En 1899 el Papa León XIII promulgó la encíclica Annum Sacrum.

En la que pidió que todo el mundo fuera consagrado al Sagrado Corazón de Jesús.

Los tres antecedentes que incidieron en el Papa fueron dos religiosas.

Santa Gertrudis en el siglo XIII, Santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII y María del Sagrado Corazón entre los siglos XIX y XX.

Quienes tuvieron visitas de Nuestro Señor pidiéndole el desarrollo de esta devoción y la consagración.

Nuestro Señor se le apareció a Santa Gertrudis para revelarle a ella y al mundo el amor divino y humano de su Sagrado Corazón.

A Santa Margarita María le dio las promesas a los devotos de su Sagrado Corazón.

Y a la Beata María del Sagrado Corazón le pidió qué gestionará la consagración ante el Papa.

La propuesta del Papa era que todas las personas del mundo, independientemente que fueran cristianas o no, fueran consagradas al Sagrado Corazón.

   

SANTA GERTRUDIS ANTES QUE LAS OTRAS DOS

Fue 400 años antes que Santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII y 600 años antes que María del Sagrado Corazón en los siglos XIX y XX.

E incluso llegó a tener una experiencia mística con San Juan evangelista, con quién recostó su cabeza en el pecho de Jesús y sintieron los latidos de su corazón.

Gertrudis la grande fue una mística benedictina que nació en 1256 y murió en 1301.

A los 5 años Fue enviada a vivir al monasterio benedictino de Helfta dónde Santa Gertrude de Hackeborn fue abadesa.

Ésta la puso a cargo de Santa Mechtilde o Matilde de Hackeborn, su hermana, con quien compartió muchas visiones.

Santa Gertrudis es conocida como Santa Gertrudis de Hefta o también como Santa Gertrudis la Grande.

Fue considerada una gran teóloga, pero curiosamente nunca fue canonizada formalmente, a pesar que Clemente XII dispuso que se celebrara universalmente su fiesta el 16 de noviembre.

También fue una propulsora de las devociones a las almas del purgatorio.

   

SU DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN

Nuestro Señor se le apareció a Santa Gertrudis para revelarle a ella y al mundo el amor divino y humano de su Sagrado Corazón.

Y ella se convirtió en un Heraldo de su Sagrado Corazón.

Una de las primeras apariciones de Jesús a Santa Gertrudis fue cuando caminaba por un pasillo del monasterio y se inclinó en la presencia de una hermana, pero vio que era Nuestro Señor Jesucristo.

Y fue especialmente importante para ella porque en ese momento estaba sufriendo de aridez espiritual y le dio mucha alegría a su corazón.

Ella lo describiría después como el más hermoso de todos los hijos de los hombres.

Nuestro Señor le dijo,

«Tu salvación está cerca, ¿por qué te consume el dolor?»

E inmediatamente apareció un coro de monjas cantando alabanzas a Dios y Jesús le dijo poniéndole la mano en su cabeza,

«Te salvaré, te libraré, no temas».

Y fue más específico cuando le recalcó,

«Has lamido el polvo con Mis enemigos, y has atrapado la miel entre espinas, pero vuelve ahora a Mí.

Yo te recibiré y te embriagaré con el torrente de Mis delicias celestiales».

Entonces Gertrudis trato de tocarlo, pero descubrió una barrera entre ellos que eran sus pecados.

Y descubrió que las distracciones del mundo la habían alejado del amor de Dios, se dio cuenta de lo que le agradaba Dios y lo que no le agrada a Dios.

Entonces decidió escapar de las vanidades del mundo y de estímulos que tenían poco contenido espiritual y mucho deleite personal.

Y fue en esa oportunidad que recibió las 5 heridas en su corazón y le prometió,

«Oh, mi Salvador, deseo traerte cada alma, para que te deleites en cada una».

Otra vez vio a Jesús llevando un gran edificio sobre los hombros y le preguntó que significaba.

Y Nuestro Señor le dijo,

«He aquí, con qué trabajo, cuidado y vigilancia llevo esta querida casa, que no es otra que la de la religión.

En todas partes está amenazada con la ruina, porque hay muy pocas personas que están dispuestas a hacer o sufrir algo por su apoyo y crecimiento.

