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Casi desde el inicio de la Edad Media, Nuestro Señor lo ha venido advirtiendo.

Extinción de la fe, abominaciones por parte de sus ministros y la entrada de la iniquidad en el Santuario de Dios.

Nos lo está diciendo por medio de almas de su especial predilección.

Estas son Profecías de santos y personas que murieron en olor de santidad en relación al fin de los tiempos.
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Las profecías refieren a un gran castigo que precederá a un extraordinario triunfo de la Iglesia son innumerables.

Todas convergen hacia el Mensaje de Fátima, que es su confirmación.

Es posible observar algunas características de lo que estas almas están profetizando:

  • El Castigo vendrá de una manera inesperada, cuando todo parezca perdido.
  • Será terriblemente exterminador.
  • Además de guerras, epidemias, convulsiones naturales, etc., habrá una intervención directa y visible de los demonios y de las legiones angélicas.
  • El triunfo de Dios se producirá con un gran golpe de la Providencia y la Revolución caerá “desplomada” instantáneamente.


   

Santa Hildegarda (1098-1180)

El Señor pondrá en manos de nuestros enemigos la vara de hierro destinada a vengarlo:

“Cuando se haya perdido enteramente el temor de Dios, guerras atroces y crueles se sucederán a porfía; una multitud de personas serán por ellas inmoladas y muchas ciudades se convertirán en montones de ruinas.

Así como el hombre gana por su fuerza sobre la debilidad de la mujer y el león supera a todos los animales, del mismo modo algunos hombres, de una ferocidad sin igual, suscitados por la justicia divina, se burlarán del reposo de sus semejantes.

Así ha sucedido desde el principio del mundo; el Señor volverá a poner en manos de nuestros enemigos la vara de hierro destinada a vengarlo cruelmente de nuestras iniquidades” (S. M. Mirakles, págs. 39-40).

   

Santa Brígida de Suecia (1303-1373)

Que vaya con mi arado al mundo, y no perdone a cristianos ni a gentiles, amenaza del Señor contra los malos:

“Esposa mía, ¿qué te parece el mundo?

Paréceme Señor, respondió la Santa, un saco derramado al cual acuden todos y sin cuidarse de lo que puede venir, como quien va de carrera.

Justo es, respondió el Señor, que vaya con mi arado al mundo, y no perdone a cristianos ni a gentiles, a mozos ni a viejos, a pobres ni a ricos, sino que cada cual será juzgado según sus obras y morirá en su pecado.

Pero quedarán algunas casas porque todavía no es el fin” (Revelaciones Celestiales, pág. 220).

El hombre  es más pronto para pecar que el demonio para tentarlo. Dios se «arrepiente» de haber creado al hombre:

“Si en Mí cupiera turbación y pesar, dijo Jesucristo, con razón podría decir ahora: Me arrepiento de haber hecho al hombre.

Porque éste se ha vuelto un animal que por su gusto se pone en la red, y por más voces que se le den, sigue el apetito de su voluntad y ya no es menester que el demonio tiente con violencia, sino que el mismo hombre se adelanta a la malicia del demonio.

Son ya los hombres como perros de caza, que al principio los llevan de traílla, y acostumbrados después a coger y despedazar los animales, se anticipan a los cazadores en acudir a la presa.

Así el hombre que tiene su placer en estar pecando, es más pronto para pecar que el demonio para tentarlo.

Y no es mucho que los hombres hagan esto, pues aquellos mismos que por su primacía o dignidad eran los que solían y debían aplacar a Dios, han caído mucho de su santidad y buen ejemplo …” (Revelaciones Celestiales, págs. 210-211).

Nuestro Señor amenaza a los pecadores de todo el mundo:

“Quéjome de que os habéis apartado de Mí y creído al demonio, enemigo Mío:

Nuestro Señor Jesucristo, varón de incomprensible hermosura y Señor de inmenso poder, sentado en su trono, teniendo cerca de Él a Nuestra Señora radiante de gloria, amenaza a los pecadores de todo el mundo con estas palabras:

‘Oíd vosotros todos, los enemigos Míos que vivís en el mundo, pues no hablo a Mis amigos que hacen Mi Voluntad; oíd, clérigos todos, arzobispos y obispos y cuantos hay de inferior en la Iglesia.

Oíd religiosos de cualquier orden que seáis. Oíd Reyes y Príncipes, y todos los jueces de la tierra y todos los vasallos.

Oíd, Reinas y Princesas, señoras y esclavas, y todos de cualquier condición y categoría que seáis, grandes y pequeños que habitáis la tierra, oíd las palabras que ahora Os digo Yo mismo que Os crié.

‘Quéjome de que os habéis apartado de Mí y creído al demonio, enemigo Mío; habéis quebrantado mis Mandamientos y seguido la voluntad del demonio, y obedecéis a sus inspiraciones, sin tener en cuenta que Yo, Dios inmutable y eterno y Criador vuestro, bajé de los cielos a las entrañas de la Virgen, tomé carne de ella y habité con vosotros.

Por Mí Os abrí el camino y manifesté la doctrina por medio de la cual iríais al cielo. Me desnudaron y azotaron, fui coronado de espinas y tan cruelmente extendido, que casi se deshicieron los tendones y coyunturas de Mi cuerpo; oí todo linaje de oprobios y por vuestra salvación padecí una muerte ignominiosa y amarguísimo dolor de corazón.

Nada de esto consideráis, enemigos Míos, porque estáis alucinados, y así lleváis con engañosa suavidad el yugo y carga del demonio, y vivís en la ignorancia, ni sentís ese yugo hasta que viene el dolor con una carga interminable.

Ni os basta nada de esto, sino que es tanta vuestra soberbia que si pudierais subir hasta Mí, lo haríais de buena gana; y es tanta la sensualidad de vuestra carne, que mejor quisierais carecer de Mí, que dejar vuestro desordenado deleite.

Vuestra codicia también es insaciable como un saco horadado, porque nada hay que pueda satisfacerle”.

Haced, pues lo que queráis y prosperad ahora:

“Por consiguiente, juro por mi Divinidad, que si morís en el estado que ahora estáis, nunca veréis Mi Rostro, sino que por vuestra soberbia os sumergiréis tan profundamente en el infierno, que todos los demonios estarán sobre vosotros, afligiéndoos incansablemente.

Por vuestra lujuria seréis llenos del horrible veneno del demonio, y por vuestra codicia os llenaréis de dolores y de angustias, y seréis participantes de todos los males que hay en el infierno.

Oh, enemigos Míos, abominables, degenerados y desgraciados; sois a mis ojos como el gusano muerto en el invierno; haced, pues lo que queráis y prosperad ahora.

Pero Yo me levantaré en el estío, y entonces callaréis y no os libraréis de Mi mano!” (Revelaciones  Celestiales, pags. 458-459).

    

San Vicente Ferrer (1350-1419)

Veréis una señal y no la conoceréis: mujeres vestirán como hombres y los hombres vestirán  como mujeres. La siguiente profecía fue dicha en un sermón en Barcelona el 13 de septiembre de 1403, sobre el tema: “Timete Deum”:

“Vendrá un tiempo que ninguno lo habrá visto: llorará la Iglesia: las viudas se levantarán hiriendo sus pechos y no encontrarán consuelo; ahora está lejos, pero llegará sin falta y muy cerca de aquel tiempo en que dos empezarán a hacerse reyes; sus días no se alargarán mucho.

Llorad viejos y ancianos: suplicad, llorad si alguno sois testigos de estruendo tan grande, de modo que ni fue, ni será, ni se espera ver otro mayor sino el que se experimentará en el juicio.

Pero la tristeza se convertirá en gozo; el Rey de los reyes, el Señor de los señores todo purificará y renovará; la Francia, con su orgullo, será del todo abatida; su Príncipe, ay ay; que si las bandas lo vieran se aterrarían.

Oh Migueletes. Oh catalanes. La Casa Santa, las vuestras y las de toda España prevendréis y dispondréis la justicia: los días no distarán.

Están ya a las puertas: veréis una señal y no la conoceréis: pero advertid que en aquel tiempo las mujeres vestirán como hombres y se portarán según su gusto y licenciosamente; los hombres vestirán vilmente como mujeres…” (J. Lascoé, págs. 76-77; B. Sánchez, págs. 45-46).

    

Fray Jerónimo Bottin (+1420)

Predice con muchos detalles la Revolución Francesa, el asesinato de los reyes, etc.

Aquel que no haya doblado su rodilla delante de Baal, que huya de en medio de Babilonia:

“Pero antes que él haya establecido su imperio, aquel que no haya doblado su rodilla delante de Baal, que huya de en medio de Babilonia, dice el espíritu.

Que cada cual piense en salvar su vida, porque he aquí el tiempo en que el Señor debe, por la grandeza de sus venganzas, manifestar la grandeza de los crímenes de que ella está manchada.

Dios va a hacer caer sobre ella los males con que ha oprimido a los otros.

El Señor ha presentado por la mano de esta ciudad impía, desoladora de los pueblos, asesina de sus sacerdotes, de sus reyes y de sus propios hijos, el cáliz de sus venganzas a todos los pueblos de la tierra.

Todas las naciones han bebido del vino de su furor y han padecido todas las agitaciones de su cautiverio y de su barbarie.

Mas en un momento Babilonia ha caído , y se ha hecho pedazos en su caída, ha dicho el Espíritu.

Todo esto sucederá para apurar a los buenos, y perder a los malos, hacer honor a la Iglesia de Dios, hacer temer y servir al Señor.

Tales son las palabras que el Espíritu ha manifestado a su siervo Jerónimo, y que él ha escrito por orden suya, y cuya verdad en el tiempo será reconocida.

Así Sea” (J. Lascoé, págs. 66, 71-72; P. Julio María, pág. 226; M. Servant, pág. 542).

    

Sor María des Vallées (1590-1656)

El juicio del mundo será por el fuego. Sobre el Castigo:

“María des Vallées en el siglo XVII nos anuncia, ella también, el juicio del mundo por el fuego.

Será un diluvio de fuego, precursor del diluvio de gracias del Reino de Espíritu Santo que Nuestro Señor le anunciaba por estas palabras: ‘Spiritus Domini replevit orbem terrarum’.

Lo que se entiende del tiempo el cual el Espíritu Santo pondrá el fuego del amor divino sobre toda la tierra y en que hará su diluvio.

Porque hay tres diluvios, los tres son tristes, y que son enviados para destruir el pecado.

El primer diluvio es el del Padre Eterno, que ha sido un diluvio de agua; el segundo es el diluvio del Hijo, que ha sido un diluvio de sangre; el tercero es el de Espíritu Santo, que será un diluvio de fuego.

Más será triste como los otros porque encontrará mucha resistencia y cantidad de madera verde que será difícil de quemar.

Dos ya han pasado, pero el tercero permanece; y como los dos primeros han sido predichos largo tiempo antes de que llegaran, así el último, solo Dios conoce el tiempo” (M. Servant, pág. 353. Extraído de Emile Dermenghen, La Vie Admirable et les Révélations de Marie des Vallées, Paris, 1926, pág. 212).

    

Venerable Bartolomé Holzhauzer (1613-1658)

El Venerable Bartolomé Holzhauser, después de predecir la Revolución Francesa, Napoleón y su caída, dice:

“De todos lados conspirarán los pueblos en favor de la república:

En medio de esto, la paz no se habrá aún restablecido definitivamente, pues de todos lados conspirarán los pueblos en favor de la república.

Y así se verán todavía terribles calamidades por todas partes: la Iglesia y sus ministros serán hechos tributarios; los príncipes serán derribados; los monarcas, muertos y sus vasallos entregados a la anarquía.

El Omnipotente, entonces, intervendrá con un golpe admirable que nadie en el mundo puede imaginarse.

Y aquel poderoso monarca que debe venir de la parte de Dios reducirá a nada la república, subyugará a todos sus enemigos, destruirá el imperio de los franceses, y reinará de Oriente a Occidente.

Lleno de celo por la verdadera Iglesia de Cristo, unirá sus esfuerzos a los del futuro Pontífice por la conversión de los infieles y herejes.

Bajo semejante Pontífice será menester que el reino de Francia y las otras Monarquías se pongan de acuerdo después de las sangrientas guerras que las habrán desolado, y que, bajo la dirección de aquel gran Papa, emprendan la conversión de los infieles.

Y así todas las naciones vendrán a adorar al Señor su Dios” (S. M. Mirakles, págs. 45-46).

En la interpretación del Apocalipsis, cap. II, versículos 7 al 13, dice:

“(…) muertos los monarcas y conspirando todos los hombres por erigir repúblicas.

Porque si bien en la quinta edad no vemos por todas partes sino las más deplorables calamidades; devastado todo por la guerra; oprimidos los católicos por los herejes y malos cristianos.

La Iglesia y sus ministros hechos tributarios; trastornados los reinos, muertos los monarcas, atormentados los vasallos y conspirando todos los hombres por erigir repúblicas; se hace un cambio admirable, por la mano de Dios Todopoderoso, tal que nadie pueda humanamente imaginárselo.

Pues este monarca poderoso que vendrá como enviado de Dios, destruirá las repúblicas hasta los cimientos, someterá todo a su poder y empleará su celo en favor de la verdadera Iglesia de Cristo. Todas las herejías serán relegadas al infierno.

El imperio de los turcos será destruido y aquel monarca reinará de Oriente a Occidente…” (S. M. Mirakles, pág. 48; M. Servant, pág. 277).

Todavía sobre el Castigo:

“Durante tres días, la tierra será sumergida en la oscuridad más completa; como antaño en Egipto, el Angel Exterminador abatirá todos aquellos que se han levantado con odio satánico contra la Iglesia y los sacerdotes» (M. Servant, pág. 376). [Los tres días de tinieblas son anunciados en varias profecías, con muchísima semejanza, prácticamente se repiten].

