Desde el inicio de la evangelización María es venerada en Argentina bajo la advocación Nuestra Señora del Rosario. Ya en 1586 se le tributa devoción en Bs. As., siendo por lo tanto una de las imágenes más antiguas en el país…
Es tal la devoción en Argentina que la Virgen del Rosario preside la primera bendición de la bandera patria, el 25 de mayo de 1812. Patriotas tales como Belgrano, Arenales, Güemes, se cuentan entre sus devotos.
La Virgen del Rosario es venerada especialmente en las provincias de Santa Fe (Rosario), Entre Ríos (Paraná), Códoba, Jujuy, San Luis, San Juan y en Mendoza (cuidad que la venera desde 1590).
Un hecho reciente que marca la vigencia de la advocación es la inauguración en el año 2003 del Puente sobre el río Paraná (610 mts) que une a las ciudades de Rosario (provincia de Santa Fe) y Victoria (provincia de Entre Ríos) que lleva el nombre Nuestra Señora del Rosario.
UNA CIUDAD DE SANTA FE DENOMINADA COMO LA VIRGEN
La ciudad de Rosario debe su nombre y su fundación a esta advocación, venerada desde alrededor de 1525 por una pocas familias españolas y aborígenes calchaquíes convertidos y residentes en «Pago de los arroyos», a orillas del Paraná. Esta veneración los impulsa a cambiar el nombre del lugar por el de «Ntra. Sra. del Rosario» o «Capilla del Rosario».
El 23 de octubre de 1730 el Cabildo de Buenos Aires a insistencias repetidas del Gobernador y Capitán General del Río de la Plata Don Bruno Mauricio de Zabala crea la Parroquia del Pago de los Arroyos, dándole por asiento la Capilla de la Concepción fundada en 1702. Su titular es la Virgen del Rosario. Alrededor de la pequeña iglesia – construida en 1746 – se nuclea la población.
En 1757 comienza a usarse el título de «Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Curato de los Arroyos” y se encarga a España una nueva imagen de la Ssma. Virgen, la que llega el 3 de mayo de 1773 (es la actual imagen patronal).
La población del Pago de los Arroyos por mediación de la Ssma. Virgen del Rosario, es salvada en 1776 de una grave epidemia y en 1779 de un malón de indios.
En 1823 la aldea es honrada con el título de «Ilustre y fiel Villa del Rosario» (1000 habitantes) y en diciembre, las autoridades civiles y el pueblo juran solemnemente a la Ssma. Virgen del Rosario como patrona. La población del Pago de los Arroyos es salvada por la Ssma. Virgen del Rosario de una prolongada y afligente sequía.
El 5 de octubre de 1941, por iniciativa del primer obispo, Mons. Caggiano, es coronada solemnemente y se renueva la elección como Patrona de los rosarinos.
LA CIUDAD DE PARANÁ Y EL PLEBISCITO POR EL PATRONATO
Una historia muy similar une a la Virgen del Rosario con la ciudad de Paraná, de la cual también es fundadora y Patrona.
Un grupo de pobladores se nuclea en torno a una humilde capilla dedicada a esta advocación ubicada en un lugar llamado «Bajada de Paraná» a orillas del río.
En 1730 se crea allí un parroquia. El P. Francisco Arias Montiel, su primer párroco, propaga la devoción, funda escuelas, pacifica y convierte a los aborígenes. El amor a la Virgen es el lazo de unidad y factor de progreso.
El sucesor, P. Francisco Álvarez, deseoso del nombramiento de un patrono o patrona de la ciudad, decide la realización de un plebiscito popular. La elección es entre la Virgen del Rosario, San Miguel Arcángel y Santa Rosa de Lima, realizándose el 1º de enero de 1825 y resultando electa la Virgen del Rosario.
Este hecho nos permite tener una idea de la importancia concedida a los patrocinios y la repercusión popular de tales acontecimientos.
La Virgen del Rosario está unida a la historia de Paraná y de la provincia de Entre Ríos. Mons. Guilland en 1944 le consagra toda la diósecis y recientemente Mons. Tortolo corona solemnemente a la Patrona de la cuidad.
Es un hecho históricamente comprobado que en tiempo de calamidades públicas, sequías, epidemias y otros flagelos, el pueblo de Córdoba ha acudido con fe a invocar el auxilio de «La Negrita » (como cariñosamente se la llama), la Sma. Virgen del Milagro y que nunca ha visto fallidas sus esperanzas…
Fue en la noche del 19 de junio de 1592. Un terremoto sin mayor importancia, suceso no por frecuente en la región, menos aterrador, había despertado a los moradores del Callao, que instintivamente acudieron a refugiarse, como lugar más seguro, en las playas de su mar.
Al amanecer del día 20, cuando la calma había tornado un tanto a los espíritus, una nueva inesperada, absorbió los comentarios sobre el reciente temblor; flotando apacible sobre las olas del Pacífico, parecían acercarse hacia la costa, dos bajeles, que muy pronto se identificaron como dos simples arcones.
La curiosidad acicateó los ánimos y sólo cuando el regidor de la ciudad, el Excmo. Sr. García Hurtado de Mendoza, Virrey del Perú, ordenó lo pertinente para recogerlos, pareció que todos se tranquilizaban. Una vez que las cajas arribaron a la playa, no poca sorpresa causó el leer en sus cubiertas sendos rótulos grabados a fuego que decían:
«Una Señora del Rosario para el Convento de Predicadores de la Ciudad de Córdoba, Provincia del Tucumán, remitido por Fray Francisco Victoria O. P ., Obispo de Córdoba del Tucumán».
«Un Señor Crucificado para la Iglesia Matriz de la Ciudad de Salta, Provincia del Tucumán, remitido por Fray Francisco Victoria O.P., Obispo de Córdoba del Tucumán».
No cabía duda, como consecuencia de un naufragio, tan común de aquella época, y de modo portentoso sólo se salvaban esos dos venerables y santos símbolos de la piedad cristiana.
Hubo grandes celebraciones y festejos del pueblo y de la iglesia recibiendo el milagro del rescate de las imágenes, el tiempo pasaba sin sentir y era necesario cumplir con la voluntad del remitente. A ese fin, en Lima se formaron sendas comitivas que se disputaban el honor de llevar en sus hombros los regios presentes del cielo.
Organizada la procesión, en las puertas de la ciudad fue des pedido el piadoso cortejo en medio de las salvas del ejército y los cánticos y plegarias del pueblo. y en cada pueblo del trayecto se renovaban los portadores de las efigies, al par que las fervorosas manifestaciones de fe.
En continua marcha triunfal llegaron las imágenes a la ciudad de Salta donde, como era lógico, fueron recibidas con ardoroso entusiasmo, en el llamado desde entonces Campo de la Cruz, renovándose con mayor esplendor las solemnidades con que fueron honradas en el Perú.
Desde Salta donde quedó el Santo Cristo, continuó la devota comitiva portando a la Sma. Virgen destinada para Córdoba y muchos caballeros siguiendo el ejemplo de los que habían llegado del Potosí aumentaron el séquito, para entregar la preciosa imagen del Rosario a la Comunidad Dominicana.
Córdoba, famosa por su piedad y por su ciencia, recibió el divino presente, con pompa extraordinaria y desde entonces la Virgen del Rosario del Milagro ha sido el foco central de su devoción.
La ciudad le dedicó un altar y un magnífico Santuario, que muy pronto se hizo célebre por los innumerables prodigios dispensados en él por la Sma. Virgen, en favor de aquellos que imploraron e imploran su celeste protección.
Es un hecho históricamente comprobado que en tiempo de calamidades públicas, sequías, epidemias y otros flagelos, el pueblo de Córdoba ha acudido con fe a invocar el auxilio de «La Negrita » (como cariñosamente se la llama), la Sma. Virgen del Milagro y que nunca ha visto fallidas sus esperanzas.
Esta singular protección experimentada en innumerables oportunidades ya de un modo Colectivo en la República como particular en las familias, hizo que el Obispo Fr. Reginaldo Toro O. P. en nombre de su diócesis, pidiese al Santo Padre León XIII, la corona pontificia, quien benignamente la concedió en vista de las indiscutidas maravillas obtenidas por medio de la prodigiosa imagen.
El primero de octubre del año 1892, Córdoba renovaba sus manifestaciones de amor hacia su excelsa protectora, ciñendo su frente con corona de reina, a la que entre los muchos favores le había dispensado, no había sido el menor haber librado a nuestro pueblo en el año 1807 del poder del invasor, de lo que hay perenne testimonio en las banderas existentes en la Basílica, y que ofrendara Liniers a la Sma. Virgen del Milagro, a quien había invocado, recibiendo muy luego el apoyo de su celestial protección.
En 1934 acababa la Santa Sede de elevar a trono arzobispal la antigua Diócesis de Córdoba del Tucumán y Córdoba al recibir tan fausta nueva no pudo olvidar a la que ha sido testigo de sus alegrías y sus dolores y en un solo clamor suplica al Sumo Pontífice, declarase a la Santísima Virgen del Rosario del Milagro, Patrona Principal de la Arquidiócesis y el Santo Padre Pío XI accede gustoso a estos votos y este hecho auspicioso fue celebrado en el día 3 de octubre de 1937, con todo fervor y piedad, alcanzando las ceremonias magnificencia inenarrable, señalando para el catolicismo de Córdoba una fecha inolvidable. Baste decir, que cerca de 5.000 hombres participaron en la comunión nocturna y más de 100.000 almas acompañaron a su Reina y Patrona en la procesión jubilar de su patronazgo.
La imagen de talla de Nuestra Señora del Rosario que allí se venera, conocida también como la Virgen del Milagro, réplica de la que se halla en el Santuario de Atocha, mide algo más de un metro y medio de altura.
A su protección, Liniers atribuyó el triunfo sobre los invasores ingleses de 1806 y 1807, y en prueba de gratitud envió al Santuario cordobés dos banderas cobradas al enemigo.
Igual actitud tomó el General San Martín al ofrecer a la venerada imagen una de las banderas del Ejército de los Andes.
Obró también el favor de la Virgen de los Milagros al poner término a las sequías que diezmaron los campos de la provincia, tal la sufrida en 1846, o en ocasión de la epidemia de cólera de 1867.
La devoción a esta Virgen, que se remonta a más de cuatro siglos, no podía sino culminar con la coronación pontificia que León XIII le otorga por disposición fechada el 1º de octubre de 1892.
La fiesta principal, como es tradición en la Orden de Santo Domingo, se conmemora el primer domingo de octubre, precedida por un solemne Novenario que culmina con una procesión. Es en octubre cuando la asistencia de fieles se intensifica, si bien durante todo el año llegan peregrinaciones, tanto de las parroquias de la ciudad capital como así también del interior de la provincia.
BASILICA DE SANTO DOMINGO
El deterioro que el transcurso de los años ocasionó al primitivo Convento de Santo Domingo obligó a su demolición en 1857 demolición. El templo actual, de estilo renacentista, quedó inaugurado el 28 de setiembre de 1861, día de su consagración.
Es uno de los templos más importantes del país. Fue testigo de hechos fundamentales, desde el nacimiento mismo de la nación. Actualmetne guarda parte del patrimonio histórico, cultural y arquetecónico del país.
Este templo está bajo la custodia de los dominicos, con 400 años de permanencia en la provincia de Córdoba.
Su actual estructura data de las construcciones de 1861, y es la tercera que se levanta en el mismo terrenos, ya que las dos anteriores fueron arrasadas por las aguas del arroyo La Cañada, que inundaba periódicamente la joven ciudad, y databan del siglo XVII.
En su construcción se destacan claramente las cuatro torres, cuyas cúpulas están revestidas con finos azulejos donados por Justo José de Urquiza, quien organizó constitucionalmente el país en 1853. Hasta principios del siglo XX, el templo estuvo pintado de blanco, pero luego se cambió por la tonalidad que hoy presenta.
En su parte inferior, los pares de pilastras marcan, con dos óculos y una ventana coral, la división en tres naves de la iglesia. Luego de una marcada cornisa, están las torres que se destacan por sus cúpulas revestidas con azulejos. Según apuntan las crónicas, estos azulejos fueron especialmente donados por Justo José de Urquiza.Cuatro pequeñas cúpulas acompañan a la cúpula mayor que culmina con un escudo del Sagrado Corazón de Jesús.
De acuerdo a datos documentales gráficos, el templo estuvo originalmente pintado de blanco. No obstante, a principios del siglo 20 ya presentaba dos tonalidades, similares a las que exhibe en la actualidad.
Una vez en el interior, lo primero que se destaca es la forma de cruz latina que posee la iglesia. Pero, la atención mayor se concentra en las bóvedas y cúpulas decoradas con altos relieves dorados y fondos en granate y verde.
Sobre ellos, el óleo de Honorio Mossi La muerte de Santo Domingo, es el que abre el recorrido por las joyas artísticas que guarda el templo.
A mano izquierda se accede a una de las naves en donde se alinean los retablos del Espíritu Santo Personificado; San José y el Niño; San Vicente Ferrer entre los arcángeles San Rafael y San Miguel; Santo Domingo de Guzmán (el fundador de la orden de los dominicos) y del Sagrado Corazón, nuevamente.
En este sector también hay algunas obras de Genaro Pérez, una réplica del Señor del Milagro de Salta y, en las alturas, un óleo realizado por Mossi en 1896 sobre revoque estucado que muestra el encuentro de Santo Domingo y San Francisco en Soriano.
En la nave derecha continúan los retablos dedicados a Santa Catalina de Siena; Nuestra Señora de la Asunción; Santo Tomás de Aquino; Santa Rosa de Lima; San Martín de Porres y El Calvario.
Luego de trasponer los portones de hierro forjado y el atrio, se ingresa al sector denominado nítrex, una especie de galería ubicada antes de la puerta principal. En ese lugar es posible distinguir la presencia de cuatro placas en las que se hace referencia a las órdenes religiosas que más influencia tuvieron en el desarrollo y la historia de la ciudad: dominicos, mercedarios, jesuitas y franciscanos.
En el sector central se destacan el altar de plata, realizado en el Alto Perú y de típica factura jesuítica, del siglo XVIII; las cúpulas en las que figuran las pinturas de los Evangelistas; el altar con el Cristo crucificado, Santo Domingo y San Francisco; y los escudos de las familias cordobesas acaudaladas que aportaron económicamente para la construcción de la basílica.
Arriba del altar, preside la escena la imagen de Nuestra Señora del Milagro del Rosario, coronada en 1892 y declarada patrona de la Arquidiósesis de Córdoba en 1937.
También, sobresale el púlpito que data del año 1862. Es de madera tallada y está coronado por la figura de un ángel policromado, dorado en oro y con ojos de vidrio. Detrás del altar la Capilla del Santísimo, un particular lugar de recogimiento en el que se ubica el sagrario realizado en plata.
Al subir por las escaleras de mármol, llamada “la escalinata de los promesantes” que conduce hasta el sector posterior del habitáculo de la Virgen, hay a lo largo de la escalera, numerosos nichos guardan las ofrendas de quienes hicieron sus promesas y, una vez en la planta alta, se puede observar el cofre que protege a la imagen de la Virgen montado sobre columnas de ónix diseñadas por el arquitecto Roca, ofrendas y banderas que fueron donadas por el virrey Liniers utilizadas durante las invasiones inglesas.