Por lo tanto, deben sufrir conmigo para soportarla.

Para todos aquellos que se esfuerzan, con sus palabras o acciones, de extender la religión y tratar de establecerla en su primer fervor y pureza

Los pilares fuertes que sostienen esta santa casa me consuelan al compartir conmigo el peso de esta carga«.

   

En una oportunidad Gertrudis estaba preocupada porque su fama se había extendido y mucha gente iba a pedirle consejos y ella temía que pudiera dar consejos equivocados.

Entonces se le apareció el Sagrado Corazón y le dijo que confiará en los instrumentos que Él había elegido.

Le recordó lo que le había prometido a Pedro, que lo que desates en la Tierra será desatado en el cielo.

Y lo mismo había obrado para ella,

«Realmente confirmo que todo lo que le digas a los demás a sugerencia Mía y en Mi nombre: a quienquiera que prometas algo a través de mi bondad sobre la Tierra, lo aseguraré y ratificaré en el cielo».

   

Una oración ella acuñó para el Sagrado Corazón es esta,

«Santidad del Corazón de Jesús, consagra mi corazón;
Providencia del Corazón de Jesús, vela por mi corazón;
Inmutabilidad del Corazón de Jesús, fortalece mi corazón;
Pureza del Corazón de Jesús, purifica mi corazón;
Obediencia del Corazón de Jesús, subyuga mi corazón;
Amabilidad del Corazón de Jesús, datee a conocer a mi corazón;
Atracciones divinas del Corazón de Jesús, cautiven mi corazón;
Riquezas del Corazón de Jesús, enriquezcan mi corazón;
Inundaciones de gracia y bendición que fluyen del Corazón de Jesús inunden mi corazón.

¡Oh Corazón de Jesús! Sé tú mi alegría, mi paz, mi reposo en este mundo y en el próximo.

¡Oh Corazón de Jesús! adorado en el Cielo, invocados en la Tierra, temidos en el Infierno, reina sobre todos los corazones, reina a través de todas las épocas, reina para siempre en la gloria celestial. Amén.»

   

SU DEVOCIÓN A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Santa Gertrudis también tenía una gran devoción por las almas del purgatorio, y hay una oración destinada a liberar 1.000 almas del purgatorio cada vez que se rece, según la promesa de Jesús,

“Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las Misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amén.”

Y una vez luego de comulgar Santa Gertrudis trato de dividir la hostia que tenía dentro de la boca en pequeñas partículas, para significar el número de almas que deberían ser liberadas del purgatorio, entonces se apareció Jesús y le dijo,

«Para que sepan que Mi misericordia está por encima de todas mis obras y que el abismo de Mi misericordia no se puede agotar, estoy dispuesto a concederles, por el mérito de este sacramento vital, más de lo que se atreven a pedirme«.

   

APARICIÓN DEL APÓSTOL SAN JUAN

En una oportunidad fue visitada por Jesús y San Juan evangelista, y sorprendida Gertrudis le dijo,

«Mi amable Señor, ¿cómo puede ser que presentas a Tu discípulo más amado a una criatura indigna?».

Fue ahí que Nuestro Señor le replicó,

«Deseo establecer entre él y tu una amistad íntima, él será el Apóstol, para instruirte y corregirte».

Y entonces fue ahí donde ambos pusieron su cabeza en el pecho de Jesús a instancias de San Juan,

«Ven, Esposa de mi Maestro, pongamos nuestras cabezas en el más tierno seno del Señor, en el que están encerrados todos los tesoros del Cielo y de la Tierra».

Y Gertrudis cuenta que escuchó los latidos de su Sagrado Corazón y le preguntó a Juan,

«Bien amado del Señor, ¿estas armoniosos golpes, que alegran mi alma, también alegraban las tuyas cuando reposabas durante la Última Cena en el seno de nuestro Salvador?

¿Cómo es que en tu evangelio has hablado tan poco de los secretos amorosos del Corazón de Jesucristo?»

San Juan le contestó,

«Mi ministerio se limitaba a hablar de la Palabra Divina y del Hijo eterno del Padre, algunas palabras de profundo significado sobre las cuales la inteligencia humana podía meditar para siempre sin agotar su riqueza.