    

Padre Nectou S.J. (+1777)

Sobre el gran Castigo dice, tendrán la intención de destruir enteramente la Iglesia; el tiempo no les será dado:

“Se formarán en Francia dos partidos que se harán una guerra a muerte.

Uno será mucho más numeroso que el otro, pero será el más débil el que triunfará.

Habrá entonces un momento tan espantoso que se creerá que es el fin del mundo.

La sangre correrá en muchas grandes ciudades: los elementos serán levantados, será como un pequeño juicio.

Perecerá en esta catástrofe una gran multitud, mas los malos no prevalecerán.

Ellos tendrán la intención de destruir enteramente la Iglesia; el tiempo no les será dado.

Se estará cerca de esta catástrofe cuando Inglaterra comenzare a estremecerse. Se sabrá con este signo, como se sabe la proximidad del verano cuando la higuera comienza a brotar.

Inglaterra, a su vez, sufrirá una revolución más terrible que la Revolución Francesa, y ella durará bastante tiempo para que Francia tenga el tiempo de serenarse.

Será Francia que ayudará a Inglaterra al restablecimiento de la paz.
Durante este trastorno espantoso que, parece será general y no para Francia únicamente, París será enteramente destruida, no sin que aparezcan signos que darán a los buenos tiempo de huir; y su destrucción será tan completa, que veinte años después, los padres paseando con sus hijos sobre las ruinas y respondiéndoles a ellos dirán: había allí una gran ciudad más a causa de sus crímenes Dios la ha destruido (M. Servant, págs. 309, 341 y 389). [Las profecías que mencionan o se refieren a la destrucción de Paris son muchísimas].

 

Bernardo Rembort (1689-1783)

Se burlarán de Dios porque se creerán todopoderosos. Sobre el Castigo:

“Se puede escapar a muchas pruebas rezando al padre de la Misericordia y a Jesucristo, a quien es Honor y toda Gloria.

Las gentes se ríen de mi diciendo que soy un pobre ‘spielmann’.

Pero vendrá el tiempo en que mis palabras se cumplirán.

Los hombres serán ingeniosos para hacer cosas maravillosas y llegarán a olvidar a Dios; se burlarán de Él porque se creerán todopoderosos a causa de sus carruajes que recorrerán el mundo sin ser arrastrados por caballos, de suerte que se calcularán las distancias a vuelo de pájaro.

Su orgullo los llevará a reírse de los signos del cielo y no los tomarán en consideración.

Un hombre surgirá y despertará al mundo dormido, golpeando con voz fuerte a los orgullosos y destruyendo los sabios.

Y porque el orgullo y la voluptuosidad y las modas lujosas son tan grandes, Dios castigará al mundo.

Lloverá veneno sobre las cosechas, lo que traerá gran hambre en los países, al punto que miles y miles de personas atravesarán el océano en busca de patrias más dulces.

Los hombres imitarán a los pájaros; querrán volar como ellos, pero Dios confundirá su suficiencia como a Babilonia.

Yo veo también la muerte de los profanadores sacrílegos y la ruina de los reyes.

Tendrán un castigo tan severo por haberse atrevido en su insolencia a atacar a Dios y haber creído en su pobre inteligencia que podrían romper los designios de Dios Todopoderoso.

Porque llevando el nombre de Dios sobre los labios, escondían al diablo en su corazón” (S. M. Mirakles, págs. 87-89).

 

Venerable Isabel Canori Mora (1774-1825)

Los siete pecados capitales serán llevados en triunfo. El 15 de octubre de 1818 tuvo una visión:

“De repente yo vi el mundo en completa revolución, el orden y la justicia no reinaban más. Los siete pecados capitales eran llevados en triunfo.

Por todos lados se extendía la injusticia, la mentira, el libertinaje y toda suerte de iniquidades” (B. Sánchez, pág. 51).

El día de la fiesta de San Pedro del año de 1820, tuvo otra visión:

“… todos los fieles que hubieran guardado en su corazón la fe de Jesucristo, así como los religiosos y religiosas que conservaren fielmente el espíritu de su instituto, se verán amparados bajo estos árboles y librados del horrible castigo.

¡Pero, ­ay da los religiosos que no observen sus reglas! ¡­Ay, ay, de todos los sacerdotes indignos del Todopoderoso!

­¡Ay de los sacerdotes que se dan al libertinaje. Ay de los que se dejen elevar al máximo por la moderna filosofía, condenada por la Iglesia!

Estos miserables, por su detestable conducta, negados a la fe de Jesucristo perecerán bajo el brazo exterminador de la justicia de Dios, de la cual nadie escapará…

Repentinamente se levantó un viento violento e impetuoso, cuyo silbido se parecía al rugido de un león.

El terror y el espanto se esparcieron entre los hombres y hasta entre los animales.

Todos los hombres se rebelarán, se matarán y se despedazarán sin piedad.

Durante este sangriento combate, la mano vengadora de Dios caerá sobre aquellos desgraciados, y por su omnipotencia castigará el orgullo y la temeridad de los mismos.

Se servirá del poder de las tinieblas para exterminar a estos hombres sectarios, impíos que quisieron echar por tierra la Iglesia y destruirla hasta sus cimientos.

Pretenden hacer bajar a Dios de su Trono Supremo. Pero Él se reirá de ellos.

Estos hombres mismos en su audaz malicia, pretenden hacer bajar a Dios de su Trono Supremo.

Pero Él se reirá de ellos y a una señal de su mano poderosa, castigará a estos pérfidos y a estos blasfemos, permitiendo a las potestades tenebrosas que salgan del infierno.

Legiones de demonios atacarán y dañarán a las familias, a las propiedades…

Inmensas legiones de demonios recorrerán el mundo entero.

Y por las grandes ruinas que causarán, ejecutarán las órdenes de la Divina Justicia.

Todos atacarán y dañarán a las familias, a las propiedades, a las ciudades, a los pueblos, a las casas y nada será perdonado de lo que hay en la tierra, permitiendo Dios que estos sicofantes [mentiroso, difamador] sean castigados por creer tanto en estos demonios, dándoles una muerte rápida y bárbara, porque voluntariamente se sometieron al poder del infierno haciéndose con él aliado contra la Justicia Divina.

A fin de que mi pobre espíritu se penetrase bien de este sentimiento de la Justicia Divina, se me mostró la prisión.

Vi entonces abrir una sombría y espantosa caverna de fuego de donde salía una multitud de demonios, que habiendo tomado la forma de hombres bestias, venían a infestar el mundo, dejando por todas partes solo carnicería y ruina.

Felices los buenos y verdaderos católicos.

Ellos tendrán en su favor la poderosa protección de los Apóstoles Pedro y Pablo, que velarán sobre sus personas a fin de que no se les cause ningún daño, ni a sus bienes, ni a ellos mismos.

Los malos espíritus devastarán los lugares donde Dios haya sido ultrajado, blasfemado y tratado de una manera sacrílega. Estos lugares serán arruinados, aniquilados, de ellos no quedarán ruinas ni vestigios” (S. M. Mirakles, págs. 72-75; M. Servant, pág. 375).

 

Religiosa trapista de Notre Dame des Gardes (+1828)

Nadie puede contener mi brazo vengador. El 1 de noviembre de 1816, la religiosa tiene la siguiente visión:

“…El me dijo: ‘Veis los crímenes que se cometen?

Nadie puede contener mi brazo vengador.

Voy a castigar a Francia para bien de unos y desgracia de otros’.

En aquel momento vi una nube tan negra que me dejó espantada; cubrió toda Francia y en aquella nube oí voces confusas que gritaban: ‘Viva la República’ y ‘Viva Napoleón’ y ‘Viva el Gran Monarca que Dios nos guarda’.

Al mismo tiempo se dio un gran combate, pero tan violento, como jamás se ha visto semejante; la sangre corría como cuando la lluvia cae muy fuerte, sobre todo desde el Sur al Norte, porque el Oeste me pareció más tranquilo…

Los malos querían exterminar a todos los ministros de la religión de Jesucristo y a todos los amigos de la legitimidad.

Ya habían hecho perecer a un gran número y anunciaban victoria, cuando de repente los buenos fueron reanimados por un socorro de lo alto y los malos fueron derrotados y confundidos.

El tiempo de todos estos trastornos no será superior a tres meses y el de la gran crisis en que los buenos triunfarán no será sino en un momento…

Cuando hayan repartido una enorme cantidad de libros perversos, los acontecimientos estarán próximos

Cuando los malos hayan repartido una enorme cantidad de libros perversos, estos acontecimientos estarán próximos.

En el instante en que ellos ocurran, todo entrará en orden y todas las injusticias, de cualquier clase que sea, serán reparadas, lo que irá a ser muy fácil por cuanto la mayor parte de los malvados habrán perecido en el gran combate, y los sobrevivientes estarán tan asustados del castigo de sus compañeros que nada podrá impedirles reconocer el dedo de Dios y admirar su omnipotencia.

Muchos se convertirán. La religión florecerá en seguida de la manera más admirable.

Yo he visto cosas tan bellas a este respecto que no encuentro expresiones para describirlas”.

Oscuridad del cielo acompañada de un trueno. Visión del 6 de enero de 1820:

“…Eran las cuatro de la mañana cuando perdí todas mis facultades y no sé en que terminó mi oración.

Me encontré transportada a un sitio tan vasto que me pareció abarcar todo el Universo.

Vi entonces por segunda vez aquellos árboles de que ya he hablado otra vez; pero me parecieron más grandes que la primera.

Tenían ramas de una extensión inmensa; pero estas ramas estaban inclinadas hacia la tierra y parecían casi muertas.

Sin embargo, a pesar de su poco vigor, aquellos árboles se agitaban de una manera tan rápida y tan regular que parecían temblar y querer invadirlo todo.

Oí, entonces, numerosas voces que gritaban con uno tono horrible y en un momento me creí medio muerta.

Pero mi miedo fue aún mayor, cuando oí las mismas voces que decían: ‘Somos vencedores, tenemos la victoria’.

En aquel instante en que las voces dejaban oír aquellas palabras, vi de repente que el cielo se convertía en profunda noche; jamás he visto nada tan oscuro.

Aquella oscuridad fue acompañada de un trueno que me pareció venir de las cuatro partes de la tierra.

Me es imposible pintaros cual fue mi espanto: el cielo se convirtió enteramente en fuego y de todos los lados salían inflamadas flechas. Se sentía un ruido tan horrendo que parecía anunciar la ruina completa del mundo.

Divisé entonces, una nube roja color de sangre de buey, que rodaba hacia todos lados, produciéndome mucha inquietud el no saber que significaba.

Luego pude ver una multitud de hombres y mujeres que tenían rostros asustantes y se entregaban a toda clase de crímenes; vomitaban horribles blasfemias contra lo que hay de más sagrado en el cielo y en la tierra.

Sentí una pena tan grande como la que experimenté otra vez al escribir esto.

Me sorprendió ver quienes estaban a la cabeza de esos desgraciados.

Lo que me sorprendió fue ver a la cabeza de esos desgraciados induciéndolos al mal a aquellos que precisamente por su estado, habrían debido inducirlos al bien.

Entre éstos había uno a quien no nombraré, el cual sufrirá la misma pena que los otros, a causa de su reprobable filosofía; el tiempo os lo dirá, cuando estos crímenes sean conocidos y castigados.

El trueno retumbaba aún en los aires de una manera penosa; cuando oí una voz que me dijo: Mí cólera caerá sobre aquellos que la han hecho estallar ‘ellos desaparecerán en un momento’.

Todo el universo quedará admirado al saber la destrucción de la más soberbia ciudad. Digo soberbia por sus crímenes. La abomino.

Yo le haré beber el vino de mi cólera.

Los dos árboles que tú ves, ella los ha engendrado; sus ramos representan a todas las naciones que ha envenenado con su malvada filosofía, que la impiedad reparte por todo el mundo.

Esta maldita Babilonia se ha embriagado con la sangre de mis santos, quiere seguir derramándola y también la de un príncipe…

Ella colmará estos terribles sucesos y yo le haré beber el vino de mi cólera; todos los males caerán a la vez sobre ella y en un solo instante.

Yo no oí más la voz, pero sí, un ruido espantoso; la gruesa nube se dividió en cuatro partes que cayeron a la vez sobre la gran ciudad y en un instante quedó ardiendo.

Las llamas que la devoraban se elevaron en los aires y en seguida no vi más que una vasta tierra negra como el carbón” (Temporum, págs. 91-97).

 

San Gaspar del Búfalo (1786-1836)

Roma: masacres de sacerdotes, cuatro días de carnicería. Previó:

“toda suerte de desgracias a la ciudad de Roma, especialmente masacres de sacerdotes, las cuales no deberían terminar sino después de una carnicería de cuatro días, particularmente del lado de la puerta de San Juan” (M. Servant, págs. 280-281).

El proceso de beatificación nos hace saber que el pronostica la exterminación de los perseguidores impenitentes de la Iglesia al cabo de tres jornadas:

“Aquel que sobreviva a los tres días de tinieblas y de espanto creerá haber quedado solo sobre la tierra, porque ella estará cubierta de cadáveres” (B. Sánchez, págs. 60-61).

 

Beata Ana María Taigi (1769-1837)

Los castigos de la tierra serán mitigados, los del cielo serán universales y espantosos. Sobre el Castigo:

“Cinco años antes de la muerte de Pio VII — refiere Mons. Natali — me describió la gran prueba en preparación: las revoluciones se abatirán sobre Roma, los desastres disminuirán por las satisfacciones de los santos.

La cizaña será arrancada y luego la mano de Dios volverá a imponer orden allí donde será impotente el esfuerzo humano.

Los castigos de la tierra serán mitigados, pero los del cielo serán universales y espantosos.

Millones de hombres morirán por el hierro, sea en la guerra, sea en las luchas civiles; otros millones perecerán de muerte imprevista.

