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Jesús le dijo a Luisa Piccarreta lo que vendrá al Mundo y cómo seremos Protegidos

Revelaciones que permiten comprender el momento actual.

Hay una vidente clave para comprender el por qué de las tribulaciones que están viniendo sobre la humanidad.

Se trata de Luisa Piccarreta, que fue visitada por Nuestro Señor durante décadas, para decirle que el mundo está fuera de su conformidad y que Él va a hacerlo volver, para evitar un desastre mayor.

Le explicó que la única forma de evitarlo es cumplir Su Divina Voluntad.

Le dijo qué implica hacer Su Divina Voluntad.

Y que mientras esto no se haga, mientras más se resistan los seres humanos, más severas serán las perturbaciones, tanto a nivel personal como colectivo.

Aquí hablaremos sobre qué significa hacer la Divina Voluntad de Dios, qué sucederá si los hombres siguen resistiéndose y cómo serán protegidos los que la hagan. 

Luisa Piccarreta nació en Corato, Bari, en 1865 y falleció el 4 de marzo de 1947 a los 82 años. 

Fue terciaria dominicana.

A la edad de 9 años empieza a escuchar la voz de Jesús en su interior, sobre todo después de haber comulgado.

A los 17 años, experimentó una «unión mística» con Él. 

Y después de esta experiencia, quedó postrada en la cama por los siguientes 64 años hasta su muerte, alegando que éste fue su sí a Jesús. 

Vivía sentada en su cama y un hecho curioso es que tuvieron que construir un féretro curvo, porque no pudieron enderezar su cuerpo.

Recibía la eucaristía diaria que se celebraba en su habitación y todos esos años se alimentó sólo de la Santa Eucaristía.

Frecuentemente su alma dejaba su cuerpo para estar con Jesús y escuchar sus enseñanzas. 

Durante una de estas salidas vive su primer desposorio místico con Jesús en presencia de la Virgen María y de Santa Catalina de Siena, que será renovado dos años más tarde.

Su obra más importante fueron los 36 volúmenes, dictados por Jesús y recopilados en «El Libro del Cielo», escrito entre 1899 y 1938. 

Otro libro es «Las Horas de la Pasión» donde escribió la reparación que el mismo Jesús hace, en cada hora de Su Pasión, por los pecados del hombre.

Luisa tiene abierta su causa de beatificación, y el arzobispo de Trani afirmó, que tanto él como la Iglesia, verificaron que sus escritos están libres de error doctrinal.

Y el postulador de su causa comentó que hay una conexión entre las apariciones de Fátima y las experiencias místicas de Luisa.

Los sufrimientos de Luisa estuvieron íntimamente ligados a nuestro tiempo, para reparar y mitigar las pruebas en las que la Iglesia y el mundo están entrando ahora. 

Jesús le mostró con frecuencia lo que vendría sobre la tierra, con innumerables visiones que ahora se están cumpliendo.

La clave de las enseñanzas que le dejó Jesús fue la necesidad de vivir en la Divina Voluntad.

¿Y qué es vivir en la Divina Voluntad?

Vivir con una sola Voluntad, la de Dios.

Significa sumergirse en las profundidades de la expresión del Padre Nuestro «hágase tu voluntad como en la tierra como en el cielo».

Y hacer permanentemente la voluntad de Dios, hasta que sea la voluntad del propio individuo.

Por eso Jesús le diría,

«Mi venida a la tierra fue para realizar la Redención del hombre, y al mismo tiempo para hacer el Reino de Mi Voluntad».

De modo que todo el Reino ya está formado y lo único que se necesita para provocar la materialización de este Reino glorioso, es que las personas se comporten como inquebrantables y valientes clamadores de Su venida cumpliendo Su Voluntad. 

Diría también que, 

«Con el Reino de Mi Voluntad todo se renovará en la Creación, las cosas volverán a su estado original». 

Por lo tanto apunta a lo que actualmente se entiende que será la Era de Paz, luego del triunfo del Inmaculado Corazón de María, previo pasar por la tribulación que purificará al mundo y a la Iglesia.

Pero hay un problema grave que está trancando esto, la humanidad no quiere cumplir la voluntad de Dios.

Jesús le diría,

«La debilidad humana es tanta que no le importan Mis Gracias, es sordo a Mi Voz, se ríe de Mi Amor. 

Pero basta con tocar su piel, quitar las cosas necesarias para la vida natural, que rebaja su altivez» 

Y agregará,

«Si no se derriba un edificio que se derrumba, no se puede formar uno nuevo y más hermoso sobre esas mismas ruinas.

