No nos podemos hacernos los distraídos.

Se acumulan  pruebas del declive sostenido del catolicismo en Latinoamérica.

La zona del mundo que representa el 39% de los católicos del mundo, la más católica, con un Para oriundo de esta región, está dejando de ser católica.

Hay un fuerte crecimiento de los evangélicos, combinado con un decrecimiento de los católicos.

Se estima que para el 2030 América Latina ya no será mayoritariamente católica, compitiendo con los evangélicos casi igualitariamente.

Hasta la década de 1960, más de  del  90 por ciento de los latinoamericanos eran católicos (Ver Historia del cambio religioso).

Pero una encuesta actual del Latinobarómetro encontró que actualmente el 59% de los latinoamericanos son católicos, frente al 80% que eran en 1995.

Ya en el 2014 una gran encuesta de Pew Center había encontrado que el 69% de la región era católica, lo que refuerza el dato.

Y tomando las cifras del Latinobarómetro del 2013, cuando asumió el pontificado el Papa Francisco, nos encontramos con que el 67% de los latinoamericanos eran católicos.

De modo que ni un Papa latinoamericano ha podido detener la sangría, porque desde ese momento hasta ahora los católicos se redujeron en 8 puntos.

La zona donde actualmente los evangélicos están prácticamente a la par con los católicos es Centroamérica.

Y los países en que el catolicismo es todavía realmente mayoritario son Paraguay, México, Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia lo que puedes ver en el cuadro.

El caso más sintomático es el de Brasil que tiene la mayor población católica del mundo, pero que también tiene la segunda población protestante más grande del mundo y la mayor comunidad pentecostal.

Se estimaba que para el año 2030 el catolicismo brasileño perdería su hegemonía, sin embargo los nuevos datos adelantaría en esa fecha para el año 2025.

Porcentaje de fieles de cada religión por país

 

Porcentaje de practicantes de cada Religión por país que son practicantes fuertes

 

Porcentajes de Católicos por país en 1995 y 2017

 

LOS MOTIVOS DE CONVERSIÓN AL EVANGELICALISMO

Hasta hace unas pocas décadas los latinoamericanos nacían católicos y morían católicos.

Sin embargo en las últimas cuatro a cinco décadas se ha dado un fuerte proceso de conversión de católicos hacia el protestantismo en sus propias vidas.

El Latinobarómetro no investigó las razones de este cambio, pero sí lo hizo la histórica encuesta del año 2014 de Pew Center.

De las ocho posibles explicaciones ofrecidas en la encuesta, la más frecuentemente citada fue:

-la búsqueda de una conexión más personal con Dios (81%),
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-seguido por el estilo de culto (69%),
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-más énfasis en la moralidad (60%),
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-una iglesia que ayuda más a los miembros (59%) y
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-mayor compromiso de la iglesia (58%).

La interpretación de los temas sociales y morales puede explicarse porque los católicos latinoamericanos tienden a ser menos conservadores en temas sociales que los protestantes.

Los protestantes de la región son más propensos a oponerse al aborto, al divorcio.

Y especialmente a la homosexualidad, al sexo fuera del matrimonio y al consumo de alcohol, que los católicos.

También la militancia religiosa parece ser mayor en los protestantes, porque son más propensos a compartir su fe con gente fuera de su grupo religioso, que los católicos.

Hay otro tema que puede explicar también las diferencias que es la distinta concepción sobre la estrategia con los pobres.

Mientras los católicos son más propensos a realizar obras de caridad, los protestantes tratan de que los pobres apunten más a Cristo en vez de centrarse en dar cosas.

Como vimos el gran crecimiento evangélico en la región es pentecostal, leer acá también.

Y los pentecostales tienen 3 grandes diferencias de operación con los católicos de la región.

En primer lugar el pentecostalismo es más compatible con las religiones indígenas.
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En segundo lugar creen más en el mundo sobrenatural que los católicos.
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Y en tercer lugar muchos latinoamericanos ven que el pentecostalismo los conduce mejor a la prosperidad personal.

El pentecostalismo tiene alrededor del 70% de los protestantes latinoamericanos.

Y es el motivo por el que su contraparte católica, la Renovación Carismática Católica, se ha convertido en el movimiento católico más grande y dinámico en la región y en el sur global.

Por ejemplo según el estudio Pew de 2014, tanto en Brasil como en Guatemala, donde el pentecostalismo es especialmente fuerte, más de 60% de los católicos son carismáticos.

Otro fenómeno importante en el cambio religioso de la región ha sido el crecimiento de lo que se llaman nones, o sea los ateos y sin religión.

Aún no pesan mucho, porque la encuesta Pew de 2014 informó que eran el 8% de la población latinoamericana.

Pero 3 años después, el Latinobarometro muestra una duplicación de la cantidad de nones, del 8% al 17%.

