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Dios instituyó el ayuno por primera vez en el día de la Expiación, el décimo día del séptimo mes. Esté día, los israelitas tenían el mandamiento de «afligir el alma» o hacer morir de hambre el alma.

Ayunar significa empobrecer el alma, rehusar su subsistencia por medio de abstenerse de alimento. El ayuno en las escrituras descansa sobre la verdadera auto-humillación y penitencia. El ayuno es el método de Dios para subyugar el alma carnal bajo la soberanía de Su Espíritu. El ayuno es un acto de expresar y demostrar pena por el pecado, es una expresión externa de la pena y dolor interno por el pecado.

El abstenernos del pan de cada día es la forma en que le demostramos a Dios de que estamos conscientes de que no merecemos nada, ni siquiera recibir el pan cotidiano, mucho menos cualquier otra cosa, entonces Él nos ayudará a humillar nuestra naturaleza carnal debajo de su mano sublime y poderosa.

PREPARACIÓN PARA EL AYUNO

La preparación para el ayuno incluye dos aspectos: preparación interna y externa.

Preparación interna para el ayuno: El ser guiados por el Espíritu Santo de Dios es la preparación adecuada para ayunar. Nuestro ayuno será hecho a través de la energía y la voluntad de la carne , a menos que sea el Espíritu de Dios quien lo esté guiando y motivando.

«Y JESUS, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto Por cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre.» Lucas 4:1-2

La gente que ayuna a través de su propio esfuerzo, siente un gran espíritu de orgullo por lo que han hecho, y algunas viven engañadas pensando que pueden comprar algo de Dios.

El ayuno no nos hace más valiosos, ni compromete a Dios con nosotros en ninguna forma. Si el ayuno es entendido y practicado en la forma correcta, va a obrar humildad en el corazón.

Preparación externa para el ayuno: El Señor Jesús en el sermón del monte, nos revela cuatro detalles acerca de la preparación externa para el ayuno.

«Cuando ustedes ayunen no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya tienen su premio.  Tu cuando ayunes, lávate la cara y arreglate bien, para que la gente no note que estás ayunando. Solamente lo notará tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre que está en lo secreto te dará tu recompensa Mateo 6:16-18

a. Ungir la cabeza: Por razón natural, mucha gente piensa que es su estómago el que va a causarles el mayor problema durante un ayuno, pero esto no es verdad. El verdadero problema es la cabeza o la mente. Tan pronto como empezamos a sentir el descenso físico que viene con el ayuno, nuestro razonamiento carnal nos da cientos de razones por las cuales no debemos ayunar.

Sólo con el poder y la unción del Espíritu Santo sobre nuestra cabeza podemos tener una mente decidida para ayunar.

b. Lavarse: Esto es el aseo y limpieza del cuerpo, ya que durante el ayuno muchos desechos y toxinas salen de nuestro cuerpo a través de la piel, para ser eliminadas.

c. No aparentar que ayunamos: Debemos presentar una apariencia feliz, para que los demás no se den cuenta de nuestro ayuno.

d. Ayunar en secreto: Aunque algunas veces la iglesia ayuna de manera colectiva, el mundo exterior no debe enterarse, ya que la iglesia como un sólo cuerpo debe estar ayunando en secreto. Evidentemente este principio también se aplica a nuestro ayuno personal.

PROPÓSITO DEL AYUNO

La verdad a cerca del propósito de Dios para que ayunemos, lo encontramos nuevamente en una estatura de verdad de cuatro puntos.

PARAQUEAYUNAR

 

Ayunar para la mortificación de la carne

La mortificación de nuestra carne corrupta es el primer y más grande de los propósitos de Dios cuando nos lleva a un tiempo de ayuno. La palabra mortificar significa matar, destruir, castigar, humillar, controlar. Dios nos guía a ayunar porque sabe que esta es la forma de humillar la carne y traerla bajo el control del hombre espiritual.

Hay espíritus y actitudes en nosotros que no pueden salir de otra manera, el ayuno tiene tremendo poder de mortificación sobre la carne y va a romper muchas de sus concupiscencias. Solamente cuando estamos reducidos a tal estado de miseria inútil, podremos realmente evaluarnos a nosotros mismos.

Tenemos que ayunar si queremos alcanzar la madurez espiritual en Jesucristo, y tener la capacidad de ayudar a otros, como en el caso del lunático que fue llevado a los discípulos.

