Treinta y tres horas flotando en el aire.
El Milagro Eucarístico que sucedió en Faverney, Francia, consistió en una notable demostración sobrenatural de superación de la ley de la gravedad. El ostensorio con las hostias flotó en el aire durante 33 ahoras y una de las hostias, se conserva intacta hasta hoy, luego de mas de 400 años.
Corría el año 1608, época calamitosa para la Iglesia de Francia, sometida a los ataques de los calvinistas que, en ocasiones, llegaban a profanar la persona misma del Señor, presente en la Eucaristía, misterio que odiaban especialmente los herejes seguidores de Calvino.
EL ENTORNO
Faverney se localiza a 20 kilómetros de Vesoul, en el Departamento de Haute Saône, en la Área Administrativa de «Franche-Comtè», 68,7 kilómetros distantes de Besançon.
La Abadía donde se encuentra la Iglesia donde se pasó el milagro fue fundada por San Gude en el siglo VIII y pertenecía a la Orden eclesiástica de San Benedicto. La Iglesia se puso bajo la protección de Nuestra Señora de La Blanche (La Blanca), representada por una pequeña imagen puesta a la derecha del Altar Principal, en la Capilla del Coro. Desde su fundación, la Abadía estaba a los cuidados de las monjas, pero empezando el año de 1132, los monjes las sustituyeron.
En 1600 la vida religiosa de las personas no era tan fervorosa como debía ser. Lo difícil aparecimiento de vocaciones revelaba la falta de incentivo espiritual en la comunidad laica. Por otro lado, sólo vivían en la Abadía seis monjes y dos novicios. Para mantener encendida la fe de las personas, debilitada por la terrible influencia protestante, los monjes tentaban realizar todas las ceremonias tradicionales y siempre revestidas con la más grande solemnidad, además de frecuentemente hacer la oración de la “Vía Sacra” (El Camino de la Cruz), la oración del Tercio o Rosario y la adoración del Santísimo Sacramento.
33 HORAS EL OSTENSORIO SUSPENDIDO EN EL AIRE
Para la celebración de la Fiesta de Pentecostés en 1608, ellos prepararon un magnífico Altar de madera cerca de la Porta de entrada del Coro, toda adornada con bonitas y aromatizadas flores. La ceremonia religiosa en lo domingo de Pentecostés fue bonita y participada por un gran número de fieles que hinchieron el templo.
A las vente una horas de la noche, los monjes cerraron las puertas de la Iglesia y fueron reposar, dejando dos lámparas con aceite para iluminarse el Santísimo Sacramento que quedó expuesto en el Altar en un Ostensorio.
El día siguiente, lunes el 26 de mayo, cuando el sacristán Don Garnier abrió las puertas de la Iglesia, observó mucho humo y llamas en cantidad que se levantaban por todas las partes del Altar. Con prisa fue informar a los Monjes que inmediatamente se unieron a los laicos y con mucho celo y perseverancia tentaron salvar la Iglesia, porque las llamas devoraban violentamente el Altar y amenazaban a consumir el templo. Uno de los novicios llamado Hudelot, notó que el Ostensorio donde estaba el Santísimo Sacramento en el Altar, se elevó y quedó suspenso en el aire y las llamas no lo tocaban, ellas se inclinaban como si estuvieran haciendo una reverencia.
¡Estaba se pasando un notable Milagro! Las personas que estaban en la Iglesia ayudando apagar el fuego al ver el fenómeno quedaran impresionadas y luego, difundieron rápidamente la noticia. Los habitantes del lugarejo y también las personas que residían en las proximidades, gente de todas las edades, de pronto vinieron a la Iglesia para ver lo que estaba se pasando. Los Frailes Capuchinos de Vesoul también con prisa vinieron observar y testificar el fenómeno.
Aunque los monjes con la ayuda de las personas, consiguieron apagar el fuego que querría consumir la Iglesia, el Milagro no cesó, el Ostensorio con JESÚS Sacramentado continuaba flotando en el espacio. Las personas que llegaban se arrodillaban en demostración de respeto, de miedo y en señal de adoración, delante del Ostensorio con el Santísimo suspenso en el aire. De la misma manera, varios escépticos del lugar, sabiendo del evento también se acercaron en silencio para examinar el milagro que se pasaba.