Por sus características constructivas, se supone que el sector donde está la sacristía corresponde al período colonial. En esta sala sobresalen numerosos cuadros de la escuela cuzqueña (del siglo XVIII), la imagen de vestir de Santo Domingo y la cripta.
ORACIÓN A LA VIRGEN DEL ROSARIO DEL MILAGRO
Santísima Virgen María,
Nuestra Señora del Rosario del Milagro,
Por tu travesía sobre las olas del mar,
Por tu arribo al Puerto del Callao,
Por la veneración que te tributaron en Lima
Los primeros santos latinoamericanos,
Y, en nuestra Córdoba, San Francisco Solano
y los santos Alonso Rodríguez y Juan del Castillo,
por los méritos de tu Hijo crucificado
cuya imagen acompañabas hasta nuestra patria Argentina,
por haber elegido esta ciudad
para establecer tu trono de misericordia,
escucha la oración de tu Pueblo.
Ten misericordia de los tristes y abatidos,
De quienes están solos o encarcelados,
De los pobres y desamparados,
De los enfermos y discapacitados,
De nuestros familiares y amigos difuntos.
Sostén con tu intercesión
a quienes se esfuerzan cada día por vivir el Evangelio,
Que se mantengan unidos los esposos
Que han recibido el sacramento del matrimonio,
Que los niños y jóvenes asuman los ideales evangélicos,
Que no falte disponibilidad para consagrarse
en la vida sacerdotal y religiosa.
Te pedimos que haya paz, alegría y prosperidad
en nuestros hogares, nuestra patria y el mundo entero.
Virgen del Milagro, ruega por nosotros que acudimos a ti. Amén
Nuestra Señora del Rosario es la imagen más antigua del Perú.
Según aseveran los cronistas, la “forma visible” que tomó la Virgen –llamada del Triunfo o Suntur Huasi– cuando se apareció en el Cuzco, durante el terrible cerco de Manco Inca, que dejó estupefactos a miles de indios guerreros, coincidía con la imagen del Rosario venerada en el convento de Lima…
Cuenta la tradición que la imagen de la Virgen del Rosario venerada en la Basílica de su nombre en Lima, vio surgir la ciudad fundada por Pizarro en el valle del río Rimac.
Fue donada por el Emperador Carlos V y traída al Perú por los primeros conquistadores para que “los favoreciese en tan ardua empresa”. La imagen fue colocada inicialmente en la primitiva pila bautismal de Santo Domingo donde los “primeros creyentes idólatras fueron reducidos”.
LA IMAGEN
Se trata de una estupenda talla en madera policromada de 170 cms, atribuida a Roque de Balduque. En su rostro parecen conjugarse la majestad de Reina y la dulzura de Madre. El Niño, a quien sostiene en el brazo izquierdo es también obra perfecta y así el manto, que desde la cabeza baja sobre sus hombros, como los pliegues de su túnica y la finura de sus manos, revelando la destreza del artista que la esculpió.
LOS MILAGROS
Según aseveran los cronistas, la “forma visible” que tomó la Virgen –llamada del Triunfo o Suntur huasi– cuando se apareció en el Cuzco, durante el terrible cerco de Manco Inca, que dejó estupefactos a miles de indios guerreros, coincidía con la imagen del Rosario venerada en el convento de Lima.
Es digno de resaltar los coloquios sobrenaturales que esta sagrada imagen tuvo con los santos que vivieron en la Lima virreinal. Entre ellos se destaca los que narra Santa Rosa de Lima“Que no hablaba la imagen dando voces, ni usando de particular idioma, ni con movimiento de los labios; que este admirable modo de hablar se obraba por oculta simpatía y que daba a entender todo lo que quería decir sólo con el modo con que despedía lucientes rayos de la frente apacible y serena; y que estas eran para su espíritu unas señas tan distintas, tan claras, tan diestramente formadas, que la significaban todo lo que esperaba entender con más certeza que pudiera el más retórico, más fecundo y elocuente, si al oído respondiera a lo que ella preguntaba… ”
Muchos otros milagros se le atribuyen. En 1605, cierto día, Lima vio cruzar por sus calles a un grupo de hombres vestidos de andrajos, tostados por el sol, con la barba crecida y los cabellos desgreñados. Eran náufragos de un navío que los había abandonado en las islas Galápagos. Dos años permanecieron allí, en medio de grandes penalidades y casi sin esperanza de socorro, hasta que tuvo pena de ellos la Virgen del Rosario, auxiliándolos el mismo día de su fiesta. En agradecimiento y en cumplimiento de su promesa, iban a postrarse a los pies de su soberana.
Pero más que los favores particulares, acredita su patrocinio el constante recurso de la ciudad ante las calamidades públicas. En abril de 1671, era sacada en procesión, rindiéndole gracias por la victoria obtenida en Panamá contra los ingleses y se vio al Virrey, Conde de Lemos, conducir en sus hombros la santa imagen. En octubre de 1687, el vecindario de Lima acudió a implorar su protección, atemorizado por los temblores que conmovían la ciudad.
Más notable fue la intervención que tuvo en 1746. El viernes 28 de octubre, un formidable terremoto asoló la ciudad y el mar sepultó bajo sus olas al puerto del Callao. Tan pronto como se pudo, la venerada imagen fue conducida a una tienda en plena Plaza Mayor, donde se elevaron plegarias, a fin de que pusiese remedio a tantos males y la Virgen no desoyó a sus hijos.
A comienzos del siglo XIX se hicieron solemnes rogativas por la liberación de Fernando VII y la expulsión del invasor napoleónico. Duraron estos cultos del 16 de octubre de 1807 al 24 del mismo mes, y fue inmenso el concurso de gente que la acompañó en su triunfo, tanto a la salida de la imagen como a su vuelta de la catedral.
CORONACION
En octubre de 1643, Don Pedro de Toledo y Leyva, Marqués de Mansera, Virrey del Perú, ungió a la Virgen del Rosario como Patrona y Protectora de los Reinos del Perú.
No podía faltar a imagen tan querida la apoteosis de la coronación canónica. El 2 de octubre de 1927, el egregio Arzobispo de Lima, Mons. Emilio Lissón y Chávez, ciñó sobre la Virgen y el Niño artísticas coronas. La presencia del Presidente Leguía, su Gabinete y la de todos los Obispos del Perú, dieron realce a la fiesta, convirtiéndola en un solemne tributo de la Iglesia y de la Patria a la Reina del Cielo.
EL TEMPLO
Más de cinco décadas demoró la construcción del templo y el Convento de Santo Domingo, pues se comenzó con la fundación de Lima y se concluyó a fines del siglo XVI. Fue el provincial Fray Tomás de San Martín, quien comenzó a llevar a cabo la construcción del primer templo de la Orden, siendo posteriormente el superior Fray Sebastián de Ayllón quien recibió ayuda del Rey, dando término la obra en el año de 1578.
La primera edificación quedó destruida totalmente por el terremoto de 1678, reconstruyéndose posteriormente debido a que ponía en peligro la vida de los sacerdotes y de los fieles. Se erigió entonces un segundo templo y se hizo una tercera edificación que es la que en nuestros días apreciamos, con ligeros cambios en consideración a los estilos de cada época.
Se reedificó desde el crucero hasta el coro, se cambiaron los arcos, se amplió ventanas y el resultado fue que el templo adquirió amplitud, sencillez y uniformidad en cuanto a su construcción que hasta hoy se admira.
Los materiales empleados en la construcción fueron el adobe, ladrillo y calicanto, entre otros, la quincha sirvió para agilizar el peso y hacer mas flexible la estructura y soportar mejor los terremotos tan frecuentes. En la zona de ingreso al recinto se encuentra un espacio denominado Nartex, donde daban instrucción religiosa a los indígenas o a los que no estaban bautizadas. Interiormente, la edificación esta dividida en tres naves, una central y dos laterales, un altar de estilo neoclásico con decoración en turquesa y oro.
El nombre real de la Parroquia es Nuestra Señora del Santísimo Rosario. Por la portada lateral de izquierda a derecha encontramos los siguientes retablos o altares: Altar de San Jacinto de Polonia, Altar de San José, Altar de Santo Domingo de Guzmán, Altar de Nuestra Señora del Rosario, Altar de los Santos Peruanos, Altar de las Áminas, Altar de Santo Tomás de Aquino, Altar del Sagrado Corazón de Jesús, Capilla del Señor de la Justicia y la Capilla de la Cofradía del Rosario.
El más importante es el Altar de los Santos Peruanos, de estilo neoclásico. En el centro se halla la imagen de Santa Rosa de Lima, al lado izquierdo esta San Martín de Porres y a la derecha San Juan Masías que a pesar de ser español se le considera peruano, porque desarrollo su vida religiosa en Lima.
En la parte inferior de estas imágenes, se encuentran relicarios en donde reposan los restos de cada santo mencionado anteriormente. En la zona inferior del altar se encuentra una escultura de Santa Rosa de Lima, realizada por el artista italiano Melchor Caffá en 1669, por encargo del Papa Clemente IX para obsequiarla a los padres Domínicos por su beatificación.
Es aquí también donde se fundó en el año 1551 la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la primera de esta parte del continente. En la actualidad, fue elevado a la categoría de Basílica Menor en 1930, en la actualidad es visitado anualmente por miles de feligreses del Perú y extranjero.
Durante la época colonial en el Perú, ciertas esculturas de la Virgen María y de Cristo adquirieron la fama de ser milagrosas. Una de las esculturas milagrosas que más se representaba durante esta época, especialmente en lienzos, fue la de la Virgen del Rosario de Pomata… …VER VIDEOS…
La imagen original pertenece a la iglesia de Santiago de Pomata, un pueblo en la ribera sur-occidental del Lago Titicaca que durante la época colonial formaba parte del obispado de La Paz. Las representaciones de esta escultura fueron difundidas por todo el virreinato.
La Virgen de Pomata está tallada en madera y esgrafiada de la misma manera que la Virgen de Copacabana, y estilísticamente es muy parecida a ésta. Por lo tanto, considero que la imagen de Pomata es de la primera época de los dominicos (1542-1572).
La Virgen de Pomata es primero una Virgen del Rosario, que ya en sí es una advocación de la Virgen María con una iconografía específica; normalmente la Virgen del Rosario está vestida de rojo y azul y lleva un rosario en la mano derecha, mientras el Niño hace una señal de bendición con la mano derecha y sostiene un mundo rematado con una cruz en la mano izquierda. Aunque la escultura original de la Virgen de Pomata conserva todos estos aspectos, hay algunos de su presentación y de su representación en las imágenes secundarias que la identifican como la Virgen de un pueblo en las riberas del Lago Titicaca, llamado Pomata.
En las copias, la Virgen y el Niño siempre se presentan revestidos con ropa verdadera. El manto de la Virgen traza una forma triangular, y la Virgen tiene el cabello suelto, rojizo y ondulado.
Esto es a diferencia de la escultura en sí, donde la ropa de la Virgen y la del Niño –representada con pan de oro y policromía según la técnica española del estofado– sigue los contornos de sus cuerpos y la Virgen lleva la cabeza tapada.
Actualmente la Virgen aparece con una peluca larga en la cabeza y está revestida con un camisón blanco, un escapulario que cubre éste y un manto, cuya base ancha se mantiene con un palo horizontal.
LAS FIESTAS
Cada primer domingo del mes de Octubre de todos los años, se realiza estas tradicionales fiestas, que comienzan la noche del viernes previo, con la llegada de los danzantes de las diferentes comparsas, algunos que llegan inclusive de nuestra capital y otros del hermano pueblo de Bolivia y la recepción a las bandas de músicos, en algunos lugares se realiza ese mismo día la tradicional “Challa de negritos”, donde todos los devotos le rinden su saludo y pleitesía a la Virgen del Rosario implorándole sus bendiciones, la fiesta continua la madrugada del día Sábado donde a partir de las 2 de la madrugada comienzan las albas, donde retumban los camaretazos y los pomateños e invitados que llegan de diferentes lugares comparten en las diferentes danzas momentos de alegría en este reencuentro de fe y devoción, los diferentes alberos brindan a sus invitados los tradicionales ponches de guinda, ciruelos y leche.
Por la mañana del día sábado la fiesta continua con la misa de albas luego cada comparsa se dirige a la casa de los alberos donde todos los invitados comparten agradables momentos en esta recepción al compás de las tradicionales bandas de músicos y orquestas ofrecidas por los devotos.
La noche del sábado se presentan los fuegos artificiales con la quema de castillos ofrecidas por algunos oferentes y la fiesta continua hasta altas horas de la noche donde las comparsas recorren la calles y la plaza principal del pueblo.
El día Domingo es el día central de la Patrona del pueblo, la cual es venerada en el majestuoso Templo Santiago Apóstol, por una gran multitud de fieles devotos que imploran sus bendiciones a la Virgen del Rosario, luego todos acompañan a la procesión por la plaza del pueblo, al terminar esta las diferentes comparsas le brindan su homenaje danzando con alegría, devoción y fe cristiana, luego la fiesta continua en calles y plazas hasta altas horas de la noche.
El día lunes se realiza la romería al cementerio del pueblo donde se recuerda y se saluda a los integrantes ya fallecidos de cada conjunto y a partir del mediodía se realiza desde hace varios años la tradicional parada organizada por la Municipalidad Distrital de Pomata, donde inicialmente se realiza un concurso de Bandas para luego dar paso al desfile de los diferentes conjuntos de danzas los cuales hacen gala de sus hermosos trajes y su coreografía derramado alegría por doquier y así la fiesta continua inclusive hasta el día martes donde los diferentes conjuntos se despiden con los tradicionales “cacharparis”, haciendo promesas de volver el siguiente año.
LA IGLESIA DE SANTIAGO APOSTOL
Iglesia de Santiago Apóstol o Nuestra Señora del Rosario es un templo colonial cuya construcción data aproximadamente de mediados del 1700, su nave principal es en forma de cruz latina, presenta tallados de kantutas y pumas, está ubicada a la entrada de la Ciudad de Pomata.
En su interior se encuentra pinturas de la escuela cusqueña y flamenca.
Fue construida como consecuencia de los daños ocasionados por dos incendios. Alberga en su interior 92 lienzos, una pileta de agua bendita hecha de berenguela, una hermosa cúpula de piedra y dos confesionarios.
Es una verdadera obra de filigrana en piedra, y con impresionantes altares en Pan de Oro, en excelente estado de conservación, que se considera como una de las más bellas de Sud América.
Este templo constituye la expresión misma del estilo «mestizo», que construyeron los españoles en América. Tomás de San Martín, miembro de la Congregación Dominica, fue el fundador del Convento de san Santiago de Pomata.
Esta iglesia fue construida en 1756. Según los archivos de la orden (Roma), habría sido edificado por el arquitecto P. Juan Moreno, de la orden de los Predicadores, con la mano de obra de maestros, oficiales, aprendices, canteros, picapedreros, orfebres, pintores o imagineros, aborígenes peruanos y españoles, que grabaron sus nombres en diversas partes, dejando en cada fantasía, palpitación del alma, fibra oculta que libraron con sumo cuidado. Lo mejor que tiene para admirar es un hermoso «DOMBO» que es una verdadera obra de filigrana en piedra, el interior es lujoso con intenso sello indio, con los motivos ornamentales de la portada.
Fue construido sobre unas peñas en granito rosado con berjas de hierro. Su única torre de esquina lisa y de perfiles prismáticos, recuerda la del Cuzco. Su ubicación y el estar rodeado por las aguas azules del Titikaka y el celeste firmamento del Altiplano le dan una vista natural impresionante este templo.
