Las paradojas del discurso del papa Francisco.
La verdad es que el estilo de este pontificado es inusual porque un día Francisco dice que es “hijo de la Iglesia” y reafirma la doctrina tradicional y otro, apuesta a la apertura.
Algunos consideran que en realidad Francisco está tratando de cambiar la doctrina, y dicen que tendría poca credibilidad si no se apoyara en demostrar que es un “hijo de la Iglesia”, en una especie de doble discurso. Pero no pueden explicar – ni seguramente les interesa porque ya tienen una opinión formada contra Francisco -, por qué Francisco se refiere con tal intensidad a su disposición a compartir la doctrina tradicional.
Y por otro lado están quienes no quieren ver estas contradicciones en lo que dice Francisco, y piensan que cualquier cosa que tenga el dejo de un señalamiento de una inconsistencia en el discurso de Francisco es una herejía y un ataque al Papa; algunos lectores nuestros opinan esto, pero también muchos medios eclesiales.
Afortunadamente nuestros artículos en los Foros están teniendo igual cantidad de ambas críticas, lo que nos sugiere que estamos haciendo un buen trabajo para desentrañar el “lenguaje” de Francisco, sin caer en preconceptos y juicios fáciles.
En este artículo traemos dos ponencias más que interesantes para agregar luz a estas aparentes contradicciones de Francisco.
Una es de un Monseñor alemán que interpreta que Francisco se sitúa – como buen jesuita -, en el rol de “director espiritual del mundo”, que intenta tocar más los corazones de la gente que sus mentes, y que dice cosas “a golpe de balde” sin preocuparse demasiado por su coherencia global sino por lo removedoras que puedan ser.
Y la otra es una ponencia del prestigioso vaticanista Sandro Magister, que se ha erigido en un azote de Francisco desde que asumió, pero que sorprendentemente hace un par de días admitió que Francisco reafirma mucho más a menudo, de lo que todos pensamos, la doctrina tradicional de la Iglesia, pero que estos dichos suyos son ocultados por los medios, porque tienen una agenda de cambio doctrinal de la Iglesia.
UN NUEVO ESTILO PAPAL DESCONOCIDO
Monseñor Hans Feichtinger en la revista Crisis dice:
“Cada Papa moderno ha tenido su propio estilo. Pablo VI fue personalmente como un capellán mundial, intelectual sensible y dolido por el hecho por todos los que estaban yéndose fuera de la Iglesia. Juan Pablo II fue el pastor internacional, en constante movimiento, proclamando las verdades de la fe y exhortándonos a virtudes heroicas. Benedicto XVI fue el profesor universal, que pensaba cuidadosamente acerca de las cuestiones intelectuales más apremiantes que enfrenta el mundo hoy en día. ¿Y Francisco? Al estilo de los jesuitas, puede ser mejor caracterizado como director espiritual del mundo”.
Considera la disertación que Francisco dio a los cardenales y al personal de su curia con la larga lista de enfermedades espirituales que él quiere que aborden (el 22 de diciembre de 2014). O mira algunas líneas de homilías recientes en Santa Marta: la Iglesia es una madre, no un empresario; la rigidez es el signo de un corazón débil; la teología se hace de rodillas; mantener la limpieza del templo y no escandalizar a los fieles mediante la publicación de las listas de precios litúrgicos; no tengan miedo de las sorpresas y de la conversión.
Sus homilías son como servicio despertador, a veces hiperbólicas, a menudo provocadoras, recordatorios sobre el mensaje básico del evangelio. Por no hablar de las entrevistas que concede a los medios, que lo hace sin tomar precauciones de lo que luego publicarán.
El lenguaje del Santo Padre intenta tocar más los corazones de muchos, más que sus mentes y, presumiblemente, esta es precisamente la intención del Papa.
Él no ofrece análisis refinados, de sopesar cuidadosamente todos los aspectos con el fin de llegar a afirmaciones que están más allá de la crítica. Lo que quiere hacer es sorprender, desafiar, provocar o tranquilizar, consolas, y apoyar. Y en este sentido es casi el opuesto a Benedicto XVI, que sopesaba cada concepto que iba a decir.