Después, naciones enteras volverán a la unidad de la Iglesia, muchos turcos, paganos, judíos serán convertidos y su fervor llenará de confusión a los antiguos cristianos.

En una palabra, me decía que el Señor quería limpiar el mundo y su Iglesia, para lo cual preparaba un renacimiento milagroso, triunfo de su misericordia.

La tierra rodeada de llamas, la cubren las tinieblas…”

La misma visión se presentará muchas veces a la beata.

“Ve a la tierra rodeada de llamas, la cubren las tinieblas, se hunden numerosos edificios, la tierra y el cielo parecen agonizar.

La prueba es seguida de un renacimiento universal.

Y todo esto ocurrirá cuando parezca que la Iglesia ha perdido todos los medios humanos de hacer frente a las persecuciones” (Mons. C. Sallotti, pág. 159).

“No obstante, ve un día que el sol se abre y da paso a torrentes de sangre, mientras la Virgen intercede para detener los castigos preparados.

Símbolo de las grandes crisis mediante las cuales Dios iba a purificar a la Iglesia.

Parece desencadenarse un espantoso ciclón, el cielo arde, tiembla la tierra, se vislumbran pestes, revoluciones, revueltas, matanzas, batallas, negros aeróstatos recorren el cielo, cubriendo la tierra de fuego y de tinieblas…” (Mons. C. Sallotti, pág. 172).

Roma: los cadáveres de los muertos serán numerosos:

“Los cadáveres de los muertos en los alrededores de Roma serán tan numerosos como los peces dejados en esta ciudad por un reciente desbordamiento del Tiber.

Tinieblas pestilentes, pobladas de visiones horrorosas, envolverán la tierra durante tres días.

El flagelo de la tierra habrá sido mitigado por las oraciones, pero no el del cielo que será espantoso y universal”.

Los demonios aparecerán bajo toda suerte de formas horribles

“Todos los enemigos de la Iglesia, ocultos o aparentes, perecerán en las tinieblas, con excepción de algunos que Dios convertirá después.

El aire será apestado por los demonios que aparecerán bajo toda suerte de formas horribles.

Los cirios benditos preservarán de la muerte así como las oraciones a la Santa Virgen y a los ángeles. Después de las tinieblas San Pedro y San Pablo descenderán de los cielos, predicarán en todo el universo y designarán el Papa.

Una gran luz saldrá de su persona e irá a posar sobre el Cardenal futuro Papa». [Según esta visión — confirmada por otras de varios videntes — la Sede Apostólica estará vacante durante el gran Castigo, o por lo menos, durante una parte de él].

“San Miguel Arcángel apareciendo, entonces, sobre la tierra bajo forma humana, tendrá al demonio encadenado hasta la época de la predicación del Anticristo.

En ese tiempo la religión extenderá su imperio ‘Unus Pastor’.

Los rusos serán convertidos, así como los ingleses y la China, y el pueblo estará en júbilo contemplando el triunfo brillante de la Iglesia” (M. Servant, pág. 234; B. Sánchez, pág. 49).

“Habrá una terrible persecución y una desgraciada época donde se verá desenmascarar una multitud de gente que se creía estimable. Italia atravesará muchas y dolorosas pruebas” (M. Servant, pág. 253).

Un doble castigo: uno de parte de la tierra, el otro del cielo:

“Dios enviará un doble castigo: uno de parte de la tierra, a saber guerra, revoluciones y otros males; el otro del cielo, a saber una oscuridad espesa que impedirá ver a quien quiera que sea.

Esta oscuridad será acompañada de una infección del aire, que hará morir, sino exclusivamente, al menos principalmente a los enemigos de la religión.

Mientras dure el eclipse será imposible hacer luz.

Solo los cirios benditos se dejarán encender y podrán esclarecer.

Quien quiera que abra la ventana por curiosidad y mire afuera, o bien salga de la casa, caerá muerto en el acto.

En estos días todos deben quedar en su casa, recitando el Rosario e implorando la misericordia Divina…” (M. Servant, pág. 374).

 

Fray Ludovico Rocco (1748-1840)

La Europa entera será presa de una horrorosa guerra: la sangre correrá a torrentes. Sobre el Castigo:

“La Europa entera será presa de una horrorosa guerra donde se degollarán unos a otros, la sangre correrá a torrentes…

El Señor exterminará la mitad de los hombres. Los pobres se tornarán ricos y los ricos pobres” (M. Servant, pág. 300).

 

Petite Marie des Terreaux (1773-1843)

La profecía sobre el Castigo dice así:

“Tal como se vio comenzar la Revolución, tal se la verá acabar.

Se verán las mismas cosas y los mismos males que al principio: la República, la mentira, la licencia, etc., etc.

Pero todo irá más rápidamente y se terminará por un brillante prodigio.

Pasmará al universo el gran acontecimiento en que serán castigados los malos de una manera espantosa.

En los años que precederán al gran suceso habrá una gran mortandad y miseria.

Los malos serán desconcertados y muchas veces verán sus proyectos desbaratados, a causa de la oración de las buenas almas.

No desistirán por eso en su determinación de hacer perecer a todos los buenos, de los que, con anticipación, harán listas y señalarán las casas y puertas para que no escape ninguno.

Pero cuando se hallen a punto de ejecutar esta nueva justicia, comenzará Dios a ejecutar la suya; se verán como ciegos y heridos de vértigo, la división reinará entre ellos y se degollarán los unos a los otros.”

Cuando esté próximo el gran suceso aparecerán en el cielo fenómenos extraordinarios:

“El año que precederá al gran acontecimiento será muy malo; al contrario, el año que tenga lugar, ofrecerá una magnífica cosecha, mas no quedará bastante tiempo para que se consuma en abundancia.

Cuando esté próximo el gran suceso aparecerán en el cielo fenómenos extraordinarios: un gran personaje se convertirá en París y se hablará de formar un campo en la llanura de Saint Fond, cerca de Lyon, cuyas fortificaciones no se habrán terminado. Se verá rodeado de grandes aparatos de guerra.

Hacia ese tiempo adoptarán los malos, para reconocerse, un casquete de fondo llano y rojo que caerá de un lado.

Habrá un momento de anarquía terrible durante la cual se verán renovar todos los desórdenes de los tiempos peores.

El crimen, sin represión, llegará a su colmo.

Mas este tiempo de desolación será de corta duración; la Santa Iglesia será atacada con una furia inaudita, pero en esto sufrirá muy poco, mientras que sus enemigos se verán aniquilados casi en su totalidad.”

París será reducida como Sodoma y Gomorra:

“París será reducida como Sodoma y Gomorra y de lo que quede de sus habitantes gran parte se refugiará en Lyon.

Cuando se efectúe su fuga, estará próximo el gran acontecimiento.

Los ‘broteaux’ de Lyon, sus focos de abominación y de revolución serán sumergidas en las aguas, mas Lyon se salvará por la intercesión de la Santísima Virgen.

Francia se verá un momento amenazada por todas partes por las potencias extranjeras, sin que se sepa en el interior; la sorpresa y el espanto que causará esta noticia, infundirá el terror en el pueblo y ocasionará la anarquía y la guerra civil.

Los extranjeros penetrarán en Francia y avanzarán hasta las cercanías de Lyon.

Aquel ejército parecía mucho más numeroso a [a los ojos de] nuestros soldados que lo que era en efecto.”

Nuestro Señor como Hombre fue quien dio el primer golpe que fue terrible: un trueno:

“Lo que más fijaba mi atención era la primera línea, pareciéndome tan brillante, que podría tenerse por un ejército celestial.

Nuestro Señor como Hombre fue quien dio el primer golpe, porque conoce los buenos y los malos.

Vi lanzar el golpe fatal que fue terrible.

En el momento en que comenzó Dios a ejercer su justicia, oí un trueno espantoso que conmovió la tierra.

Esto será la señal por la que los buenos reconocerán que ha llegado la hora para el gran combate…

Oí una voz terrible que gritaba: ‘Todo está perdido’.

En aquel instante, el luminoso niño que me conducía, me hizo observar que a la altura de las casas y por encima de ellas había una batalla.

En efecto, eran como una especie de pájaros horribles y totalmente negros; daban unos gritos lúgubres y espantosos, batían las alas con fuerza e iban a golpear las casas.

Al mismo tiempo se libraba un gran combate en medio de una horrible carnicería en que la sangre formaba arroyos, sobre todo en la calle Guillotiera.

En la calle Barra, el combate fue tremendo y solo vino a ceder a la entrada de la plaza Bellecour. Casi todos los malos perecieron.

Poco después oí una voz dulce y agradable que dice: ‘Todo está salvado’.

He visto hombres que volvían del combate diciendo: ‘¿Como he podido escapar de esta carnicería?’

Unos se tocaban el pecho, otros el costado, encontrando con admiración, cruces, medallas, reliquias y exclamaban: ‘­Ah, mi mujer ha sido!

Mi hija ha sido, ha sido mi hermana la que ha puesto en mis vestidos, y esto es lo que nos ha preservado’. Y se convirtieron.”

En el momento en que sea castigada Francia de esta manera terrible, todo el universo lo será también:

“En el momento en que sea castigada Francia de esta manera terrible, todo el universo lo será también. No se me ha dicho como.

Se me ha anunciado que habrá un acontecimiento espantoso, que los que no estuviesen preparados creerán tocar su última hora y pensarán hallarse en el fin del mundo.

Pero repentinamente acabará la Revolución por un milagro que causará el asombro del universo: los pocos malos que queden se convertirán.

Las cosas que deben suceder serán una imagen del fin del mundo; serán tan terribles que bastarán para secarse de horror.

Se me ha dicho: ‘Todos los que están a Mi favor no perecerán, no perecerán’.

Mas yo he replicado: ‘Es imposible que dejen de perecer algunos buenos’.

Se me respondió: ‘Sí, podrá haber entre ellos algunas víctimas, mas no serán perdidos para Mí’. Después del gran combate será reconocida la legitimidad.”

Un brazo de hierro surgirá milagrosamente:

“En el curso de la Revolución se harán dos milagros; el primero la vuelta de los Borbones; el segundo su venida después de los Cien días.

Tendrá lugar un tercer milagro que pasmará a todo el universo y pondrá fin a la Revolución.

Un brazo de hierro surgirá milagrosamente al mando de un gran poder para vengar los ultrajes hechos a Dios y a la realeza, cuyos miembros sobrevivientes deben aparecer después del gran acontecimiento.

No habrá entonces allí, ni odio ni rencor'» (S. M. Mirakles, págs. 154-158; Temporum, págs. 159-161).

 

Sor Rosa Colomba Asdente (1781-1847)

No habrá más calma hasta que el descendiente de San Luis vuelva a subir al trono de Francia. Sobre el Castigo:
“La Revolución debe extenderse a toda Europa donde no habrá más calma hasta que el descendiente de San Luis vuelva a subir al trono de Francia.

Los ejércitos rusos y prusianos invadirán el suelo de Italia y llevarán el sacrilegio hasta alojar sus caballos en la nueva Iglesia de nuestro convento de Taggia; pero la Prusia será finalmente vencida y humillada”.

Ella predijo también un eclipse total de tres días (cfr. M. Servant, págs. 300, 327 y 377; Temporum, págs. 101 y 104).

 

Sor María Lataste (1822-1847)

Dios los dispersará y sus juicios serán irrevocables. Sobre el Castigo:

“Nuestro Señor le dice: Hija Mía ocúpate seriamente de la salvación de tu alma, porque el día del Señor se aproxima.

Se trata ahora de prepararse para el gran día del Señor. Él está decidido a levantarse contra sus enemigos.

El los abatirá con su mano poderosa, Él los dispersará y sus juicios serán irrevocables.

Todavía hoy escucho los que me dirigen esta súplica: ‘Señor no me castiguéis en vuestra cólera y no nos tratéis según nuestras iniquidades’.

Mas cuando mi día vendrá, Yo me erguiré contra todos aquellos que no sean de mi pueblo…

Yo no conozco el pueblo de los orgullosos, de los vengativos, de los codiciosos, de los perezosos, de los ambiciosos, de los hipócritas; Yo no conozco sus dioses ni sus reyes.

Yo me levantaré contra su pueblo, contra sus divinidades y sus reyes, y Yo los exterminaré por Mi eterna maldición.

Ese pueblo no escucha Mi voz y no me conoce.

Yo tampoco los conoceré y quedaré para siempre sordo a su apelo.

Si se me pregunta: ¿cuál es entonces vuestro pueblo?

Yo responderé: Mi pueblo comprende todos aquellos que me reconocen por Su Rey y Dios, que se someten a Mis Mandamientos y a Mis Preceptos, que Me dan su espíritu y su corazón.

He ahí a mi pueblo, el pueblo que Yo reconoceré públicamente en el día que he fijado, este día nadie lo sabe, porque es el Mío, que Yo haré venir bien pronto.

Mas a una hora en la cual nadie piensa, pese a los signos precursores en el cielo y sobre la tierra” (M. Servant, pág. 271).

Sobre Francia: El Primer Rey de Francia soy Yo, Yo soy el Señor de todos los pueblos, de todas las naciones:

“Hoy quiero hablaros de Vuestra patria. Ya varias veces Os he hablado de Francia pero nada Os he dicho acerca de lo que es ni cómo obra. Escuchad:

El Primer Rey de Francia soy Yo, Yo soy el Señor de todos los pueblos, de todas las naciones, de todos los reinos, de todos los imperios, de todas las dominaciones: Soy particularmente el dueño de Francia.

Yo le doy prosperidad, grandeza y poderío sobre todas las otras naciones cuando ella es fiel en escuchar Mi voz.

Yo levanto sus Príncipes por encima de los otros Príncipes del mundo cuando ellos son fieles al escuchar mi voz.

Yo bendigo sus poblaciones más que todas las otras poblaciones de la tierra, cuando ellas son fieles al escuchar mi voz.

