El Viernes anterior al Domingo de Ramos se celebra la tradición de los Dolores de María.
En algunas regiones es considerado como el inicio de la Semana Santa, por iniciarse allí los desfiles procesionales.
Estamos en el final de la cuaresma y dos días antes de la Semana Santa.
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Y con el Viernes de Dolores queremos consolar a la Madre de Jesús.
Acompañarla en los dolores que ha vivido por Su Hijo, que habitualmente se recuerdan como la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida del Niño en el templo, el encuentro con Jesús en la Vía Dolorosa, el dolor de la crucifixión, el descendimiento de la cruz y cuando Jesús es sepultado.
Ese día los católicos manifiestan su fervor religioso a los Dolores de Nuestra Señora rezando el Stabat Mater.
Y también el AVEMARÍA DOLOROSA:
Dios te salve, María, llena eres de dolores; Jesús crucificado está contigo.
Digna eres de llorada y compadecida entre todas las mujeres, y digno es de ser llorado y compadecido Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Santa María, Madre del Crucificado, da lágrimas a nosotros crucificadores de tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Estas son oraciones sobre los dolores de María:
- Coronilla de los Siete Dolores de María, revelada a Santa Brígida
- Coronilla Servita de los Siete Dolores de María
- Novena a Nuestra Señora de los Dolores
- Stabat Mater
EN LA SEMANA DE LOS DOLORES
A partir del quinto domingo de cuaresma se produce la velación de las imágenes en las iglesias y comienza lo que popularmente se llama la semana de los dolores.
En los templos se cubren los crucifijos, las cruces y las imágenes santas hasta el viernes Santo, cuando se celebra la Pasión del Señor.
O sea que durante 2 semanas todas las imágenes están veladas y las iglesias permanecen en oscuridad hasta la resurrección.
Se trata de una antigua costumbre qué se ha ido desvaneciendo con el tiempo y que era obligatoria antes de la reforma litúrgica de Pablo VI.
En esta semana previa a Semana Santa se recuerda especialmente los dolores de María, su Madre, con especial enfoque el Viernes de Dolor
En el calendario litúrgico tridentino la fiesta de la Mater Dolorosa se celebraba el viernes antes del Domingo de Ramos.
Hay autores que sostienen que la Virgen María estuvo presente durante este tiempo al lado de Jesús, aunque los evangelios no lo mencionan.
Simeón de Metafraste, del siglo X, sostiene que María estuvo presente desde la última cena hasta el calvario.
Y refiriéndose a Ella ha dicho,
“…Ella soporta la violencia que el dolor ejerce sobre su naturaleza materna… que permanece profundamente asombrada ante la prodigiosa capacidad de resistencia de Su Hijo”.
Estas visiones fueron las que inspiraron la iconografía que conocemos como la Pietá, la virgen inclinada sobre su hijo abrazándolo, cuándo ha sido bajado de la cruz.
Devoción que posiblemente haya nacido en Alemania en el siglo XIV.
El autor también nos dirá en las palabras de María,
“Este dolor ahora se alimenta de mis lágrimas…
¡Oh hijo mío, despojado de sus vestiduras, o verbo del Dios vivo!
Has sido condenado a ser elevado en la cruz para que Yo pueda atraer a todos hacia Ti.
¿Qué parte de tu cuerpo ha escapado al sufrimiento?…
¿Qué lamentaciones sepulcrales, qué lamentaciones funerarias puedo cantarte?…
En Ti has quebrantado las leyes de la naturaleza”.
LAS VISIONES RESPECTO A LOS DOLORES DE MARÍA
Marchesse, en su “Diario de María”, refiere una antigua tradición según la cual esta devoción comenzó en los tiempos apostólicos.
Pocos años después, dice, de la muerte de María, cuando San Juan seguía llorando, plugo a Nuestro Señor manifestársele acompañado de su Madre.
