Prevención y combate a la pederastia.
Dos hechos importantes ocurrieron ayer, uno fue lo revelado por del profesor Davide Cito en el seminario en la Universidad de la Santa Cruz sobre lo que ha realizado e indagado la Iglesia sobre el abuso de menores. Y otro fue que el papa Francisco recibió al psicólogo jesuita Hans Zollner del Centro para la Protección de los Menores de la Universidad Gregoriana, a quien felicitó y pidió que prosiguiera en el mismo rumbo.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco ha manifestado su preocupación especial por los mas débiles, por los niños, por eso ha abrazado la política instaurada por Benedicto XVI respecto a la prevención y el combate de la pederastia y los abusos por parte del clero.
LA INTERVENCIÓN DEL PROFESOR DAVIDE CITO EN EL SEMINARIO EN LA UNIVERSIDAD DE LA SANTA CRUZ
Hace algunas semanas se llevó a cabo en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz un encuentro que forma parte del curso de actualización que organiza periódicamente el ateneo para los agentes de la comunicación sobre temas relacionados con la vida de la Iglesia.
El profesor de Derecho canónico Davide Cito, asesor de la Congregación para el Clero, pronunció una conferencia sobre los abusos en contra de menores dentro de la Iglesia.
Fue una clara exposición sobre la situación y presentó algunos aspectos relevantes. «Nunca podremos agradecer por completo a Benedicto XVI por lo que hizo en este terrible campo», por las nuevas normas que desde 2001 regulan el problema.
«Conscientes de que las críticas habrían caído sobre él, y no sobre otros, y ayudado por mons. Charles Scicluna (que era el “promotor de justicia” en esa época), no tuvo miedo al reconocer que había un fenómeno terrible en la Iglesia», recordó.
«En lugar de delegar a las Conferencias episcopales y a las diócesis el problema, lo asumió él, en las buenas y en las malas. Y cargó consigo todas las negatividades»; ahora la gestión del problema está pasando nuevamente a las conferencias; «y los obispos no quieren tener estas responsabilidades, quieren que sea la Santa Sede la que lo haga. La Santa Sede no quiere cargar con esto en sus espaldas y prefiere que sean las diócesis las que se ocupen de ello».
Los datos estadísticos:
«Los casos que llegan ahora cada año a Roma desde todo el mundo son alrededor de 400. Me parece un número muy elevado. Lo que ha cambiado es la geografía de los lugares. Los casos sobre los que hablaba Scicluna en 2001 eran casi todos de la región norteamericana y del mundo anglosajón; ahora se habla de Sudamérica, de México, de España, de Italia y de Polonia. Todavía no hay muchos en Asia y en África. Países que parecían 9inmunes no lo son. Benedicto se había dado cuenta de ello».
El problema social de este fenómeno es universal; se trata de un tema no solo de la Iglesia, sino también civil, por lo que, si es universal desde el punto de vista civil, lo es también para la Iglesia.
El prof. Cito insistió en el hecho de que:
«las personas son animadas a denunciar a las autoridades civiles. A menudo las personas no quieren esto: las situaciones cambian dependiendo de los países. En los últimos tiempos, ha habido colaboraciones estrechas entre autoridades civiles y eclesiásticas que han dado muchos frutos».
«Pero 400 casos al año es un dato doloroso. Y no sirve consolarse sabiendo que en la sociedad civil son muchos más».
Es interesante la tipología de las víctimas descrita por el estudioso:
«Mientras en el caso de los abusos “civiles” la mayor parte es menor de 10 años, y es monstruoso, en la Iglesia, alrededor del 90% de los casos es del mismo sexo que el abusador; una tendencia diferente con respecto a los casos “civiles”, en los que representan al máximo el 30%. En la Iglesia, la edad es mucho más elevada, de los 15 a los 17 años. Ya no se trata de pederastia, en sentido estricto, pero sigue siendo abuso de menores».
Ante la pregunta sobre el papel de la homosexualidad en este fenómeno, el prof Cito respondió que
«la homosexualidad existe en la Iglesia, pero hay que estar atentos al decir que la homosexualidad es la causa de todo esto. Sería como decir que la heterosexualidad es lo que lleva a sacerdotes a embarazar a muchachas. Sin duda en la Iglesia existe el ambiente que puede favorecer todo esto. Pero lo que se pretende evitar es crear una relación de causa-efecto, que establecería que la causa de este problema es la homosexualidad. No figura esta palabra en el informe del John Jay College».