Yo he escogido Francia para darla a Mi Iglesia como su hija de predilección” (M. Servant, pág. 760-761).

Sor María Lataste dirige a uno de sus directores estos avisos dados por Nuestro Señor:

“Hija mía reza por la Francia; Yo ya lo he dicho, me place repetirlo, si los golpes de la justicia de Mi Padre no han caído sobre ella, es María, la Reina del Cielo, que los ha detenido.

Satán ruge de rabia en el fondo de los infiernos contra un reino que, verdaderamente, le ha dado rudos golpes; él se estremece de furor viendo el bien que se hace en este lugar.

Él hace todos sus esfuerzos para aumentar el mal e irritar más la cólera Divina”.

Mi Madre tiene un derecho especial sobre Francia:

“Más una cadena que no puede romper lo cautiva; porque Mi Madre tiene un derecho especial sobre Francia, que le está consagrada, y por este derecho, Ella detiene el brazo encolerizado de Dios y dispensa sobre este país que le es devoto, las bendiciones del cielo para hacerlo crecer en el bien.

Es porque Yo no he cesado de advertir para prevenir inmensas calamidades”.

En una visión del 20 de noviembre de 1843, escuchó de Nuestro Señor estas palabras:

“Francia, cuanto tú eres ingeniosa para irritar y calmar la Justicia de Dios. Si tus crímenes hacen caer sobre ti los castigos del Cielo, tu virtud de caridad exclamará al Cielo: Misericordia y piedad, Señor.

Te será dado ver los juicios de Mi Justicia irritada, en un tiempo que te será manifestado y que tú conocerás sin temor de error.

Mas tú conocerás también los juicios de Mi compasión y de mi misericordia, y tú dirás: alabanza y agradecimiento, amor y reconocimiento a Dios, para siempre en los siglos y en la eternidad” (M. Servant, págs. 775-776).

Sobre París:

“Me pareció hallarme en una gran plaza de París.

En medio de aquella plaza vi a un joven sobre una pequeña columna; estaba vestido con un ropaje rojo y llevaba una diadema sobre la cabeza: tenía su sable en la vaina y un arco en la mano.

Sus miradas eran fulminantes y su boca pronta a lanzar amenazas.

Vi inscrito encima de su cabeza, en caracteres de fuego: El ángel exterminador.

A esta vista me sobrecogí de no sé que sentimiento de temor, de dolor y de compasión y exclamé muchas veces:¡Señor conservad París. Salvad al Rey… ­Oh, París ciudad execrable!

Hace mucho tiempo que mereces mi indignación y si no he dejado caer sobre ti la ola de mi cólera, es porque, por un efecto de misericordia, he detenido mi brazo vengador pronto a pesar sobre ti.

He dejado libre a la multitud innumerable de pecadores por no castigar los justos.

Tus habitantes te maldecirán un día porque los habrás saturado con tu aire emponzoñado.

Aquellos a quienes hubieres dado asilo te darán su maldición porque habrán encontrado la muerte en tu seno” (S. M. Mirakles, págs. 129-130; M. Servant, pág. 338).

“¿Qué espíritu de loca libertad ha reemplazado en su corazón el espíritu de la sola libertad verdadera descendida del cielo, que es la sumisión a la voluntad de Dios?

¿Qué espíritu de egoismo seco y lleno de frialdad ha reemplazado en su corazón al espíritu ardiente de la caridad descendida del cielo que es el amor de Dios y del prójimo?” (S. M. Mirakles , pág. 113).

 

Sor María de Saint Pierre (1816-1848)

El mayor peligro para la cristiandad y para la Iglesia serían los comunistas. Sobre el Castigo:

Esta carmelita decía que en el porvenir el mayor peligro para la cristiandad y para la Iglesia serían los comunistas, que en 1848 eran bien poco conocidos.

“Nuestro Señor me ha dicho que estos sectarios no habían hecho sino una incursión, más que trabajaban en secreto en sus designios. ­

¡Ah, si vos conocieseis sus maquinaciones diabólicas, sus principios anticristianos!

Ellos esperan un día favorable para invadir Francia”.

También anunció la victoria:

“Esta faz ultrajada aparecerá un día gloriosa y sus enemigos aniquilados para siempre. Los demonios lanzados a las tinieblas y la Santa Faz reinará sobre la tierra” (M. Servant, págs. 256 y 576-577).

 

Fray Bernardo María Clausi (+1849)

Las cosas llegarán al colmo, será cuando Dios pondrá allí la mano suya. Sobre el Castigo:

“Las cosas llegarán al colmo, y cuando todo parezca perdido y la mano del hombre no pueda más nada, será cuando Dios pondrá allí la suya y arreglará todas las cosas en un abrir y cerrar de ojos, como de la mañana a la tarde…

Vendrá un flagelo terrible y dirigido únicamente contra los impíos.

Será un flagelo enteramente nuevo y como no se ha visto otro en el mundo.

El cielo y la tierra se unirán y grandes pecadores se convertirán porque entonces conocerán a Dios.

Este flagelo se hará sentir en el mundo entero y será tan terrible que los sobrevivientes se imaginarán ser los únicos que se han librado. Este azote será instantáneo, pero terrible.”

Tan grande será la persecución contra los justos que éstos tendrán que sufrir un verdadero martirio:

“Yo no veré estos castigos, los cuales serán seguidos de una reorganización general y de un gran triunfo para la Iglesia.

Felices aquellos que vivan en esos días afortunados porque reinará una verdadera y fraternal caridad.

Mas, antes que estas cosas lleguen, el mal habrá hecho progresos en el mundo que parecerá que los demonios han salido del infierno.

Tan grande será la persecución contra los justos que éstos tendrán que sufrir un verdadero martirio” (Temporum, págs. 144-145; M. Servant, pág. 372; S. M. Mirakles, págs. 153-154).

 

Josefina Lamarine (1787-1850)

Sangre. Sangre. La república roja. Sobre el Castigo:

“El terror será de los réprobos porque la puerta del infierno está abierta y el demonio espera.

No hagáis más desastres; la república los hace bastantes. No hay necesidad de hacer otros más. La república se ha matado.

Veo un carruaje en que había grandes tablones, que se descargaban. La voz me dijo: ‘esto es para formar cadalsos’.

Sangre. Sangre. La república roja. Ved, ya ha llegado la terrible revolución de sangre. La eternidad se aproxima.

Con la bandera roja están los lobos en el jardín. Ya no hay más propietarios. Pobre París. Mírate ya estás destruida.”

La Santísima Virgen ha enviado el ángel exterminador:

“La guerra es terrible. Ellos caen de todos lados. Ved aquí el hombre. Y sin sacerdotes.

Mirando a todos lados, la vidente divisó un soldado que era llevado por algunos. ­

¡Ah, exclamó, es un sacerdote!

Y la voz dice: Dos veces he sido rechazado; dos veces he vuelto a entrar. Pobre ciudad. Tú no existes ya.

Todos lloraban. La Santísima Virgen ha enviado el ángel exterminador. Todo el mundo llora en París.

Ha llegado la hora de las tinieblas. Las tinieblas han llegado.

La religión nacerá de sus cenizas y se mostrará con toda su sublimidad por algún tiempo” (S. M. Mirakles, págs. 136-137; M. Servant, pág. 235).

 

Sor María Rafols (1781-1853)

Cuando sean probados, levanten su espíritu y pongan en mi y en mi Santísima Madre, toda su confianza. Nuestro Señor le dice:

“Escribe, hija mía, Yo vendré en socorro de todos aquellos que me veneran y que, en sus necesidades, vendrán a mí con confianza».

El 19 de abril de 1815:

“Yo salvaré a España recurriendo a prodigiosos milagros que muchas personas verán claramente con sus propios ojos.

Y mi Santísima Madre les comunicará lo que tendrán que hacer para apaciguar a mi Padre Eterno y hacerles pedir perdón” (M. Servant, págs. 721-722).

El 1 de Julio de 1838:

“Mira, hija mía, tú no puedes comprender todo lo que voy a decirte, pero tampoco hace falta que lo sepas, pues, no lo digo para ti, sino para otros hijos míos que serán muy perseguidos y estarán muy dudosos y apurados con las luchas que les armará el enemigo que quiere destruir la religión y hasta mi dulce nombre de todos los ámbitos de la tierra.

Cuando llegue esta época, que empezará abiertamente en el año 1931 [*], quiero que todos mis hijos, los hombres, cuando sean probados, levanten su espíritu y pongan en mi y en mi Santísima Madre, toda su confianza” (S. M. Mirakles, págs. 84-85; M. Servant, pág. 722).

 [*] El año 1931 cayó la monarquía en España y se proclamó la República.

 

San Juan Bautista Maria Vianney (1786-1859)

Paris será destruida y quemada definitivamente, entretanto no lo será enteramente. Después de predecir las guerras de 1870 y 1914 dice lo siguiente:

“Antes del gran golpe, habrá unos negocios pequeños… El negocio importante no pasó aún.

Paris será destruida y quemada definitivamente , entretanto no lo será enteramente.

Mas habrá cosas más terribles que aquellas que ya visteis.

Habrá un límite que la destrucción no pasará, no sé dónde será pero nosotros estaremos más allá.

Dejarán quemar París y quedarán contentos (los alemanes). Más serán combatidos y derrotados para siempre.

Se retirarán para su país, sin embargo el ejército francés los perseguirá y pocos serán los que entrarán en él.

Entonces se les tomará lo que habían llevado y mucho más”.

Los comunistas de París se esparcirán por toda Francia y se multiplicarán mucho. Los comunistas:

“Los comunistas de París, después de derrotados se esparcirán por toda Francia y se multiplicarán mucho, se han de apoderar de armas, oprimirán a las personas de bien; en fin estallará la guerra civil en todas partes.

Los malos se apoderarán del norte, del oeste y del oriente, y perpetrarán muchos asesinatos, querrán hacer desaparecer todos los sacerdotes y todos los religiosos.

Perecerá mucha gente, más que la primera vez, porque no se habrán convertido.
Se destruirán muchas casas, destruirán… destruirán…

Mucha gente buena perecerá. Estas personas, sin embargo, como serán felices…

No demora esto por mucho tiempo. Pensarán que todo está perdido, más el Buen Dios salvará todo…

Será una señal del juicio final.

Paris será mudada, como también lo serán dos o tres ciudades.

El castigo que no habrá convertido la primera vez, será tan claro ahora, que lo han de reconocer y el pueblo se convertirá” (P. Julio María, págs. 22-24).

 

Sor Palma María Addolorata Matarelli D’Oria (1825-1872)

Roma será particularmente probada y algunos dignatarios de la Iglesia serán inmolados por los malos. Sobre el Castigo:

“Roma será particularmente probada y algunos dignatarios de la Iglesia serán inmolados por los malos.

Los sectarios, después de la caída del rey-ladrón, vendrán para apoderarse de la ciudad santa; mas ellos serán detenidos a las puertas y huirán espantados.

En su fuga ellos serán triturados bajo los golpes del ángel exterminador que en el tiempo de los judíos destruyó los 185.000 hombres del ejército de Senaquerib.

La verdadera Paz vendrá después.

A las perturbaciones de la revolución se unirán otros castigos como la peste y el hambre.

Signos extraordinarios aparecerán en el cielo.

Habrá tres días de tinieblas; ni un solo demonio quedará en el infierno; todos saldrán y el aire será corrompido; será la última plaga.

Después una gran cruz aparecerá en el cielo, y el triunfo de la Iglesia será tal que hará olvidarse bien rápido todas las desgracias.

Francia será la primera castigada y la primera a ser reerguida” (M. Servant, págs. 309-358).

 

Santa Catalina Labouré (1806-1876)

En su primera aparición, el 18 de julio de 1830, Nuestra Señora le anunciaba grandes infortunios que iban a precipitarse sobre la sociedad en el mundo entero. Después de comunicarle la caída del trono (Carlos X) le dice:

“El mundo entero será ‘renversé’ por desgracias de toda suerte” (A. Marty, pág. 49).

 

Papa Pío IX (1846-1878)

“No hay que hacerse ninguna ilusión: la revolución llegará aquí… se quiere enarbolar la bandera revolucionaria en el Capitolio.

Vos sabéis como yo, que la roca Tarpeya no está lejos” (M. Servant, pág. 306; citado de Curicque, Voix Prophetiques, Tomo II, págs. 418-419).

 

Sor María de Jesús Crucificado (1846-1878)

Es necesario que esta cisterna sea llenada de sangre para calmar la justicia de Dios. Sobre el Castigo:

“Ella tenía un ardiente amor por Francia y hablaba de ella en sus éxtasis en términos inflamados.

En sus visiones Francia era ‘la rosa’ y la Santa Iglesia ‘el Olivo’. En todas sus profecías el tema general era: ‘la prueba, sobre todo por una guerra sangrienta, la victoria y las consecuencias del triunfo’.

Muchas veces desde 1873, ella anunciaba una guerra que haría correr ‘ríos de sangre’.

Ella preguntaba en un éxtasis: ¿cuando terminará esta guerra?

Después de un tiempo de silencio, ella transmitió la terrible respuesta: ‘Ah, será larga porque es necesario que todo el mundo pase por ella, pequeños y grandes: nosotros estamos corrompidos’.

Y este éxtasis particularmente doloroso parecía ponerle bajo los ojos los esfuerzos de dos ejércitos inmensos encarnizados uno contra el otro.

Ella veía a veces dos cisternas, una ya llena de sangre, la otra todavía vacía, mas tan grande que la sangre de tres cuartos de los hombres no parecía poder colmarla, y la voz le decía:

‘Ved, es necesario que esta cisterna sea llenada para calmar la justicia de Dios…’

El 13 de mayo de 1874, una voz le dice: Yo os advierto, como ya os advertí dos meses antes de las guerras que arribarían a Francia (la guerra de 1870).

