Skip to main content
En visiones relacionadas con una gran persecución.
Según las profecías y visiones de varios famosos católicos aparecerá un Gran Papa para solucionar los grandes problemas de la iglesia, y vendrá luego de una gran persecución y de una prolongada sede vacante papal.

 

 

Desde el 28 de febrero de 2013 la cátedra de Pedro está vacía porque renunció el papa Benedicto XVI, con lo que técnicamente la Iglesia católica está en un período de “sede vacante”, en el que el Colegio Cardenalicio se apresta a elegir un nuevo Papa en un cónclave.

Es un buen momento para hablar de una serie de profecías católicas sobre la sede vacante del papado, que precederá a la llegada de un Gran Papa.

LAS PROFECÍAS

Son muchos los místicos que han tenido visiones de esto y las resume Padre José Luis de Urrutia.

Se habla del gran Papa en las apariciones de la Salette, y también S. Francisco de Paula, el Bto. Nicolás Factor, S. Juan Bosco (el «gran Ministro»). Es anunciado como «gran Papa» y «Pastor Angélico» (distinto del «Pastor Angélico» de la profecía de S. Malaquías, lema atribuido a Pío XII).

Es preanunciado ya en el siglo XII por Santa Hildegarda, la cual  dice que la Santa Sede estará vacante durante 18 meses, pero cuando sea vencido el hijo de perdición (probablemente un antipapa), vendrá el Papa del gran esplendor de la Iglesia.

San Celestino V (1251-96, ermitaño, el único Papa que ha abdicado) agrega -profecía atribuida a San Cirilo -, que antes de la renovación de la Iglesia, permitiendo Dios que la Santa Sede esté vacante (será por largo tiempo), el emperador de Alemania querrá poner un antipapa, invadirá Roma con un gran ejército y martirizará a muchos sacerdotes y religiosos, entonces será elegido Papa un ermitaño que establecerá la paz.

Santa Brígida repite que la Santa Sede estará vacante año y medio, y el Papa tendrá que huir de Roma para no caer en la esclavitud.

Sobre la huida de Roma del Papa (el anterior al gran Papa) y la Santa Sede vacante; también Juan de Vatiguerro (cisterciense del siglo XIII, compilador de profecías; ésta fue atribuida a San Cesáreo y publicada en el Liber mirábilis, 1524) dice que cuando París sea destruido el Papa cambiará de residencia y la Iglesia estará sin defensa durante 25 meses porque no habrá Papa en Roma ni gobernante en Francia.

San Pío X, en una audiencia de 1909 al Capítulo General de los Franciscanos tuvo de pronto su conocida visión, cuando exclamó: «Es terrible, el Papa tendrá que abandonar Roma, y pasar sobre los cadáveres de sus sacerdotes al salir del Vaticano». Otra versión añade: «Tendrá que ocultarse en algún sitio disfrazado, y después de un corto retiro sufrirá una muerte cruel».

Juan de Roquetaillade (+franciscano, 1362) había predicho igualmente: «El Papa tendrá que huir de su Sede con sus Cardenales; gozará de cierto descanso donde nadie le reconocerá; esta aflicción sobrepasará a todo lo que ha soportado la Iglesia anteriormente».

Bto. Bernardino de Bustis, franciscano, en su Rosario de sermones (1495) dejó escrito (sermón 11 que estará la Santa Sede vacante cerca de año y medio; habrá varios antipapas, uno llamado Jeroboam, nombrado por un poderoso rey del cristianismo, al que seguirán al principio cinco sextas partes de los creyentes; la Iglesia sufrirá grandes tribulaciones y serán perseguidos los que sigan al verdadero Papa, llamado Roboam (nombres simbólicos), el Papa angélico. Un rey verdaderamente cristiano después de muchos trabajos vencerá con ayuda de la Virgen a aquel rey, y el falso Papa acabará malamente. El Papa coronará emperador a este rey, juntos reformarán la Iglesia. En tiempo de este rey emperador nacerá el Anticristo.

San Juan Bosco y la venerable Isabel Canori hablan también del cambio de la Sede del Papa.

