el pacto con el demonio». En estos casos «se pacta rendir culto al demonio a cambio de que eche abajo un negocio, arruine a esta familia».
En cuarto lugar se encuentran «los maleficios».
«En nuestros tiempos, consciente o inconscientemente se le ha dado la espalda a Dios», considera el Padre Portela y la «lejanía de Dios y de los actos de la religión» tienen una repercusión directa.
Ahora,
«los cristianos se avergüenzan de llevar una cruz o una medalla de la Virgen que puede servir de protección» y «los cambian por símbolos paganos e incluso satánicos, a veces sin darse cuenta».
Por eso invita a que se reconduzca el camino que aproxima más a Dios y que los jóvenes «abandonen la tendencia aventurare en relación a cuestiones satánicas como puede ser la ouija», concluye.
Para creyentes, escépticos, críticos o curiosos, el espíritu y la influencia de Dios o Lucifer, ángel caído, seguirá siendo, en el subconsciente colectivo, objeto de reflexión. «Resiste al demonio y él huirá de ti» (Santiago 4:7).
Fuentes: diario ABC, Signos de estos Tiempos