Mas esta que Yo os anuncio será diez veces más terrible que la que ha llegado entonces a Francia.

El 14 de agosto de 1874, [una voz le dice]: Será una masacre terrible, se marchará con la sangre hasta las rodillas.

Yo pienso que, en esta guerra que va a venir, se tomará a todos los sacerdotes para combatir…

Yo no sé si es de esta manera que los sacerdotes perecerán porque deben quedar muy pocos después de la prueba; me parece que se les colocará adelante en el mayor peligro” (A. Marty, págs. 64-65).

 

San Juan Bosco (1815-1888)

La gran prostituta de Babilonia. Sueño sobre el Castigo:

“La vigilia de la Epifanía del presente año de 1870 desparecieron todos los objetos materiales de mi cuarto y me encontré en la contemplación de cosas sobrenaturales.

Fue cosa de breves instantes pero vi mucho.

Si bien de forma y de apariencia sensible, sin embargo no se puede sino con gran dificultad comunicar a los otros con signos externos y sensibles. He aquí una idea de lo que vi.

Ahí está la palabra de Dios acomodada a la palabra del hombre.
Del sur viene la guerra. Del norte viene la paz”.

Sobre Francia:

“Las leyes de Francia ya no reconocen al Creador, y el Creador se dará a conocer y la visitará tres veces con el azote de su furor.

En la primera humillará su soberbia con las derrotas, con el saqueo, con la destrucción de sus cosechas, de sus animales, y de sus hombres.

En la segunda, la gran prostituta de Babilonia, aquella que, suspirando, los buenos llaman ‘el prostíbulo de Europa’, será privada de su jefe y hecha presa del desorden”.

Sobre París:

“París… París… En vez de armarte con el nombre del Señor, te rodeas de casas de inmoralidad.

Estas serán destrozadas por ti misma, tu ídolo será reducido a cenizas para que se cumpla: ‘Mentita est iniquitas sibi’ (la iniquidad se engañó a si misma).

Tus enemigos te pondrán en aprietos, te traerán el hambre, el terror y la abominación de las naciones.

Mas, ¡­ay de ti si no reconocieras la mano que te golpea! Quiero castigar la inmoralidad, el abandono, el desprecio de mi ley, dice el Señor.

En la tercera caerás en manos extranjeras: tus enemigos verán desde lejos tus palacios envueltos en llamas, tus habitaciones convertidas en montón de ruinas bañadas con la sangre de tus valientes que ya no existen.

Mas he aquí un gran guerrero del norte, lleva un estandarte y en la diestra que lo empuña está escrito: ‘Irresistible la mano del Señor’.

En aquel instante el venerable anciano del Lacio le salió al encuentro ondeando una lámpara ardentísima.

Entonces el estandarte se ensanchó y de negro que era se tornó blanco como el campo de la nieve.

En medio del estandarte, con caracteres de oro, estaba escrito el nombre de aquel que todo lo puede.
El guerrero con los suyos hizo una profunda reverencia al Anciano y se estrecharon la mano”.

El enemigo sembrará discordia entre tus asesores, suscitará enemigos entre mis hijos. Al Papa:

“Ahora la voz del cielo se dirige al Pastor de los pastores.

Tú estás en la gran conferencia con tus asesores; pero el enemigo del bien no se da un momento de reposo; estudia y pone en práctica contra ti todas las artes.

Sembrará discordia entre tus asesores; suscitará enemigos entre mis hijos.

Las potencias del siglo vomitarán fuego y querrían que las palabras fuesen sofocadas en la garganta de los defensores de mi Ley.

Esto no se verá; se harán el mal a sí mismos. Tú apresúrate; si las dificultades no se resuelven trúncalas.

Si te hayas en apuros, no te detengas; continua hasta que se haya cortado la cabeza a la hidra del error.

Este golpe hará temblar la tierra y el infierno, pero el mundo estará a salvo y todos los buenos se alegrarán.

Reúne, por tanto, contigo, aunque no sean más que dos, los asesores; pero dondequiera que fueres, continúa y termina la obra que te ha sido encomendada.

Los días corren veloces; tus años se acercan al número determinado, pero la Gran Reina será siempre tu ayuda y como en tiempos pasados, así en el porvenir será ‘magnum et singulare in Ecclesia praesidium…”.

Tus hijos piden el pan de la fe y no encuentran quien se lo parta. Sobre Italia:

“Más tú Italia, tierra de bendiciones, ¿quién te ha puesto en desolación?…

No digas que los enemigos, sino tus amigos. ¿No oyes que tus hijos piden el pan de la fe y no encuentran quien se lo parta? ¿Qué haré?

Golpearé a los pastores, dispersaré el rebaño, para los que se sientan en la cátedra de Moisés busquen buenos pastos y la grey escuche dócilmente y se apaciente.

Pero sobre el rebaño y sobre los pastores pesará Mi mano; la carestía, la peste, la guerra, harán que las madres lloren la sangre de sus hijos y de sus maridos muertos en tierra enemiga”.

Roma ingrata, Roma afeminada, Roma soberbia. Sobre Roma:

“Y de ti, oh Roma, ¿qué será? Roma ingrata, Roma afeminada, Roma soberbia.

Has llegado al punto que no buscas ni admiras en tu soberano más que el lujo, olvidando que tu gloria y la suya está sobre el Gólgota.

Ahora él está viejo, achacoso, inerme, despojado de todo; sin embargo, con su esclava palabra, todavía hace temblar el mundo.

Roma… Yo vendré cuatro veces sobre ti.

En la primera castigaré la tierra y tus habitantes.

En la segunda llegará la ruina y el exterminio hasta tus murallas. ¿Todavía no abres los ojos?

Vendré la tercera vez y destruiré las defensas y los defensores y al dominio del Padre sucederá el reino del Terror, del espanto y de la desolación.

Pero mis sabios huyen, Mi ley es todavía pisoteada; por eso te haré la cuarta visita. ¡Ay de ti, si Mi Ley es todavía para ti un nombre vano!

Se darán prevaricaciones entre los doctos y los ignorantes. Tu sangre y la sangre de tus hijos lavará las manchas que tú infieres a la ley de tu Dios.

La guerra, la peste, el hambre, serán los flagelos con que será castigada la soberbia y la malicia de los hombres.

¿Dónde están, oh ricos, vuestra magnificencia, vuestras villas, vuestros palacios? Convertido se han en la basura de las plazas y de las calles.

Pero vosotros sacerdotes, ¿por qué no corréis a llorar entre el vestíbulo y el altar, pidiendo que cesen los castigos?

¿Por qué no tomáis el escudo de la fe y no vais por los tejados, por las casas, por las calles, por las plazas y por todo lugar, incluso el inaccesible a llevar la semilla de mi palabra?

¿Ignoráis que es la terrible espada de dos filos que abate a mis enemigos y rompe la ira de Dios y de los hombres?

Estas cosas deberán venir inexorablemente una después de la otra.

Pero la Augusta Reina de los cielos está presente.

El poder de Dios está en sus manos; disipa como niebla a sus enemigos.

El venerado anciano está revestido de todas sus antiguas vestiduras.

Sobrevendrá todavía un violento huracán (Biografía y Escritos de San Juan Bosco, págs. 393-395).

El sueño del caballo rojo: […] obra devastadora comenzada por autoridades más o menos conscientemente cómplices. Sobre el comunismo:

El sueño del caballo rojo el santo lo tuvo el 6 de julio de 1862. Vio aparecer un caballo rojo enorme, del tamaño de una montaña.

Infundía terror, dicha bestia de orejas tiesas, cara horrorosa, «tenía mucha gente encima, que le salían alas… que invadía la tierra… y exclamé: ­¡Pero esto es un demonio!»

Don Bosco después de este sueño pensó mucho sobre el significado del mismo y mandó estudiar en el Apocalipsis si el equus rufus era mencionado.

El santo llegó a la conclusión de que ese caballo rojo significaba la “democracia sectaria que rabiando contra la Iglesia y contra el orden, avanzaba conjurando contra el orden social y subvertiéndolo todo, sin detenerse a su paso, que se impone a los gobiernos, a las escuelas, a los tribunales, a los municipios, a todo, y que corre desolada llegando a sus consecuencias extremas, pero desgraciadamente lógicas.

Obra devastadora comenzada por autoridades más o menos conscientemente cómplices suyos, en detrimento de la sociedad religiosa, de toda institución buena, del derecho común, de la propiedad…” (Biografía y Escritos de San Juan Bosco, págs. 600-601).

 

Sor María de los Dolores y Patrocinio (1811-1891)

La lucha del león señalado con la cruz con otro león que después se convirtió en serpiente. Visión de un gran combate:

“El día de San Agustín de 1835 por la noche, el tiempo que la comunidad se iba a recoger dejando a mi venerada Madre en su cama en el suelo, tuvo un éxtasis admirable.

Una visión muy misteriosa, en concepto de la Rvda. Madre Pilar que la presenció, por algunas palabras sueltas que le oyeron y por lo que la misma Madre, obligándola a hablar, pudo sacarle.

Parecía que veía una gran batalla; a la Reina de los Ángeles sentada con Su Divino Hijo en figura de niño dormido; a los cuatro doctores de la Iglesia y a muchos otros personajes, detrás de un león que aparecía sentado y con una cruz en la frente.

La lucha era con otro león que después se convirtió en serpiente. El león señalado con la cruz, estaba como quien no puede moverse, y, al principio solo meneaba la cola y alguna pata, mas siempre permanecía inmóvil a pesar de los esfuerzos en contrario.

Cuando alentaba el león de la cruz hacia el Niño Dios que la Virgen Santísima tenía en sus brazos, despertaba éste, y entonces cobraba el león nuevos bríos y peleaba con más fuerza.

Por fin tomó la Señora a su Dulce Niño dormido y lo puso sobre el león de la cruz; y entonces fue hecha la victoria; y los dos personajes que estaban detrás del león, el uno también con una cruz, se unieron, y todo fue gozo y alabanza a Dios.

Este éxtasis o visión duró desde las diez de la noche hasta la una de la madrugada… Estuvo todo este tiempo hermosísima y como quien presenciaba una batalla.

Unas veces se le encendía el rostro y se regocijaba mucho; otras, como quien escucha con atención grandísima, y luego decía alguna palabra.

Cuando alentaba el león y despertaba el Niño decía: ‘­¡Ay! significa las oraciones de los fieles el alentar el león’” (Sor María Isabel de Jesús, págs. 86-87).

 

Hermano Antonio (1820-?)

Grandes guerras tendrán lugar y la Santa Iglesia será sumergida en la aflicción. Sobre el Castigo:

“Nosotros tocamos ahora a la época de los grandes acontecimientos en Europa.

Grandes guerras tendrán lugar y la Santa Iglesia será sumergida en la aflicción…

Es necesario que todas estas pruebas lleguen, a fin de que Prusia sea de tal manera reducida que ella quede para siempre incapaz de afligir a la Santa Iglesia” (M. Servant, pág. 327; P. Julio María, págs. 26-31).

 

Sor De Bourg (Siglo XIX)

Los ángeles exterminadores con el gladio en la mano esperaban la señal para herir la tierra. Mensaje de Nuestro Señor al Rey Luis Felipe:

“Vos me habéis despreciado, vos habéis hecho apostatar mi pueblo haciéndolo trabajar el Domingo…

«Para los años 1848, 1849 y 1850: Intercesión de la Santísima Virgen para detener el brazo de su Hijo.

Nuestro Señor acepta con agrado las oraciones, mas acrecienta que los crímenes de los hombres iban tan lejos que si Él no los castigaba, los flagelos más tarde serían más terribles…

Los ángeles exterminadores con el gladio en la mano, no esperaban sino la señal para herir la tierra”.

Frenesí en la búsqueda del placer:

“El Señor se ha quejado de una manera terrible; El se queja de ese frenesí en la búsqueda del placer.

Él se queja de los bailes escandalosos, de la indecencia y del lujo de los adornos femeninos, y si El prohíbe en el Santo Evangelio, aún un solo mal deseo, no hay que asombrarse que castigue terriblemente la corrupción de las costumbres que es la consecuencia necesaria de todos estos abusos, la causa de todos estos crímenes y que arrastran, con la ruina de las buenas costumbres, la salvación y ocasionan la pérdida de las almas.

Los pueblos, como siempre, han imitado los malos ejemplos de los grandes: no hay más dique al torrente de las pasiones furiosas; la autoridad divina es enteramente desconocida; los hombres desprecian las leyes de Dios y los hijos las de las familias; así el orden es ficticio, se mantiene únicamente por la fuerza y la violencia.

Solo parece que valiera la pena conseguir el confort y el placer sensual.

Y como el dinero es el único que los da, el dinero no solo es procurado, sino reverenciado.

Para numerosos espíritus, hoy en día, la vida no tiene otro significado que el de atesorar lo más posible a fin de gozar lo más intensamente que el hombre pueda hacerlo” (M. Servant, págs. 91-92).

En 1857 escribía:

“He aquí donde estamos: los castigos del Señor van a caer sobre nosotros de diversas maneras. Flagelos, sangre derramada. Habrá en nuestra Francia un trastorno espantoso” (M. Servant, pág. 268).

“Los días serán abreviados en favor de los justos” (M. Servant, pág. 362).

“Habrá una crisis terrible, pues me ha sido dicho que después de este tiempo de prueba el Señor traerá de nuevo el príncipe ‘Dieudonné’ [dado por Dios]” (M. Servant, pág. 541).

 

Mariana Galtier (Siglo XIX)

Esta profecía, relatada por el P. Charbonnel en 1869, que la había obtenido de testigos personales, ha sido pronunciada en 1880, cuando se ofició el Te Deum por la toma de Argelia. La gran prostituta será destruida por el fuego:

“Cuando viereis la guerra entre Francia y Alemania, podréis decir que es el comienzo de la tercera y última plaga. 1Ay (tres veces). ¡­Ay de Francia! (tres veces). ­¡Hay de Alemania! (tres veces). ¡­Ay de Italia! (tres veces).

