Una de las hijas del modesto tintorero Jacobo Benincasa llegó a ser la Patrona de Europa e Italia.
La que luego sería conocida como Catalina de Siena, nació en la Roma de 1347, en el seno una familia piadosa de 23 hijos.
Tomó los hábitos dominicos, luego que su padre se convenció de su vocación al ver una paloma posada sobre su cabeza.
Se destacó como brillante predicadora e intercesora en grandes milagros.
Entre ellos, el regreso del Papa a Roma luego del exilio en Aviñón.
Durante 19 años se alimentó sólo con la eucaristía.
Fue nombrada Doctora de la Iglesia por Pablo VI.
Nuestra poeta Rosario de la Cueva le dedica este homenaje.
La Virgen de Siena
Existe, todavía, un aroma,
a flor de la Toscana,
en la calzada medieval,
que tú horadabas,
con la huella bendecida
de tus plantas.
Desde la ojiva de rosa y hierbabuena,
llamaba, a la caída de la tarde,
Madonna Lapa, a su hija predilecta:
¡Regresa ya a la casa, filla mía!
Da ya por hoy finalizada tu jornada.
Aroma a caridad, exhalan los harapos
de los mendigos,
y un dulce olor a espliego
desprenden, las purulentas heridas
que tus manos sanaran.
¡Ven hija!
Te aguarda la reconfortante luz del fuego,
y la cálida compañía de tus padres,
te aguarda.
Deja que bese las palmas de tus manos,
siéntate a compartir, nuestras viandas.
Descansa, después hija bien amada.
¡Que al alba, tu misión te aguarda!
Y serás una vez más,
la milagrosa medicina,
de los despojados,
¡Qué tanto amas!
¡Acércate Catalina!
¡Te veo tan cansada!
Reposa tu cabeza, en el regazo
marchito de tu madre,
¡cómo cuándo eras niña!
¡Y aún jugabas!
Nuestro Señor, que te ha elegido como esposa,
y ha traspasado sus llagas, a tus llagas,
¡Quiera dar consuelo al corazón penetrado de esta madre!
Amada filla mía, Catalina.
Luz y bálsamo de la eterna Siena.
Para ti y por ti ¡Santificada!
Rosario de la Cueva.
Rosario de la Cueva, de España, Poeta, Coordinadora del ciclo «La Rioja Poética» en el Centro Riojano de Madrid
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