Revolveré todo para el cumplimiento de Mi Divina Voluntad».

Y dirá además algo que nos informa sobre cómo lo hará, dice que el peor castigo que Dios puede dar al hombre es quitarle Su asistencia, quedando así desprotegido y a merced del mal.

O sea que lo que vendrá será más por omisión de la protección de Dios, que por comisión.

Nuestro Señor eligió a Luisa Piccarreta para divulgar la idea de que los hombres recobrarán lo que una vez tuvieron, si están dispuestos a hacer Su Divina Voluntad.

Y es más, la severidad de los hechos que sucederán en la purificación del mundo, para inducir al hombre a que cambie, será proporcional a la deficiencia de la aceptación de la Divina Voluntad entre la gente.

¿Quieren ahorrarle a este mundo al menos parte de la miseria sin precedentes que está a punto de inundarlo? 

Entonces vivan en la Divina Voluntad, y Jesús mismo no podrá resistir sus súplicas para la mitigación de los castigos, diría Luisa. 

¿Y cuáles son las consecuencias de que Dios quite su protección al mundo?

Habrá un alboroto general, confusión en todas partes. 

Las naciones formarán una especie de torre de Babel, llegarán al punto de no poder entenderse entre sí, y con esto vendrán conflictos, guerras y violencia.

Y específicamente le dice a Luisa,

«Haré cosas imprevistas e inesperadas para confundirlos y hacerles comprender la inestabilidad de las cosas humanas.

Y para hacerles comprender que sólo Dios es el Ser estable del cual pueden esperar todo bien».

Y agregará,

«Será como el rocío benéfico que desciende del Cielo, y matará el ego del hombre.

Y tocado por mi mano, se reconocerá a sí mismo, se despertará del sueño del pecado y reconocerá a su Creador».

Y le dice cómo se restablecerá la paz,

«Como están las cosas ahora, solo mi dedo omnipotente puede arreglarlas. 

En el momento adecuado lo colocaré, pero se necesitan grandes pruebas y ocurrirán en el mundo».

Algunos tomarán esto como un castigo punitivo, pero en realidad es salvífico, ya que el peor castigo temporal es infinitamente mejor que la condenación eterna.

¿Y por qué salvífico? Porque la mayoría de las almas ciertamente sólo volverán a Dios cuando los tiempos de las fuertes pruebas. 

Dios es amor. Por lo tanto, tolera lo que sucederá porque ve lo que vendrá a la tierra después de la purificación.

Y también ve los horrores que pueden suceder si no se realiza una purificación.

Un aspecto del castigo o cese de Su protección es la rebelión natural de los elementos mismos.

En toda la creación física, sólo el hombre tiene uso de razón y por lo tanto sólo el hombre puede rebelarse contra la Divina Voluntad.

Mientras que los elementos de la naturaleza no se han rebelado contra la Divina Voluntad y por lo tanto se inclinan a castigar al hombre por sus pecados.

Por tanto, están a punto de suceder castigos imprevistos por parte de los elementos de la naturaleza, para advertir al hombre que recobre sus sentidos, de lo contrario se hundirá porque ya no podrá sostenerlo. 

Y Jesús le dirá a Luisa,

«Todas las cosas naturales querrán ponerse contra el hombre; el mar, el fuego, el viento, la tierra, están a punto de salir de sus límites para dañar y golpear a las generaciones».

Pero este castigo será selectivo, porque Dios protegerá a los que viven en Su Divina Voluntad.

Dirá,

«La fuerza de Mi Voluntad los mantendrá a salvo y hará retroceder a los enemigos más feroces».

Y también expresará, que a las almas que viven completamente en Su Voluntad en la tierra, los tratará como a los santos del cielo.

Y le hizo otra revelación importante,

«En los tiempos sombríos que se avecinan, los he puesto todos en manos de Mi Madre, a Ella se los he confiado para que los guarde bajo su manto seguro. 

Ni siquiera la muerte tendrá poder sobre aquellos que estarán bajo la custodia de Mi Madre».

Y mientras decía esto Luisa vio cómo la Santísima Virgen descendió del Cielo y marcó a sus hijos, que no deben de ser tocados por los azotes. 

Además, Jesús le dijo a Luisa que ha entregado a Su madre el poder de hacer milagros que sacudirán el cielo y la tierra, gracias inauditas y sorpresas nunca vistas para asegurar la llegada del Reino.