Francia será desunida entre sí, le faltará todo socorro.

El ángel no meterá la espada en la vaina sino después de haber castigado a todas las naciones.

Durante la cosecha de las uvas, habrá un gran combate entre París y Lyon.
La gran prostituta será destruida por el fuego.

El ángel del Señor advertirá a los justos de París.

Nadie sabrá de donde ha venido el fuego. Todos los malos perecerán.”

Un príncipe, llegará como por milagro. Será de la sangre de la antigua raza:

“Las desgracias de Francia serán tan grandes que muchos morirán de espanto.
En esta guerra, quien se crea vencedor será vencido.

Francia se verá tan apurada de hombres y de dinero que le faltarán las cosas más necesarias. Mas esto no será largo.

Un príncipe conocido solo de Dios y que hace penitencia en el desierto, llegará como por milagro. Será de la sangre de la antigua raza…” (S. M. Mirakles, págs. 135-136; M. Servant, págs. 322, 341, 389 y 541).

 

Venerable Fray Jacinto Coma (Siglo XIX)

La Providencia hará de un solo golpe lo que habría demorado mucho tiempo. Sobre el Castigo:

“La Providencia tiene en reserva un medio imprevisto, que hará de un solo golpe lo que habría demorado mucho tiempo siguiendo el curso normal de las cosas” (M. Servant, pág. 377).

 

Juan Stehlmayer (Siglo XIX)

La muerte herirá por epidemias y por una guerra de exterminio de pueblo a pueblo. Nuestra Señora le dice:

“Venid a mí, no temáis… Escuchad bien, escuchad bien lo que yo voy a enseñaros, a fin de poder anunciar a los otros.

He aquí lo que les diréis: Yo no puedo nada más con mis oraciones ante Dios, porque los hombres han llevado la iniquidad hasta el extremo y ellos no tienen más caridad los unos con los otros, Dios los va a golpear con un castigo terrible.

No queda más remedio que una pronta penitencia para escapar a su cólera.

Si no la muerte herirá con golpes redoblados, por epidemias y por una guerra de exterminio de pueblo a pueblo: estos flagelos precipitarán los malos en el infierno, en castigo de sus crímenes, mientras que abrirán el cielo a los justos que sucumban.

¿Me habéis comprendido bien, mi querido hijo?

Yo soy la Madre de Dios. No dejéis de hacer conocer a los otros lo que acabo de deciros” (M. Servant, págs. 250-251. — Citado por el P. Curicque, Voix Prophetiques, Tomo II, pág. 524).

 

María Martel (Siglos XIX y XX)

Un cisma está en vías de realizarse. Sobre el Castigo:

En enero de 1897 Nuestra Señora le dijo:

“Hijos míos, rezad, porque grandes males os van a golpear. La guerra contra la Iglesia bien pronto va a declararse de todos lados. Un cisma está en vías de realizarse”.

“La Santa Virgen suplica: ¡Oh París, París, no ha respetado las leyes de mi Divino Hijo!… será castigada y destruida por el fuego… Poca gente restará… aquellos que quedarán no se reconocerán…

París será destruida por el fuego si rehúsa convertirse… he ahí la punición que le está reservada.

Inglaterra será castigada, yo he visto navíos hundirse sobre los cuales estaba escrito ‘Inglaterra’”.

El primer golpe será sobre París.

En septiembre de 1907: “El primer golpe será sobre París: los teatros van a saltar, las víctimas van a arder, la sangre va a correr”.

El 7 de julio de 1901, después de la visión de una caída de bolas multicolores, el Sagrado Corazón le dice que se trataba de fuego del cielo para París y otros diferentes lugares (M. Servant, pág. 342).

El 6 de junio de 1902: “Yo he escuchado la voz de Nuestra Buena Madre que me dijo: ‘Es necesario rezar bien a causa de las desgracias y los castigos que van a llegar.

En Francia dos volcanes van a estallar, dos montañas van a desplomarse.

Los infortunios de la Martinica no son nada al lado de lo que va a venir…’

El buen Jesús me ha dicho: ‘En Francia, dos volcanes van a estallar las montañas van a derrumbarse…

Fuera de Francia muchos temblores de tierras, también volcanes van a explotar, las montañas se desmoronan” (M. Servant, pág. 404).

El 1 de mayo de 1903: “La Santa Virgen anuncia: ‘El tiempo vendrá, hijos míos, rezad, rezad mucho…

Es necesario rezar por el futuro Rey… y por el Soberano Pontífice…

La República va a caer; es el reino de Satanás… Otro mundo y otro Reino van a venir…”

El 2 de mayo de 1903: “En estos días, hijos míos, vosotros vivís bajo el reino de Satanás, y este reino es un reino de crímenes y de desgracias.

Francia renacerá por el Sagrado Corazón de mi Divino Hijo” (M. Servant, págs. 822-823).

 

Teresa Higginson (1844-1905)

Tinieblas de la inteligencia, en las cuales el hombre se ha precipitado. Sobre el Castigo:

“Si no fuese por obediencia, yo nunca intentaría describir las cosas espantosas que me han sido mostradas.

Yo no sé cómo, ni adonde he sido transportada, más me parecía un lugar elevado desde donde mirando para abajo percibía la tierra.

Primero, vi una nube de tinieblas envolverla: eran tinieblas reales, espesas, materiales, que comprendí ser un signo de las tinieblas de la inteligencia, en las cuales el hombre se ha precipitado.

Después escuché el ruido violento del trueno, vi brillar el rayo y me parece que bolas de fuego caían sobre la tierra y se hundían hasta su centro, haciendo volar las rocas en astillas.

Enseguida escuché la ola impetuosa de las aguas, y un terrible gemido de duelo sube de la tierra.

Entonces, postrándome humildemente, imploraba misericordia por la Sangre de la amarga Pasión de Jesucristo…

No puedo decir cuánto duró, porque estaba tan horrorizada cuanto humillada; enseguida escuché una voz que reconocí perfectamente bien ser la de nuestro querido Señor y Salvador Jesucristo, diciendo: ‘Decid que ni uno de aquellos que me han sido dados será perdido’.

Entonces, las tinieblas de la tierra se detuvieron, los rayos cesaron y yo percibí sombras, figuras humanas, muriendo de hambre, con aire extraviado.

Ellos se levantaron temblando; vi el signo de sus frentes y me uní a ellos y a toda la corte celestial. Alabé y bendije a este Dios de sabiduría infinita que en su misericordia, nos ha rescatado por su sangre” (M. Servant, págs. 258-259).

 

Josefina Reverdy (1854-1908)

Unos perecen en medio del flagelo, otros bajo los escombros de las casas o en las llamas o en las trincheras sangrientas. Sobre el Castigo:

“Los castigos han comenzado y continuarán a llover sobre la naturaleza entera. ¡Oh, que desolación!.

Desgracia, desgracia a aquellos que se encontrarán en la desgracia de Dios.

Habrá tales sacudidas en la tierra que los hombres morirán de espanto.

En medio de la tormenta, hombres de aspecto horroroso harán escuchar aullidos aterradores pareciendo a aquellos del infierno; sus corazones estarán inflamados de las pasiones más feroces.

Un populacho alterado de sangre sumergirá las almas más sólidas en un terror mortal.

Las casas se hundirán. Unos perecen en medio del flagelo, otros bajo los escombros de las casas o en las llamas o en las trincheras sangrientas.

La sangre de las víctimas se extiende hasta el mar. Una parte de la tierra está toda desierta; nadie, sin el poder de Dios podrá sustentarse.

Las almas más fervientes caerán en una angustia mortal. Habrá tan terribles tempestades que las montañas serán conmovidas, que las casas, los edificios se hundirán.

La tercera parte de los hombres perecerá.

En ese momento el sol se oscureció. Tinieblas espesas llenas de espíritus satánicos cubren la tierra.

La luna se tornará roja como la sangre. Estad provistos de cirios benditos.

Es necesaria a todo precio una regeneración del género humano. Vosotros no seréis sacudidos más allá de vuestras fuerzas.

Rezad, rezad. Después de la persecución, la Iglesia triunfará y reflorecerá” (M. Servant, pág. 236).

 

Sor Catalina Filljung (1848-1915)

París: estrechaba por fuera, víctima de los furores de la revolución, y de un hambre tan terrible que las madres devoraban a sus hijos. Sobre el Castigo:

Su biógrafo relata: “Catalina temía para París la suerte de Jerusalén.

Muy común, en otros tiempos, se le había escuchado gritar en éxtasis: ¡­oh París, segunda Jerusalén por tus crímenes, segunda Jerusalén por tu castigo!’.

Después de esto, ella veía ‘como fuego del cielo que caía’.

Era la venganza divina.

La gran ciudad asediada, mientras que el enemigo la estrechaba por fuera, era víctima de los furores de la revolución, y de un hambre tan terrible que las madres devoraban a sus hijos.

Los amotinados saqueaban, incendiaban París, principalmente los barrios más bonitos. ‘Los alemanes estarán contentos de verla destruir, mas no serán ellos que la destruyan, ellos no podrán entrar’.

Después de la guerra, París perdía su primacía, otra ciudad, una ciudad del centro se tornaba capital…” (M. Servant, págs. 348-349).

Sor Catalina anunció que habrá una persecución sangrienta, muchas iglesias, especialmente la del ‘Sacré Coeur’, serán profanadas y destruidas”.

Ella también vio: “En un palacio al borde del Sena, un cuarto subterráneo donde hombres tenían una sesión alrededor de una larga mesa cubierta de papeles; estos papeles eran las leyes que hacían contra la Iglesia.

Las leyes antirreligiosas le eran presentadas como la obra de la franc-masonería; ella las veía elaboradas en la cámara por hombres que trabajaban bajo tierra, portando pequeños mandiles” (M. Servant, pág. 761).

 

Madame Royer (1841-1924)

Los franceses irán hasta los bordes de la desesperación. Ellos no tendrán coraje sino contra ellos mismos. Sobre el Castigo:

“Yo he visto, en mi oración, el cielo de nuestro país lleno de combates, el suelo del norte de Francia labrado por profundos surcos.

Ellos estaban llenos de sangre. Nuestras campiñas me han sido mostradas devastadas, nuestras iglesias destruidas, ni siquiera nuestras catedrales serán respetadas.

La paz que seguirá a esta guerra, [*] será una falsa paz, plena de dificultades diplomáticas, económicas, sociales y financieras.”

[*] Esta visión fue el 24 de mayo de 1914.

“El mundo se hundirá en la impiedad, la impureza y el completo olvido de Dios y correrá así a su castigo.

Los franceses irán hasta los bordes de la desesperación. Ellos no tendrán coraje sino contra ellos mismos.

Una a una todas las soluciones para poner fin a sus males se desvanecerán.

Cuando todo recurso humano haya desaparecido, y que todo parezca perdido, el Sagrado Corazón intervendrá.

Entonces surgirá el elegido de Dios, y Francia no podrá negar que ella deberá su salvación solamente al Sagrado Corazón”.

El Soberano Pontífice será desgraciado. En otra visión:

“El Soberano Pontífice será desgraciado. Toda la Iglesia será desolada a causa de él.

Por él, para su liberación, será necesario recurrir al Sagrado Corazón”.

En otra revelación, Madame Royer vio desaparecer al Papa en medio de la desolación de la Iglesia.
Ella también vio a Nuestro Señor llorar sobre París como antaño sobre Jerusalén, y con las mismas quejas.

“Un príncipe viene del extranjero para liberar a Francia” (A. Marty, págs. 82-91).

 

María Julia Jahenny (1850-1941)

Habrá prodigios diabólicos en los aires. Sobre el Castigo:

“Habrá prodigios diabólicos en los aires; los amigos del Señor no deben ir a ver esos prodigios de Satán que son el anuncio de la cólera de Dios y de los castigos” (M. Servant, pág. 83).

San Miguel dice a la vidente:

“El infierno va a triunfar y los justos serán víctimas de un pueblo impío; el infierno ruge de espanto y de terror y Satán, en su conquista nos dice: ‘A mí la victoria. Yo he conquistado la Francia casi entera’.

La desolación será tan grande y los castigos tan terribles que muchos se consumirán de espanto y se creerán en el fin del mundo.

Habrá tinieblas físicas durante tres días, y de día, habrá una noche continua.

Únicamente los cirios de cera benditos podrán dar luz durante esta terrible oscuridad.

Un solo cirio bastará para los tres días, pero en las casas de los impíos ellos no darán ninguna luz; durante estos tres días de tinieblas los demonios aparecerán bajo las formas más horrorosas y las más espantosas.

Escucharéis en el aire las blasfemias más horribles. Los rayos penetrarán en vuestras casas, mas ellos no extinguirán la luz de los cirios benditos.

Ni el viento, ni la tempestad, ni los temblores de tierra podrán apagarlos.

Nubes rojas como la sangre recorrerán el cielo, el ruido del trueno estremecerá la tierra, rayos siniestros surcarán las nubes en una estación donde ellos no se producen nunca.”

Los castigos serán comunes a todo el mundo y se sucederán sin interrupción:

“La tierra será removida hasta sus fundamentos. El mar levantará olas ruidosas («mugissantes») que se esparcirán sobre todo el continente.

La sangre correrá con tanta abundancia que los hombres la tendrán hasta la cintura.

La tierra se tornará como un vasto cementerio. Los cadáveres de los impíos y de los justos cubrirán el suelo.

El hambre será grande; en fin todo será trastornado. Las tres cuartas partes de los hombres perecerán.

La crisis explotará casi súbitamente. Los castigos serán comunes a todo el mundo y se sucederán sin interrupción.

