¿Te diste cuenta que hoy lo que está dividiendo más a la Iglesia Católica es el tema sexual?
Los dos temas que discutió más el Sínodo de la Familia fueron la comunión a los divorciados vueltos a casar y la bendición de las uniones del mismo sexo.
Y eso se ha seguido amplificando.
En ambos temas se nota una rebelión contra lo que se ha entendido a través de todas las épocas como los mandatos de Dios desde el Jardín del Edén.
Y ni que hablar de los abusos sexuales.
La Iglesia se está viendo atacada y colonizada para que se abra al disfrute de sus pasiones.
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Por más aberrantes y destructivas que sean.
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Y por más que tengan consecuencias desastrosas para el futuro propio y de la humanidad.
Esto es consecuencia de una mala catequesis.
¿CÓMO ENTENDIÓ EL SEXO LA IGLESIA CATÓLICA DESDE SU INICIO?
Dios es el autor de la actividad sexual sexo y del placer que da el sexo.
Pero el propósito fundamental del sexo es la procreación y el reforzamiento de la unidad familiar, según lo decretado por Dios.
Por lo tanto la Iglesia Católica sostiene que es un pecado grave separar la sexualidad de la procreación, porque es su propósito esencial.
Lo mismo que sostiene que el sexo fuera del matrimonio (la fornicación) es pecaminoso, porque degrada la unidad familiar, que es el centro de la civilización humana.
Dios creó el sexo para el propósito de la procreación y para la unidad dentro de la familia.
Por eso estableció que los cónyuges debían experimentar el placer y el disfrute de las actividades sexuales.
Y en la medida que las personas siguen este designio y diseño de Dios para la sexualidad se genera mayor felicidad individual, las familias son más estables, la sociedad próspera y florece.
Esto es demostrable históricamente, sociológicamente y económicamente.
Pero en la medida en que las familias, las personas y la sociedad abracen un modelo distinto, tendrán el resultado opuesto.
Piénsalo por el lado de la comida.
Por un lado tenemos nuestras papilas gustativas que nos permiten disfrutar de la comida sensorialmente.
Y por otro tenemos el aspecto nutricional de los alimentos, para mantener y fortalecer nuestro cuerpo.
Si separamos el placer de comer, del fin nutricional, vienen las corrupciones.
Como por ejemplo el caso de las personas que comen comida chatarra, que es placentera desde el punto de vista gustativo pero de escaso valor nutricional, y que su consumo sostenido trae problemas de salud.
Cuándo el sabor de la comida y su valor nutritivo se encuentran, se completa la eficacia de los platos de comida.
Y de la misma forma cuando el sexo se encuentra con la procreación y el reforzamiento de la relación entre los esposos y la unidad familiar, entonces se crea un círculo virtuoso.
El entendimiento de la sexualidad ha sido poco divulgado en las catequesis católicas.
Y es por eso que hoy hay católicos que interpretan con demasiada frecuencia que la moral católica es muy restrictiva y mojigata.
Dios no está contra el sexo porque él mismo lo inventó.
Pero lo diseñó para la procreación y para reforzamiento de la pareja.
Es por eso que es condenable la anticoncepción y el aborto, porque frustra deliberadamente la procreación.
Y también es condenable la fornicación, porque frustra el reforzamiento de la unidad familiar, que es el centro de la civilización.
Este entendimiento se ha pervertido con la modernidad.
LA PÉRDIDA DE AUTO-CONOCIMIENTO EN LA MODERNIDAD
La visión clásica y cristiana del hombre comienza con una auto-conocimiento de la naturaleza humana.
Que forma un cuerpo de sabiduría perenne y proporciona una unidad de la raza humana.
La modernidad, sin embargo, no ve que la naturaleza humana se rija por la razón, la ley natural, la ley divina, o verdades evidentes universales.
El hombre moderno está sujeto únicamente a la ley hecha por el hombre, la voluntad de poder político reinante, y las decisiones legales determinados por los tribunales.
Estas fuerzas políticas, judiciales, e ideológicas conspiran para erradicar todas las categorías morales y virtudes tradicionales que las sociedades civilizadas transmiten de una generación a otra.
Como el significado del matrimonio, la naturaleza de la familia, los ideales de la maternidad y la paternidad, la virtud de la castidad y la santidad de la vida.
La legalización del aborto y la eutanasia equivalen a la arrogancia: el hombre asumiendo que es un dios que determina lo que vive y muere.