Los Dolores de María y sus frecuentes visitas a los Santos Lugares de Pasión, era motivo continuo de las meditaciones del Evangelista, como quien había sido quince años hijo-custodio de la Madre de Jesús.
A la cual oyó que, como pago de aquel fiel recuerdo, había solicitado de su Hijo una gracia especial en favor de cuantos con igual fidelidad conmemorasen los dolores sufridos por ella.
Nuestro Señor accedió a la petición de su Madre, otorgando cuatro gracias especiales a los que practicasen esta devoción:
– alcanzar, algún tiempo antes de morir, perfecta contrición de todos sus pecados;
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– una especial asistencia a la hora de la muerte;
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– grabar profundamente en su espíritu los misterios de la Pasión;
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– y una eficacia especial de cuanto en su recuerdo se pidiese María.
Pero hay más manifestaciones.
En el séptimo libro de sus Revelaciones, refiere Santa Brígida que en Santa María la Mayor, en Roma, se le manifestó el inmenso aprecio que en el cielo se hacía de los dolores de la Santísima Virgen.
A la Beata Benvenuta, religiosa dominica, le fue concedida la gracia de sentir en su alma el dolor que tuvo Nuestra Señora durante los tres días que creyó perdido al Niño Jesús.
De la Beata Verónica de Binasco, refieren los Bolandistas que Nuestro Señor le dijo que las lágrimas derramadas por los dolores de su Madre le eran más agradables que las derramadas por su Pasión.
En su Historia de los Servitas, refiere Gianio que, elegido Papa Inocencio IV, miró con cierta prevención aquel Instituto, recién fundado por entonces junto a Florencia.
Deseoso de proceder con toda circunspección en el asunto, encargó examinarlo a San Pedro Mártir, religioso dominico, el cual, durante su tarea, tuvo una visión.
En la cima de una montaña elevada, florida y bañada de viva luz, se le apareció la Madre de Dios en un trono y rodeada de ángeles que ofrecían guirnaldas de flores, y siete azucenas de singular blancura que la Santísima Virgen estrechó un momento en su pecho, tejiéndolas luego como corona y ciñéndosela a su cabeza.
Estas siete azucenas, según la interpretación de San Pedro Mártir, figuraban los siete fundadores de la Orden de los Servitas.
A quienes la misma Santísima Virgen había inspirado la idea de crear un Instituto nuevo para el culto de los dolores por ella sufridos en la pasión y muerte de Jesús.
Un día que Santa Catalina de Bolonia lloraba meditando los dolores de la Santísima Virgen, vio de pronto a su lado dos ángeles que lloraban con ella.
Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que Él concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:
Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo.
Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.
Todo un libro voluminoso pudiera llenarse con la historia de visiones y revelaciones relativas a los dolores de María.
Quien busque documentación copiosa la encontrará en el Diario de María del oratoriano Marchesse, y en el Martirio del Corazón de María, del jesuita Sinischalchi.
EL ORIGEN DE LA CELEBRACIÓN
Para indagar sobre el origen de esta festividad tenemos que remontarnos hasta la edad media en Europa, cuando la piedad popular había inspirado ya el arte gótico.
La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, preparada por la literatura ascética del siglo XII, fue introducida primeramente en Alemania por el Sínodo Provincial de Colonia en 1423 e inserta en el viernes de la tercera semana después de Pascua.
Benedicto XIII en 1727 la extendió a toda la Iglesia con el título de “Fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María”, poniéndola el viernes después de la dominica de la Pasión, es decir, el sexto viernes de Cuaresma, el viernes anterior a la Semana Santa, para recordar los dolores que padeció la Santísima Virgen María durante la pasión de su Hijo.
La Orden de los Siervos de María, fundada en Florencia en 1240, difundió mucho el culto de la Dolorosa y obtuvo del Papa Inocencio XI (1676-1698), una fiesta propia de la tercera dominica de septiembre, después Pío VII la extendió a toda la Iglesia. Pío X la asigno establemente al 15 de septiembre.