Pero hay que decir que el informe del John Jay College, instituto de criminología estadounidense, fue criticado por el presidente del National Review Board, organismo laico que ayuda a los obispos estadounidenses en la lucha en contra de la pederastia. Un periodista dijo a Al Notzon III, presidente del organismo, que los investigadores del John Jay concluyeron que «la atracción homosexual no era un factor significativo» en la crisis.
Al Nortzon III respondió que:
«la mayor parte de las víctimas de abusos por parte de religiosos son chicos en edad post-pubertad. No concuerdo con las conclusiones alcanzadas, puesto que el 83% de los casos son de varón hacia varón».
El prof Cito indicó que:
«muchos de los responsables de estos casos sufrieron abusos a su vez».
Y recordó que en el documento redactado a comienzos del siglo sobre las nuevas ordenanzas para los seminaristas se instituyó una regla para evitar que personas con tendencias homosexuales no deben ser aceptadas en los seminarios.
EL PAPA EXHORTÓ A LOS AGENTES Y A LOS ORGANISMOS ECLESIALES A TRABAJAR POR EL BIEN DE LOS MENORES, LAS VÍCTIMAS MÁS VULNERABLES
Al final de la misa matutina en Santa Marta, el Papa Francisco impulsó el trabajo del Centro para la protección de los menores de la Universidad Gregoriana, creado tras el simposio internacional sobre abusos en contra de menores por parte de miembros de la Iglesia que se llevó a cabo en 2012:
«Es un trabajo importante, sigan así»
«Después de la Misa, tuvimos la ocasión para saludar al Papa: éramos tres… Le presentamos brevemente el proyecto», indicó a la Radio Vaticana el director del Centro, el jesuita psicólogo Hans Zollner.
«El Papa –contó– excuchó con mucha atención y en más de dos o tres ocasiones subrayó que se trata de un trabajo muy importante y que, cito, “debemos seguir adelante con este compromiso”».
Además de Zollner estaban presentes en Santa Marta los representantes del Centro en Polonia y un experto en desarrollo de las unidades de aprendizaje canónicas y teológicas del programa a distancia, que será distribuido en todo el mundo.
Zollner, que también es el vicerrector de la Gregoriana, recordó que Francisco afrontó el tema hace algunas semanas, cuando invitó a trabajar «por el bien de los más vulnerables, de los menores», durante el Ángelus del pasado 5 de mayo.
«Esto –añadió– sigue completamente la línea de Papa Benedicto XVI, a quien, hace cuatro meses, pudimos entregar las actas del congreso que llevamos a cabo en la Gregoriana, en febrero de 2012, y en el que participaron representantes de las Conferencias episcopales de todo el mundo para hablar justamente de la prevención del mal que afecta a los menores».
En su homilía matutina, Francisco invitó a los cristianos a seguir el ejemplo de la templanza pero también de la honestidad de los niños:
«La templanza que pretende Jesús de nosotros no tiene nada, nada que ver con esta adulación, con esta forma azucarada de seguir adelante. ¡Nada! La templanza es simple, como la de un niño. Un niño no es hipócrita, porque no es corrupto», dijo.
Según Zollner,
«llamar a la pureza, a la autenticidad, a la no hipocresía de un niño, nos indica también el desafío de vivir nuestro ser cristianos y nuestro ser testimonio de Jesús con autenticidad y credibilidad».
El jesuita también expuso a la Radio Vaticana el trabajo que se desarrolla en el Centro, que hasta ahora ha recibido «una respuesta muy animadora» y «muchas ofertas de colaboración».
Después de la fase “piloto”, en colaboración con ocho diócesis y con algunas provincias de jesuitas en India e Indonesia, que terminará en 2014, Zollner explicó que el centro está pensando cuáles serán sus actividades para el futuro:
«Queremos no solo profundizar nuestro aporte y nuestros módulos de aprendizaje, sino que queremos también llegar a un mayor número de personas. Ahora nos damos cuenta de que será necesario que haya diferentes niveles de información y también otros niveles diferentes, como la formación de enseñantes y la formación de personal que operará en las parroquias».
Fuentes: Vatican Insider, Signos de estos Tiempos