< strong>En el interior del templo «Santiago Apóstol» de pomata, existen catacumbas o cementerios subterráneos, donde se encuentran los restos de los obispos y arzobispos del Altiplano.
Además, por referencias de algunos investigadores, en estas catacumbas existen caminos o pasadizos subterráneos que conducen al Cuzco, al templo del Sol o Machupichu.
La devoción del pueblo iqueño hacia la Virgen de Rosario de Yauca data de 1700, cuando la imagen fue encontrada en un matorral y que al no poderla levantar pese a todo esfuerzo, prefirieron hacerle una capilla.
La peregrinación se efectúa el primer domingo de octubre. Es impresionante el espectáculo de miles de devotos que alumbrándose con velas aprovechan la noche, evitando el fuerte calor del día, para recorrer a pie el largo camino hacia el Santuario en cumplimiento del voto hecho a la Virgen del Rosario…
El hecho sucede en Ica ciudad a 300 km al sur de Lima, sobre la costa del Pacífico, es una zona de gran pasado histórico, cuyos primeros habitantes se remontan a 10,000 años de antigüedad, vio florecer culturas como Paracas, Wari, Nasca e Ica.
En pleno desierto iqueño se levanta el Santuario de Yauca, en cuyo altar mayor hay una pequeña imagen de la Virgen del Rosario.
Su altura apenas supera el medio metro, pero millares de gente testifican sus hechos portentosos. Es muy morena y no por culpa de los cirios como afirman algunos devotos, pues se conserva en una urna permanentemente cerrada y en alto sobre el altar. Es posible que en el pasado Yauca fuese alguna huaca prehispánica venerada por el pueblo y para conservar su culto se formó un sincretismo consciente o inconsciente con el catolicismo.
EL HALLAZGO
La devoción a la Virgen de Yauca se inició en el año 1700 cuando tres campesinos hallaron la imagen cerca de un matorral, según aparece en un documento que se guarda en la iglesia.
A comienzos del siglo XVIII, en la inmensa y desolada pampa de Yauca, que se extiende al sureste de la ciudad de Ica, fue encontrada escondida entre matorrales por los lugareños una pequeña escultura de Nuestra Señora del Rosario, con el Niño Jesús y un rosario nacarado en sus manos. Se presume que la imagen, de aproximadamente 60 cms. de altura, fue abandonada por arrieros que al bajar de la serranía ayacuchana se perdieron en medio del desierto iqueño.
Según los testigos presenciales, que suscribieron un acta con los hechos que hemos narrado, el acontecimiento ocurrió el 3 de octubre de 1701. Gracias al documento sus nombres no quedaron en el olvido; fueron ellos Nicolás Ortega, Diego Gutiérrez y Francisco Córdova.
Pensaron entonces en trasladarla a Ica, pero al intentar levantarla no lo consiguieron. Interpretaron el hecho como un deseo de la Madre de Dios de permanecer en aquellos descampados. Con la ayuda de Calixto Muñoz le edificaron una sencilla capilla en las inmediaciones; y fue sólo después de una plegaria suya que la imagen se dejó conducir suavemente a su nueva morada, ante el asombro de toda la concurrencia. La noticia corrió por valles y montañas, y desde entonces la Virgen de Yauca es venerada por sus hijos iqueños, que la hicieron su Patrona, y especialmente en el mes de octubre le tributan filial y cálida devoción.
UNA ADVOCACIÓN MARIANA DE TRES SIGLOS
A lo largo de tres siglos la Reina y Señora de Ica ha obrado maravillosas curaciones, tanto en el cuerpo como sobre todo en el alma de aquellos que con fe viva a Ella acuden. Gran propagador de su devoción fue el Siervo de Dios Fray José Ramón Rojas de Jesús María (1775-1839), más conocido como el Padre Guatemala, quien desde 1835 hasta su muerte fue asiduo peregrino a Yauca, cubriendo la distancia a pie dos o tres veces por semana.
A unos 30 Km de la ciudad de Ica, en el distrito de Yauca del Rosario, en una zona completamente desértica y de arenales, se encuentra situado un Santuario de estilo neocolonial, donde se rinde culto a la imagen de la Virgen del Rosario de Yauca que anualmente (1er. domingo de octubre) atrae miles de fieles.
El imponente Santuario que hoy cobija a Nuestra Señora de Yauca se debe al esfuerzo y piedad de Mons. Francisco Rubén Berroa y Bernedo, primer obispo de Ica, y al entusiasmo y la generosidad de miles de devotos que contribuyeron con las limosnas necesarias para su edificación. Iniciados los trabajos en diciembre de 1947, se terminó de construir en febrero de 1951. En su interior se guarda también una réplica de la imagen conocida como la peoncita, pues es la encargada de recoger las ofrendas de los fieles.
La Virgen del Rosario de Yauca fue coronada canónicamente en agosto de 1988 durante el Primer Congreso Eucarístico Mariano, recibiendo la Corona de Oro de manos del Cardenal Legado, Mons. Juan Landázuri Ricketts.
LA CELEBRACIÓN
Una semana antes de su fiesta, que se celebra el primer domingo de octubre, tiene lugar el tradicional barrido. Esta costumbre, que viene de antaño, surgió de la necesidad de mantener limpio el templo y sus alrededores para las celebraciones, y es realizado por voluntarios que retribuyen de esa manera a la Virgen del Rosario los favores recibidos.
A modo penitencial, aún hoy en día, muchos peregrinos recorren a pie, generalmente en grupos, los 30 Km. que separan a la ciudad de Ica del Santuario. Los más piadosos recitando los misterios del Santo Rosario, así como diversas letanías y entonando cánticos marianos.
En la víspera el desierto se llena de cientos de luces. Son los peregrinos que cumplen la promesa de llegar a pie y se alumbran con velas, faroles o linternas. Aprovechan la noche y la madrugada para librarse del calcinante sol.
Alrededor de la iglesia se levanta cientos de pequeñas carpas donde vivanderas de todo el departamento ofrecen comida y bebidas. Por la tarde sale la procesión de la virgen. Se calcula que asisten de 10 a 15 mil peregrinos.
La Virgen de Covadonga, conocida popularmente como la Santina, es una imagen de la Virgen María que se encuentra en una cueva en Covadonga, concejo de Cangas de Onís, Principado de Asturias. Es la Patrona de Asturias. Data del s. VIII. …VER VIDEOS…
La famosa victoria de Covadonga marcó la iniciación de aquella grandiosa epopeya que se conoce como la Reconquista de España y que culminó con la toma de Granada, el último baluarte de los moros, por los reyes católicos Fernando e Isabel. Después de la batalla, a Pelayo se le coronó rey y a la Madre de Dios se la proclamó reina y señora, patrocinadora de las armas cristianas y patrona de aquel lugar…
A la palabra Covadonga se le ha dado varias versiones. Covadonga significa etimológicamente «Cueva de la Señora». Procede este vocablo de la palabra latina Cova domínica, compuesta por un nombre sustantivo cova y un adjetivo domínica que lo determina.
Esta expresión ha pasado del latín, la lengua madre, al romance por diversas fases o transformaciones: covadomínica-covadominca-covadomnca-covadonca-Covadonga. No se debe confundir la Cueva de la Señora con el túnel que da acceso a ésta.
El nombre Covadonga no puede referirse a otra «señora» que a la Virgen María. En los orígenes del culto en Covadonga y según los cronistas, siempre se hace referencia a la Virgen en la Santa Cueva. Ya desde el siglo VIII hasta nuestros días puede definirse a Covadonga como el templo de la gratitud de España a la Santísima Virgen, a cuya intercesión se ha atribuido siempre la victoria de las armas cristianas contra el Islam, allí derrotó Pelayo en el año 718 a un ejército moro que pretendía erradicar el cristianismo y dio con ello el comienzo de la Reconquista.
En el altísimo muro de rocas que muere sobre la impetuosa corriente del río Deva, en el fondo de la agreste y estrecha garganta que forma el valle de Covadonga, en la región española de Oviedo, provincia de Asturias, materialmente incrustado dentro de la espaciosa cueva donde un puñado de cristianos venció a un ejército de moros en memorable batalla, se encuentra La Virgen de Covadonga, conocida popularmente como la Santina, es una imagen de la Virgen María que se encuentra en una cueva en Covadonga, concejo de Cangas de Onís, Principado de Asturias. Es la Patrona de Asturias.
LA BATALLA CONTRA LOS MUSULMANES
Por aquellos tiempos, la cristiana España gemía avasallada por la dominación de los musulmanes, y al territorio de Asturias, gobernado por el emir Ayub, llegaron las avanzadas de un gigantesco ejército morisco con miras a imponer por la fuerza la tiránica opresión. Ante el temor de tenerse que sujetar el yugo de los infieles, los cristianos de Asturias se refugiaron en las agrestes montañas y, una vez ahí decidieron aprestarse a la defensa y nombraron caudillo a Don Pelayo, noble caballero visigodo, descendiente del rey Rodrigo.
Frente a la actitud rebelde de los cristianos, el gobernador de aquella región montañosa quiso darles un escarmiento y puso al mando del general Alkamah a cientos de miles de soldados moros, con órdenes de perseguir a los astures y exterminarlos. En cuanto Don Pelayo tuvo noticias de que se acercaba el enemigo, tomó la prudente medida de retirarse con los suyos hacia lo más recóndito de las sierras, donde distribuyó sus fuerzas sobre las alturas que dominan el estrecho valle del río Deva y él mismo, con un puñado de cristianos y la imagen de la Virgen María que le acompañaba en todas sus empresas, se refugió en la espaciosa cueva de Covadonga, sobre el mismo valle y esperó.
El general Alkamah cobró ánimos ante la retirada de los cristianos y se precipitó por la angosta cañada, seguro de obtener la victoria, dado el número de sus tropas y la escasez de las huestes contrarias. Entraron, pues, los moros como encajonados en la cañada donde Pelayo los aguardaba con serenidad, contando más con la protección del cielo que con sus fuerzas, ya que por recomendación especial suya, se había puesto la empresa de la defensa bajo la protección de la Virgen María, y continuamente se arrodillaban los cristianos ante la imagen en la cueva para implorar su poderosa mediación.
Al encontrarse las contrarias huestes se trabó una recia batalla cuya celebridad durará tanto como dure la memoria de los hombres. Las flechas que lanzaban los moros rebotaban en la roca y herían a los propios infieles, mezcladas con las que desde la gruta arrojaban los cristianos. Al mismo tiempo, los que se hallaban apostados en las laderas, hacían rodar a lo hondo del valle enormes peñascos y troncos de árboles que aplastaban a los enemigos.
No tardó en apoderarse de los musulmanes el desaliento, al tiempo que crecía el ánimo de los cristianos, alentados por la fe de que Dios y la Virgen peleaban por ellos. Así debía ser, en efecto, puesto que cuando Alkamah ordenó la retirada, se produjo una caótica confusión entre sus hombres que, atrapados en aquellas angosturas, chocaban y se estorbaban unos a otros y, en aquellos momentos se levantó una furiosa tempestad que aumentó el espanto de los que trataban de huir vencidos.
El desastre fue espantoso: el retumbar de los truenos entre montes y riscos, la lluvia que caía a torrentes, las rocas y los árboles que se desgajaban de todos lados sobre los moros que, entre alaridos de terror, corrían por todas partes, se atacaban entre sí, desesperados, y se metían al río crecido, cuya impetuosa corriente los arrastraba.
Las crónicas antiguas hacen subir al ejército de infieles que combatió en Covadonga a cifras asombrosas y asientan muy formalmente que en la batalla perecieron ciento ochenta y siete mil hombres, sin quedar uno que lo contara. Por otra parte, inmediatamente después del suceso, comenzó a cantarse un romancillo popular que exageraba más la nota y decía así: El valeroso Pelayo
cercado está en Covadonga
por cuatrocientos mil moros
que en el zancarrón adoran.
Sólo cuarenta cristianos
tiene, y aún veinte le sobran.
Cuatrocientas mil cabezas
de los perros de Mahoma
los valerosos cristianos
siegan, hienden y destrozan,
concediendo así la Virgen
al gran Pelayo victoria.
No hay duda de que el memorable triunfo de Covadonga, aunque se explique como hemos visto, por sus causas naturales, fue un conjunto de circunstancias extraordinarias y aun hubo algo que parece exceder los límites de lo natural y lo humano. En pocas ocasiones ha podido ser para los cristianos tan manifiesta la protección del cielo y, por lo mismo, no es de extrañar que los propios actores del drama y los cronistas posteriores lo achacaran todo al milagro y a la mediación de la Virgen María, cuya imagen había llevado consigo Pelayo a la cueva.
Por otra parte, la victoria de Covadonga marcó la iniciación de aquella grandiosa epopeya que se conoce como la Reconquista de España y que culminó con la toma de Granada, el último baluarte de los moros, por los reyes católicos Fernando e Isabel. Después de la batalla, a Pelayo se le coronó rey y a la Madre de Dios se la proclamó reina y señora, patrocinadora de las armas cristianas y patrona de aquel lugar.
LA IMAGEN DE LA SANTINA La tradición indica que ya antes de la invasión árabe, se rendía culto a la Virgen en esta gruta, que se abre en una elevada roca. A la izquierda de este torrente se encuentra una fuente, llamada de los 7 caños, que según reza la leyenda popular, otorga matrimonio en un año a la persona que beba de todos sus caños (algunas personas afirman que se asegura el resultado si se hace sin respirar hasta haber terminado de beber de todos los caños).
La primera imagen de la Santina se perdió por culpa de un incendio que destruyó la iglesia que la albergaba dentro de la Cueva. Dicha imagen, de estilo románico, formaba parte de una estructura de madera que colgaba en el aire, rodeada por la cascada del río Deva. Justo un año después y dada la importancia religiosa y también política del santuario, la catedral de Oviedo donó la imagen de la Virgen actual.6
Esta imagen que se bautizó por su pasado histórico como la «Virgen de las Batallas», es una talla policromada cubierta con ropaje y manto. Sin embargo fue concebida para mostrarse sin el ropaje y este manto al que hacemos referencia está pintado sobre la madera en un azul verdoso, que se adorna con flores rojas alineadas verticalmente.
La capa, que por su escueto tamaño apenas se aprecia si se mira a la talla de frente, es de color rojizo con los bordes rematados en dorado. El cinturón y los bajos del faldón tallados sobre la escultura son del mismo color rojizo.
La Virgen sujeta al Niño en su mano izquierda y sostiene una flor dorada en la derecha. En el rostro de la figura, adornado por una larga melena, se dibujan rasgos sencillos y muy poco expresivos. La cara del Niño, desnudo, resulta también inexpresiva. Ambos tienen la boca pequeña, una nariz fina y a alargada, y la mirada perdida bajo unas cejas extremadamente finas y simétricamente perfectas.
Sobre la cabeza de la Virgen está adornada con una enorme corona dorada con perlas en cada una de sus aristas y adornada con brillantes incrustados. Del arco que describe la parte superior de la corona pende un águila rodeada por un círculo también de brillantes. En ocasiones, cuando la imagen va a ser expuesta, se sustituye esta corona, así como la del Niño, por otras de menor valor.
En un pequeño santuario burgalés situado a orillas del Ebro, se halla la talla de la Virgen de Cillaperlata, cuya imagen es gemela de la primera Virgen de Covadonga, que desapareció en el incendio en 1777.
