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Hay pocos temas actuales que requieran más sensibilidad para manejar.

La cultura occidental está en una fuerte reivindicación del papel de las mujeres.

Y cualquier acto que aparente cerrar una puerta a las mujeres puede ser visto como un acto de misoginia o sexista.

Nadie puede negar que las mujeres puedan ser oradores conmovedores, un gran consuelo dentro en el confesionario o detallistas en la liturgia.
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Pero el sacerdocio no es una función sino un carácter espiritual indeleble y no una función.

   

CUALES SON LOS ARGUMENTOS PARA ORDENAR MUJERES AL SACERDOCIO

Hay varios movimientos organizados que pretenden ordenar mujeres sacerdotes en la Iglesia Católica.

Algunos están dentro de la iglesia formalmente y otros están separados o en el borde.

Y se inscriben dentro del paraguas de los movimientos feministas tendientes a lograr mayor poder social y político.

En el año 2008 la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró que las mujeres sacerdotes y los obispos que las ordenan serían excomulgadas latae sententiae.

En algunos casos estas mujeres sacerdotes que fueron modernamente ordenadas ofician misa, pero en esos casos son movimientos cismáticos.

Por ejemplo la Conferencia para Ordenación de las Mujeres da 10 argumentos por los cuales las mujeres debían ser ordenadas.

1 – Porque a través del bautismo en Cristo desaparecen las distinciones entre mujeres y hombres y por lo tanto las mujeres deben poder responder al llamado de Cristo al ministerio sacerdotal.

2 – Porque hombres y mujeres fueron creados a imagen de Dios y pueden representar a Cristo como sacerdote.

3 – Citan una resolución de 1976 de la Comisión Bíblica Pontificia que determinó que no hay razón bíblica para prohibir la ordenación de las mujeres.

4 – En el siglo XX se han ordenado mujeres a sacerdocio católico romano, y citan el ejemplo de 1970 y 1971 de ordenaciones en Checoslovaquia.

5 – Dicen que hay descubrimientos arqueológicos que muestran evidencia que las mujeres sirvieron como diáconos, sacerdotes y obispos en el cristianismo primitivo.

6 – Mencionan pasajes de la Biblia que describen a las mujeres como líderes en el cristianismo primitivo.

7 – Hay escasez de sacerdotes en el mundo y hay un número creciente de mujeres que dicen estar llamadas al sacerdocio.

8 – Que las mujeres eran líderes prominentes durante el Ministerio de Jesús y mencionan a María Magdalena.

9 – Mencionan el llamado del Concilio Vaticano II para eliminar toda discriminación.

10 – Que el trabajo del sacerdote de servir al pueblo de Dios y no se trata de una cuestión de género.

En definitiva su planteo es que tanto hombres como mujeres están llamados al sacerdocio.

Y ya hubo ordenaciones de mujeres sacerdotes y obispos en la iglesia primitiva.

Sin embargo los estudios históricos demuestran que no hay evidencia de mujeres sacerdotes y obispos, pero sí de diaconisas ordenadas por algunos obispos.

Esto sucedió en los siglos III y IV y eran mujeres célibes o viudas que habían elegido una vida monástica.

Se ocupaban básicamente de obras de caridad y participar en los bautismos de mujeres adultas.

Porque en ese momento el bautismo católico era por inmersión y era escandaloso que un hombre sumergiera en el agua a una mujer desnuda.

Pero no hay mucha evidencia de que las mujeres ayudaran sistemáticamente a los sacerdotes en la liturgia.

Nunca fue una práctica extendida y cesó en la Edad Media, cuando se formalizo el oficio del diácono con funciones litúrgicas específicas de predicar y leer el evangelio.

Recién allí se convirtió en parte formal de las órdenes sagradas y se abrió solamente para los hombres.

   

EL EJEMPLO DE JESÚS

Podemos rastrear la posición de la Iglesia a partir de la posición de Nuestro Señor Jesucristo, que incluso viene desde la creación del hombre y la mujer.

Algunos dicen que Jesús eligió sólo hombres entre los apóstoles por las normas culturales de su época.

Y que luego la iglesia se vio obligada a seguir esta pauta.

Pero no se puede acusar a Jesús de sexismo, porque no tuvo reparos en romper las normas culturales respecto a la interacción con mujeres (ver Mateo 9: 20, Lucas 7: 37, Juan 4: 27).

Además la práctica de las sacerdotisas no era desconocida en la Palestina de aquella época, porque había muchas religiones en ese tiempo que las tenían.

