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Fuerzas internas tratando de rebajar la doctrina de la Iglesia para acercarla más al mundo.

A partir de ahora la Iglesia Católica puede entrar en el camino de la sinodalidad.

O sea de asambleas permanentes para que los católicos definan qué partes de la pastoral, y especialmente de la doctrina, son adecuados para la Iglesia en los tiempos que corren.

Y un adelanto de eso lo vemos en el Sínodo de la Iglesia Alemana, que ya ha adelantado mociones para la ordenación de mujeres y de sacerdotes no heterosexuales.

Aquí hablaremos sobre los riesgos de la sinodalidad para la Iglesia y hacia qué apunta en su propia esencia. 

Estamos en una época de apostasía que ya fue prevista por Jesús que sucedería, cuando se cuestionó, si cuando Él regresara encontraría fe sobre la Tierra.

Una apostasía que ha avanzado notoriamente dentro de la Iglesia, y también en la jerarquía.

Y que es uno de los signos más inequívocos del período del Final de los Tiempos.

Y que también probablemente sea parte del tercer secreto de Fátima, que aún no fue totalmente revelado por el Vaticano.

Por ejemplo recordemos que el padre Malachi Martin, que dice haber leído el texto completo del tercer secreto de manos de Juan XXIII, mientras viajaba en un auto junto con el Cardenal Bea, dice que le aterró la idea que allí se expresaba que la jerarquía perdería la fe.

Y ya fue profetizado también que sucedería en nuestro tiempo en las apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso en Ecuador, en el siglo XVI.

Esta apostasía la vemos a través de las declaraciones de muchos obispos, con mensajes abiertamente disidentes con la doctrina de la Iglesia.

Y que lo justifican diciendo que hay necesidad de modernizar a la Iglesia y cambiarla para que sintonice mejor con el mundo.

Y eso lleva a muchos obispos a poner como tema central de su ministerio, por ejemplo el cambio climático o las migraciones o los problemas de la crisis de salud.

Cuando la Iglesia no tiene un mandato explícito del Señor para pronunciarse sobre temas que no sean de fe, y mucho menos elevarlos a centrales en la prédica y esfuerzos diocesanos.

Este empuje está ampliando la grieta entre los católicos fieles a la doctrina y los modernistas, y se produce entonces lo que la Virgen dijo en Akita, que se verían obispos contra obispos y cardenales contra cardenales.

Y ahora se está llegando al punto de querer legitimar la forma en que el cambio entrará de manera sistemática en la Doctrina de la Iglesia.

Creando un mecanismo que habilite paso a paso todos los cambios que se deseen hacer, sin necesidad de plantearlo puntualmente en cada caso.

Se trata de la sinodalidad, que es el recurso por el que los alemanes y el resto de los modernistas, quieren modificar la doctrina católica para hacerla más amigable con el mundo, que ha perdido la fe. 

La idea es que las opiniones de sacerdotes, teólogos y laicos, lo que se suele llamar el pueblo católico, sean el insumo para realizar los cambios doctrinales que debe realizar la Iglesia, para ser mejor recibida en el mundo.

O sea que su sentir, que estará contaminado por las ideas al mundo, sea el motor que justifique los cambios.

La Iglesia sinodal es el sueño incumplido del cardenal jesuita modernista Carlo María Martini, fallecido en el 2012.

Quien vio la sinodalidad como un vehículo para cuestionar la enseñanza de la Iglesia.

Tuvo un sueño en 1999 de una Iglesia capaz de estar en un estado sinodal permanente, para hacer cambios claves en la Iglesia.

Para el cardenal Martini, los temas clave de la Iglesia comprendían la escasez de ministros ordenados, el papel de la mujer en la Iglesia, la disciplina del matrimonio, la visión católica de la sexualidad humana, el ecumenismo, la ley moral, etc.

Y buscaba que los sacerdotes se casen, que las mujeres sean sacerdotes, que los católicos se puedan casar en segundas nupcias, cambiar la concepción católica sobre la sexualidad humana, etc.

Es lo que los alemanes quieren hacer hoy, porque quieren ordenar mujeres en el sacerdocio, que los ordenados puedan casarse, cambiar la comprensión católica de la sexualidad humana, entre otros.

Pero no vayas a creer que es sólo en Alemania.

El cardenal Jean-Claude Hollerich, jesuita de Luxemburgo, quien ha sido designado por el Vaticano como Relator General de la reunión de clausura del Sínodo de los Obispos en octubre de 2023, para toda la Iglesia, ha pedido una revisión de la enseñanza católica sobre lo que expresa el catecismo sobre la sexualidad humana.

Dando como argumento que la Iglesia debe cambiar radicalmente y que pereceremos si no nos posicionamos de manera diferente.

Haciendo alusión al desafío de la digitalización para la sociedad, dice que estamos en el año 0 de la era digital y que eso traerá cambios tan grandes que moriremos si no nos posicionamos de otra manera.

