Y también reparten la comunión.
Ha causado estupor, que masones declarados participen como delegados al Sínodo de la Sinodalidad de la Iglesia Universal en Filipinas, y la admisión de los obispos de que esa participación es creciente.
¿Qué está pasando con los masones y las autoridades eclesiásticas?
¿Estamos ante una nueva arremetida de los masones para infiltrar a la Iglesia, con el fin de que cambie su doctrina y así acompasarla a los valores del mundo?
Aquí hablaremos sobre la infiltración masónica en el Sínodo de la Sinodalidad, que se ha descubierto en Filipinas, y cómo se compagina con la nueva estrategia de las logias, adoptada desde la segunda mitad del siglo XX.
En marzo de 2023 se produjo un revuelo en Filipinas, porque salió a luz que dos masones, que además eran distribuidores de la Sagrada Comunión en la parroquia del Buen Camino, fueron delegados en las discusiones del Sínodo de la Sinodalidad de la Iglesia universal.
Lo cual se convirtió en un escándalo.
Por eso, el 24 de marzo, los obispos publicaron un comunicado, que por un lado, reafirma “la no aceptación de la masonería, dados sus graves errores” y añade que la pertenencia a la masonería conlleva penas canónicas.
Pero admiten que un número creciente de masones ha estado participando en liturgias y eventos católicos locales, incluidas las fases parroquial y diocesana del proceso sinodal global.
Aunque no explicaron el porqué de esa presencia.
Y por otro lado han dicho que las prioridades pastorales deben mostrar apertura a la situación de los católicos individuales ante cada caso.
Por lo que la no aceptación de la masonería se diluye.
Y se complicó aún más, porque el masón filipino Edward Cruz, residente en los Estados Unidos, ha dicho que hace unos 20 años, el padre William Justice, ahora obispo auxiliar de San Francisco, lo asignó para distribuir la Comunión, y todavía hace.
Esto revela que lo que pasa en Filipinas es solo la punta del iceberg.
En 1717, se había fundado la primera Gran Logia Masónica en Londres y al principio también se unieron los católicos.
Pero en 1738 Clemente XII prohibió a la masonería por promover el indiferentismo religioso.
Además en Italia, las logias masónicas de los Carbonari operaron como células revolucionarias contra los estados papales y llamaron a infiltrar la Iglesia para lograr un papa masón.
Desde Clemente XII hasta la promulgación del primer Código de Derecho Canónico en 1917, ocho papas emitieron encíclicas y bulas papales denunciando la masonería, e imponiendo una pena de excomunión automática para cualquier católico que se uniera.
La Iglesia veía que su mayor amenaza provenía de la promoción masónica de lo que hoy llamaríamos laicismo.
En algunos lugares, como los Estados Unidos, las logias masónicas se oponían abiertamente a la apertura de escuelas católicas, a la elección de católicos para cargos públicos, y respaldaban a candidatos y leyes anticatólicas junto con el Ku Klux Klan.
Y en general en todos lados promovían valores alejados de la moral católica, que hoy llamaríamos modernistas.
La infiltración en los altos cargos vaticanos se hizo evidente en la segunda mitad del 1900.
Recordemos el escándalo financiero de los años 70 y 80 que protagonizó el masón monseñor Paul Marcinkus, presidente del Banco del Vaticano.
Y la funesta actuación del masón Annibale Bugnini, secretario del departamento pontificio para el culto divino, el artífice de la actual misa, cuyo mayor logro fue cambiar la orientación del celebrante.
El sacerdote antes miraba a Dios, la cabeza de la comunidad miraba al Señor Todopoderoso.
Pero Bugnini crea la obra maestra de la masonería, dando una revolución de 180 grados.
Durante la Eucaristía, el celebrante ahora da la espalda a Dios y el hombre se convierte en el actor principal.
Una vez descubierta su filiación masónica, por la publicación de la Lista Pecorelli, que denunció a más de 180 cardenales y obispos miembros de una logia en Italia, fue desterrado como nuncio a Irán por Pablo VI.
Se había descubierto además, que el gran maestre de la Logia le pasaba una asignación mensual muy importante, y uno de esos cheques fue fotografiado y publicado en una conocida revista en 1975.