Pero a estos últimos tiempos se le reservó la gracia de escuchar la voz elocuente del Corazón de Jesús.

Con esta voz, el mundo renovará su juventud, se despertará de su letargo y se inflamará nuevamente con la calidez del amor divino».

A partir de ahí Gertrudis comenzó a tener experiencias más extraordinarias.

   

TRES LECCIONES DADAS POR EL CORAZÓN DE JESÚS SOBRE LA CONFIANZA Y EL ABANDONO

   

1 – Jesús proveerá lo que nos falta

En una oportunidad Santa Gertrudis estaba desanimada con la oración y Jesús le pidió tener confianza en su Sagrado Corazón, imitando como hizo la reina Ester ante su marido Asuero.

Ella le pidió que se hiciera Su voluntad, y Jesús le nombró a cada una de las personas que se habían enomendado a sus oraciones diciéndole,

«¿Qué preguntas por esta alma y por esta, y por esa otra, que reclaman más especialmente tus oraciones?»

Y Gertrudis le contestó:

«Solo te pido, Señor, que tu voluntad se realice perfectamente en ellos.

Todo mi deseo y mi deleite es verte completamente satisfecho en mí y en todas tus criaturas».

Jesús quedó conmovido por el confiado abandono a Su voluntad y le prometió que supliría lo que le estaba faltando en su vida.

   

2 – No elegir ni pedir nada, porque Él elegirá lo mejor para nosotros

En otra oportunidad Gertrudis estaba enferma con fiebre y se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús con la salud en la mano derecha y la enfermedad en la mano izquierda, preguntándole cuál de las dos cosas ella prefería.

Y Santa Gertrudis le contestó,

«Señor, no elijo nada, solo deseo el buen placer de Tu Corazón»

A lo que Jesús respondió,

«Como renuncias a tu propia voluntad de abandonarla por completo a la Mía, derramo en ti toda la dulzura y toda la alegría de Mi Divino Corazón«.

   

3 – Renunciar a la voluntad propia

En el convento, en la Fiesta de la Circuncisión, la comunidad le pidió regalos espirituales, entonces Jesús se le apareció y le dijo,

«Si alguien generosamente renuncia a su propia voluntad de buscar sólo Mi Voluntad, Mi Divino Corazón lo iluminará con una luz vívida para conocer Mis deseos.

Le mostraré en lo que ha fallado con respecto a su Regla, que es la expresión de Mi Voluntad, y le expiaré todas sus deficiencias.

Como un buen maestro que instruye a un ser querido niño, lo dejaré apoyarse en Mi Corazón, le señalaré sus fallas con delicadeza, amablemente corregirá lo que ha hecho mal y lo que ha descuidado.

Y si, como un niño descuidado, no le presta atención a algunos puntos, los atenderé por él, y compensaré lo que él haya pasado por alto«.

   

LA VISIÓN DE LAS MONEDAS DE ORO

Entre las visiones más conocidas de Santa Gertrudis está una en que vio a Jesús con una pila de monedas de oro de extraordinaria belleza.

Y observó que Jesús ponía una tras otra moneda de oro sobre la pila de monedas y la pila parecía brillar cada vez más.

Entonces Gertrudis le preguntó qué significaban esas monedas de oro, porque la gran pila, y porque la última que ponía tenía un brillo muy especial.

Y Jesús le respondió,

«Hija mía, cada vez que rezas con calma, fervor y cariño, a Mi Madre, deposito una moneda de oro en el Tesoro del Cielo por ti».

En otra oportunidad vio que Jesús estaba contando las monedas de oro y ella le preguntó por qué lo estaba haciendo, y Jesús le respondió,

«Estoy contando las avemarías que has dicho; este es el dinero con el que compras el cielo».

Fue así que surgió la oración del Ave María Dorada, que es una recitación muy lenta del Ave María, saboreando cada palabra y meditándola.

   

ORACIÓN QUE EL SEÑOR DICTÓ A SANTA GERTRUDIS PARA ANTES DE DORMIR

Jesucristo le dictó a Santa Gertrudis una oración para recitar antes de dormir, ante la posibilidad de una muerte repentina durante la noche.

