Revelaciones de almas del purgatorio y santos a la mística polaca Fulla Horak.

A comienzos del año 2023 se está estrenando en los países de habla hispana la película “Purgatorio” dirigida por el polaco Michal Kondrat.

Está basada en las experiencias espirituales de las místicas polacas Fulla Horak y Santa Faustina Kowalska, y de los santos Pío de Pietrelcina y Stanislas Papczy?ski.

Y según la crítica, es un convincente alegato católico sobre lo que sucede en el más allá.

Las visiones de Santa Faustina Kowalska y del Padre Pío son relativamente bien conocidas, no así las de Fulla Horak, a quien catalogamos una mística impostergable, si queremos conocer en profundidad sobre lo que sucede en el Purgatorio, el Cielo y el infierno.

Aquí hablaremos sobre las visiones que tuvo Fulla Horak del momento de la muerte, que nos permite comprender muchas cosas aún oscuras que suceden y que nadie más ha dicho, esto es para tu discernimiento.

Stefania Fulla Horak nació en Lviv, en 1909. 

Estudió filosofía, se graduó en el Conservatorio de Lviv y trabajó como profesora de música. 

En su juventud había abandonado la fe católica con la que fue criada, pero no a Dios a quien quería con todo su ser. 

Buscó la verdad durante muchos años, orando: “¡Dios! ¡Dame luz!”.  

Durante la guerra fue oficial de enlace en el ejército nacional. 

Y el altar de su casa se convirtió en tabernáculo y allí comulgó en la clandestinidad.  

Fue arrestada por los soviéticos y sentenciada a 10 años en un campo de trabajo en Siberia. 

Cumplió toda su condena en el infierno del Gulag, sobreviviendo a la prueba de haber sido operada del intestino sin anestesia.  

En agosto de 1935, Fulla experimentó por primera vez la presencia de alguien del más allá. 

Se trataba de Santa Magdalena Zofia Barat, fallecida 70 años antes, fundadora de la congregación del Sagrado Corazón. 

Después siguieron otros numerosos visitantes, San Juan Bosco, Santa Teresa del Niño Jesús, San Juan María Vianney y una larga lista, así como almas del Purgatorio.

Sus encuentros eran muy concretos, Fulla hasta podía tocar la ropa de las personas que la visitaban. 

De estas visitas Fulla adquirió mucha información que relató en varios libros que contienen enseñanzas sobre las realidades del Paraíso, el Purgatorio y el Infierno.  

Luego de regresar a Polonia numerosas personas acudían a su pequeño apartamento en busca de consejo, de oración, de esperanza. 

Y tras una vida llena de sufrimiento, Stefania Fulla Horak falleció en 1993.  ?

¿Y qué dijo Fulla Horak que sucede cuando morimos? 

Dice que en el momento en que el alma se separa del cuerpo, el hombre se da cuenta de su propia muerte en un instante.

E inmediatamente después, el alma comparece ante el Tribunal de Justicia Suprema.  

Pero hasta el funeral el alma no deja la Tierra. 

Son los últimos momentos antes de recibir los castigos o recompensas, cuando aún se le permite circular de forma invisible entre las personas.  

Pero si un católico, por ejemplo, debido a algunas circunstancias trágicas, no es enterrado, al tercer día después de la muerte su alma dejará la Tierra.  

La única forma de ayuda y prueba de amor de los familiares y amigos a un alma que va al Purgatorio, y lo que el alma quiere y espera de las personas, es su oración y buenas obras.  

Y sufre porque no puede decirles que sus lágrimas y dolores no les brindan ningún alivio ni beneficio, que son sólo un obstáculo para su transición.

Y que sus sufrimientos humanos no son nada comparados con los suyos.

Por lo tanto, si el alma pierde la esperanza de suscitar pensamientos de oración y buenas obras en sus seres queridos, busca frenéticamente a alguien que no la rechace, incluso entre los extraños. 