Además sí Jesús hubiera querido a mujeres sacerdotes habría ordenado a su madre María, que habría sido la ideal.

¿Pero como una mujer puede decir en la consagración “este es mi cuerpo y esta es mi sangre”.

Jesús y la iglesia tenían en mente otros roles para las mujeres.

Fueron claves en la difusión del Evangelio, prefigurado en que las mujeres fueron las primeras en que dieron la noticia de que Cristo había resucitado.

1 de Corintios 11 indica que se permitía profetizar en la iglesia primitiva a las mujeres, sin embargo no enseñar en la asamblea cristiana, porque estaba restringido para el clero.

Esto significa que ni el Papa tiene la autoridad para cambiar un Sacramento, como es el Sacramento del Orden.

Por ejemplo nadie podría ser bautizado con vino, ni usar una fruta en vez de pan para la consagración en la misa.

De la misma forma no se puede cambiar al sacerdote en la misa porque actúa en la persona de Cristo y no tendría autoridad para conferir la santa cena.

Es claro que los hombres y las mujeres son iguales a los ojos de Dios, pero esto no es sinónimo de indiferenciación.

Los hombres y las mujeres desempeñan roles distintos dentro de la Iglesia, como lo hacen los distintos instrumentos dentro de una orquesta.

Dios ha dado a las mujeres otros dones, por ejemplo traer almas al mundo a través del nacimiento.

Mientras que a los hombres les ha dado el privilegio de traer el cuerpo de Cristo al mundo en la misa, porque actúan en la persona de Cristo.

¿Deberían las mujeres ocupar puestos directivos en la sociedad? Seguramente sí

Pero la iglesia es una obra espiritual mandatada por Dios.

Y los impedimentos son muchos y la iglesia hoy considera que si una mujer intenta la ordenación incurre en excomunión automática porque es gravemente pecaminoso.

Sin embargo hay denominaciones cristianas que ordenan mujeres al sacerdocio.

Pero la Iglesia Católica ha permanecido fiel a las enseñanzas de Cristo.

Y por tanto reserva a las mujeres cargos como profesora de teología, consejeras pastorales, directoras espirituales, catequistas, visitar a los enfermos, servir a los hambrientos, ayudar a los pobres, ocuparse de la organización de las oficinas parroquiales.

Y pueden ser ordenadas en congregaciones femeninas de monjas.

Cuando Cristo instituyó el Sacramento de las Órdenes Sagradas seleccionó sólo a hombres, de una manera no caprichosa, para que sirvieran como sacerdotes.

Porque el sacerdocio imparte a una persona un carácter espiritual indeleble representando a Dios.

   

LAS MUJERES EN LA IGLESIA

Tanto en la sociedad global como en la Iglesia ha llegado la hora en que las mujeres adquieran una real influencia y poder.

Esto lo ha declarado el Concilio Vaticano II.

Incluso la Iglesia declaró a María el ser más importante de todos los tiempos.

El Papa Francisco ha pedido una teología más profunda para las mujeres.

Pero la madre Teresa de Calcuta ha dicho que “nadie puede ser un sacerdote mejor que Nuestra Señora pero Ella se mantuvo sólo como la Sierva del Señor”.

La presencia de las mujeres en la vida y misión de la Iglesia es absolutamente necesaria e irremplazable.

La Declaración Inter Insigniores dice que la Iglesia desea que las mujeres cristianas sean plenamente conscientes de la grandeza de su misión para la renovación y humanización de la sociedad.

Pero ya el Nuevo Testamento muestra evidencia de la presencia de las mujeres en la Iglesia como testigos de Cristo, como partes importantes en la familia, como consagradas al servicio de Dios.

Es así que la Iglesia tiene muchos santos, mártires y vírgenes mujeres, que dieron valiente testimonio de la fe y de la tradición.

Pero eso no quiere decir que cumplan el mismo rol que los varones.

   

POSICIÓN DE LA IGLESIA

Un tema tan importante como la ordenación de las mujeres debe abordarse de acuerdo a la Biblia, la tradición, la teología y en oración.

La primera pregunta que uno debe hacerse es que tiene Dios para decir sobre esto de la ordenación de las mujeres como sacerdotes católicos.

Juan Pablo Segundo ha dicho enfáticamente,

“Por lo tanto, para que toda duda pueda ser eliminada con respecto a un asunto de gran importancia, un asunto que pertenece a la propia constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar a los hermanos, declaro que la Iglesia no tiene autoridad alguna para conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres y este juicio debe ser sostenido definitivamente por todos los fieles de la Iglesia”.