O sea que sostiene que los cambios sociales que provoca la tecnología, harían necesario cambiar la revelación de Jesús en la Biblia y su interpretación de 2000 años por el magisterio y la tradición, porque no se adapta a los tiempos que vivimos hoy.

Entonces, propone borrar el segundo de los cuatro pecados que claman venganza ante Dios, el pecado de impureza contra la naturaleza.

Quiere borrar el tercero de los pecados capitales, la lujuria.

Quiere borrar la sexta de las ocho Bienaventuranzas, bienaventurados los puros de corazón. 

Quiere borrar el undécimo y duodécimo fruto del Espíritu Santo, continencia y castidad.

Pero sobre todo quiere reescribir el sexto mandamiento, no cometerás actos impuros.

Se les olvida a los modernistas que la Iglesia de Cristo no está en el mundo para cambiarse según el aire que sopla en el mundo o según los avances tecnológicos.

Sino que está en el mundo para hacer penetrar el Evangelio de Jesús en el corazón de los hombres, esta es la orden del Señor.

Por el contrario, la idea que subyace en esta sinodalidad es que el contenido de la fe no se puede deducir de la revelación que hizo Jesucristo, fielmente enseñada por el magisterio, sino de la escucha del pueblo. 

Que grupos de hombres y mujeres, después de mesas redondas, tienen algo que agregar a los dogmas y doctrinas de la Iglesia.

Que la Iglesia descubre la verdad mediante un proceso consultivo al pueblo y no mirando en el depósito de la fe. 

Y esto presupone que las verdades eternas de la Iglesia son imperfectas o incompletas.

Pero por el contrario, los dogmas de la Iglesia, por su propia naturaleza, son verdades eternas y, por tanto, inmutables. 

En realidad, el Camino Sinodal, tal como lo pensó el Cardenal Martini y está emergiendo hoy, es el instrumento para adaptar la enseñanza de la Iglesia Católica a las exigencias del mundo occidental, que en gran medida se ha apartado de Dios. 

Es la tentación de no respetar la tradición apostólica y que la opinión pública de este momento histórico se erija como interpretador válido de las escrituras, como lo hizo Lutero.

Estos errores son el resultado de cincuenta años de no predicar y enseñar el mensaje inmutable del evangelio sobre el mandato que el Señor le dio a la Iglesia, sobre el amor, el matrimonio y la sexualidad, por ejemplo.

Y que en ese lapso han provocado cambios clandestinos dentro del clero, con el ingreso de sacerdotes con atracción hacia sus pares y el funcionamiento de poderosos lobbies, como la llamada «mafia lavanda», que se apoyan mutuamente para ascender en la estructura de la Iglesia mientras cortan la carrera a sus oponentes.

Pero ante este golpe palaciego a las enseñanzas de Jesús, se han recibido señales del cielo.

En varios mensajes de videntes de todo el mundo, Nuestra Señora nos llama constantemente a permanecer fieles al verdadero Magisterio de la Iglesia. 

El magisterio se refiere a la autoridad docente de la Iglesia Católica, otorgada a los Apóstoles por Cristo, y transmitida a lo largo de los siglos a través de la sucesión apostólica. 

Solamente en el tiempo en que realizamos este video hemos detectado 2 mensajes al respecto, y han habido decenas en los últimos años.

El 3 de febrero del 2022, Nuestra Señora le dijo al vidente Pedro Regis, «pase lo que pase, no os apartéis de las enseñanzas del verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Jesús».

Y el mismo día Nuestra Señora le dijo a Gisella Cardia, «Hijitos, orad por la Iglesia y por los santos sacerdotes para que permanezcan siempre fieles al verdadero magisterio de la fe» 

En resumen, la sinodalidad que están tratando de imponer en la Iglesia algunos jerarcas, tiene por objetivo cambiar la doctrina de la Iglesia, a través de los gustos del pueblo, contaminado por la opinión pública de este período histórico, violando lo que Jesucristo enseñó que la Iglesia debía predicar.  

Buscan legitimar de esa forma la ordenación sacerdotal de hombres casados, el sacerdocio femenino, juzgar lo que es bueno o malo de lo que expresó Jesús sobre moral para nuestra época, incluyendo el cambio en la doctrina sobre la sexualidad humana. 

Transformando la misión de la Iglesia en asambleas deliberativas, para llegar a otra Iglesia, más aceptable para los estándares morales del mundo.

Y está echando leña a la grieta que hay dentro de los católicos, instigando de hecho a un cisma no declarado, de facto.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre a dónde conduce la sinodalidad, que ya hemos visto funcionar en detalle en la Iglesia Alemana.  

Y me gustaría preguntarte si en el país en que tu vives se está hablando en la Iglesia sobre el proceso de sinodalidad en que puede entrar la Iglesia.

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