«Mas este linaje no sale sino por oración y ayuno» Mateo 17:21

La Biblia nos da otras muchas referencias de cómo el ayuno mortifica la carne, y como Dios responde a la humillación de aquel que ayuna como muestra exterior del arrepentimiento interno (Joel 2:12, 1° Reyes 21:27-29, 1° Samuel 7:4-6, Jueces capítulo 19 y 20 en especial del 26 al 28)

Ayunar para incrementar el poder en la oración

El segundo propósito de Dios para guiarnos a ayunar es el de incrementar el poder de nuestro espíritu en la oración. Cuando nuestra oración esta acompañada del ayuno esta tiene una intensidad de poder que no tiene por si sola. La oración y el ayuno tocan a Dios en una manera muy especial. Un ejemplo de esto lo encontramos en Jonás.

«Y los hombres de Nínive creyeron á Dios, y pregonaron ayuno, y vistiéronse de sacos desde el mayor de ellos hasta el menor de ellos. Y llegó el negocio hasta el rey de Nínive, y levantóse de su silla, y echó de sí su vestido, y cubrióse de saco, y se sentó sobre ceniza. E hizo pregonar y anunciar en Nínive, por mandado del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna, no se les dé alimento, ni beban agua: Y que se cubran de saco los hombres y los animales, y clamen á Dios fuertemente: y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que está en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y arrepentirá Dios, y se apartará del furor de su ira, y no pereceremos? Y vió Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino: y arrepintióse del mal que había dicho les había de hacer, y no lo hizo»Jonás 3:5-10

El poder de la oración humilde que adquirieron los habitantes de Nínive al vestirse de saco, de sentarse sobre cenizas, y de sus ayunos fue suficientemente grande para cambiar el parecer de Dios y evitar que Nínive fuera destruida en esta ocasión. Dios vió sus forma de humillación y pesar por sus pecados, y vió a las bestias añadiendo dolor y aflicción por sus dueños. Dios vió la proclamación del rey, la autoridad real, demandando que las ganancias adquiridas mediante la rapiña y la violencia fueran restaurados. Dios vió las obras que acompañaron a sus ayunos y oraciones como prueba de su arrepentimiento interior.

Ayunar para la revelación de la Palabra de Dios

El tercer propósito que Dios tiene para guiarnos al ayuno es que Él pueda revelarnos más de Su Palabra. Cuando estamos intrigados por alguna porción de la palabra de Dios debemos ayunar por la misma, y tarde o temprano Dios hará brillar Su poderosa luz sobre aquella porción y hará que la verdad se levante en revelación de su estatura y esplendor.

El Señor es el mismo ayer hoy y por siempre, por tanto podemos esperar que siga actuando con los mismos principios, a continuación se describe como Yahvé dio la Palabra profética al pueblo a través de Jeremías, a cerca de lo que sucedería sino se arrepentía; esto sucedió cuado el pueblo ayuno.

Daniel es otro ejemplo de la revelación de la Palabra por el ayuno:

«En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años, del cual habló Yahvé al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza. Y oré á Yahvé mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos» Daniel 9:2-4

Después de clamar y ayunar por la revelación de que sucedería con su pueblo, Daniel experimento la revelación por boca del ángel Gabriel:

«Mientras yo oraba, Gabriel, que se me había aparecido antes en la visión, vino volando a donde yo estaba. Era casi hora de ofrecer a Dios el sacrificio de la tarde. Y me dijo: Daniel, he venido ahora para hacerte entender estas cosas. En cuanto comenzaste a orar Dios te respondió. Yo he venido para darte su respuesta, porque Dios te quiere mucho. Ahora pon atención para que entiendas lo que verás. «Daniel 9:21-23

El ayuno humilla el alma; es una forma de afligirnos a nosotros mismos ante Dios. No hay ninguna razón para tener miedo de ir al lugar bajo, porque podemos confiar en las leyes espirituales de Dios. Dios se ha obligado a Si Mismo a levantar a aquellos que se humillan ante Él.