Algunos pueden decir qué se trataba de un Papa chovinista y conservador, pero sin embargo canonizó muchas mujeres.

Y su ejemplo y argumentos han sido seguidos por el Papa Francisco, mucho más liberal que éste.

No hay un derecho al sacerdocio, sino que el sacerdocio es un llamado de Dios para servirle una manera especial.

Es el Espíritu Santo que hace este regalo y tiene un precio alto.

El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 1577 dice que solamente un hombre bautizado recibe válidamente la ordenación sagrada.

Y resalta que Jesús eligió hombres para formar el colegio de los doce apóstoles y los apóstoles hacen lo mismo cuando eligieron a sus sucesores.

Y el numeral 1578 dice que nadie tiene derecho a recibir los Sacramentos de las Sagradas Órdenes porque Dios le llama a él.

Y por lo tanto quien reconoce signos del llamado de Dios debe someterlos humildemente a la autoridad de la Iglesia para que ésta se expida.

Este sacramento no es un derecho sino que debe recibirse con un regalo inmerecido.

Sin embargo quienes proclaman que las mujeres ingresen al sacerdocio católico lo identifican como un derecho.

Pablo VI explicó también que hay razones muy fundamentales para que las mujeres no sean admisibles en la ordenación sacerdotal,

Estas razones incluyen: el ejemplo registrado en las Sagradas Escrituras de Cristo escogiendo a sus apóstoles solo de entre los hombres; la práctica constante de la Iglesia, que ha imitado a Cristo al elegir solo a los hombres; y su autoridad de enseñanza viviente que ha sostenido consistentemente que la exclusión de las mujeres del sacerdocio está de acuerdo con el plan de Dios para su Iglesia”.

Y Juan Pablo Segundo escribió en la Constitución Apostólica Ordenatio Sacerdotalis,

“Al llamar a los hombres solo como sus Apóstoles, Cristo actuó de una manera completamente libre y soberana.

Al hacerlo, ejerció la misma libertad con la que, en todo su comportamiento, enfatizó la dignidad y la vocación de las mujeres, sin ajustarse a las costumbres prevalecientes y a las tradiciones sancionadas por la legislación de la época”.

Los Evangelios y Hechos de los Apóstoles manifiestan que el llamado al orden sacerdotal fue hecho de acuerdo con el plan de Dios; Cristo escogió a los que Él quiso (Marcos 3 y Juan 6).

Y lo hizo en unión con el Padre por el Espíritu Santo (Hechos 1).

Por eso la Iglesia ha reconocido siempre la norma permanente del Señor para elegir a sus apóstoles.

Ellos no recibieron una función que podría ser ejercida por cualquier otro miembro eclesial, sino una misión íntimamente asociada con la de Jesús mismo.

Además un argumento fuerte que ya hemos mencionado es que la Santísima Virgen María no recibió esa misión de los apóstoles, aunque podría haber sido la sacerdotisa ideal.

   

VIENE DESDE LA CREACIÓN DEL HOMBRE

Podemos rastrear la reserva del sacerdocio a los hombres desde la creación del hombre y la mujer.

El hombre y la mujer fueron creados iguales a imagen de Dios.

Pero complementariamente y no idénticos.

Esto es lo que diferencia la sexualidad dentro de la condición humana vista por Dios.

Nuestra humanidad está intrínsecamente ligada a ser hombre o mujer.

Tiene que ver con nuestro destino eterno y por lo tanto el sexo no es un accidente o un detalle insignificante.

El hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro para complementarse en el matrimonio.

Esta relación de amor entre hombre y mujer es la que genera nueva vida humana, representa el fundamento de la iglesia y la base de la sociedad.

El que haya hombres y mujeres solteros y que no tienen hijos no anula este mandato general, sino que son casos excepcionales,

La mujer no es independiente del hombre, ni el hombre es independiente de la mujer.

Ambos trabajan en su misión para el objetivo de la obra redentora de Cristo.

Así la Virgen María actúa como Madre y Cristo como Sumo Sacerdote.

De modo que la sexualidad no es un accidente en la raza humana sino es una parte crucial de quiénes son y de su misión en el plan de salvación.

   

LA ELECCIÓN DE JESUCRISTO

A partir de ahí Jesucristo hizo la elección de sus apóstoles.

Había muchas mujeres para escoger de Apóstoles pero eligió solamente 12 varones.

¿Es que Jesús estaba siguiendo las convenciones de su época?

Decididamente no, porque muchos pueblos que rodeaban a la nación judía tenía sacerdotisas.

