Es un refrán popular que todo tiempo pasado fue mejor.
Pero s veces no necesariamente mejor, sino distinto, con otros énfasis.
Este es el caso del ayuno y la abstinencia de la cuaresma, comparando la época medieval con la época actual.
Incluso comparando las prácticas cuaresmales cristianas con las del Ramadán musulmán.
COMPARACIÓN MEDIEVAL DE LOS AYUNOS CRISTIANOS Y MUSULMANES
Hoy tenemos la idea de que los musulmanes son mucho más estrictos y profundos en su ayuno durante el mes de Ramadán que los católicos en su Cuaresma.
Sin embargo esto no era así en la Edad Media.
Los musulmanes pensaban que los cristianos era mucho más vehementes en cuidar y profundizar su ayuno que ellos.
La Iglesia Católica ha disminuido la austeridad física cuaresmal en las últimas décadas y siglos, a tal punto que el Ramadán parece mucho más austero hoy.
Veamos la diferencia entre la Cuaresma medieval y el Ramadán
Reglas para el Ramadán islámico
Duración de 29-30 días durante todo el mes.
Ayuno completo desde el amanecer hasta el atardecer de:
comida (cero calorías y sin ingesta de alimentos)
bebida (incluyendo agua)
relaciones sexuales
de fumar
El ayuno del Ramadán era y sigue siendo hasta el atardecer. Luego que cae el sol pueden hacer todas las cosas que no hicieron durante el día.
Reglas para Cuaresma Medieval
Duración de 46 días, 40 días más 6 domingos en la iglesia romana.
Las reglas de Cuaresma medieval, como describe Santo Tomás de Aquino, eran las siguientes:
El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo eran ayunos negros: nada de comida.
Ninguna comida desde el despertar hasta las 3 p.m. (la hora en que Cristo murió).
Esta práctica de ayuno hasta las 3 p.m. se remonta al siglo quinto (ver Historia de la Iglesia Sócrates V.22 ).
Sin carne animal o grasas (sin manteca).
El pescado estaba permitido.
Sin huevos.
Sin productos lácteos: leche, queso, crema y manteca.
Vino y cerveza estaban permitidos.
Los europeos medievales durante la Cuaresma subsistían con pan, vegetales y sal.
No hay relaciones sexuales entre los cónyuges.
Todas estas reglas se aplican por 46 días.
Para el ayuno negro del Viernes Santo, muchos comenzaban el ayuno desde el jueves por la noche hasta alrededor del mediodía del sábado.
La Vigilia Pascual generalmente se celebraba alrededor del mediodía del sábado y esto ponía fin oficialmente al ayuno Cuaresmal.
CÓMO FUE CAMBIANDO ESTO
Ya en el año 800 los cristianos comenzaron a quebrar el ayuno a las 3 de la tarde.
Para que permitiera recitar la liturgia de las horas de la nona a las 3 de la tarde.
También se hizo más extendida la dispensa de consumir productos lácteos pagando dinero o realizando buenas obras.
En Alemania las personas ricas pagaban a la diócesis para comer productos lácteos durante la cuaresma.
Luego con la popularización del café y del té se permitió tomarlos, porque se consideraban que no violaban el ayuno.
De a poco se fue levantando, por indultos papales, la abstinencia de carne primero los domingos, luego entre semana, y finalmente quedó solamente los viernes cómo día de abstención de carne.
Y esto se formalizó luego del Concilio Vaticano II.
La Constitución Apostólica de Paenitemini del Papa Pablo VI en 1966 cambió la práctica de Cuaresma a lo que es hoy.
No se permite carne (solo pescado) los viernes en Cuaresma.
El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son permitidas1 comida y 2 colaciones.
Hoy el Ramadán mucho más estricto que la Cuaresma comparado con el periodo medieval.
¿Qué sucedió: los cristianos se volvieron más blandos o cambió el enfoque? Probablemente sucedieron las dos cosas.
EL ENFOQUE DE UNA CUARESMA MÁS ESPIRITUALIZADA DE LOS CRISTIANOS
El énfasis en la cuaresma empezó a ponerse en liberarnos de los apegos de este mundo.