Existe una tercera imagen de la Santina, donada en el año 1957 por la Institución Teresiana y que es la que se exhibe en la peregrinación que realiza la imagen por tierras asturianas al coincidir con el año mariano. Para hacerla más resistente al frío, al agua y a las humedades, propias se realizó, a diferencia de las otras réplicas, en material plástico.
La popular imagen de la Santina -talla del siglo XVIII- preside la Santa Cueva, a la que se accede por una escalera que tiene más de cien peldaños o a través de un túnel excavado en la roca, en cuyo extremo se hallan las tumbas de Pelayo y de Alfonso I. Muchos peregrinos suben las escaleras de rodillas, en cumplimiento de alguna promesa mariana.
La imagen de la Santina es de madera policromada y su tamaño, más reducido que en otras imágenes marianas, la hacen ser conocida por este sobrenombre cariñoso. Su belleza y esta característica le son cantadas en la conocida copla que sigue: La Virgen de Covadonga
es pequeñina y galana.
Ni que bajara del cielo
el pintor que la pintara.
Frente a la Basílica se encuentra el Museo de la Virgen, con numerosas joyas y coronas que los fieles regalaban a la Virgen, en señal de admiración, respeto y agradecimiento. Entre todas las obras destacan las coronas del Niño y de la Santina, así como sus mantos.
EL SANTUARIO DE COVADONGA
La iglesia actual, basílica insigne, data de mediados del siglo XIX, pero desde el momento mismo de la milagrosa batalla que tuvo lugar en el año de 718, se ha mantenido intacta la acendrada veneración del pueblo español por la bendita imagen de la Madre de Dios, artífice de la victoria.
Desde entonces, Covadonga fue el centro de peregrinaciones de los devotos de la Virgen María. Ya a mediados del siglo VIII, durante el reinado de Alfonso I, se edificó una capilla en la misma cueva y, poco tiempo después, se estableció cerca un monasterio de los monjes de San Benito, que dos siglos más tarde quedó bajo el gobierno de los canónigos regulares. Durante el siglo III, los reyes Fernando III y Alfonso X concedieron grandes privilegios al santuario. En el siglo XVI, éste le hizo regios donativos y, en 1635, el rey Felipe IV amplió y reconstruyó el santuario y mandó edificar ahí viviendas y hospederías.
En 1777, la iglesia se incendió por haber caído en ella un rayo. Inmediatamente se encargaron los trabajos de reconstrucción de un enorme santuario a un famoso arquitecto. Debido a las dificultades para el transporte de material, la escasez de mano de obra y lo escabroso del terreno, pasaron cerca de cincuenta años antes de que la obra estuviese terminada. En el año de 1884 se le dio el título de colegiata a aquella iglesia. Esta se encuentra dentro de la caverna y, a la entrada, en la pared rocosa, están las tumbas de Pelayo y el rey Alfonso I.
Las peregrinaciones a Covadonga son constantes, pero las mayores se efectúan principalmente en verano, sobre todo durante los días 7 y 8 de septiembre, víspera y festividad de la Virgen, cuando la asistencia es muy numerosa.
La «Escalera de la promesa» es digna de ser contemplada con 101 peldaños que se extienden hacía el pavimento de la Santa Cueva. La escalera se ve rodeada de cálidas demostraciones de aquellos devotos que han sido favorecidos o que aún tienen el anhelo de una respuesta milagrosa.
S. S. El Papa León XIII erigió la iglesia de San Fernando en Basílica. Además el Cardenal Roncalli, Patriarca de Venecia, que se convertiría más tarde en Papa con el nombre de Juan XIII, visitó el Santuario de Covadonga en el año1954 y el Papa Juan Pablo II lo hizo en el año 1982 y 1989.
El 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, ha sido declarado como el Día de Asturias, fiesta oficial de la comunidad asturiana. Nueve días antes comienza la novena en su santuario. Covadonga se convierte en estas fechas especialmente en uno de los santuarios españoles más visitados, al que acuden los fieles para pedir o dar gracias a la Santina. La belleza del entorno de Covadonga es inigualable y se ha convertido en uno de los lugares turísticos asturianos más conocidos y visitados.
Establecidos los cristianos en Orihuela, conocedores de la tradición transmitida por sus antepasados, buscaron durante casi 60 años la imagen escondida 450 años antes, hasta que en el año 1306, el tañido remoto y continuado de una campana se dejó oír durante tres noches consecutivas en un punto de la montaña al que acudieron los fieles y, cavando en aquel sitio, descubrieron la cueva en la que, debajo de una campana, apareció la imagen, sentada en una silla, con un niño en su mano derecha, que llevaba un pájaro entre sus dedos…
Orihuela es un municipio español situado en el sur de la provincia de Alicante, en la comarca de la Vega Baja del Segura de donde es capital, en Valencia. De esa ciudad de 80.000 habitantes es patrona Nuestra Señora de Monserrate.
La tradición cuenta que la imagen de Nuestra Señora de Monserrate fue esculpida por san Nicomedes y traída a Orihuela por san Trifón en los primeros tiempos del cristianismo; otra tradición dice que fue traída por Santiago Apóstol; otra versión dice que fueron los godos cristianos quienes la trajeron a principios del siglo VI y se le dio culto bajo la advocaci6n de “Virgen de la Puerta”.
En el año 713, cuando la invasión árabe, gracias al «Tratado de Capitulación del Rey Teodomiro al árabe Abd al Aziz”, los cristianos continuaron dándole culto, hasta que por los años 790 al 800, el árabe Abd al Rahman I abolió el privilegio y los cristianos, temiendo insolencias de los moros, ocultaron la imagen en una cueva de la montaña.
La noche del 16 al 17 de julio de 1242, por confidencias de la heroína “Armengola», los cristianos reconquistaron el castillo y la ciudad y, a los pocos días, el Infante D. Alfonso, hijo de Fernando III, completó la reconquista de la región.
Establecidos los cristianos en Orihuela, conocedores de la tradición transmitida por sus antepasados, buscaron durante casi 60 años la imagen escondida 450 años antes, hasta que en el año 1306, el tañido remoto y continuado de una campana se dejó oír durante tres noches consecutivas en un punto de la montaña al que acudieron los fieles y, cavando en aquel sitio, descubrieron la cueva en la que, debajo de una campana, apareció la imagen, sentada en una silla, con un niño en su mano derecha, que llevaba un pájaro entre sus dedos.
Las circunstancias de su aparición dividió criterios de cómo había de llamarse, y la suerte dispuso que fuera MONSERRATE sinónimo de «monte aserrado», pero éste nombre provocó pleito con los Benedictinos del monasterio de Montserrat en Cataluña, que fue resuelto por Bula del Papa Sixto IV, de fecha en favor de Orihuela.
La Advocación de la Virgen de Monserrate fue independizada de la de Monserrat por Bula papal de Sixto IV (12 de Agosto de 1484), pues el papa entendía que eran advocaciones totalmente diferentes, se encuentra muy difundida en la Diócesis de Orihuela y en las Diócesis limítrofes como la de Cartagena-Murcia, la de Albacete y la Archidiócesis de Valencia. Asimismo, por acción de los conquistadores, fue llevada a América, donde también tiene una importante presencia. Esto ha hecho que se creen numerosas cofradías filiales de la Muy Ilustre Cofradía de Nuestra Señora María Santísima de Monserrate.
LA IMAGEN
La descripción de la imagen en el momento de su aparición es la siguiente: “La imagen de la Virgen es de olivo incorruptible, de alzada 42 centímetros y está sentada en una silla, teniendo al ser encontrada un niño en su mano que tenía un pájaro entre sus dedos…”.
Durante el periplo de la Guerra Civil, la imagen desapareció, según cuentan las crónicas, en una hoguera, aunque se pudo conservar gran parte de su ajuar, desparecieron importantes piezas como la Corona Imperial, el Traje Regalado por Isabel II, etc.
Tras el final del conflicto, se le encarga al escultor oriolano José María Sánchez Lozano, que vuelva a tallar una imagen nueva de la patrona a partir de varios elementos antiguos copia de la imagen destruida, donados por una familia oriolana. La nueva imagen es entregada en 1940. Pero ya anteriormente, Sánchez Lozano realizó copias de la patrona de Orihuela, en 1923 para Dña. Antonia Raimundo Pardínez, y tras la Guerra Civil para otras colecciones privadas o para la iglesia parroquial de Daya Nueva en 1941. También le fueron pedidas imágenes por la Caja de Ahorros de Monserrate, la cual ponía en cada una de sus sucursales unas imágenes de esta advocación, ya que de ella tomaba el nombre la Caja.
La representación de la que hablamos se trata de una imagen de talla completa de pequeñas dimensiones. Al resultar una copia de la antigua patrona perdida en el conflicto del año 36, la imagen es una Virgen sedente y coronada siguiendo los cánones góticos de trono de Cristo-Dios y trono de la sabiduría o Kiriotissa, o como hacedora de la Victoria, en clara referencia a la herencia escultórica románica; pero a la vez se nos presenta como la Madre de Dios (Theotokos) y esto se manifiesta en que Cristo ya no está sentado en las rodillas de su Madre ocupando un lugar preeminente. Se trata de una imagen de transición al gótico y esto se advierte iconográficamente en la posición de los protagonistas.
Sin embargo, en este caso María no mira a su Hijo como sí hacen otras imágenes góticas. La Virgen de Monserrate con rostro inexpresivo mira al frente en contraste con la cara infantil de su Hijo quien esboza una sencilla sonrisa. Jesús está en actitud de bendecir a su Pueblo con la mano derecha y en la izquierda lleva el fruto de la Vida, que Cristo ofrece a su pueblo. A la vez se nos presenta a María como madre de la Iglesia y figurando ser María la nueva Eva de la que hace mención el Génesis.
La imagen se encuentra sobre una nube de madera tallada, corlada y dorada del S. XIX y portada por dos ángeles mancebos de madera tallada, policromada y estofada, obra de Antonio Ruidavest del Siglo XIX.
En el año 1633 fue proclamada Patrona de Orihuela. El 23 de octubre de 1866 se eligió Patrona del Regimiento de Cazadores de Mallorca núm. 23. El 25 de Mayo de 1920 se coronó canónicamente. Tras la guerra, la imagen fue de nuevo coronada, en el año 1959, por el que fue Obispo de la Diócesis de Orihuela (actual Obispo Emérito), D. Pablo Barrachina y Esteban, para sustituir la robada en el año 1936.
El día ocho de septiembre, se hace la procesión solemne, los alumbrantes cantan “¡Viva la Virgen de Monserrate, sobre mi pecho tiene su altar!”.
LA IGLESIA
En el sitio del hallazgo de la imagen de la Virgen con el Niño se erigió un templo de reducidas dimensiones que se articulaba a raíz de la gruta en donde según la tradición fue hallada la virgen, ocupando aproximadamente el espacio que comprende desde la capilla hasta la que hoy día es la puerta lateral que funcionaba entonces como portada principal de la iglesia. El primitivo templo fue demolido en 1747 y reedificado entre 1750 y 1775 siendo transformado totalmente el espacio del Santuario con una gran ampliación y una nueva distribución de sus estructuras.
La capilla del Hallazgo se encuentra situada sobre la gruta o cueva en donde según la tradición fue hallada la Virgen de Monserrate. La capilla del Hallazgo pasó a ocupar un lugar secundario dentro de la nueva edificación, localizándose en el lado del Evangelio del crucero de la nueva iglesia, albergando en su camarín, un Santo Cristo Crucificado que sustituía a la Patrona, a partir de entonces venerada en su nuevo altar Mayor, obra de Francisco Torres (1769-1795).
La capilla posee una estructura cuadrangular cubierta con una cúpula sin tambor, con copulín, apoyada sobre pechinas ricamente ornamentadas. Consta de un retablo barroco que enmarca el camarín originario de la virgen, al que se accede, tras atravesar una puerta trasera situada en la sacristía, por una escalinata que contiene un interesante conjunto de azulejería valenciana de los SS. XVII-XVIII.
FAMOSOS DEVOTOS DE NUESTRA SEÑORA DE MONSERRATE
Ante la imagen de la Señora se han postrado todos los reyes de España desde Carlos IV hasta el actual monarca, obteniendo regalos, presentes y donaciones de ellos y de otros miembros de la Real Familia.
Pero el mas devoto ha sido Don Felipe II (El Prudente), Monarca de las España y las Indias muerto en 1598. “Fuera de otras mercedes que le hizo, le mandó dar en tres veces veinte y cinco mil ducados. Vio la iglesia nueva, y como tenía tanto voto en cosas de arquitectura, le contentó la fábrica, y echó de ver que un templo de tanta grandeza pedía retablo muy suntuoso. Y para que se hiciese lo que tocaba a la escultura y pintura, mandó dar luego catorce mil ducados, y después para el dorado proveyó de otros nueve mil, y entre las mandas que dejó por su testamento, fue una de dos mil ducados para una lámpara de plata que hoy día arde entre las demás delante del altar de esta serenísima Señora, la cual salió grande, bella y vistosa, digna de la devoción de un tan valeroso y prudente Monarca.”
“Llegó a tanta conformidad y gusto con el morir, que dio él mismo la traza de cómo lo habían de amortajar, diciendo así: «Habéisme de atar al cuello una cuerda, de donde cuelgue sobre el pecho una Cruz de palo; con este Crucifijo tengo de morir, que es con el que murió el Emperador mi señor: allí están las velas de Nuestra Señora de Monserrate, aparadme aquí una y tenella á punto; desta manera será la caja, asi me habeis de sepultar»”.
“Tuvo en su muerte, la vela de Nuestra Señora de Monserrate en la mano, tan firme, que aun después de muerto, apenas se la podían quitar”.
NUESTRA SEÑORA DE MONSERRATE EN HORMIGUEROS, PUERTO RICO
Hormigueros se encuentra la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Monserrate. La leyenda dice que la iglesia se construyó para celebrar la intercesión de Nuestra Señora de la Monserrate.
La historia del Milagro de Hormigueros se remonta al 1599, con motivo de la aparición de la Virgen en el pueblo de Hormigueros, Puerto Rico.
Cuenta la leyenda que un labrador de nombre Girardo González vivía en las cercanías de lo que hoy se conoce como Hormigueros. Tenía Girardo una niña de unos cinco años. Un día la niña se perdió en los bosques. La buscaron infructuosamente por varios días al cabo de los cuales apareció en el hueco del tronco de un árbol. Dijo la niña, entonces, que una señora trigueña la había cuidado y alimentado durante todo ese tiempo. Girardo, devoto que era de la Virgen de Monserrate, pensó que había sido la virgen quien cuidó de la niña. Mandó a construir una ermita junto al árbol en la Montaña donde hoy se encuentra la Basílica de la Monserrate.
Nos afirma la tradición histórica que, en otra ocasión, el vidente de la Virgen de Monserrate, Girardo González, hace aproximadamente cuatrocientos años, al verse acorralado en el bosque por un toro montaraz, acudió al auxilio de María con estas palabras:
FAVORÉCEME DIVINA SEÑORA DE LA MONSERRATE
Detente animal feroz
y pon tu rodilla en tierra,
Que primero nació Dios,
Antes que tú animal fueras
Acto seguido tuvo la visión de la Santísima Madre y el animal dobló sus patas delanteras y bajó la cabeza. Su furia se transformó así en esta inofensiva muestra de sumisión. Desde entonces hasta nuestros días, esta oración breve de Giraldo se ha convertido en santo y seña de todos los peregrinos del Santuario de la Monserrate.
