El motivo del cese habría sido la falta de comunión con el resto de los obispos.
El Papa Francisco decidió la remoción del Obispo de Ciudad del Este, Paraguay, Monseñor Rolegio Livieres, luego de una serie de enfrentamientos con otros obispos y acusaciones, que culminaron en una visita de los delegados papales cardenal Santos Abril y Castelló y el obispo auxiliar uruguayo Milton Tróccoli a Paraguay en julio pasado.
De esa visita, concluyeron que el obispo paraguayo, monseñor Rogelio Livieres, único obispo del Opus Dei en Paraguay, no podrá seguir ordenando sacerdotes en su diócesis ante la polémica decisión de una formación acortada a cuatro años, como primera medida.
Foros de la Virgen María y Signos de estos Tiempos han seguido este asunto desde el inicio y ahora informan de su desenlace.
Ver aquí los artículos El Vaticano tuvo que intervenir en el duro enfrentamiento entre obispos paraguayos y Penoso enfrentamiento de obispos en Paraguay entre acusaciones de pedofilia y homosexualidad, que relatan el trasfondo y los sucesos.
La cesación de Livieres decidida por Francisco se produjo después que el Obispo tuviera en Roma esta semana dos reuniones en la Congregación para los Obispos, donde se lo instó a que renunciara a su cargo por la falta de unidad en la comunión con los otros obispos del Paraguay.
El Obispo no renunció y por eso vino la decisión administrativa de Francisco.
Tras el anuncio del cese, Mons. Rogelio Livieres ha colgado una carta pública al Cardenal Oullet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, en la web de la diócesis, donde expresa que no pudo ver los resultados de la Visita Apostólica ni fue recibido por el Papa para poder defenderse de las acusaciones. La carta íntegra puede leerse aquí.
En la carta Monseñor Livieres habla de la irregularidad de que el Nuncio Apostólico en Paraguay, dio una conferencia de Prensa antes que le comunicaran a él su cese por escrito.
Y recuerda en su carta pública las palabras de despedida del Cardenal Santos y Abril al finalizar la visita de julio:
“espero que reciban las decisiones de Roma con la misma apertura y docilidad con que me han recibido a mí”. ¿Estaba indicando que el curso de acción estaba ya decidido antes de los informes finales y el examen del Santo Padre? En cualquier caso, no hay que temer rebeldía alguna. Los fieles han sido formados en la disciplina de la Iglesia y saben obedecer a las autoridades legítimas.
Monseñor Livieres insiste en que desde el principio ha habido un enfrentamiento hacia él de parte de los otros obispos:
los ataques y maniobras destituyentes de la que he sido objeto se iniciaron ya desde mi nombramiento como Obispo, antes incluso de que pudiera poner un pie en la Diócesis –hay correspondencia de la época entre los Obispos del Paraguay con el Dicasterio que Su Eminencia preside como prueba fehaciente de ello. Mi caso no ha sido el único en el que una Conferencia Episcopal se ha opuesto sistemáticamente a un nombramiento hecho por el Papa contra su parecer. Yo tuve la gracia de que, en mi caso, los Papas san Juan Pablo II y Benedicto XVI me apoyaran para seguir adelante. Entiendo ahora que el Papa Francisco haya decidido retirarme ese apoyo.
E insiste que esto ha sido una maniobra hacia él:
Que mis opositores y la prensa local hayan recientemente estado informando en los medios, no de lo que había pasado, sino de lo que iba a suceder, incluso en los más mínimos detalles, es sin duda otro indicador de que algunas altas autoridades en el Vaticano, el Nuncio Apostólico y algunos Obispos del país estaban maniobrando de forma orquestada y dando filtraciones irresponsables para “orientar” el curso de acción y la opinión pública.
En lo sustancial, Livieres acepta el cese, no sin antes anunciar que lo suyo ha sido una persecución ideológica y que quienes han tomado la medida deberá dar explicaciones a Dios:
Como hijo obediente de la Iglesia, acepto, sin embargo, esta decisión por más que la considero infundada y arbitraria y de la que el Papa tendrá que dar cuentas a Dios, ya que no a mí. Más allá de los muchos errores humanos que haya cometido, y por los cuales desde ya pido perdón a Dios y a quienes hayan sufrido por ello, afirmo una vez más ante quien quiera escucharlo que la substancia del caso ha sido una oposición y persecución ideológica.
Finalmente el cesado Monseñor Livieres se refiere a la crisis de fe y moral en la Iglesia de Paraguay,
El verdadero problema de la Iglesia en el Paraguay es la crisis de fe y de vida moral que una mala formación del clero ha ido perpetuando, junto con la negligencia de los Pastores. Lugo [el ex obispo y es presidente de Paraguay] no es sino un signo de los tiempos de esta problemática reducción de la vida de la fe a las ideologías de moda y al relajamiento cómplice de la vida y disciplina del clero.
La oposición a toda renovación y cambio en la Iglesia en el Paraguay no sólo ha contado con Obispos, sino también con el apoyo de grupos políticos y asociaciones anti-católicas, además del apoyo de algunos religiosos de la Conferencia de Religiosos del Paraguay –los que conocen la crisis de la vida religiosa a nivel mundial no se sorprenderán de esto último.
Hay que notar sin embargo, que en esta larga carta escrita desde Roma con fecha 25 de septiembre hay una notoria ausencia de toda referencia al caso del sacerdote argentino Carlos Urrutigoity incardinado en la Diócesis de Ciudad del Este en 2008 y nombrado vicario general por Livieres hace dos años, a pesar de que el obispo Joseph Martino de los EE.UU. había expresado «serias reservas» por las acusaciones de abuso sexual de un estudiante americano. La Diócesis de Scranton, donde el sacerdote ejerció su ministerio desde 1998 hasta 2002, lo suspendió de sus deberes sacerdotales y cerró la reclamación en su contra con el pago de una indemnización de 400.000 dólares. A Livieres se la había acusado de investigar muy sumariamente esta denuncia antes de nombrarle vicario general.
Fuentes: Diócesis de Ciudad del Este, Signos de estos Tiempos