Las tierras alrededor del Mediterráneo estaban repletas de religiones con sacerdotisas.

Las famosas vírgenes vestales de Roma eran sacerdotisas.

Había una sacerdotisa funcionando en Delphi.

La Sibila era una sacerdotisa y las muchas prostitutas del templo eran sacerdotisas.

Pero además Jesús rompió las convenciones sociales respecto a los sexos.

Sanó a una mujer el día de reposo, hablo con una mujer samaritana en el pozo de agua, lo que estaba prohibido para los judíos.

Aceptó a María Magdalena como su discípula al punto que fue la primera a quién reveló su cuerpo resucitado.

Liberó de ser apedreada a la mujer sorprendida en adulterio.

De modo que Jesús rompió las convenciones de su época y por eso fue crucificado.

   

EL SACERDOTE EN LA LITURGIA

El sacerdote es el “alter christus”.

Hace el papel de Cristo y Cristo opera través de él en el sacrificio eucarístico.

Y la sexualidad importa aquí porque esta acción de redención es hecha por un hombre como Cristo.

Cristo es el novio y la iglesia es la novia, y así el sacerdote representa al novio.

La Biblia se abre con el matrimonio de Adán y Eva y se cierra con el matrimonio de Cristo y su iglesia.

El concepto de la representación de Cristo, que hace al sacerdote “In Persona Christi”, es teológicamente importante mientras se celebra un sacramento.

El sacerdote actúa en la persona de Cristo cuando pronuncian las palabras del rito sacramental.

Especialmente cuando dice “este es mi cuerpo y esta es mi sangre”, durante la transubstanciación en la Eucaristía.

Y también durante el Sacramento de la Reconciliación cuando el sacerdote dice “te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

   

MITOS FALSOS Y FEMINISMO

Partidarios de la ordenación sacerdotal de las mujeres mencionan que había sacerdotes mujeres en la iglesia primitiva y señalan que el papa San Gelasio, del 494 después de Cristo, disciplinó a un área de Lucania y Sicilia porque permitía servir mujeres en el altar.

Esto muestra exactamente que la decisión de la Iglesia fue reprimir las desviaciones qué sucedían en algunas zonas.

Hoy también suceden una serie de desviaciones de mujeres que se autodenominan sacerdotisas y son expulsadas de la Iglesia.

El otro mito es que hubo un Papa mujer, pero nunca se pudo probar su existencia y no es más que una leyenda urbana.

Las mujeres cristianas de los primeros siglos pertenecían a las órdenes de vírgenes, viudas y diaconisas, que resultan precursoras de las congregaciones de religiosas de la actualidad.

Pero efectivamente hubo sectas en los primeros siglos, dentro de los gnósticos, que permitían a las mujeres convertirse en sacerdotisas, pero esto fue considerado por la Iglesia como una herejía.

Sin embargo personas de afuera de la Iglesia y mismo algunos movimientos de dentro de la Iglesia consideran que es desactualizada y opresiva con las mujeres, al no permitirles acceder al sacerdocio sacramental.

Pero no comprenden que este modelo teológico y antropológico de la Iglesia es la estructura esencial para la vida humana y para el plan de salvación que Dios ha traído al mundo.

Esto fomenta la vida y el amor verdadero dentro de la familia y de la sociedad en general.

Hay tres argumentos centrales de los que abogan por la ordenación de mujeres.

El argumento utilitario es que una mujer puede hacer el trabajo igual de bien o mejor que un nombre y además puede ser gran predicadora, saber incluso más de teología que el hombre y además está más en contacto con los detalles.

La argumentación sentimental es que una determinada persona es tan amorosa, buena y eficiente que sería cruel no dejarla ser sacerdote siendo el pilar de la iglesia y tan buena cristiana, y le está causando mucho dolor.

Y el argumento de los Derechos Civiles o Humanos dice que los hombres y las mujeres son iguales y no permitir a las mujeres entrar en el sacerdocio sacramental es negarles ser ciudadanos de primera clase como a los hombres.

Estos argumentos son absolutamente colaterales a la visión de la Iglesia, porque no cuestionan la verdad central que maneja la Iglesia Católica.

La justicia tal como la ve Dios está relacionada con el plan de salvación y con el plan para la vida humana en general.

Y no con la justicia humana para cada ser humano en particular.

Se ajusta a un plan mucho más grande que es parte del orden creado y de la economía divina de salvación.

Y por lo tanto la Iglesia Católica no tiene autoridad para ordenar mujeres como sacerdotes.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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