Fue puesto en el crecimiento espiritual y en lo que lo obstaculiza nuestro acercamiento a Dios.
Y devino más en una lucha espiritual que en una lucha contra la carne estrictamente.
El énfasis es liberarse de los deseos desordenados.
Algunos de los cuales también son de la carne, por eso se mantienen algunas penitencias corporales relacionadas con el ayuno y la abstinencia.
La lucha central es contra los apegos.
¿Qué son los apegos?
Unirse demasiado y desordenadamente a los placeres.
No está mal rechazar los placeres en términos generales.
Porque todo lo que Dios creó es bueno y nada debe ser rechazado.
Pero sucede que a veces nos referimos egoístamente a los placeres por sí mismos y no porque son buenos para Dios, para nuestra salvación y la de los prójimos.
Debemos tener cuidado de que nuestros placeres y pasiones no se transformen en ingobernables y adquieran vida propia.
Que dejemos de mirar a quien nos dio la gracia de experimentar el placer y mirar solamente el regalo del placer que experimentamos.
Llega un momento en que estamos tan apegados a los placeres que se transforman en idolatría.
Podemos poseer y usar cosas pero debemos tener claro que nos la dio Dios para construir el Reino y ayudar a los demás.
Podemos estar apegados a personas y la belleza de cosas y actividades que no vemos en ellos el esplendor de la creación.
No descubrimos con asombro la gloria de Dios en todas las cosas bellas que experimentamos, y por el contrario las consideramos que son fines en sí mismos.
Debemos pensar que todas las cosas están destinadas a señalar a Dios.
Todo debe apuntar en términos generales hacia los dones superiores otorgados por la gracia de Dios.
San Juan de la Cruz dice que amar a Dios es distinto que buscar voluntariamente los placeres egocéntricos de las cosas finitas por sí mismas, desprovistas de la dirección y el propósito que Dios quiere para los seres humanos.
Los apegos que queremos combatir en Cuaresma son los apetitos que nos aferran a cosas que son de Dios pero con un ansia por las cosas mismas, como un fin en sí mismo.
En resumen podemos discernir tres señales para distinguir cuando un deseo se vuelve desordenado y perjudicial.
La primera señal es que la actividad o la cosa se desvían del propósito que Dios tiene para ella y para nosotros, en su frecuencia y dependencia.
Podemos ejemplificar en los momentos actuales con la diversión, el sexo, la bebida y las adicciones en general.
La segunda señal es el exceso de uso o consumo.
Podemos comer, ir al cine, beber una cerveza, tener sexo con nuestra esposa. Y hasta ahí todo bien.
Pero cuando pasa un umbral más allá de lo que Dios quiere, se tornan en apegos desordenados.
Pensemos en el caso de una persona que va al shopping a comprarse un pantalón porque lo necesita.
Esto es perfectamente razonable y no constituye un apego desordenado.
Pero resulta que vuelva a su casa con tres pantalones.
Esta persona fue tentada por la moda y por su apariencia frente a los demás y por eso compró 3 aunque no necesitaba esa cantidad.
Lo mismo puede decirse de la comida o de la bebida.
Uno puede encontrarse con un amigo y tomar una cerveza y charlar sobre sus vidas.
Pero si ya toman 10 cervezas en esa charla es un acto desordenado por varias razones.
Una razón es que pueden perder el control emborrachándose.
Y otra es que están utilizando el dinero que Dios les dio con fines egoístas, cuando pueden compartirlo con los pobres.
La abundancia que Dios nos da es para difundir su gloria y para dar acción de gracias, y no con el efecto de acumulación o gastarlo en nosotros mismos, egoístamente.
Esto nos lleva a la tercera señal, que es cuando convertimos los medios en fines.
Nuestro fin es participar de la vida eterna al lado de Dios, para eso fuimos creados.
Pero a veces los medios que usamos para vivir o para nuestro placer se convierten en la finalidad de nuestra vida.
Es el caso de cuando una persona vive para planificar fiestas o para viajar como razón última de su vida.
Estamos usando algo que Dios nos dio como un fin en sí mismo.
La diferencia crucial entre lo desordenado y lo ordenado es como damos gracias a Dios por lo que hacemos y consumimos.
