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Iglesia con problemas y posible triunfo de candidata de la reingeniería social.  

 

Dos hechos se conjugan para pintar un panorama complicado para el catolicismo en Chile. Por un lado la Iglesia está arrinconada por las denuncias de abusos sexuales y los temores de sus obispos. Y por otro, las encuestas dan favorita para las elecciones presidenciales de noviembre a Michelle Bachelet, una fuerte reigeniera social que recientemente trabajó en la ONU en esa función, y partidaria del aborto y el “matrimonio” homosexual.  

 

matthei y bachelet

 

Bachelet ha rehuido los debates público mientras que la situación de la interna eclesial es la comidilla de los medios.

LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

La elección presidencial de Chile del próximo 17 de noviembre de 2013, será disputada por nueve candidatos y dos mujeres parecen adelantar en los sondeos previos, con ventaja de Michelle Bachelet, quien fuera presidenta de 2006 a 2010.

El equipo electoral de la candidata de la Alianza y de la Unión Demócrata Independiente, Evelyn Matthei Fornet, de 60 años de edad y ex ministra del Trabajo, tomó distancia, el lunes, de su principal rival –la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, de 62 años apoyada por los partidos de izquierda agrupados en Nueva Mayoría– y ha subrayado su rechazo hacia una posible legislación del aborto y del matrimonio homosexual.

«La candidatura de Evelyn Matthei es contraria al aborto en todas sus formas y aunque somos partidarios de avanzar en las políticas del Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), somos contrarios, por supuesto, al matrimonio homosexual», dijo el senador de Renovación Nacional — uno de los partidos de la coalición de La Alianza que apoya a Matthei — Francisco Chahuán, quien enfatizó: «Queremos dejar muy claro que una diferencia sustantiva con el programa de Bachelet son los temas relacionados con los valores y la moral».

Evelyn Matthei ha montado como lema de campaña “Un siete para Chile”.

Bachelet por su parte, que tiene como lema “Chile para todos”, abrió fuego el domingo pasado con un llamado al electorado chileno para abrir un debate en torno a la elaboración de un proyecto de ley que establezca el matrimonio homosexual.  Hasta el momento, la ex mandataria chilena se ha cuidado mucho de detallar si este proyecto de ley incluiría la adopción de menores.

A inicios de octubre, una encuesta elaborada por el Instituto Chileno de Estudios Municipales (Ichem) y la Universidad Autónoma de Chile mostró que más de la mitad de los votantes de Bachelet no está a favor de la legalización del aborto y el “matrimonio” homosexual.

Como promesa general de campaña, Bachelet ha hablado de la elaboración de una nueva Constitución en Chile, y su Plan de Gobierno incorpora también la legalización del aborto y lo ya dicho de abrir las puertas al matrimonio homosexual.

Utilizando una serie de eufemismos, el Plan de Gobierno promueve políticas a favor de los llamados “derechos sexuales y reproductivos” que incluye la “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en caso de peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto”.

El Plan de Bachelet también ofrece una educación sexual “laica y humanista” y “la disponibilidad efectiva de métodos anticonceptivos, incluyendo la anticoncepción de emergencia”.

LA IGLESIA CON PROBLEMAS EN CHILE

Mientras la candidata presidencial que puntea, la Bachelet, propone introducir toda la agenda de la reingeniería social occidental, la Iglesia Católica en Chile vive tiempos difíciles.

Desacreditada y desanimada por varios escándalos públicos, afronta una grave crisis de obispos. El 20 por ciento del episcopado espera un urgente recambio, pero el nuncio apostólico ha encontrado enormes problemas para promover nuevos pastores. Además El Vaticano tenía todo listo para iniciar auditorías en dos diócesis, pero las mismas fueron bloqueadas a último momento.

Chile es un país pequeño que cuenta con apenas 30 obispos en ejercicio. Aunque seis de estos deben ser sustituidos en breve y su lentitud ya ha despertado preocupaciones.

Además de las vacantes, otros cuatro obispos han presentado ya sus renuncias obligatorias, tras haber sobrepasado la edad de jubilación establecida en 75 años. Pero de sustitutos ni hablar, aunque tres de ellos ya superaron los 77.

A la lentitud en el recambio se suman otros problemas. Cuatro obispos en activo (el auxiliar de Santiago Andrés Arteaga Manieu, el castrense Juan Barros Madrid, el de Linares Tomislav Koljatic Maroevic y el de Talca Horacio Valenzuela Abarca) son discípulos de Fernando Karadima, el poderoso sacerdote condenado por la Santa Sede tras acusaciones de abusos sexuales contra menores.

En su momento ellos defendieron a capa y espada a su mentor, incluso cuando ya El Vaticano había dictado sentencia definitiva. Por todos los medios intentaron desacreditar a las víctimas. Hace algunas semanas el escándalo se reavivó luego que se filtraron a la prensa cartas con férreas defensas del sacerdote, dirigidas a Roma y firmadas por ellos.

La caída de Karadima significó un fuerte cimbronazo para la Conferencia Episcopal Chilena cuya Comisión Permanente obligó a esos cuatro obispos a pedir perdón por haber apoyado a su otrora guía espiritual. Ellos lo hicieron, pero muy a su pesar y en medio de una tensa situación.

Como si todo eso fuera poco, otras diócesis se encuentran en entredicho. Por ejemplo San Felipe cuyo responsable, Cristián Contreras Molina, ha sido objeto de graves acusaciones de tipo moral. Aunque los señalamientos son producto de una pugna interna entre sacerdotes, la nunciatura apostólica está conduciendo una serie de pesquisas al respecto.

La demarcación eclesiástica de Valparaíso también pasa momentos complicados luego que Mauricio Pulgar y Sebastián del Río, ambos expulsados del seminario, levantaron el dedo contra el régimen imperante en esa casa de estudios.

Tal magnitud alcanzaron estos últimos dos casos que motivaron un estudio especial de parte de la Santa Sede, en cuyas oficinas se llegó a autorizar la realización de dos visitas apostólicas, es decir auditorías profundas. Todo estaba listo para su inicio hasta que, en junio, viajo a Roma el nuncio Ivo Scapolo. Bastaron una serie de reuniones del embajador con los jefes de algunos ministerios vaticanos para que las revisiones quedaran suspendidas hasta nuevo aviso. Sin mediar explicación.

De todas maneras las dificultades permanecen. Como confesó preocupado al Vatican Insider un conocedor sacerdote chileno:

«Tenemos el más débil episcopado de nuestra historia, con obispos que no hablan, que no golpean la mesa, ‘perros mudos’ diría el profeta, nadie se la juega por nadie, se les ve asustados, débiles, hay un ambiente de mucha desolación».

Fuentes: Agencias, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

 

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