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¡Descubre el Poder Oculto de los Aceites Sanadores! Cómo Conseguirlos y Prepararlos

Los Aceites Sanadores Católicos: cuales son, como se consiguen, como se preparan.

¡Bienvenidos queridos hermanos!

A los que siguen diariamente el trabajo de este equipo y a los que se incorporan ahora.

Hoy queremos hablar sobre la larga tradición católica de los aceites sanadores. 

En Marcos 6 se registra que Jesús pidió a los Apóstoles que usaran aceite para hacer curaciones milagrosas. 

Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, a predicar el Evangelio y a sanar, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros.

La curación fue a través de la aplicación de aceite, como se narra en el Evangelio de Marcos 6:13, «ungieron con aceite a muchos que estaban enfermos y los curaron», dice.

Desde ahí deriva la tradición de los aceites sanadores.

Aquí hablaremos sobre los distintos tipos de aceites sanadores que hay en la tradición católica, cómo es que efectivamente sanan, donde conseguirlos, y cómo incluso puedes prepararlos.

Estos aceites, de los que vamos a hablar, son sacramentales que han hecho muchas curaciones milagrosas a lo largo de los siglos.

A menudo, se recolectan en las tumbas de los santos, o se crean al poner una reliquia de primera clase dentro de una tina de aceite, o frente a la imagen de un santo. 

Y también hay aceites creados con ingredientes de la naturaleza, que han sido recomendados en revelaciones privadas para curar.

Y están los aceites institucionales de la iglesia, por ejemplo los que bendicen los obispos el jueves santo: el Santo Crisma, el Óleo de los Catecúmenos y el Óleo de los Enfermos.

Pero es fundamental tener en cuenta que no es el aceite el que cura, sino el poder de Dios a través de la intercesión de la Iglesia o un santo.

Lo mismo sucede con el agua que brota de la fuente de Lourdes, o en otros lugares de apariciones. 

Se les atribuyen grandes poderes curativos, pero no es el agua la que sana como tal, sino que la Virgen ha dispuesto esas fuentes para traer gracias, a quién acuda con fe.

Hay una variedad de aceites tradicionales católicos asociados a Santos, con fuertes evidencias de ser sanadores.

Está el famoso aceite de San Nicolás, el santo que dio inicio a la tradición de Santa Claus o Papá Noel.

Sus reliquias se encuentran en Bari, Italia. 

Y de su tumba gotea un aceite que se recoge cada año el 9 de mayo y se distribuye entre los fieles.  

A veces se lo llama “maná” y, desde hace cientos de años se recoge, se mezcla con agua bendita y se embotella en pequeños frascos de vidrio decorados con iconos del santo, y se da a los fieles.

Algo similar sucede con el Aceite de Santa Walburga.

Desde hace mil años, una humedad misteriosa se acumula cada año en las reliquias de Santa Walburga, en la abadía de Alemania donde reposan. 

Este aceite de Walburga se considera un signo de su intercesión continua. 

Se recoge y se da a los peregrinos. 

Y las curaciones atribuidas a la intercesión de Santa Walburga son abundantes.

Otro es el Óleo de Santa Teresita de Lisieux.

Las reliquias de primera clase de Santa Teresita de Lisieux se sumergen en una tina de aceite de rosas, mientras se rezan oraciones de intercesión sobre ella. 

Este aceite se ha distribuido por todo el mundo y ha sido fuente de milagros.

También está el Aceite de Santa Ana.

Este aceite proviene de una lámpara que se quema frente a la tumba de Santa Ana. 

El aceite es bendecido por un sacerdote y luego se distribuye por todo el mundo. 

Muchos afirman curaciones milagrosas a través de él.

Otro es el Aceite de San Charbel que se exuda de su tumba en el Líbano.

Y se han producido abundantes milagros atribuidos a la intercesión del santo. 

Tenemos también el Aceite de Santa Filomena.

El 10 de agosto es bendecido, por el obispo local, el aceite en el Santuario de Santa Filomena, en Italia, donde descansa su cuerpo . 

El aceite está cerca de sus reliquias cuando es bendecido, y luego se distribuye a los peregrinos.

Este sacramental de Santa Filomena tiene una larga historia de interceder por casos desesperados y muchas curaciones.

Y en el jardín del Huerto de los Olivos, en Tierra Santa, custodiado por los frailes franciscanos, dan un pequeño frasco de aceite, como un sacramental para sanaciones, producido por esos mismos árboles que vieron a Cristo sudar sangre, 

Y en esa tradición tenemos el aceite que se popularizó por la obra que hizo San André Bessette en Quebec, con el aceite de San José. 

Este humilde portero de una congregación canadiense es considerado el que ha logrado más milagros por intercesión de San José en cualquier época.

El aceite llegó a sus manos por una revelación privada de San José.

La imagen de San José tenía unas lamparitas de aceite, y cuando estas se iban a terminar, San André colocaba ese aceite en un contenedor más grande. Y rellenaba la lámpara.

Luego envasaba el aceite en frasquitos pequeños y los consagraba a San José poniéndolos debajo del altar de San José, pidiendo su intercesión.

Y después los repartía entre los enfermos. 

Y también tenemos los aceites que usan ingredientes de la naturaleza.

Uno es el Aceite de San Rafael, que consiste en hervir ¼ litro de aceite con 30 pétalos y una rosa completa. 

Y se debe rezar el credo, tres veces el gloria y la oración siguiente: 

“¡Oh Madre de Dios, María Rosa mística! Concédeme junto con el arcángel san Rafael, el ángel de la sanación de Dios, la gracia de sentir un profundo dolor por mis pecados e implorar ante Dios, para que Él me conceda el auxilio divino ante mi actual enfermedad.”

Otro de los aceites populares es el llamado también de San José por el hermano Agustín del Divino Corazón. 

El cual se hace poniendo siete rosas, azucenas o lirios, y el aceite, frente al altar del santo Patriarca San José. 

Al pasar los siete días se ponen los pétalos a hervir con el aceite por siete minutos.  

Y se recomienda rezar la corona de los siete gozos a San José al usarlo y también consagrarse al santo patriarca.

En la época del Covid 19 se popularizó también el «Aceite del Buen Samaritano». 

Se dice que mejora el sistema inmune y protege de infecciones como la gripe y los virus.

Se le llama también «Aceite de los Ladrones», porque está asociado con la leyenda de cuatro ladrones que robaban los cuerpos de las víctimas de la peste bubónica, pero lograron escapar de la infección usando este aceite.

Sus ingredientes son un aceite base, que puede ser oliva, almendra, coco u otro, y 5 aceites esenciales: limón, romero, canela, eucalipto y clavo de olor.

Y aplicando toda esta rica tradición de los aceites sanadores, tú también puedes crear un aceite sacramental.

Usa una lámpara de aceite o una llamada vela infinita, cuyo combustible sea aceite de oliva, que nos recuerda la amarga pasión de Jesús en el huerto de Getsemaní. 

Pon la lámpara frente a un altar de Jesús en el huerto, o la Virgen o San José, o de la advocación que quieras; y la enciendes.

Luego vacías el aceite en un frasquito y lo llevas a bendecir por un sacerdote, si encuentras uno disponible.

Porque también es un recurso para utilizar en los momentos de persecución y cierre de las iglesias.   

Y usarás este aceite para curaciones y bendiciones.

Bueeeno hasta aquí lo que queríamos contar sobre los aceites sanadores que existen en la tradición católica.

Y me gustaría preguntarte si has usado alguno de ellos y si conoces alguno más de los que hemos mencionado.

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¡El Mayor Milagro de Lourdes! Un lugar que Desafía las Leyes de la Naturaleza

Los Misterios Ocultos de las Aguas de Lourdes, que surgieron en la aparición de Nuestra Señora a Bernardita Soubirous.

En febrero de 1858, la Virgen María se apareció a la niña Bernardita Soubirous de 14 años, 18 veces en total, en la gruta de Massabielle en Francia.

Ella diría que era tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volver a verla.

A partir de ahí, Lourdes se ha manifestado como un gran centro de sanaciones y hay cientos de santuarios y grutas dedicados a la Virgen de Lourdes en el mundo.

El santuario de Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo.

Ocho millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.

¿Cómo comenzó esto?

El 11 de febrero de 1858, Bernardita, una niña extremadamente pobre, estaba junto con su hermana y una amiga recogiendo leña y ramas secas para calentarse en el invierno. 

Cuando levanta la cabeza, vio a una señora que llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie. 

Instintivamente, hace la señal de la cruz y reza el rosario con la señora, luego la señora desaparece.

La segunda aparición fue el 14 de febrero, tres días después. Bernardita le echó agua bendita para descartar cualquier posibilidad de que fuera un demonio y la señora le sonríe y desaparece.

El jueves 18 de febrero, en la tercera aparición, la señora le habla por primera vez y le hace esta promesa: «No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro»

Luego le pide que vuelva durante 15 días. 

Sucedieron cuatro apariciones más y cada vez más gente iba a acompañar a Bernardita, quien se refería a la señora como «Aquero», que en el dialecto de la zona quería decir «aquel» o «aquella».

En la aparición del 24 de febrero, Nuestra Señora le pide que ruegue a Dios por los pecadores y que bese la tierra en penitencia por ellos. 

En la siguiente aparición, el jueves 25 de febrero, es cuando aparece la fuente de agua milagrosa que es la que surte desde ese momento el santuario de Lourdes. 

La Virgen le dijo que excavara en una parte fangosa de la gruta y Bernardita hizo cuatro intentos, al final consiguió sacar agua y pudo verla. 

La Virgen le pidió que comiera la hierba fangosa que había sacado en penitencia por los pecadores.

En la aparición del 28 de febrero, ya había más de 1000 personas acompañando a Bernardita, quien antes de ingresar a la gruta pisa la tierra y se arrastra de rodillas en señal de penitencia. 

Luego de esta aparición, el juez la amenaza con meterla a la cárcel y aquí ya vemos la intervención de la masonería. 

En la aparición del primero de marzo, se ve por primera vez a un sacerdote entre las personas que acompañaban a Bernardita y ese día se materializa el primer milagro. 

Catalina Latapié tenía un brazo dislocado, lo moja en el agua del manantial y se recupera instantáneamente.

En la aparición siguiente, el martes 2 de marzo, la señora le pide: «Vete a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que vengan en procesión». 

Bernardita se lo comunica al párroco Peyramale, pero éste le pide pruebas, especialmente quiere saber el nombre de la aparición y en realidad no la trata muy bien.

En la aparición del 25 de marzo, aparecen las pruebas. Nuestra Señora le dice a Bernardita: «Soy la Inmaculada Concepción». 

Solo cuatro años antes, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción. 

Bernardita no tenía idea de lo que significaban esas palabras, pero el párroco quedó conmovido por esa prueba.

En 1862, cuatro años después de las apariciones, el obispo aprobó el carácter sobrenatural de las apariciones. 

En 1873, ya estaba inaugurada la primera basílica y diez años después la siguiente, y en 1901 se construyó la Iglesia del Rosario, que es la más grande y la más conocida. 

Se estima que cada año pasan por la gruta 8 millones de personas y la ciudad de Lourdes, que tiene apenas 15,000 habitantes, tiene la friolera de 270 hoteles para albergar a los peregrinos. 

Hoy, el santuario de Lourdes es el gran centro de curación de la Iglesia Católica. 

Sus aguas manifiestan un notable poder curador y la Iglesia Católica ha documentado 7000 casos de curas inexplicables.

Pero solo ha declarado el uno por ciento de los casos como milagros, porque las exigencias para decidir si una curación es milagrosa son muy altas.

Sin embargo, Lourdes ha tenido frecuentes ataques de la masonería que no admiten estas curaciones. 

Incluso en varias ocasiones, las autoridades civiles llegaron a prohibir a los peregrinos tomar agua de la fuente. 

Recién en 1878, 20 años después de las apariciones, la jerarquía católica formó la Oficina de Comprobaciones Médicas para determinar si una curación es científicamente explicable o no. 

Esta comisión está compuesta por cientos de médicos de todo el mundo, muchos de ellos ateos, quienes analizan los estudios que se presentan descartando desde el pique cualquier componente nervioso, porque podría tratarse de enfermedades producidas por histeria o simulaciones. 

También toman en cuenta solamente aquellas curaciones que son instantáneas, es decir, sin convalecencia. 

Por otro lado, el trámite no es muy sencillo, hay posibles milagros que no se declaran y por lo tanto no se estudian.

Si un solo médico de la comisión tiene dudas sobre alguna interpretación de algún análisis, automáticamente el caso es desechado.

Los criterios que se utilizan para una posible cura inexplicable es que la enfermedad debe ser grave y con pronóstico irrevocable, debe ser de causa orgánica o de lesiones físicas, no debe haber ningún componente psiquiátrico ni ningún otro tratamiento previo para la cura. 

La curación debe ser repentina e instantánea y restauradora de todas las funciones, duradera y sin convalecencia. 

Impresionantes exigencias, ¿no? Por lo tanto, los milagros son verdaderos milagros.

Sin embargo, hay un fenómeno aún más milagroso que estos milagros: es la propia agua de Lourdes. 

En Lourdes hay dos salidas de agua de la fuente y el agua fluye a través de dos piscinas, una de hombres y otra de mujeres, en las que el agua se cambia dos veces al día. 

En estas piscinas se sumergen las personas con heridas, úlceras cutáneas, infecciones, etc., todo tipo de enfermedad, por lo cual hay en la piscina una enorme cantidad de microorganismos patógenos. 

Pero aun así, quienes se sumergen en esa agua o incluso la beben, no se enferman.

El doctor Auguste Vallé tomó una muestra de las aguas en 1928 y encontró muchísimos microbios como estafilococos, estreptococos, cocobacilos, colibacilos, etc., portadores de graves patologías, y con esta agua inyectó a animales de laboratorio. 

La reacción de esos animales fue neutra, no enfermaron y seis meses después no se les encontró ninguna lesión patológica. 

Pero además, seis años después replicó el estudio, hizo el mismo estudio y obtuvo los mismos resultados. 

Y en 1936 amplió la investigación tomando muestras del agua del río Sena y los exámenes revelaron la presencia de las mismas bacterias encontradas en la piscina de Lourdes. 

Sin embargo, con esta agua inyectó a seis ratones de laboratorio y tres murieron a las pocas horas. 

Increíble, ¿no? Por lo tanto, concluyó que el agua de Lourdes es inocua a fines higiénicos a pesar de contener bacilos peligrosos.

A partir de ahí, una declaración de 300 médicos que firmaron que las leyes microbiológicas y patológicas están inexplicablemente suspendidas en las piscinas de Lourdes. 

Un gran milagro, ¿no?

En Foro de la Virgen María hemos publicado un par de artículos sobre las apariciones de Lourdes y los milagros de sanación que ha habido allí. 

El link te lo dejo en la descripción de este video de YouTube. 

Me gustaría también conocer tu opinión sobre esto que hemos hablado.

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Un Recorrido por el Santuario de Lourdes en Francia https://forosdelavirgen.org/el-santuario-de-lourdes-en-francia-la-gran-peregrinacion-de-curacion/

La Historia más Completa de Nuestra Señora de Lourdes, Francia https://forosdelavirgen.org/nuestra-senora-de-lourdes-francia-11-de-febrero/

La Impresionante Historia de Bernardita Soubirous, la Vidente de Lourdes https://forosdelavirgen.org/la-vida-de-santa-bernardita-vidente-de-lourdes-francia-11-de-febrero/

El Rosario: tu Armadura Secreta para el Final de los Tiempos ¿por qué? https://forosdelavirgen.org/rosario-armadura-final-tiempos/

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Revelación de la Virgen María: Cómo Sanar de Raíz el Mal que Ataca a tu Familia

Cómo introducir la gracia para sanar los pecados que se arrastran de hace tiempo entre las generaciones de tu familia.

Así como el pecado se puede transmitir de generación en generación, la gracia también.

La oración del Magníficat de la Santísima Virgen muestra la profecía de la distribución de la gracia de Jesús, desarrollándose a través de las generaciones.

Y establece que esa gracia es de carácter sobrenatural y no es solamente la difusión de la bondad; o sea que es el Espíritu Santo quien la otorga y la mantiene.

Aquí hablaremos sobre cómo el mal se distribuye de generación en generación a través de los distintos traumas, cómo se puede cortar esa progresión, y cómo generar un círculo virtuoso en la familia, para difundir la gracia de Dios, que termine afectando a toda la civilización. 

Los católicos nos hemos quedado enfrascados en la discusión de si existe o no el “pecado generacional» y el castigo que pasa de generación en generación.

Cuando Yahveh le dice a Moisés que el pecado se castigará incluso hasta la tercera y cuarta generación, en Éxodo 20, suena como si estuviera castigando a los hijos, nietos y bisnietos por los pecados de sus antepasados.

Esa era la expectativa en el primer siglo.

Que fue quebrada cuando los discípulos le preguntaron a Jesús, si fue su pecado o el de sus padres lo que causó su ceguera a un hombre. 

Entonces Jesús responde que ese mal físico no es una maldición generacional, sino más bien algo permitido para que las obras de Dios se manifiesten en él, Juan 9.

Jesús cuestiona que Dios se esfuerce en castigar físicamente a sus descendientes por los pecados de sus antepasados.

Pero no niega que el pecado tenga un aspecto generacional.

Y es evidente que hay consecuencias reales del pecado que no terminan con nosotros.

Cualquier padre sabe que sus hijos aprenden tanto de lo que hacen, como de lo que dicen sus padres.

La ira, la pereza, el orgullo, las adicciones y otros mecanismos negativos tienen difusión generacional. 

Un niño que repite las malas palabras de su padre, no está privado de libre albedrío, pero ciertamente su comportamiento es aprendido.

Y en este sentido, el pecado transmitido generacionalmente es un fenómeno real.

Los psicólogos hablan también de “trauma generacional”, en que las experiencias traumáticas de una generación se transmiten a las generaciones posteriores; quizás el ejemplo más típico sean las consecuencias del holocausto de los judíos.

Incluso algunos estudios científicos sugieren que el trauma puede tener impacto en los genes.

De modo que el libre albedrío y los problemas heredados, interactúan en forma compleja en el comportamiento aprendido de la mayoría de los adultos.

El Padre John Hampsch dice que no es realmente correcto decir que el pecado es contagioso o hereditario, sino que sólo las consecuencias del pecado son contagiosas o hereditarias.

Por ejemplo, un padre que fue abusado físicamente es más propenso a abusar físicamente de sus propios hijos.

Y un hombre tiene tres veces más probabilidades de morir por alcoholismo si su abuelo y su padre eran alcohólicos.

También dice que el demonio actúa dentro del árbol genealógico, consolidando los pecados que han estado causando problemas en generaciones anteriores.

Pero además tenemos casos como los que ha registrado el sacerdote de Uganda, padre Yozefu Ssemakula.

Señala por ejemplo que encontró a dos hermanos pequeños que eran sordos. 

Sugirió a los padres que rezaran la oración para romper ataduras generacionales.

Y el resultado fue que los oídos de los dos niños pronto recuperaron su audición. 

Por lo tanto la curación demostró que había un problema generacional.

Entonces el padre Ssemakula sugiere esta forma de enfrentar un problema que atormenta a una persona, primero tomar conciencia que podría haber un problema generacional. 

Segundo, identificar el pecado que está recorriendo las generaciones anteriores.

Tercero, purgar el mal traído a la familia y la debilidad moral, mediante el arrepentimiento y la confesión.

Cuarto, cancelar los acuerdos que se podrían haber hecho con el mundo de las tinieblas, renunciar a ellos, ordenar salir de la familia a satanás y profesar la fe en Dios. 

Y quinto, llenarnos del Espíritu Santo. 

Por lo tanto, hasta aquí queda claro que una cantidad de cosas que nos suceden tienen que ver con nuestro pasado, con los hechos que moldearon nuestra personalidad.

Y una de las promesas clave del Nuevo Testamento, implícita en el pasaje sobre el ciego y explícita en otros lugares, es que es posible poner fin a un ciclo de males generacionales.

Jesús reinterpreta la forma en que sus oyentes habían pensado sobre la paga del pecado, aclara cómo pensar acerca de la culpa del pecado y ofrece una manera de trascender patrones generacionales negativos repetitivos.

En lugar del pecado generacional, ofrece la transmisión de la gracia de generación en generación.

La gracia como herencia transmitida de un cristiano a otro a través del cuerpo de Cristo, específicamente a través de la familia.

Está bien liberar de ataduras generacionales, como hacen los carismáticos, a través de oraciones de liberación para lograr la reparación.

Pero la solución definitiva es buscar la transmisión de la gracia a través del árbol genealógico. 

Y esta idea de la gracia de Dios que pasa de generación en generación está claramente representada en el Magnificat, la oración que Nuestra Señora pronunció durante su visita a la prima Isabel, según Lucas 1.

María dijo, 

“Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación». 

María se regocija de las bendiciones de Dios y manifiesta que la misericordia de Dios se trasmite a sus fieles a través del linaje.

Así como desde la antigüedad el pecado se propagaba a través de la descendencia, y los padres transmitían el trauma y el pecado a través de su linaje, de una generación a la siguiente, ahora con la llegada de Jesucristo, aquellos que temen ofender a Dios, pueden transmitir la bendición de una generación a otra.

Es decir que el círculo vicioso que mantenía una familia, transmitiendo el pecado de generación en generación, ahora se puede convertir en un círculo virtuoso transmitiendo la gracia de Dios.  

¿Y qué quiere decir esto, cuál es su fortaleza?