Juan Pablo II y Benedicto XVI trabajaron duro para componer el Catecismo de la Iglesia Católica. Ahora Francisco nos dice: el Catecismo no es suficiente. Esto es cierto, pero a la gente le puede parecer como si él tuviera la intención de abolir el Catecismo completo.
Todos los cristianos, y la Iglesia en su conjunto, están llamados a proclamar la fe y vivir con autenticidad. Y todos sabemos que no hay una perfecta armonía entre los preceptos de la fe y cómo la Iglesia y sus miembros actúan, y más en estos momentos de tanto cambio y presiones externas.
La solución a este problema, para Francisco es que la verdadera reforma debe tener el objetivo de acercar nuestra práctica más a las exigencias de la fe. Aquí es donde Francisco pone su foco señalando las inconsistencias.
Al mismo tiempo, el Papa representa a la Iglesia ante el mundo y ante Dios. Francisco no parece inclinado a ocultar los desacuerdos dentro de la Iglesia. En muchos aspectos, él quiere estar más en la Iglesia que sobre ella. Recordemos la famosa arenga a los jóvenes en la JMJ “hagan lío”.
Así que, ¿qué significa mirar al jesuita Francisco como director espiritual universal?
Esto no significa dudar de si realmente es el Papa y no un antipapa. Quizás sea Benedicto XVI quien puede ayudarnos a encontrar una respuesta. Como cardenal, y aún más explícitamente como Papa, subrayó la diferencia entre la doctrina de la Iglesia y su propia teología y exégesis: “Todo el mundo es libre de contradecirme”.
En el mismo registro, el padre Federico Lombardi en la revista “Popoli” de los jesuitas dijo:
“El de Francisco no es un diseño orgánico alternativo, es más que nada un poner en movimiento una realidad compleja como la Iglesia. Es una Iglesia en camino”.
Si esta es la mejor manera de “ser Papa” aún está por verse, pero ciertamente no carece de méritos. En cualquier caso, tiene su precio y limitaciones. De hecho, es probable que el Papa mismo sea consciente de estas limitaciones, y podemos confiar en que, como buen director espiritual también se deja interpelar por otros, resistiendo su propia tendencia a moralizar y espiritualizar temas que son de hecho doctrinales.
UN CRÍTICO ACÉRRIMO RECONOCE LAS CONTRADICCIONES DE FRANCISCO Y EL MANEJO SESGADO DE LA INFORMACIÓN EN LOS MEDIOS
El vaticanista Sandro Magister, quizás el más respetado de Italia, ha sido casi desde el inicio, un crítico acérrimo del Papa Francisco, cada semana publica información que da a entender que Francisco quiere hacer un fuerte cambio doctrinal.
Pero para nuestra sorpresa escribió el martes 17 una nota “El paso doble del Papa argentino” donde dice que Francisco está:
“Perfectamente adherido a la tradición cuando habla de aborto, divorcio y homosexualidad. Pero también abierto a cambios en la doctrina y en la praxis”.
Y llega a una conclusión novedosa que de hecho barre parte de lo que ha escrito sobre Francisco hasta ahora:
“Entre las muchas cosas que el papa Francisco dice hay algunas que no llegan casi jamás a las primeras páginas de los diarios. Y si a veces lo logran son inmediatamente barridas por otros títulos de signo opuesto y ganador”.
“Es lo que sucede cada vez que él habla como «hijo de la Iglesia» – como le gusta definirse – y como testigo fiel de la tradición sobre cuestiones tales como la anticoncepción, el aborto, el divorcio, el matrimonio homosexual, la ideología de «género» y la eutanasia”.
“Sobre tales cuestiones el papa Francisco no calla en absoluto. Y cuando habla, mucho más frecuentemente de lo que se cree, no se separa ni un milímetro de cuanto dijeron antes que él Pablo VI, Juan Pablo II o Benedicto XVI”.
Magister hace una antología cronológica en el artículo, sobre las intervenciones del Papa refirmando la doctrina tradicional, desde el fin del Sínodo de la Familia hasta ahora. Son veintiuna intervenciones en menos de cinco meses. Puede leer la antología aquí.
Pero la paradoja que Magister señala es que para la opinión pública este Papa es un innovador que quiere cambiar la Iglesia, romper con los dogmas del pasado, cuando lo que sucede en realidad, es que en esto puede haber algo más de estilo que de genuino impulso a cambiar la doctrina.