Esta leyenda está ilustrada en un cuadro de un pintor desconocido que se encuentra en la Basílica de Nuestra Señora de Monserrate.
Alrededor del 8 de septiembre, día de Nuestra Señora de Monserrate, se celebran las fiestas patronales de Hormigueros, unas de las más concurridas de todo Puerto Rico. Ese día muchas personas acuden al santuario de la Virgen, que data de mediados del siglo XVIII, y a otras antiguas estructuras que hay en el pueblo. En Navidades se ofrecen aguinaldos, vieja tradición puertorriqueña que Hormigueros mantiene.
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Monserrate
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Santuario de Monserrate
HORMIGUEROS SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA MONSERRATE
Vivía en este reino por el año 1330, un canónigo agustino de la comunidad de esta misma advocación mariana. …VER VIDEOS…
Una noche, mientras oraba tuvo una visión: se le apareció una señora de rostro negro y con un niño en los brazos en la misma forma en que siglos antes había sido reverenciada, que le dijo: «Levántate y ve hacia el mediodía, hasta llegar al mar gaditano. Hace siglos que en sus playas se halla escondida una imagen mía tal cual ahora ves y quiero que sea restablecida en su capilla. Cuando llegues allá te será mostrado el sitio por una luz celestial.»
A 67 kilómetros de Cádiz está situada la villa marinera de Chipiona. En tiempos antiguos su puerto era muy visitado por barcos que venían de América cargados de oro y mercancías. Posee un magnífico santuario de estilo gótico donde se venera la Patrona del lugar, Nuestra Señora de Regla, cuya festividad se celebra el día 8 de septiembre.
Es un antiguo edificio reconstruido por los Duques de Montpensier y está situado sobre la ciudadela cedida por Ponce de León, dueño y señor de la población y del término, señor de los castillos de Chipiona y Rota y Duque de Arcos.
Se alza en el centro de la pequeña ensenada que forma el mar en esta parte de la costa, al sur de la punta de Chipiona, sobre uno de los bajos y arenosos promontorios que a lo largo del seno gaditano se descubren, conocido ya en tiempos de los fenicios y romanos, y paralelo con el faro que al NO se levanta airoso e imponente. Fundados en el hecho de descubrirse con frecuencia bajo las arenas de este promontorio restos de construcción fenicia y romana, se supone que en él estuvo asentado un templo dedicado a Venus.
Allí se venera a la Virgen de Regla. Una versión dice que la llamaron de Regla por ser éste el nombre de la imagen venerada en la catedral de León, de donde ellos procedían. Otra versión afirma que la Virgen inspiró a San Agustín su famosa regla, que ha servido para tantas órdenes religiosas y regido por muchos siglos casi todos los cabildos de las catedrales. Una tercera asegura que el significado de Virgen de Regla es, sencillamente, Virgen del lugar denominado Regla; algo así como si hoy dijésemos Virgen de Chipiona. Según esta última versión, no son válidos los argumentos de que Regla alude a la Regla monástica de San Agustín, o a que antiguamente tuviera la Virgen una regla en sus manos, como la representas conocidos cuadros renacentistas.
La imagen de la Virgen de Regla se encuentra en la villa de Chipiona, en la provincia de Cádiz, comunidad autónoma de Andalucía, en España.Se trata de una escultura de unos 62 cm de alto, realizada en madera en estilo gótico, que sigue la iconografía mariana de las Vírgenes Negras.
LA HISTORIA
La imagen tiene un origen muy antiguo, según todos los autores que han escrito acerca de ella. En lo que no coinciden es en la procedencia de la misma. Algunos la remontan a tiempos apostólicos, imaginándola obra de San Lucas y perteneciente a San Pablo, quien la entregó a su discípulo San Timoteo, de cuyas manos, con el transcurso de los años, vino a poder de San Agustín.
Otros creen que éste mandó construir la imagen en su pueblo natal, Tagaste, para colocarla en su oratorio privado de Hipona cuando el anciano obispo Valerio le asoció al gobierno de la iglesia de esta población. A la muerte de Valerio le sucedió Agustín, proclamado por el clero y el pueblo. Habiendo nacido en el año 354, San Agustín murió en la citada Hipona en el año 430.
Otros autores no encuentran fundamento a la teoría del origen agustiniano de esta imagen. Estudios iconográficos modernos señalan que la imagen data del siglo XIII, adelantándola algunos hasta el 1200, mientras para otros se aproxima más bien al 1300. Parece que en este año, o quizá antes, comenzó a venerarse en Chipiona.
En cuanto al origen de los milagros, aparece el primero en el Puerto de Santa María en el año 1338. El segundo se narra dos años después. Las mismas investigaciones iconográficas admiten la posibilidad de que la imagen fuese tallada fuera de la región. Sin embargo, la versión que está más difundida es la de que la imagen fue construida por encargo de San Agustín.
San Agustín, ante el sitio puesto por los vándalos a Hipona, pedía a Dios por su rebaño en aquellas circunstancias dolorosas. Ante la imagen que había mandado construir, oraba pidiendo fuerzas en la lucha que sostuvo contra los donatistas y maniqueos. Al tercer mes del sitio cayó enfermo de muerte, hecho que acaeció en el año 430. Su discípulo el diácono Cipriano, por indicación que le había hecho el santo durante su enfermedad, tomó la imagen y en una pequeña barquilla se hizo a la mar en compañía de otros monjes, huyendo de la vandálica persecución. Esto ocurría en el año 433.
El viento y los mares empujaron la embarcación hacia las costas de Chipiona, quedando embarrancada frente al promontorio donde hoy se halla el santuario y donde entonces habitaban unos pobres ermitaños que observaban las reglas de San Agustín. La imagen fue colocada en la pobre y humilde iglesia de sus ermitas, bajo los títulos de Virgen del Sagrario, Virgen Líbica o Bella Africana. También fue denominada Estrella de los Mares, pues había asistido y guiado en su navegación a los que la traían, salvándoles, primero, de la persecución vandálica y, después, del furor de las olas, ya que vinieron desde Africa sin más piloto y guía que la imagen que iba a bordo.
Doscientos sesenta y ocho años permanecieron los ermitaños dando culto a la Virgen, pero, al iniciarse el siglo VIII, llegaron a ellos rumores de una invasión que se avecinaba. Corría el año 711. Tarit-ben Zeyat penetró, por orden de Muza, en las costas andaluzas con un formidable ejército, sedientos de sangre cristiana.
Los ermitaños se vieron obligados a abandonar las ermitas y ocultaron la imagen en el seno de la tierra para librarla de la profanación sacrílega a que se veía expuesta por la invasión sarracena, que, pasando el Estrecho, se extendía por España sembrando la desolación y la muerte. El prior, llamado Simeón, propuso a los demás religiosos el medio de salvarla. Al pie de una de tantas higueras como por allí había, encontraron una cisterna que acondicionaron en forma de bóveda subterránea.
En su interior erigieron un pequeño altar y, sobre él, encerrada en una caja de incorruptible cedro, fue colocada la imagen juntamente con un cáliz, patena, vinajeras y ornamentos necesarios para la misa. Al lado de la caja suspendieron una pobre lámpara encendida, que era la misma que en la iglesia ardía ante la Virgen. Cubrieron luego la entrada del subterráneo con una gran roca, dejando así el recinto oculto a los infieles. Todo ello queda a unos treinta pasos del santuario de hoy. Posteriormente, es de suponer que los ermitaños se dispersarían, las ermitas quedarían destruidas por la piqueta del invasor, o por ambas cosas, perdiéndose poco a poco el recuerdo de la imagen y su paradero.
LA RE APARICIÓN DE LA IMAGEN
Por la Reconquista, España fue recobrando los antiguos reinos y ciudades. Uno de los primeros fue el de León. Hacia el siglo XIII, Fernando III recuperó casi toda Andalucía, apoderándose de Sevilla y de las poblaciones situadas sobre la margen del Guadalquivir entre ellas, Chipiona. León, al recobrar su libertad cristiana, consagró su catedral a Santa María de Regla.
Vivía en este reino por el año 1330, un canónigo agustino de la comunidad de esta misma advocación mariana. Una noche, mientras oraba tuvo una visión: se le apareció una señora de rostro negro y con un niño en los brazos en la misma forma en que siglos antes había sido reverenciada, que le dijo: «Levántate y ve hacia el mediodía, hasta llegar al mar gaditano. Hace siglos que en sus playas se halla escondida una imagen mía tal cual ahora ves y quiero que sea restablecida en su capilla. Cuando llegues allá te será mostrado el sitio por una luz celestial.»
El canónigo, con el permiso de sus superiores, se puso en camino y, después de largo y penoso viaje, llegó a orillas del Guadalete, próximo al Puerto de Santa María, y de allí, torciendo a la derecha, caminó playa adelante, hasta que, cansado y fatigado, y sintiendo el presentimiento de que se aproximaba al deseado lugar, llegó a un paraje en que abundaban los álamos, olmos, sauces, higueras y otros frondosos árboles.
Parecióle el sitio apropiado para descansar, dejando para el día siguiente la continuación del viaje. Recostóse al pie de una corpulenta higuera y, cuando estaba profundamente dormido, oyó una voz que decía: «Este es el sitio donde me hallo.» Despertó agitado y dirigió a uno y otro lado la vista, temeroso de ser víctima de una ilusión. Pero, salvo el rumor del oleaje, no oyó nada ni vio a nadie. Por segunda vez oyó las mismas palabras. No quedándole duda de que aquél era el término de su viaje, se postró en tierra, pidiendo a la Virgen le mostrase con más claridad el sitio donde se hallaba. Absorto estaba en su oración cuando vio descender de lo alto un globo de fuego que, fijándose en la higuera bajo la que había dormido, la iluminaba sin quemarla.
Convencido el canónigo de que bajo la higuera estaba la imagen, llamó a unos labradores y pescadores que por aquellos contornos residían en pobres chozas y, refiriéndoles la celestial visión, les pidió cavaran la tierra para buscarla. Bastante incrédulos a la revelación de aquel extraño, se convencieron al fin, movidos por la fuerza de la misteriosa luz que veían sobre la higuera. Trajeron varios instrumentos y con ellos rompieron parte de la higuera, y cavando la tierra descubrieron la gruesa piedra de blanco mármol con varias inscripciones, puestas por los ermitaños hacía más de seis siglos. Quitada la piedra, quedó descubierta la estancia y hallaron la lámpara encendida, el pequeño altar y, sobre el mismo, una caja de madera. El canónigo, puesto de rodillas ante la incorruptible caja, vio que repentinamente se abrió por sí sola, hallando dentro de ella los sagrados ornamentos, el cáliz y la patena, unas vinajeras de plomo, la cruz y, por último, la imagen de la Virgen con el niño en brazos, comprobando que era idéntica a la que se le había manifestado en León. Comprendió el canónigo que era voluntad de la Virgen que en el lugar de su aparición se le edificara un templo, para ser venerada por los fieles y derramar sobre ellos sus gracias y favores.
Del hallazgo dio cuenta en seguida al señor del lugar, don Pedro Ponce de León, cuarto de este nombre y segundo señor de Marchena, quien se apresuró a ir al mismo sitio de la aparición para ver con sus propios ojos tan raro suceso. Postrado don Pedro a los pies de la imagen, comprendió en su oración que la Virgen debía ser colocada en aquel lugar.
A unos 30 pasos al sur del lugar de la aparición existía un castillo que le pertenecía y que habían levantado los musulmanes durante su dominación, sobre las ruinas de las antiguas ermitas. Juzgó don Pedro que este castillo no debía ser suyo por más tiempo y, en su consecuencia, hizo en el acto verbal donación al canónigo, quedando así convertido en monasterio de canónigos reglares y templo de la Virgen lo que hasta entonces había sido fortaleza.
De este castillo quedaron basta 1895 las ruinas de un bastión que avanzaba hacia el mar y una parte de la muralla que iba a unirse con la de la huerta. El 10 de marzo de aquel año quedó derribada por un fuerte temporal la muralla de contención del edificio. Al ser levantada de nuevo modificóse bastante la forma antigua del promontorio de Regla.
El año de la aparición, que fue el de 1330, quedó el canónigo encargado de la custodia y culto a la Virgen, uniéndosele otros canónigos reglares de León y viviendo juntos en el Monasterio.
EL SANTUARIO
La leyenda y los documentos dan pié para señalar origen de la devoción a la Virgen de Regla al año 1330. La tradición refiere un asalto de naves musulmanas al Santuario en 1340, quizás próximo a la campaña del Salado. El primer documento escrito es de 1365. Y de 22 de abril de 1399 data lo que podemos llamar acta fundacional del monasterio. Por espacio de sesenta y nueve años permanecieron los canónigos en el Monasterio, hasta que en 1399. El entonces Duque de Arcos don Pedro Ponce de León, para que la imagen no quedase sin culto entregó al Monasterio el 22 de abril de dicho año a la Orden de San Agustín.
El impulso definitivo del santuario arranca con la llegada de los franciscanos en 1882, y dada las necesidades cada vez más imperiosas para dar culto a la Patrona de Chipiona, provocan que la reducida ermita sea insuficiente para atender la masiva afluencia de peregrinos. Será a fines del siglo XIX, concretamente en 1889, cuando aquélla comience a transformarse en una amplia iglesia. El proyecto inicial de esa reconstrucción tarda en hacerse realidad ante el elevado coste de las obras. Así, hasta el 1904 no se derriba el viejo santuario y se coloca la primera piedra del nuevo, que estará finalizado, salvo el campanario, en 1906. El estilo elegido es el neogótico.
Del 1942 data la construcción del Seminario y del 1947 la renovación del Humilladero, que nos recuerda la legendaria aparición de la Virgen de Regla.
Aspecto exterior de la iglesia
Ya hemos comentado que sustituye a la medieval y que sus obras se realizaron entre 1904 y 1906. Las trazas se deben a Fr. José Rodríguez y al arquitecto Antonio Arévalo.
El estilo elegido para la reconstrucción fue el neogótico. Se trataba de un anacronismo por las fechas de construcción, pues este estilo hizo furor en Europa entre 1830 y 1875 y fue sustituido en muchas regiones por el Modernismo. Para la Orden franciscana debió parecerle más en concordancia con el espíritu religioso.
Esto suponía la renovación de los principios del gótico y lo que ello conllevaba: cierto carácter romántico y, sobre todo, una vuelta a la fe y espiritualidad medieval perfectamente representadas en ese estilo con su predominio de la verticalidad. Suponía también una corriente histórica surgida como alternativa al neoclasicismo, especialmente en edificios religiosos.
Como características de este neogótico aplicables al santuario de Regla destacamos éstas: intentos de fusionar la belleza formal con la lógica constructiva, un aire noble y transparente aún a costa de perder fuerza creadora, la imitación de elementos arquitectónicos y decorativos, a veces sin necesidad estructural, entusiasmo por el arco apuntado, tracerías, nervaduras, rosetones, agujas, .. etc., de raigambre góticas.
De sus fachadas sobresale la oriental, correspondiente a los pies del templo. En ella destaca, imponente su portada compuesta por tres calles verticales.
Además de estas dos calles, la componen también dos cuerpos horizontales. Todos los elementos compositivos y ornamentales recuerdan, como decimos al gótico: arcos ojivales en puertas y ventanas, gablete central en aquélla, rosetón, contrafuertes con pináculos y agujas, etc. Destaca airosa la torre campanario con campanas entre vanos apuntados y remate piramidal calado.