No sólo Dios nos salva con Su gracia, sino que ahora podemos acudir al Espíritu Santo para alcanzar misericordia y hallar gracia, para momentos de necesidad en nuestra peregrinación en la Tierra.

No sólo podemos sanar las causas de nuestras tendencias negativas que vienen de nuestra familia, y podemos acudir a Dios para que nos ayude a liberarnos de ellas de forma sobrenatural.

Sino que además podemos transmitir la gracia de Dios en nuestra familia a través de las bendiciones que le pidamos a Dios permanentemente para ella.

Pediremos bendiciones a Dios para nuestra familia y luego las distribuiremos a través de hábitos morales, devocionales y de conducta adecuados, junto con la costumbre de recurrir al Espíritu Santo ante cada problema.

Es la formación de una cultura de apelar a la gracia de Dios, para que guíe a la familia y nos de la posibilidad de predicar con el ejemplo. 

Así pasaremos de una familia que transmite pecado de generación en generación, a una familia que transmite bendiciones de generación en generación.  

Y es la conciencia de la gracia de Dios la que debemos transmitir, para fomentar que las generaciones siguientes recurran permanentemente al auxilio sobrenatural de Dios, especialmente para conservar el círculo virtuoso en las generaciones futuras.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobreel plan de Dios para replicar la gracia de generación en generación y de esta forma recrearemos una cultura cristiana, partiendo de nuestro linaje.    

Y me gustaría preguntarte si ves que la gracia y los pecados se han ido trasmitiendo de generación en generación en tu familia o no. 

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Cómo Sanar la Enfermedad del Cuerpo y del Alma [los 10 mandamientos de la Sanación]

La sanación por la fe, la oración y la confianza en Dios.

Se supone que podemos hacer obras más grandes que Jesús, porque Él dijo «el que cree en mí hará las mismas cosas que yo hago y aún hará cosas mayores» Juan 14.

Pero dijo también,

«Yo soy la vid y ustedes las ramas. Si alguien permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada», Juan 15.

De modo que el Señor nos prometió que podemos hacer los mismos milagros de curación que se cuentan en la Biblia, si estamos fuertemente atados a Él.

En esto consiste la sanación, en la fe y la obediencia a Dios, tanto de parte del enfermo como de parte del que ora para que otro se sane.

Pero hay otra serie de elementos que debemos tomar en cuenta para las sanaciones.

Aquí hablaremos sobre los 10 mandamientos que hay que tomar en cuenta para la sanación.

El padre Robert de Grandis insiste en que los cristianos somos una comunidad y que debemos apoyarnos unos a otros.

Y colaborar en la sanación de otros es una de las tareas importantes. 

Para ello nos recuerda que hay 10 mandamientos para la sanación.

Que veremos de qué se tratan. 

Primer mandamiento: creer en que Dios quiere nuestra sanación.

Él quiere que todos los hombres estén sanos, saludables, íntegros en cuerpo, mente y espíritu, salvo algunos muy pocos casos.

Por ejemplo en algunos casos Dios utiliza la enfermedad para que la persona piense en su fragilidad y se convierta.

En otros casos, como por ejemplo en los estigmatizados con los signos de la pasión de Jesús, esas heridas, que el mundo considerará una enfermedad, son para mostrar la existencia de Dios y Su poder.

Pero en la mayoría de los casos Dios no quiere que las personas estén enfermas.

Y los Evangelios claramente lo expresan como una orden de lo que tenemos que cumplir, Él dijo a los apóstoles,

«Mientras vayan caminando, proclamen que el Reino de Dios está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, echen a los demonios», Mateo 10.

Algunos teólogos dicen que el Señor no sana a la gente enferma de hoy, que esto era solamente para las personas del siglo primero.

Sin embargo, podemos ver claramente hoy como la gente común y corriente tiene un entendimiento más profundo de la orden de Jesús, y acude a la oración con fe para sanar a otros, lo que también ayuda a nuestra sanación. 

Porque son claras sus promesas del poder sanador otorgado a los que creen, el Señor dijo en Marcos 16, 

«estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán».

Y esto nos trae al poder que Él dio a la Iglesia, el Segundo Mandamiento es: recibe los sacramentos frecuentemente para lograr la sanación.

El Señor dio a la Iglesia los siete sacramentos con el fin de salvarnos y sanarnos.

Y el centro de nuestra vida espiritual es la misa, la eucaristía.

Allí, en la plegaria del Padrenuestro suplicamos «líbranos del mal», este es un pedido de protección contra el mal físico y espiritual; y la mayoría de las veces el mal se expresa en mediante una enfermedad.

Y antes de la comunión decimos, 

«Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme».

La plegaria celestial nos está incitando a que nos abramos a su capacidad divina de darnos sanación.

Y Jesús luego nos toca con su cuerpo y con su sangre en la hostia consagrada.

Y al final de la misa el sacerdote nos envía al mundo «pueden ir en paz», llevando esa sanación al mundo.

Eso lo debemos hacer con persistencia, como siempre nos pide el Señor, por eso el Tercer Mandamiento es: ora por el enfermo tantas veces como te sea posible.

Entre más oremos con y por el enfermo, más profunda se vuelve la oración y por eso es valioso orar por él tantas veces como sea posible. 

Y Jesús es el modelo que debemos seguir, porque Él dedicó mucho tiempo de su vida a la oración.

Incluso nosotros mismos estamos recibiendo la sanación cuando oramos por los enfermos. 

Estamos creciendo en amor, fe y confianza.

Y eso no lleva al Cuarto Mandamiento que es: la confianza en el amor de Jesús para la sanación del enfermo.

Hay gente que se siente temerosa porque se cree carente de la suficiente fe.

Pero el Señor sólo nos pide que tengamos fe como un grano de mostaza.

Y esto vale para el enfermo como para quien ora por él.

Por eso es aconsejable poner toda nuestra atención en Jesús y no en nuestra propia fe. 

Por ejemplo podemos orar visualizando a Jesús, allí de pie con sus manos sobre la persona por la que se está orando.

Y podamos pedirle a la persona que haga también esta visualización.

Lo que nos trae al Quinto Mandamiento: pon tus manos sobre la persona cuando sea razonablemente posible.

Existe una comunicación especial cuando tocamos a alguien con amor. 

Hay una comunicación por el tacto, y es una manera no verbal privilegiada de transmitir amor.

El Nuevo Testamento cita muchos ejemplos de imposición de manos hechas por Jesús y por sus discípulos. 

Jesús sabía del valor de la imposición de manos.

Y nosotros hemos sido enviados explícitamente por Él para comunicar su amor a través de la imposición de manos, para la búsqueda de sanación, porque recordemos que nos dio la orden «impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán», Marcos 16.

De modo que no debemos tener miedo de que los enfermos nos transfieran malos espíritus, el Señor nos protegerá si tenemos una fe fuerte y cumplimos su orden. 

Por eso el Sexto Mandamiento es poner nuestras vidas en las manos de Jesús.

En la medida en que nos entreguemos más a Jesús, Él vivirá más dentro de nosotros y podrá actuar más a través de nosotros.

Nuestra apertura al don del Espíritu Santo dentro de nosotros permite que Él pueda actuar a través de nosotros cuando Él quiera. 

Se trata entonces de estar en total unión con Cristo en su Espíritu Santo. 

Si somos conscientes de que sin Él no podemos hacer nada y somos únicamente el canal que Él escoge, entonces Su Espíritu actuará con mayor libertad.

Esta es la luz de Cristo que brilla a través de nosotros.

Y una de las formas en que podemos ponernos más en las manos del Señor es por medio de la alabanza, sin importar nuestra situación. 

Y por eso debemos hacer un esfuerzo supremo de humildad y abajamiento, lo que nos trae al Séptimo Mandamiento que es: perdona a todos los que te han ofendido o herido

La falta de perdón es una de las pocas cosas que son una verdadera barrera para lograr la sanación. 

Si la persona por la que se está orando alberga falta de perdón, no se sanará hasta que haya perdonado del todo.

Es la decisión de perdonar la que te libera y te redime, y esto es todo lo que el Señor te pide.

Por eso rezamos en el Padrenuestro, «perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

Y el Octavo Mandamiento es una ampliación del séptimo, ora por quienes te han herido.

Un método para eliminar los sentimientos negativos es visualizar a la persona en nuestra mente y verla como Dios la ve. 

Y decir «te perdono y te amo porque Jesús te ama».

Repetir esta oración producirá un verdadero cambio en nuestros sentimientos y actitudes hacia la persona por quien estamos orando.

El Noveno Mandamiento es: cree en las palabras de Jesús sin poner atención a lo que parece estar sucediendo.

En Mateo 21 Jesús dice que si le pedimos a una montaña que se quite y se eche al mar, esta lo hará y que todo lo que pidamos con una oración llena de fe, lo conseguiremos.

Estas son las montañas de mal que tenemos en nuestras vidas por las que podemos orar ¡Desaparezcan en el Nombre del Señor! ¡Láncense al mar!

Y el Décimo Mandamiento es alabar y dar gracias a Jesús por su amor tantas veces como sea posible.

Por todas las cosas, por la oración contestada y por la que no. 

Cuando alabamos al Señor, le estamos dedicando nuestra atención y, olvidándonos de nosotros, nos volvemos más receptivos a lo que Él tiene para darnos.

Y Él se manifestará de manera extraordinaria. 

En resumen, Dios quiere que la mayoría de nosotros no estemos enfermos.

Y si tiene algún plan diferente para otra persona, por ejemplo que su enfermedad sirva para su conversión, entonces nos lo hará saber.  

Dios nos dio poder para curar a los enfermos.

Y no sólo eso, sino que nos pidió que caminemos por el mundo haciéndolo.

La forma en que podemos hacerlo mejor es a través de la oración y la imposición de manos.

Pero debemos tener claro que es Dios el que sana y nosotros solo somos un canal.

Y para hacerlo mejor están estos 10 mandamientos de la sanación que mencionamos. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre los 10 mandamientos para realizar una sanación eficaz. 

Y me gustaría preguntarte qué resultados has visto por la oración de sanación aplicada a otras personas.

MATERIAL ADICIONAL: LA IMPOSICIÓN DE MANOS PARA SANACIÓN

La imposición de manos no es un rito, como lo es en el sacramento de la confirmación y del orden sacerdotal.

La imposición de manos sobre la persona por quien se ora es un gesto fraterno, un gesto de amor, un signo de fraternidad cristiana y por último, un gesto bíblico.

El mismo Evangelio de Marcos 16, 18, nos dice: “Impondrán las manos sobre los enfermos y sanaran”.

La imposición de manos en el ministerio de sanación tiene un significado importante, en cuanto que el que ora por un enfermo hace de puente o intercede entre el amor sanador del Padre Dios y la persona por quien se ora.

La Enseñanza de la Iglesia Católica Romana con respecto a la curación dice:

“La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus muchas sanidades de todo tipo de enfermedad es un resplandeciente signo de que Dios ha visitado a su pueblo y que el Reino de Dios está cerca.

Jesús tiene el poder no sólo para sanar, sino también para perdonar pecados.

Ha venido a sanar a todo el hombre, alma y cuerpo.

Él es el médico que los enfermos necesitan” (CIC #1503).

En el libro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre Oraciones para la Sanación, se dice:

“El encuentro de Cristo con los enfermos es uno de los aspectos más humanos que encontramos en los Evangelios.

Esta reunión es para la salvación total, global de la persona, y no sólo para traer la salud corporal sola”

Y el Papa Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret escribe que

“La sanación es una dimensión esencial de la misión apostólica y de la fe cristiana en general.

Incluso se puede decir que el cristianismo es una «religión terapéutica, una religión de curación”.

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Los Instrumentos de Sanación que Tiene la Iglesia https://forosdelavirgen.org/los-instrumentos-de-la-sanacion/

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¿Te preocupa la crisis de salud? Aquí tienes los recursos cristianos para la curación

Los remedios para sanar la enfermedad.

La enfermedad entró en la humanidad por el pecado original, de modo que cuando estemos en el cielo no habrá más enfermedades.

Mientras tanto debemos lidiar con ellas en nuestra peregrinación en la Tierra.

La Iglesia tiene una gran cantidad de recursos para la sanación, sin embargo últimamente parecería que se está refiriendo solamente a la curación por la medicina tradicional, como si las otras fuentes no existieran.

Siempre hay que recurrir al médico cuando una persona está enferma, Dios está actuando a través de ellos.

Pero como la curación es un fenómeno divino y no humano, debiera ser complementado por otras acciones de apoyo.

Aquí hablaremos sobre los distintos recursos de sanación que tienen los fieles a su disposición.  

En primer lugar, Dios deja pasar las enfermedades que nos acosan a los humanos, porque nada escapa a Su control.

Pero Jesús nunca describió las enfermedades que encontró como enviadas por Dios, sino que echó fuera el mal cuando la gente suplicó por sanidad.

Por eso la primera práctica es pedir a Dios que sane al enfermo.

Y dejarlo en sus manos, Él decidirá qué es lo mejor para el enfermo.

Quizás Él tenga otro plan.

Y también se debe recurrir al médico, porque la medicina es un plan de Dios para nuestra sanación, aunque en nuestra época incrédula parece que es la única posible.

Incluso dentro de la Iglesia.

Porque muchos sacerdotes y obispos promocionan ante todo las recetas médicas y se olvidan del arsenal que Dios puso en manos de los cristianos para tratar las enfermedades, por lo menos complementariamente.

La práctica más típica de curación en la Iglesia es ministrar el sacramento de la unción de los enfermos, que lo realiza un sacerdote untando con el santo crisma al enfermo, oyendo su confesión, rezando con él y administrándole la comunión.

Hemos visto en otros videos que la hostia consagrada, la real presencia del cuerpo y la sangre de cristo, es un elemento sanador.  

Y que la confesión también es sanadora, porque perdona los pecados y permite que la gracia fluya más fácilmente.

Otra práctica de la Iglesia es expulsar a los espíritus de enfermedad con oraciones de liberación, lo cual está probado por las prácticas que hacen los exorcistas.

Porque detrás de cada enfermedad hay un espíritu maligno, un demonio, que la provoca o que la está exacerbando.

Por lo tanto cuando te asedia una enfermedad hay que ordenar al espíritu que está detrás, que se vaya 

«En el nombre de Jesús, espíritu de enfermedad (se nombra la enfermedad), vete de mi cuerpo, sal ahora mismo».

Otro elemento que tiene la Iglesia para las sanciones es la oración.

Una buena parte de los católicos cree firmemente en el poder sanador de la oración. 

Valeri Slezin, del Instituto de Investigación y Desarrollo Psiconeurológico Bekhterev de San Petersburgo ha descubierto que la oración es un poderoso remedio.

No sólo porque regula los procesos en el organismo humano, sino que también restaura la estructura dañada de la conciencia.

Los científicos han descubierto por encefalogramas un estado desconocido de la conciencia que han llamado «comunión con Dios».

Cuando las personas se sumergen en el éxtasis de la oración, el ritmo cerebral se desacelera a una frecuencia de tres hertz.

Esa frecuencia remite al cerebro a un estado infantil.

Entonces durante una oración las preocupaciones se mueven a un segundo plano o incluso desaparecen en absoluto.

Y así es posible tanto la curación física, moral y psicológica.

Esto lo explicamos en otro video que recomiendo mirar https://youtu.be/G7txsQzreSs

También los servicios de la Iglesia, o sea las misas, ayudan a mejorar la salud según la ingeniera y electrofísica Angelina Malakovskaia, del Laboratorio de Tecnología Médica y Biológica.

Básicamente porque normaliza la presión arterial y los valores sanguíneos.

Y también las oraciones pueden neutralizar incluso la radiación atómica.

Se sabe que después de la explosión de Chernobyl los instrumentos para medir la radiación señalaban una lectura altísima, fuera de escala.

Sin embargo la radiación de fondo era normal cerca de la iglesia San Miguel Arcángel a cuatro kilómetros de los reactores.

Este poder de la oración, que es corroborado por decenas de investigaciones científicas en todo el mundo, puede verse también en las epidemias.

A finales de la década de 1840 el cólera que se había originado en Europa, llegó a San Luis en EE.UU., matando a más del 10% de la población.

En aquellos momentos no se conocía tan bien como ahora como funcionaba el cólera, que era producido por las aguas servidas y en ese momento la ciudad tenía un muy mal sistema de alcantarillado.

En ese momento la Universidad de San Luis, sólo para hombres, tenía 200 estudiantes internos.

El Padre Pierre-Jean De Smet, decía en una carta que en esos momentos todas las noches se hacían oraciones contra la calamidad y novenas en honor al Sagrado Corazón de Jesús en la Universidad.

Y que los sacerdotes Jesuitas centraron gran parte de su ministerio en servir a los enfermos.

En el momento más alto de la epidemia los alumnos se reunieron en la capilla de la cofradía, que estaba dedicada a la Virgen María, y le suplicaron que los protegiera, prometiendo que si ninguno de ellos caía víctima del cólera, colocarían en su estatua una corona de plata.

Ningún estudiante ni ningún jesuita enfermaron de cólera y los estudiantes cumplieron con la promesa.

Y con el mismo criterio, también hoy vemos en Europa muchas grandes iglesias construidas como acción de gracias por salvar a las ciudades de las epidemias, fruto de promesas realizadas por el pueblo y los sacerdotes. 

Otra herramienta dada por el cielo para curar enfermedades es la señal de la cruz sobre el agua para bendecirla.

Estudios científicos realizados por la Doctora Angelina Malakhovskaya investigaron el agua antes y después de la bendición.

Y encontraron que si se recita el Padrenuestro sobre el agua y se hace la señal de la cruz, el número de bacterias malignas es cien veces menor.

Y actúa aún más contra la radiación electromagnética.

Lo que se ha visto es que el agua no sólo se purifica con la bendición sino que cambia su estructura, volviéndose inofensiva y curativa.

Entonces la recomendación es que se bendiga cualquier alimento y bebida, porque eso no sólo tiene valor espiritual, sino también preventivo.

Pero el agua diferencia el nivel de creencia de la gente según la Doctora Angelina Malakhovskaya.

Cuando un sacerdote consagra el agua, la densidad óptica del agua es 2,5 veces mayor.

Cuando lo hace un creyente laico es 1,5 veces mayor.

Pero con la bendición de un hombre no bautizado ni creyente los cambios son insignificantes.

También confirmaron que el repique de campanas de la iglesia pueden ser curativo.

Por eso en Rusia las campanas suenan constantemente durante las epidemias.

Porque vieron que la gama de ultrasonido del repique de campanas mata a los virus de la gripe, la hepatitis y el tifus.

Las proteínas de los virus parecen inhibidas de trasmitir alguna infección.

Otros estudios científicos han demostrado el poder sanador del incienso en las iglesias, porque purifica el aire.

Descubrieron que el aceite esencial derivado del incienso tiene propiedades antimicrobianas.

Uno de esos estudios dice que quemar incienso reduce los recuentos de bacterias en el aire en un 68%.

Otro estudio encontró que tiene efectos antiinflamatorios y anticancerígenos.

Y además se ha demostrado que quemar incienso incluso tiene el poder de disminuir la depresión y la ansiedad. 

Los católicos de todas las épocas han comprobado también el poder curativo de reliquias de santos que exudan óleos, o generados por las lámparas de sus santuarios, o por el agua que fluye de los pozos cercanos a sus tumbas.

Por eso en los primeros siglos cristianos había la costumbre de verter óleo sobre las reliquias o relicarios de mártires y luego recogerlo en los frascos, esponjas o pedazos de tela.

Este óleo, llamado martyris oleum, se distribuía entre los fieles como un remedio contra la enfermedad.

Aún hoy, a pesar de la apostasía dentro de la Iglesia, se siguen empleando esos óleos.

Los más conocidos son el de Santa Filomena, el de Santa Walburga y el de San Nicolás de Bari, cuya tumba se abre la noche del 9 de mayo y se recoge el óleo.

Recordemos también que el gran sanador hermano André Bessette sanaba con el óleo de las lámparas puestas ante la imagen de San José.

Y en Irlanda del Norte se sostiene que la tierra de la tumba del Reverendo James McGirr, que murió en 1815, tiene propiedades curativas.

McGirr se ganó la reputación de ser un sanador por la fe y en su lecho de muerte dijo: «Después que muera, la arcilla que me cubre, curará todo lo que pude curar cuando estuve con ustedes mientras estaba vivo».

Y el microbiólogo doctor Gerry Quinn tomó muestras del suelo para ver si había alguna base científica para eso y encontró que una nueva especie de antimicrobiano que nunca antes se había descubierto, que contenía muchos antibióticos que mataban a algunos patógenos multirresistentes. 

Finalmente hay otro recurso que son las fuentes de agua que han surgido en varias apariciones marianas, la más famosa es el agua del Santuario de Lourdes.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos decir sobre los diversos recursos para sanar el cuerpo y el alma que tienen a su disposición los fieles de la Iglesia Católica.

Y me gustaría preguntarte si has experimentado otras formas de sanación y cuales fueron.

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https://youtu.be/G7txsQzreSs

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Breaking News Movil NOTICIAS Noticias 2021 - enero - diciembre Religion e ideologías Sanación Sobre las almas

Sanaba desde su cama sin poder moverse [¡impresionante cantidad de Milagros!]

Audrey Santo, alma víctima de nuestra época.

Hemos oído testimonios de personas que van a lugares de apariciones marianas, especialmente Lourdes, pero también Medjugorje, que concurren para sanar sus enfermedades.

Y muchos lo hacen.