La venerable Ana Catalina Emmerich tiene extensas visiones discontinuas sobre el futuro (Vie por K. E. Schmoeger, 4.* ed. francesa, t. III; cfr. IGLESIA MUNDO, I, 1976): «Veo que apenas quedan sacerdotes que no hayan sido seducidos» (pág. 123). «Vi casi todos los obispos del mundo, pero solamente un pequeño número sano» (pág. 136). «Me fue mostrado que no hay ya casi cristianos en el antiguo significado de la palabra» (pág. 125). «Como la Iglesia estaba ya en gran parte demolida, vi a los demoledores entrar en ella con la Bestia» (pág. 113). «Veo al Santo Padre en una gran angustia, habita un palacio distinto al anterior; temo que antes de morir tenga todavía mucho que sufrir; no puede fiarse más que de pocas personas» (páginas 115-17). «Le dije que no debía dejar Roma, que si lo hacía caería todo en la confusión…» -y algo no fácil de entender-: el Papa le ofrece fresas con azúcar » lo que indica que está todavía apegado a la tierra por muchas consideraciones» (págs. 122-7). ¿Se refiere todo a un mismo Papa? «Vi un nuevo Papa muy firme» (pág. 161). «Alejará de sí a los obispos tibios y fríos. Es joven, no romano, pero sí italiano, de no lejos de Roma, de una piadosa familia de principes. Durante cierto tiempo tendrá todavía muchas luchas» (pág. 188). «Vi la Iglesia restaurada con más magnificencia que nunca» (págs. 114-5).

En cambio Suzanne Jacquemin, que estudia en un libro las profecías sobre el gran Papa, afirma que en su conjunto concuerdan que no será italiano. (Melania de la Salette dice que no será romano), y en su mayoria señalan será francés (Nostradamus, «Carta a Enrique II», concreta que será oriundo, o elegido, en Lyón). Cuestión secundaria y no muy clara. Como algunos (Bartolomé de Saluzzo, Rodolfo Gekner -siglo XVII- y otros) aseguran será franciscano.

María Julia Jahenny (1850-1941, estigmatizada, sufre mucho, campesina de La Fraudais, Bretaña; apenas sabía leer, se lo tomaron todo por escrito) repite que el Papa irá al exilio (visión del 10-I-1882), que sufrirá mucho (29-IX- 1879). Sufrirá por dos veces el arresto de Archel de la Torre (perseguido de Nápoles), estará, la Santa Sede vacante largos meses (16-V-1882). Una asamblea cismática de sacerdotes enviará al gobernador del cual depende el Papa un escrito para que el Papa deje mayor libertad; si quiere reformarlos, se niegan; y aún pedirán algo que hará estremecerse a la gente; se quiere que cada cual sea libre, sin vigilancia (7-XI-1882). «El Papa presente no verá el triunfo de la Iglesia; el que le suceda (¿el gran Papa?) pasará tres años en las más crueles y tristes cadenas. La horrible guerra de Italia será larga» (20-IV-1882). «Francia tendrá que luchar mucho para liberarlo» (1-X-1875). Parece que, como Sor Natividad, profetiza el martirio del Papa (aunque algunos lo refieren al último Papa).

En el siglo XII el Bto. Amadio, italiano: «Dios lo elegirá según su Corazón, elección milagrosa que llenará de admiración. Tendrá enemigos, pero Dios los abatirá. Todas las naciones infieles se convertirán y le obedecerán. Se hará un solo rebaño y un solo Pastor. Reformará las costumbres…».

El Bto. Amadeo I de la Tour (obispo de Sión de 1163 a 1168) según le reveló el arcángel S. Gabriel: «Elegido por Dios purificará y reformará la Iglesia; todos le admirarán. Con la reforma vendrá la paz universal, todo el mundo aceptará la fe verdadera y vivirá en el temor de Dios…».

Benedicto XII (Papa de 1334 a 1342) profetizó que establecerá la unidad religiosa, reformará las costumbres, devolverá el trono de Francia al legítimo soberano, una felicidad incomparable reinará en el mundo.

La Bta. Catalina de Racconigi, siglo XVI, llamaba al gran Papa San Gregorio (= Vigilante); también le llama Gregorio XVII el Monje de Padua, y dice: «El enemigo será confundido y dispersado rápidamente por una intervención milagrosa; entonces vendrá la verdadera resurrección de Francia y de la Iglesia presidida por el Pastor angélico».

El Venerable Holzhauser, siglo XVII, anuncia que bajo el gran Papa, ayudado por el gran Monarca, tendrá lugar el mayor Concilio de la historia, que aclarará toda la Escritura y acabará con todas las herejías, y será aceptado por todos.

La Bta. de Racconigi antes del Concilio Tridentino, en 1533, dijo, según su historiador, que no habría un Concilio completo y perfecto hasta el Papa santo esperado, que convertirá a los infieles.

Sor Natividad puntualiza de este Concilio que restablecerá la antigua disciplina.

Ignacio Tomás Martín (de Gallardón, cerca de Chatres, Francia, padre de familia religiosa, campesino, tuvo apariciones del arcángel San Rafael, aprobadas por el obispo de Versalles; fue envenenado en 1934) y otras profecías repiten la celebración del futuro Concilio.

Fuentes: Padre José Luis de Urrutia, S.J. en El Tiempo que se Aproxima, Signos de estos Tiempos  

Haga click para ver las otras noticias

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:
Close Menu