En las fachadas laterales sobresalen los contrafuertes y sus pináculos entre las nueve ventanas geminadas abiertas sobre las naves laterales. El ábside repite el mismo esquema arquitectónico de macizos y vanos y la austeridad ornamental del resto.
Del exterior, además de la iglesia, conviene citar en la sencilla fachada oriental del monasterio propiamente dicho la portada compuesta por dos pilastras y una cornisa enmarcando el vano de medio punto que sirve de ingreso. Sobre ésta, la inscripción de «Año 1889» y el escudo franciscano.
Su interior
Su interior En su alzado destacan los pilares fasciculados que soportan los nervios de las bóvedas de crucería en las tres naves. El presbiterio se cubre con bóveda sexpartita mediante 4 arquillos apuntados que comunican ésta con las tribunas colocadas sobre las naves laterales aprovechando las diferentes alturas entre ambas. Todo el espacio interior de la iglesia se encuentra compartimentado en tramos, ocupando los dos traseros la entrada por los pies y el coro alto.
Todos los retablos, altares e imágenes veneradas son actuales, de escaso merito artistico y gran devoción popular. Debemos hacer, no obstante, un par de excepciones: la talla del Sto. Cristo de la Humildad y Paciencia, y por supuesto, Santa María de Regla, que preside el altar mayor del santuario.
Las vidrieras repartidas por toda la iglesia son de los años 1950 y representan imágenes marianas bajo distintas advocaciones. Destacan también dos barcos lampareros de plata ante el altar mayor y un organo de 21 registro en el coro alto.
El camarín decorado de pinturas neobarrocas al fresco, el adamascado de los muros, algunos jarrones japoneses y los cuadros alusivos a la legendaria aparición de la Virgen de Regla, debidas a Juan Laffita, pintado en 1933.
LA VELADA DE NUESTRA SEÑORA DE REGLA
Con motivo de la Festividad de la Virgen de Regla, el día 8 de Septiembre se celebra cada año, en el entorno del propio Santuario que lleva su nombre, una Velada que tradicionalmente significaba el fin de la temporada veraniega. Esta fiesta, que cuenta con gran arraigo entre los veraneantes, se convierte en un lugar apropiado para disfrutar de una copa de vino de la tierra y del mejor ambiente por sevillanas.
Algunos historiadores se remontan al 8 de Septiembre de 1608 como fecha de la primera salida de la procesión de la Virgen de Regla, aunque se tienen noticias de que en 1588 tuvo lugar una peregrinación organizada por Doña Ana Gómez de Silva y Mendoza, Duquesa de Medina Sidonia, para pedir por el éxito de su marido, que se encontraba luchando al frente de la Armada Invencible contra los ingleses.
Otra fecha importante es la del 2 de Agosto de 1948, cuando con motivo de la inauguración del Humilladero se lanza la idea de la Coronación de la Virgen.
Las Fiestas de Nuestra Señora de Regla tienen lugar en el Parque Público Blas Infante. El Miércoles 6 se abre con un Pasacalles de Gigantes y Cabezudos, al que seguirán actuaciones de cuadros de baile, canción española y rumbas. El Jueves habrá sitio para el humor y para más sevillanas y rumbas. El Viernes 8, a media tarde, es el momento en que se produce la Procesión de la Virgen de Regla. En la medianoche se lanzará un Castillo de Fuegos Artificiales desde la Playa de Regla. El Sábado y el Domingo también hay sitio para la canción española.
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virgen de regla
Virgen de Regla 2008, Chipiona – Salida desde el Templo ( parte 1 )
El origen de la devoción a Nuestra Señora de la Encina tiene semejanza con otras muchas advocaciones: una imagen que se guardó para evitar una profanación y después de bastante tiempo fue hallada. …VER VIDEOS…
La devoción de los pueblos del Bierzo a su Virgen de la Encina y la protección de Ella sobre estas gentes tuvieron su reconocimiento oficial por parte de la Iglesia en una Bula Pontificia de 1908 por la que se reconoce el Patronato de la Virgen sobre toda la comarca…
Encontramos un documento de 1707 en el que D. Jerónimo Ares de Bahamonde, sobrino de María Maldonado, persona ésta última curada milagrosamente por intercesión de la Virgen, nos dice:
«La imagen de Nuestra Señora de la Encina la trajo Santo Toribio, Obispo de Astorga, de Jerusalén, aproximadamente por el año 450, la dejó en Astorga donde estuvo más de 400 años, hasta que en tiempo de San Genadio, también Obispo de Astorga, en una entrada que hicieron los moros, la sacó de allí con una arqueta de reliquias, y la trajo a Ponferrada.
El territorio, que hoy ocupa la ciudad, era de encinas altas. Y ocultándola en una encina, perseveró en esta custodia casi trescientos años, hasta 1180.
En este tiempo los Templarios, señores de esta villa, fabricaron la fortaleza. El Rey de León les pone a lo largo del Camino de Santiago, para que protejan a los peregrinos.
En el encinar cercano el Puente de los Hierros, lugar peligroso para todas las caravanas, les permite construir su casa fuerte. Es el año 1178 y viene al frente de ellos el Maestre Fray Guido de la Guarda, en este año se establecieron en Ponferrada.
Entre el encinar y el río, al lado del camino, comenzaron la tarea: grandes muros con piedras de tamaños increíbles, diversas estancias, extrañas ventanas, la torre erguida y soberbia del homenaje.
Los bosques de las encinas les proporcionaban cuanta madera podrían invertir en su edificación.
Un 8 de Septiembre de un año cercano al 1200, los caballeros están derribando una gran encina, fue grande su sorpresa, cuando ven que sólo ha caído la mitad del árbol, la otra ha quedado en pie y en ella hay una imagen bizantina de la Virgen María con el Niño Jesús en los brazos. Tiene bajo sus plantas una arqueta y le sirven de marco y dosel las orillas del tronco resquebrajado. Se llamó desde un principio: Virgen de la Encina«.
EL TEMPLO
Poco después del hallazgo se levantó un templo en aquel lugar, con el paso del tiempo resultó insuficiente por la gran influencia de personas que llegaban al santuario y quedaban asombradas por no poder hallar cobijo en él.
Se vio la necesidad de derribarlo, no se sabe cómo era, alrededor de 1344 se consagró el segundo templo, que duró unos doscientos años, hasta que en 1572 fue destruido para dar paso al tercero, que es el actualmente existe.
No se sabe exactamente el lugar de la anterior iglesia, se han dado diferentes opiniones. Lo cierto es que la actual no se encuentra en el mismo sitio que la precedente, al menos el presbiterio y el crucero, pues, en algún tiempo coexistieron las dos, como se deduce de la autorización del 12 de marzo de 1571, que concedió el Obispo de Astorga, D. Diego Sarmiento de Sotomayor, al Abad de Carracedo para que, si lo creía oportuno procediese a la bendición de la iglesia nueva de Nuestra Señora de la Plaza (la Virgen de la Encina).
Procedió a la bendición el 24 de marzo del mismo año. También le da permiso para «derrocar» la iglesia vieja, para que con sus materiales «con más comodidad y presteza se acabe la dicha iglesia nueva».
La actual se comenzó con bellas formas y ambiciosas proporciones, más tarde, por razones ignoradas, las proporciones del templo tuvieron que ser reducidas y sus formas simplificadas.
No sucedió así con la torre comenzada su edificación en 1614, iniciada con unos planes sencillos fue ganando altura, resultando elevada y bellísima hasta el punto que ha merecido el nombre de «Giralda del Bierzo».
La planta de la iglesia es de cruz latina, el presbiterio y el crucero se cubren con bóvedas e crucería. En 1707 se construye el camarín de la Virgen detrás del presbiterio.
S.S. Pío Xll en 1958 declaró Basílica a la iglesia de Nuestra Señora de la Encina.
LA IMAGEN
En el interior del templo destaca el retablo mayor, construido hacia 1630. En 1640 lo doró y pintó el berciano Francisco Velázquez Vaca, en él se venera la imagen de la Virgen de la Encina, Patrona del Bierzo.
La imagen actual no es la que la tradición nos dice que trajo Santo Toribio de Jerusalén, pues, data del primer tercio del s. XVl. Es de talla, mide 88 centímetros, representa a la Virgen poco después del parto, con facciones casi de niña, su mirada es suave, tierna y pura; el Niño está en su regazo, como en los primeros meses rollizo, con la mirada suave, sin que mire a la Madre ni ésta al Niño.
La devoción de los pueblos del Bierzo a su Virgen de la Encina y la protección de Ella sobre estas gentes tuvieron su reconocimiento oficial por parte de la Iglesia en una Bula Pontificia expedida en Roma en el año 1908 por la que se reconoce el Patronato de la Virgen sobre toda la comarca y se autoriza para que se pueda coronar canónicamente. Acto que tuvo lugar el 8 de Septiembre de aquel mismo año en una Misa al aire libre en el «Campo de la Cruz», ya que el templo parroquial era pequeño para albergar a tanta gente, que asistió a la ceremonia.
La fiesta de la Virgen de la Encina dura todo Septiembre, con énfasis en el día 8.
En la Rioja, ya desde el siglo IX, la Virgen se hizo roble, panal y fuente. …VER VIDEOS…
Nuño Oñez, ladrón que supo dar marcha atrás en sus pasos y en su vida delincuente, se acercó hasta el monte de Valvanera donde en un frondoso y hueco roble descubrió la imagen mariana envuelta en un gran enjambre de abejas y refrescada a sus pies por un cristalino manantial.
Esta imagen, Patrona de la Rioja, es una de las más antiguas de España con ciertos rasgos del bizantino/visigótico.
Hoy, esta devoción, cuenta con el respaldo de la belleza del canto solemne de la Abadía de Benedictinos que secundan y acogen las numerosas peregrinaciones que hasta este monte, de casi 1000 metros de altura, ascienden. Allá, por el mes de septiembre, en la ciudad de Logroño ofrecen a la Virgen de Valvanera el primer mosto prensado de la vendimia. Su festividad es el 8 de septiembre
Extracto de la publicación: «Compuesta, y Ordenada de las memorias, que se conservan en el Archivo de dicho Santuario. La dá a luz el dicho Monasterio. CON LICENCIA: En Logroño: Por Josef Delgado, Impresor de la Ciudad, y del Santo Tribunal de la Inquisicion. Año de 1798.»
LOS MONTES DISTERCIOS
Tiene su asiento este Valle en el centro de los montes Distercios, en lo mas escabroso, y escarpado de sus senos. El sitio de Valvanera es tan aspero, tan quebrado, y de tan pocas conveniencias, que aun haciendo tantos siglos, que se habita, y le frecuentan los Fieles en numerosos concursos, siempre se mira intratable, y escabroso.
De la de Valvanera que fué aparecida en el Roble, y en el sitio donde hoy tiene su culto; mas donde se fabricó nadie hasta ahora lo ha sabido, si bien nuestra Historia antigua dá á entender vino del Cielo; pues dice fueron los Angeles los que la colocaron en el Roble.
Yepes dice, que no solo en tiempo de los Godos, sino en el de los Romanos, hubo en los Montes Distercios una Imagen de Maria, venerada. Y aun cuando Leovigildo vino á Cantabria, y ganó la Ciudad, que habia de este nombre, visitó su Santuario : como tambien mucho antes le visitó S. Atanasio. Por los años de 535 consta, que habia yá Convento de Valvanera, habitado por personas Religiosas.
El celebre, y Santisimo Monasterio de Valvanera, tiene origen, y principio de un famoso Ladron llamado Munio, á quien la Virgen Santisima se le apareció, y le dixo buscase una Imagen suya, que estaba oculta en un Roble, y colocada en su hueco por manos Angelicales».
EL LADRÓN NUÑO
Este fué Nuño, natural de la villa de Montenegro en la Sierra, que dista cuatro leguas de nuestro Monasterio. Era escandalo, y terror detoda la republica, y aborrecido de ella, la dexó para serlo de toda la omarca. Diose á ladron Vandolero, y salteador de Caminos :nadie vivia seguro de su insolencia: y audacia.
Estando un dia engolfado en estas, y otras maldades, advirtió que un Labrador iba por un camino con dos Bueyes á sembrar una eredad. Notó sus pasos zeloso, y secretamente fué siguiendo sus pisadas con intencion de quitarle los dos bueyes, el trigo que llevaba, y la vida, si hallaba resistencia.
Llegó este a su eredad, y antes de comenzar los surcos, y entregar á la tierra el grano que llevaba, sepuso de rodillas con devocion y ternura, y mirando al Cielo, hizo la señal de la Cruz, expresando sus deseos á la piedad Divina de esta forma:
«En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espiritu Santo, Omnipotente Dios Criador del Cielo y Tierra, que todo lo producisteis de la nada: ser servido que los granos de trigo que en esta eredad reparta, de tal manera produzcan, fructifiquen, y se aumenten, que con su cosecha pueda lograr yo sustentar mi familia, los Ministros de la Iglesia, y los Pobres, y con la bendicion de vuestra misericordia no falte á nadie el sustento; para que de esta suerte vuestro nombre sea alabado, y bendito de todos, ahora, y siempre. Amen Jesus.»
Esta devota Oracion del Labrador inocente embuelta en poderosos y divinos impulsos de la gracia, fué para nuestro Nuño acerado eslabon, que hiriendo en el pedernal de su alma endurecida, levantó tantos fuegos del Divino amor, que no caviendo yá en su pecho enternecido, llegandose á los pies humilde, y afectuoso. Manifestóle su intento contra su via, y hacienda, y le pidió perdon con las mas cariñosas expresiones, que le dictó su pena, dolor, y arrepentimiento. Escuchóle compasivo el Labrador, y le perdonó la ofensa, exortandole al dolor de sus pecados, verdadera penitencia, y enmienda de su vida.
LA CONVERSIÓN DE NUÑO
Andando Nuño en estos suspiros penitentes, dicurria entre los Montes, y asperezas del sitio el mas acomodado para ocultar al mundo, y exercitarse en llorar sus culpas. Yà sea por acaso, ó providencia Divina, encontró con el mejor que le pareció à proposito para sus santos designios, y fué una Cueva, que aun oy se conserva con el nombre de Trombalos, media legua distante de la villa de Anguiano en la Rivera del Rio Naxerilla.
Entró en su concavidad, y registró sus senos muy horribles, admirolos y animoso, determinó pasar en ellos lo restante de su vida. Aqui vivió algunos dias solitario, sin tener mas sustento, que las yerbas del campo, y el pan del dolor, y lagrimas de su vida pasada; y acordandose tenia un niño de seis à siete años, que dexaba en su lugar de Montenegro, expuesto á dar en los vicios, que él habia tenido, determinó salir de la Cueva, é ir à buscarle con la cautela, y silencio que le dictó su prudencia. Traxoselo consigo, y enseñandole el camino de la vida christiana con palabras, y exemplos de sus crueles penitencias lo intruyó en todo á su gusto en el camino del Cielo.
LA DESGRACIA DEL HIJO DE NUÑO
Serviale el Niño de compañia, y alivio; pues salia á los Lugares comarcanos á pedir sustento para si, y para su Padre, lo que hacia con presteza, y mucha gracia, trayendo sus limosnas; mas la Magestad Divina, queriendo recrearse en Nuño como en Abrahan, dispuso un dia, que el Niño al subir por la escala, que era aspera, y penosa, se deslizó en sus pasos, y dió con su Cuerpecito á rodar la peña abaxo y no paró hasta el Rio, al que llegó hecho pedazos de los golpes.