Pero son pocos los casos en que una enferma es llevada a un santuario mariano y allí realiza un pacto con la Nuestra Señora, donde la Virgen no intercede por su cura y en cambio la recluta como alma víctima.

O sea que mantendrá su enfermedad, y sus sufrimientos serán entregados para la curación de otras personas.

Aquí te quiero contar el caso de una joven que a pesar de su parálisis total, acordó ser alma víctima en una aparición en Medjugorje.

Y luego surgieron alrededor de ella milagros y sanaciones, que siguieron después que falleció. Hoy están trabajando para su beatificación.

Audrey Santo, también llamada “Little Audrey” tenía 23 años cuando murió el 14 de abril de 2007 después de haber pasado en la cama prácticamente toda su vida sin hablar.

Porque a los tres años de edad, el 9 de agosto de 1987, casi se ahoga en la piscina de su casa y estuvo en coma tres semanas. 

Eso y la sobre medicación con fenobarbital le provocó un daño cerebral irreparable. 

Los médicos le diagnosticaron 2 semanas de vida, pero la madre quiso llevarla a casa confiada en que sanaría.

Esto sucedió en Worcester, Massachusetts, Estados Unidos. 

Audrey era la menor de cuatro hermanos, hijos de Linda y Steve Santo, quien poco después del accidente abandonó a la familia.

Linda se hizo cargo de todo en una admirable entrega de amor y de vida hacia todos los que se acercaban a su casa.

Porque a partir de ahí comenzaron a suceder milagros.

El personal del hospital le armó prácticamente una sala de cuidados intensivos en el hogar, ya que Audrey permanecía en la cama sin poder hablar ni moverse. 

Estaba sostenida nutricionalmente por un tubo de alimentación.

Y después cuando recibió la primera comunión sólo pudo tragar por su boca trocitos de hostia consagrada, y así fue a lo largo de su vida. 

El resto de la alimentación lo recibía siempre por un tubo.

Pero hubo un hecho fundamental que sucedió a Audrey y que cambió nuevamente su vida.

En 1988, un año después del accidente, Linda Santo llevó a su hija Medjugorje y en el avión iba con todos los cuidados paliativos. 

La aldea croata, en manos de los comunistas de la antigua Yugoslavia, es el lugar donde ahora se cumplen cuarenta años que aparece la Virgen María como la Reina de la Paz. 

Fue durante la aparición de la Virgen a los videntes de Medjugorje cuando las personas presentes pudieron ver como Audrey asentía con la cabeza, a pesar de su inmovilidad. 

En ese momento Audrey dio su consentimiento de ser un alma víctima.

El alma víctima es un alma que se ofrece a sí misma en oblación perfecta para hacer exclusivamente la Voluntad de Dios y sufrir por los demás.

Algunas almas víctima fueron los pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta Marto, Alejandrina Da Costa paralizada en la cama desde 1925 hasta su muerte en 1955, la vidente alemana Ana Catalina Emmerick y muchos más.

Después que la familia regresó de Medjugorje, de donde tuvieron que volver en evacuación médica porque Audrey sufrió un paro cardíaco, comenzaron a ocurrir hechos portentosos en su dormitorio principalmente. 

Estatuas de Jesucristo lloraban sangre, imágenes de la Virgen vertían lágrimas, íconos exudaban óleo que le daban a los visitantes que se acercaban a rezar por la pequeña alma víctima. 

Estas manifestaciones eran mensajes del cielo para indicar que ahí estaba sucediendo algo más milagroso. 

Uno de los desafortunados sucesos que hicieron que Audrey no se pudiera sentar ni doblar fue cuando un terapeuta le rompió ambas piernas y le dislocó el hombro en una mala maniobra.

Por lo tanto no podía ser sacada de la casa nada más que en camilla lo que dificultaba su traslado.

Por este motivo y sin que se lo hubieran solicitado, un obispo decidió que se pusiera en el dormitorio de Audrey un tabernáculo con el Santísimo Sacramento en su interior. 

A partir de allí muchas hostias se tiñeron de sangre. Y hubo por lo menos siete milagros eucarísticos autenticados por los prelados.

El garaje de su casa fue convertido en capilla y sus paredes rezumaban aceite en ocasiones. 

El aceite se juntaba en tazas y se entregaba a los visitantes en trozos de algodón empapados con la sustancia.

La madre de Audrey, Linda Santo afirmó haber visto, junto con una enfermera, que su hija tenía los cinco estigmas de Jesús, aunque no constan testimonios fotográficos de este portento.

Rezar por su intercesión o hacer que otros la visitaran y pidieran por alguien resultó a lo largo de 20 años en centenares de curaciones.

Como en el caso de Joey Parolisi de Methuen, Massachusetts, quien luego de que su madre orara al lado de la cama de Audrey, su herida sanó rápidamente.  

Y una madre de Rhode Island también consignó que una oración de intercesión a Audrey salvó a su hija asfixiada.

También los especialistas dicen que Audrey se sometió como alma víctima al sufrimiento para la sanación de cáncer de alguien, porque una vez tuvo una erupción como la que les ocurre a los que se someten a quimioterapia, sin haber tenido la quimioterapia.

En otra oportunidad, una mujer con cáncer de ovario rezó a su lado y cuando le tomaron una radiografía en vez del ovario había la imagen de “un angelito”.

La fama de Audrey creció de manera impresionante, cientos de fieles concurrían a verla.

Por lo que la familia tuvo que colocar horarios de visita y también hizo construir una ventana para que pudieran verla, que después el obispo ordenó cerrar. 

En ocasiones Audrey fue llevada en camilla a un estadio o a una Iglesia porque su fama de sanadora se extendía kilómetros a la redonda y la gente quería orar a su lado en búsqueda de curaciones.

Uno de los milagros más frecuentes en relación con Little Audrey fue la conversión de muchas personas, los corazones se transformaban y ella cumplía con su misión de llevar almas a Jesús.

Ahora, no es usual que en el mismo sitio se produzcan tantos tipos distintos de manifestaciones y milagros.

Allí se produjeron varios milagros eucarísticos donde la hostia consagrada se tiñó de sangre. 

En la Iglesia Católica creemos que la hostia consagrada por un sacerdote sufre el proceso de transubstanciación y contiene la presencia real del cuerpo y la sangre de Jesús, aunque habitualmente sólo se perciben con los sentidos humanos las especies del pan y el vino.

Y también una sustancia que parecía ser sangre apareció en un cáliz en la casa de los Santo, y una estatua de María apareció llorando sangre

Seis veces, mientras se celebraba la Santa Misa en la casa de Audrey, muchos de los participantes vieron cómo la hostia en las manos del celebrante comenzaba a sangrar. 

Algunas de las veces durante misas que estaban siendo grabadas para televisión.

El primer milagro eucarístico de la hostia sangrante tuvo lugar durante la Misa del Obispo Bernard Flanagan, emérito de Worcester, el 12 de enero de 1992,  en la habitación de Audrey.  

Pero los milagros continúan a pesar de que Little Audrey murió el 14 de abril de 2007.

En 2009 ocurrió otro portento, el padre Ubald un sacerdote de Ruanda, paró en la casa de Audrey y cuando celebró misa en el que fue su dormitorio, tuvo que reservar en el sagrario una hostia, porque la hostia tenía una pequeña mancha roja en el centro, como sangre.

La hostia permaneció en el tabernáculo de la habitación de Audrey y en ocasiones rezuma aceite transparente, viscoso, en grandes cantidades.

En 2012, el padre Joseph Iannuzzi, un teólogo, místico y exorcista del Vaticano fue a visitar al obispo McManus y también celebró misa y durmió en la casa de Little Audrey. 

Cuando abrió el tabernáculo con la hostia consagrada que había reservado el padre Ubald, se encontró con un duplicado perfecto de la hostia apoyado contra la parte posterior. 

Como nadie tuvo acceso al tabernáculo y la hostia apareció milagrosamente, se afirmó que fue llevada por los ángeles, por lo que se la conoce desde ese momento como la hostia del “Ángel», la que también exuda aceite. 

Un objeto de vidrio recibía el aceite que fluía de ambas hostias y los peregrinos que visitan la casa de Audrey son untados con ese óleo. ?

Pero además los milagros eucarísticos continúan: una hostia se reservó en un tabernáculo cerrado mientras se restauraba la capilla de la familia Santo.

La hostia quedó allí desde noviembre de 2018 hasta que se colocó en la capilla renovada en enero de 2019, y allí se notó una pequeña mancha de sangre en ella, que fue autenticada por las autoridades.

Al año siguiente de la muerte de Audrey, el 11 de septiembre de 2008, monseñor Robert McManus, Obispo de la Diócesis de Worcester reconoció a la Fundación para la Promoción de la causa de la beatificación y canonización de Audrey Marie Santo, que está en proceso.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar de esta alma víctima que estaba postrada respecto al mundo externo, pero sí podía interceder por milagros.

Y sobre la que sacerdotes están trabajando en la causa de su beatificación reuniendo testimonios.  

Y me gustaría preguntarte si conoces algún alma víctima, aunque no necesariamente con estas manifestaciones tan asombrosas.

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https://youtu.be/ZyZ1t45xOqw

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El Poder Sanador de la Hostia Consagrada [cómo acceder a ese poder]

El mayor poder de curación dejado por Jesucristo.

En la hostia consagrada permanece el cuerpo y la sangre de Cristo real luego de la transubstanciación.

Como él prometió a los apóstoles luego de la última cena del jueves santo, cuando partió el pan y se los dio diciendo que era su cuerpo, y les dio de beber el vino diciendo que era su sangre, y lo remató pidiéndoles que en adelante hicieran eso.

Si en la hostia consagrada está Jesucristo mismo y lo ingerimos, debe tener entonces un poder fenomenal para nosotros. Aquí hablaremos sobre el poder sanador que tiene la eucaristía, como actúa, en quienes actúa y cómo prepararnos para potenciar su efecto.

Dios aplica su acción sanadora tanto a nuestra realidad material como a la inmaterial, o sea al alma y al espíritu.

En general los católicos tienen bien presente la necesidad de acudir a Dios para curar las dolencias físicas.

Esta es la razón por la que han proliferado en el mundo santuarios famosos por sus curaciones físicas, como por ejemplo Lourdes en Francia.

Y es por esta razón en muchos países se han creado santuarios réplicas exactas de la Gruta de Lourdes.

Pero la eucaristía tiene un gran efecto sanador

Y hemos visto que muchas veces se la considera como un acto de adoración y de devoción, dejando en un limbo el efecto sanador de tomar la sagrada comunión.

Hay un conocimiento teórico de que la eucaristía tiene ese poder sanador espiritual y físico, pero parece que no es la primera reacción de un católico  consumir la Eucaristía cuando se siente enfermo.

Sin embargo consumir la hostia consagrada es la fuente de sanación más importante que Jesucristo nos ha dejado.

Porque Cristo resucitado está presente en la hostia consagrada, un misterio enorme, que la Iglesia no puede explicar completamente.

Y de esto tenemos pruebas contundentes a través de los milagros eucarísticos, que señalan a través de estudios científicos, que escondido dentro de la hostia consagrada hay un ser humano con sangre AB positivo y a veces se manifiesta sangrando desde su herida en el miocardio o sea el músculo del corazón.

Y otra comprobación es la vida física de Santa Catalina de Siena y otros místicos, que se mantienen durante muchos años sin ninguna otra nutrición que la Santa Comunión.

¿Y por qué decimos que consumir la hostia consagrada es la fuente de sanación más importante?

Al comer el cuerpo y beber la sangre de Cristo en la Eucaristía nos unimos a la persona de Cristo a través de su humanidad.

Él mismo dice que “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6:56).

Jesús mismo se nos da como comida y bebida.

Y al estar unidos a la humanidad de Cristo estamos al mismo tiempo unidos a su divinidad, a la vida celestial.

De modo que cuando recibimos a Cristo en la comunión, abrimos la puerta a la comprensión de lo que es el Cielo, aspiramos sólo al Cielo y ya recibimos su poder sanador.

Si asistimos a la eucaristía con fe, entonces comenzamos a sentir los efectos de la vida eterna en la tierra.

Y recordemos que la enfermedad entró en la tierra por el pecado original y que en el cielo no hay enfermedad física ni espiritual.

Por lo tanto, el sentir los efectos de la vida eterna mediante la Eucaristía, nos permite hacernos acreedores de la sanidad que tuvieron nuestros primeros padres en el Jardín del Edén, y que luego perdieron por la desobediencia a Dios.

¿Y quién te traslada al cielo y te cura?

El encuentro con el amor divino de Jesús.

Que lleva a la conversión del corazón, o sea el movimiento hacia Dios y el alejarse de lo que no es de Dios.

Es por este efecto de trasladarnos al cielo en el amor de Jesús, que en el sacramento de la unción de los enfermos la Iglesia pone como centro la eucaristía.

Y también la razón por la que hay en todas las parroquias grupos de ministros de la eucaristía, que llevan sistemáticamente la eucaristía a los enfermos que no pueden concurrir a misa.

Quienes están regidos por un protocolo y han sido formados con cursos para esa tarea.

El Concilio de Trento dice que “la sagrada comunión es un antídoto contra nuestras debilidades diarias”.

Santa Faustina Kowalska por ejemplo sufría problemas pulmonares y cuando recibió una vez la sagrada comunión experimentó su sanación.

El padre John Hampsch nos relata el caso de una mujer llamada Ann Mattingly que estaba sufriendo de un cáncer incurable durante siete años y estaba claramente a las puertas de la muerte. 

Hizo una novena en honor al Santísimo Nombre de Jesús y al final de la novena recibió la Comunión. 

Sabía que había llegado el momento crítico en que moriría o recuperaría la salud.

Y mientras comulgaba dijo: «¡Señor Jesús, tu santa voluntad será glorificada!»

Apenas pudo tragar la hostia, le llevó cinco o seis minutos.

Pero en el momento en que la tragó, todo el dolor la abandonó instantáneamente. Ella fue sanada de inmediato. 

Se arrodilló y dio gracias a Dios, y cientos de visitantes entraron en su casa durante el resto del día para presenciar el milagro.

Ejemplo como éste hay miles y no tenemos espacio para relatarlos aquí.

A veces la curación es instantánea como en este caso y en otros lleva más tiempo o no se produce, porque todo depende del plan de Dios para esa persona.

Pero hay que tener en cuenta algo central.

Que para que la curación sea efectiva debes tener fe.

Piensa en el relato de Lucas capítulo 8 sobre la mujer hemorroísa que tocó el manto de Jesús y se sanó.

Y Jesús nos lo explica esto diciéndole a esta mujer, «hija tu fe te ha sanado, vete en paz»

Recuerda que mucha gente tocó a Jesús, pero solo a esta mujer se le manifestó el prodigioso poder sanador. 

Por lo tanto hay tres cosas que puedes hacer para asegurarte de estar en posición correcta con Él. 

Primero, creer que Él es Dios, que es omnipotente y sanador, y que tiene un plan de amor para tu vida. 

Segundo, asegúrate de que tu fe en Cristo, su resurrección y Su inminente regreso es fuerte e inquebrantable. 

Y tercero, asegúrate de arrepentirse de cualquier pecado, de cada palabra, de pensamiento y acción que pueda impedir que Su poder fluya a ti. 

También ten en cuenta que la eucaristía es más que sanación física.

Cada vez que recibimos la Santa Comunión, según Santa Gertrudis, algo bueno le sucede a todos los seres en el cielo, en la tierra y en el purgatorio.

El santo Cura de Ars decía que una comunión bien recibida vale más que una pequeña fortuna dada a los pobres.

Cada vez que recibimos la comunión nuestra estancia en el purgatorio se acorta.

La Reina de la Paz de Medjugorje dijo que, 

«Si ustedes supieran la gracia y los dones que reciben, ustedes se prepararían para la Eucaristía cada día durante una hora por lo menos»

Y Santa Teresa de Calcuta dijo que:

“Cuando nos fijamos en el crucifijo, entendemos lo mucho que Jesús nos amó. Y cuando nos fijamos en la Sagrada Hostia entendemos lo mucho que Jesús nos ama ahora”.

Todo esto nos debe poner en alerta para no recibir la comunión indignamente.

Recibir la comunión dignamente significa ir con la disposición correcta y en estado de gracia.

De esa forma recibimos el aumento de la gracia con su consumo.

Pero hay casos en que nuestro estado puede provocar el efecto contrario a la gracia.

En la primera carta a los Corintios, capítulo 11, San Pablo dice que los que reciben indignamente la eucaristía están consumiendo su propia condenación.

E incluso sugiere que estas personas pueden sufrir efectos tan devastadores como enfermedades y hasta la muerte.

De modo que el comulgante debe estar libre de pecado mortal para recibir dignamente la sagrada eucaristía.

Sin embargo la Iglesia dice que el que es consciente de un pecado mortal puede comulgar si existe una razón grave como el peligro de muerte, si es física o moralmente imposible confesarse y tiene una contrición perfecta de sus pecados, pero resuelve ir a la confesión lo antes posible.

Además debe tomarla en ayuno eucarístico, absteniéndose de cualquier alimento una hora antes, aunque esto es discrecional para las Conferencias Episcopales.

Esto no implica que puedas tomar agua, y no se exige el ayuno a los ancianos y enfermos, ni a los encargados de su cuidado.

La Eucaristía puede recibirse bajo la forma de las dos especies, el pan y el vino, o solamente bajo la especie del pan, en ambas formas actúa su efecto sanador. 

Y respecto a recibir la comunión en la mano o en la boca, la posición de la Iglesia es que hay que hacerlo en la boca, pero admite que las Conferencias Episcopales lo permitan en la mano.  

Bueno hasta aquí lo que te queríamos decir sobre el poder sanador de la eucaristía, o sea la ingesta de hostia consagrada, que se maximiza si se hace con fe y en estado de gracia. 

Pero ten en cuenta que la curación es una gracia de Dios que depende del plan que tiene para tu vida.

Y me gustaría preguntarte si cuando has tenido una enfermedad piensas habitualmente que se puede curar con la comunión o eso mayormente se te olvida.

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Cómo se Desarrolló el Carisma del Mayor Sanador del siglo XX [por Gracia de Dios]

En el siglo XX hubo un sacerdote canadiense que se hizo carismático.

Y a partir de allí se convirtió en uno de los más grandes sanadores con el poder de Cristo de los últimos siglos.

Con la causa de beatificación iniciada, Emiliano Tardif (1928-1999) se consideraba 

“Sólo como el burrito del Domingo de Ramos a quien le ha tocado la suerte de llevarlo por los cinco continentes”.

Su testimonio de fe y sanación se expresa en la contestación de una simple pregunta:
.
“¿Qué de extraño tiene que nuestro Dios haga maravillas, si Él es un Dios maravillo­so?”. 

El padre Emiliano Tardif nació en Quebec en una familia pobre, muy católica y de muchos hermanos, entre los cuales 4 se dedicaron a la vida religiosa

Emiliano se unió a los Misioneros del Sagrado Corazón a los 21 años y viajó como misionero a la República Dominicana en 1956.

Fue profesor del seminario de Misioneros del Sagrado Corazón en la República Dominicana y director de la revista “Amigo del hogar” para las familias.

En 1965 fue nombrado superior para la República Dominicana.

Y pasó luego a ser provincial de la congregación hasta 1973, cuando se enfermó de tuberculosis pulmonar.

Los médicos de Quebec le dijeron que debería estar internado en el hospital por lo menos un año.

Pero sucedió algo extraordinario que cambió su vida.

En lo recuerda de esta manera,

“Después de que me tomaron todas las pruebas, incluso antes de que los médicos comenzaran a brindarme tratamiento, recibí una visita de cinco laicos de un grupo de oración carismático en Quebec

Ellos vinieron y oraron por mí, en mí en la sala de hospital y el Señor me curó completamente en tres o cuatro días. 

Salí del hospital con una salud perfecta, ¡la cual sigo disfrutando hoy!»

Y a partir de ahí se vinculó a la Renovación Carismática Católica.

Hasta que en 1973 el Señor le dio el carisma de curación.

Él dice lo siguiente sobre este carisma,

«Se desarrolló gradualmente y ha sido para mí un maravilloso instrumento del Señor para acompañar mi trabajo de evangelización¨.

En 1974 regresó a República Dominicana dónde empezó a trabajar con la Renovación Carismática Católica.

Y a partir de sus retiros y misas de sanación se hizo famoso en todo el mundo por su carisma de sanador.

 En 1975 también el Señor le dio el carisma de la palabra de conocimiento que es complementario al servicio de sanación

Acá presentamos su testimonio contado en primera persona por el padre Emiliano.

   

TODO COMIENZA CON UNA SUPUESTA TUBERCULOSIS PULMONAR

En 1973, yo era provincial de mi Congregación, Misioneros del Sagrado Corazón, en la República Dominicana.

Había trabajado demasiado, abusando de mi salud en los 16 años que tenía como misionero en el país.

Pasé mucho tiempo en actividades materiales, construyendo iglesias, edificando seminarios, centros de promoción humana, de catequesis, etc.

Siempre estaba buscando dinero para edificar casas y para dar alimento a nuestros seminaristas.

El Señor me permitió vivir todo ese activismo y, por el exceso de trabajo, caí enfermo.

El 14 de junio de ese año en una asamblea del Movimiento Familiar Cristiano me sentí mal, muy mal.

Tuvieron que llevarme inmediatamente al Centro Médico Nacional.

Estaba tan grave que pensaba que no podría pasar la noche.

Creí realmente que me iba a morir pronto.