En este artículo queremos centrarnos en los pentecostales por dos motivos.

El primero es porque es la vía por donde la Iglesia Católica pierde más fieles.

Y en segundo lugar porque de la comparación entre la actividad de los pentecostales y la de la Iglesia Católica se pueden sacar muchas conclusiones de futuro.

Un hecho llamativo es que la Iglesia Católica sabe que tiene un flanco débil con respecto a los pentecostales en la región.

Sin embargo la jerarquía de la región ha sido especialmente discriminatoria con la Renovación Carismática Católica, que podría ser un buen contrapeso para la sangría hacia el protestantismo.

 

A QUÉ SE DEBE EL ÉXITO DE LOS PENTECOSTALES

Las razones tienden a ser sociales, económicas y políticas y también teológicas.

Aquí enumeraremos las más notorias a efectos que los católicos comprendamos nuestras debilidades para corregirlas.

 

En lo social la Iglesia Católica está adherida todavía al modelo medieval de la parroquia geográficamente instalada.

La Iglesia Católica instala una parroquia en un barrio y no la mueve a pesar de los cambios demográficos en las ciudades.

En cambio los pentecostales son buenos para armar centros locales y de bajo costo, acompañando los cambios demográficos de las ciudades y de las regiones.

 

Además, los pentecostales y los católicos tienen una diferencia fundamental respeto de los edificios.

Para los católicos los viejos edificios tradicionales son como la joya de la corona.

Cumplen una función importante porque ha habido mucha oración en esos lugares y porque tienen una belleza que hace acercar a Dios.

Sin embargo las finanzas de la Iglesia están fuertemente direccionadas a mantener ese patrimonio y condiciona el resto de la actividad.

En cambio los pentecostales no están casados con edificios caros ni grandes templos.

Instalan sus iglesias en lugares de conveniencia coyunturales.

Lo que les crea una estructura de más bajo costo y más flexible.

Y les insume mucho menos esfuerzo manejar su local que a un párroco.

 

En lo económico el pentecostalismo tiene mayor penetración que la iglesia católica entre los sectores más pobres de la región.

Son mejores para trabajar con la mentalidad aspiracional de los adeptos que los católicos, quienes los desprecian prejuiciosamente como que predican el evangelio de la prosperidad, aunque muchas veces no es así.

Los pentecostales son mejores para que la gente obtenga una educación, consiga un trabajo, tenga una red de contactos en la Iglesia, y tenga la sensación de estar en el camino de la salvación.

El modelo pentecostal es esencialmente capitalista y fomenta la autosuficiencia y el trabajo arduo.

Salir adelante con el propio esfuerzo es algo predicado por los pentecostales.

En cambio el catolicismo está más relacionado con un paternalismo medieval, en que los ricos cuidan a los pobres.

Y que ha sido traducido por la izquierda de la región a través del paternalismo estatal.

El catolicismo da la falsa sensación de venerar la pobreza el lugar de fomentar las aspiraciones de mejoramiento personales.

El mensaje de Jesús Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos fue un mensaje espiritual, no económico.

Sin embargo en muchos casos es reinterpretado en los católicos como una veneración a la pobreza; eres bendecido cuando eres pobre y no tratas de remediar la pobreza, cuando no tratas de abrirte camino personalmente.

Esto es lo que lleva la diferencia en cómo manejar las obras.

Mientras que los pentecostales hacen obras de Caridad tendiendo a la conversión de las personas a las que asisten, los católicos se preocupan poco de la conversión cuando hacen obras de caridad.

Al punto que la Teología de la Liberación que aún sigue incidiendo espiritualmente en la región, predicaba que no había que insistir en la conversión de quienes recibían obras de caridad.

Y finalmente, la comprensión de lo que son las donaciones es diferente entre los protestantes y los católicos

Los protestantes tienen claro el valor del diezmo y lo cumplen.

En cambio para los católicos el mantenimiento de sus parroquias es un tema que sienten que prácticamente no le compete a ellos, porque sus donaciones son escasas aspirando a que todo sea gratuito.

 

Respecto a las escrituras hay también divergencia entre católicos y pentecostales en la práctica.

Podemos definir al protestantismo como una religión basada en la Biblia y al catolicismo como una religión basada en la Eucaristía, en términos prácticos.

Y esto no es la teoría, sino como en realidad está funcionando en este momento en la región.

Hay una pobre catequesis bíblica en el catolicismo, lo que fomenta diversas herejías.

Los sacerdotes predican poco sobre la palabra escrita y más sobre sus interpretaciones de la palabra escrita.

Y la palabra escrita para gente con educación menor es lo único en lo que pueden atrincherarse, porque es algo que ellos pueden leer.

 

Una gran diferencia entre pentecostales y católicos es respecto al tema de lo sobrenatural.

