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La atención de los cristianos a la cruz fue creciendo en los primeros tres siglos.

Tuvo su gran empuje luego de la revelación al emperador Constantino hacia el año 312

Un mensaje de Nuestro Señor le mostró la cruz en el cielo con la leyenda ‘In hoc signo vinces’ (con esta señal vencerás).

Que precedió a su victoria en el puente Milvio por la jefatura del Imperio Romano.

Reforzado luego con el descubrimiento de la Vera Cruz de Cristo, en Jerusalén, hacia el año 326, por Elena, la madre del propio emperador.

Así, se transformó no sólo en símbolo del cristianismo sino en un signo de esperanza y gracia.
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Aún en los peores momentos los cristianos sienten la gracia y la esperanza de Cristo llevando la cruz y siguiéndolo.
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Y lo sigue siendo aún más hoy día en que la impostura reina en el mundo y la apostasía avanza rápidamente dentro de la Iglesia.

¿Dónde está la esperanza hoy cuando el mundo está persiguiendo cada vez más a los cristianos y los miembros de la Iglesia se apresuran a abrazar la moral del mundo?

Como en todos los tiempos, en la presencia del Señor consolándonos, fortaleciéndonos, guiándonos y dándonos oportunidades.

Pero además en estos tiempos, en la promesa de que una cruz gigante, que aparecerá en el cielo, será el signo que anteceda a una intervención más directa del Señor en la historia, para restablecer Su creación.

  

LA GRAN CRUZ EN EL CIELO ES LA SEÑAL DE LA JUSTICIA DIVINA

Santa Faustina Kowalska (1905-1938), la vidente de la Divina Misericordia, recibió el mensaje de Jesús, que una Cruz sería vista en el cielo antes que Él llegue como Juez.

Su gran luz provendrá de las aberturas donde las manos y los pies del Señor fueron clavados, iluminando la tierra.

Esto es lo que el Señor le dictó:

Escribe esto: Antes de venir como el Juez justo, vengo primero como el Rey de la Misericordia.

Antes que el día de la justicia llegue, se le dará a la gente una señal en los cielos.

Toda la luz en los cielos se extinguirá, y habrá una gran oscuridad sobre toda la tierra.

A continuación, la señal de la cruz se verá en el cielo, y desde las aberturas donde se clavaron las manos y los pies del Salvador saldrán grandes luces que iluminarán la tierra por un período de tiempo.

Esto se llevará a cabo poco antes del último día. (Libro: Divina Misericordia en mi alma #83)

Pero antes esta profecía fue adelantada por Thomas A Kempis (1380- 1471)

Esta señal de la Cruz aparecerá en el cielo cuando el Señor vendrá para juzgar. (La imitación de Cristo 12: 1)

La versión de que un día una “señal” aparecerá sobre la tierra para indicar que el Señor viene a poner de manifiesto el trabajo que se completó en la cruz se puede leer en Mateo 24: 29-30.

Donde menciona el retorno del Señor, precedido por el signo más grande en la historia del planeta.

“Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas.

Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria”

El Doctor de la Iglesia San Juan Crisóstomo (347-407) relata como que es el aspecto escatológico de esta gran cruz de luz la que finalmente dará lugar a la conversión de los judíos inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo:

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; Mateo 24:30.

Siendo la cruz más brillante que el sol, aparecerá cuando sea mucho más brillante que los rayos del sol.

¿Pero por qué aparece el signo?

Con el fin de que la poca vergüenza de los Judíos pueda ser silenciado en abundancia.

Para que tengan la cruz como la más grande culpabilidad.

Cristo llega así a ese tribunal, mostrando sus heridas no solamente, sino también el reproche de su muerte.

Luego las tribus llorarán, pues no habrá ninguna necesidad de una acusación, cuando vean la cruz.

Y habrá llanto, porque por su muerte no son más beneficiados.

Porque lo crucificaron los que deberían haber adorado.

