El Segundo Pentecostés será el tiempo cronológico en que el mundo volverá a Dios.
Dios nos ha contado, desde distintos ángulos, cómo los hombres volverán a Él, luego que termine la tribulación del Final de los Tiempos.
No es cierto que no sabemos qué va a pasar.
Estamos siendo informados y guiados.
Y si tenemos interés en conocer lo que tenemos por delante, sabremos los detalles.
Hemos comenzado una tribulación, que es la del Final de los Tiempos, que culminará en un mundo y una Iglesia renovados.
Pero no será algo mágico, sino fruto de un trabajo duro en el tiempo, que deberá sortear varias dificultades.
¿Y cómo sucederá a grandes líneas?
Una forma de verlo es poniendo foco en lo que sucederá en el campo sobrenatural.
Y otra forma es verlo desde una óptica natural, o sea lo que veremos con nuestro entendimiento humano corriente.
Aquí hablaremos sobre cómo será el proceso en que el mundo y la Iglesia se levantarán luego de la tribulación, visto desde un punto de vista sobrenatural y también natural.
Nuestro Señor le dijo a Luisa Piccarreta que cada dos mil años ha habido una gran renovación en el mundo.
Dos mil años después de la creación hubo un diluvio de agua.
Dos mil años después vino el diluvio de sangre: la redención.
Y después de dos mil años más habrá un diluvio de fuego, fuego espiritual, y finalmente vendrá a la Tierra el Reino de la Divina Voluntad, porque toda criatura cumplirá de manera perfecta la Divina Voluntad.
Ese diluvio de fuego es el Segundo Pentecostés.
Al que como hemos dicho en varios videos, vendrá en medio de la tribulación que estamos viviendo y está escalando.
Durante siglos los seres humanos han visto crecer el poder del maligno y el retroceso de la civilización creada a instancias del cristianismo.
Hoy vemos un aumento exponencial de la persecución a los cristianos, paganización de la población, con generaciones enteras que no han oído hablar de Jesucristo, y apostasía y escándalos terribles en la Iglesia.
Y entonces llegará un momento cercano en que Dios intervendrá para preservar su pequeño rebaño, para evitar que la humanidad se auto aniquile y destruya la creación.
Vendrá un momento en cada persona de la Tierra será iluminada por la luz divina y nos veremos en el espejo de la verdad y de la santidad de Dios.
El profeta Joel dice en la Biblia “en los últimos días, dice Dios, derramaré Mi Espíritu sobre toda carne”.
Será el mayor derramamiento de gracia que ha habido desde la encarnación, y el último intento de Dios para que el mundo vuelva a Él.
A cada uno se le iluminará la conciencia, y tendrá como efecto que gran cantidad de gente se convertirá, significando una nueva primavera para la Iglesia.
Pero esto no será algo automático y libre de tensiones.
Hay muchos que no aceptarán el ofrecimiento de Dios en el Aviso y se revelarán con más violencia aún, lo que provocará guerras, pestes y hambrunas.
Y los fenómenos de la naturaleza que Dios provocará, también harán su parte.
Y por otro lado, la reforma del mundo y la Iglesia será algo trabajoso y lento, porque la fe tiene que madurar en las personas, y eso requiere tiempo.
Y también lo requiere la reforma de las estructuras del mundo y la propia Iglesia.
Esta síntesis es mirando los sucesos desde el punto de vista más sobrenatural.
¿Pero cómo se verá si miramos la situación desde el punto de vista natural, que es desde el punto que lo ven la mayoría de los cristianos?
Una alocución radiofónica del entonces joven teólogo Joseph Ratzinger, en Navidad de 1969, profetizó lo que luego sucedería con la Iglesia y hoy está en proceso.
Aunque no logró prever el grado de apostasía interna, que incluso dio lugar a la crisis de los abusos, y la confusión doctrinal.
Profetizó que se avecinaban tiempos muy difíciles para la Iglesia.
Y que su verdadera crisis acababa de comenzar.
La Iglesia ya no sería una fuerza social dominante como lo fue hasta hace poco.
Y a medida que sus fieles disminuyeran, perdería también gran parte de sus privilegios sociales.
Ya no podrá habitar los edificios que construyó en tiempos de prosperidad.