Durante el siglo XVI, después de la Conquista, esta devoción fue introducida a México por los primeros frailes franciscanos, dándola a conocer a los indígenas recién conversos mediante el “teatro evangelizador”, que era un medio eficaz para conquistarlos a través de las imágenes, ya que la comunicación verbal no era posible, debido a que no hablaban las lenguas aborígenes.
Los evangelizadores le dieron interés principal a la Liturgia, y con ella al conjunto de formas externas, gestos, signos, símbolos, etc., con que habrían de realizarse las celebraciones religiosas, dadas las circunstancias novedosas en el habrían de desarrollar la tarea evangelizadora.
La suntuosidad del culto prehispánico fue tomada en cuenta por los religiosos, quienes trataron de promover mediante nuevo resplandor los ritos antiguos, tan elaborados en ceremonial y ornato.
En la capital de la Nueva España, durante los siglos XVIII y XIX, el viernes de Dolores también se realizaba un colorido paseo conocido como “Jamaica de las flores”, en el que todo el pueblo, pobres y ricos, se reunían en la Acequia de Roldán o el Canal de la Viga para comprar las flores que venían desde las chinampas de Iztacalco o Santa Anita.
Por la noche del mismo viernes las familias capitalinas y las de la región del Bajío, acostumbraban mostrar sus “incendios”, colocados en las salas de sus casas, convidando a propios y extraños un vaso de agua fresca para aliviar los calores de la primavera y compartir de cerca los misterios de la Pasión de Jesucristo.
Esta antigua celebración mariana tuvo mucho arraigo en toda Europa y América, y aún hoy muchas de las devociones de la Santísima Virgen del tiempo de Semana Santa, tienen su día festivo o principal durante el Viernes de Dolores, que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa.
El Concilio Vaticano II consideró, dentro de las diversas modificaciones al calendario litúrgico, suprimir las fiestas consideradas «duplicadas», esto es, que se celebren dos veces en un mismo año.
Por ello la fiesta primigenia de los Dolores de Nuestra Señora el viernes antes del Domingo de Ramos fue suprimida, siendo reemplazada por la moderna fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre.
A pesar de ello, la Santa Sede contempla que, en los lugares donde se halle fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María, este día puede celebrarse sin ningún inconveniente con todas las prerrogativas que le son propias.
MANIFESTACIONES DEL VIERNES DE DOLOR
Algunas de las manifestaciones de estos días son misas, peregrinaciones y procesiones de la Virgen Dolorosa.
Panamá. En la histórica ciudad de Natá de los Caballeros, se da inicio la celebración de la Semana Mayor con el Viernes de Dolores, cuya imagen data del Siglo XVI.
La antiquísima procesión contempla los dolores de María por el posterior descenso de su hijo.
Colombia. En Popayán, Colombia, se celebra la Procesión de la Virgen de los Dolores en la cual la Virgen está acompañada por dos imágenes: El Cristo de San Agustín y el San Juan.
Esta noche se da inicio a las tradicionales, fervorosas y solemnes procesiones que se celebran durante la Semana Santa y que son Patrimonio Nacional y Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
España. En España dan comienzo en muchos lugares las procesiones de Semana Santa.
Andalucía. En Sevilla procesionan, aún sin «pisar» la Carrera Oficial un total de seis hermandades.
En Loja (Granada) el Viernes de Dolores Procesiona la Santísima Hermandad de la Virgen de los Dolores, de la orden Servita, esto es el inicio de la Semana Santa en Loja
Castilla-La Mancha. En Ciudad Real, donde tiene lugar la procesión de la Virgen de los Dolores de Santiago, conocida popularmente como la Perchelera, que recorre las calles de su barrio anunciando a toda la ciudad la proximidad de las fechas de la Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo.
