La medicina de Santa Hildegarda de Bingen es una combinación perfecta de ciencia y espiritualidad para una vida saludable.
La medicina moderna ha demostrado ser razonablemente eficiente en curar enfermedades.
No se lo puede negar, más allá de críticas sobre algunos grandes errores, especialmente en los últimos años.
Pero hay un punto anterior a la enfermedad.
¿Cómo no caer en una enfermedad? ¿Cómo prevenirla?
Y para lograr esto, Santa Hildegarda de Bingen ha recibido visiones sobrenaturales para llevar una vida que evite la enfermedad.
Conocimientos que hoy han sido corroborados por la ciencia y ya empiezan a formar parte de la moderna medicina de la prevención.
Y lo serán aún más en un futuro cercano, debido al creciente cuerpo de investigaciones científicas en universidades.
Aquí hablaremos sobre los conocimientos sobrenaturales que le fueron dados a Santa Hildegarda de cómo mantenerse razonablemente sano y esquivar las enfermedades.
Santa Hildegarda fue una monja benedictina del siglo XII, a quien se le atribuyen numerosos conocimientos en medicina y salud, así como visiones y profecías.
Y también se destacó por sus canciones y composiciones musicales.
Actualmente está de moda su enfoque sobre la salud, que no colide con la medicina tradicional de base científica, sino que es un complemento.
Santa Hildegarda fue informada sobre la importancia del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, para mantener la salud.
Y la medicina moderna está descubriendo cada vez más, que las enfermedades se originan en desequilibrios en la persona.
Hoy los médicos ya conocen cómo la psiquis ayuda a curar o a desarrollar enfermedades, e incluso se refieren a enfermedades psicosomáticas.
Pero ya en el siglo XII Santa Hildegarda tuvo visiones sobrenaturales sobre la influencia de los estados emocionales y espirituales sobre la salud.
Consideraba que las emociones negativas, el estrés, el descuido espiritual y el alejamiento de la creación, podían afectar el bienestar general.
Y abogaba por la importancia de mantener una mente tranquila, una vida espiritual equilibrada y una dieta sana apoyada en la creación.
¿Quién fue esta mujer?
Santa Hildegarda es una santa alemana canonizada y nombrada en el 2012, como una de las cuatro mujeres doctoras de la Iglesia.
Mística, compositora, filósofa, científica, médica, abadesa, teóloga, llevó a cabo la premisa benedictina “ora et labora”.
Nació en 1098 en una familia noble.
Y a lo largo de su vida tuvo visiones sobrenaturales, comenzando a los tres años.
Sin embargo se guardó estas visiones hasta los cuarenta y dos años.
Estas visiones a veces iban acompañadas de enfermedades, dejándola postrada en cama.
A la edad de cuarenta y dos años, Hildegarda tuvo una visión que la instó a escribirlas.
En 1147 la iglesia celebró un Sínodo en Trier y allí el Papa Eugenio III examinó una parte de su libro de visiones Scivias.
Lo aprobó y la animó a continuar compartiendo sus visiones, con lo que su producción escrita aumentó dramáticamente.
Sus libros estrictamente sobre temas de salud fueron Physica y Causae et curae, aunque la salud fue un tema en todos sus escritos, incluidas sus obras de profecías.
En sus textos atribuyó que la «Luz de Dios» le mostraba la relación entre la salud y la virtud.
Santa Hildegarda reconoció tres centros en la persona que deben conservar cierto equilibrio para la salud: el centro del cuerpo, el centro del alma y las emociones, y el centro del espíritu y la fe.
Estos 3 centros trabajan en completa unidad, y toda curación debe proporcionar una recuperación del equilibrio entre ellos.
A esta santa benedictina le fueron reveladas hace casi 9 siglos que las enfermedades son señales que nos da nuestro cuerpo para indicarnos que hay algo en nuestra vida que no está en equilibrio y debemos buscar sus causas y tratarlas.
La enfermedad surge por la ausencia de armonía con lo divino y la creación.