¿Ves cómo le temor ha representado su venida?

Por esta razón, permítanme añadir, Él pone las cosas tristes, y luego las cosas buenas, que de esta manera también sea un consuelo.

Y con pasión les sugiere el recuerdo de su resurrección, y su venida en gloria.

Él menciona su cruz para que no sean confundidos no estén tristes.

Y otro dice: mirarán al que traspasaron.

Por eso es que han de llorar, cuando vean que éste es.

Y por cuanto había hecho mención de la cruz, Él añadió, Ellos verán al Hijo del hombre venir.

Ya no está en la cruz, sino en las nubes del cielo, con poder y gran gloria. (San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de Mateo LXXVI)

Aquí la segunda venida de Cristo también se puede interpretar con algo que se desarrolló después, que es una venida intermedia de Jesucristo antes de su segunda y definitiva venida al final de la historia, para el juicio final. 

Videntes del siglo XX han retomado estas profecías, como es el caso de Felisia Sistiaga, de Umbe, que tuvo apariciones de la Virgen María y Jesús de 1941 a 1988.

Nuestro Señor le dijo:

Antes del castigo os daré un Aviso.

Se iluminará el cielo con una gran cruz, que al descomponerse, producirá una intensa luz blanca, de tal fuerza que incluso impedirá ver el sol. . .

A continuación un viento ardiente azotará toda la tierra.

Muchos morirán de la impresión”.

Y el vidente español llamado Alma Pequeña menciona esta cruz en el cielo con la quinta señal antes del Aviso.

“La gente verá cosas asombrosas en el cielo…y por la noche en el cielo verá un gran crucifijo viviente…

Una gran Cruz Blanca aparecerá en el cielo, y todo el mundo se maravillará de su tamaño y la duración de su visibilidad, las 24 horas durante la semana anterior al Aviso”.

“… aparecerá una gran Cruz Blanca en el cielo como signo de Mi Redención y Misericordia para iluminar vuestras tinieblas espirituales…

Por eso comenzaréis a sentir el efecto de vuestros pecados interiormente, sobre todo los no confesados…

Tal vez podáis confesaros si tenéis un sacerdote a mano, pero todo estará muy confuso y la gente atribulada y nerviosa, por lo que debéis hacerlo ya mismo cuando leáis esto.

Muchos verán espíritus malignos con imágenes, así como Ángeles y Santos… serán visiones según las conciencias, permitidas por Dios para prepararlos al Gran Aviso.

La Cruz en el cielo permanecerá durante siete días y siete noches, por lo que podéis comenzar a contarlos, pues al final de los mismos comenzará el Gran Aviso con la Gran Niebla Blanca…”

¿Será la señal que quedará como un Milagro, en los lugares de aparición, según uno de los secretos de Medjugorje?

Y la Gran Cruz también tiene su papel en las profecías de Fátima, quizás más como antesala del castigo que seguirá al aviso, pero es difícil saberlo en concreto.

Está relacionado con el tercer secreto escrito por Sor Lucía cuando residía en Tuy en 1944.

Después de las dos partes que ya he expuesto, a la izquierda de la Virgen y un poco más arriba, vimos un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda.

Centelleando emitía llamas que parecían como que iban a incendiar el mundo con el fuego.

Pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba hacia él de su mano derecha.

Señalando la tierra con su mano derecha, el Ángel gritó en voz alta: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!

Y vimos en una inmensa luz qué es Dios, en algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él, a un Obispo vestido de Blanco.

Hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre.

También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en la parte superior de la que había una Gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza.

Antes de llegar allí el Santo Padre pasa a través de una gran ciudad en ruinas, medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino.

Habiendo alcanzado la cima de la montaña, de rodillas a los pies de la Gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon balas y flechas.

Y del mismo modo murieron uno tras otros los obispos, sacerdotes, los religiosos y religiosas y diversas personas seglares de diversas clases y posiciones.

