Los beneficios para nuestra alma y a los ojos de Dios.
La gratitud es un sentimiento que nos da alegría y nos aleja de los temores.
Es una actitud de vida que Dios nos pide, y también la ciencia ha encontrado que la gratitud y la positividad son especialmente favorables para vivir en paz y armonía.
La Biblia está llena de llamados al agradecimiento y a veces pensamos que se trata solamente para dar un justo reconocimiento a Dios.
Pero en realidad Dios nos pide que lo hagamos porque es bueno para nuestras vidas, ya que nos ayuda a tener más confianza en Él y a desarrollar más armonía con las demás personas.
Cuando desarrollamos una actitud de agradecimiento cambiamos la manera en que vemos al mundo, se nos presenta menos amenazante y más amigable. Y esto nos trae más paz.
Aquí hablaremos sobre qué es el sentimiento de gratitud, cómo actúa en nosotros, como lo podemos desarrollar en nuestra vida y propondremos una forma de rezar el Rosario que lleva a ponernos en actitud constante de agradecimiento.
Joseph Stalin decía que la gratitud es una enfermedad que sufren los perros.
En cambio GK Chesterton decía que el peor momento para un ateo es cuando está realmente agradecido y no tiene a quién agradecer.
Evidenciando que la gratitud es algo humano y una medicina para nuestras almas en reconocimiento de Nuestro Creador.
Pero muchas veces se nos olvida agradecer por todo lo que tenemos. Nos cuesta ser agradecidos.
Recordemos que la rebelión a Dios en el cielo sucedió a través de la ingratitud fruto del orgullo. Por eso Lucifer, una vez Ángel de Luz, fue condenado y cayó del cielo.
Y ahora un tercio de los ángeles caídos se dedican a tentar a los seres humanos con el orgullo, provocándoles ingratitud hacia Dios.
Por eso cuando perdemos la fe en Dios nos mostramos desagradecidos y somos más propensos a caer en la tentación, e incluso a cooperar con el mal.
Y por eso al contrario sucede que una persona que cultiva una actitud de gratitud hacia Dios, forma una poderosa coraza contra los espíritus malignos que se puede observar claramente en la realidad.
Y esa es una de las características centrales de la devoción Mariana.
La Biblia está llena de pasajes que resaltan la importancia de dar gracias al Señor todos los días.
Por ejemplo el salmo 92 dice «es bueno dar gracias al Señor y celebrar tu nombre Dios altísimo; proclamar tu amor por la mañana y tu fidelidad durante la noche».
Aunque la vida está llena de dolores y tribulaciones, la actitud cristiana debe ser de alegría y gratitud permanente.
La forma cristiana de hacer frente a los problemas no es amar y buscar el dolor, sino tratar de evitarlo siempre que sea posible.
Pero cuando no es posible, entonces aceptarlo y ofrecerlo.
La madre Teresa de Calcuta decía que la gratitud a Dios es aceptar todo incluso los problemas con alegría.
Porque la gratitud nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva, la perspectiva de la eternidad.
Y nos ayuda a entender que Él está allí, que se ocupa de nosotros y eso nos fortalece y da alegría.
Dar gracias a Dios no es solamente para Él, porque Dios no necesita nuestro agradecimiento, ya que Él no tiene las necesidades que tenemos nosotros, porque es autosuficiente.
La gratitud que nosotros expresamos tiene un alcance sanador para nosotros, es para nuestro propio beneficio.
Porque es buena para nuestra salud física y espiritual, y para nuestra madurez emocional y de fe.
Y porque además, retacear el reconocimiento de las gracias envenena nuestra alma.
Al punto que San Pablo incluye en la lista de pecados graves a la ingratitud.
Cuando expresamos gratitud cambiamos la manera en que vemos al mundo, se nos presenta menos amenazante porque sabemos que Dios está con nosotros porque recordamos las maravillas que ha hecho por nosotros.
Además somos más propensos a relacionarnos con otras personas y sentimos que las relaciones son bendecidas, en lugar de tener sentimientos negativos hacia otros.
De alguna manera es lo que pide la escritura, que veamos a Dios en los otros.
En cambio la infelicidad, la ira y la violencia muestran evidencia de un déficit de gratitud.
Dios nos llama a mantener una actitud positiva.
Esta actitud positiva se puede aplicar al pasado reevaluando nuestros recuerdos, haciéndolos más positivos.
También al presente, por una actitud que agradece todo lo que tenemos en el minuto actual y no pone el énfasis en la suerte.
Y también se aplica al futuro, manteniendo una actitud de esperanza y de optimismo con respecto a lo que va a venir.
De modo que la gratitud se puede cultivar con éxito.
Y así bloquear emociones negativas como la envidia, el resentimiento, la depresión, ayudándonos a construir nuestra felicidad.
Porque es imposible al mismo tiempo sentir envidia y agradecimiento.