Ayunar para hallar reposo (físico, mental y espiritual)

El cuarto propósito de Dios para guiarnos al ayuno, es darnos completo descanso para el cuerpo, el alma , el espíritu, el corazón y la voluntad. Este tipo de ayuno está ilustrado por el ayuno hecho por Israel en el Día de la Expiación:

«Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, á los diez del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que peregrina entre vosotros: Porque en este día se os reconciliará para limpiaros; y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Yahvé. Sábado de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas, por estatuto perpetuo. Y hará la reconciliación el sacerdote que fuere ungido, y cuya mano hubiere sido llena para ser sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestimentas de lino, las vestiduras sagradas: Y expiará el santuario santo, y el tabernáculo del testimonio; expiará también el altar, y á los sacerdotes, y á todo el pueblo de la congregación. Y esto tendréis por estatuto perpetuo, para expiar á los hijos de Israel de todos sus pecados una vez en el año. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó» Levítico16:29-34

La palabra afligir en hebreo significa castigar y derribar a golpes. El ayuno trae aflicción porque hace desfallecer de hambre al espíritu vital del alma del hombre; la empobrece al negarle el alimento que necesita para su existencia. El abstenerse de comida es un procedimiento doloroso para el alma La oración y el ayuno en el Día de Expiación daban a Israel un nacimiento nuevo y fresco el divino descanso y en la gracia del Todopoderoso.

PODER DEL AYUNO

Tenemos un verdadero poder con Dios cuando ayunamos si estamos siguiendo Sus mandamientos. Sin embargo debemos recordar que nuestra experiencia del ayuno no tendrá el poder espiritual que Dios intenta darnos, a menos que estemos bien fundados en la preparación apropiada, la cual incluye el hecho de ser guiados por el Espíritu Santo.

Antes de estudiar cual es poder o galardón del ayuno, necesitamos saber cual es el ayuno correcto y el incorrecto.

El ayuno con el motivo incorrecto (No aceptable ante Dios)

Es posible ayunar con un motivo incorrecto, de manera que es conveniente examinar lo que Dios tuvo que decir sobre el ayuno erróneamente motivado de Israel.

En lugar de ser guiado por el Espíritu Santo de Dios, el ayuno de Israel había sido motivado por los deseos del orgullo carnal. Dios quien nunca hace acusaciones falsas porque Su omnisciencia discierne los motivos del corazón, acuso a Israel de estar ayunando para obtener placer, para contención, para debates y para herir.

a. Ayunar para obtener placer: La razón por la que a Dios le desagradaban los ayunos de Israel, era que en lugar de ayunar para mortificar su carne, ayunaban porque estaban enamorados del placer de los bienes materiales. Aunque los israelitas exteriormente cumplían con el rito del ayuno y aparentemente estaban afligiendo sus almas, realmente estaban llenando sus ayunos con los placeres de sus propios pensamientos y voluntades de cómo obtener mayores bienes materiales.

«Y sin embargo, dicen: ¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve? ¿Para qué sacrificarnos si él no se da cuenta? El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios y a explotar a sus trabajadores; el día de ayuno lo pasan en contiendas y debates y golpean con maldad. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus oraciones.»Isaías 58:3,4

Nosotros también estamos tentados a llenar nuestros ayunos con actividades placenteras para que el tiempo se vaya más rápido. Sufrimos menos durante un ayuno si nuestras mentes y cuerpos están ocupados con otras cosas, como ir de compras o dar un paseo.

b. Ayunar para contención: La segunda razón para el desagrado de Dios por los ayunos de Israel, fue que en lugar de ayunar para incrementar su poder de oración con Dios, estaban motivados por un espíritu de contienda.

«He aquí que para contiendas y debates ayunáis…»Isaías 58:4

La palabra contienda en hebreo significa una competencia, contención, controversia, regañar, quejarse, sacudir, estar peleado, reprender. Algunas veces también nosotros deseamos recibir conocimiento y dones espirituales del Señor Jesucristo, no porque queramos ser como Él en Su naturaleza humilde, sino porque queremos el poder de la exaltación que dan este conocimiento y dones sobre la gente.

c. Ayunar para debates: La tercera razón para el desagrado de Dios sobre los ayunos de Israel era que, en lugar de desear una mayor revelación de la Palabra de Dios a fin de poder obedecerla personalmente, estaban motivados por el deseo de obtener más conocimiento en la Palabra a fin de usarla para fortalecer su poder de debate.

d. Ayunar para herir: La cuarta razón por la que a Dios le desagradó el ayuno de Israel fue que en lugar de ayunar para encontrar descanso físico, mental y espiritual, estaban motivados por el deseo de herir a otros con el puño de la iniquidad a fin de obtener bienes materiales.

