La Catedral de Colonia, Alemania, es un edificio monumental con 5 naves.

Construido para contener el mayor relicario del mundo.

El relicario contiene los supuestos restos de tres enigmáticos personajes relacionados con Jesucristo.

relicario de los reyes magos en colonia

El mayor relicario del mundo

La catedral fue diseñada para contener las reliquias de los Tres Reyes Magos.
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Celebra su fiesta todos los 6 de enero, conmemorando la Epifanía de Jesús.
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Y también los 23 de julio conmemorando que ese día de 1164 llegaron allí los restos.

Llevados desde Milán hasta Colonia por el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico I “Barbarroja”.

Éste se los entregó al arzobispo de la ciudad, Reinaldo de Dassel.

Desde ese momento se ha constituido gran centro de peregrinaje internacional.

Veamos que se sabe de los Reyes Magos, de sus reliquias, cómo llegaron a Colonia, y que hay dentro del relicario.

Leer también:

 

QUIENES FUERON LOS REYES MAGOS

La primera sorpresa: en la Biblia apenas se encuentran menciones sobre los supuestos Tres Reyes Magos.
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Tres de los cuatro evangelistas los ignoran.
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Sólo aparecen mencionados en el Evangelio de San Mateo, pero no habla de reyes, sino de «magoi».
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Y no dice cuantos eran.

Por otro lado, en su traducción de la Biblia Martín Lutero habla de ellos como «los sabios de Oriente».

No obstante, no sería la traducción correcta, ya que «magoi» significa magos.

Debido a que en la época de Lutero la palabra mago conllevaba una connotación negativa, eligió una descripción más inocente.

Cuando San Mateo escribió su Evangelio, el término «magoi» englobaba a los miembros de la casta de los sacerdotes persa-babilónica.

Quienes se ocupaban de la astronomía y de la astrología, que en ese momento era un mismo cuerpo de conocimientos.

El concepto «judiciario» (personas que estudian la posición y el movimiento de los astros) habría sido correcto.

No fue hasta el siglo V cuando los magos se convirtieron en reyes.
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Debido seguramente a que en el Antiguo Testamento había una profecía que hablaba que el Mesías recibiría regalos de los reyes. 

Tizimin reyes retablo

Pero, ¿al menos eran tres?
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Pura especulación, pues Mateo no habla de ninguna cifra, sólo menciona que los «magoi» le traen al niño Jesús oro, incienso y mirra.
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En base a que fueron tres regalos se estableció que debían haber sido tres.

El evangelista también menciona otro detalle: el asunto de la estrella.

«Vimos salir una estrella y la seguimos para venerarle», relatan los «magoi».

«Y la estrella, que vieron en el cielo, les guió hasta el lugar donde estaba el niño».

Así, a lo largo de los años la existencia de la estrella de Belén no sólo cautivó a los teólogos, sino también a los astrónomos.

Actualmente muchos científicos están convencidos de que sí  apareció la estrella.

En muchas imágenes es representada como un cometa con una larga estela,

Mientras la mayoría de los investigadores creen que se trató de una conjunción – aspecto de dos astros que ocupan una misma casa celeste – creada al ponerse los planetas Saturno y Júpiter uno al lado del otro, muy cerca.

Una aproximación de este tipo, algo que sólo sucede cada 800 años, tuvo lugar como pudo comprobarse unos años antes del nacimiento de Cristo.

Algo que hace el asunto aún más sorprendente: porque de acuerdo a las investigaciones actuales, Jesús no habría nacido en el año que fue marcado como año cero del inicio de nuestra era, sino unos años antes.

Por otro lado, el nombre de los Tres Reyes Magos no tiene su origen en la Biblia.

La primera vez que aparecen Melchor, Gaspar y Baltasar fue en el siglo VI.

El monje benedictino inglés Beda Venerabilis supo en torno al año 725 que Melchor fue un anciano con barba blanca, Baltasar un hombre de mediana edad con una barba tupida negra y Gaspar un mozalbete sin barba.

En base a esto los asignó a los continentes conocidos entonces: Europa, Asia y Africa.

Posteriormente, Baltasar fue calificado como un moro noble de África.

De esta manera, los reyes representaban a todos los hombres del planeta: mayores y jóvenes, negros y blancos.

Una bella historia y si se quiere, una leyenda de migrantes.

   

LAS RELIQUIAS

Hay varias tradiciones sobre donde se encuentran los restos de los Reyes Magos.

Aunque ninguna de las tradiciones se considera como un hecho establecido, o incluso como particularmente probable por la historia secular.