Por otro lado, meditar sobre la gratitud, la alegría y la felicidad da una forma nueva a nuestro cerebro, de acuerdo a investigaciones científicas.
Ellas muestran que si desalojamos los pensamientos negativos y ocupamos nuestra mente con pensamientos de gratitud, vamos a cambiar nuestros patrones mentales.
Esto lo podemos ver claramente en nosotros mismos, porque cuando expresamos gratitud, puede cambiar en un momento lo que sentimos, cuando estemos con alguna angustia.
Haz la siguiente prueba cuando estés preocupado.
Comienza a pensar en las gracias que has recibido y a darle gracias a Dios por ellas.
Verás que rápidamente tus preocupaciones se alejan.
Basta mirar para atrás nuestra historia para recordar todas las gracias que Él nos ha concedido y nos invadirá la gratitud.
Pero debemos tener cuidado con algo muy común. A veces pensamos que estamos agradeciendo y no lo hacemos bien, porque entramos en la rutina de agradecer sin recordar por qué estamos agradecidos.
Para que podamos sentir un cambio significativo dentro nuestro, cada mención de agradecimiento que hagamos, tiene que llevar adherida la razón concreta por la que estamos agradecidos.
Una cosa es decirle a Dios que estamos agradecidos por todo lo que Él nos da, y otra cosa es recordar las cosas concretas por las que tenemos que agradecerle.
Y lo podemos probar haciendo el ensayo mental de cómo nos sentiríamos si algunas gracias de la vida no las tuviéramos.
La gratitud es algo que se puede aprender, es un hábito para desarrollar.
Podemos crear el hábito de enfocarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta, y con el tiempo esta rutina se fortalecerá en la práctica.
Puedes por ejemplo comenzar dándole gracias a Dios por cómo te hizo, enfocándote en los dones y talentos que tienes, en vez de en los dones o talentos que te faltan.
También puedes escribir una nota de agradecimiento a otra persona y eso te hará sentirte mejor con ella, ya sea que se la envíes o no. O puedes hacerlo solamente mentalmente.
También puedes llevar un diario de gratitud, escribiendo diariamente los regalos que has recibido cada día, las bendiciones que has obtenido.
O sea, repasar los hechos, con énfasis en lo que salió bien y de lo que estás agradecido.
La oración es central para cultivar la gratitud
Una actividad provechosa es rezar por cada cosa que ha pasado en tu vida.
Por ejemplo, agradecer a Dios por crearte, por amarte, por acompañarte, por haberte elegido.
Y no sólo pensarlo en términos abstractos, sino con indicadores concretos en los que se ve el auxilio de Dios.
Ser agradecido por la vida, la fe, la familia, los amigos, la educación, el trabajo, porque son un regalo, algo que no es nuestro, sino un obsequio de Dios.
Y es por esto que el sacerdote y párroco de Dakota del Norte Rusell Kovash propone el Rosario de Gratitud, que nos puede ayudar a estar más agradecidos constantemente.
Dice que el rosario de gratitud le ha cambiado drásticamente su vida,
«Han sido 8 años que no voy a la cama hasta que rezo un rosario de agradecimiento, para dar gracias a Dios por las bendiciones que ha derramado sobre mí.
Eso ha cambiado drásticamente mi vida con muchos frutos, porque veo como el buen Dios ha estado en mi vida».
¿Y cómo es este rosario?
Comienzas tomando el rosario, y rezas el Padrenuestro en cada cuenta grande, dando gracias a Dios por algo en tu vida.
Y luego, mientras rezas las Avemarías, meditas sobre esa gracia en particular.
E incluso más adelante, puedes hasta llegar a recitar el rosario solamente recordando una gracia diferente en cada una de las cuentas chicas también.
Pongamos un ejemplo.
Te doy gracias Señor por dormir en una cama confortable.
Te doy gracias Señor por haber ido a misa hoy.
Te doy gracias Señor por haber comido una cena apetitosa.
Te doy gracias Señor por la salud de mi madre.
Y así puedes expresar las gracias por cada una de las cosas que te parezcan.
A veces rezamos cada misterio pidiendo por alguien o por algo, por ejemplo: Señor te pido por la relación con mis hijos y para que los protejas.
En este caso, el criterio sería agradecer por su vida y lo que significan para ti como punto central, porque además, Dios sabe que es lo que necesitas tú y ellos.
Lo sabe mejor que tú y tiene un plan para ellos.
Sí nos acostumbramos a rezar el rosario de esta forma, seguramente nos convertiremos en personas más agradecidas, como Dios quiere que seamos.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la importancia de dar gracias a Dios por cada cosa que te da y cómo lo puedes potenciar a través del rezo del Rosario de Gratitud.
Y me gustaría preguntarte cuales son las formas en que acostumbras a dar gracias a Dios en tu vida.
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