Los médicos me hicieron análisis muy detenidos, detectándome  tuberculosis pulmonar aguda.

Al ver que estaba tan enfermo pensé volver a mi país, Quebec, Canadá, donde nací y vive mi familia.

En Canadá me internaron en un centro médico especializado donde los médicos me volvieron a examinar, pues querían estar bien seguros de cuál era mi enfermedad.

El mes de julio se lo pasaron haciendo análisis, biopsia, radiografías, etc.

Después de todos estos estudios, confirmaron de manera científica que la tuberculosis pulmonar aguda había lesionado gravemente los dos pulmones. 

Para animarme un poco me dijeron que tal vez después de un año de tratamiento y reposo podría volver a mi casa.

    

LLEGA LA SANACIÓN CARISMÁTICA

Un día recibí dos visitas muy peculiares.

Primero llegó el sacerdote director de Revista “Notre Dame”, quien me pidió permiso de tomarme una fotografía para el artículo: “Cómo Vivir con su Enfermedad”

Aún él no se despedía cuando entraron cinco seglares de un grupo de oración de la Renovación Carismática.

En República Dominicana me había burlado mucho de la Renovación Carismática, afirmando que América latina no necesitaba don de lenguas sino promoción humana, y ahora ellos venían a orar desinteresadamente por mí.

Estas visitas tenían dos enfoques totalmente diferentes: el primero para aceptar la enfermedad; el segundo para recobrar la salud.

Como sacerdote misionero pensé que no era edificante rechazar la oración.

Pero, sinceramente, la acepté más por educación que por convicción.

No creía que una simple oración pudiera conseguirme la salud.

Ellos me dijeron muy convencidos.

— Vamos a hacer lo que dice el Evangelio  “Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos quedaran sanos”

Así que oraremos y el Señor te va a sanar.

Acto seguido se acercaron todos a la mecedora donde yo estaba sentado y me impusieron las manos.

Yo nunca había visto algo semejante y no me gustó.

Me sentí ridículo debajo de sus manos y me daba pena con la gente que pasaba afuera y se asomaba por la puerta.

Entonces cerraron la puerta, pero ya Jesús había entrado.

Durante la oración yo sentí un fuerte calor en mis pulmones.

Pensé que era otro ataque de tuberculosis y que me iba a morir.

Pero era el calor del amor de Jesús que me estaba tocando y sanando mis pulmones enfermos.

Durante la oración hubo una profecía. El Señor me decía. “Yo haré de ti un testigo de mi amor”. 

Jesús vivo estaba dando vida, no sólo a mis pulmones sino a mi sacerdocio y a todo mi ser.

A los tres o cuatro días me sentía perfectamente bien. Tenía apetito, dormía bien y no había dolor alguno.

Yo me sentía bien y quería regresar a casa, pero ellos me obligaron a pasar el mes de agosto en el hospital buscando por todos lados la tuberculosis que se les había escapado y no podían encontrar.

Al final del mes, después de muchos experimentos el médico responsable me dijo:

— Padre, vuelva a su casa. Usted está perfectamente, pero esto va en contra de todas nuestras teorías médicas. No sabemos lo que ha pasado.

— Padre, usted es un caso único en este hospital.

— En mi Congregación también -le respondí riendo.

Salí del hospital sin recetas, medicinas ni cuidados especiales. Me fui a casa pesando sólo 50 kilos.

Quince días después apareció el número 8 de la Revista “Notre Dame”.

En la página cinco estaba mi fotografía del hospital: sentado en la célebre mecedora, con sondas, cara triste y mirada pensativa.

Abajo de la fotografía decía:

“El enfermo debe aprender a vivir con su enfermedad, acostumbrarse a las alusiones veladas a las preguntas indiscretas., y a los amigos que ya no volverán a mirarlo de la misma manera”.

Pero mi salud echó a perder su número.

El Señor me había sanado.

Mi fe era muy pequeña, tal vez del tamaño de un grano de mostaza, pero Dios era tan grande que no había dependido de mi pequeñez.

De esa manera yo recibí en carne propia la primera y fundamental enseñanza para el ministerio de curación: El Señor nos sana con la fe que tenemos No nos pide más, sólo eso.

 

EL PADRE EMILIANO SE VINCULA CON LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA

El 15 de septiembre asistí a la primera reunión de oración carismática de mi vida.

Ni sabía lo que era eso, pero fui, puesto que me había curado y las personas que habían orado por mí me pidieron que diera el testimonio de mi sanación.

Comencé a trabajar un poco ese mes de septiembre y le escribí a mi superior para que el año que yo debía estar hospitalizado me permitiera pasarlo estudiando la Renovación Carismática en Canadá y Estados Unidos.

Me dio permiso y fui a los centros más importantes de Quebec, Pittsburg, Notre Dame y Arizona.

Recuerdo que estaba en los Ángeles celebrando misa con mi sobrina y un amigo.

Después de leer el Evangelio en francés quise comentarlo, pero pasó algo muy curioso: sentí como que la mejilla se me adormecía y comencé a hablar algo que no entendía.

No era ni francés, ni inglés, ni español. Cuando terminé de hablar, exclamé sorprendido:

— No me digan que voy a recibir el don de lenguas…

Eso es lo que tú ya recibiste, tío -respondió mi sobrina-. Tú estabas hablando en lenguas.

Tanto que yo me había burlado del don de lenguas y el Señor me lo regaló en el momento en que iba a predicar.

Así descubrí ese don tan hermoso del Señor.

 

DE REGRESO A REPÚBLICA DOMINICANA COMIENZAN LAS SANACIONES

Después del año que supuestamente debía pasar en el hospital regresé a la República Dominicana. Mi superior me destinó a una parroquia en la ciudad de Nagua.

Al llegar convoqué unas cuarenta personas para darles el testimonio de mi curación.

Recuerdo que invité a los enfermos a pasar el frente para orar por ellos.

Para mi sorpresa, había más gente en el grupo de enfermos que entre los sanos.

Esa noche al Señor se le ocurrió sanar a dos de ellos.

La asamblea estalló en gran alegría y los sanados daban testimonio por todas partes.

Cada semana el Señor sanaba enfermos.

En agosto sanó a doña Sara que tenía cáncer en la matriz.

Ella estaba desahuciada y la habían regresado del hospital para que muriera en su casa.

La llevaron a la reunión y durante la oración por los enfermos sintió un profundo calor en el vientre y comenzó a llorar.

Poco a poco se dio cuenta que la enfermedad desaparecía.

A los quince días estaba completamente sana y volvió al grupo de oración para dar su testimonio, llevando en sus manos su mortaja; los vestidos que sus hijos le habían comprado para el día de la sepultura.

La gente venía en gran número. Todos cantaban con alegría y alababan a Dios espontáneamente.

A raíz de estas reuniones tan festivas y hermosas algunos sacerdotes comenzaron a decir sarcásticamen­te:

— El padre Emiliano se sanó de tuberculosis pero se enfermó de la cabeza.

Porque oraba en lenguas y creía en el poder sanador de Cristo, afirmaban que me había vuelto loco.

El Señor nos dijo mediante profecía:

“Yo trabajo en la paz. Les doy mi paz. Sean mensajeros de paz.

Comienzo a derramar mi Espíritu en ustedes.

 Es un fuego devorador que va a invadir a la ciudad entera.

Abran los ojos porque verán señales y prodigios que muchos desearon ver y no vieron.

Yo lo digo y yo lo hago”.

Estábamos delante de la obra del Señor. De eso estábamos seguros.

Los milagros continuaron tan numerosos que no los podría contar: parejas que vivían en concubinato se casaron, jóvenes fueron liberados de las drogas y el alcoholismo.

Era la pesca milagrosa (Lc 5,7).

Jesús estaba liberando a su pueblo de las cadenas de esclavitud.

   

LA MARAVILLOSA CONVERSIÓN DE LAS MARÍAS MAGDALENAS

En un retiro parroquial la primera palabra de conocimiento que tuve fue:

“aquí hay una mujer que está siendo curada de cáncer. Ella siente un fuerte calor en su vientre”.

Seguí orando y hubo otras palabras de conocimiento que fueron confirmadas por los testimonios.

Sin embargo, nadie reportó la primera.

Al día siguiente una señora delante del micrófono dijo a todos:

— Tal vez se sorprendan por verme aquí. Soy pecadora pública que he pasado muchos años en la prostitución.

Ayer quise venir a misa de sanación, más por la vida que he llevado, me dio vergüenza entrar y me quedé un poco lejos, atrás de la empalizada.

Estaba enferma de cáncer.

Incluso llevo dos operaciones que no han detenido la enfermedad, pero cuando el sacerdote dijo que una persona estaba siendo curada de cáncer sentí que era yo.

El Señor la sanó no sólo de cáncer de su cuerpo, sino también del cáncer de su alma. Se arrepintió y comulgó al día siguiente.

Cuando la vi comulgar con tanta alegría y lágrimas de felicidad en su rostro, recordé el regreso del hijo pródigo que come el becerro cebado que su padre le había hecho matar.

Ella regresó al prostíbulo para testificar a sus compañeras con lágrimas en los ojos:

— No vengo a decirles que dejen esta vida. Sólo quiero hablarles de mi amigo Jesús que me rescató y cambió mi vida.

Les contó su curación y conversión.

Luego pidió permiso para hacer un grupo de oración en el mismo prostíbulo.

Y todos los lunes se cerraban las puertas al pecado y se abría el corazón a Jesús. Había oración, lectura de la Palabra y cantos.

El Señor no terminó allí su obra.

Después de un año se organizó un retiro para 47 prostitutas de la ciudad.

Hubo arrepentimiento, conversión y confesiones.

27 dejaron su antigua vida, y según informes recientes, 21 han perseverado en el camino del Señor. Algunas hasta se han vuelto catequistas.

Según estadísticas, en Nagua había unas 500 casas de prostitución. Más de un 80% cerró sus puertas.

No todas se convirtieron pero sí todas fueron alcanzadas por el mensaje de Jesús vivo.

Incluso varias de estas casas que estaban al servicio del pecado y el egoísmo, se convirtieron en casas para grupos de oración.

Fue tan notorio el cambio que llegaron a decir;

“Nagua era la ciudad de la prostitución, pero ahora es la ciudad de la oración”

Hoy día no hay calle en Nagua sin grupo de oración.

Hay muchos que niegan los carismas, diciendo que no tienen importancia.

Simplemente les recuerdo que Nagua fue sacudida por el Evangelio y cambió su fama de “la ciudad de la prostitución” gracias a un retiro de prostitutas.

Este retiro se llevó a cabo por una mujer que, como María Magdalena, siguió a Jesús y luego lo testificó. ¿Por qué? Porque fue sanada de cáncer.

Una humilde curación física desencadenó una transformación social.

Así se instaura el Reino de Dios, a través de acontecimientos tan pequeños y sencillos que, como granos de mostaza, al germinar dan fruto abundante.

   

UN INESPERADO CAMBIO DE DESTINO: DE NAGUA A PIMENTEL

Yo estaba muy feliz en Nagua trabajando con los grupos de oración, más el Espíritu Santo me tenía preparada una gran sorpresa.

El Padre provincial me pidió suplir temporalmente a un párroco que se iba de vacaciones.

Sinceramente me costaba mucho trabajo dejar Nagua.

Siempre queremos asegurarnos con lo que tenemos y éste es el gran enemigo para abrirse a las sorpresas del Espíritu.

El 10 de junio de 1974 llegué a mi nuevo destino: Pimentel, que es un pueblo simpático, situado en el centro del país.

El pueblo es apenas cruzado por una calle sin pavimentar donde transitan burros y uno que otro automóvil o tractor.

La Bandera Nacional ondea en la municipalidad es y del otro lado se levanta la parroquia de San Juan Bautista.

Cuyo nombre me hizo pensar que mi misión, como la de todo evangelizador, es de ser un precursor que anuncia la venida del Salvador.

Al llegar me entrevisté con el párroco que ya tenía sus maletas hechas.

Sólo le pedí que me diera permiso de organizar un grupito de la Renovación, porque sin oración no podía trabajar.

A él no le gustaba, tenía miedo. No me lo negó porque yo lo iba a suplir para que se fuera de vacaciones, pero me dijo:

— Está bien, haz el grupo, pero sin carismas.

— Bueno -le contesté-, los carismas no los doy yo. Eso viene del Espíritu Santo. Si él quiere dar carismas a tu gente ¿qué puedo hacer yo?

— Haz lo que quieras -me contestó y se despidió.

El que no crea que tenemos un Jesús vivo que hoy hace maravillas, no le conviene leer lo siguiente, pues le parecería increíble.

   

INCREÍBLES CURACIONES EN GRUPOS DE ORACIÓN

   

Primera reunión

Durante las misas del primer Domingo invité a la gente para una conferencia sobre la Renovación Carismática, prometiéndoles contar el testimonio de mi curación. Asistieron unas 200 personas.

Pero esa gente tenía tanta fe que en la noche llevaron un tullido en una camilla.

Se le había roto la columna vertebral y no había vuelto a caminar desde hacía cinco años y medio.

Cuando los vi llegar con él en la camilla pensé que eran demasiado atrevidos, pero me recordaron a aquellos cuatro que llevaron a su amigo paralítico a Jesús (Mc 2,1-12).

Oramos por él y le pedimos al Señor que por el poder de sus santas llagas sanara a este tullido.

El hombre comenzó a sudar abundantemente y a temblar.

Entonces recordé que cuando el Señor me sanó, yo también sentí mucho calor.

Así que le ordené:

— El Señor te está sanando. ¡Levántate en el nombre de Jesús!

Le di la mano y él me miró muy sorprendido. Con mucho esfuerzo se levantó y comenzó a andar lentamente.

— ¡Sigue caminando en el nombre de Jesús -le grité- ¡El Señor te está sanando!

El daba un paso y otro paso. Llegó hasta el Sagrario y, llorando, daba gracias a Dios.

Todo el mundo alababa al Señor mientras el curado salía llevando su camilla debajo del brazo.

Ese día otras diez personas también fueron curadas por el amor de Jesucristo.

¡Qué sed tiene la gente de oración!

Se acercan a nosotros para pedirnos que les enseñemos a orar. Como Jesús, debemos enseñarles orando con ellos.

   

Segunda reunión

El siguiente miércoles llegaron más de 3,000 personas.

Entonces realizamos la reunión en la calle porque no cabíamos en la iglesia.

Como no se podía hacer asamblea de oración con tanta gente, prediqué media hora antes de celebrar la Eucaristía por los enfermos.

Había allí una mujer llamada Mercedes Domínguez.

Tenía 10 años completamente ciega y durante la oración por los enfermos sintió un intenso frío en los ojos.

Regresó a su casa muy emocionada, diciendo a todo mundo que podía ver un poco. ¡Al día siguiente amaneció completamente sana!

El Señor le abrió los ojos y ella abrió la boca para testificar por todas partes su maravillosa curación.

Esta sanación impresionó mucho a todo el pueblo.

   

Tercera reunión

Nos fuimos al parque, al aire libre, para celebrar la gloria del Señor.

Era como cuando Jesús llegaba a Cafarnaum o Betsaida.

El mismo Jesús, vivo, llegaba a nuestro pueblo. El parque parecía la Piscina de Bezatá: llena de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, esperando su curación. (Jn 5,1-3).

Esa noche había más de 7000 personas.

Hicimos lo mismo: predicar el amor de Jesús; que él está vivo en su Iglesia y sigue actuando con signos y prodigios.

Celebramos la misa y de nuevo el Señor comenzó a sanar enfermos.

Era algo casi exagerado. Sucedía como en las bodas de Cana, que el Señor se le pasó la mano con el vino: le sobró tanto que se podía organizar otra boda.

Cuando le pedimos algo, él nos da todo porque él no tiene límite en su poder ni en su amor.
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El no sana sólo a dos ni a tres; son cantidades enormes.

La policía estaba muy molesta porque tenía que trabajar horas extras tratando de controlar el excesivo tráfico en un pueblo tan pequeño.

Entonces los oficiales fueron ante el jefe de policía a pedirle que prohibiera esas reuniones.

El jefe abrió las manos y les respondió con una sonrisa:

— Yo también hubiera querido suspenderlas, pero mi esposa se curó en una reunión de éstas…

Ella tenía doce años enferma y fue tocada por el amor de Dios.

Después de algunos días ambos recibieron el sacramento del matrimonio. ¡Qué maravilloso es el Señor!

El Señor había previsto todo; en vez de suspender la reunión tuvimos 18 policías extras para dirigir el tráfico durante el siguiente miércoles.

   

Cuarta reunión 

Era el 9 de julio, aniversario de mi regreso a la República Dominicana.

Desde las 9 de la mañana llegaban autobuses y camionetas con gente de todo el país.

Hasta los taxistas nos hacían propaganda, pues les convenía también a ellos.

Esa tarde había unas 20,000 personas en oración.

Por tanta gente, nos tuvimos que subir al techo, donde colocamos el altar y las bocinas.

¿Saben ustedes cómo “solucionó” Dios que la policía quería acabar con las reuniones?

Esa noche curó a un policía que sufría un derrame cerebral que lo tenía semiparalizado.

A partir de esto teníamos a todos los policías completamente de nuestra parte.

En verdad que la forma de terminar Dios con los problemas es mejor que la nuestra.

Una señora, conocida por todo el pueblo, que tenía 16 años sorda, se curó completamente.

Sintió primero un zumbido y luego se dio cuenta que oía perfectamente la predicación.

Al día siguiente fue al mercado y un empleado le dijo a otro compañero:

Allí viene la sorda, vamos a hacerle una broma moviendo nuestra boca, pero sin pronunciar ninguna palabra.

Pero ella alcanzó a oír lo que decían y les contestó muy contenta:

No, señores, ya no estoy sorda porque Cristo me sanó anoche.

Aparte de estar curada daba testimonio del poder de Dios.

Un hombre que no podía caminar sino que gateaba, también se curó en esa ocasión.

Hubo derroche de milagros y prodigios. Vimos de todo.

Era vivir a todo color, en vivo y directo, lo que cuenta el Evangelio; era Jesús resucitado caminando entre nosotros y salvando a su pueblo.

Esa noche hubo más de cien curaciones, según los testimonios recibidos.

   

Quinta reunión 

La policía calculó en base a los metros cuadrados aquella multitud ¡eran 42,000 personas!

Vino gente desde Puerto Rico, Haití y de todas las parroquias del país.

La gente aumentó tanto, por la simple razón de que el Señor Jesús no ha cambiado todavía su manera de trabajo.

Mientras nosotros buscamos métodos pastorales más eficaces y acordes con nuestro tiempo, el Señor continúa con el suyo: él recorría la Galilea sanando a los enfermos; entonces las multitudes le seguían, y él les predicaba la Palabra de salvación (Lc 6, 1 7-23).

Hoy sigue haciendo lo mismo: sana a los enfermos, la gente se reúne por miles y nosotros proclamamos el Reino de Dios. Es sencillamente el Evangelio que se repite.

Comencé a asustarme un poco, pues esa pobre gente quería tocarme y que orara por cada uno de ellos. Esa noche me arrancaron todos los botones de mi saco y por poco me aplastan.

Otro problema era que las personas que habían viajado todo el día no encontraban alimento en el pueblo y regresaban hambrientos, pero llenos del amor de Dios.

Entonces oramos y le pedimos al Señor su luz para saber qué debíamos hacer con tanta gente.

Él nos había metido en aquellos problemas, él tenía que sacarnos.

Durante la oración nos dio un mensaje en lenguas a través de Evaristo Guzmán. Para que no me quedara duda, a mí mismo me dio la interpretación.

“Evangelicen a mi pueblo, yo quiero un pueblo de alabanza”.

No debemos temer las grandes multitudes.

El Señor nos las manda para que les proclamemos su Palabra de salvación.

Los que temen a los prodigios del Señor le están teniendo miedo al Señor de los prodigios.

Algunos se admiran de que el Señor responda tan pronto a las oraciones. Yo les digo que lo asombroso sería que El, siendo tan bueno, no respondiera.

   

Un cambio en la estrategia

¿Qué pensaba Mons. Antonio Flores, Obispo de la Vega, de todo esto?

Él estaba abierto, pero inquieto ante tanta publicidad de la prensa, la radio y la televisión.

Fui a visitarlo y lo encontré en la capilla. Oramos juntos y estuvimos de acuerdo en dividir la inmensa asamblea en pequeños grupos como lo habíamos hecho antes en Nagua.

Yo regresé feliz porque el Espíritu Santo, el Obispo y yo estábamos en completo acuerdo para dividir aquel grupo.

Comenzaba entonces otro tipo de trabajo; más a fondo y más delicado: formar a los responsables de los pequeños grupos de oración.

Tuvimos un retiro el fin de semana con los más comprometidos.

Les explicamos lo que es la reunión de oración, la Renovación Carismática, el Bautismo en el Espíritu Santo y los carismas… y los encomendamos a la gracia de Dios (Hech 20,32).

Tres días después ellos estaban coordinando más de 45 grupos en distintos lugares de la parroquia.

Había grupos abajo de los árboles, en la iglesia, en las casas y por todos lados. Toda la ciudad se había convertido en Casa de oración.

Para que la gente tuviera fija la vista en Jesús y no en hombre alguno, esa noche yo me iba lejos de la parroquia.

Sin embargo, el Señor se quedaba y seguía curando a los enfermos.

En una visita que hicimos en 1984 nos regalaron un cuaderno donde están anotados 224 testimonios de curaciones, realizadas en el grupo que se reunía en la casa de Guara Rosario en la calle Colón.