La legalización de las uniones del mismo sexo repudia todas las leyes naturales, tanto morales como biológicas.
Y la ideología de género niega la evidencia de los cinco sentidos que determina masculino y femenino desde el momento del nacimiento.
El hombre moderno no posee ninguna norma de auto-conocimiento, está constantemente redefiniendo y reinventando las definiciones de la libertad, la igualdad y los derechos.
Para satisfacer los deseos de los ideólogos, que esperan que toda la estructura de la realidad de cabida a su versión imaginaria de una sociedad, en la que todas las aberraciones y perversiones utópicas se asuman como condición de la normativa.
Las versiones modernas de auto-conocimiento no sostienen que el hombre sea un animal racional o la imagen de Dios que posee libre albedrío.
La explicación de los trastornos morales es la razón de ser del determinismo biológico: ciertos individuos «nacen de esa manera».
Hombres que piensan que son las mujeres y mujeres que creen que son hombres, que heredan estos rasgos psicológicos al nacer.
La visión moderna del hombre no reconoce el pecado griego de la arrogancia y el pecado mortal de orgullo.
Porque invierte o deshace todas las enseñanzas de la Sagrada Escritura:
-fomentando el divorcio por cualquier motivo («No fue así desde el principio»),
-la defensa de la causa del control de la población («Sed fecundos y multiplicaos»), y
-la elección de la muerte sobre la vida («he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida para ti y tu descendencia»).
El principio de la sabiduría comienza con el auto-conocimiento.
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Si el hombre no es un animal racional, una imagen de Dios, un ser caído, o una persona con libre albedrío, entonces él carece de una identidad humana y vive en la ignorancia oscura.
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Entonces él se convierte en lo que él desee llamarse a sí mismo, y se genera una criatura sin naturaleza, sin voluntad, sin la responsabilidad moral, y sin propósito.
Se convierte en una entidad desconocida, un átomo sin forma de humanidad, una criatura amorfa sin la guía de la verdad, la ley o la razón.
En lugar de un cuerpo informado por un alma racional, el hombre se comporta como si no fuera más que «materia en movimiento».
Sin las verdades evidentes de auto-conocimiento, el reino del caos en lugar de la ley eterna o la divina Providencia, gobierna un mundo regido por el azar, la locura, y la ilegalidad en todas sus formas destructivas.
ESTO COMENZÓ CON EL MOVIMIENTO DEL PANSEXUALISMO
La Iglesia está llegando a ser permeada por esta nueva ideología, porque se está enfrentando a un desarrollo histórico que se fue dando en etapas.
Esto es el resultado del pansexualismo social que podemos rastrear aún antes de la revolución francesa, con la secularización de la sexualidad y la aparición del amor romántico.
Dando así, paso a la revolución sexual que culmina en los últimos años en la ideología de género, que es la madre directa del homosexualismo político que vemos actuando en occidente.
El efecto de este pansexualismo ha sido:
1º) La reducción de la sexualidad a genitalidad o se la excitación sexual
2º) El tratamiento de tal sexualidad como objeto de consumo.
3º) Y el reclamo de toda sexualidad como buena.
Así la sexualidad entendida como excitación genital se convierte en un fin en sí mismo.
Al punto que si en algún momento no se hace presente el reclamo sexual se vive como una carencia.
SE ELIMINA EL MISTERIO DE LA SEXUALIDAD
La sexualidad entonces deja de considerarse como un elemento con un contenido de misterio y de trascendencia que ha tenido hasta entonces en las culturas y todas las religiones, incluido el cristianismo.
Y cambia hacia una visión secularizada donde la sexualidad se valora como algo meramente mundano, bajo el dominio del hombre; como un elemento más de su naturaleza física.
Es un fenómeno sin precedentes en la historia de la humanidad, que ingresa por vez primera en el cristianismo con Lutero, que niega el valor sacramental del matrimonio.
Entonces llegamos a la primacía del “amor romántico”.
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Que mide la verdad propia del amor exclusivamente por su intensidad.
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Y centra el juicio moral en el estado afectivo del momento.
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Con la consecuencia de la pérdida de su valor en cuanto promesa de comunión.
Porque se pone el acento en el propio estado de ánimo y no en la construcción de una vida.
Pierde el sentido del tiempo como un elemento positivo del amor y, por el contrario, tiende a eternizar el momento actual.
