Iglesia propone devolver limosna si Dios no cumple sus promesas.
La Iglesia Fellowship estableció lo que ellos llaman “Desafío de 90 días”, donde el pastor afirmó públicamente que «si Dios no es fiel a sus promesas de bendiciones, le devolveremos el 100% del diezmo dado».

 

diezmo

 

El controversial pastor Ed Young de Fellowship Church, ubicada en la ciudad de Grapevine, Texas, vuelve a ser noticia. Esta vez es por una campaña de 90 días donde se insta a los miembros que pongan a prueba a Dios “con los diezmos y las ofrendas”.

La Iglesia Fellowship estableció lo que ellos llaman “Desafío de 90 días”, donde el pastor afirmó públicamente que “si Dios no es fiel a sus promesas de bendiciones, le devolveremos el 100% del diezmo dado”.

LA CAMPAÑA DE DEVOLUCIÓN POR FALLA DEL PRODUCTO

La campaña incluye una serie de sermones sobre la fidelidad y la base tradicional del texto de Malaquías 3:10, donde Dios le pide explícitamente a la gente que lo ponga a prueba.

Entreguen, pues, la décima parte de todo lo que tienen al tesoro del templo, para que haya alimentos en mi casa. Traten después de probarme, dice Yavé de los ejércitos, para ver si les abro las compuertas del cielo o si derramo para ustedes la lluvia bendita hasta la última gota.

El primer fin de semana contó con la presencia de un pastor invitado en el que Ed Young llamó “la serie más provocativa del año”. Para él, la mayoría de los cristianos necesitan que se les recuerde constantemente su compromiso con la iglesia local.

Aunque no es la única iglesia que participa en un desafío de 90 días, Fellowsip es la más influyente y la primera en prometer que devolverá el dinero si hay algún participante insatisfecho que no haya “experimentado la fidelidad de Dios” en estos días.

La condición para el reembolso es tan simple como rellenar un formulario en el registro de la iglesia con la fecha, la cantidad donada, explicar cómo Dios le falló, además de los datos bancarios personales para el depósito.

De acuerdo con una encuesta anual llevada a cabo en los EE.UU., sólo 10 millones de personas diezman regularmente en las iglesias americanas. Según datos oficiales, el 40% de los 300 millones de habitantes del país afirman que asistir a una iglesia.

La inmensa mayoría de los ingresos de las iglesias son donativos esporádicos y las ofrendas en “campañas” específicas, incluyendo la de los tele evangelistas. Aunque el Antiguo Testamento describe una serie de donaciones obligatorias y voluntarias, que pueden alcanzar el 23% de los ingresos totales, los líderes evangélicos en general, enseñan que el 10% del diezmo es el mínimo que Dios pide.

LOS ERRORES

El mensaje que este evangélico da a quien lee esta noticia dista del espíritu cristiano, porque centra la relación con Dios en el cumplimiento de deseos de los hombres, o sea un Dios al servicio de los caprichos de los hombres, y no trasmite el real carácter de la misma, que es el amor que Dios nos tiene, en virtud de la cual nos aiste en nuestro camino.

Trata a Dios como si fuera una máquina expendedora de deseos, en la que se pone una moneda en la parte de arriba y en la parte de abajo se recibe el deseo. O sea que concibe una relación automática y no de diálogo sobre la conveniencia o no del deseo, sobre el dimensionamiento del mismo, etc.

Comunica que el cumplimiento del deseo es independiente de lo que se pida. Y no estamos hablando de deseos absurdos, como por ejemplo tener un castillo en la luna, sino de aquellos deseos que podrían estar dentro de la serie de cosas que la persona específica podría tener y hasta necesitar, pero que para esa persona y en ese momento, Dios quizás no lo considere, ya que considera otras gracias; y eso no es que Dios no cumpla.

No toma en cuenta la posición de la persona, si está en gracia o no, si está haciendo esfuerzos de conversión de su corazón, que es lo que Dios quiere y a lo que está viniendo su madre María a pedirnos.

Tampoco toma en cuenta el período de tiempo en que Dios responde a nuestros pedidos, puede ser desde inmediato hasta demorar décadas, porque Dios nos prepara para recibir la gracia en el momento que más lo necesitamos, que más frutos no dé, y luego de un período en que fuimos madurando en el uso de la gracia.

Así podríamos seguir con los argumentos sobre este juego de apuestas sobre la voluntad de Dios que este predicador propone a los fieles que le rodean, que si no cumple, quedaría estigmatizado como un Dios ausente o hasta puesta en duda su existencia.

Fuentes: Christian Post, Signos de estos Tiempos

 

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