Simplemente en la reunión del 13 de noviembre de 1975 dan 22 testimonios de curaciones.

Poco después dejaron de consignarlos por escrito porque “ya eran demasiados”.

   

EL DOMINGO DE RAMOS DEL MINISTERIO DEL PADRE EMILIANO

El Señor entró triunfalmente no sólo en el pequeño pueblo de Pimentel, sino en el país entero y más allá de sus fronteras.

El Señor entró en los medios de comunicación curando a la madre de un locutor de televisión. Este locutor se encargó de testificar el milagro delante de las cámaras.

También el Señor llegó hasta la Cámara de Diputados curando del cuello a una diputada en la Asamblea Nacional.

Más tarde me di cuenta de que los editores de la revista francesa “II est vivant” le escribieron al Obispo preguntándole sobre la autenticidad de lo acaecido en Pimentel:

El Señor Obispo respondió a su carta el 1 5 de octubre de 1975 diciendo textualmente:

“El testimonio del Padre Emiliano Tardif M.S.C. es auténtico”.

Esta carta fue publicada en dicha revista en el número 6-7.

Esos días era como estar en la cumbre del Tabor contemplando la gloria del Señor. Era compartir con Jesús aquello que le dijo su Padre:tu eres mi hijo muy amado en quien yo tengo mis complacencias.

El 16 de julio el Señor nos previno en profecía, anunciándonos que seríamos atacados, y ridiculizados, pero que no deberíamos temer, pues él ya había vencido al mundo.

Pasaron tres meses y el párroco que estaba de vacaciones regresó.

Se sorprendió con todo lo que encontró y lo que la gente contaba. Todo era tan extraordinario que no podía creerlo.

El Señor había visitado su pueblo suscitando una fuerza salvadora en su parroquia, haciendo misericordia con los suyos, encendiendo una luz en medio de las tinieblas.

Era el Domingo de Ramos en el que el Señor entraba triunfal a su pueblo.

   

LA SEMANA SANTA DEL MINISTERIO DEL PADRE EMILIANO

Todavía no despertábamos del vino embriagador de su amor cuando unas negras nubes surcaron los cielos.

De pronto todo se oscureció y se ocultó el sol.

Aunque yo sabía que el Señor estaba conmigo, los vientos de tempestad comenzaron a soplar furibundos.

El secretario de Salud me acusó por la televisión de abusar de la ignorancia del pueblo, haciéndolo creer que sanaba.

Dijo que yo era un charlatán y que engañaba al pueblo; que por qué no me iba a hacer lo mismo a un país desarrollado, como Canadá.

Otros me atacaron diciendo que, como extranjero, yo no conocía al pueblo y que todas esas curaciones y milagros llevarían al pueblo a la brujería y al espiritismo.

Yo les contesté que en verdad yo no conocía tanto al pueblo pero sí conocía bien a Jesús y él jamás nos lleva al espiritismo o a la brujería.

Por radio, prensa y televisión hubo muchos ataques. En pocos días yo era un brujo y un mentiroso.

Porque creía y proclamaba que Jesús estaba vivo, salvaba y curaba a su pueblo, decían que estaba loco, que era un fanático y otras cosas más.

En menos de 24 horas la prensa que antes me admiraba ahora luchaba en contra mía.

Entonces comprendí que frágil es la fama que el mundo ofrece y qué locura es buscar la opinión de los demás.

En unas cuantas horas se viene abajo la espuma de la gloria.

Pero mi confianza estaba en Jesús, que es el mismo, ayer, hoy y siempre.

Unos que se decían psicólogos vinieron a decirme que era natural y que no había nada de milagroso en que sucedieran tales curaciones.

Que todo era debido al contagio de masas y a histeria colectiva.

Simplemente les contesté que entonces me parecía una gran injusticia que, sabiendo tanto de esto, ellos no organizaran reuniones cada tarde para curar a todos los enfermos del país.

Otros nos acusaban de emocionalistas. Yo les respondía que el emocionalismo es buscar la emoción por la emoción, y nosotros buscábamos al Señor, lo cual era siempre emocionante.

Otros atacaban la inmadurez de la gente diciendo toda esa multitud sólo viene por curiosidad y por los milagros de curación.

Yo les contestaba.¿Qué importa la razón por la que ellos vienen? Lo importante es que estén aquí para que los evangelicemos.

Tanto me preguntaron si no me estaba volviendo loco que un día les contesté.

— Yo también estoy preguntándomelo, pues ahora ya no sé hablar sino de mi Señor Jesucristo.

Los párrocos vecinos también se pusieron celosos.
.
Un grupo del clero pidió que mi Provincial me sacara del país porque con esas tonterías yo iba a destruir la estructura de la Pastoral.

Yo les contesté que Jesús no había sido enviado a salvar las estructuras pastorales sino a salvar a su pueblo y que eso era lo único que él estaba haciendo en medio de nosotros.

Me acusaban que yo estaba vaciando las parroquias, pero yo no invitaba a nadie. Yo solamente proclamaba el Evangelio.

Un sacerdote me decía que estábamos exagerando y que era necesario ir más despacio.

Su argumento era así:

Si tú me hablaras de dos o tres curaciones tal vez yo podría comenzar a creer.

Pero ustedes los carismáticos están locos, hablan de tantos milagros…

Es que tú no conoces realmente a Jesús – le dije.

— Sí -me contestó- pero en el santuario de Lourdes tienen un Centro Médico donde estudian las curaciones y dicen que hay muy pocas curaciones milagrosas.

En cambio, ustedes…

— Pero – yo le contesté–  el criterio de nuestra fe no es el Centro Médico de Lourdes, sino el evangelio y éste habla de tantos milagros…

San Marcos, que es el más antiguo de los cuatro evangelistas, nos relata 18 milagros y curaciones de Jesús en 16 capítulos.

Si quitáramos los signos de poder del Evangelio de Marcos nos quedaría una o dos páginas.

Hay muchos que por haber eliminado este aspecto tienen un Evangelio mutilado, pobre, reducido a doctrina y teorías.

Me atacaron tanto de todos los frentes, hasta de los que se suponía estaban del lado de Jesús, que tuve que sacar un artículo en la revista “Amigo del Hogar” en agosto de 1975.

Se titulaba: “LA CULPA ES DE CRISTO”. Entre otras cosas, decía lo siguiente.

Ante los riesgos reales de caer en el fanatismo por lo milagro­so, incurrimos en el extremo contrario, a veces más grave que el primero: olvidar que Dios es el maestro de lo imposible.

La curación es realmente la respuesta a una oración de fe, como lo vemos tantas veces en el Evangelio.

Esta oración puede ser del enfermo o de los que lo acompañan, de la comunidad o de una persona”.

Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre.

Él es el Señor de la historia y actúa como bien le place sin preguntarnos ni pedirnos nuestro parecer o permiso para realizar sus prodigios

¿Quiénes somos entonces para oponernos o tratar de limitar la obra de nuestro Dios?

Estamos convencidos de que Él no se opone a la medicina.

Lo que sucede muchas veces es que existen miles de personas que no tienen dinero para pagar al médico, la clínica ni los medicamentos.

¿Qué de extraño tiene que nuestro Dios se ocupe de los pobres y que El personalmente los atienda?

Al poco tiempo me di cuenta de un doble error que había cometido en ese artículo.

Cometí la torpeza de demostrar las sanaciones, dándoles nombres y direcciones de las personas que habían sido curadas, pensando que era la evidencia de los hechos y no la gracia de la fe la que trasformaría sus corazones.

Les di la señal del cielo que pedían y no se convirtieron porque las señales son sólo señales.

La fe es lo que nos hace reconocer lo que ellas significan, que Dios ama a los hombres, que Cristo está vivo y que la Iglesia tiene el poder del Espíritu Santo para resucitar a los muertos.

El Señor me hizo recapacitar y darme cuenta que no debía de­fenderme de los ataques como él tampoco se defendió de quienes lo acusaban.

Si yo me defendía con mis medios y argumentos no le permitía que El fuera mi defensor con sus medios y argumentos.

Por otro lado, defenderme incluía renunciar a la purificación que el Señor quería hacer en mi vida.

A través de tanto ataque e incomprensión, el Señor quería moldearnos a la imagen de su Hijo, pasando por la noche del Calvario para llegar a la gloria de la resurrección.

El tiempo me ha convencido de que son más peligrosas las adulaciones que las críticas.

Inconscientemente nos podemos olvidar que somos simples vasos de barro, pero el Señor se encarga de recordárnoslo mediante la cruz de la incomprensión.

Los ataques fueron tan violentos y continuos que a veces yo pensaba que ya no resistía.

Por todas partes me acorralaban. Yo mismo me sentía solo en un camino nuevo.

Entonces pedí a una hermana muy llena de Dios que rezara por mí. Ella lo hizo y me dio una profecía que me reconfortó.

El Señor me dijo a través de ella:

“Después de haber saboreado la alegría del Domingo de Ramos ¿no te parece normal probar algo de Semana Santa?”

Esta palabra me sanó interiormente.

Desde entonces veo los problemas de manera distinta y en completa paz.

Cuando las cosas van bien, digo: “estamos en Domingo de Ramos”.

Si hay dificultades, simplemente afirmo, “estamos en la Semana Santa”.

De todos modos, la Pascua no está lejos. Gloria a Dios.

Nuestro pueblo estaba dormido en un letargo de pasividad. Vino el Señor y sacudió todo.

La gente iba a consultar a los sacerdotes para preguntarles por estas cosas. Entonces ellos tenían que leer e informarse para dar respuestas adecuadas.

Hasta la Comisión Episcopal se reunió para dar una declaración. Esto era muy importante para mí.

Yo estaba cierto que la obra era de Dios, pero necesitaba el discernimiento de los Obispos.

Para mí ellos eran la voz de Dios. Publicaron una declaración titulada:

“El Papa aprueba y estimula las reuniones de oración carismáticas”.

Luego, como subtítulo, decía: Monseñor Pepén (Secretario Nacional del Episcopado) aprueba la obra del padre Tardif.

Cuando yo lo leí me dio gusto, pero también me dio risa, y dije: “la obra no es mía…”

Como san José, yo estaba seguro que esa vida que había germinado en el seno de la Iglesia no era mía.

   

SE INTERNACIONALIZA EL MINISTERIO DEL PADRE EMILIANO

Sin saber cómo ni por qué, recibí una invitación de Mons. Carlos Talavera para predicar un retiro sacerdotal en Guadalajara, México.

De allí han venido surgiendo otras invitaciones para proclamar las maravillas del Señor en otros países de América Latina.

Comienzo a vislumbrar que se avecina una era gloriosa para la Iglesia.

Creo que ha llegado el tiempo de predicar en los terrados, es decir, fuera de los recintos sagrados, porque la gente ya no cabe en nuestros templos.

El Señor nos lleva hasta los confines de la tierra para dar testimonio de que él está vivo.

Después de un viaje a Panamá volví a mis tareas parroquiales.

Al día siguiente me preparé para visitar una comunidad perdida en la montaña. El viaje lo tenía que hacer en burro.

Mientras caminaba lentamente mi asno, iba pensando. ¡Qué maravillosos son los caminos de Dios! En avión o en borrico siempre somos sus mensajeros.

El Señor prendió la mecha y ahora es un fuego que nadie puede extinguir.

Es también un río de Agua Viva que está inundando la Iglesia, purificándola, renovándola y santificándola.

Numerosas parejas que vivían en concubinato tomaron conciencia de que no podían seguir viviendo así.

Descubriendo la importancia del sacramento se han preparado seriamente para recibirlo y vivirlo.

En un año celebramos 306 matrimonios, cifra inusitada en otros tiempos.

El mayor milagro de todos los que he podido presenciar en estos años es que el Señor ha provisto de obreros en su viña.

En Pentecostés de 1976 éramos 120 catequistas pidiendo una nueva efusión del Espíritu sobre todos nosotros.

El Espíritu ya no era sólo un don para gozarlo en lo profundo del corazón sino especialmente una fuerza para anunciar al mundo que Cristo vive y da vida a los que creen en su nombre.

He comenzado a recibir cartas de Francia, Sudamérica y Filipinas.

Otros me escriben desde países que desconozco dónde quedan en el mapa; a veces recibo correspondencia en idiomas y signos que no entiendo.

Como no comprendo lo que dicen, simplemente pongo en manos del Señor estas cartas y le pido que como El sí las entiende, las conteste por favor.

No recuerdo haber tenido nunca tan buena salud como ahora. Como de todo, duermo bien, trabajo mucho y me siento perfectamente.

El Señor me ha devuelto la salud completa y yo se la entrego al servicio de la evangelización de su pueblo.

Sin embargo, creo que el don más grande que El me ha dado es el de la alegría.

Soy feliz tiempo completo. Nunca había vivido mi sacerdocio tan plenamente como ahora.

Fuentes:

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Cómo Relacionarnos Correctamente con Dios para Traer Su Poder a Nuestra Vida

Habitualmente sentimos que permitimos que la negatividad prevalezca en nosotros.

Nosotros le damos la fuerza. La alimentamos.

Eso es porque magnificamos la oscuridad – enfermedad, mala suerte, accidentes, dificultades familiares, económicas – en lugar de magnificar a Dios.

oraciones en tiempo de afliccion

Todo esto lo sentimos como parte de nuestra psicología, de nuestras emociones, de nuestras debilidades humanas.

El mal reside dentro de nuestros pensamientos y nuestra psicología, porque es trasmitido por la cultura, por el entorno.
.
Y por lo tanto hay que luchar contra él tanto en la cultura como contra la parte que ella que está depositada en nuestras emociones y pensamientos.

Para ello debemos confiar en las enseñanzas de la Iglesia y no caer en una religiosidad experiencial y basada sólo en las emociones.

   

NOS ENFRENTAMOS INCORRECTAMENTE CON EL MAL 

Es importante reconocer, aislar y sofocar el mal, pero en realidad, ¿tenemos que obsesionarnos con lo «malo»? 

¿No podría incluso ser sabio a veces ignorar un problema una vez que hemos hecho lo que podemos, dejándolo ahora en manos de Dios?

La «obsesión» tiene el siseo de la serpiente, y cuando llegamos a estar demasiado inmersos en un dilema, es como usar una lupa.

Los detalles crecen fuera de proporción; quedamos consumidos.

Magnificar, enaltecer a Dios en su lugar es lo más adecuado.

Oremos como rezaba Juan Pablo II, y como lo hizo Juan XXIII. La alabanza es nuestra gran defensa.

Ver a Dios como más grande que el edificio más alto mientras al diablo más pequeño que un grano de arena, es la forma correcta de comparación.

¡Su misericordia es muy fuerte!

No «entretenerse» con lo negativo o comportarse como un disco rayado. Esto no tendrá fin.

En lugar de una lente de aumento, en lugar de un microscopio, en lugar de detenerse en cada detalle oscuro, utilizar un telescopio – mirando tu problema en todo el conjunto.

Por lo que el problema parecerá pequeño y distante. Pronto, esa será la realidad.

Dios creó todo. Todo está bajo su dominio.
.
Y es una gran prueba de la vida ver si podemos abandonar nuestros problemas y sufrimientos y a nosotros mismos a Él, como lo hizo Jesús en el Calvario.
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Cuando lo hacemos, abrimos el camino para que los milagros sean posibles.

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Podemos mover la «montaña». El Señor sopla en nuestro camino.
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Ascendemos.
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Quizás aún mejor, Su poder se intensifica a nuestro alrededor.

Cuando nos convertimos en obsesionados con un problema es cuando le damos el poder al mal.

manos tocandose enfermo fondo

   

SIEMPRE ESTAMOS EN UNA SITUACIÓN TERMINAL EN LA TIERRA

Un asesor financiero te muestra cifras rojas. Tu hijo falla en la escuela. Tienes una crisis en una relación. Un médico llega y te anuncia una enfermedad muy comprometida.

¿Quién en la tierra no está en una situación «terminal»?

Como un predicador contó lo que le pasó a su madre, quien fue diagnosticada con esta enfermedad y cinco semanas de vida.

Ella hizo a un lado la obsesión por el «final» oscuro de la enfermedad; llenó su casa con saludables y sonrientes fotografías de sí misma; y entró en el papel de vencedora en lugar de víctima.

Eso fue hace treinta años. Recientemente, ella asistió al funeral del doctor.

Sabemos de otra mujer que tenía cáncer de seno que se propagó a los ganglios linfáticos. Ella simplemente se negó a aceptar la enfermedad.

Ella permitió una medida prudente de intervención médica y luego bloqueó los pensamientos de enfermedad a efectos de convencerse a sí misma que no existía. Ella ha vivido años más allá de las expectativas.

Recientemente, hubo un informe en las noticias de una mujer que se supo abandonar a sí misma.

«Helen Dunsford, de 66 años, era cliente en un Bank of America en Oakland Park, Florida, cuando una mujer que había llegado, dijo que tenía un arma en su bolso y gritó que todos se tiraran al suelo», se nos informa. 

«Mientras otros clientes escucharon las órdenes, Dunsford abordó a la aspirante a ladrón, y la desafió hasta que llegaron las autoridades.

Tengo cáncer, etapa 4, y pensé si voy a morir es la voluntad de Dios cuando yo muera. Ella no me va a disparar»

Los ataques que sentimos del maligno vienen a través de como nos sentimos con las cosas que suceden afuera nuestro, entre nosotros y el entorno físico, en el que participan otras personas.

Es así que un exorcista explica cómo derrotar al demonio siendo contestatarios a la Cultura Moderna, al entorno.

El maligno está infiltrado fuertemente en el corazón de nuestra cultura dice Sante Babolín.

don sante babolin

   

COMO DERROTAR AL MALIGNO INFILTRADO EN EL CORAZÓN DE NUESTRA CULTURA MODERNA

La tesis de Babolín es:

«Nunca he dudado de la existencia del diablo y sus influencias en los seres humanos, pero cuando hago de exorcista realmente entiendo lo que significa.
.
El diablo es capaz de destruir las culturas, destruir a los pueblos.
.
Envidia al hombre, sobre todo envidia la capacidad de amar, y por eso hay muchas personas que sufren de envidia».

Y propone evitar las explicaciones sensacionalistas, porque el mal se combate con un «necesario discernimiento».

La confusión es la esclavitud del instinto, sin el amor y el perdón.

Babolín plantea tres puntos para abordar el discernimiento como exorcista:

Punto número uno: el uso adecuado de la razón.
.
De hecho la «santidad de la razón», como Babolin cita al filósofo Maurice Blondel,
«es el factor decisivo», dice en la entrevista.

«Cuando yo era profesor, mi objetivo era unir la cátedra (la razón) con el altar (la oración), y he considerado la enseñanza como un ministerio. 

Ahora que estoy anclado al altar sé que debería seguir utilizando la razón, que es el único instrumento que un hombre tiene para ejercer su discernimiento«.

El discernimiento contrasta con la cultura moderna porque es

«un grave riesgo permanecer siempre en la superficie. 

Si apreciamos las sensaciones, si hacemos colección de bellas experiencias, pero no hay razonamiento, se minimiza el tiempo del discernimiento. 

Y esto es un desastre».

Punto número dos: la libertad.
.
Babolin la conecta estrechamente con la cuestión de la razón.
.
Vivir en un mundo que hace de la espontaneidad la modalidad de acercamiento a todas las cosas, hace que, la libertad se desvanezca.

«Porque la raíz de la libertad está en la razón. 

La libertad es la razón de la razón, como afirma Blondel, influenciado por San Bernardo, que ve en la libertad humana la imagen de Dios.

Quien disminuye la razón va a disminuir la libertad,  significa ser irresponsable de la realidad en la que vivimos merced a lo inmediato, el ‘yo siento’» 

Este es el gran engaño que se ha convertido el eje alrededor del cual gira el nuevo concepto de la educación.

«Los jóvenes, pero cada vez más los adultos también – nota Babolin – dicen: ‘si lo siento lo hago’. 

Pero no es en el ‘yo siento’ en que se basa la ley, la sociedad civil libre. 

Si hay un compromiso no tengo que esperar ‘sentir’. No es mi dignidad como ser humano».

Punto número tres: la dignidad.

Dice el exorcista:

«Todo está conectado: la razón, la libertad y la dignidad. 

Mi dignidad como ser humano se ejerce en el uso de la razón, en el discernimiento, en la conciencia de lo que soy: una perfecta combinación de materia y espíritu».

quema del diablo en guatemala fondo

   

DÓNDE ESTÁ EL DIABLO Y QUE ARMAS UTILIZA

En la confusión está el maligno, dice el exorcista.

«Es típico del diablo mantenernos lejos de la plenitud de nuestra identidad como seres humanos. 

Su arma es la confusión más sutil, por lo que ya no sabemos donde está la derecha como la izquierda, al igual que la gente de Nínive, a la que se envió a Jonás.

Aprendí que cuando hay confusión, siempre es el maligno que opera».

Y el arma que utiliza es la seducción.

«La atracción por lo inmediato, por lo fácil que se encuentra, por la rapidez y sin esfuerzo», son las falsas promesas del maligno.

«Pero no podemos ser libres si estamos dominados por los sentidos y el instinto«, dice Babolin.

En otras palabras, el diablo se aprovecha de nuestros actos que hacemos sin pensar, que no alineamos a nuestra razón.

«El instinto es lo que tenemos en común con los animales. 

Pero el ser humano está llamado a manejar las cosas de acuerdo a la razón. No es esclavo del instinto. 