Con este movimiento histórico se aceptan y se extienden los anticonceptivos, y con ellos la sexualidad parece por fin haberse separado por un medio científico, del peso de la fecundidad, pasando a quedar al arbitrio autónomo de la pareja.
“Lo serio” de la sexualidad puede ser eliminado por un proceso técnico, de suerte que el significado procreativo de la misma pasaría a ser electivo y el único sentido intrínseco que le quedaría sería la comunicación afectiva o física.
Con este contenido la sexualidad misma pasa a ser una realidad que cabe en un proyecto utilitario.
SE DESEMBOCA EN TEORÍA DE GÉNERO Y HOMOSEXUALISMO POLÍTICO
Y es entonces que aparece la denominada “teoría de género”, que se fundamenta en la consideración de que la sexualidad no es el desarrollo de un impulso natural, sino que se realiza según la propia voluntad.
No se habla de sexo masculino y femenino sino de “género”, para indicar que el sexo es biológico, pero el “género” es cultural.
Caben entonces otros “géneros” además del masculino y femenino, los que se manifiestan en los distintos tipos de homosexualidad.
Es así que arribamos a su expresión política y de movimiento militante.
Todos estos elementos pasan a configurar un bloque que va a circular en los tratados internacionales sobre la población o la mujer, sostenidos por medio neologismos terminológicos:
1º) “derechos sexuales”, que se identifican con la posibilidad de hacerlo fuera del ámbito matrimonial;
2º) los “derechos reproductivos”, para la necesidad de limitar los nacimientos, por todos los medios posibles, incluido el aborto pues es el último recurso cuando los demás fallan;
3º) los “modelos familiares”, consideración ambigua de la familia, sin definir y abierta a la homosexualidad.
4º) la “igualdad de derechos”, que significa la protección especial de los homosexuales como grupo, con derechos por encima del resto de la población
Bien, esta es una explicación socio histórica de las tendencias que están actuando ¿pero no habrá una causa detrás de esto que lleva al crecimiento y la hegemonía de de esta ideología de género?
UN HISTORIADOR SUECO DICE QUE TIENE UN ORIGEN SATÁNICO
La monumental tesis de doctorado, del historiador sueco de las religiones, Per Faxneld, publicada bajo el título Feminismo Satánico (Sorgenfrei y Molin, Estocolmo 2014), sostiene que las personas que están en los orígenes del feminismo, del homosexualismo y de la ideología de género, así como del socialismo, han citado explícitamente y confiaron en satanás como el padre de sus ideas.
Esta indagación histórica coincide con la opinión del Cardenal Bergoglio, expresada en el 2010 cuando dijo que la ley argentina de ‘matrimonio’ homosexual y adopción se trata “de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.
Faxneld distingue entre el satanismo en el sentido estricto – que estudió en otras partes, y que no es el tema de este libro – y el satanismo en el sentido más amplio.
En sentido estricto, el satanismo es la adoración, por ritos religiosos, del personaje llamado satanás en la Biblia, de gente que cree que existe y que se alían con él.
Satanismo en el sentido más amplio, es más bien la exaltación y promoción de satanás por personas que no creen que existe.
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Pero lo utilizan como símbolo de la aversión y el odio hacia el cristianismo, la Iglesia Católica, el orden social natural y cristiano.
El poeta masón italiano Giosuè Carducci (1835-1907), con su “Himno a satán”, es citado por Faxneld como un ejemplo típico de satanismo en el sentido más amplio.
La historia muestra cómo se ha movilizado a satanás.
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En primer lugar por los socialistas, los comunistas y los anarquistas.
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Como un agente y motor de la rebelión contra las jerarquías tradicionales, la religión y la propiedad privada.
Se conocen las referencias a satanás del fundador moderno del anarquismo Mikhail Bakunin (1814-1876).
Y del socialista Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865).
Pero Faxneld añade algunos ejemplos menos conocidos.
La mayoría se han extraído del mundo socialista americano de principios del siglo XIX y XX y la socialdemocracia sueca.
La historia muestra la importancia – para esta lectura alternativa de la Biblia – de la Sociedad Teosófica, que distingue entre satanás y lucifer como una imagen del mal.
De la cual viene una lectura positiva en clave gnóstica, y la llamada novela gótica en inglesa y francesa.