«¡Oh Corazón dulcísimo del Señor Jesús!

Yo Os encomiendo por esta noche mi corazón y mi cuerpo a fin de que descansen dulcemente en Vuestra Merced.

Como no puedo alabar a Dios durante mi sueño, dignaos hacerlo Vos mismo en mi lugar, de modo que todos los movimientos de mi corazón, durante esta noche sean otras tantas alabanza que deis a la Santísima Trinidad, y recibais todos mis suspiros para presentárselos como centellas ardientes de amor. Así sea.»

margarita maria con sagrado corazon

   

LAS VISIONES DE SANTA MARGARITA MARÍA  DE ALACOQUE

El Señor preparó a Margarita María.

Por medio de una infancia sin alegría y de una juventud llena de pruebas.

Para que se convirtiera en la mensajera de su amor redentor, en un tiempo en que reinaba el jansenismo.

Santa Margarita pasó a la historia por ser la divulgadora de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
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Pero también hay que hacer notar las gracias que recibió de la Virgen María y las reiteradas apariciones que tuvo de ella…

Bien conocida en su intimidad espiritual por su autobiografía y sus cartas, no parece haber sido una persona humanamente destacada o notable.

Borgoñona, hija de un notario, después de educarse en las clarisas de Autun, se hace religiosa salesa en el convento de Paray-le-Monial en 1671.

Contaba la muchacha veinticuatro años al entrar en la Visitación de Paray-le-Monial, en la Borgoña.

Los comienzos le resultaron dificultosos.

De novicia no podía aprender a hacer oración, aun cuando acudía con frecuencia ante el Santísimo Sacramento – notó su superiora – para ponerse en su presencia, como se extiende un lienzo ante el pintor.

Santa Margarita pasó a la historia por ser la divulgadora de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, pero también hay que hacer notar las gracias que recibió de la Virgen María. 

   

LA VIRGEN MARÍA Y SANTA MARGARITA

La Virgen María ocupó siempre un puesto muy importante en la vida de Margarita María.

Desde niña le rezaba diariamente el Rosario.
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E hizo voto de ayunar todos los sábados y de hacer siete genuflexiones cada día rezando siete avemarías, para honrar sus dolores, ofreciéndose por «su esclava perpetua».

En varias ocasiones la Santísima Virgen la recreó con su presencia, acariciándola y animándola en el penoso caminar sobre la cruz, prometiéndole su amparo.

De niña le vino una enfermedad que la tuvo paralizada por varios años.

Pero al fin se le ocurrió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su devoción, y poco después Nuestra Señora le concedió la salud.

A los 18 años por deseo de sus familiares empezó a arreglarse esmeradamente y a frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes.

Pero estos pasatiempos mundanales le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su corazón deseaba dedicarse a la oración y a la soledad.

El demonio le traía la tentación de que si se iba de religiosa no sería capaz de perseverar y tendría que devolverse a su casa con vergüenza y desprestigio.

Rezó a la Virgen María y Ella le alejó este engaño y tentación y la convenció de que siempre la ayudaría y defendería.

En su autobiografía, escrita por obediencia, declara:

«En un día de retiro me honró con su visita. Llevaba en sus brazos a su divino Hijo, que puso en los míos, diciéndome:

He aquí que viene a enseñarte lo que debes hacer´.

Me sentí penetrada de gozo y apremiada de sumo deseo de acariciarle mucho, dejándome que le hiciera cuanto quise.

Después me dijo:

´¿Estás contenta ahora?

Que esto te sirva para siempre, quiero que te abandones a mi poder, como has visto que me he abandonado yo´.

santa margarita maria de alacoque

   

EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA

El 27 de diciembre de 1673, daba comienzo el descubrimiento espiritual que formará el núcleo de su vida.

La santa pasaba horas enteras delante del Santísimo Sacramento y pronto se extendió el rumor de que la hermana Margarita María tenía apariciones.

Ella misma oportunamente así lo manifestó, pero la superiora y los médicos no le creyeron.

