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Las enseñanzas de los Padres de la Iglesia sobre el auxilio de los ángeles a la hora de la muerte.

El momento de la muerte, y el pasaje a la otra vida, es crucial en la existencia de cada persona.

Es tan importante, que cada uno debe prepararse de antemano.

Y nos da paz y tranquilidad saber que no estaremos solos en ese momento.

Porque los Ángeles que Dios puso a nuestro lado, serán nuestra guía, apoyo y consuelo.

Y es importante saberlo, no solo para nosotros sino para difundirlo.

Aquí hablaremos sobre cuál es la enseñanza de los Padres de la Iglesia respecto al papel que juegan los Ángeles en el final de nuestra vida y en el pasaje, qué podemos esperar de ellos, y cómo podemos acercarnos ya a ellos para preparar el terreno.

El Catecismo de la Iglesia Católica numeral 336 enseña que, desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada del vigilante cuidado e intercesión de los Ángeles. 

El Salmo 91 dice que Dios ordena a sus Ángeles para que te guarden en todos tus caminos, y para que tu pie no tropiece con las piedras.

De modo que al lado de cada persona hay un Ángel que actúa como protector y pastor, y la lleva a la vida eterna. 

Cada una tiene un Ángel de la Guarda asignado por Dios, que la protege y consuela, pero también la reprende y castiga, y la exhorta a la penitencia. 

Y los Padres de la Iglesia afirman también que los Ángeles nos ayudan en la oración y transmiten nuestras peticiones a Dios.

¿Y los no creyentes tienen Ángel también?

Las opiniones están divididas.

Santo Tomás dice que sí, pero añade que el Ángel de la Guarda tiene un papel completamente nuevo después del bautismo.

Antes del bautismo de una persona, satanás tenía ciertos “derechos” sobre ella y los Ángeles sólo podían poner límites. 

Pero el bautismo revierte la situación y aumenta el poder del Ángel para defenderla.

Los Ángeles están muy activos en el final de la vida.

Encontrarse con uno puede resultar desconcertante para la mayoría, por eso las primeras palabras de los ángeles son “No temáis”.

San Efrén nos habla de la confusión de un hombre cuando ve los poderes celestiales en el momento del pasaje.

Que por un lado lo estremece, y por otro lado, tiene un efecto consolador, manteniendo a raya a los demonios.

El moribundo, de alguna manera misteriosa podrá ver en ese momento a su Ángel Guardián, aunque sea un espíritu puro, conocerlo, comunicarse con él y reconocer el papel que ha desempeñado en su vida 

Pero hay Ángeles presentes mucho antes que el alma abandone su cuerpo.

El Ángel de la Guarda de cada agonizante, o Ángeles, si Dios ha asignado más de uno a esa persona, se comunican con la persona cuando está enfrentando la transición a la vida futura.

Argumentan para optar por Dios, dan tranquilidad para cuando se vaya a realizar el pasaje, y hacen saber que no debe haber temor.

Oran con la gente y por la gente, y ofrecen a Dios sus oraciones y buenas obras a lo largo de la vida de las personas, incluyendo al final.

Y el Arcángel Miguel habla de espíritu a espíritu con cada persona que no está salva y que está a punto de morir, instándole a creer y a confiar en Dios, para la salvación.

Mientras el Ángel de la Guarda, que ha cuidado a esa persona durante toda su vida, apoya los esfuerzos de Miguel.

Las personas moribundas cuyas almas ya están salvas no necesitan la exhortación de último minuto de Miguel para conectarse con Dios.

Sin embargo, necesitan el estímulo de que no hay nada que temer mientras abandonan la Tierra para el Cielo, por lo que sus Ángeles Guardianes les comunican ese mensaje.

Esto no significa que la Virgen María, San José y otros santos no estén presentes en todo este proceso, sino que señalamos cuál es la misión central de los Ángeles.

Porque hay que considerar también, que al morir, nuestras almas están abiertas a los ataques de último minuto de los demonios de satanás y necesitan auxilio.

Y entonces, al invocar al Arcángel Miguel, la protección se asegura a través de su escudo.

Aloysius Gonzaga dijo que cuando el alma abandona el cuerpo, es acompañada y consolada por su Ángel Guardián, para que el alma pueda presentarse con confianza ante el tribunal de Dios.

Y San Juan Crisóstomo, informó que los ángeles nos escoltan hacia el Cielo y el tribunal de Dios.

De modo que si necesitamos un guía para pasar de una ciudad terrenal a otra, cuánto más necesitará el alma de alguien que le indique el camino cuando rompa las ataduras de la carne y pase a la vida futura.

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En ese momento, el Ángel le dice que si está impuro pero está arrepentido, es conducido primero para adorar a Dios, y luego será entregado a Miguel y otros ángeles, quienes lo bautizan en el río de fuego, o sea que lo llevarán al Purgatorio, y una vez completadas las purificaciones, el Ángel de la Guarda conducirá al alma al Cielo.

En el punto de comparecer ante el Tribunal de Dios, parecería que el Ángel de la Guarda intercede ante Dios y busca ayuda entre las personas de la Tierra para orar por el alma a su cuidado. 

Y San Miguel intercederá por nosotros y suplicará nuestro perdón.

Por lo tanto, hay que confiar tu familia y amigos al Arcángel Miguel e invocar su apoyo para todos aquellos que amas, orando especialmente por su defensa al final de la vida.

En resumen, las tradiciones de los Padres de la Iglesia sobre los Ángeles son un gran tesoro que tenemos y nos han hecho saber que, 

Los Ángeles ayudan a nuestra alma en los sufrimientos de la muerte.

Nuestro Ángel de la Guarda acompaña nuestra alma y le asegura un pasaje tranquilo.

Él y el Arcángel Miguel nos defienden de los demonios, que quieren detener nuestro viaje.

Nos llevan al tribunal de Cristo.

Y allí interceden mientras nuestra alma se purifica.

Ordenan a los Ángeles de las puertas del Cielo que las abran.

Y entonces los Ángeles de las puertas del Cielo acogen nuestra alma y nos reciben con alegría.

Y reciben con especial honor y alegría a las vírgenes y a los mártires.

¿Y qué le sucede a nuestro Ángel de la Guarda después de nuestra muerte?

No hay doctrina establecida, pero sí un consenso general.

Si un alma entra en comunión con Dios, se une a su Ángel para alabar al Dios uno y trino por toda la eternidad.

No está claro si nuestro Ángel de la Guarda se hace cargo de otras almas o deberes después de nuestra muerte.

Sin embargo parece poco probable, dada la innumerable cantidad de ellos.

Porque además hay consenso de que nuestro Ángel de la Guarda nos visita y consuela en el Purgatorio. 

En cambio, si el alma va al infierno, su Ángel no puede entrar allí, y sólo puede alabar la divina justicia y santidad de Dios.

Y tal vez en este caso, el Ángel Guardián sea asignado a una nueva alma, pero no hay consenso.

Por todo esto debemos respetar, reverenciar y estar inmensamente agradecidos a nuestro Ángel de la Guarda, al Arcángel Miguel y a todos los Ángeles, por su ministerio a nuestro favor en el incierto trance del pasaje.

Y cada uno de nosotros debe acudir permanentemente a su Ángel desde ya, escuchar su voz que resuena en nuestra mente y conciencia, y obedecerle, aunque tan sólo sea para este momento crucial del final de la vida. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el trabajo que hacen los Ángeles en el proceso de la muerte y pasaje a la otra vida. 

Y me gustaría preguntarte si conoces personas que en el proceso de su muerte manifestaron contacto con los Ángeles, o no. 

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