Bajo los dos brazos de la Gran Cruz había dos Ángeles cada uno con una jarra de cristal en la mano, en las cual recogían la sangre de los mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.

Simulacros de esta Cruz ya ha aparecido en el mundo aparentemente.

  

OTRAS APARICIONES DE LA CRUZ EN EL CIELO

Pero a pesar que estas profecías ubican la aparición de la Gran Cruz en el cielo como anuncio del Aviso o de la Segunda Venida, parecería que ya ha sido visto algo similar en los cielos.

Habría ocurrido un evento sobre Jerusalén en el siglo IV, dicho por San Cirilo de Jerusalén, doctor de la iglesia, quien lo escribió en una carta al emperador Constancio:

“En las nonas de mayo, alrededor de la tercera hora, una Gran Cruz luminosa apareció en los cielos, poco más allá del Gólgota, llegando hasta el santo monte de los Olivos, visto no sólo por una o dos personas, sino evidente para toda la ciudad.

Esto no fue, como se podría pensar, una aparición transitoria, sino que siguió varias horas visible a nuestros ojos y más brillante que el sol.

Toda la ciudad, con asombro y alegría de este augurio, de inmediato corrió a la iglesia, y todos a una voz alabaron a nuestro Señor Jesucristo, Hijo único de Dios”.

Las “nonas” serían el 7 de mayo y la tercera hora es alrededor de las 3 pm.

Constantino viendo la cruz que apareció en el cielo

Y aún antes sucedió algo milagroso que marcó el inicio de la legalización del cristianismo en el Imperio Romano.

La historia comienza en el antiguo pueblo de Naissus, un puesto avanzado romano, donde una niña de 16 años se queda embarazada después de dormir con un alto oficial romano.

Ella da a luz a un niño que más tarde gobernará el mundo de su época.

El niño se convirtió en el emperador Constantino.

El joven prospecto de emperador tenía un problema: era un campesino ilegítimo que tenía que probar que su padre era el gobernador de Dalmacia.

La noche del 27 de octubre del año 312, Constantino descansaba en su campamento militar no muy lejos del Puente Milvio.  Ya era un gran jefe militar.

Tenía que estar en condiciones para el día siguiente, pues sus tropas se iban a enfrentar a las de Majencio y se jugaba mucho más que el honor: ser emperador de Roma.

Si se alzaba con la victoria el Imperio estaría en sus manos, si caía derrotado encontraría la muerte y Majencio sería el César.

Constantino, que solo pensaba en la jornada siguiente, vio una extraña forma en el oscuro cielo de la noche.

No pudo contener la sorpresa al ver que esa misteriosa visión era una gran cruz que asomaba entre las estrellas.

Era como el símbolo de esos cristianos, tan perseguidos en el Imperio y que en los últimos años habían crecido como nunca.

Sin embargo, traía un mensaje para Constantino: “In hoc signo vinces” o sea “con este signo vencerás”.

Tras esta visión, interpretada como una intercesión divina, Constantino venció a su enemigo Majencio en la batalla del Puente Milvio y se hizo con el Imperio.

Según cuenta Lactancio, el emperador incorporó en los escudos y estandartes de su ejército una cruz latina conocida como staurogram. 

A partir de ese momento su lema sería el mensaje que apareció en aquella visión premonitoria.

Legalizó al cristianismo porque después de todo fue el símbolo de los cristianos el que ayudó a que ganara la batalla.

Eusebio, obispo de Cesarea, habla que Constantino tuvo ayuda divina.

Y en su “Vida de Constantino”, reproduce al detalle la visión y añade que también se apareció Cristo en sueños para que comprendiese mejor el mensaje.

Con su autorización del cristianismo en el Edicto de Milán los que habían sido perseguidos pudieron levantar basílicas y capillas por toda Roma.

Constantino fue bautizado antes de morir y sentó las bases para convertir al cristianismo en la religión oficial del Imperio, durante el mandato de Teodosio.