Si somos conscientes y agradecidos por las cosas y los placeres que Dios nos da para disfrutar, no vamos a convertirlos en un fin de nuestra vida.
También nos va a llevar a pensar en que Él nos lo ha dado y no nos vamos a distraer de Él.
Y apuntará a que nuestro viaje hacia Dios sea mucho más seguro.
De modo que en este período cuaresmal el énfasis está puesto en renunciar a los apegos desordenados y no a las cosas.
A las malas actitudes que tenemos respecto a las cosas que nos distraen de la búsqueda de Dios.
En definitiva es la búsqueda del autodominio en algunas áreas que se han desordenado.
Hoy la estrategia eclesial es poner énfasis el combatir los desórdenes espirituales.
LOS SACRIFICIOS QUE SE PIDEN EN LA CUARESMA ACTUAL
Las prácticas de ayuno recomendadas han cambiado, en vistas a que el énfasis actual es la batalla espiritual contra los apegos desordenados.
El ayuno y la abstinencia, considerando la penitencia espiritual, se puede transformar en renuncias simbólicas que nos recuerden y nos sostengan en la batalla central.
Estas son algunas renuncias que se pueden practicar en Cuaresma.
Renunciar a una cosa en cada comida
Esto significa ofrecer algo de la comida, manteniendo la idea que estamos en Cuaresma y por eso lo hacemos.
Podemos renunciar a un aderezo, podemos renunciar a un ingrediente de la comida o a la cantidad que comemos.
Posponer el placer
Cosas que nos pueden dar placer pero que su consumo es innecesario para nuestra subsistencia pueden ser pospuestas.
Por ejemplo tomar un aperitivo antes de comer o comer snacks a mitad de la tarde o ver un vídeo por mera distracción.
Cambiar comida sólida por líquida
Estamos hablando de la comida, de la alimentación, entonces se puede cambiar un plato de comida sólida por un jugo o por un vaso de leche.
Racionar el uso de las redes sociales
Refrenar nuestro impulso a leer lo que otros han escrito o escribir nosotros mismos cosas que en última instancia son pasajeras y nos dan un placer absolutamente momentáneo.
Deberíamos revisar menos frecuentemente los mensajes y las notificaciones, por ejemplo poniéndonos sólo un horario en el día en que lo vamos a hacer.
Levantarse más temprano
Es una tentación quedarse en la cama después que uno se despertó.
Entonces deberíamos practicar lo que San José María Escrivá dice que es el minuto heroico, después que sonó la alarma del despertador, y uno tiene que decidir si levantarse en ese momento o quedarse retozando algunos minutos.
Limosna
Deberíamos mirar con otros ojos las calles para identificar a aquellas personas que necesitan dinero y lo están pidiendo.
Y practicar la generosidad con el dinero que Dios nos ha regalado y que tenemos en el bolsillo.
Pero también la limosna puede venir por el lado de las relaciones. ¿Cuánto hace que no hablas con algún familiar o amigo?
Puedes agendarte hacerlo en esta cuaresma.
También proponer a algún compañero de trabajo, de parroquia, de estudios, a salir a tomar un café, un refresco, una cerveza, para simplemente charlar.
Otra variante de esto es conversar con la gente desconocida que uno se encuentra y con la que comenzamos un diálogo casual, como puede ser la cajera de un supermercado, y no cortarlo, avanzar un poco más en esta conversación.
Regalar cosas
Buscar dentro de las cosas que no usas y llevarlas a tu parroquia para que se donen a los más pobres.
Oraciones y misiones
Finalmente puedes disponer de más tiempo para orar en tu casa o en la parroquia.
Por ejemplo puedes ir más seguido a la adoración, hacer las Estaciones de la Cruz y engancharte en alguna misión que se esté organizando.
Fuentes:
- http://taylormarshall.com/2018/02/medieval-lent-harder-islamic-ramadan.html
- http://blog.adw.org/2018/01/what-attachments-are-and-what-they-are-not-3/
- http://www.ncregister.com/blog/feingold/little-lenten-sacrifices#When%3A2018-02-22+20%3A16%3A01
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