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Indicaciones prácticas para que transformes el dolor en bendiciones.

Es necio pensar que pasarás en la vida sin problemas y sufrimientos.

Tendrás problemas grandes y chicos, y sufrimientos acordes, no los puedes evitar a priori. 

Y la mano de Dios estará en cada uno, lo mismo que en tus alegrías.

Pero el sufrimiento es un tema tabú para nuestra generación qué cree que lo más importante en la vida es no pasar por tribulaciones.

Sin embargo, como nadie escapa al sufrimiento y a las tribulaciones, el enfoque sensato debería ser comprender cómo manejar los sufrimientos para que no sean en vano, que no se repitan y además dejen sus buenos frutos. 

Aquí hablaremos sobre los 7 principios que debes considerar para manejar los dolores en los momentos de sufrimiento, para que el dolor no haya sido en vano y se convierta en un torrente de gracias.

Si nos preguntamos cómo salir rápidamente del dolor, el sufrimiento, y del problema que nos vino, sin cuestionarnos porque Dios lo dejó pasar, y que quiere que aprendamos, entonces nos estamos preparando para tener sufrimientos cada vez más grandes y sin provecho.

Estamos llamando al sufrimiento, porque no sacamos la enseñanza que Dios quiso darnos, para que modifiquemos aspectos de nuestras vidas, para luego darnos muchas bendiciones adicionales. 

Seamos realistas, todos vamos a enfrentar crisis en nuestras vidas.

Todo el mundo se enfrenta a la igualdad de la tragedia, sólo que en diferentes formas.

Aunque muchos sufrimientos no son visibles. 

Por mucho que podamos, nunca llegaremos a un estado perfecto donde todo va genial según nuestro concepto.

Puedes hacerlo por uno o dos días, incluso una semana, pero a menudo un buen día es seguido por un día de prueba.

Pero el criterio del mundo actual es que todo lo que me duele está mal, cualquier cosa que me lastima está equivocada.

Entonces nos preguntamos ¿por qué a mí? ¿por qué la vida es injusta?

Nos cuestionamos ¿por qué Dios está en silencio cuando le pedimos que haga cesar nuestro sufrimiento?

Y raras veces nos preguntamos ¿para que Dios nos ha dejado pasar esto?

Incluso hay algunos que ideologizan su intolerancia evadiendo pensar en las verdaderas causas de sus problemas, diciendo que siempre es el maligno que está actuando cuando les viene un problema, sin siquiera considerar que Dios lo dejó pasar y que tiene sus razones de haberlo hecho.

El maligno siempre está cuando en nuestros problemas o cuando sufrimos, básicamente exacerbándolos, pero también Dios está presente.

Difícilmente comprendemos que cada dolor, cada sufrimiento, es un mensaje, es un momento de prueba para avanzar.

Que nos permite revisar nuestra vida, si lo tomamos como un aviso.

A veces nos impacientamos con Dios porque no hace las cosas de acuerdo al plan que suponemos tiene para nosotros.

Creemos que Dios está ausente. Creemos que Él está en las alturas y no se ocupa.

¿Qué he hecho para merecer esto? decimos, ¿Qué hice mal? ¿Hay algo malo por lo que Dios me está castigando?

Dudamos y hasta a veces dejamos de orar. 

Cuando la oración es lo que nos permite comunicarnos con Él y preguntarle qué es lo que está pasando. 

Aunque no es fácil comprender cuál es el mensaje de Dios, esa es la tarea que debemos hacer para quitarnos de encima el origen real y último que produjo el sufrimiento.

Debemos incorporar que cuando las cosas no parecen salir como suponemos que deberían, es porque tal vez no comprendamos del todo las intenciones y los caminos de Dios para con nosotros.

Y el esfuerzo por lo tanto debe estar en tratar de comprender qué nos quiere decir.

Estas incomprensiones no nos pasan solamente a nosotros sino que grandes profetas las han tenido, como Moisés, que estaba tan frustrado con los israelitas, que pidió al Señor que lo relevara de la función que le había dado.

O el profeta Elías, que pidió a Dios que le quitara la vida porque estaba siendo perseguido por la reina Jezabel.

Siempre debemos tener presente que Dios siempre está ahí cuando lo dejamos cerca, incluso cuando nos encontramos con los mares rugientes.

Es por eso que queremos darte 7 principios que debes tener grabados a fuego cuando te venga algún problema o sufrimiento, con el objetivo de que no sufras más de lo necesario y le saques el mayor provecho a esa situación.

Lo primero cuando te venga un problema es no sobre reaccionar.

Al igual que el miedo, la reacción excesiva otorga poder al mal.

La mayoría de las veces los problemas están en nuestra mente solamente, entramos en pánico y nos hacemos una película sobre como seguirá. 

A veces también deseamos insistentemente e irreflexivamente algo que no nos conviene y sufrimos porque no nos llega, sin considerar que tal vez no sea bueno para nosotros. 