Es libre de dar cada día una respuesta al amor de Dios que se derrama sobre él…

La verdadera libertad se realiza por amor. Usted es libre para amar, no se es libre para ser libre«.

   

EL AMOR, EL PERDÓN Y LA SANTIDAD

He aquí, el amor. Aquí Babolin da esta respuesta en la entrevista:

«Al maligno le molesta el amor humano.
.
En un exorcismo, el demonio me dijo con enojo: ‘No soporto que se amen’.
.
Se refería a una pareja casada.
.
Esto me hizo reflexionar mucho sobre el papel fundamental del matrimonio.
.
Hay dos armas en nuestro poder, contra el diablo:
.
-la oración, es decir, la relación de amor con Dios Padre y
.
– el amor al prójimo.
.
El matrimonio es el sacramento del amor.
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Es por eso que el diablo quiere destruirlo.
.
Y muchos de los problemas se solucionan mediante un acto de perdón, que pone knock out al diablo». 

El amor es el amor por la verdad:

«Es el amor por la verdad y junto a Cristo, el único exorcista; porque el único exorcismo es la Cruz, que sin duda ha vencido al maligno».

«Y, como hemos dicho, donde no hay libre uso de la razón no puede haber amor y el diablo tiene el campo abierto».

Suena muy lógico y simple ¿pero dónde queda la esperanza?

el maligno orando

   

QUE EL MALIGNO NO NOS ROBE LA ESPERANZA

Este es un mantra que repite el Papa Francisco, lo mismo que Juan Pablo II repetía «no tengan miedo».

No dejes que el maligno te robe la esperanza, no le permitas alcanzar el bolso de tus bendiciones.
.
Porque cuando lo hace, te está robando la oportunidad de aprovechar el Poder que creó no sólo este planeta, sino el universo.
.
Desata el Poder de Dios, no el del enemigo.
.
No te enganches con tus emociones que no estén tamizadas por la razón y la fe.

Si ves un tsunami que viene, ¿buscarás un terreno más alto o se sumergirá en las aguas turbias para contemplarlo?

Lo que tenemos que hacer es levantar nuestros ojos al Señor por encima de las aguas.

Lee la Biblia todos los días. Quédate consumido por su Palabra, en lugar de por los susurros del diablo dentro tuyo.

Él susurra constantemente,

«tu nunca serás capaz de hacer eso. Tu va a fallar. Quedarás avergonzado. 

¿Por qué tratarte? No es para ti. Tu no puedes curarte. Tu vas a morir en agonía».

Él está en cada esquina con un palo; se muestra cada vez que puede. Sin embargo, nos caemos sólo cuando desviamos nuestra atención.

Él sólo nos puede vencer si jugamos con sus reglas.

Juega con Dios. Mira hacia arriba, no hacia abajo, mira hacia arriba a la Crucifixión.

Mira la forma en que Jesús depositó sus ojos en los cielos antes de morir. Y en la gloria después.

Mira la fe de Juan Pablo II, que cuando llegó la hora de morir dijo sólo y con calma que era el momento de «ir al Padre.»

La Santísima Virgen ha dicho que con suficiente oración, nosotros ni siquiera sentiremos el pasaje al Cielo.
.
Engrandece al Señor, no a la enfermedad, no a la dificultad, no temas, usa la razón y la fe.

Y recuerda que Él está ahí.

   

DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES QUE SE LO PERMITIMOS

No hay ningunas tinieblas en él. La Escritura nos dice eso. Él penetra todo.

Él está ahí para el intrincado funcionamiento de todas las células de nuestro cuerpo.

Y él puede revertir el daño y renovarnos espiritualmente y físicamente.

Sin Él, hay entropía, las cosas se deshacen, hay condenación. Con él hay bendiciones.

Tendemos a pensar en él como alguien que creó todo y que luego todo gira autónomamente como un reloj.

Esa no es la manera en que sucede.

El Señor es el que nos vivifica. El es todo nuestro ser.

Y puede afectar cualquier cosa en nuestros sistemas, si le dejamos y si no creemos que la vida es mecánica.

Es como los aparatos en nuestros hogares: el ventilador que gira, el refrigerador, el televisor: tendemos a pensar en ellos como unidades independientes, pero que no van a funcionar sin la fuerza de la electricidad que se esconde detrás de ellos.

Dios es nuestro poder y depende de usted empezar a pensar en Él de esa manera.

Comienza a verlo en todas partes todo el tiempo, empezar a verlo en lo ordinario, empezar a verlo en lo extraordinario (sabiendo que Él puede hacer eso fácilmente).

Y que ahora está bajo el control de tu ser, que puede borrar toda la negatividad a la que haya estado expuesto y revertir cualquier daño.

Esa es la esperanza. Y es la verdad: Dios está en todas partes y lo hace todo. 

¿Ha notado cuán sutil son la mayor parte de sus milagros? 

Hará que una vela gotee de una sola manera que pueda ser vista como un ángel. Él torcerá ligeramente la luz.

Él hará que la corteza de un árbol crezca de una manera que se asemeje a la cara de su Hijo o a la de la Santísima Virgen.

Estos son sus pequeños milagros, y se extienden a nuestros propios cuerpos.

Su ligero toque hace que nuestras células y los tejidos y órganos vayan en la dirección correcta.

   

NO TENEMOS POR QUÉ ENFERMARNOS Y NO CURARNOS

Con la edad nos enfermamos y el cuerpo con el tiempo se descompone, pero nosotros no tenemos que acelerar el proceso por el estrés.

Nosotros no estamos destinados para el cáncer. Nosotros no estamos destinados para el Alzheimer.

Con fe, estamos destinados a la plenitud de la vida. 

Si llega el momento en que necesitamos un médico, oraremos para que Dios venga a través del médico.

Cuando Dios está en escena – cuando Él está en control, en lugar de «nosotros mismos»,  ya no estamos a merced de los caprichos.

La Biblia dice que las armas de la guerra espiritual no son carnales, sino poderosas en Dios.

Déjalo en cada parte tuya. Deja que se haga cargo. Deja que penetre cada célula de su cuerpo.

La vida no es una ruleta para los que le invocan con fe, y eso significa darse cuenta de que no hay una sola enfermedad o discapacidad que Él no pueda corregir.

No hay nada que no pueda hacer. Él creó las leyes físicas y Él puede suspenderlas.

El Señor está por encima de todas las fuerzas de la naturaleza y cuando se lo permitimos en nuestras vidas, Él puede revertir cualquier daño físico. 

Él velará por el funcionamiento de cada célula. Él se compromete a reparar lo que necesita ser reparado.

¿Y si ese fuerte dolor en mi brazo es un síntoma de un ataque al corazón?

¿Y si el dolor en el abdomen es causado por un aneurisma abdominal?

¿Y si ese aleteo en el pecho es una arritmia peligrosa?

¿Y si ese malestar abdominal ocasional es un tumor?

Todos pasamos por esto, y cuando lo hacemos tenemos que invocar al buen Dios para tomar el control total de la situación.

En teoría, con suficiente fe, no necesitamos nada más. 

Él puede detener todo lo malo. Puede corregir cualquier situación. Él te indicará si necesitas un médico.

En oración, si algo se siente realmente serio, por supuesto, debemos aprovechar del don de la comunidad médica de Dios.

   

ES HORA DE DEJAR DE RENDIRSE ANTE EL ESTRÉS 

¿Qué causa el estrés? Querer más y más – más respeto, más dinero, más prestigio.
.
No tener tiempo para nada. Tratar de hacer demasiado. Gimotear. Quejarse. Altercados. Recibir insultos de los demás (en lugar de ignorarlos).

Como se señala en un libro muy útil llamado Stress Less, un médico cristiano llamado Don Colbert, dice que traemos muchos males a nosotros mismos.

El estrés es mortal. Es un círculo vicioso

«Muchas personas hoy en día están muy lejos de experimentar la ‘paz perfecta’, ya que no confían en Dios y sus mentes no están fijas en Él y en Su capacidad de protegerlos, proveyendo para ellos y guiándolos en todo buen camino», escribe el Dr. Colbert

«Ellos pasan sus días y noches preocupados por el pasado o preocupándose por el futuro»

El Dr. Colbert ofrece innumerables formas de atacar el estrés – desde lo que comemos, cómo dormimos, actuamos y oramos – pero el resultado final es siempre la confianza en Dios.

«Cada vez que veo a un paciente cuya salud se está deteriorando porque la vida está girando demasiado rápido, le explico que la vida no es un sprint, sino una maratón«, dice el médico.

«Él o ella necesitan relajarse y disfrutar del trote lento por la vida.

Los que corren sus días a una velocidad de vértigo con gran ‘esfuerzo’, están en la persecución de las cosas temporales que creen que deben tener, lograr, o hacer que sucedan».

¿Estás en una cinta de correr? ¿Estás demasiado «ocupado» para disfrutar de la vida? ¿Eso te está afectando?

«Me temo que voy a perder mi trabajo…»

«Estoy preocupado por mis hijos…»

«Estoy preocupado de que no seré capaz de pagar las facturas…»

Baja la velocidad de la cinta de correr y piensa que Dios está en todas partes que se lo permitimos.

   

CUIDADO CON LA RELIGIÓN EMOCIONAL

Estamos viendo un resurgimiento de la religión anti intelectual, confiando básicamente en nuestras emociones.

Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios con libre albedrío y un intelecto.

Y negar la importancia del intelecto es caer en los errores de las religiones falsas, por confiar en nuestras emociones por sobre las enseñanzas y la tradición de la Iglesia y su magisterio.

Ya místicos como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila advirtieron sobre no detenerse en experiencias como visiones o consuelos para lograr el crecimiento espiritual y la búsqueda de santidad.

Porque si confiamos básicamente en nuestras experiencias puede que finalmente llegaremos a que no haya un Dios, porque por ejemplo, no podremos interpretar los largos silencios que tiene Dios en nuestras vidas o la aparente falta de respuesta a las oraciones.

Pero sucede que nosotros tenemos nublado el intelecto como resultado del pecado original. Esta es una enseñanza de la Iglesia.

Y esa nubosidad o enturbiamiento del intelecto está conectado a la pereza espiritual de evitar mirar la realidad y aprender a través de nuestros sentidos.

Entonces la tarea es un trabajo duro de estudio y oración.

La gracia dará información al intelecto a través del don de conocimiento y el don de consejo estancado por el pecado.

Pero hay personas que quieren experimentar una religión sólo emocional.

Por ejemplo una persona que asiste sólo a reuniones de grupos de oración, a misas carismáticas, pero nunca estudia, puede estar creando su propia religión a través de sus experiencias emocionales, en lugar de conocer la realidad de la tradición de la Iglesia.

No estamos negando la importancia de los grupos de oración y de las misas carismáticas, pero confiar solamente en ellos, y en las misas de sanación, no es el camino de la santidad personal.

Este camino implica también la mortificación, la reparación personal, la misa diaria, la meditación, la adoración, el estudio de la palabra, etc.

Aquellos católicos que buscan constantemente buenos sentimientos o sea emociones religiosas, pronto se convertirán en protestantes o algo peor.

Porque la persona creará su propia religión en base a lo que siente.

Si una persona sigue solamente las emociones que le llegan muchas veces actuará en contra de las pautas de la Iglesia por desconocimiento.

Por ejemplo puede caer en aceptar sin el menor análisis cosas contrarias a la doctrina de la Iglesia, como la comunión de los divorciados vueltos a casar, la aceptación de la homosexualidad como un tercer sexo, la no existencia del infierno, el criterio que Dios es tan bueno que nunca corrige o castiga, etc.

Las emociones nos ayudan a crecer espiritualmente hasta cierto nivel, pero si uno no avanza en el estudio entonces empezará a retroceder.

La religión interna de nuestras emociones es una religión falsa si no la controlamos y educamos a través de las enseñanzas de la Iglesia Católica.

O sea la aceptación de lo que se nos transmite a través de la Iglesia, y su obediencia.

La religión emocional es lo que hace a los protestantes dividirse en infinidad de congregaciones e interpretar cada uno a su manera la Biblia.

Finalmente debemos considerar que la búsqueda de consuelos emocionales termina en la desesperación y no en la creencia, si uno no tiene bases doctrinales.

Y si esto sucede, fácilmente podrán ser engañados por el maligno y el anticristo.


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Cómo se Trasmiten los Malos Espíritus a través de las Generaciones

Las tendencias negativas que se trasmiten de generación en generación son un tema discutido entre los cristianos.

Hay quienes dicen que, salvo elementos sociales en la crianza, la familia no trasmite ninguna otra cosa que rasgos genéticos.

Sin embargo hay indicaciones que las malas inclinaciones parecerían transferirse entre generaciones como si fueran piezas genéticas.

Debemos liberarnos de los malos espíritus, que son trasmitidos por las generaciones anteriores, que afectan nuestras vidas.
.
Hay psiquiatras que han experimentado mejoría en sus pacientes tratando su árbol genealógico.

Es un tema para discernir pero también para experimentar.

Para nuestra cultura es comprensible la herencia material.

Nuestros padres y nuestros abuelos a menudo nos dejan propiedades, posesiones, o no nos dejan nada.

También nos dejan una herencia física en nuestro cuerpo, ciertos rasgos de altura, color de ojos, color de pelo, etc.

Y también los médicos han descubierto enfermedades que se transmiten de generación en generación, por eso piden que quienes tuvieron antecedentes de problemas del corazón, problemas de cáncer, diabetes etc., se controlen sistemáticamente para agarrar la enfermedad a tiempo.

Además hay ciertas inclinaciones familiares que se trasmiten de padres a hijos, como el gusto por la música, los deportes, las actividades intelectuales, etc.

Y en este sentido también hay una herencia espiritual.

Hay familias en que vemos pasarse de generación en generación adicciones, pobreza, divorcio.

Y también características psicológicas como inclinaciones hacia el miedo, la desconfianza, la depresión, inclinaciones suicidas.

Y por el contrario encontramos familias en que su árbol genealógico no contiene este tipo de problemas.

Lo que sucede es que los niños son criados en una familia y adquieren las características que hay en el ambiente familiar.

La herencia de características espirituales buenas no causa ningún problema; hay que multiplicarlas.

Pero la herencia de características espirituales malas lleva a la persona a repetir pecados inconscientemente.

Es como si se activara una reacción natural, casi instintiva, que la persona acarrea a través de generaciones.

A veces esas tendencias espirituales negativas, lo que llamamos espíritus negativos, han permanecido en latencia en una persona.

Pero de repente se desencadenan y entonces aparecen las tendencias al pecado, de la misma forma que aparece una enfermedad que ha estado latente durante años, como los médicos advierten.

Y debemos tratar las enfermedades espirituales del árbol genealógico de la misma forma en que tratamos las enfermedades físicas.

Que nuestra familia haya tenido un trauma en especial o una determinada conducta desordenada durante varias generaciones, no significa que sea nuestro destino inevitable.

Podemos cortar estos malos espíritus a través de nuestro libre albedrío.

Podemos decidir si seguimos siendo influenciados por los malos espíritus o no.

Pero primero debemos comprender que hay malos espíritus que surcan el árbol genealógico

En segundo lugar detectarlos, saber cómo son y el alcance de ellos.

Y en tercer lugar arrepentirse y hacer lo opuesto.

Pero hay veces que no es tan sencillo, porque estos malos espíritus están medio ocultos y latentes.

Por ejemplo una persona puede llevar una vida normal y en determinada etapa de la vida se le desencadenan tendencias suicidas.

Si esa persona mira su árbol genealógico y ve que durante varias generaciones hubo suicidas, probablemente entonces sea un espíritu que se haya transmitido de generación en generación.

Entonces la sanación pasa por reconocer el tipo de educación, socialización e influencias espirituales que se ha venido dando en la familia, antes que pensar en los problemas que la persona tiene en ese momento.

Veámoslo más en detalle.

ádan eva manzana arbol vibora

   

LA HIPÓTESIS DE TRANSFERENCIA GENERACIONAL DE MALOS ESPÍRITUS

La hipótesis de que nacemos tabla rasa, sin ninguna influencia negativa más que la socialización, es fácil de comprender.

Pero más difícil es la hipótesis de que traemos una carga de inclinaciones heredadas, que no vemos, por eso hablaremos aquí de ello.

Cada familia y antepasados – a excepción de Jesús, María y José – tiene tendencias que fueron o son negativas y necesitan ser purgadas.
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Podría ser una inclinación de la familia al egoísmo, la división, o el orgullo.
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Podría ser el ocultismo.
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Podría ser una preocupación con el materialismo.
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Podría ser la práctica de la mentira.

Estas características deben ser echadas fuera como “espíritus”.

Porque son manchas de oscuridad.

Y si no se lo hace, ellas se repetirán como un disco rayado en nuestras vidas y en las vidas de aquellos que vendrán después de nosotros.

Familias amorosas sientan las bases para nuestro progreso.

Ellas nos ayudan a construir fortalezas, identificar y superar las debilidades, y traen sus propios desafíos a nosotros para vencerlos.

Ellas nos influyen de manera significativa en nuestra misión terrenal y afectan la forma en que influenciamos a los demás en sus misiones.

Cada grupo familiar – con su cónyuge, hijos, padres, abuelos, nietos, suegros, tíos, primos, etcétera – pueden desempeñar un papel crucial enseñándonos a amar y a ser amados.

    

LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Es intrigante un estudio reciente de la Universidad de Laval en Quebec.
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En el que los genetistas han encontrado durante un examen de 5.000 genes, que los hijos de madres que habían sido sometidas a cirugía de bypass gástrico para perder peso, inexplicablemente tuvieron cambios en su ADN.
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Estos descendientes eran menos propensos a la obesidad (aunque no había habido una cirugía en ellos).
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Es como si algo psicológico se hubiera transmitido en el genoma.

Luchando por encontrar una explicación, los científicos han decidido llamar a esto “herencia epigenética”.

O sea características transmitidas de padres a hijos de una manera que va más allá de lo conocido en el funcionamiento del material genético.

Cambios psicológicos y emocionales parecen ser biológicamente impresos.

La nueva ciencia se centra en algo revolucionario: el efecto sobre la herencia de los marcadores bioquímicos entre los nucleótidos (todos los Gs, Ts, As, Cs que usted puede haber aprendido acerca de la biología).

“En este nuevo paradigma”, señala una revista orientada a la ciencia llamada Verge, los acontecimientos de su vida dejan una marca duradera en su constitución biológica, cambiando no sólo su propia vida, sino la vida de sus descendientes.

En la otra dirección, sus propios marcadores de metilo funcionan como una especie de memoria ancestral, la codificación de las experiencias que se a remontan siglos y cambian con cada vida”.

En otras palabras: el genoma se puede cambiar de una manera que no entendemos. 

Es como si nosotros “imprimiéramos una huella” en él.

sanacion del arbol genealogico

   

COSAS QUE SE TRASMITEN DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN

La gente que cree en tales cosas postulan que además de la genética, las influencias conductuales y las características espirituales, y tal vez incluso los espíritus mismos, puedan viajar a través de las generaciones. 

Hay casos sorprendentes en el que predilecciones tanto negativas como positivas se transmiten de una manera que parece más allá de lo fisiológico o psicológico.

Familias constantemente y extrañamente plagadas por el divorcio, el suicidio, la enfermedad, la adicción, la mala conducta sexual, la enfermedad mental, y los problemas financieros de una manera que excede explicaciones normales.

La mayoría que suscriben a esta teoría, citan pasajes de la Escritura, como las que mencionan consecuencias del pecado que se transmiten de generación en generación.

Y existe una base bíblica (véase el libro del Padre John Hampsch sobre ese aspecto, Curando su Árbol Genealógico).

Eso es algo – “la curación del árbol de familia” – en que la Iglesia no se ha pronunciado formalmente y lleva aspectos polémicos.

Pero más y más sacerdotes lo están abordando y hay casos convincentes que parecen ir más allá del reino de las causas físicas

Por ejemplo, cuando una persona está luchando contra la adicción a la nicotina y al mismo tiempo un primo que vive muy lejos también se encuentra renunciando a los cigarrillos, sin que ninguno de los dos sepa.

Estos casos se tratan en los libros muy populares, tales como Padre Yozefu-B. Semakula de La Sanación de las Familias.

   

DE VARIAS GENERACIONES ATRÁS

Cuando el pecado es intenso, afirma el padre John Hampsch, que escribió un libro llamado Sanar el árbol de la familia, los efectos pueden ir más allá de tres o cuatro generaciones comúnmente.
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Cuanto mayor es el pecado, más oscuridad atraemos.
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También podemos provocar a los espíritus demoníacos de un nivel superior.

arbol genealogico con misiones

Como la Biblia nos dice, hay poderes y principados.

Ellos imitan la jerarquía de los ángeles (serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles y ángeles).

También hay familias de espíritus terrestres -aquellos que no se han ido.

Estos son espíritus que se han unido a una persona, familia, cosas o lugares.

Si alguien comete un asesinato, es una fuerza que atrae a los demonios.

Si hay un espíritu que fue adicto al sexo, las drogas o el alcohol, pueden tratar de sacar o entrar a otra persona viva que sea indulgente en el exceso de alcohol o el sexo ilícito (con el fin de volver a experimentar).

Una participación en el ocultismo es una transgresión conocida que aumenta en gran medida la infestación espiritual.

Cuando una persona invoca a los espíritus de los muertos – o peor, se involucra con la magia negra, la brujería, el satanismo – las fuerzas oscuras se congregan.

El Padre Hampsch ha informado que

todos los “objetos que han sido utilizados para actividades ocultistas o espiritistas deben ser destruidos, porque tienden a atraer a los malos espíritus”, como amuletos y símbolos astrológicos.