Algunos tal vez reirán de nuestra credulidad. Es que ellos no han visto ni la guerra ni la Comuna en 1870-71 con sus horrores, y ellos creen que la guerra actual (1914), desde tan largo tiempo prevista y anunciada, no es sino una conflagración resultante de conflictos entre naciones y no una advertencia del cielo. Pidamos y recemos por ellos.

Los hombres han querido resolver sus asuntos entre ellos mismos, hoy el cielo está cerrado.

Reabrámoslo por la oración y la penitencia y estemos prontos” (M. Servant, págs. 238-239; B. Sánchez, págs. 57-58).

Ellos llegarán a traer sobre Francia castigos de fuego:

“Ellos llegarán a traer sobre Francia castigos de fuego… El cielo se abrirá por tres aberturas espantosas… será un derrumbe de fuego de diferentes colores.

Y estos tres derrumbes espantosos serán percibidos de todo el pueblo… Habrá gritos horrorosos, llantos, gemidos, torturas de cuerpos… El ojo percibirá figuras deformes, rasgos, más rasgos que no se parecerán a los hijos del cielo…

En los tres hundimientos de fuego, habrá un sonido lúgubre… y es en este momento, donde el aire se tornará una peste insoportable al olfato de los elegidos…

Será en este momento el gran diluvio y el juicio de la Sodoma culpable, el juicio de los crímenes realizados…

El suelo no será sino una tumba hundida y yaciendo sobre sus piedras ardientes, cadáveres inanimados…

No quedará nada de esta casa donde se forjan las malas leyes, de donde se va a acabar en la muerte de la fe en las almas, de donde se va a lanzar la última inmundicia en el alma de los niños, los cuales en su mayor parte ya están condenados a nunca jamás verme y nunca jamás amarme”.

En una revelación de 1903 dice:

“El fuego del cielo caerá sobre Sodoma y principalmente sobre esta sala del infierno donde se fabrican las malas leyes.

Ella será deglutida y su lugar será como una inmensa cantera de la cual hasta el fin del mundo no será posible aproximarse sin estremecerse de horror” (M. Servant, págs. 347-348).

El 17 de enero de 1922 Maria Julie ve una cruz brillante más bella que todo lo que hay de más bello en la tierra.

De esta cruz encantadora brotó una nube que se extiende a una distancia inmensa.

Dios le dice: “Yo me levantaré bien pronto en todo el esplendor de mi justicia… Yo trastornaré la tierra, Yo fulminaré al alma culpable…

Será un gran diluvio de espanto.

Poco después de los doscientos años el triunfo de mi Sagrado Corazón tendrá lugar.

En fin, cuando se lanzaren todas las cruces cabeza para abajo, cuando se impongan las leyes más satánicas, las más infames, al clero y a los fieles, allí Yo me levantaré.

La tierra habrá sido destruida, todo lo que se encuentra en flores y en granos será destruído y quemado; todo lo que sea blanco y fresco será tiznado del humo de mi cólera” (M. Servant, pág. 574).

El 17 de octubre de 1877, día de la fiesta de Santa Margarita María, El Divino Maestro, mostrándole la llaga de su Corazón le dice:

“Hijos míos, es mi Sagrado Corazón que tiene el privilegio de las gracias; en Él está el triunfo.

Mas antes de daros el triunfo, Yo os quiero probar. Yo os enviaré muchos males, vos veréis mi Justicia caer sobre la tierra.

Vos veréis también signos precursores aparecer en el firmamento.

Yo había prometido a la bienaventurada víctima de mi Sagrado Corazón (Sta. Margarita María) dar el triunfo a Francia y a la Iglesia por mi Sagrado Corazón, a condición de que todos los hijos de Francia sean sumisos.

Si ellos fueren ingratos, los castigos debían ser más terribles, Yo había prometido a la víctima de mi Sagrado Corazón que quizás Yo habría atendido doscientos años [antes] o más, si mi pueblo hubiera sido dócil.

Yo habría dado más temprano el triunfo. Él no ha sido dócil. Mas poco después de los doscientos años el triunfo tendrá lugar. Mi víctima, guarda esto en la memoria.

Yo he anunciado a muchas almas que antes del triunfo de Francia habría una gran lucha entre todos mis hijos, los buenos y los malos.”

Que mis hijos fieles no se dejen reducir por las armas de los malos; Yo deseo que ellos les resistan:

“Que mis hijos fieles no se dejen reducir por las armas de los malos; Yo deseo que ellos les resistan; por su fe y coraje ellos lo lograrán.

Será el último esfuerzo de los malos, y es entonces que Yo los detendré.

Ellos, entonces, intentarán lanzar la perturbación por medio de los enemigos de mi Iglesia, profanar todo lo que es respetable sobre la tierra; será en vano.

Recuérdate de mi promesa: Yo salvaré la Francia por mi Sagrado Corazón, Yo la resucitaré por el amor de mi Sagrado Corazón.

Hijos míos, una vez más, Yo os prevengo. Satán va a satisfacer su rabia que es tanto más grande (él lo sabe) cuanto los suyos serán vencidos.

Yo quiero humillar mi pueblo, porque él no ha escuchado mis palabras.

Mas inmediatamente Yo daré una victoria completa, es decir, la resurrección de la hija mayor de la Iglesia.

He ahí el momento, hijos míos, donde la flor de lis blanca y la bandera blanca van a ser pisadas, mas no será sino por un tiempo, su triunfo vendrá enseguida” (M. Servant, págs. 766-768).

 

Berta Petit (1870-1943)

Se constatará bien pronto la poca estabilidad de una paz establecida fuera de Mi y sin la intervención de aquel que habla en mi Nombre. Sobre el Castigo:

El 12 de diciembre de 1912, Nuestro Señor le dice: “Un doble homicidio abatirá al sucesor del viejo soberano de Austria, fiel a su fe.

Este será el primero de los acontecimientos dolorosos, pero útiles a mis designios, que precederán al castigo”.

El 29 de junio de 1914: “A partir de este momento comienza la marcha ascendente de los acontecimientos precursores que os conducirán a la gran manifestación de mi justicia”.

El 17 de octubre de 1918: “Las pruebas renacerán, hasta el día en que, habiendo reconocido humildemente sus errores, esta nación (Francia) me devolverá mis derechos y dará plena libertad a mi Iglesia”.

El 28 de Octubre de 1918 y en Julio de 1919: “Se constatará bien pronto la poca estabilidad de una paz establecida fuera de Mi y sin la intervención de aquel que habla en mi Nombre.

La nación a la que se le dice ‘vencida’, mas cuyas fuerzas no están sino pasajeramente disminuidas, queda como una amenaza para Bélgica así como para Francia. Las perturbaciones y las amenazas se van a propagar en todos los países.

Porque esta voz no es la mía, es que las guerras recomenzarán por todas partes, guerras intestinas y guerras de razas.

Lo que hubiese sido tan grande, tan verdadero, tan bello, tan durable por su cumplimento, está retardado.

La humanidad va hacia una tormenta horrorosa, que dividirá cada vez más los pueblos; ella reducirá a la nada las combinaciones humanas; ella quebrará el orgullo de los dominadores del momento; ella mostrará que nada subsiste sin Mi y que Yo continúo siendo el Señor del destino de los pueblos”.

En 1928: “Si los hombres viesen los horrorosos medios de destrucción y pensasen en todo lo que se prepara para una próxima guerra de venganza, no hay uno que no desease morir”.

Último socorro que Yo doy antes del fin de los tiempos: la devoción a Mí Sagrado corazón y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María

El 10 de mayo de 1940: “Son los corazones los que deben ser cambiados.

Esto será por la devoción conocida, desarrollada, predicada y aconsejada por todas partes (Sagrado Corazón de Jesús y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María).

Es el último socorro que Yo doy antes del fin de los tiempos” (R. Christoflour, págs. 209-216; A. Marty, págs. 113-118).

Nuestra Señora le anuncia: “Los acontecimientos se aproximan como una nube que crece y se extiende desmesuradamente.

Las naciones perecerán en el fuego y en la sangre, como si ellas fuesen alcanzadas por rayos que vienen del cielo. Terrible perspectiva.

Mi Corazón de Madre se debe imponer para la salvación de las almas y la purificación de las naciones sin que se lo perciba…” (B. Sánchez, pág. 62).

 

Heede – Mensajes de Nuestro Señor y Nuestra Señora (1937-1946)

Los hombres no creyeron en las palabras de mi Madre cuando apareció en Fátima

Heede es una aldea situada al norte de Alemania cerca de la frontera con Holanda.

Nuestra Señora se apareció entre 1937 y 1940 más de cien veces a cuatro niñas de doce a catorce años: Anni Schulte, Grete y María Gasebforth, y Suli Bruns.

La Gestapo intervino, llegando a aprisionar a las niñas, a quienes prohibió acercarse al lugar de las apariciones.

La Santísima Virgen habló pocas veces, pidió oraciones a las niñas y les dio varios mensajes secretos, uno de ellos para ser contado solamente al Papa.

También Nuestro Señor Jesucristo apareció varias veces a partir de octubre de 1943.

El día 21 de octubre de 1945 Nuestro Señor se apareció a Grete, pues en la aldea se iba a realizar un baile de gala.

El ordenó que no se hiciese y que los padres que enviasen a sus hijas deberían dar severas cuentas a Dios y finalizó con estas palabras:

“Los hombres no creyeron en las palabras de mi Madre cuando apareció en Fátima. ­

¡Ay de ellos si, ahora, no creyeren en mis palabras! Los tiempos presentes son graves y serios. Haced penitencia. Rezad, rezad…”

El 7 de febrero de 1946 Grete oyó estas palabras de Jesús: “Mi novia, los tiempos se tornaron cada vez más graves.

Si los hombres no se convierten y continúan a ofenderme a Mi y al Inmaculado Corazón de mi Madre, sobre ellos caerá un castigo aún más terrible.

Mi querido Salvador, ¿en qué os ofenden más?

Mi querida novia, ellos Me ofenden diariamente por medio de pecados de impureza, de soberbia y de codicia.

Los hombres deben hacer penitencia y convertirse para que Yo pueda retirar mi mano castigadora. Mas, si no hicieren eso y no se reconcilian Conmigo, el castigo vendrá” (R. Ernst, págs. 87-94).

 

Marienfried – Mensaje de Nuestra Señora (1940 y 1946)

Grabo Mi señal en la frente de mis hijos

Apariciones de Nuestra Señora en Pfaffenhofen, cerca de Ulm, Alemania, en 1946, en repetidas oportunidades, a la Srta. Barbel Ruess, a partir del día 25 de abril.

La primera visión se dio cuando el vicario de la parroquia, su hermana y ella buscaban en la floresta el lugar en que debían construir una capilla que habían prometido a Nuestra Señora.

Barbel siente que alguien le llama, se introduce en la floresta y exclama: «”Vengan, vengan a ver que Señora es ésta”.

El párroco y su hermana fueron pero no vieron nada. Cuando le preguntaron que le había dicho la Señora, ella dijo: “Son cosas incomprensibles. Allá donde hubiere mayor confianza y donde se enseñare a los hombres que yo puedo todo, propagaré la paz.

Entonces, si todos los hombres creyeren en Mi poder, habrá paz. Soy la señal de Dios vivo. Grabo Mi señal en la frente de mis hijos. La estrella perseguirá la Señal; Mi Señal, sin embargo, vencerá a la estrella”.

Barbel no sabía quien era la Señora, mas dijo que fue la misma que el 13 de mayo de 1940 se le apareció en la floresta y le enseñó a rezar el rosario de la Inmaculada, en el que se reza en cada cuenta:

“Por vuestra Inmaculada Concepción, salva nuestra patria, por vuestra Inmaculada Concepción, guía nuestra patria”. En lugar de patria se puede poner otra intención.

El 25 de mayo de 1946 un ángel invitó a Barbel a ir a Marienfeld — así se llama el lugar donde la capilla iba a ser construida.

Nuevamente la Señora apareció, Barbel la reconoció como a María, Madre de Nuestro Señor. Ella exclamó: “María”, y Nuestra Señora le dijo:

Tened ilimitada confianza en mi Inmaculado Corazón

“Sí, soy la gran Medianera de las Gracias. Así como el mundo puede encontrar misericordia junto al Padre sólo por medio del sacrificio del Hijo, así también, solo por Mi intercesión podéis ser oídos por el Hijo.

De ahí que Cristo es tan desconocido, porque Yo no soy conocida.

El Padre Eterno derrama su copa de odio sobre los pueblos, porque ellos rechazaron a Su Hijo.

El mundo fue consagrado a Mi Inmaculado Corazón, mas la consagración se transformó en una terrible responsabilidad.

Yo exijo que el mundo viva la consagración. Tened ilimitada confianza en mi Inmaculado Corazón. Creed que todo lo puedo delante del Hijo.

Colocad Mi Inmaculado Corazón en lugar de vuestros corazones pecaminosos.

Cumplid mi pedido para que en breve Cristo reine como Rey de la Paz. El mundo debe beber hasta el fin el cáliz de odio por causa de los innumerables pecados con los cuales mi Corazón es injuriado.

La estrella del abismo [*] se indignará con más furor que antes y causará terribles devastaciones, porque ella sabe que su tiempo es corto y porque ve que ya muchos pasaron en cantidad para mi Señal.

Sobre esta Señal, ella no tiene poder, aunque mate los cuerpos. Pero de esos sacrificios ofrecidos a Mi, crece mi poder de conducir las multitudes a la victoria por Cristo.

Unos ya mandaron grabar Mi señal y otros todavía lo harán.

A vos, hijos míos, quiero decir: en los días sangrientos no os olvidéis de que justamente esta cruz es una gracia, y agradeced siempre al Padre esta gracia.

Rezad y haced sacrificios por los pecadores. Ofreceos, a vosotros mismos, y a vuestras acciones, al Padre por mi intermedio.

Rezad el Rosario no apenas para alcanzar los bienes exteriores. Hoy se trata de más.