A lo largo del día y durante la noche, los monjes no establecieron ninguna restricción, y los espectadores pudieron visitar la Iglesia libremente y dar testimonio del notable fenómeno.
Por la mañana del martes, el 27 de mayo, el Milagro continuaba. Sacerdotes de los barrios circundantes vinieron y también de otras ciudades y celebraron la Santa Misa en un Altar improvisado, en horarios seguidos, mientras el Ostensorio se mantenía suspendido en el aire. En la Santa Misa que fue realizada a las 10 horas de la mañana, por el Sacerdote Nicolás Aubry, de la Parroquia de Menoux, en el momento de la Consagración las personas dieron testimonio de que el Ostensorio cambió de su posición y bajó suavemente en el Altar improvisado. Bajo la mirada conmovida de todos las personas, NUESTRO SEÑOR encerró en aquello momento el admirable Milagro Eucarístico.
La suspensión del Ostensorio se quedó durante 33 horas.
LA INVESTIGACIÓN
El 31 de mayo, fue hecha una investigación pedida por el Señor Arzobispo Ferdinand de Rye. Fueran recogidos cincuenta cuatro testimonios de monjes, sacerdotes, autoridades, hombres y mujeres del pueblo. Después de estudiar los testimonios y los relatos coleccionados durante la investigación, el Señor Arzobispo decidió afirmar el 30 de julio de 1608, que había pasado un notable Milagro Eucarístico.
Hoy, examinando detalles de la notable ocurrencia, nosotros observamos:
El Altar era de madera y casi se redujo completamente las cenizas, salvo los pies. Fue totalmente quemado la toalla de lino y el Corporal que estaban en la Mesa de Celebraciones, así como uno de los lustres que decoraba el Altar, ello se encontró fundido por el calor del fuego.
Y el Ostensorio con JESÚS Sacramentado estaba perfecto, misteriosamente se conservó sin ningún daño. Las dos Hostias Consagradas que se encontraban dentro de él, quedaron intactas. También fueron salvados y se quedaron sin cualquier daño, cuatro preciosidades que estaban dentro de un tubo cristalino fijado al Ostensorio:
– una reliquia de Santa Ágata;
– un pedazo de seda pequeño que protegió la reliquia;
– una proclamación de indulgencias por el Santo Padre, el Papa;
– y una carta episcopal en que la cera de la estampa fundió y corrió encima del pergamino, sin embargo alterar el texto.
Las 54 personas, sacerdotes de otras Órdenes Religiosas que vinieron dar testimonio del evento sobrenatural y dieron declaraciones bajo juramento, testificaron e incluso firmaron un documento que aún es conservado.
Considerando que la Iglesia poseía suelo de madera, los testigos también dijeron que la suspensión del Ostensorio no fue afectado por las vibraciones de las personas que se movían al derredor para mejor observar el Milagro. Ni tampoco, por las personas que constantemente entraban y salían del templo, así como la actividad de los monjes en la remoción de inmediato del material quemado por el fuego y la instalación de un altar provisorio. Después fue puesta una piedra jaspeada para marcar el lugar del Milagro. En ella existen las palabras «Lieu du Miracle» – (Lugar del Milagro).
LA CONSERVACIÓN
En diciembre de 1608, una de las dos Hostias que estaban en Ostensorio en la hora de la suspensión milagrosa, se transfirió solemnemente para la ciudad de Dole, que era la capital del distrito municipal.
Durante la Revolución francesa infelizmente el Ostensorio del Milagro fue destruido, pero la Hostia Consagrada fue conservada de cualquier daño por miembros del consejo municipal de Faverney que la mantuvo escondida hasta pasar el peligro. Entonces, hicieron otro magnífico Ostensorio, donde fue colocada la Hostia del Milagro. Dentro de este nuevo Ostensorio la Hostia Sagrada se encuentra en perfecto estado de conservación y disponible a la adoración de los fieles en la Iglesia de Nuestra Señora de La Blanche (La Blanca), en Faverney.
Fuentes: Milagros Eucarísticos, Signos de estos Tiempos