Y para ello propone poner una atención integral en 4 campos para alcanzar el equilibrio que necesitamos para estar sanos.
Uno es el campo espiritual, que se trata de nuestra relación con Dios, y reconocer que no podemos controlar todo lo que nos sucede sino que dependemos de la voluntad divina.
Otro campo es nuestra relación con la creación.
Por un lado, con lo natural, es decir, la naturaleza, los animales y el medio ambiente. Y por el otro, con el prójimo, o sea con nuestra familia, amigos, colegas.
Un tercer campo es el psíquico, donde se encuentran nuestras emociones, las virtudes y los vicios.
La santa decía que en una persona virtuosa hay más salud, y que en una persona viciosa hay más fuentes de enfermedad.
Y el cuarto campo es el corporal, en el que está centrada la medicina convencional, y se refiere a nuestra relación con la alimentación, los hábitos como el dormir, la actividad física y todo lo que respecta a nuestro cuerpo.
Para encontrar el equilibrio debemos empezar a conocernos mejor y hacernos preguntas sobre cómo es nuestra relación con estos 4 campos.
Podemos hacerlo en un ambiente tranquilo, frente al Santísimo Sacramento.
Podemos pedir en oración a Dios que nos ayude a encontrar las causas de los desequilibrios dentro nuestro y de nuestras enfermedades.
Y si estamos con alguna enfermedad, debe ir acompañado de la visita al médico.
Y son muy valiosas sus seis reglas de oro para tener buena salud, que se pueden resumir así: que tu comida sea tu medicina; procura sacar los remedios de la naturaleza; ten un equilibrio entre el sueño reparador y una actividad adecuada; distribuye tu trabajo en una justa proporción con tu relación con Dios; desintoxícate de las toxinas que afectan tu salud; y conócete a ti mismo.
Respecto a que tu comida sea tu medicina, se refiere a la necesidad de comer sano y equilibrado, y ser mesurados y vigilantes en nuestras comidas y bebidas.
Aquí juega un papel muy importante la templanza para controlar nuestras comidas y no caer en tentaciones.
Respecto a procurar los remedios que proporciona la naturaleza, se refiere al uso mesurado de los compuestos químicos e invita a la práctica de medicina sana o natural.
A la vez que nos llama a una mirada contemplativa de la naturaleza, donde podemos descubrir la presencia del creador.
Respecto al sano equilibrio entre el sueño y la actividad, establece la necesidad de equilibrio entre trabajo, descanso y esparcimiento, para gozar de buena salud.
Es fundamental el propiciar momentos de descanso personal, hacer deportes, no descuidar la oración, tener un sueño reparador.
Este es el sentido de la premisa benedictina “ora et labora».
El orar nos recuerda que somos ciudadanos del cielo en unión y comunicación con nuestro Creador y Señor.
Y el trabajar debe llevarnos a contemplar que estamos llamados a instaurar el Reino, con nuestro esfuerzo.
Respecto a la desintoxicación se refiere a la limpieza del cuerpo y del sistema inmunitario.
Santa Hildegarda recomienda hacer en la semana alguna monodieta para poner el cuerpo en reposo, evitando alimentos demasiado pesados.
Y recomienda la práctica del ayuno, porque nos ayuda a tomar consciencia de qué nos estamos equivocando, y descubrir cómo podemos mejorar nuestros hábitos para mantener una buena salud física, psicológica y espiritual.
Y respecto a conocerse a sí mismo se refiere a transformar tus rasgos psicosociales negativos en actos generosos de amor.
Estos actos te llenarán de alegría espiritual y vitalidad.
Y transformarán tus tendencias negativas que tanto afectan tu diario vivir personal y comunitario.
Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre el conocimiento sobrenatural que tuvo Santa Hildegarda de Bingen de cómo mantener nuestra salud y no caer en enfermedades.
Y me gustaría preguntarte si estás tratando de aplicar algunas de estas recomendaciones de Santa Hildegarda para vivir más saludablemente, cuáles de ellas, y con cuáles estás luchando.
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