Pero ha habido más apariciones de esta cruz, no tan detonantes como la de Constantino.

El domingo 27 de octubre de 1940, por ejemplo, los aldeanos cerca de Lewes en Inglaterra se sorprendieron al mirar hacia el cielo y la ampliación de una línea blanca a través de cielo azul.

Desde allí se formó una figura de Cristo en la Cruz, despacio y con claridad.

Algunos también afirmaron haber visto un ángel.

En 1138 y nuevamente en 1164, los monjes y los habitantes de las ciudades en Dunstable afirmaron el mismo tipo de espectáculo.

Tales fenómenos se observaron a lo largo de la Edad Media.

En algunos casos se vio gran agitación, incluso catástrofes y plagas.

En Somerset en 1905 personas asustadas registraron haber mirado hacia arriba y ver una cruz o un crucifijo en los cielos, que una mujer describió como “una maravillosa manifestación de la verdad del cristianismo místico”.

Se vio después de una tormenta violenta.

En 1594, cerca de Harmstedt – en Transilvania – personas juraron que observaron una cruz y las letras INRI en el cielo.

Y en ese mismo año, en Friburgo, personas informaron de la visión de Jesús sentado en un arco iris.

Y aquí nos tenemos que preguntar si es posible que en el firmamento, o el cielo celeste, sea un vehículo que comunique mensajes de Dios.

E incluso que contenga los misterios del plan de Dios desde la creación.

hombre mirando al cielo

  

¿PUEDE HABER UN MENSAJE DIVINO EN EL FIRMAMENTO ENTONCES?

¿Es posible que Dios haya utilizado un lenguaje adicional a la Biblia, para hablarnos de Su único Plan de Redención?

Para los ciudadanos de este novel siglo XXI escuchar hablar de Astronomía Sagrada es algo así como extraño.

No se trata de astrología, sino del estudio de los movimientos de los planetas y estrellas, y los signos que pudieran encerrar.

Siendo tan parecida la palabra Astronomía a “Astrología”, es que tal vez nos produzca algún resquemor unirla a la palabra “Sagrada”.

Sin embargo, los católicos podemos estar tranquilos.

La Astronomía Sagrada es nada menos que la ciencia que llevó a los Reyes Magos a descubrir cuándo y dónde sería la primera Venida de Jesucristo.

Ha habido estudiosos que rescataron y rescatan lo escrito en las estrellas, para tratar de develar qué nos quiso decir Dios con cada una de ellas.

El Dr. en Geología Antonio Yagüe, es un estudioso del tema. En su trabajo, él cita el Salmo 19, que habla precisamente de eso:

salmo

Un evidencia es que, al no conocer los Magos ni una sola letra de la Escritura, sin embargo supieron antes que nadie, y tan solo por el estudio de las estrellas, cuál sería el momento, el lugar y , lo más importante quién sería el que iba a nacer.

El propio Dr. Yagüe lo explicaba en un artículo para Religión en Libertad

“Al escribir sobre la sabiduría de los Reyes Magos, manifestaba mi asombro por lo que llegaron a conocer del Redentor aquellos hombres santos sólo a través de las estrellas. …

Supieron el dónde y el cuándo y el quién de su nacimiento, y amaron a aquel Niño que sabían era Dios y Hombre a la vez,  que moriría y que volvería como Rey triunfante.

Así se deduce a través de los regalos que le ofrecieron: incienso, mirra y oro”

Los regalos ofrecidos a Jesús por los Magos revelan que por las estrellas ellos conocieron Su doble naturaleza Divina (por eso le llevaron incienso) y humana, (la mirra lo confirma).

También la mirra señala que ellos habían llegado a conocer a través de las estrellas que Él estaba llamado a sufrir, pero que era un Rey y que su victoria estaba escrita en el Cielo, por lo que también le llevaron oro.

iluminacion del alma

  

LAS ESTRELLAS, PRESENTES EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS

Desde el comienzo, fueron señaladas como creación de Dios.

Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas.

Y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad.”(Génesis 1, 16-18).

Por lo tanto, por su condición de ser criaturas, NO pueden ser adoradas.

  

Su número es grande, pero está contado. Y cada una tiene su propio nombre 

Él determina el número de estrellas y a cada una le pone nombre” (Salmo 147,8).

Ahora bien, el nombre de cada criatura entraña el significado de misión. Dentro de la Creación, los únicos que tienen nombre individual son los seres humanos y, como se ve, también las estrellas. El resto de la Creación está nombrado por especie, las plantas, los animales, etc.

Los creyentes sabemos, por Fe, que cada uno de nosotros tiene una misión en la vida.

Lo que no sabíamos, es que también las estrellas parecen tenerla.

   

Cada estrella tiene un resplandor diferente

San Pablo nos lo dice en su Primera Carta a los Corintios:

“ . . . y aún entre las estrellas, el brillo de una es diferente del de otra”. (1 Cor. 15,41).

 

Siguen un orden de aparición determinado, nada fue puesto al azar

Levanten los ojos al cielo y miren.  ¿Quién creó todo esto? El que los distribuye uno por uno y a cada uno lo llama por su nombre. Tan grande es su poder y su fuerza, que ninguno de ellos falta.” (Isaías 40, 26)

Fueron puestas con sabiduría

Con sabiduría e inteligencia, el Señor afirmó los cielos y la tierra(Proverbios 3, 19).

Sabemos desde siempre que las estrellas, así como el Sol y la luna, fueron puestas por Dios para iluminar el día y la noche. Para ordenar la vida del hombre (medir los tiempos, las estaciones, servir de orientación en la noche)

  

Como signos

Signo es una figura convencional que tiene asociado un significado o mensaje

Los cielos proclaman la gloria de Dios, de su Creación nos habla la bóveda celeste (Salmo 19, 1)

constelaciones

 

EN BUSCA DE LA PALABRA DE DIOS EN EL FIRMAMENTO

la británica Frances Rolleston en 1862, el norteamericano Joseph Seiss en 1882 y Edward Maunder en 1934, además de otros, dedicaron su vida a investigar estrellas y constelaciones con sus correspondientes nombres desde la antigüedad.

Los sorprendentes resultados de estas investigaciones fueron que tanto las estrellas como las constelaciones habían conservado sus nombres desde la más remota antigüedad, no importando de qué civilizaciones se tratara.

Y de acuerdo a antiquísimos grabados, pudieron afirmar que tanto estrellas como constelaciones se han mantenido en un orden casi invariable desde la antigüedad hasta nuestros días.

La consecuencia que deduce el Dr. Yagüe es que: si las estrellas trasmiten un mensaje, éste proviene de muy antiguo, y muy probablemente desde los mismos orígenes del hombre.

ESTRELLAS

  

¿ES POSIBLE ENTONCES QUE EXISTA EN EL FIRMAMENTO ALGÚN MENSAJE MÁS?

A medida que los eruditos iban observando y analizando las estrellas, fueron haciéndose conscientes de que ellas efectivamente nos trasmiten un mensaje de Dios.

Esa idea se fue confirmando a través del significado de sus nombres, a través de las formas y figuras de las constelaciones, así como de la relación espacial entre ellas.

Así tomó forma la hipótesis de que la bóveda celeste explica, de la misma forma que las Sagradas Escrituras, el Plan Redentor de Dios.

Eso tiene como significado primero y muy importante, que

Dios plasmó en las figuras estelares su promesa de Redención y enseñó a los hombres su significado.

Cada noche, el hombre podía recordarla en forma de película.

Dado que pasarían cerca de 2.500 años desde la promesa de Redención al hombre en el Paraíso, hasta que fuera escrito el Génesis,

Dios escribió ese mensaje en las estrellas para que el hombre no perdiera la esperanza en su liberación de los efectos mortales del pecado.