Israel estaba ayunando solo en el sentido externo; estaban afligiendo sus almas en lugar de permitir que fuera el Señor quien lo hiciera. Inclinaban sus cabezas exteriormente como si estuvieran sintiendo una profunda tristeza, pero interiormente no había verdadera humildad ni arrepentimiento en su corazón.

«¿Creen que el ayuno que me agrada consiste en afligirse, en agachar la cabeza como un junco y en acostarse con ásperas  ropas sobre ceniza, eso es lo que llaman ayuno y día agradable al Señor?» Isaías 58:5

Hay quienes utilizan el capítulo 58 de Isaías para tratar de probar que no es necesario el ayuno, y todo lo que logran probar es su falta de entendimiento acerca de lo que el Señor estaba reprobando en Israel en esta ocasión. Dios estaba corrigiendo los motivos del ayuno, y no el ayuno en sí. De hecho, Dios no se detiene ahí, sino que una vez revelado los motivos erróneos del ayuno de los israelitas, prosiguió revelando cual es el ayuno correctamente motivado.

El ayuno correctamente motivado (Aceptable ante Dios)

Debemos ayunar para agradar al Señor si queremos tener poder en Él, y que nuestras voces sean oídas en lo alto. Nuestros motivos deben ser correctos. A continuación veremos cuales son estos motivos:

«El ayuno que a mi me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y que desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes al fin con toda tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al  pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer  a tus semejantes» Isaías 58:6-7

a. Desatar las ligaduras de impiedad y compartir el pan con el hambriento: Las cadenas de injusticia son las ataduras del amor egoísta por el placer. Esto es una verdadera esclavitud porque las ligaduras del amor por el placer nos atan a todo lo que es egoísta, hasta llegar a la exclusión del interés por Dios y por los demás. Al buscar nuestra propia satisfacción, nos olvidamos de las necesidades de otros seres humanos en derredor nuestro. Evidentemente el compartir el pan se refiere tanto al lado natural como en el espiritual.

Tan solo una palabra hablada con la sinceridad del corazón tiene poder para levantar a una persona del abatimiento que causan la soledad y el desaliento. Aún después de que esa persona se ha retirado, ese pan sigue sosteniéndola y fortaleciéndola.

b. Deshacer los nudos que aprietan el yugo y recibir al pobre en tu casa: Nuestra propia contienda es una carga bastante pesada, pero tener que cargar con el espíritu de contención de otros, es casi más de lo que el alma puede soportar. En tanto que el espíritu contencioso nos siga empujando para contender en la obtención de superioridad y reconocimiento personal no pondremos atención ni al pobre ni al necesitado.

La pobreza no esta limitada al ámbito físico y de hecho la peor clase de pobreza es la espiritual. Aunque comparando con lo que deberíamos tener en Dios, todos somos espiritualmente pobres, sin embargo, hay quienes son todavía más pobres que nosotros. Pero que triste es ver al pueblo de Dios cargando con el espíritu de contención que los mantiene luchando continuamente por obtener más exaltación, más y mayores bendiciones, mayor bien, en lugar de compartir su sustancia con los pobres.

c. Dejar ir libres a los quebrantados y cubrir a los desnudos: El ser más quebrantado y oprimido que conocemos es el hombre espiritual dentro de nosotros, y no hay nada que oprima más y quebrante más que el espíritu de debate que estaba motivando el ayuno de Israel. Debemos liberar al quebrantado hombre espiritual y dejarlo salir libre. Hacemos esto mortificando al hombre carnal, que lucha y codicia contra el hombre espiritual. Dado que nuestro hombre espiritual y nuestro hombre carnal comparten el mismo cuerpo físico, la carne tiene acceso mental a la Palabra de Dios revelada cuando esta llega a nuestro hombre espiritual. En lugar de utilizar la Palabra de Dios para cubrir y vestir a los demás con la verdad, el espíritu de debate usa el conocimiento para descubrir y exponer la desnudez espiritual de otros.

d. Romper todo yugo y no escondernos de nuestra propia carne: Este motivo es todo un contraste con la orgullosa voluntad de Israel, que los llevó a ayunar para herir con el puño inicuamente.

El orgullo es un yugo poderoso, que nos impulsa a herir a otros con el puño de la iniquidad. También hace que nos escondamos de nuestra propia carne, y que tercamente rehusemos reconocer la realidad de la presencia del orgullo en sus muchas formas de maldad. Dios manda romper el yugo del orgullo, y la manera de lograrlo es mediante el ayuno sincero y la mortificación de la carne.