Marco Polo afirmó que se le mostró las tres tumbas de los Reyes Magos en Saveh, al sur de Teherán, en la década de 1270.

En Persia se le llamaba la ciudad de Saba, y se establece que en esta ciudad están enterrados en tres monumentos muy grandes y hermosos.
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Y por encima de ellos hay un edificio cuadrado, muy bien cuidado.
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Los cuerpos están todavía enteros, con el pelo y la barba restante.

Pero también una capilla de los Reyes Magos en la catedral de Colonia, de acuerdo a la tradición, contiene los restos de los Reyes Magos.
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Supuestamente fueron descubiertos por primera vez por Santa Elena en su famosa peregrinación a Palestina y Tierra Santa.
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Ella tomó los restos de la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla, que más tarde se trasladaron a Milán.
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Antes de ser enviados a su lugar de descanso actual por el emperador Federico I en el año 1164.
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Los milaneses celebran su parte en la tradición con la celebración de un desfile de disfraces medievales cada 6 de enero.

relicario_reyes_magos en monte athos

También en el Monasterio de Cristo Salvador del Monte Athos hay un relicario de oro del siglo IV que contiene los regalo que los Reyes Magos supuestamente llevaron a jesús.
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Fue donado al monasterio por Mara Brankovic en el siglo XV, hija del rey de Serbia, esposa del sultán otomano Murat II y madrina de Mehmet II el Conquistador.
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Al parecer, formaban parte de las reliquias del Santo Palacio de Constantinopla, y se dice que se mostraban allí desde el siglo IV.

Altar Mayor de Catedral de Colonia, Alemania

  

LAS RELIQUIAS DE LOS MAGOS EN COLONIA

¿Están sus restos realmente en el la catedral de Colonia?

Para saberlo hay que seguir la historia de las reliquias.

Al parecer Flavia Iulia Helena Augusta, también conocida como Helena de Constantinopla y madre del emperador romano Constantino I, descubrió los restos durante un viaje de peregrinación a Palestina.

A través de Constantinopla, los huesos llegaron a Milán, conquistada de nuevo en 1161 por el emperador Federico Barbarroja.

Inmediatamente después acabaron en manos del arzobispo de Colonia Rainald von Dassel.

No está claro si fue un regalo del emperador o si él mismo llegó a ellos.

En cualquier caso, llevó el trofeo de guerra a la ciudad alemana.

Aunque los restos no habían causado demasiado revuelo hasta el momento, durante su viaje Dassel fue haciendo paradas y consiguió elevar enormemente la popularidad de las valiosas reliquias.

Así, Colonia acabó convirtiéndose en una ciudad de peregrinación, junto a Santiago de Compostela y Roma, gracias a la llegada de las reliquias.

Para poner de relieve la gran importancia de los huesos, Colonia ordenó al más famoso orfebre, Nikolaus von Verdun, un trabajo de orfebrería titánico: la creación del cofre que duró 40 años en hacerse.

El Relicario de los Tres Reyes es de aproximadamente 110 cms de ancho, 153 cms de alto, y 220 cms de  largo.
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Las tres partes forman una especie de basílica.
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Dos sarcófagos pegados el uno al otro, y el tercer sarcófago descansa sobre las aristas superiores de los otros dos.

La estructura básica está hecha de madera, con baño de oro y plata y decorada con filigranas, esmalte, y unas 1000 piedras preciosas.

Estas últimas incluyen muchos cameos y piezas grabadas, alguna aún pre-cristiana.

Todo el relicario está envuelto con una elaborada cubierta decorativa.

Hay 74 figuras en bajorrelieve de plata dorada, sin contar las figuras adicionales, más pequeñas, en la decoración del fondo.

En los lados, las imágenes de profetas decoran la parte más baja, mientras que las imágenes de los apóstoles y evangelistas decoran la parte superior.

catedral de colonia

Fachada de la Catedral de Colonia

Un extremo muestra imágenes de la Adoración de los Magos, María entronizada con el Niño Jesús, y el Bautismo de Cristo, y arriba, Cristo entronizado en el Juicio Final.

El otro extremo muestra las escenas de la Pasión y la Crucifixión, con Cristo resucitado arriba.

Este extremo tiene asimismo un busto de Rainald de Dassel en el centro.

Pero aquello no era suficiente para albergar el mayor relicario de la cristiandad, según Colonia.
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Debían construir una nueva catedral, más grande que la antigua, para que fuera la mayor Iglesia sobre la Tierra.
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Así comenzó la construcción de la nueva catedral de Colonia, que perdura hasta nuestros días.