Pero tan peligroso como él fue el Cardenal masón Sebastiano Baggio, encargado de nombrar a todos los obispos del mundo, y que se lo vincula de alguna forma con la muerte de Juan Pablo I.
Estos pocos casos que hemos mencionados dan cuenta de que la infiltración masónica en la Iglesia no es una teoría de la conspiración.?
La masonería se defiende diciendo que no compite contra la Iglesia, que no es una religión, y que es solo una sociedad de hombres que valoran el compañerismo y la cooperación.
Sin embargo, el principal arquitecto de la masonería moderna, James Anderson, la definió en su constitución masónica de 1728 como “La religión en la que todos los hombres están de acuerdo”.
O sea que no sólo es una religión, sino que pretende ser la religión de todos, en competencia abierta con la Iglesia Católica.
Y en el grado 30 del rito escocés, por ejemplo, al masón se le presenta una calavera que lleva una tiara papal y se le dice que representa la tiara del pontífice cruel y cobarde, y es por tanto la corona de un impostor.
Y debe apuñalar el cráneo con una daga, mientras que el candidato grita “Abajo el impostor, abajo el crimen”, antes de pisarlo.?
Pero los masones cambiaron de estrategia en la segunda mitad del siglo XX y eso confundió a varios obispos.
En 1917 por ejemplo, habían festejado los 200 años de la masonería, con carteles desplegados en el Vaticano, que decían que satanás reinará en el Vaticano y el Papa le servirá con uniforme de la Guardia Suiza, y mostraban a lucifer pisando la cabeza del Arcángel Miguel.
Pero en la segunda mitad del siglo XX optaron por una oposición en las sombras, lo que persuadió a muchos obispos que la masonería había cambiado.
Sin embargo, en la década de 1970, los obispos de Alemania entablaron un diálogo de seis años con los líderes masónicos locales, para examinar si había alguna razón por la cual no se debería permitir que los católicos se unieran a la masonería.
Su conclusión fue que había muchas razones por las que la masonería seguía estando en desacuerdo con la fe católica y concluyeron que «los masones esencialmente no han cambiado».
Sin embargo, cuando se promulgó el nuevo Código de Derecho Canónico en 1983, no hubo una mención explícita a la masonería, que antes la nombraba explícitamente, adjuntándole una excomunión automática a los miembros.
Y muchos asumieron que las cosas habían cambiado.
Entonces, la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió una aclaración, diciendo que “el juicio negativo de la Iglesia con respecto a la asociación masónica permanece sin cambios, y la pertenencia a ella permanece prohibida”.
Y agregó,
“Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas se encuentran en estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión”.
De modo que unirse a una logia es en realidad un doble pecado.
Uno, inscribirse en una asociación prohibida, que debe ser castigada con una «pena justa», y dos, cometer un acto de herejía, que tiene una excomunión automática adjunta.
Sin embargo, en el caso de Filipinas ha salido a luz que masones declarados reparten la comunión en las misas, y participan como delegados al Sínodo de la Sinodalidad, y que es creciente su participación según los obispos.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre cómo los masones participan dentro de la Iglesia Católica, y parece que en forma creciente, a pesar de que está prohibido.
Y me gustaría preguntarte si crees que es una casualidad que los católicos masones participen en las deliberaciones del Sínodo de la Sinodalidad o es una estrategia para cambiar la Iglesia desde adentro.
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Quien escribe la nota habla al principio de Iglesia Universal en Filipinas, y esta seudo iglesia, que proviene de Brasil, y se ha extendido a casi todo el mundo, no es católica, es una secta, siendo sus pastores caracterizados por tener una vida muy fastuosa, llena de lujos asqueantes, su lema es «Pare de sufrir».Muy diferente es la Iglesia Católica en Filipinas, no mezclemos. Es cierto que existen obispos y cardenales que son afines a la masonería como cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura y de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, quien en una nota al maestro mayor de la masonería italiana los trata de “Cari fratelli massoni”, “queridos hermanos masones».Serán hermanos de él, pero mios y de la mayoría de los católicos estoy segura que no lo son.
También esta el el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, muy afín al Nuevo Orden Mundial. O sea que muchos están ya dentro del Vaticano.