Se nos dice en Levítico 19:31 que los recursos de los espíritus de los muertos o los magos nos “contaminan” a nosotros – y esto contamina nuestros linajes.

Dice el Padre Robert De Grandis,

“Cuando estamos alrededor de las cosas de lo oculto, ya se trata de libros, signos, símbolos, o incluso núcleo duro de la música rock, ello contamina el espíritu”.

Por eso muchas veces los carismáticos no pueden escuchar rock duro.

El Espíritu Santo y su espíritu se oponen a la intromisión de la contaminación”.

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EL MAL SE CONCENTRA

De este modo, los espíritus – o la oscuridad, de alguna forma – pueden reunirse alrededor de una persona.
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Y cuando una persona muere, los espíritus buscan otro hospedaje y a menudo optan por el que está más cerca o es un punto débil en el árbol familiar.

El mal que se ha acumulado a través de las generaciones se puede concentrar en torno en un “punto imán”, abriendo un conducto oscuro.

El resultado puede ser la desgracia no sólo para la persona, sino también para aquellos alrededor de la persona.

Enfermedad. Accidentes. Mala suerte.

Una persona puede tener un pequeño tren de espíritus acompañándolo.

Cuando llega a través del árbol de la familia, puede ser derrotado sólo a través de la humildad.

   

LA PSIQUIATRÍA CONVALIDA ESTE CRITERIO

Healing the Family Tree (Sanando el Árbol Familiar) es un libro innovador del psiquiatra británico Kenneth McCall.

Sacerdote anglicano, el Dr. McCall fue criado en China como hijo de misioneros cristianos.

Allí experimentó exorcismos y la influencia de las maldiciones generacionales en las familias.

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Al madurar estudió para ejercer la medicina y se especializó en psiquiatría.

Él descubrió que algunos pacientes psiquiátricos incurables tenían, como parte de su problema, muertes no resueltas dentro de su círculo familiar.

Él experimentó con una nueva terapia en la que se invitaba al pastor o rabino del paciente a llevar a cabo un servicio funeral para el pariente muerto.

En muchos casos, se encontró con una notable mejora en su paciente, y en el libro cuenta historias sorprendentes de algunas recuperaciones completas notables.

Él llegó a descubrir que a veces el problema en la historia de la familia no era simplemente una muerte sin resolver.
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Sino un trauma no resuelto, y el problema de la adicción o incluso una maldición oculta que había sido colocada en la familia.

La teoría de McCall es que, en algunos casos de trastorno emocional o mental también hay una dimensión espiritual.

Uno puede discutir esto en un lenguaje sensacionalista diciendo que la persona está “embrujada” o “maldita”.

Sin embargo, se podría utilizar con la misma facilidad un lenguaje menos dramático y decir que hay una perturbación espiritual dentro de la memoria familiar heredada.

El lenguaje utilizado para describir el problema es secundario.

La solución es lo que parece interesante.

Como protestante, McCall simplemente empezó a tener servicios funerarios para los muertos con el fin de ayudar a los vivos a encontrar sanación y reconciliación.

Entonces McCall comenzó a descubrir la tradición católica de orar por los muertos.

Habló a un católico que le explicó la lógica detrás de las misas de réquiem – misas por el descanso del alma del difunto.

McCall descubrió la fe católica en el purgatorio y comenzó a entender que siempre ha sido parte de la enseñanza católica que se podía orar por los muertos.

Y que las oraciones ofrecidas por ellos – especialmente las oraciones de la Misa – les ayudarían en su viaje y a reconciliarse.

El gran descubrimiento de McCall es que esta práctica tradicional católica no sólo es beneficiosa para los muertos, sino también para los vivos.

Esta es la razón, por lo tanto, por la que algunos sacerdotes católicos alientan las costumbres tradicionales de ofrecer misas por nuestros muertos, encendiendo velas y diciendo una oración por los muertos y asegurándose que ofrecemos misas funerales apropiadas para los muertos.

Esta práctica es beneficiosa, porque existen vínculos espirituales reales entre miembros de la familia, tan reales como los lazos biológicos y genéticos que existen entre nosotros y nuestros hijos, y entre nosotros y nuestros antepasados.

Algunos dicen que “el tiempo cura todas las heridas”. Esto no es cierto. Cristo cura todas las heridas.

Si hay pecado persistente en la familia, trauma, adicción, violencia o muerte sin resolver, tiene que ser tratado a través de los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía.

Esto debe ser lo más natural para los católicos como ir al médico cuando algo está mal físicamente.

Por supuesto, en el ministerio de sanación cristiana no se buscan respuestas mágicas o respuestas instantáneas.

A veces hay respuestas notables, aparentemente milagrosas.

Más a menudo la curación es gradual, profunda y real.

En el ámbito de los problemas emocionales, mentales y relacionales, la dimensión espiritual es a menudo sólo un factor en una complicada red de problemas.

Cada uno tiene que ser desmontado cuidadosa y gradualmente para la sanación total de su mente, cuerpo y espíritu.

Esto debe llevarse a cabo dentro de una comunidad que se preocupa de la fe, con una sólida disciplina de oración y la orientación profesional, en el ministerio de día a día y la disciplina de la oración.

Si tienes problemas familiares del pasado llévalos a la confesión, llévalos a misa, ofrece misas por el eterno descanso de las almas de sus seres queridos.

Recuerda en cada misa orar por tus muertos.

Traerá salud a su familia, sanación, y te acercará a la vida abundante que Cristo promete.

Pero también hay oraciones de liberación que se pueden usar.

arbol genelogico de dos colores

   

ORACIÓN DE LIBERACIÓN

Un ex sacerdote llamado Francis MacNutt, que ministró en este ámbito, recomienda la siguiente oración:

“Señor Jesús, revélame suavemente, por medio del Espíritu Santo, las formas en que yo pueda estar viviendo ciertos patrones de debilidad hereditaria o pecado”. [Aquí esperar a ver lo que usted recibe en la oración.]

“Ahora, Jesús, si existe alguna predisposición en mí (el alcoholismo, la lujuria, etcétera) que ha llegado hasta mí a través de mis ancestros, te pido a través de tu poder hacerme libre.

“Envía tu Espíritu Santo, y por el poder de tu Espíritu y por la espada del Espíritu, libérame de esa disposición a [aquí el nombre] “.

“De cualquier pecado que yo o mis antepasados hayamos cometido en este sentido, te pido perdón, Señor”.

“En el Nombre de Jesucristo y por su preciosa sangre, hazme libre, Padre celestial”.

“Y ahora, Señor Jesús, en lugar de esta debilidad, lléname con la fuerza de tu Espíritu, lléname de tu espíritu de (auto-control, coraje, sobriedad o cualquier regalo que contrarreste la debilidad que tengo)”.

“Y Señor, te pido también que liberes a mis hijos de cualquier disposición perjudicial que puedan haber heredado de mí o de mis antepasados”.

“Amen”.

Fuentes


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¿Cómo Funciona el Impresionante Poder Sanador de la Eucaristía?

Los dones del cielo son el producto final de la Eucaristía.

En su libro, Cruzando el umbral de la esperanza, Juan Pablo II dijo que la Eucaristía y otros sacramentos crean en el hombre “la semilla de la vida eterna”.

Cuando recibimos a Cristo en la Comunión abrimos la puerta a la comprensión de que es el Cielo, aspiramos sólo al Cielo y ya recibimos su poder sanador.

La razón de la vida en la tierra es la prueba y la preparación, pero si asistimos a la eucaristía con fe, entonces comenzamos a sentir los efectos de la vida eterna en la tierra.

   

LA IMPORTANCIA DE LA EUCARISTÍA

Los primeros cristianos consideraban la Eucaristía como una conmemoración de la comida que Jesús había compartido con sus apóstoles.

Con el tiempo convirtieron en dogma que Jesús realmente cambió sobrenaturalmente estas sustancias en su cuerpo y sangre, como lo fueron experimentando por sus milagros.

Y que dio autoridad a sus apóstoles para llevar a cabo el mismo milagro sagrado hasta el fin del tiempo. Y en recuerdo de él.

Luego, los milagros eucarísticos que se produjeron reafirmaron esa transustanciación.

Sin embargo la cristiandad protestante posteriormente llegó a negar esto.

Y la Eucaristía se convirtió para ellos en una simple comida conmemorativa, un signo y no un hecho real.

Hoy en día también la Iglesia Católica está experimentando una reforma interna silenciosa.

Cuyos efectos en la misa no son diferentes a los producidos por las revueltas de Lutero y Calvino.

Hace treinta años se podía observar todavía a monjas llevando a sus pequeños alumnos al comulgatorio, y los amonestaban, “No mastiquen al Niño Jesús”.

Mientras que hoy en día casi todo temor y reverencia hacia la misa y los elementos consagrados parecen haberse evaporado.

Cosas tan simples como arrodillarse para la comunión, recibir el sacramento en la lengua, y otras normas “antiguas”, que reflejan la dignidad numinosa, han desaparecido.

Podemos decir que la eucaristía se ha “desordenado” respecto al mundo sobrenatural.

La banalización y la desacralización de la misa no son sino el resultado natural de la intelectualización de este misterio.

La mente fue la “matadora” de lo real.

El misterio numinoso trascendental no pudo sobrevivir al racionalismo y a la modernidad de Hans Küng y sus compañeros.

Sin embargo la celebración de la Eucaristía es una recreación diaria de los acontecimientos de la vida de Jesús, que se reviven desde la Navidad hasta la Ascensión

Es un intenso revivir el drama central de la pasión y resurrección y el intento de imitarlo.

La imitación de Cristo es la transformación del ser humano y la misa sigue siendo el medio más eficaz de esa transformación, porque los dones vienen del Cielo.

Veamos lo que sucede en la misa, cuyo punto central es la eucaristía, donde Jesús se ha presente realmente.

   

¿QUÉ SIGNIFICA QUE JESUCRISTO ESTÁ PRESENTE EN LA EUCARISTÍA BAJO LAS ESPECIES DEL PAN Y EL VINO?

¿Cómo sucedió esto?

La presencia de Cristo resucitado en la Eucaristía es un misterio inconmensurable que la Iglesia no puede explicar completamente en palabras.

Hay que recordar que el Dios trino es el creador de todo lo que existe y tiene el poder de hacer más de lo que podemos imaginar.

Como San Ambrosio, dijo:

Si la palabra del Señor Jesús es tan poderosa como para poner en existencia cosas que no eran, a continuación, aquellas cosas que ya existen se pueden cambiar en otra cosa (De Sacramentis, IV, 5- dieciséis).

Dios creó el mundo con el fin de compartir su vida con personas que no son Dios.

Pero los hombres cayeron en el pecado y fue necesario un plan de salvación generalizado.

Este gran plan de salvación revela una sabiduría que supera nuestro pensamiento.

Pero no se nos deja en la ignorancia: porque en su amor por nosotros, Dios nos revela su verdad a nosotros en formas que podemos entender a través del don de la fe y la gracia del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Por lo tanto somos capaces de vislumbrar, al menos en cierta medida, lo que de otro modo permanecería desconocido para nosotros, aunque nunca podemos comprender por completo el misterio de Dios.

Es así que Jesús se nos da Él mismo como alimento para nuestro viaje en la tierra.

¿Por qué Jesús mismo se da a nosotros como comida y bebida?

Jesús se nos da en la Eucaristía como alimento espiritual porque nos ama.

Todo el plan de Dios para nuestra salvación se dirige a nuestra participación en la vida de la Trinidad, la comunión del Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Nuestra participación en esta vida comienza con nuestro bautismo, cuando por el poder del Espíritu Santo estamos unidos a Cristo, convirtiéndonos así en hijos e hijas adoptadas del Padre.

Y se nutre y se profundiza a través de nuestra participación en la Eucaristía.

Al comer el Cuerpo y beber la Sangre de Cristo en la Eucaristía nos unimos a la persona de Cristo a través de su humanidad.

“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6:56).

Al estar unidos a la humanidad de Cristo somos al mismo tiempo unidos a su divinidad.

Nuestra naturaleza mortal y corruptible es transformada por estar unida a la fuente de la vida.

“Como el Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí” (Jn 6:57).

Al estar unidos a Cristo por el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros, estamos en relación eterna de amor con el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

¿Y qué beneficios concretos tenemos?

   

LOS BENEFICIOS DE RECIBIR LA EUCARISTÍA

Cada vez que reciben la Santa Comunión, según Santa Gertrudis, algo bueno le sucede a todos los seres en el cielo, en la tierra y en el purgatorio.

El santo Cura de Ars decía que una comunión bien recibida vale más que una pequeña fortuna dada a los pobres.

Cada vez que recibimos la comunión nuestra estancia en el purgatorio se acorta.

Mientras estemos en la tierra, con una visión limitada, nunca seremos capaces de apreciar la grandeza de la Eucaristía.

Sabemos también de la importancia que le dan en lugares como Medjugorje.

Adoren sin cesar al Santísimo Sacramento del altar”, dijo la Santísima Virgen.

Se reciben gracias especiales. Vayan a misa sin tener que buscar una excusa. Oren, oren, oren solamente.

La oración debe ser para ustedes no sólo un hábito, sino también una fuente de felicidad.

Abandónense a Dios sin ninguna restricción.

Amen a sus enemigos. Desterrad de su odio del corazón, la amargura, juicios preconcebidos.

Si ustedes supieran la gracia y los dones que reciben, ustedes se prepararían (para la Eucaristía) cada día durante una hora por lo menos.

Oren, queridos hijos, de manera que el plan de Dios pueda llevarse a cabo, y todas las obras de satanás sean cambiadas a favor de la gloria de Dios.

Cuando digo ‘oren, oren, oren’ Yo no sólo quiero decir aumentar el número de horas de oración, sino también para reforzar el deseo de la oración, y de estar en contacto con Dios.

Pónganse permanente en un estado de ánimo bañado en oración.

Queridos hijos, quiero que entiendan que Dios los ha elegido cada uno de ustedes con el fin de utilizarlos en un gran plan para la salvación de la humanidad.

Ustedes no son capaces de comprender cuán grande es su papel en el diseño de Dios.

La misa es la oración más grande de Dios.

Ustedes nunca serán capaces de entender su grandeza.

Es por eso que deben ser perfectos y humildes en la misa.

Os ruego, oren a Jesús, yo soy su madre, e intercedo por ustedes con Él.

Pero todo no depende sólo de mí, sino también de su fuerza y ??la fuerza de los que rezan.

La misa es lo más importante y el momento más sagrado en sus vidas.

Si se abandonan a sí mismos hacia mí, incluso no sentirán el paso de esta vida a la otra vida.

Ustedes van a comenzar a vivir la vida del cielo de esta tierra«.

¡Ni siquiera se siente el paso de esta vida!

¡Una promesa increíble que es!

   

POR LA EUCARISTÍA PENETRA EL PODER MILAGROSO DE DIOS

La Eucaristía de una manera particular muestra el poder infinito y milagroso de Dios.

Que es capaz de transformar y perfeccionar su creación y atraer a los hombres a una profunda comunión con él.

Los dones del pan y el vino se transforman en su totalidad y milagrosamente, en el Cuerpo y la Sangre del Salvador.

Ordinariamente la recepción de la Santa Comunión no es un acto místico (de acuerdo con el sentido estricto), ya que normalmente el beneficio real que recibimos del sacramento depende en parte de nuestras disposiciones activas. 

Pero al acercarnos a la Eucaristía y desear la comunión profundamente hacemos que el propósito de la Santa Cena en última instancia suceda. 

Poco a poco vamos siendo transformados por la recepción de los dones transformados en el altar.

Y para que nuestro esfuerzo activo sea virtuoso, es llevado a la perfección por el Espíritu Santo.

En el Canon Romano de la misa, hay dos invocaciones al Espíritu Santo, en las que se ora para que el Espíritu transforme los dones.

Antes de la consagración oramos para que el pan y el vino puedan ser un ofreciemiento en espíritu y en verdad, y así se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo.

A continuación, después de la consagración invocamos de nuevo al Espíritu Santo y pedimos que a medida que el ángel de Dios presente el sacrificio en el altar del cielo podamos recibir en el altar en la tierra, toda gracia y bendición celestial. 

Lo qué ocurre en el altar ante nosotros se supone que sucede también en nosotros a través de los dones que recibimos desde el altar, por el poder del Espíritu Santo.

Por otro lado, en la vida de los santos y místicos la recepción de la Santa Comunión a menudo se convierte en un acto místico en sentido estricto.

Debido a su deseo de la Eucaristía, la intensidad de su caridad les abre más plenamente a la acción directa de Dios en sus almas.

Su unidad sacramental con Cristo en la sagrada comunión se convierte en transformadora de una manera más allá de lo habitual. 

En algunas circunstancias, Dios aún expone esta verdad por medio de signos eucarísticos extraordinarios y muy visibles externamente.

Como cuando, por ejemplo, la vida física de Santa Catalina de Siena y otros, que se mantienen durante muchos años sin ninguna otra nutrición que la Santa Comunión.

Otro signo extraordinario son los milagros eucarísticos, que apuntan a mostrar, más allá de toda duda, la transubstanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Y otro más notable y más extendido es la sanación a través de la eucaristía.

La sanación más común es la del alma y de los estilos de vida, pero sin duda los milagros que movilizan más a la gente son los físicos.

   

MILAGROS FÍSICOS A TRAVÉS DE LA SANTA EUCARISTÍA

La historia de la Iglesia Católica no es nada menos que la historia de los milagros realizados por Jesús Cristo. 

Esto es tan cierto que una de las marcas de la verdadera Iglesia – además de ser una, santa, católica y apostólica – es también la capacidad de realizar milagros. 

Es decir, fenómenos físicos que están más allá de las leyes de la naturaleza física.

Y lo que no podemos olvidar es que muchas de estas maravillas son realizadas por nuestro Señor a través de la presencia real en el Santísimo Sacramento.

El padre John Hardon dice que la prueba clásica para esto son los milagros que se producen en el santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Francia.

Recuerda que fue la Virgen la que obtuvo de su divino Hijo el primer milagro que realizó en su ministerio público cuando cambió el agua en vino en las bodas de Caná de Galilea.

Desde el principio, el santuario de Lourdes fue testigo de innumerables maravillas físicas.

Comúnmente asociamos estas maravillas con que la gente se bañe en el agua de Lourdes. 

Sin embargo una parte esencial de los fenómenos en el santuario de Lourdes es el hecho de que los enfermos son bendecidos con la custodia sagrada que contiene el Santísimo Sacramento.

Uno de los ejemplos clásicos son las curas repentinas registradas los médicos que forman parte del jurado de calificación en el santuario de Lourdes.

De acuerdo con un médico, que recuerda el padre Hardon, la curación repentina de una mujer que moría de cáncer fue la experiencia más notable desde el punto de vista médico que tuvo en sus dos décadas de trabajo con la comisión examinadora.

Ella llegó a Lourdes en un estado moribundo.

Primero ella se sumergió en el agua de Lourdes.

El primer efecto fue un dolor insoportable. Entonces cesó el dolor, pero el cáncer se mantuvo. 

No fue hasta el día siguiente, cuando el sacerdote la bendijo con el Santísimo en una custodia, que se curó inmediatamente de su condición cancerosa.

Con los años maravillas similares se han registrado sobre el poder del Santísimo Sacramento por la intercesión de la Virgen para realizar milagros de curación corporal siempre a favor de los que creen.

Esto nos muestra que la contemplación eucarística es sanadora incluso en problemas menores.

   

EL PODER CURATIVO DE LA CONTEMPLACIÓN EUCARÍSTICA

Las palabras de Santa Teresa de Calcuta nos inspiran:

“Cuando nos fijamos en el crucifijo, entendemos lo mucho que Jesús nos amó. Cuando nos fijamos en la Sagrada Hostia entendemos lo mucho que Jesús nos ama ahora”.

Esta sanación se produce mediante una progresión interior:

  • El encuentro con Jesús: la experiencia personal del amor divino que cura;
  • La conversión del corazón: el movimiento hacia Dios y el alejarse de lo que no es de Dios;
  • El compromiso con Jesús: en una relación de amor que lleva al servicio.

   

EL PODER LIBERADOR DE LA EUCARISTÍA

El padre Venatius Oforka en “El arte de la guerra espiritual”, relata un caso de una sesión de liberación de una niña que había estado poseída por el demonio durante algunos años.

El demonio se negaba a salir del cuerpo de la niña obstinadamente.

Y el grupo de oración sé estaba desmoralizando.

Hasta que se les ocurrió la idea de llevarlo a Jesús eucarístico en la capilla.

Llevaron a la niña a ese lugar y el demonio a través de la voz de la niña gritó en voz alta

“¿Quién es este? ¿Quién es esta persona?”

Para él la eucaristía no era un objeto sino una persona porque, él lo veía con los ojos espirituales.

Podemos estar viendo una hostia blanca y redonda con los ojos físicos, pero el demonio vio la gloria de Dios y quedó aturdido.

Entonces tartamudeando pidió que lo dejaran ir, que no quería verlo.

¿Quién me trajo a su casa? No nos caemos bien, sácame de este lugar”.

El joven sacerdote que estaba a cargo de la liberación quedó anonadado ante la afirmación del demonio de que el pan consagrado tenía ese poder.

Y el demonio entonces acorralado decidió pelear contra Jesucristo en la hostia consagrada y trató de tirarlo para abajo del altar.

Al principio los laicos del grupo de oración trataron de proteger la custodia con el Santísimo Sacramento.