Los peregrinos así como los turistas, se asombraban al ver las dimensiones y los fastuosos decorados de la iglesia.

Sus torres se elevan 157 metros por encima de la ciudad, sus puertas de bronce son colosales.

Y su longitud es de 144 metros por 45 de ancho y 43 de altura, lo que la coloca entre las 10 iglesias más grandes del planeta.

  

¿Y QUE HAY DENTRO DEL RELICARIO?

Las calaveras de los reyes – sin la mandíbula inferior – se colocaron durante un tiempo sobre una de las tablas de la época para colocar cráneos.
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Desde 1322 hasta 1794 se mantuvieron intactas en la capilla de la catedral de Colonia a medio terminar.
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Después, tuvo que ponerse todo a resguardo debido al avance de las tropas francesas.

Cuestionar la autenticidad de las reliquias fue durante mucho tiempo algo impensable.

Hasta que en el siglo XIX, el interés científico fue tan grande que se volvió a abrir el cofre.

Fue el 21 de julio de 1864 cuando los investigadores, con gran sorpresa, descubrieron los esqueletos casi completos de un joven de 12 años y de dos hombres mayores, de 30 y 50 años.
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Las edades encajaban con la representación de los Tres Reyes Magos.

relicario de los reyes magos

Y no fue la única sorpresa.

Más de cien años después, en 1979, se analizó la tela con la que habían envuelto los huesos.

El resultado: se trataba de un damasco de seda y púrpura del siglo II o III después de Cristo.

La ropa era por tanto más antigua de lo que se pensaba.

Era de la antigua edad, pero quizás no de los tiempos de Jesús.

Los propios huesos no han sido nunca analizados hasta el momento.

El experto y escritor Manfred Becker-Huberti solicitó en la década de los noventa llevar a cabo un análisis de los restos óseos. «Técnicamente sería posible», indicó.

No obstante, la catedral de Colonia lo rechazó.

El presidente del cabildo de la catedral, Norbert Feldhoff, lo niega.

«No es para nada importante y por ello nunca nos hemos decidido al respecto», afirmó.

«Se trata de una cuestión de devoción».

Por tanto, seguirá siendo una incógnita quién yace realmente en el gran cofre dorado. Quizás sea mejor así.

Para Goethe, lo más fascinante era aquella mezcla de hechos y leyendas que no habían sido clarificadas.

Escribió a un amigo de Colonia:

«Historia, tradición, probable, improbable, fábula con naturaleza, probabilidad, realidad, fundido todo hasta con el último y más individual relato, desarma como un cuento de hadas toda la crítica».

Puede ser que el cofre dorado de la catedral de Colonia no albergue los Tres Reyes Magos, o tal vez sí, pero guarda en cualquier caso una bonita historia.

  

UNA VERDADERA PRÁCTICA DE PRESERVACIÓN

Tal vez nuestra mirada se dirija en una dirección equivocada.

Tal vez lo importante no sea saber qué es lo que realmente hay dentro del suntuoso relicario.

Que los árboles no nos oculten la vista del bosque.

Tal vez lo verdaderamente esencial es reafirmar, frente a incrédulos y enemigos, cómo la Iglesia Católica ha custodiado, no sólo esa reliquia, sino muchas otras, que nos hablan de historia, de memorias, de permanente vida en Dios.

Existen cristianos – obviamente no católicos – que niegan absolutamente todo lo afirmado por la Iglesia de Cristo.

Para justificar la locura y la insania de los reformadores, predican una supuesta apostasía temprana de la primera Iglesia, que fue supuestamente rescatada y elevada nuevamente, pero 1.500 años después, por Lutero, Calvino, Swinglio y otros.

Nada más lejos de la realidad.

La Iglesia ha custodiado los restos de los Apóstoles: la tumba de San Pedro está en la Catedral que lleva su nombre. La de San Pablo, está en San Pablo Extramuros.

En las catacumbas subterráneas existen frescos que relatan la vida de fe de los primeros cristianos.

Eso habla de devoción, de una fe íntegra que se trasmitió por siglos, de generación en generación, hasta llegar a nosotros.

Todo ha sido custodiado con amor y reverenciado como parte material de un tesoro espiritual.

Entonces, dejando de lado las habladurías sin sentido que niegan lo evidente, alegrémonos de pertenecer a una Iglesia que ha sido fiel y lo sigue siendo, a pesar de las faltas y pecados de los hombres que han formado y forman parte de ella.

Nosotros entre ellos.

Y no dejemos que ningún desánimo turbe nuestro espíritu.

Las palabras del Maestro todavía resuenan y lo seguirán haciendo, en nuestras almas:

«Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo».

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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