Y a diferencia del período anterior, se la verá mucho más como una sociedad voluntaria, a la que se accede por libre decisión.
Pero sobrevivirá a pesar de los hombres y las mujeres, y no necesariamente gracias a ellos.
Quedará sólo un pequeño rebaño y habrá que empezar más o menos desde el principio.
A partir de pequeños grupos, movimientos y minorías que volverán a poner la fe en el centro de su experiencia.
Será una Iglesia más espiritual, que no se arrogará un mandato político, coqueteando ora con la izquierda y ora con la derecha.
Será pobre y se convertirá en la Iglesia de los pobres, pero no del activismo social.
Después de las pruebas que pasará, surgirá una gran fuerza de esta Iglesia espiritualizada y simplificada.
Y cuando todos los problemas en el mundo hayan pasado, dice Ratzinger, los hombres descubrirán que viven en un mundo de «soledad indescriptible» y, habiendo perdido de vista a Dios, «sentirán el horror de su pobreza».
Entonces, y sólo entonces, concluyó, verán «ese pequeño rebaño de creyentes como algo totalmente nuevo: lo descubrirán como una esperanza para ellos mismos, la respuesta que siempre habían buscado en secreto».
El futuro de la Iglesia residirá en aquellos cuyas raíces son profundas y que viven en la pura plenitud de su fe.
No residirá en quienes no hacen más que adaptarse al momento presente o en quienes toman el camino más simple, ni en quienes evaden la pasión de la fe.
El futuro de la Iglesia, una vez más como siempre, será remodelado por los santos.
Por hombres cuya mente es más profunda que el espíritu de la época, que ven más de lo que otros ven, porque su vida abarca una realidad más amplia.
Este trabajoso resurgir que sugiere Ratzinger lo describió Don Bosco en su profecía de los 200 días, un siglo antes.
Don Bosco se refiere a una noche oscura, en la que los hombres ya no podían encontrar su camino de regreso.
De repente una luz brillante brilló en el cielo, iluminando el camino como al mediodía.
En ese momento salieron del Vaticano, como en procesión, multitud de hombres y mujeres, niños pequeños, monjes, monjas y sacerdotes, y a su cabeza el Papa.
Estalló una furiosa tormenta y la procesión llegó a una pequeña plaza llena de muertos y heridos.
Las filas de la procesión eran cada vez más chicas.
En ese momento aparecieron dos ángeles, con un estandarte que llevaba la inscripción: Reina concebida sin pecado, y del otro lado decía: Auxilio de los cristianos.
Y le dijeron, “tomad la bandera de Aquella que pelea y derrota a los más poderosos ejércitos de la Tierra, vuestros enemigos han desaparecido”.
El Pontífice aceptó la bandera alegremente, pero se angustió al ver cuán pocos eran sus seguidores.
Mientras los ángeles le dijeron que había llegado el momento cuando los pobres evangelizarían el mundo.
Al oír esto, el Pontífice siguió adelante y las filas comenzaron a hincharse.
La población había disminuido mucho en las ciudades y en el campo.
La tierra estaba destrozada, pero la gente se buscaba unos a otros, profundamente conmovidos, diciendo: “Hay un Dios en Israel”.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo Dios nos ha comunicado, desde diferentes ángulos, el proceso por el cual el mundo y la Iglesia volverán a Él, en forma resumida.
Y me gustaría preguntarte qué otras cosas conoces sobre este proceso de regeneración del mundo y la Iglesia, que tenemos en puerta.
MIRA ESTOS VIDEOS
LEE ESTOS ARTÍCULOS
Por qué si Occidente no vuelve a Dios van a venir más Guerras como la de Ucrania https://forosdelavirgen.org/occodente-dios-guerras-ucrania/
La Ceguera Espiritual impide ver lo que Sucede en el Mundo [¿qué está sucediendo en realidad?] https://forosdelavirgen.org/ceguera-espiritual/
Como Dios Re-Evangelizará la Tierra luego de la Purificación https://forosdelavirgen.org/reevangelizacion-de-la-tierra/
El Profeta Elías está preservado en el Cielo y Volverá cuando Aparezca el Anticristo https://forosdelavirgen.org/el-misterioso-caso-de-los-profetas-judios-que-no-murieron-y-volveran-a-luchar-contra-el-anticristo-2014-03-19/