Se considera que fueron cuatro las principales apariciones que dieron a conocer a la humilde religiosa la trascendencia de la devoción al sagrado corazón.
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La principal fue la que ocurrió el 27 de junio de 1673 (primer viernes de mes).
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En que por primera vez se le apareció el Salvador y le mostró su sacratísimo corazón aureolado de llamas, circundado de agudas espinas, rematado por una cruz y con la llaga del golpe de la lanza.

«Mira este corazón -le dijo -que tanto ha amado a los hombres, y la mayor parte de ellos no le paga más que con frialdad, indiferencia e ingratitud».

Según relata la misma monja, el Salvador siguió diciéndole que en este mundo tan frío quería suscitar una nueva primavera de entrega a Él por medio de la devoción a su Corazón, símbolo y sede de su amor redentor.

Y que ella, Margarita María, era la encargada de anunciar a los pueblos las inescrutables riquezas de Cristo.

A la vez le encargó que procurase la institución de una fiesta en honor de su Sagrado Corazón.

¡Ya cabe suponer la acogida que le dispensarían sus superiores!

Pero el Señor vigilaba.

Puso en el camino de la joven religiosa a un jesuita preocupado, a su vez, por dar a conocer «el misterio incomparable del amor de Cristo», el P. Claudio de la Colombiere. Este le ofreció todo su apoyo.

En 1686 se celebró por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón en la Visitación de Paray.

La tarea de Margarita María había concluido. Moría cuatro años más tarde entregada por entero al misterio cuyo apóstol había sido (1690).

Una de las santas más populares de los tiempos modernos, sobre todo desde que en 1856 se instituyó la fiesta del Sagrado Corazón y se extendió tanto esta devoción, objeto de las revelaciones que son el centro de su vida.

Desde 1920 está en los altares, canonizada como un refrendo al mensaje que supo transmitir, pero también por la paciencia y el espíritu de humildad con que se enfrentó a tantas incomprensiones.

margarita maria de alacoque

   

PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Santa Margarita María Alacoque fue la confidente del Sagrado Corazón de Jesús y El le reveló algunas promesas maravillosas en favor de aquéllos que le aman.

He aquí las doce promesas famosas:

1. A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado.
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2. Daré paz a sus familias.
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3. Les consolaré en todas sus aflicciones.
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4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y principalmente a la hora de la muerte.
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5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
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6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
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7. Las almas tibias se harán fervorosas.
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8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
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9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
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10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
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11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de El.
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12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes, continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

   

LAS VISIONES DE MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

La beata María del Divino Corazón fue una noble alemana nacida en Münster en 1863, bajo el nombre condesa de Droste zu Vischering.

Sus padres le dieron ejemplo de vida cristiana, a pesar de su vida aristocrática y de la fuerte oposición contra la iglesia y contra el Papa en la época, debido a la política anticatólica de Bismarck.

Cuando ella era niña sus padres peregrinaron a Roma y fueron recibidos por el papa Pío Nono.

Tuvo nueve hermanos y recibieron una educación religiosa profunda.

Desde muy temprano fue una niña vivaz, voluntariosa y enérgica.

Y tenía delicadeza, sensibilidad de espíritu y generosidad hacia el prójimo.

Pasó su infancia en el castillo familiar de Darfeld, donde los primeros viernes de mes se ponía el Santísimo Sacramento solemnemente.

Siendo niña un sacerdote le regaló una medalla del Sagrado Corazón que llevo puesta toda su vida.

Fue durante su confirmación que se despertó en ella la vocación religiosa.

En 1883 intentó entrar en el convento de las hermanas de San José en Copenhagen, pero su salud se lo impidió, no obstante promulgó su voto de virginidad.

Mientras estaba cuidando su salud en el castillo familiar llevaba una vida monacal.

Y en 1888, cuando se puso bien de salud recibió un mensaje,

“De repente, estando en la iglesia parroquial de Darfeld preparándome para confesarme, mientras esperaba mi turno, me vino como un relámpago este pensamiento: Debes entrar en el Buen Pastor.

Y fue para mí tan claro y preciso que desde aquel momento no tuve ya ninguna duda”.

   

SE CONVIERTE EN RELIGIOSA

Entonces se dirigió a la congregación del Buen Pastor de Münster, a cargo de María de San Lamberto Bouchy.