No esperéis señales o milagros. Operaré secretamente como Medianera de todas las Gracias.

Quiero transmitir la paz a vuestros corazones si cumpliereis Mi pedido.

Solamente sobre esta paz podrá ser edificada la paz entre las naciones.

Entonces Cristo reinará sobre todos los pueblos como Rey de la Paz. Procurad divulgar mi voluntad. Te daré la fuerza necesaria.

[*] Símbolo del comunismo.

Si colocaren Mi Corazón en lugar de sus corazones pecaminosos, el demonio no tendrá poder

“Aparentemente el demonio tendrá tal poder que muchos que no estuvieren fuertemente ligados a Mi se dejarán engañar.

Vendrá un tiempo en que tú te encontrarás completamente sola y serás terriblemente calumniada, pues el demonio sabe cegar los hombres de modo que hasta los mejores se engañan. Tú, sin embargo, debes tener confianza.

En todas partes donde los hombres no confiaren en mi Corazón, el demonio tendrá poder. Donde, sin embargo, colocaren Mi Corazón en lugar de sus corazones pecaminosos, el demonio no tendrá poder.

El, mientras tanto, perseguirá a mis hijos que serán despreciados. Mas el demonio no conseguirá vencerlos”.

Cuando Nuestra Señora hablaba, mantenía su faz simple.

Después de la conversación, el ángel comenzó a rezar, Barbel solo consiguió entender:

“Obrad como Madre admirabilísima, tres veces gracias admirables… Vos, Madre digna de confianza… Vos, Gran Medianera de las Gracias…”

A esa oración la aparición se volvió más hermosa, enteramente luminosa y diáfana, como se fuera hecha de luces y rayos.

Los ojos tenían un brillo extraordinario. Al finalizar la oración del ángel Nuestra Señora dio la bendición diciendo: “Yo os transmito la Paz de Cristo en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Y cuando dio la bendición se hizo transparente como el cristal.

Vuestras oraciones y sacrificios han de destruir la imagen de la bestia

En la tercera aparición, el 25 de junio de 1946, Nuestra Señora dice: “Soy la Gran Medianera de las Gracias.

El Padre quiere que el mundo reconozca esta posición de su Sierva.

Los hombres deben creer que yo, como eterna Esposa del Divino Espíritu Santo, soy la fiel Mediadora de todas las gracias.

Solamente mis hijos conocen mi señal que se manifiesta ocultamente, y por eso dan al Eterno la honra que le conviene.

Mi poder aún no puedo revelarlo al gran mundo. Debo recogerme con mis hijos.

Ocultamente quiero obrar maravillas en las almas hasta que esté completo el número de oblaciones.

En vosotros está la posibilitad de abreviar los días de oscuridad.

Vuestras oraciones y sacrificios han de destruir la imagen de la bestia; entonces podré revelarme al mundo entero en honra al Altísimo.

Escogí mi señal para que en breve la Santísima Trinidad sea adorada y reverenciada por Mi intermedio. Orad siempre. Rezad el rosario.

Suplicad todo al Padre por medio de mi Inmaculado Corazón. Si fuera para su Gloria Él os lo dará. Rezad el rosario de la Inmaculada, el Rosario lleno de gracias que os enseñé.

Pedid con él, no cosas efímeras, mas sí gracias para las almas, para vuestra comunidad, para los pueblos, para que todos amen y honren el Divino Corazón.

Observad el sábado consagrado a Mí, como yo lo deseo. Los apóstoles y los sacerdotes deben consagrarse especialmente a Mí, para que los grandes sacrificios que el Inescrutable exige de ellos, crezcan en santidad y valor, si fueren colocados en mis manos.

Si en eso os empeñareis con ahínco, Yo cuidaré del resto. Sobre mis hijos colocaré cruces pesadas y profundas como el mar porque los amo en mi Hijo Inmolado, os pido que estéis preparados para cargar la cruz, para que en breve haya paz.

Exijo que los hombres cumplan luego mi voluntad, porque esta es la Voluntad del Padre Celestial y porque es también necesaria, hoy y siempre, para su mayor honra y gloria.

Dolor terrible está prometido por el Padre a aquellos que no quisieren someterse a mi voluntad.

En muchas naciones ese grupo ha de tener representantes que cuidarán que el mensaje sea propagado

“Dijo también que éste era su mensaje al mundo y respecto del cual los hombres deben ser instruidos. Entonces Barbel preguntó como se debía hacer esto.

La Virgen respondió que se debía decir a los hombres que Ella poseía un nuevo mensaje para el mundo.

No debía, no obstante, revelar pormenores y circunstancias exteriores.

Es preciso que los hombres reconozcan que la voluntad de ellos debe ser la voluntad del Padre. Los espíritus se separarán ante este mensaje.

Un gran grupo quedará escandalizado con él; mas habrá un grupo menor que los comprenderá bien y le dará valor.

Este pequeño grupo reconoce su lugar en los tiempos actuales y le dará alegría.

En muchas naciones ese grupo ha de tener representantes que cuidarán que el mensaje sea propagado.

Muchos de este grupo ya podrán ver sus maravillas ocultas.

Reconocerán que ella es su Madre Admirable y han de honrarla bajo este título.

Siguió un largo diálogo entre Nuestra Señora y Barbel, ésta pidió una señal exterior como prueba de la autenticidad de aquella visión.

La Virgen respondió: ‘ Ya di tantas señales y ya hablé tantas veces al mundo, mas los hombres no las tomaron en serio. Por causa de las señales exteriores vinieron grandes multitudes, a las cuales no les importaba lo esencial’”.

Nuestra Señora deseó que en ese lugar se erigiese la capilla tal como lo habían prometido y que la imagen que debería colocarse fuese la de Mater ter admirabilis… (cfr. R. Ernst, págs. 107-118).

 

Sor Helena Aiello (+1961)

Los gobiernos y los pueblos se han levantado como demonios en carne humana

El viernes Santo 16 de abril de 1954 recibió la siguiente revelación:

“Hija mía, ved el estado en el cual me han dejado los pecados del mundo.

El mundo está lleno de suciedad por una obra de corrupción.

Los gobiernos y los pueblos se han levantado como demonios en carne humana; mientras que ellos hablan de paz, preparan la guerra construyendo armas devastadoras, destinadas a aniquilar pueblos y naciones.

Ellos se han tornado ingratos a mi Corazón Sacratísimo abusando de mi gracia, han transformado el mundo en un teatro de crímenes; innumerables escándalos conducen las almas a su pérdida… sobre todo la de los jóvenes.

El mundo se ha entregado sin freno a los placeres y se ha dejado llevar a horribles perversiones.

El mal ejemplo de los padres lleva las familias a los crímenes y a las infidelidades, en lugar de animarlos a la virtud y a la oración… la familia, fuente de fe y de santidad, es mancillada y destruida.

Abusando de su libre arbitrio, los hombres no cambian y se establecen obstinadamente en sus pecados. Son severos los castigos y los flagelos que Dios envía para hacerlos entrar en razón, pero los hombres se tornan furiosos como bestias feroces que se acaban de herir y endurecen su corazón contra la gracia de Dios”.

El mundo no merece más el perdón sino el fuego, la destrucción y la muerte

“El mundo no merece más el perdón sino el fuego, la destrucción y la muerte. Los fieles deberán hacer penitencia y rezar mucho para frenar este castigo que ellos han merecido, mas que es retardado por la intervención de mi querida Madre, Madre también de todos los hombres…

El flagelo está pronto para librar la tierra del mal.

La Justicia Divina reclama satisfacción por tantas ofensas y maldades universalmente extendidas y que se han hecho intolerables.

Los hombres obstinados en sus faltas se apartan de Dios, no se someten más a la Iglesia, desprecian los sacerdotes de los cuales muchos son malos y causa de escándalo…” (B. Sánchez, págs. 43-44).

 

Teresa Musco (1943-1976)

20 de mayo de 1951:

“Teresa, hija de mi corazón, estoy aquí para confiarte unas cosas que deberás guardar solo para ti, hasta que yo lo desee.

Verás muchos cambios en la iglesia. Los cristianos que recen serán pocos.

Muchas almas caminan hacia el infierno. Las mujeres perderán el pudor y la vergüenza. Satanás tomará su forma para hacer caer a muchos.

En el mundo habrá crisis comunes. El gobierno caerá. El papa pasará horas de agonía; al final yo está ahí para conducirlos al paraíso.

Tendrá lugar una gran guerra. Muertos y heridos incalculables. Satanás cantará su victoria pero será el momento en que todos verán a mi hijo aparecer sobre las nubes y el juzgará a cuantos han despreciado su sangre inocente y divina. Entonces mi corazón inmaculado triunfará».

13 de agosto de 1951:

“Hija mía, estoy aquí para decirte que el padre enviará un gran castigo al género humano en la segunda mitad del siglo XX.

Sábete hija mía que Satanás reina en los mas altos puestos.

Cuando Satanás llegue a la cima de la iglesia, entiende que este instante habrá conseguido seducir a los espíritus de los grandes científicos y será el momento en que ellos intervendrán con armas potentísimas con las cuales es posible destruir gran parte de la humanidad”.

7 de octubre de 1951:

“Hija mía, están preparadas las tribulaciones que el padre tiene dirigidas a Italia y sólo las almas que se ofrezcan como víctimas pueden tocar de lleno el corazón de mi hijo y del padre.

A partir de 1972 se iniciará el tiempo de Satanás, los cardenales se opondrán a los cardenales y los obispos contra los obispos.

Te encuentras en medio de una generación muy difícil, en la cual se pretende explicarlo todo científicamente y nadie piensa en dar un poco de calor, un poco de amor, inclusive para los más pobres”.

3 de enero de 1952:

“Quiero decirte que el mundo está pervertido. Me he aparecido en Portugal y he dado mensajes pero ninguno me ha escuchado.

He hablado en Lourdes, en la Salette, pero pocos corazones duros se han ablandado.

Quiero también decirte muchas cosas que afligen a mi corazón.

Te quiero hablar incluso del tercer secreto que diera a lucía en Fátima, te debo decir que hace tiempo que ha sido leído (por las autoridades eclesiásticas) pero ninguno se pronunciará en público si no es elegido Paulo VI (aquí se adelanta proféticamente la subida del papa Juan XXIII).

Con el paso del tiempo, el papa se encontrará con Lucía (Paulo VI elegido papa se trasladó en viaje a Fátima y se encontró con lucía en el año de 1967), pero este papa pedirá oración y penitencia en todo el mundo y no se atreverá a hablar del secreto porque es espantoso.

El fuego y el humo descompondrán al mundo. Las aguas de los océanos se convertirán en fuego y vapor.

Las espumas se elevarán anegando a Europa y todo se hundirá bajo la lava de fuego. Los pocos elegidos que vivan envidiarán a los muertos…”

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3 Comments

  • alejandro estrada dice:

    Prestando atención, desde el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, ya en el Pesebre de Belén, Él nos llama a una vida humilde. La humildad no se puede vivir sin Caridad, ni sin Fe y sin Esperanza.
    Luego al ir creciendo, Nuestro Señor, continuo llamándonos a vivir humildemente, con amor y agrego «Conviértanse», para que humillándonos y reconociendo nuestras faltas y pecados, desapegados de lo material, nuestro corazón y nuestra alma tienda a su Creador.
    Vemos así como hay hermanos en el mundo, que han hecho caso omiso a este llamado del Señor. Vemos así como muchos se han apartado del Señor, teniendo como consecuencia el apartarse de Dios, no escuchar sus consejos, desestimar las consecuencias de que las Tinieblas cubran su corazón, llegando al extremo del egoísmo, terquedad, orgullo, intereses y ansias de «tener y poseer» mientras que muchos a su lado se enfermen, mueran, pasen hambre hasta la desnutrición y muerte.
    Sin embargo, nuestro buen Dios no se cansa de buscarnos, llamarnos, pedirnos que cambiemos, Él nos espera con los brazos abiertos para recibirnos y perdonarnos.
    Nos envía a su Santísima Madre también usar todos sus Sagrados Bienes Divinos.
    Pero cierto es que pasados más de dos mil años, el hombre sigue sin escuchar a Dios y no se imagina las consecuencias que tendrá que asumir. El castigo universal no es otra cosa que la desobediencia a Nuestro Padre Celestial.
    Urge hoy más que nunca entender que debemos humillarnos ante Dios, ofrecer ayunos y sacrificios, hacer un buen exámen de conciencia e ir a la Santa Confesión, y no abandonar más la Santa Misa ni la Santa Comunión, por medio de la cual Jesús nos alimenta con su Cuerpo-Sangre-Alma y Divinidad. Orar sin cesar.
    Que el Señor Jesús nos ilumine con su Santo Espíritu, la Santísima Virgen María, los Santos Ángeles y los Santos y Mártires, nos ayuden a volver y perseverar en el Camino del Señor, para no agraviar más a Dios.

  • D+ dice:

    Cuando leo estas profecías siento al mismo tiempo temor y un deseo profundo de cambiar. No sé si me tocará vivir todo esto o voy a morir antes de que esto suceda. Pero creo que no hay que esperar ninguna señal para empezar a cambiar. Cómo me gustaría poder ser de esas almas orantes que interceden por el mundo, para aminorar el rigor de la justicia divina, pero para eso se necesita mucha pureza de vida, mucha entrega, mucho amos a Dios. Ojalá Dios me conceda cambiar mi vida para poder vivir de manera recta delante de él.

  • RINCON CIVICO dice:

    SEGUNDA DE PEDRO 3…AZUFRE Y FUEGO,….A COMPRAR LAS TRES VELITAS, RAPIDO A BENDECIRLAS DE UN SACERDOTE, ORACION ORACION, ORACION, ESTE MUNDO HUELE A PODRIDO, DESPUES NO DIGA QUE NO LE AVISARON,,¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