Al punto que Magister dice:
“La novedad de este pontificado es que junto a estas reafirmaciones de la doctrina de siempre da libre curso a doctrinas y prácticas pastorales de signo diferente y a veces opuesto”.
Pero también detecta que se está produciendo otro cambio interno dentro de la jerarquía de la Iglesia, que apoyado en la metodología de Francisco de decir una cosa doctrinalmente y sugerir otra pastoralmente, llevan agua para su molino de cambio doctrinal, usando como justificación la famosa frase “¿quién soy yo para juzgar?” convertida en el signo de este pontificado.
Y señala:
“Sucede entonces que un cardenal de peso como Reinhard Marx afirma tranquilamente en una reciente conferencia de prensa, en nombre de la Iglesia alemana y a propósito de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar:
«No somos una filial de Roma. Cada conferencia episcopal es responsable por la pastoral en el interior de su propia esfera. No podemos esperar hasta que un sínodo nos diga cómo debemos comportarnos aquí sobre el matrimonio y la pastoral familiar»”.
Y también anota otro caso donde el arzobispo italiano Giuseppe Casale admite el aborto amparándose en la ‘reforma que quiere Francisco’, interpretada por él y le cita diciendo:
«Para el inicio de la vida humana debemos profundizar cuándo hay vida humana, la persona, sin apoyarnos en posiciones preconcebidas, porque la ciencia podría abrirnos perspectivas nuevas».
Y finalmente da un tercer ejemplo sobre cómo lo que llama el “doble paso” de Francisco hace que pasen cosas que Francisco no estaría de acuerdo según otras expresiones de él:
“Sucede que el cambio de paradigma en el juicio de la Iglesia sobre la homosexualidad ya ha sido conquistado largamente y afrontado positivamente, visto el número sin precedentes de eclesiásticos homosexuales que ocupan en la curia puestos de importancia y en contacto próximo con el Papa”.
La paradoja para Magister es que estas cosas suceden amparándose en los dichos de Francisco, y que son contradictorias de otras cosas con enfoque tradicionalista que él dice y no calla, pero que los medios ocultan.
Fuentes:
- http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1351008?sp=y
- http://www.crisismagazine.com/2015/demystifying-pope-francis-enigma
Qué cosa. Personalmente creo, y puedo equivocarme y es más, espero fervientemente equivocarme, que esto es sólo una cortina de humo que Francisco lanza para «adormecer» a los que se le oponen. En realidad, creo que él está esperando el momento justo para lanzar algún cambio importante, sin que la grey se el tire encima. Creo que va a dejar que el Sínodo haga los cambios y él aparecerá como el «puro» que tiene que aceptar las mayorías eclesiales, aunque no esté de acuerdo con lo que se decidió. Pero una cosa es cierta y evidente, él no es fanático de la doctrina, NO es mariano a pesar de las gárgaras que a veces hace, y ha tomado resoluciones que no hablan muy bien de él. Lamentablemente. Que el Señor nos ayude y nos ilumine. Bendiciones
Esto no es tan dificil de definir. El Papa ante todo como Vicario de Cristo tiene la OBLIGACION de hablar claro y con precision en cuestones doctrinales. No hacerlo es faltar a su mandato porque eso es un vicario, un mandatario. Todas las elucubraciones de por que las contradicciones son irrelevantes ante esta verdad como un puño. No confundir es la primera obligación de un maestro. El hecho de que se discuta su gestion y se vea como paradoja muestra que falla. No es cuestión de metodo es cuestión de ser responsable, coherente y cumplir con su mandato. Entrar a analizar motivos es trabajo inútil. Solo Dios entiende el corazón humano. Cumpla y punto.
Según lo que leo en el artículo, el Papa «no está ni con unos ni con otros sino todo lo contrario».Je, je.
Por favor dense cuenta en los tiempos que estamos viviendo y quienes son los enemigos de la Iglesia. El Papa Francisco sabe lo que hace y hay quienes distorsionan sus palabras, pero todo será aclarado en su debido tiempo, solo tenga FE en Dios y Maria Santisima y lo demás lo veremos como debe de ser, Dios lo bendiga.,