Seguramente se refería a lo que sucede en sus apariciones.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre Luisa Piccarreta, y los mensajes de Jesús sobre la instauración en el mundo de Su Divina Voluntad, que implica tribulaciones, porque la humanidad se resiste fieramente a reconocer la voluntad de Dios.  

Y me gustaría preguntarte si crees que en el último par de años ha crecido el número de personas convencidas de que se necesita hacer la voluntad de Dios para solucionar los problemas del mundo o no.

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El Nacimiento de Jesús por Luisa Piccarreta

EL PRODIGIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS.

LUISA ES LLAMADA A RECIBIR A JESÚS DESPUÉS DE LA MADRE.

FINALIDAD DE LA CRUZ DE JESÚS DESDE SU ENCARNACIÓN Y SU NACIMIENTO.

25 de Dicembre de 1900.

Encontrándome en mi habitual estado, me he sentido fuera de mí misma. Después de dar una vuelta me he hallado dentro de una cueva y he visto a la Mamá Reina, en el acto de dar a luz al Niño Jesús. ¡Qué extraordinario prodigio!…

Me parecía que tanto la Madre cuanto el Hijo se hubieran transformado en luz purísima, pero en esa luz se veía muy bien la naturaleza humana de Jesús, que contenía en sí a la Divinidad y le servía como de velo para cubrirla, de tal modo que, rasgando el velo de su naturaleza humana era Dios y cubierto con ese velo era hombre, y he aquí el prodigio de los prodigios:

Dios y hombre, hombre y Dios, que sin dejar al Padre y al Espíritu Santo viene a habitar con nosotros tomando carne humana, porque el verdadero amor no permite jamás separación.

Pues bien, me ha parecido que la Madre y el Hijo en aquel felicísimo instante se han vuelto como espiritualizados, y sin la menor dificultad Jesús ha salido del seno de su Madre. Desbordándose Ambos en un exceso de amor, o sea, transformándose en Luz sus santísimos cuerpos, sin el menor obstáculo, Jesús Luz ha brotado de dentro de la luz de la Madre, quedando sanos e íntegros tanto Él como Ella, volviendo después al estado natural.

¿Pero quién podrá decir la hermosura del Niño, que en aquel momento de su nacimiento derramaba aun externamente los rayos de su Divinidad? ¿Quién podrá describir la belleza de la Madre, que quedaba toda absorbida en aquellos rayos divinos?

¿Y San José? Me pareció que no estaba presente en el momento del Nacimiento, sino que estaba en otro rincón de la cueva, totalmente absorto en aquel profundo Misterio, y aunque no vió con los ojos del cuerpo, vió muy bien con los ojos del alma, porque estaba arrebatado en sublime éxtasis.

Ahora bien, en el acto que el Niño salió a la luz, yo hubiera querido volar para tomarlo en mis brazos, pero los Ángeles me lo impidieron, diciéndome que a la Madre le correspondía el honor de ser la primera en tomarlo.

Entonces la Stma. Virgen, como despertándose, ha vuelto en sí y de manos de un Ángel ha recibido al Hijo entre sus brazos, lo ha estrechado tan fuerte en el ardor de su amor, que parecía como si quisiera encerrarlo de nuevo en sus entrañas; y luego, como queriendo dar desahogo a su ardiente amor, lo ha puesto a mamar a su pecho. Entre tanto, yo estaba toda anonadada, esperando que me llamara,para que los Ángeles no volvieran a regañarme.

Entonces la Reina me ha dicho:

“Ven, ven y toma a tu Amado y disfrútalo tú también, desahoga con El tu amor”.

Diciendo esto, me he acercado y la Mamá me lo ha puesto en brazos. ¿Quién podrá decir mi contento, los besos, las caricias, las ternuras?

Después de haberme desahogado un poco, Le he dicho:

“Querido mío, Tú has tomado la leche de nuestra Mamá, dáme a mí un poco”.

Y Él, consintiendo, de su boca ha derramado parte de esa leche en la mía y después me ha dicho:
“Amada mía, Yo fui concebido junto con el dolor, nací al dolor y morí en el dolor, y con los tres clavos con que Me crucificaron dejé clavadas las tres potencias, inteligencia, memoria y voluntad, de las almas que desean amarme, haciendo que quedasen atraídas del todo a Mí, porque la culpa las había hecho estar enfermas y separadas da su Creador, sin freno alguno”.

Mientras esto decía, ha dirigido una mirada al mondo y ha empezado a llorar por sus miserias.