El énfasis de los pentecostales está puesto en el Ministerio de Liberación, en el poder del Espíritu Santo y sus dones.

Esto permite que los fieles se sientan más cerca del poder de Dios; estamos hablando de lo que sienten y no si esto es así o no.

En cambio la iglesia católica lo media con estructuras burocráticas.

Los sacramentos que en parte cumplen la función del Ministerio de Liberación, son manejados casi burocráticamente, sin efusión, ni demostración alegre y confiada de parte de los sacerdotes.

Y por otro lado se ha dado en la región un real descaecimiento de la fe de los sacerdotes en lo sobrenatural.

Pocos creen que existe el infierno, que exista el demonio, hasta que existan los ángeles.

Pero no lo dicen públicamente, porque contradice la doctrina de la Iglesia Católica, que es la que ellos aspiran cambiar a corto plazo.

El aspecto sobrenatural se ha suavizado y con ello se ha ido perdiendo la emoción de encontrarse directamente con Dios.

La comunicación con los sectores menos educados y más pobres de la región – que por otra parte son mayoría –sintonizan mejor con mensajes que van hacia el lado emotivo y no así al lado de explicaciones racionales.

 

Otra diferencia es en la predicación.

Los pentecostales apelan sin ningún prejuicio a la emoción y el corazón de la gente, y no hacia la cabeza.

En cambio se ve en la práctica de la Iglesia Católica homilías que recurren especialmente al área intelectual y racional.

Lo que es un discurso menos atractivo para los sectores menos educados.

 

También hay diferencias respecto al enfoque de la evangelización.

Los pentecostales son muy claros que el objetivo es adorar a Dios y salvar almas; son diríamos casi primarios.

En cambio la Iglesia Católica tiene una cantidad de pasos intermedios, que están relacionados con la beneficencia, los eventos de confraternidad, la recaudación de fondos para mejorar el templo etc.

Si uno lo ve de afuera es como si el dueño de un restaurant se preocupara más porque los baños estén limpios que porque su comida sea de buena.

 

Otro aspecto importante en el que hay diferencias es respecto a la jerarquización en la estructura de ambas denominaciones.

Como en el pentecostalismo hay poco entrenamiento teológico de alto nivel, y prácticamente poca jerarquía en la estructura, los pastores son extraídos de la propia gente y son capaces de hablar el lenguaje de la propia gente.

En cambio la Iglesia Católica sigue aferrada a su estructura clericalizada y burocratizada.

Al punto que a pesar de que el Concilio Vaticano II promocionó a los laicos, esto no se ha llevado a cabo.

Fíjate que el propio Papa Francisco ha hablado mucho sobre lo funesto de la clericalización de la iglesia.

Sin embargo en vez de promocionar la actividad de los laicos católicos en forma independiente, pide que los laicos vayan a trabajar a la estructura de la iglesia.

Esto significa que los laicos van a estar sujetos al poder clerical más que nunca.

 

Y la mediación entre la cúpula de una parroquia y sus fieles es distinta en los pentecostales.

En la iglesia católica están los sacerdotes ordenados que son pocos y mal pagados, pero tienen una distancia tal de autoridad con el resto de los laicos colaboradores, que no fructifica en una buena mediación.

En cambio en los pentecostales hay una estructura de mediación en la cual los dirigentes de la parroquia no tienen tanta diferencia de poder y tienen autoridad para ministrar efectivamente.

 

¿Todo este análisis significa que deberíamos imitar a los pentecostales? NOOOO.

Sería una táctica suicida, porque ellos tienen una experiencia en su estrategia, que la Iglesia Católica no la tiene.

Incluso lo que hemos copiado ha sido negativo, como desacralizar nuestros edificios, destruir nuestro arte, embrutecer nuestra liturgia, reemplazar la adoración por actividades de confraternidad.

Pero este análisis puede mostrarnos dónde están los puntos ciegos de la Iglesia Católica.

Y para sacarle provecho a los elementos importantes que tenemos, como por ejemplo la belleza de nuestros templos y de nuestras obras de arte, el vehículo para adoración que es el Santísimo Sacramento y los propios sacramentos.

Pero tampoco es bueno que la Iglesia muestre una sola estrategia.

El valor de la Iglesia Católica es que aglutina diferentes modos de practicar la religión, diversos carismas.

No es lo mismo el Opus Dei, que la Renovación Carismática Católica que los Neocatecumenales, los Franciscanos o los Dominicos.

Pero lamentablemente vemos con frecuencia que la cúpula diocesana trata de imponer un solo formato, en lugar de alentar las diferencias para captar mejor a los fieles.

Sea lo que fuere la estrategia a futuro, lo que debería ser de recibo es el deterioro de la captación de fieles de parte de la Iglesia Católica, la deserción y el pronóstico para las próximas décadas.

Fuentes:

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