Y otras veces los problemas son reales y son cosas que debemos enfrentar buscando el auxilio de Dios, pero siempre con nuestra gestión, porque Dios no nos resolverá nuestros problemas mientras nos mantenemos cruzados de brazos.

En todos los casos es bueno recordar que siempre vendrá un día mejor, con fe siempre sucede.

Si tienes una «cuenta bancaria» de oración y sacramentos, si has buscado la cercanía a Dios, Él suavizará el golpe, te ofrecerá Su protección.

Además, ¿cuántas veces en nuestra historia hemos pasado por supuestos problemas que al final no eran tales y se fueron solucionando con tranquilidad? 

La segunda recomendación es admitir con realismo que Dios permite las pruebas con alguna intención.

No hay que considerar automáticamente que Dios nos quiere castigar, sino que en su infinita misericordia nos está dando la oportunidad para solucionar cosas de nuestra vida, para nuestro bien, y nos dará la fuerza para soportar la prueba.

Piensa en esto como si fuera el sistema inmunológico, que se fortalece a medida que se combaten las enfermedades.

Las pruebas vienen a fortalecernos espiritualmente y hacernos más fuertes frente a los ataques del mundo y de satanás.

La tercera recomendación es tomar los problemas uno a la vez,  o sea descomponer el problema en diversas partes para comprender lo que sucede en realidad.

Porque a veces las crisis no vienen con un solo problema, sino que nos llegan varios problemas unidos simultáneos, lo que nos hace más difícil reaccionar. 

Debemos pensar cómo afrontarlos uno a uno, con realismo, sin poner la cabeza debajo de la arena como el avestruz, poniendo la gestión de nuestra parte y también pidiendo a Dios su ayuda.

La cuarta recomendación es confiar, a pesar de todo confiar en Dios.

A pesar que no percibamos una respuesta de Dios, seguir confiando, porque Él está allí y siempre quiere lo mejor para nosotros.

Puedes estar desanimado o tener dudas en esos momentos.

Quizás no puedas entender lo que Dios está haciendo y por qué lo está haciendo.

Pero tu falta de comprensión no te puede llevar a descreer de la existencia de Dios o de las intenciones que Dios tiene para con nosotros.

Si esto te sucede es porque el maligno está actuando, porque él tratará de usar tu sufrimiento para alejarte de Dios.

La quinta recomendación es practicar la alegría, la alabanza y la oración.

Debemos orar tanto para pedirle a Dios que nos saque de la prueba, como para preguntarle por qué nos ha venido esta prueba y que quiere de nosotros. 

Y aunque la alegría y la alabanza por sí solas no siempre solucionan los problemas, en muchos casos lo hacen, porque la alegría y la alabanza a Dios cambian la forma en que percibes y te enfrentas a los problemas. 

Siempre es bueno tener incorporado automáticamente que Dios es alegría y gracia, y no dolor. 

Es así de simple. Y no hay nada que pueda traer tanta felicidad.

La sexta recomendación es no desperdiciar los frutos del sufrimiento.

A veces tenemos que sufrir algo por un tiempo prolongado como por ejemplo una enfermedad o la muerte de un ser querido.

Estas son cosas inevitables que no podamos solucionar, pero las podemos mirar de diferentes perspectivas. 

No podemos hacer que nuestros sufrimientos sean en vano, debemos tomarlos como si fueran un acto de penitencia, debemos entregárselos al Señor, unir nuestros dolores y sufrimientos, cuando llegan, a la obra redentora de Jesucristo 

Como dice San Pablo entregarlos para completar lo que falta a la obra redentora de la Pasión de Cristo. 

Y la séptima recomendación es aprovechar estos momentos de dolor y sufrimiento para avanzar en los cambios que Dios quiere para purificarnos.

Porque si no nos purificamos no llegaremos a vivir la vida eterna que nos promete Dios.

O en el mejor de los casos deberemos pasar por una larga etapa de purificación en el purgatorio.

Dios quiere que aprendamos a obedecerle, por eso nos ha dado los diez mandamientos y muchas otras piezas de moralidad que podemos encontrar en el Antiguo y en el Nuevo Testamento

Él quiere que empecemos a vivir en la tierra a semejanza de Él. 

Por eso nos pone pruebas, dejando pasar sufrimientos para que avancemos.

Y estas pruebas no son castigos ni son cosas que suceden al azar.

Son advertencias que nos suceden para que reflexionemos sobre nuestras cosas, en esos momentos en que estamos débiles y temerosos.

Porque nuestra debilidad nos pone aptos para revisar nuestra relación con Él y que tan bien estamos caminando en lo que Él pide de nosotros.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar, sobre los 7 principios que deberías incorporar para cuando te lleguen problemas y sufrimientos, para no alargar la agonía y obtener bendiciones de ellos.

Y me gustaría preguntarte cuál ha sido tu experiencia cuando te han llegado sufrimientos, cómo los has manejado y cómo viste la mano de Dios en ellos.

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