Al verle llorar, Le he dicho:

“Niño querido,no entristezcas con tu llanto una noche tan gozosa para quien Te ama. En vez de desahogar el llanto, desahoguémonos con el canto”.

Y dicendo así, he empezado a cantar; oyéndome cantar, Jesús se ha distraído y ha dejado de llorar, y al acabar mi verso ha cantado el suyo, con una voz tan fuerte y armoniosa, que todas las otras voces desaparecían ante su voz dulcísima. Después le he pedido al Niño Jesús por mi Confesor, por los que me pertenecen y, por último, por todos, y Él parecía condescender a todo. Mientras hacía esto me ha desaparecido y yo he vuelto en sí.

Para María y José fue un prodigio poder vivir la vida normal, a pesar del continuo arrobo que el Niño les producía.

6 de Diciembre de 1900.

Viendo de nuevo al santo Niño, veía a la Reina Madre por un lado y a San José por otro, que estaban adorando profundamente al Niño divino. Estando totalmente atentos a Él, me parecía que la continua presencia del Niñito los tenía absortos en éxtasis continuo, y si hacían cualquier cosa, era un prodigio que el Señor realizaba en ellos; de lo contrario hubieran quedado inmóviles, sin poder cumplir con sus deberes exteriormente. Yo también he hecho mi adoración y me he hallado en mí misma.

La adoración de los Reyes Magos: Jesús se comunicó a ellos con amor, con belleza y con potencia, y así obtuvo tres efectos. Luisa quiere ser la primera en el amor a Jesús.

6 de Enero de 1901.

Hallándome fuera de mí misma, me parecía ver cuando los santos reyes Magos llegaron a la cueva de Belén.

Apenas estuvieron en presencia del Niño, tuvo a bien hacer que externamente resplandecieran los rayos de su Divinidad,comunicándose a los Magos de tres maneras: con el amor, con la belleza y con la potencia, de forma que quedaron arrebatados y sumidos en la presencia del Niño Jesús, tanto que si el Señor no hubiera retirado otra vez interiormente los rayos de su Divinidad, se hubieran quedado allí para siempre, sin poderse mover más.

Así que, apenas el Niño retiró su Divinidad, volviendo en sí los santos reyes Magos, se sacudieron estupefactos al ver un exceso de amor tan grande, porque en esa luz el Señor les hizo comprender el misterio de la Encarnación.

Se levantaron, pues, y ofrecieron sus dones a la Reina Madre y Ella les habló largamente, pero no sé decir todo lo que les dijo; sólo recuerdo que les inculcó fuertemente, no sólo su salvación, sino que tuvieran muy en el corazón la salvación de sus pueblos, sin miedo de exponer incluso la vida con tal de obtenerla.

Después de eso me he retirado dentro de mí misma y me he encontrado junto con Jesús, y quería que yo Le dijese algo, pero yo me veía ser tan mala y confusa, que no me atrevía a decirle nada; pero viendo que yo no Le decía nada, El mismo ha vuelto a hablar de los santos Magos, diciéndome:
“Con haberme comunicado a los Magos de tres maneras, obtuve tres efectos para ellos, pues nunca Me comunico a las almas inútilmente, sino que siempre reciben algún provecho.

Por tanto, comunicándome con el amor obtuvieron el desapego de sí mismos, con la belleza obtuvieron el desprecio de las cosas terrenas, y con la potencia sus corazones quedaron completamente vinculados a Mí y obtuvieron el valor para dar la sangre y la vida por Mí”.

Luego ha añadido:

“¿Y tú, qué quieres? Dime, ¿Me quieres? ¿Cómo quisieras amarme?”.

No sabiendo qué decir, aumentando mi confusión, he dicho:

“Señor, no quisiera nada más que a Tí, y si me preguntas si Te quiero, no tengo palabras para sabértelo manifestar; tan sólo sé decir que siento esta pasión, de querer que nadie pudiera superarme en amarte, de ser yo la primera en amarte más que nadie y que nadie Te amara más que yo; pero eso aún no me satisface, para sentirme contenta Te quisiera amar con tu mismo Amor y así poderte amar como Tú Te amas a Tí mismo. Ah, sí, sólo entonces cesarían mis temores de no amarte”. 

Y Jesús, contento, se puede decir, de mis disparates, me ha abrazado, estrechándome tanto a Él, que me veía dentro y fuera trasformada en Él, y me ha comunicado parte de su Amor. Después de lo cual he vuelto en mí misma y me parecía que en la medida del amor que se me da, tanto poseo a mi Bien; y si poco Lo amo, poco Lo poseo.