Y cuando lo encuentra, estará muy agradecida por la ayuda.  

Y se queda con la persona hasta el último momento, sin volver jamás a los suyos que la desilusionaron y mostraron el egoísmo propio de los sentimientos terrenales.

Estos son los últimos momentos más importantes de su conexión con el mundo.

Pero nadie se da cuenta de que ella sabe, siente y percibe todo y que sufre como sólo un alma puede sufrir. 

Y en el momento de enterrar el cuerpo, se interrumpe en un instante todo contacto del alma con la Tierra, y el alma se dirige al lugar que le ha sido asignado, desde donde comenzará la recompensa o penitencia.  

Pero desde el primer momento en que se separa del cuerpo, el alma ya tuvo una comprensión total de la enormidad y poder del mundo en el que ha entrado, en contraste con la miseria y pequeñez de todo lo que ha dejado atrás.  

También experimentó la revelación repentina de que lo que la mente humana consideraba real no existe en absoluto. 

Y que todo lo que solía llamar irreal e imaginario es la única, inmutable, y eterna verdad.  

Y como ahora nada perturba su juicio, se da cuenta con terrible exactitud de lo que ha merecido.

El alma condenada al Purgatorio sabe que tendrá que expiar todas las faltas y remediar todas las negligencias.  

Y está feliz de poder hacerlo porque quiere llegar al Cielo.

Pero también piensa que sería una inmensa alegría regresar a la Tierra, a la pobreza, a la enfermedad, a la humillación.

Porque en la Tierra, puede ganar gracias y perdón de Dios, pero donde está ahora es imposible hacer algo por sí misma. 

Entonces se enfrenta a la Verdad y tiene la más profunda comprensión de que lo que le espera es la justa consecuencia de sus propias faltas y negligencias. 

Ve su propio descuido, deficiencias y falta de aprovechamiento de sus buenas oportunidades. 

Y también ve claramente el beneficio que podría haber obtenido de ellas.  

También ve que no se perderá cada buena obra y cada pensamiento hacia Dios, porque fue contado, sustraído de la deuda y acreditado a su bien.  

En el momento de la muerte, los ojos del cuerpo se cierran para siempre, mientras los ojos del alma se abren para siempre y nunca cesarán por toda la eternidad, independientemente de que tal mirada cause felicidad o sufrimiento al alma.  

No hay sentidos ni cuerpo para experimentar el dolor físico. 

Entonces el alma se queda con el sufrimiento moral. 

Y un hombre en la Tierra no tiene la menor idea del alcance de estos sentimientos.  

Un hombre puede haber pasado toda su vida sin pensar en los asuntos del alma, y eso aparentemente no hizo ninguna diferencia en sus asuntos mundanos.

Pero después de la muerte, no hay otras cosas que las del espíritu.

Y el alma sufrirá después de la muerte por la más mínima falta y lineamiento que debería haber seguido.  

Pero admira cada destello de la justicia de Dios y, aunque le haga sufrir, no se rebela contra sus juicios.  

Y aunque de repente el camino estuviera despejado para acceder al Cielo, ella no iría allí si no se siente digna o preparada.  

Un pobre hombre, ignorante, mal vestido e incapaz de comportarse, no entraría voluntariamente en un baile de la corte, porque no sabría cómo participar.  

Y el alma se sentiría igual de mal, si entrara en la bienaventuranza eterna antes de ser purificada y preparada; no podría simplemente hacerlo. 

Nadie puede ni quiere aparentar otra cosa que lo que es, no puede ni quiere compensar nada con engaños.

Sólo hay lo que es. 

Y cada alma ve claramente el grado de su perfección, y la ve a la luz de la Verdad, que no puede ser confundida o eludida.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las visiones de Fulla Horak sobre qué sucede cuando morimos, para que evalúes si sus visiones pueden ser razonables o no.

Y me gustaría preguntarte qué cosas te interesaron más de estas visiones.

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