EL GALARDÓN DE PODER

«Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá.» Isaías 58:8

a. Luz: La luz es el primer galardón de Dios para un ayuno hecho de manera aceptable. Todos queremos y necesitamos luz, tanto natural como espiritualmente. No podemos orar correctamente sin la luz de humildad de la Palabra revelada de Dios.

b. Sanar: El apóstol Juan escribió en su tercera epístola diciendo «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad» (3° Juan 1:2) La salud física no es la única clase de salud. A veces por ejemplo nos vemos afligidos por un corazón desmayado; o por una voluntad difícil que quiere darse por vencida y dejar de servir a Dios; o es tal vez una mente enferma que nos hace imposible el pensar con claridad.

c. Rectitud: Este grado particular de justicia proviene de dar limosnas, que proceden de lo ha sido ahorrado cuando ayunamos, porque al ayunar no necesitamos comprar comida.

d. Gloria: Además de darnos luz, salud (tanto interna como externa), y un poderoso escudo protector de justicia que va delante de nosotros, Dios nos promete una gloriosa protección para la retaguardia o las espaldas. La gloria protectora para nuestra retaguardia proviene de la gloria de la propia espalda de Dios. Moisés tuvo el privilegio de contemplar esta porción de la gloria del Señor, y su intensidad hizo que la misma piel de su rostro brillara irradiando rayos de luz, o cuernos de luz, causando temor y respeto reverencial en los corazones de la gente.

EJEMPLO DE PERSONAS QUE AYUNARON

Moisés.

Moisés ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches en cuatro ocasiones diferentes. La primera vez fue por los primeros mandamientos (Éxodo 24:18). Aunque esta cita no menciona que Moisés ayunó mientras esta en el monte con el Señor, el libro de Deuteronomio muestra claramente que él se abstuvo tanto de pan como de agua. Hay una diferencia entre un ayuno y un ayuno con sed; durante un ayuno nos abstenemos de probar alimentos, pero en un ayuno con sed nos abstenemos también de tomar agua. (1° Corintios 4:11). A menos que el Señor nos este hablando y dirigiendo claramente para ayunar con sed, no es prudente dejar de beber agua por más de tres días.

La segunda vez que Moisés ayunó por cuarenta días y noches fue cuando estuvo intercediendo ante Dios a causa de la idolatría de Israel, cuando hicieron el becerro de oro.

Elías.

«Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido: y he aquí luego un ángel que le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí á su cabecera una torta cocida sobre las brasas, y una jarra de agua: y comió y bebió y se volvió á dormir. Y volviendo el ángel de Yahvé la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come porque si no el viaje sería demasiado largo para ti, Elías de levantó pues, y comió y bebió; y aquella comida le dio fuerzas para caminar cuarenta días y cuarenta noches, hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.»1° Reyes 19:5-8

Cuando sentimos que ya no podemos ir más adelante, es tiempo para ayunar del alimento natural, y empezar a alimentarnos del pan de santidad de Dios. El cual impartirá nueva vida y fuerza a nuestro hombre espiritual.

Jesús.

«Luego el Espíritu llevó a Jesús l desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba, estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer  y después sintió hambre» Mateo 4:1-2

Aunque Jesús era el Hijo Unigénito de Dios, quien vino de la eternidad para cumplir la voluntad de Su Padre, Él ayunó antes de salir a ministrar.

No importa cuantos dones o crecimiento espiritual tengamos, debemos sujetarnos al mandamiento del Señor, y mortificar nuestra carne.

Tenemos que ayunar para estar listos para el regreso de nuestro Esposo celestial. Este es el tiempo de la preparación.

Ciertamente muchas otras personas en la Biblia ayunaron, pero baste estos ejemplos para enseñarnos la importancia del ayuno en nuestro crecimiento espiritual.

Puedes ayunar desde tres horas o mas hasta varios días. según lo que el Padre Celestial indique para tu cuerpo.

También puedes hacer abstinencia de carnes rojas, o de determinado alimento que te agrade y sea un sacrificio para ti verlo y no poder ingerirlo.

Todo sacrificio de la carne ofrecido a Dios es digno del Padre.

Fuentes: Mercaba Enciclopedia

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