Del mismo modo ocurre en la ciudad de Hellín (Albacete) cuando al anochecer se celebra el conocido «Vía Crucis de las Antorchas» que recorriendo el Camino de las Columnas llega hasta la Ermita del Monte Calvario, donde después se procede a la veneración del Crucificado y a las 00:00 da comienzo la 1º Tamborada, dando así inicio a las celebraciones de la Pasión de Cristo.
Castilla y León. En León, también es celebrado el día de su patrona saliendo a procesión la Virgen del Camino.
En Salamanca, donde culmina la novena a la Dolorosa de la Cofradía de la Vera Cruz, celebrándose un Vía Matris con la procesión de dicha imagen.
Región de Murcia. Murcia, al igual que otros puntos de la Región, comienza su Semana Grande de Pasión con el Viernes de Dolores, en la que abre el cortejo de la Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, con sede en la Iglesia de San Nicolás de Bari de la Capital Murciana.
Cartagena, que celebra el día de su Patrona, la Virgen de la Caridad, vive en la madrugada de este día la que muchos consideran cronológicamente la primera procesión de la Semana Santa española, que parte a las cuatro de la madrugada de las inmediaciones de la Catedral y que es organizada por la Cofradía del Cristo del Socorro.
Lorca. Empieza su Semana Santa, día grande de la Cofradía de la Hermandad de Labradores o paso azul de Nuestra Señora de los Dolores.
Águilas, igualmente tiene lugar la procesión de su patrona, la Virgen de los Dolores.
México. En México se venera a la Virgen de los Dolores de Soriano, en Colon, Querétaro, donde llegan hasta 100.000 personas ese día a la basilica de Virgen de los Dolores de Soriano.
Al igual, dentro de la ciudad de Querétaro se celebra el Viernes de Dolores en, con una peregrinación de los fieles desde la Parroquia Del Misterio De Pentecostés hasta la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, ubicada en la colonia Villas Del Sol en el municipio de Querétaro, al llegar los fieles a la capilla se celebra la eucaristía y al final la veneración de la cauda de la virgen (los peregrinos pasan por debajo de la cauda).
Perú. En Lima, Perú la Santísima Virgen de la Soledad tiene su día festivo el Viernes antes del inicio de la Semana Santa, siendo visitada por numerosos fieles desde la mañana hasta la noche, ganando numerosas indulgencias concedidas por el Romano Pontífice, Los Arzobispos, Obispos y Párrocos de la Archidiócesis primada. Constituye el principal centro de devoción a los Dolores de María en todo el territorio peruano.
EL ALTAR A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
En algunos países, como México, es tradición hacer un altar a la Virgen de los Dolores.
En una parte visible de la casa o del negocio, se pone una mesita sobre la cual coloca un santo Cristo y bajo la cruz una imagen o un cuadro de Nuestra Señora de los Dolores.
Hay altares muy grandes y otros pequeños, pero todos tienen la finalidad de que “con María acompañemos a Cristo, en su dolorosa pasión”
Los adornos básicos son dos: los trigos que se hacen germinar en un lugar oscuro para que tengan un color verde tierno, y las naranjas con dos banderitas moradas sobrepuestas.
A esto se pueden añadir velas o veladoras.
Frente al altar se invita a rezar el santo Rosario y la oración de nuestra Señora de los Dolores que dice así:
“Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo compartiera con él, de pie junta a la cruz, sus sufrimientos, haz que todos nosotros, asociados con la Virgen en la pasión de Cristo, participemos también en la gloria de la resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo”.
Además otras oraciones y cánticos en honor de santa María que conozcan las personas que asisten.
Fuentes:
- http://www.santamariaelemosina.it/blog/2012/03/1876
- http://catholicvs.blogspot.com/2011/04/las-velaciones-dan-comienzo-la-semana.html
- https://www.aquinasandmore.com/blog/with-holy-week-approaching-lets-turn-to-our-lady-of-sorrows/
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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