Su primera tarea en el noviciado fue encargarse de recibir lidiar con las penitentes.

La tomó con alegría pero desde ahí y durante toda su vida se le manifestó la duda de si no había elegido una forma de vida demasiado fácil.

Su consuelo era Nuestro Señor,

“Nuestro Señor me consolaba bastante a menudo antes de la santa comunión y en los días de exposición.

Me enseñaba a llevar la cruz y me hacía comprender que mis sufrimientos irían aumentando cada vez más.

Debiendo yo seguirle por el camino de la cruz y permanecer unida y clavada con Él sobre la cruz”.

En enero de 1891 tomó sus votos como Sor María del Divino corazón.

Con la muerte de la superiora y la llegada de una nueva superiora fue nombrada supervisora general de las penitentes.

En 1894 le piden a Sor María que vaya a vivir a Portugal y en su viaje pasó por la casa madre de la orden en Angers donde fue recibida por la madre general llamada María de Santa Marina Verger, con quien estableció una profunda relación.

Al llegar al convento de Lisboa fue nombrada asistente de la superiora, que era la baronesa Schorlemer.

Pero tres meses después fue nombrada superiora del convento de Oporto, que era un convento situado en una zona de obreros y que tenía alrededor de 20 religiosas y más de 70 penitentes.

El primer acto devocional de María del Divino Corazón fue entronizar al Sagrado Corazón de Jesús sobre el altar mayor, diciendo que debía reinar en la casa.

Y estableció normas más estrictas para la adoración al Santísimo Sacramento.

Cuerpo incorrupto de María del Divino Corazón

   

JESÚS LE PIDIÓ LA CONSAGRACIÓN DEL MUNDO A SU SAGRADO CORAZÓN

En enero de 1896 fue a Angers a celebrar el aniversario de la toma del hábito de la madre superiora general.

Y en el viaje se detuvo en Salamanca, y tomando la comunión en el Carmelo, se le manifestó el Sagrado Corazón de Jesús.

Él le dijo que su sufrimiento había terminado y quería un sereno abandono hacia Él con toda confianza en su divino amor, dándole como modelos a Santa Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena y Santa Gertrudis.

Pero también le dijo que más adelante no volvería a caminar.

Y unos meses después se le declaró una infección en la médula espinal que la llevó a varias crisis y a permanecer acostada permanentemente.

El 4 de junio de 1897, cuando se inauguró la práctica de los primeros viernes de mes en el convento, recibió del propio Jesús la misión de escribir al Papa León XIII para que consagren el mundo a su Sagrado Corazón.

Sin embargo su confesor le pidió prudencia y que buscará señales más claras de este pedido.

El 7 de abril de 1898 María del Divino Corazón tuvo otra manifestación de Nuestro Señor para reafirmar su encargo.

Dos semanas después su salud se deterioró notoriamente y su confesor aceptó que le escribiera al Papa.

María escribió la carta el 10 de junio, la cual impresionó a León XIII, pero no tomó ninguna acción concreta.

El 2 y el 7 de diciembre María volvió a tener manifestaciones de Nuestro Señor quien le pidió que escribiera nuevamente al Papa pidiéndole la consagración del género humano a su Divino Corazón.

La carta recién partió el 6 de enero de 1899 porque fue retenida por su confesor.

Llegó al Papa el 15 de enero, quién pidió al cardenal Domenico Jacobini que se informará sobre esta monja.

Como los informes fueron positivos el Papa decidió hacer la consagración y el 2 de abril decretó un triduo en preparación a la consagración.

El 25 de mayo promulgó la encíclica Annum Sacrum y fijó la consagración para el 11 de junio, que era el domingo siguiente a la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Concomitantemente León XIII envió dos ejemplares a María del Divino Corazón, los que llegaron a manos de María en la mañana del 8 de junio, cuando ya estaba agonizando, muriendo a las 3:00 de la tarde de ese día.

Había dicho que su misión en la Tierra quedaría terminada cuando el Papa consagrara el mundo al Sagrado Corazón de Jesús.

María fue beatificada Por Pablo VI en 1975 y su cuerpo está incorrupto.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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