Notó Nuño la falta de su hijo, procurando buscarle, salió de su retiro. Baxó al Rio, y en su orilla, vió señales de su muerte. Asustóse, y buscando su cadaver, le halló al pie de la peña. Pusose de rodillas compasivo, y hechos sus ojos dos fuentes de lagrimas: dixo mirando al Cielo: «Ay Dios, y Jesus mio ! Bien veo, que soy la causa, de que me envieis este, y otros muchos castigos, y es justo, que yo pague la pena de lo mucho que os tengo ofendido; y pues disponeis piadoso la muerte de esta inocente Criatura, para que yo en ella tenga el dolor, que como Padre es natural; disponed, que sea victima sacrificada en las aras de vuestra misericordia para satisfaccion de mis pecados, y perdonad Clementisimo si excedo en el sentimiento.»
Con esto reprimió las lagrimas, y dispuso el cadaver, dandole sepultura conforme á su devocion, y christiandad, y recogiendo su espiritu á la Oracion, y exercicios penitentes, dió á Dios las gracias rendido a su alta Providencia, siempre ordenada al bien de nuestras almas. Pero Dios compasivo de su rigor, y aspereza, dispuso consolarle, haciendo que un Sacerdote, Domingo, natural y vecino de la Villa de Brieba, le buscase, no solo para verle, sino para vivir en su santa compañia.
LA IMAGEN DE LA VIRGEN MARÍA
Dispusieron sus santos execicios, de modo, que uno á otro se ayudasen y dispuso la Providencia Divina dàr á Nuño la comision, y el encargo de descubrir el tesoro de la Imagen de MARIA, que ocultaban los Montes, y Valle de Valvanera, y fué en la forma siguiente.
Y acaeciendo, que un dia estuviese solo Nuño en Oracion en su Cueva, la ilustró una luz del Cielo, en la que se le anunció la invencion de nuestra Reyna. Hablóle interiormente un Angel, y le dixo: «Dexa estos riscos, sal de esta estrechura, y sube por lo aspero, y oculto de estos Montes Rio arriba, hasta llegar al Valle, que llaman de la Venas. En él cerca de un Peñasco, al Mediodia, hallarás un Roble, que en la corpulencia de su tronco, y ramas excede a todos. De su raiz, verás que nace una Fuente cristalina, y el hueco de su tronco hace enjambre un exercito de Avejas, que con su labor ostentan mil panales de dulzura. Sobre él admirarás un hermoso simulacro de la Reyna de los Cielos, tan parecido á su Original, tan prodigioso, y bello, que juzgues ser el mismo: tan portentoso, y tan afable, hermoso, y resplandeciente, que con solo él se ilustran estas Sierra, y exceden en riquezas á todo el mundo. La Divina Providencia, quiere que se descubra este Tesoro escondido, para refugio, y socorro de esta tierra. No te detengas, parte á gozar de esta dicha, y dar un feliz dia á tus Paysanos. Despues se te dirá lo que resta hasta que veas logrados todos los fines que Dios tiene en hacer tan singular favor á esta Comarca».
Escuchó Nuño atento estas voces en el oido interior de su alma, y obedeciente á su impulso, sin poner algun reparo se fue del sitio donde oraba, se puso de rodillas y encomendó al Señor dirigiese sus pasos. Llegó al fin, á donde llaman el Prado del Arvejal, de donde aun con dificultad, se divisba el Peñasco, y el Roble, que le dieron por señales del hallazgo. El Peñasco erizado, horrendo, y ostentoso, y alegre en el verdor de sus hojas.
No pudo contener el impetuoso mar de su ternura, y devocion de su espiritu al vér aquella planta tan hermosa, tan ufana, y tan alegre; y puesto de rodillas con lagrimas en sus ojos exclamó: «O Arbol de la vida, que este debe ser tu nombre, pues tienes en tus entrañas la Madre de la Gracia! O Planta felicisima, que tal fruto produces! O Gloria mia, y centro de mis dichas! Facilitad Dios mio, los medios, para que yo goce de tan dulce sombra.»
Previnose Devoto, y poniendose en pie, empezó á trepar las Cuesta, que hay desde el Arvejal hasta donde estaba el Roble.
Ocurrió Dios, disponiendo por su alta Providencia, que el Sacerdote Domingo dió con la huella, y señales, que dexó Nuño, al subir valle arriba. Siguió sus pasos, y llegó hasta el sitio en que pudo vér tambien el Roble hermoso y su amigo Nuño le dió entera noticia del favor que le habia hecho el Cielo en la revelacion del hallazgo de la Imagen de Maria. Subiendo sobre el tronco del Arbol advirtieron que impedia el sacar la Imagen el Enjambre de Avejas, y la obra de sus panales; los quitaron, y registrando el hueco, salió un resplandor de luz, que los bañó en dulzuras, y deseos encendidos de llegar á sacar la Santa Imagen.
Detuvieronse un poco en oracion, suplicando humildes á la Reyna del Cielo, se dignase permitirles sacar su sagrado Vulto de aquel hueco. Emprendieron su obra, y Nuño suplicó á Domingo, que él por ser Sacerdote, llegase á tocar la Imagen, y sacarla de aquel encerramiento. Executólo Domingo, y sin afan, ni trabajo, asiendo el sagrado Vulto, le sacó sin molestia, para que conociese no era peso material, sino peso de Gloria el de la Santa Imagen.
Baxaronla del Roble y pasaron aquella noche en oracion, y asistencia de la Imagen, y en ella reveló un Angel á Nuño, que al otro dia volviese a registrar el Roble, pues aun guardaba en sus senos otras preciosidades. Executólo asi, y hallo en él una Urna, que ocultaba muy preciososas Reliquias. No se atrevió él á abrirla sino que reverente se la llevó á Domingo para que la registrase, y el halló un pedazo de la Cruz, en que Christo redimió la linage humano. Un trozo de la Mesa en que Christo instituyó el augusto Sacramento del Altar, y cenó con sus Discipulos. Cabellos de la Cabeza de Maria Santisima: y leche virginal de sus sagrados pechos, Reliquias todas, que hoy se conservan en este Santuario.
Oficiosos y Devotos fabricaron trono, y Altar á la Imagen, es tan estrecho, que pudieron extender poco su alvergue: pero en lo dilatado de los senos de su amor le dispusieron magnifico.
LA HERMANA DE NUÑO
La primera que vino fué Coloma hermana de nuestro Nuño, que sabiendo la maerced, que Dios le habia hecho, llegó exalada por vér la Imagen, y su hermano. Pero tuvo el acaso de que llegando á vista del Santuario, ocupada de las sombras de la noche, sintió un grave dolor de ojos, y conoció ciertamente haber quedado ciega dando lastimosos gemidos.
Pero Dios providenció que al tiempo, que ella se lamentaba, estuvise Domingo fuera del Oratorio de la Virgen, oyese sus lamentos llegó hasta la orilla del arroyo. Revistióse del valor de fé, y confianza en Dios; y le conjuró diciendo: «De parte de Dios te mando, que me digas quien eres; y en el nombre de Jesus, digas: qué buscas en esta soledad?»
Entraron en el Oratorio, y puestos todos tres en presencia de la Imagen, le rogaron consolase á aquella pobre enferma : Coloma mas fervorosa como mas necesitada, empezó en esta forma á implorar el amparo de Maria: «Benignisima Señora, y piadosisima Madre, consuelo, y amparo sois de todos los Pecadores: medicina , y alivio de todos los afligidos. Aqui teneis, Señora, esta ciega afligida. Compadeceos de mi, y dad vista a mis ojos; y ellos sean los primeros en que empeceis á mostrar vuestras misericordias. Merezca yo, Señora, mirar vuestra hermosura, para que con su vista os alabe Bendita, os reconozca Benigna por mi siempre Bienhechora, mi amparo, mi consuelo y medicina.»
Aun no huvo bien acabado con esta Oracion Coloma, quando Nuño, y Domingo advirtieron se desprendia del rostro de la Imagen un resplandor lucidisimo, que llegó hasta los ojos de la ciega; y al instante se sintió restituida á su vista perdida con la perfeccion que antes. Empezó alborozada á dar voces de placer, y de alabanza por la merced recibida.
Poco tiempo gozó Coloma de la salud dé la vista; porque le sobrevino muy en breve aquella misma noche un ardiente calentura, con que ella fatigada, y Nuño cuydadoso quedaron desconsolados. Con este susto Nuño se volvió al Oratorio, y postrado a los pies de la Reyna del Cielo, invocó su proteccion y alivio en la enfermedad de Coloma, y recogido en espiritu, le habló Dios, manifestandole era su disposicion que su Hermana, no saliese de aquel sitio y que dentro de tres dias moriria.
Este fué el fin de Coloma, con que quiso Dios premiar sus trabajos de esta vida; y la Reyna del Cielo pagarle su devocion en venir á visitar la en su Soberana Imagen. Exercitando á Nuño en paciencia y sufrimiento, para que asi mas, y mas se encendiese su Espiritu en el amor Divino. Y fué asi; porque al vér, que la Cueva de Trombalos le quitó Dios el hijo, y en Valvanera la hermana, espanta las penitencias, y continua oracion, á que se dió abrasado en amor de las cosas celestiales, como se dirá despues, qando se retiró á la Cueva de los Alambres. Sepultaron el cuerpo de Coloma á los pies del Altar, en que la Reyna del Cielo presidia, y alli yace esperando la Resurreccion futura, como tambien su Hermano.
SE DIFUNDE EL MILAGRO
El notable suceso de Coloma, inmediato á la Invencion de la Soberana Imagen, llenó toda la Comarca de grande admiracion y devocion; tanto que de todas partes comenzaron á venir Gentes devotas á visitar la Imagen; pero con el suceso temeroso no se atrevian á entrar las mugeres en el santo Oratorio, sino que se quedaban á distancia de él de donde podian verle, y de allí hacian su oracion, y sus súplicas á la Soberana Imagen: por lo que aun hoy se conservan señalados los sitios con sus Cruces, desde donde se registra el Monasterio.
Admitieron algunos, que juzgaron á proposito, y con vocacion perfecta : y en breve tiempo llegó á estar poblado el Valle de mas de cien Hermitaños, que en vida solitaria, metidos en sus Cuevas, y Tugurios eran admiracion á toda la Comarca, y agradable á Dios su vida penitente. Viviendo á la inclemencia de los tiempos, y si otro sustento, que un pedazo de pan, y las yerbas del campo, concurriendo al Oratorio, solo los dias festivos á oir Misa, y aprender de los exortos, y platicas Espirituales que Nuño, y Domingo les hacian.
Con el retiro de estos á hacer vida solitaria muchos trageron Devotos los haberes, que tenian: y como allá en tiempo de los Apostoles los ofrecian gustosos. Con ellos y su trabajo empezaron a adornar el Oratorio, aliñar la Santa Imagen, y fabricar y ampliar el hueco de la Peña, de suerte que formaron una mediana Hermita, en la que Nuño y Domingo asistian de continuo, y los demás en la quiebras de los riscos y las peñas, que habia en el Desierto.
En este tiempo dispuso la Divina Providencia, viniese San Atanasio á nuestra España, como yá queda dicho, de resulta del Concilio Sardicense. Noticioso Atanasio de una y otra maravilla, é informado de la vida solitaria, que en Valvanera se hacia, acordandose del tiempo en que él practicò esta vida, Discipulo de S. Antonio en los Desiertos de Egipto; se resolvió a subir á Valvanera á visitar la Imagen de Maria, y los Monges solitarios, para sosegar su fatigado espiritu, y practicar con ellos las virtudes que habia aprendido en la Tebayda.
No por eso se excusó San Atanasio de exercer su magisterio, como ni el de cuidar del temporal edificio del Templo y abitacion para ellos: Ideó, que la Iglesia se fabricase en el sitio, en que se halló la Imagen, y dispuso, que el Oratorio en que antes estaba colocada debaxo de la Peña, se destinase á Hermita, para un santo Crucifixo, que él dispuso fabricar de las ramas del Roble, que es el que hoy persevera.
Hizo fabricar la Capilla para la Santa Imagen, encañando la fuente por medio de la Iglesia y saliese á desahogar sus cristales por debaxo la puerta al Mediodia. Dispuso tambien la fabrica de una decente vivienda, aunque pobre, y reducida, en la que para si, y los Peregrinos se hizo la Cocina, que hasta hoy se conserva con el nombre de San Atanasio, y en ella se vé el Milagro de no aumentarse la Ceniza, por meritos del Santo, como se dirá despues.
EL MONASTERIO
El monasterio ha permanecido habitado de forma constante hasta nuestros días, excepto por la Exclaustración de Mendizábal (1853-1883). Toribio Minguella tiene un lugar destacado en la restauración. Inicia, con los frailes del Monasterio de San Millán de Yuso, una campaña de predicaciones por toda La Rioja promoviendo la vuelta de la imagen y avivando la devoción a la advocación de la Virgen de Valvanera. Tiburcio Lanas animado por sus palabras inicia la reconstrucción de las ruinas del edificio, tarea en la que es ayudado más tarde por otros voluntarios. Al final de sus días escribió el libro «Historia de Valvanera».
Los edificios más antiguos conservados hoy en día, son la torre románica y la iglesia.
La primera iglesia visigótica se construiría en el siglo X con la llegada de los primeros ermitaños, esta sería sucedida por otra pre-románica consagrada en el 1073 por el Obispo Fortunio, siendo rey Sancho Garcés IV de Navarra. Tras esta se construyó una iglesia románica consagrada por Rodrigo, Obispo de Calahorra el 16 de septiembre de 1183.
La actual es del gótico tardío y en ella se venera a la Virgen de Valvanera, patrona de la Rioja.
Los reyes católicos llevaban intentando conquistar la ciudad desde hacia tres meses y no lo conseguían. Don Fernando tuvo sueño en que un anciano intercedía ante la Virgen de su oratorio para que diese la victoria a las tropas cristianas. Ese mismo día llegaron a las estancias reales unos religiosos que traían un mensaje esperanzador: «Que no tratasen de levantar el cerco de Málaga porque dentro de tres días de su llegada había de ser Dios servido de les entregase la ciudad en sus manos, dándoles victoria ala iguala de sus deseos». Así sucedió en el s. XV.
Durante el asedio de Málaga, en el campamento cristiano, don Fernando el Católico veneraba la imagen que sería más tarde Patrona de la Ciudad. Se trataba de una bella talla que había recibido del Emperador Maximiliano I, padre del futuro rey de España, Felipe el Hermoso, enviada como regalo desde Flandes. La imagen es efectivamente del siglo XV. Ante ésta se oró, sin duda, por el triunfo. A Ella se atribuye el éxito de la empresa. Por eso, al pié de la escultura se grabó la inscripción que todavía puede leerse «Santa María de la Victoria».
La Salve ante Ella se canta todos los sábados después del rezo del Rosario, históricamente hace referencia a la reconquista de la Ciudad. La costumbre fue establecida por el Obispo de Málaga Don Luis García de Haro (desde 1587 a 1797), porque tanto al comienzo del asedio (7 de mayo de 1487) como la rendición (18 de agosto de 1487) había tenido lugar en sábado, el día semanal dedicado a la memoria de María.