Dios creó dos vías de trasmisión (imagen y escritura) o lo que es lo mismo, “dos testigos” de la única promesa de Redención.

Esto es lo que fundamenta las profecías de signos en el cielo que comunican mensajes de Dios, como el caso de la cruz que profetizó Santa Faustina y otras antes y después.

  

LA CRUZ ES LA PARADOJA DE NUESTRA FE

Un instrumento de tortura, un cadalso donde se llevaba a morir a los culpables, se ha transformado, por obra y gracia de una muerte inocente y bendecida, en símbolo de Salvación para el mundo entero.

Y cómo amamos los católicos esa Cruz que portamos, besamos, reverenciamos.

Y en la cual adoramos a Aquel que, aún cubierto de sangre y en la más terrible de las miserias, es el Absoluto, el Todopoderoso, el Señor de Señores y Rey de Reyes.

Y cómo la odia el maligno.

Él y todos los que lo siguen, sabiéndolo y sin saberlo.

A todos cuestiona la Cruz de Jesucristo. Y así debe ser.

El vino a nuestro mundo para ser señal de contradicción, tal como lo profetizó el anciano Simeón en el Templo de Jerusalén.

La Cruz es denigrada en el mundo, es negada, ocultada, insultada, eliminada.

El Divino Crucificado en ella vuelve a ser víctima de escarnio, como en el Gólgota.

A contramarcha del mundo, nosotros sabemos que existen los milagros, las señales sobrenaturales, los signos extraordinarios.

El milagro del sol en Fátima, las muchas imágenes que sangran, exudan óleo, perfume, derraman lágrimas.

Los milagros eucarísticos, Hostias que sangran, que se convierten en pedazos de carne humana.

Todos esos signos de poder sobrenatural que nuestro Dios prodiga en estos tiempos.

Y el gran Milagro perpetuo, que no es patente pero sí real, sí magnífico y misterioso: la transubstanciación del pan y el vino en el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo.

Santo Tomás de Aquino en el Tantum Ergo, trozo del himno Pange Lingua, nos dice: ·”Praestet Fides supplementum, sensuum defectui” (Supla la Fe el defecto de los sentidos)”

Y es que nuestros sentidos solo ven pan y vino antes y después de la Consagración.

La Hostia consagrada tiene la apariencia, el gusto y la textura del Pan, pero la Fe nos asegura que ya no es más pan, sino Dios el que allí está.

Y aunque no tuviéramos Fe de eso, lo mismo estaría Dios allí, porque la realidad de la Eucaristía no depende de nuestra Fe. La Hostia es Jesucristo, aunque el mundo no lo crea.

Por pura gracia de Dios, nosotros lo percibimos y nos acercamos a Él para adorarlo y para recibirlo en la Comunión.

Lo cual no es por mérito nuestro, sino bondad y misericordia de Dios.

Entonces, ¿cómo podríamos los católicos dudar de las manifestaciones y milagros?

Este Dios, que se hizo y se hace tan cercano a nosotros, un día se va a manifestar de forma gloriosa.

Comenzará con una gran Cruz en el Cielo, que todos podremos ver, unos para alegría y consuelo y otros para confusión y desengaño.

Qué emoción será, Señor, ver Tu Cruz dibujada de Luz en el Cielo.

No nos es posible imaginar ahora lo que será ese momento extraordinario.

Pero sí sabemos que será el comienzo de Tus manifestaciones prodigiosas para que el mundo todo Te conozca y se rinda ante Ti.

Y el maligno y sus cohortes lo negarán y tratarán de imitarlas holográficamente, pero no podrán llenar el corazón de gozo celestial, como sólo Tú puedes hacerlo, Señor.

Danos Luz para tener, ya desde ahora, el alma limpia y el corazón abierto a Ti, Señor, y poder reconocerte y adorarte a Ti, Dios eterno, vivo y verdadero.”

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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