Pero luego el sacerdote pensó que lo mejor era permitir que Nuestro Señor luchara por sí mismo y les indicó a los laicos del grupo de oración que no le impidieran ningún movimiento a la niña.

Entonces el demonio corrió a toda velocidad y con una tremenda fuerza hacia el altar, pero 10 centímetros antes se detuvo como si un cable invisible lo controlará.

Volvió para atrás y tomó carrera otra vez y sucedió lo mismo.

Y luego sucedió una tercera vez y pero esta vez el demonio pudo llegar hasta tocar el mantel del altar.

Cuando el demonio tocó el mantel fue terriblemente sacudido y lanzado fuertemente al suelo,  retorciéndose y pidiendo por favor que lo dejaran salir de la niña.

Esto demuestra el poder de liberación contra el demonio que tiene la Eucaristía.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¿Qué tuvieron de Especial los Milagros de Curación que hizo Jesús?

El análisis de los milagros de sanación que hizo Jesús en su vida humana es importante para nosotros.

Porque hay ciertas particularidades en ellos que nos permiten comprender cómo se logra la sanación de una enfermedad.

Y además nos permite comprender qué podemos esperar de los milagros hoy.

Jesús no desparramó milagros de sanación por doquier.
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Sus milagros tuvieron una misión y una función precisas.
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Y es de acuerdo a ellas que debemos identificar los milagros en el día de hoy.  

Sólo en los cuatro evangelios se registran 37 milagros de Jesús, pero hay más en la Biblia.

Incluso Juan 21: 25 dice que Jesús hizo mucho más cosas que no cabrían en todos los libros, si se escribieran.

Las características que hacen únicos a estos milagros es que fueron instantáneos, no requirieron convalecencia, no se utilizó ninguna medicina y la dolencia remitió sin dar marcha atrás.

    

¿CUÁLES FUERON LOS MILAGROS DE JESÚS?

El Nuevo Testamento habla de la sorpresa de los milagros que realizó Jesús y también de los realizados por los apóstoles en la Iglesia Primitiva (Lucas 5: 25, Hechos 5: 12)

La Biblia se refiere a los milagros con tres tipos de palabras:

Poder (dynamis), que significa «acto poderoso»;

Signo (semeion), que se refiere a un milagro que figurativamente representa otra cosa, como el reino de Dios;

Maravilla (teras), que indica algo extraordinario.

Esto habla sobre la función de los milagros.

Los milagros de Jesucristo en el Nuevo Testamento tienen un propósito específico; no fueron realizados al azar ni como espectáculo.

Algunas veces Jesús actuó realizando milagros apelando a su propia autoridad y en otras invocó al Padre.

Cada milagro fue acompañado por un mensaje que confirmaba la autoridad de Cristo como Hijo de Dios y la venida del Reino de Dios a la Tierra.

Si no se cumplían estos criterios Jesús se negaba a realizar milagros.

Por ejemplo no realizó ningún milagro ante Herodes (Lucas 23: 8-9)

Algunos de los milagros más asombrosos de Jesús fueron levantar personas entre los muertos, devolver la vista a los ciegos, expulsar demonios, sanar a los enfermos, caminar sobre el agua.

Todos los cuales mostraron la evidencia de su naturaleza divina, en un intento de abrir los corazones al mensaje de salvación y a la glorificación de Dios.

Además estás señales y prodigios mostraron el poder absoluto de Cristo sobre la naturaleza y su misericordia ilimitada.

Su revelación como el Mesías prometido se produjo en las Bodas de Caná, cuando realizó el primer signo de convertir el agua en vino a pedido de Su Madre.

Esto marcó el comienzo de su ministerio público de escasos 3 años.

    

MILAGROS DE SANACIÓN

Nadie ni sus enemigos plantearon dudas sobre su capacidad de sanar enfermedades y dolencias.

Pero lo que hay que tener claro es que Jesús siempre tuvo un propósito para las curaciones, distinto a la curación por sí misma.

El no sano sólo por el bien de la curación. Todas las sanaciones tuvieron que ver con su misión y con su identidad como Mesías.

Tampoco Jesús sanó a todos los que necesitaban ser sanados.

En varias ocasiones encontramos con que Jesús se fue de al lado de personas enfermas sin curarlas.

Por ejemplo en el estanque de Bethesda Jesús sano a una sola persona enferma.

Ahí había cantidad de enfermos, ciegos, cojos, paralizados, que esperaban el movimiento del agua y sanó sólo a un hombre de 38 años (Juan 5: 3-5)

También dejó el pueblo de Cafarnaum sin curar a todos, esto se explica en Marcos 1: 32-39.

De modo que Jesús no vino a la Tierra con el cometido único de sanar personas, sino de predicar.

Las sanaciones eran la evidencia que daba justificación a sus enseñanzas.

Las multitudes lo buscaban trayendo sus enfermos para que los sanara.

Pero Jesús tenía cosas más importantes como predicar el mensaje de que el Reino de Dios había llegado.

Tampoco vemos a Jesús realizando todos los milagros que les pidieron que hiciera.

En algunos casos los hizo y en otros no, como por ejemplo cuando los líderes religiosos le exigieron una señal.

Él se refirió a ellos cómo generación malvada y adúltera, diciendo que la señal era la de Jonás, que pasó tres días y tres noches dentro de la ballena (Mateo 12: 38-40).

Y como vimos Jesús tampoco realizó ningún milagro para Herodes.

Las curaciones de Jesús fueron el cumplimiento de las profecías del Mesías que esperaba el pueblo judío.

En los cuatro evangelios se dice que Jesús sanó sobrenaturalmente las personas para cumplir tales profecías bíblicas, ver Mateo 8: 16-17

La profecía estuvo dada en Isaías 53: 4, cuando dice que “Él tomó nuestro dolor y cargo con nuestros sufrimientos…”.

También Jesús hizo milagros de sanación para que la gente comprendiera que sus pecados eran perdonados.

El caso más típico de demostración de la autoridad del hijo del hombre en la tierra para perdonar los pecados es cuando le dijo al hombre “levántate toma tu camilla y vete a tu casa” (Marcos 2: 10-12)

Jesus sanó para demostrarle a Juan el Bautista que Él era el verdadero Mesías.

Cuando Juan Bautista estaba en la cárcel pidió a sus discípulos que le preguntarán a Jesús si Él era el Mesías que había de venir.

Y Jesús les dijo que le recordaran a Juan sus milagros: los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y las buenas nuevas son proclamadas a los pobres (Mateo 11: 26)

Además Jesús sanó para mostrar las obras de Dios para que Dios recibiera Gloria.

Esto por ejemplo lo dijo cuando curó a un ciego “sucedió para que las obras de Dios se manifiesten en él…” (Juan 9: 3)

Es más, Jesús sugirió que la enfermedad de este hombre tenía el propósito de que las obras de Dios se mostrarán en él.

Lo mismo sucedió con la enfermedad de Lázaro que dijo que “sucedió para la gloria de Dios y para que el hijo de Dios reciba la gloria…” (Juan 11: 4).

Finalmente Jesús sanó para que la gente pudiera creer en Él.

En Juan 20: 30-31 se dice que Jesús hizo muchas otras señales que no están escritas.

Pero que la que están escritas son para que se pueda creer que Jesús es el hijo de Dios.

Es por esto que los milagros a veces se nominan con el nombre de signos, porque son señales para mostrar que el Mesías o Cristo ha llegado.

   

DOLENCIAS FÍSICAS Y ESPIRITUALES CURADAS BAJO 3 CONDICIONES

Los evangelios están llenos de milagros de sanaciones de Jesús.

En general pensamos que curaba las dolencias físicas porque son las más espectaculares.

Pero también las curaciones de Jesús fueron de personas enfermas del espíritu.

E incluso cuando sanó a alguien en su cuerpo también lo hizo globalmente abarcando su espíritu.

Porque Jesús vino a sanar a los enfermos físicos y a los enfermos espirituales, porque la enfermedad abarca el cuerpo y el alma a la vez.

Por tanto los milagros de curación apuntan hacia la misericordia de Dios para auxiliarnos globalmente.

Además si Jesús pudo sanar a un paralítico o a un leproso entonces también puede perdonar nuestros pecados.

Queda claro también que Jesús sanó aquellos que deseaban su sanidad.

Que sanó a aquellos que creían, confiaban y se acercaron a Él para ser sanados.

Entre líneas podemos leer tres condiciones que Jesús pone en general para la sanación.

Uno es reconocer que hay un problema, porque a menos que uno no piense que está enfermo no va buscar a un médico.

La segunda condición es que la curación depende de la fe de las personas.

En algún caso vemos que es la fe de la propia persona enferma.

Y en otros casos vemos que es la fe de la persona que vino a pedir por el enfermo.

Aquí hay un mensaje más general de Jesús: es nuestra fe la que nos salvará.

Y es nuestra fe la que nos traerá la paz y nos curará de las aflicciones.

La frase “no tengas miedo” asociada a “ten fe” son centrales en la prédica de Jesús.

Y no importa que tan fuerte es la fe, porque si tenemos fe del tamaño de un grano de mostaza Jesús nos dice que podremos llegar a mover montañas.

La tercera condición para la sanación que establece es que Jesús sana aquellos que se acercan a Él, no sólo presencialmente sino también por intermedio de otra persona.

De modo que la sanación requiere el acto previo nuestro de acercamiento a Jesús en la búsqueda de sanación, un apostar a Él.

  

PORQUE NO VEMOS HOY MILAGROS COMO LOS DEL PRIMER SIGLO

Los milagros hoy parecen raros a los ojos de los contemporáneos.

Sentimos que hay algo diferente en la forma en que Dios hizo los milagros en el Antiguo y en el Nuevo Testamento respecto a los que suceden hoy.

¿Porque no experimentamos hoy los milagros del Nuevo Testamento?

Ya hemos dicho que los milagros tenían la función en el Antiguo y Nuevo Testamento de mostrar un propósito más grande.

Evidenciar el plan redentor de Dios y la autenticidad de los mensajeros de Dios que traían la revelación a la humanidad.

En el Antiguo Testamento los milagros que hizo Moisés trataban de demostrar su legitimidad como portavoz de Dios (Éxodo 4: 1-9).

Lo mismo que los profetas, a quiénes Dios concedió la capacidad de hacer milagros para verificar Su autoridad (1 Reyes 17: 17-24, 18: 36-39, 2 Reyes 1:10).

Y en el caso de los milagros en el Nuevo Testamento, como ya hemos dicho, tenían la función de autenticar a Cristo y a sus apóstoles.

En especial los milagros de Jesús autenticaron su papel central en el plan divino que traía la salvación (Lucas 7: 22).

En este marco Él sana a los enfermos, expulsa a los espíritus malignos y cura una cantidad de enfermedades como flujo de sangre, mano seca, ceguera, sordera, parálisis, epilepsia, lepra, hidropesía, fiebre y resucita a los muertos.

Esto muestra Su poder sobrenatural sobre la naturaleza.

Y apunta a la restauración de la creación del Reino de Dios, diciendo que el Reino de Dios ha llegado.

Es en este marco que convierte el agua en vino y multiplica los panes y peces.

Y que da testimonio de que el Reino de Dios ha comenzado a expandir resultados beneficiosos en las personas.

El concepto es que las obras milagrosas de Jesús denotaban que el Dios de Israel estaba actuando una vez más en medio de su pueblo.

Los milagros condujeron a la creencia, al asombro y a la adoración.

Por lo tanto los milagros no deben verse como una suspensión del orden natural, sino por la restauración del orden natural que Jesús vino a traer.

Los milagros que sucedieron después en la Iglesia Primitiva tenía la función de verificar la autenticidad de la revelación hecha por Jesús sobre la apertura de una nueva era escatológica.

Este mismo propósito de legitimar el plan Redentor de Dios revelado es el mismo que cumplen los milagros hoy.

Por lo tanto no es inapropiado buscar milagros hoy para confirmar la veracidad del mensaje del Evangelio, ayudar a los necesitados, eliminar obstáculos para la conversión de la gente y dar gloria a Dios.

Los milagros aún ocurren pero los cristianos deben evitar los extremos de ver todo como un milagro y no ver nada como un milagro.

Lo que ha sucedido en los últimos siglos es que el cristianismo se ha llenado de escepticismo respecto a lo sobrenatural.

Hay una capa que se llaman a sí mismos católicos maduros que interpretan cualquier cosa aparentemente sobrenatural como algo producido por el mundo natural.

No conciben que aún existan los milagros que se produjeron en la Iglesia Primitiva.

E incluso llegan a desestimar los milagros relatados en los evangelios como una exageración o como el conocimiento rudimentario de la medicina en aquella época.

El vaciamiento de lo sobrenatural está haciendo un grave daño a la Iglesia, porque es el inicio de la duda sistemática sobre la revelación de Dios, e incluso de la deidad del propio Jesús.

Pero en segundo lugar los cristianos deben ampliar su criterio para comprender los milagros.

Deberían incorporar como milagros el sostén providencial de Dios en los asuntos cotidianos de la fe de la gente y las obras de redención realizadas por la Iglesia.

Cuando Jesús dice a los discípulos que ellos harán más milagros que los que hizo Él, posiblemente estuviera hablando de las obras que realizaría la Iglesia, porque abarcaría muchas personas y un período mucho más largo.

Los signos y las obras que hizo Jesús durante su ministerio fueron el inicio de la expansión de la revelación.

Y luego de la Ascensión de Jesús quedan las obras que los creyentes hacen a través del Espíritu revelando verdaderamente el plan de Dios y que Jesús era verdaderamente su hijo.

Las obras abarcan la evangelización, la comunicación del perdón de los pecados y también las sanidades.

¿Existen curaciones sobrenaturales en el mundo de hoy?

El innegable efecto de las misas de sanación lo demuestra.

Los milagros producidos en Lourdes también son un signo.

No todos los que van al Santuario de Lourdes se sanan. Pero los que lo hacen son el testimonio de la acción milagrosa de Dios.

Otro tanto se puede decir de los milagros producidos en los santuarios marianos alrededor de todo el mundo.

Y actualmente en especial las conversiones que se logran en Medjugorje.

Podemos tener el privilegio de presenciar eventos claramente sobrenaturales y milagrosos o no.

Pero debemos estar abiertos a que esto sucede, estando atentos a los testimonios que se publican.

Y también debemos asentir que Dios está trabajando activamente en el mundo edificando su Iglesia, de una manera sobrenatural, apoyada en los cristianos que evangelizan.

  

ANEXO: LISTADO DE CURACIONES DE JESÚS

  

Siete curaciones de espíritus inmundos

En estos pasajes se puede observar que incluso los demonios se postran ante Jesús, lo obedecen y lo reconocen como el Santo Hijo de Dios.

•          El de la región de Gerasa (Mt. 8:28-34, Mc. 5:1-20, Lc. 8:26-29): Era poseído por muchos espíritus inmundos que se hacían llamar Legión, que fueron expulsados y entraron en un hato de cerdos, que luego murieron.

•          El mudo (Mt. 9:32-34): La gente estaba asombrada y los fariseos afirmaban que gracias al príncipe de los demonios Jesús realizaba sus exorcismos.

•          El endemoniado ciego y mudo (Mt. 12:22-23, Lc. 11:14-15)

•          La hija de la cananea (Mt. 15:21-28, Mc. 7:24-30): Fue un milagro llevado a cabo en la región de Tiro y de Sidón, por petición y gracia a la fe de la madre de la víctima.

•          El niño epiléptico (Mt. 17:14-21, Mc. 9:14-29, Lc. 9:37-43): Los discípulos que acompañaban a Jesús no pudieron curar al niño porque tenían falta de fe.

•          El de la sinagoga en Cafarnaúm (Mc. 1:21-28, Lc. 4:31-37): Fue sanado en los días de reposo,

•          María Magdalena (Lc. 8:1-3): De la cual salieron 7 demonios. También sanó a otras muchachas, entre ellas: Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana.

  

Cinco curaciones de paralíticos 

•          El criado del centurión en Capernaum (Mt. 8:5-13, Lc. 7:1-10): Fue curado distancia por petición y gracias a la fe del centurión.

No está claro si el relatado en el Evangelio de Juan es el mismo milagro, ya que el beneficiario es en este caso el hijo de un cortesano, aunque los detalles de la narración son idénticos.

•          Un paralítico de Capernaum (Mt. 9:1-18, Mr. 2:1-12, Lc. 5:17-26): quien estaba postrado, y también le fueron perdonados sus pecados. Los escribas acusaron a Jesús de blasfemo.

•          El hombre de la mano seca (Mt. 12:9-14, Mc. 3:1-6, Lc. 6:6-11): debido a este milagro los fariseos se enfurecieron y murmuraban planeando la destrucción de Jesús.

•          La mujer en la sinagoga que estaba encorvada y no podía enderezarse (Lc. 13:10-17): esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga, por lo cual Jesús fue criticado.

•          El de Jerusalén (Jn. 5:1-18): este hombre llevaba 38 años enfermo y fue sanado un sábado en un estanque llamado Betesda en hebreo. 

jesus sanando

  

Cuatro curaciones de ciegos 

•          Los dos ciegos de Cafarnaúm (Mt.9:27-31).

•          Bartimeo, el de Jericó (Mt. 20:29-34, Mc. 10:46-52, Lc. 18:35-43, también encontrado en el Corán): Él le suplicó misericordia y Jesús le dijo que fue salvado gracias a su fe.

•          El de Betsaida (Mc. 8:22-26): A quien sanó poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos

•          El de nacimiento (Jn. 9:1-41): Jesús lo sanó restregando lodo hecha con su propia saliva, en los ojos del ciego, quien luego se lavó en la piscina de Siloe (enviado).

  

Dos curaciones de leprosos

•          De un leproso de Galilea (Mt. 8:1-4, Mc. 1:40-45, Lc. 5:12-16, también encontrado en el Evangelio Egerton y en el Corán): fue curado al ser tocado por la mano de Jesús.

•          De diez leprosos (Lc. 17:11-19): iban camino a Jerusalén y Jesús los curó con el poder de su palabra.

  

Otras seis curaciones 

•          La fiebre de la suegra de Pedro (Mt. 8:14-15, Mc. 1:29-31, Lc. 4:38-39): fue sanada en su casa en Cafarnaúm, al ser tomada por la mano de Jesús.

•          La mujer con flujo de sangre (Mt. 9:20-22, Mc. 5:25-34, Lc. 8:41-48): quien se sanó al tocar el manto de Jesús.

•          Un sordomudo en la Decápolis (Mc. 7:31-37): a quien sanó metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: «Effatá», que significa «ábrete».

•          El hidrópico (Lc. 14:1-6): Esta curación fue hecha un sábado en la casa de uno de los principales fariseos.

•          La oreja de Malco (Lc. 22:50-51): quien fue herido por un discípulo de Jesús, a quien Jesús reprendió por ello.

•          El hijo del alto oficial del rey (Jn. 4:46-54): Jesús y el oficial se encontraban en Caná, y el niño que moría se encontraba en Cafarnaún.

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Curaciones hechas de modo genérico 

Además de las ya mencionadas curaciones, hay pasajes que hacen referencia a ocasiones en que Jesús curó de modo genérico diversas enfermedades. Se mencionan cinco a continuación:

•          Recorriendo Galilea (Mt. 4:23-25, Lc. 16:17-19).

•          Al ponerse el sol (Mt. 8:16-17, Mr. 1:32-34, Lc. 4:40-41).

•          Junto al mar de Galilea (Mt. 15:29-31).

•          En el Templo (Mt. 21:14-15).

•          Cuando se retira al mar con sus discípulos (Mc 3:7-12).

  

Cuatro milagros sobre resurrección

•          Una niña de doce años de edad, hija de Jairo (Mr. 5:38-43, Lc. 8:49-56): Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida.

•          Lázaro, el de Betania (Jn. 11:38-44, también encontrado en el Corán): quien ya llevaba cuatro días de estar muerto y estaba sepultado en una cueva.

•          El hijo de la viuda de la ciudad de Naín (Lc. 7:11.17): Jesús se compadeció de la viuda al verla llorar, tocó el féretro en el que llevaban al muchacho y le ordenó que se levantará.

•          La Resurrección de Jesús (Mt. 28:1-10, Mr. 16:1-8, Lc. 14:1-12).

  

MILAGROS EN LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS

  

En el Evangelio Secreto de Marcos

•          Resurrección del joven rico (fragmento del Evangelio secreto de Marcos): Jesús le enseñó al joven los secretos del Reino de Dios.

  

Evangelio de la infancia de Tomás 

•          Resurrección del niño caído en una terraza (parte IX): Acusan a Jesús de haber hecho caer al niño y Jesús lo resucita.

•          Resurrección del joven que cortaba leña (parte X): Murió desangrado al cortase la planta del pie con el hacha, Jesús lo resucitó y las multitudes se asombraron y le admiraban.

•          Jesús enferma y cura a su segundo maestro (partes XIV-XV): José le llevó a este maestro, al que Jesús maldijo porque este le pegó en la cabeza. Luego lo curó al oír el buen testimonio que decía su tercer maestro sobre Él.

•          Cura a Jacobo de la mordedura de una víbora (parte XVI): La víbora lo mordió en la mano, Jesús sopló sobre la herida y la víbora quedó muerta.

•          Resurrección de un niño (parte XVII): Jesús le tomó del pecho y le ordenó que reviviera. Era un niño de su vecindad.

•          Resurrección de un hombre (parte XVIII): El hombre resucitó y le adoró y la gente quedó impresionada.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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