En 1654 hizo juramento la Ciudad, ante el Obispo, Cardenal Don Alonso de la Cueva y Carrillo «de creer, enseñar y defender en público y en secreto el Misterio de la Inmaculada Concepción», siendo entonces Corregidor Don Diego Fernández de Córdoba y Ponce de León.
Oficialmente declarada Patrona Principal de toda la Diócesis de Málaga, por Breve de SS Pío IX, fechado en 12 de diciembre de 1867. Coronada canónicamente por el Núncio de SS, Don Cayetano Cicognani, el 8 de febrero de 1943, siendo Obispo de Málaga Don Balbino Santos y Olivera. En abril de 2007 fue concedido por el Papa Benedicto XVI el título de Basílica Menor al templo donde se encuentra Santa maría de la Victoria.
LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN
Los reyes católicos llevaban intentando conquistar la ciudad desde hacia tres meses y no lo conseguían. El cansancio y la desconfianza eran mayores, no sabían si levantar el cerco o continuar hasta la rendición de los mahometanos malagueños.
El rey poseía en su oratorio una imagen de la Virgen, regalada por el emperador Maximiliano de Austria. Estaba descansando Don Fernando y se quedó dormido, en su sueño, un anciano intercedía ante la Virgen de su oratorio para que diese la victoria a las tropas cristianas.
Ese mismo día llegaron a las estancias reales unos religiosos enviados por San Francisco de Paula, para pedir el permiso de fundar en España la Orden de los frailes Mínimos (orden de mendicantes, principios de caridad).
Además de eso, los frailes traían un mensaje esperanzador: «Que no tratasen de levantar el cerco de Málaga porque dentro de tres días de su llegada había de ser Dios servido de les entregase la ciudad en sus manos, dándoles victoria ala iguala de sus deseos». Así sucedió.
De esta forma, tras una ofensiva desesperada de los musulmanes, los católicos consiguieron conquistar la ciudad el 18 de agosto de 1487, quedando unidas para siempre la historia de la ciudad con la imagen de la Virgen, llamándose desde aquel día: Victoria.
Desde aquel 19 de Agosto, la virgen que tenía Fernando en su oratorio, fue bautizada como la virgen de la Victoria, título que mandó grabar a sus pies: «Santa María de la Victoria», como aún hoy en día podemos leer.
Los Reyes mandaron construir una ermita en el lugar donde tuvo su tienda el rey Fernando, donde fue depositada la imagen siendo encargado de su custodia el ermitaño Bartolomé Coloma.
LA IMAGEN
La escultura de la Virgen de la Victoria, está realizada en madera de álamo policromada, sentada sobre roca y con niño sobre el regazo. Su autoría es una incógnita, si bien se barajan hipótesis entorno a Pedro Millán y Juan de Figueroa (siglo XV). Destaca su frontalidad de gran empaque mayestático, rostro oval de serena expresión realista, pliegues angulosos de los vestidos y a los pies la inscripción gotizante de finales del siglo XV (SANTAMDLAVICTORIA).
La virgen lleva corona, cetro en la mano derecha y un pajarillo en la mano izquierda. En otras épocas la virgen iba cubierta de sayas y mantos bordados, durante el siglo XX comenzaron a no utilizarse estas prendas.
El niño, sentado sobre la virgen, se encuentra en actitud de bendecir. En épocas pasadas se situaba sentado a los pies de la Virgen.
Tras los procesos de restauración a los que se vio sometida la imagen en 1996, se descubrió que en su origen se encontraba hueca y rebajada en su reverso.
La policromía que podemos observar en la obra tal y como la hemos conocido los contemporáneos, son fruto de una restauración sufrida en el siglo XVIII, si bien es cierto que aún conserva restos de su policromía original.
En los estudios previos a la restauración, se aprecia que la alteración más significativa que presentaba en el soporte era la incidencia de dos tipos de ataques de insectos xilófagos. Además la policromía presentaba suciedad superficial, estucos superpuestos, levantamientos, lagunas y desgastes.
Santa María de la Victoria cuenta con un gran número de enseres y joyas que ha ido recibiendo de manos de sus hijos a través de donaciones y demás. Podemos señalar algunos de ellos con un listado de enseres:
• Un manto, donación de los Reyes Católicos
• Un bastón que se cree que perteneció a Francisco de Paula
• Un manto, regalo de Anita Delgado, Maharaní de Kapurtala
• Un manto, regalo del marqués de la Foronda
• Un manto, regalo de Isabel II
• Un juego de coronas de oro, impuestas en la Coronación Canónica
• Un dosel, de las monjas de San Carlos
• Guión de la hermandad, bordado por Juan Rosén, realizado con motivo del cincuentenario de la Coronación (1993)
• Ropa de cultos de María Domenech
• Diversos enseres de orfebrería Brihuega y Martos
• Destacado lugar merecen las Medallas de la Ciudad y de la Agrupación de Cofradías.
BASÍLICA Y REAL SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LA VICTORIA
El Real Santuario es levantado en 1487 en la Huerta de Acíbar. Junto al Cerro del humilladero (actualmente Monte Calvario).
La Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria de Málaga se encuentra en el lugar donde el rey Fernando el Católico tenía su campamento durante el asedio y toma de la ciudad en 1487.
Hasta entonces puerto clave del reino nazarí de Granada. Se construyó para
albergar la imagen de Santa María de la Victoria.
Asimismo es una iglesia con gran fervor cofrade debido a ser o haber sido sede de diversas hermandades de la Semana Santa en Málaga.
Entregada a la ciudad la imagen de la Virgen del oratorio del rey como Patrona (a la imagen se le atribuía una intervención tan milagrosa como decisiva), se edificó en el mismo lugar del campamento una ermita custodiada por el ermitaño Bartolomé de Coloma. En 1493, la capilla pasa a manos de los Mínimos, quienes edifican junto a la misma un convento y una iglesia, de la que sólo quedan algunos restos en la actualidad. La iglesia fue bendecida el viernes 22 de abril de 1518.
La primitiva iglesia se construyó a principios del XVI y el estado en que se encontraba a fines del siglo XVII no soportaría la construcción de nuevos añadidos y ampliaciones, lo que aconsejó que se derribara y en su lugar se levantara otra de nueva planta, durando las obras desde 1693 hasta 1700, fecha en que se inaugura la nueva iglesia.
Desde el punto de vista arquitectónico, lo más destacado del conjunto es la torre camarín, uno de los primeros en construirse en España a semejanza del de Guadalupe o el de la Virgen de los Desamparados en Valencia.
Entre las obras escultóricas destacan la propia talla de Santa maría de la Victoria, obra de Jorge Fernández Alemán; el retablo de San Francisco de Paula, de Luis Ortiz de Vargas; la Virgen en Belén, de Jerónimo Gómez de Hermosilla, de la segunda mitad del siglo XVII; la Virgen de las Ánimas, de Niño de Guevara; y sobre todas las citadas, una Dolorosa de Pedro de Mena.
El 2 de noviembre de 1691, comenzó la construcción del camarín a Santa María de la Victoria siendo sufragadas las obras por Don José Guerrero, Conde de Buenavista y ante el mal estado en el que se encontraba el templo, a pesar de sus continuas reformas, se decantaron por demoler el edificio y reconstruirlo.
La iglesia actual fue sufragada por el Conde de Buenavista. En su exterior destaca la arquería exterior y la espadaña campanario. En 1700, la excelsa Patrona era trasladada a su camarín. El camarín posee unas vistosas yeserías que fueron realizadas entre 1694/5 y están atribuidas a Felipe de Unzurrúnzaga. Entre otras cosas, el Conde mecenas, también rascó su bolsillo para pagar dos panteones: (que se encuentran bajo el camarín) uno para él y su familia y otro para la comunidad. Son unos de los más tétricos de Andalucía a consecuencia de su decoración de fondo negro sobre el que sobresalen esqueletos y figuras de la muerte en escayola blanca. Recuerda el conjunto a las danzas de la muerte medievales. Debe interpretarse como exposición del discurso barroco sobre la muerte.
Tras sufrir desamortizaciones, expolios y demás en la postguerra, se llevo a cabo una gran restauración, afectando esta en mayor medida al Camarín y concluyendo en 1942. En 1994 el santuario en su conjunto es declarado Bien de Interés Cultural. El 25 de abril del año 2007, la ciudad de Málaga conocía la noticia de la concesión por parte del Vaticano del título de Basílica para el Real Santuario.
El retablo es del siglo XVII y esta compuesto por escenas de la vida de San Francisco de Paula, en su centro se abre un arco que da paso al camarín de Santa María de la Victoria.
LOS CULTOS
Podemos comenzar hablando de la Romería que organiza todos los años la Federación malagueña de Peñas el primer día de la feria para hacer una ofrenda floral a la Patrona, tras una misa culminada con bailes por malagueñas en el interior del templo.
Ya no hay culto hasta el último sábado del mes de Agosto, que se realiza tras una misa en su honor, la bajada de la Sagrada imagen desde su Camarín hasta un pequeño trono de traslado en que al día siguiente será bajada en rosario de la aurora hasta la Catedral donde tendrá lugar la solemne novena, la cual cada año es predicada por un sacerdote distinto.
Cada día de novena hay una serie de invitados, siendo el día que más llama la atención, el que se dan cita los miembros de las diferentes peñas, ya que realizan una ofrenda floral a la virgen que se encuentra expuesta en el altar mayor de la catedral , de manos de las reinas de las casetas de cada una de las diferentes peñas, que van ataviadas con sus bandas y coronas.
Otro culto no menos significativo, es el que se lleva a cabo en el mes de mayo. Son las peregrinaciones. Consisten en visitas de diferentes representaciones de entidades que por diferentes motivos pueden estar vinculadas a la cuidad de málaga y a su Patrona.
El culto más importante es sin duda alguna la procesión que realiza el día 8 de septiembre, día de la Natividad de Nuestra Señora, desde la Santa Iglesia Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Encarnación hasta su Real Santuario.
En su vuelta a casa la Patrona no va sola. La acompañan representaciones de todas las hermandades de la ciudad, así como de diferentes entidades malacitanas, destacando entre ellas los representantes del pueblo malagueño,(equipo de gobierno de la ciudad) bajo mazas.
Cuenta la leyenda, que esta imagen estaba al principio en el coro y que uno de los clérigos de la iglesia subía cada día a rezar ante ella. …VER VIDEOS…
Hasta que un día, se cansó de tanto subir y bajar y decidió llevar la talla a su casa para venerarla allí. No obstante, al llegar a la puerta se quedó inmóvil y no pudo salir del templo. Desde entonces, la imagen está situada en el altar principal
Situado al pie del Monte Urgull y junto al puerto, en la parte vieja de la ciudad, se encuentra el Santuario de Ntra. Sra. del Coro, que alberga a la patrona de la ciudad, la Virgen del Coro. Es una bella escultura de los siglos XV-XVI, según Adrián Loyarte cronista de la ciudad, quien la describe minuciosamente.
Tiene 40 centímetros de altura, bien tallada en madera, su rostro óvalo perfecto, de expresión dulcísima, de serena atracción, la cabeza coronada. Está de pie, el Niño lleva una de las manitas a la boca, exactamente igual que las Vírgenes de Donatello.
La imagen fue colocada en el retablo y camarín actual en el año 1750 y fue recubierta en plata en 1756; en 1960 tuvo que ser restaurada por Lizarraga al hallarse carcomida.
¿Cuál es el hecho inicial de la devoción a la Virgen del Coro?. Son varias las hipótesis, bien pudo ser encontrada en el mar, habiéndola perdido alguna nave; más lógica parece la procedencia italiana que señala Adrián Loyarte: ”debe su origen a las expediciones que nuestra gente verificaba a Italia”.
Loyarte intenta probar la antigüedad de la imagen: «ya el año 1611 la secular devoción donostierra, vestía gloriosamente la milagrosa Virgen de mantos riquísimos y muy variados”. Precisamente los mantos serán prueba de su antigüedad para Loyarte. San Sebastián ha tenido repetidos incendios, y la documentación ha sido robada o quemada por la invasión anglo-portuguesa el 31 de agosto de 1813.
El nombre de Ntra. Sra. del Coro le viene de haber estado históricamente en el coro, en la cima del facistol, como solía suceder también en otros lugares. Muchos coros solían estar presididos por una imagen de la Virgen María, y ante ellas se cantaban diariamente las antífonas marianas “Salve Regina” y otras. Los sucesivos cambios de lugar del coro llevaron al final la imagen al retablo principal de Santa María. La imagen fue trasladada al lugar preferente del retablo central en el siglo XVIII.
Cuenta la leyenda, que esta imagen estaba al principio en el coro y que uno de los clérigos de la iglesia subía cada día a rezar ante ella. Hasta que un día, se cansó de tanto subir y bajar y decidió llevar la talla a su casa para venerarla allí. No obstante, al llegar a la puerta se quedó inmóvil y no pudo salir del templo. Desde entonces, la imagen está situada en el altar principal.
La Virgen del Coro es descendida anualmente de su camarín el día 8 de septiembre. Uno de los momentos importantes es la visita del ayuntamiento de San Sebastián, ceremonia que se celebra desde el año 1689, con excepciones. La imagen fue coronada oficialmente el 8 de septiembre de 1940.
LA BASÍLICA
La basílica de Santa María del Coro es la iglesia de Donostia-San Sebastián que más creyentes atrae. Se construyó en el siglo XVIII, siguiendo el diseño de Pedro Ignacio de Lizardi. Situado a los pies del monte Urgull, entre la Calle Mayor y la calle de 31 de Agosto, dice la historia que fue uno de los pocos edificios que se salvó del incendio de 1813.
La inauguración de este templo se realizó en 1774, aunque hacía diez años que habían terminado de construir la parte más importante. En aquella época, la moda marcaba moldes barrocos en la arquitectura, por lo que ése es el estilo que más se aprecia. No obstante, también se pueden ver aún restos románicos y góticos de una antigua iglesia ubicada en ese mismo lugar.
En cuanto a la estructura, posee planta de salón dividida en tres naves. La del centro es algo más amplia que las laterales y termina en un ábside semicircular. Cada parte de la iglesia tiene una cubierta distinta: las naves, por ejemplo, están cubiertas por bóvedas de crucería, el presbiterio tiene bóveda de horno y existen también bóvedas vaídas nervadas. Por último, el crucero está cerrado por una cúpula.
En el exterior, la fachada principal es la única que pueden ver los visitantes, debido a que en el resto de los lados tiene pegadas otras construcciones de la Parte Vieja. La portada se estructuró y decoró como si fuera un retablo, siguiendo la línea de las iglesias coloniales de América Latina. De hecho, la financiación de esta iglesia corrió a cargo de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, por lo que en algunos aspectos se aprecian influencias llegadas del otro lado del Atlántico.
Se aprecian tres partes bien diferenciadas en esta portada en la que domina el estilo churrigueresco: la parte central (ricamente decorada con relieves) y las dos torres simétricas, algo más adelantadas.
La iconografía elegida da a conocer varios fragmentos de la vida de la Virgen María (la ascensión…). Asimismo, se colocó la imagen de San Sebastián (patrón de la ciudad) en una hornacina superior.
La iglesia cuenta con ocho altares y retablos que merecen una atención especial. Tres de ellos (incluido el retablo mayor) son clasicistas, otros tres realizados en estilo rococó y los dos últimos de corte neoclásico.