En donde las figuras diabólicas se presentan como “malas”, pero terminan fascinando al lector, como es el caso de “Drácula” de Bram Stoker (1847-1912).
SU INFLUENCIA EN LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Esto nos lleva al tema central del libro, el “feminismo satánico” y el nacimiento de la ideología de género.
Con una prehistoria en la poesía romántica inglesa, la literatura radical en el siglo XIX proclama que satanás, en el Jardín del Edén, le ofreció a Eva la oportunidad de deshacerse del control patriarcal de Dios y Adán, y debe ser celebrado y venerado como el libertador de las mujeres.
Satanás, como símbolo de la inversión y del derrocamiento, enseña a las mujeres – y también los hombres -, a elegir libremente su identidad de género, y también pone su sello en la elección homosexual.
Las brujas de la Edad Media, de acuerdo con este punto de vista, realmente existían pero de una manera diferente: eran mujeres libres, a menudo capaces de reinventarse a sí mismas con una identidad masculina o lesbiana.
El historiador anticlerical Jules Michelet (1798-1874) da un aporte a esta perspectiva con su famoso libro La Bruja de 1862.
Pero el tema emerge con mayor claridad aún en autores menos conocidos como la poetisa lesbiana francesa Renée Vivien (seudónimo de Pauline Mary Tarn, 1877-1909), y la novelista, también lesbiana, Mary MacLane (1881-1929) en los Estados Unidos y Sylvia Townsend Warner (1893-1978) en Inglaterra.
Con estos autores – ahora olvidados pero en su tiempo muy bien conocidos, al menos en los dos últimos casos – la conexión entre la adoración del diablo y la ideología de género es muy clara.
Tanto que incluso se podría preguntar si no se pasa del satanismo en el sentido amplio al de sentido estricto, porque la frontera entre los dos no siempre es evidente.
El historiador sueco también muestra la gran influencia de los actores sociales y los personajes de la prensa rosa que adoptaron un estilo y simbolismo “satánico” en la forma en que se comportaban y se vestían.
Como la actriz Sarah Bernhardt (1844-1923) y la marquesa italiana Luisa Casati (1881-1957).
El libro de Faxneld es una verdadera enciclopedia sobre el tema, que va desde el arte a la moda, a la joyería, a la cultura popular.
LA RELECTURA DE LA BIBLIA EN SENTIDO INVERSO
Lo que importa para el lector no especializado es el tema principal.
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El feminismo, la ideología de género y la promoción de la homosexualidad – especialmente femenina, pero en realidad también masculina – han nacido, así como el socialismo y el comunismo, en una relectura contraria a las historias bíblicas de la revuelta de lucifer y la tentación de Eva.
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Diciendo que Dios estaba equivocado y que el diablo, presentado como un rebelde heroico para el orden establecido, tenía razón.
Esta interpretación fue en gran medida simbólica, y propuesta por los intelectuales ateos para quienes ni Dios ni el diablo realmente existían.
Pero no sin ambigüedad, porque a menudo, a fuerza de hablar del diablo, algunos terminaron creyendo estar a su servicio.
El propósito de Faxneld no es crítico, es sólo documental.
Y, sin embargo, al cierre de su libro uno tiene la impresión de que la investigación académica está confirmando la visión del cardenal Bergoglio, cuando en 2010 en la Argentina se introduce la ley del matrimonio y las adopciones gay.
El cardenal Jorge Mario Bergoglio, el actual Papa Francisco, escribió una famosa carta a las hermanas carmelitas de Buenos Aires.
En este texto, de fecha 22 de junio de 2010, el futuro Pontífice explicó que detrás de la ideología que genera las leyes sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo,
“también está la envida del demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra.
No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios.
No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una “movida” del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.
El padre de la mentira, para los cristianos, es satanás.
Fuentes:
- http://su-se.academia.edu/PerFaxneld
- https://invocatio.wordpress.com/2014/07/05/per-faxneld-satanic-feminism-a-new-approach-to-the-dissertation/
- http://www.erg.su.se/english/research/research-areas/satanic-feminism-lucifer-as-the-liberator-of-woman-in-nineteenth-century-culture-1.174976
- http://16revolucionsexual.blogspot.com/
- http://www.truthandcharityforum.org/the-loss-of-self-knowledge-in-modernity/
- http://www.ncregister.com/blog/darmstrong/sex-and-catholics-our-views-briefly-explained
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