En los últimos tiempos parece que hay una desconexión entre los seres humanos y el sueño.

Por un lado, conciliar el sueño se ha transformado en un problema para creciente cantidad de seres humanos.

Especialmente en el primer mundo.

Por eso los somníferos son un negocio floreciente para la industria farmacéutica.

Pero por otro lado el sueño es lo primero que postergamos cuando las actividades nos agobian.

No querer dormir es querer ser omnipotentes, como Dios.
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Y no poder dormir también es alejamiento de Dios, por estar excesivamente con la mente y el corazón anclados en los problemas humanos.

Dios nos purifica y nos redime mientras dormimos.

Prepara nuestro corazón para el día siguiente.

Y muchas veces el Señor habla en los sueños.

En cambio satanás nos quiere cansados para alejarnos del plan de salvación.

Vivir con sueño y estresados nos aleja de la santidad que Dios quiere para nosotros.

  

EL SUEÑO COMO REGALO DE DIOS

Dios envió a su hijo único al mundo para salvarnos.

Jesús se entregó en la cruz para redimirnos de nuestros pecados. Con la entrega de Jesús, llegó la salvación del mundo entero.

Así es que cuidar la vida y la salud propias es respetar la entrega de Jesús por nosotros. Es amarlo, y amarnos en Él.

Es entender que somos creados por Dios, y alabar la dignidad que puso en nosotros.

El sueño es uno de los aspectos que menos se cuidan en la vida diaria. Si se puede sacrificar algo, nunca será un quehacer.

Siempre se elige sacrificar el sueño y esto trae consecuencias muy perjudiciales para la salud y la misión.

Aun sabiendo esto, muchas personas, la mayoría, siguen sin darle importancia al sueño.

A continuación, los detalles minuciosos de las dimensiones científica y espiritual del sueño en la vida.

  

CULTURA DE LA INMEDIATEZ Y LA HIPERCONEXIÓN

Vivimos en la cultura de la inmediatez y la hiperconexión.

Estamos acostumbrados a ejecutar múltiples tareas a la vez, interactuar con muchas personas al mismo tiempo.

En medio de esta cultura, las circunstancias muchas veces nos arrastran, sin que nos demos cuenta.

Quedamos inmersos en la necesidad de hacer más cosas de las convenientes, dentro de un mismo día.

Esto mismo nos impulsa a que dormir nos resulte una pérdida de tiempo, en lugar del refresco que nos regala Dios para asentar lo hecho durante el día y prepararnos para el próximo.

Nos resulta frustrante tener que dormir, estar cansados.

Es un signo de omnipotencia querer vivir sin dormir, y la omnipotencia es querer ocupar el lugar de Dios, en lugar del de creaturas a imagen y semejanza.

  

ATAQUE DEL MALIGNO

Satanás nos quiere cansados. Quiere que tengamos poca energía para rendir en el día.

De esa manera estamos más irascibles, pensamos menos antes de tomar decisiones.

Nos centramos en nosotros mismos y el estrés y el malhumor se hacen lugar en nosotros.

En vez de rendir al máximo, dando lo mejor de nosotros, hacemos lo que podemos como podemos.

Los resultados de nuestra obra en el mundo no serán entonces los de un cristiano que construye el Reino de Dios.

Satanás tiene muchas herramientas para alejarnos o al menos retrasar la salvación.

No darle importancia a este aspecto es potenciar al maligno en sus propósitos.

Una de las formas de ataque del maligno al sueño es la llamada parálisis del sueño.

Muchas más personas de las que se piensan la padecen.

Lejos de ser una anomalía simple, es un trastorno realmente tenebroso.

Quienes lo padecen, lo sufren de manera profunda.

Se trata de una incapacidad de mover los músculos del cuerpo apenas una persona despierta, o antes de quedarse dormida.

Dura aproximadamente tres minutos, y la persona se encuentra consciente durante todo el momento, lo que resulta frustrante.

En muchas ocasiones personas han tenido experiencias de ataques durante este momento, por eso se considera que es una forma de acechanza del maligno, un acto de intimidación.

  

DISPOSICIONES ANTES DE DORMIR

El momento de dormir es también un momento de purificación.

Es por eso que el Papa Francisco reveló en una de sus audiencias la oración que reza todas las noches antes de dormir.

Según el Pontífice, esta oración es para pedir a Dios su misericordia y purificación.

“En la noche, antes de ir a la cama, yo rezo esta breve oración: ‘Señor, si quieres, puedes purificarme’.

Y rezo cinco ‘Padre Nuestros’, uno por cada llaga de Jesús, porque Jesús nos ha purificado con sus llagas”, expresó su santidad.

Rezar: es muy importante que la última palabra, el último pensamiento, el último anhelo o agradecimiento de nuestro día, lo tenga Dios.

Rezar antes de ir a dormir es una práctica que incorpora a Dios como Señor de nuestros días.

Además, rezar antes de caer en el sueño garantiza una mayor paz para el alma, y nos protege del espíritu maligno que nos acecha.

Hay muchas oraciones que pueden hacerse, e incluso es una buena idea recitar algunos salmos o versículos de la Biblia que hablan especialmente acerca de este momento del día.

Esta oración puede ser de utilidad:

Leer algún fragmento de la Biblia o alguna lectura que alimente el alma y contribuya a dejarla en paz para conciliar el sueño.

Además, a nivel fisiológico, es necesario considerar lo siguiente:

  • No hacer ejercicios antes de dormir: de lo contrario, se le están enviando al cuerpo señales de mantenerse despierto y alerta.
  • No usar dispositivos electrónicos: la luz de la pantalla hace que nos cueste más conciliar el sueño.
  • De a poco ir tranquilizando el ambiente: no estar hiperestimulados antes de ir a dormir.
  • Tratar de apagar la televisión y las redes sociales, que nos acostumbran al estímulo constante.

  

BENEFICIOS DE LA FE Y LA ESPIRITUALIDAD A LA HORA DE DORMIR

La Sociedad para el Estudio Científico de la Religión (SSSR) publica artículos y realiza investigaciones acerca del estudio científico y social de la religión.

Un reciente estudio llevado a cabo por esta sociedad dio como resultado que aquellos que creen en un poder máximo que los guía y protege, tienen un sentido temporal de todas sus vivencias.

Esto significa que otorgan a las circunstancias actuales un valor pasajero, temporal, y por eso tienen menos preocupaciones a la hora de dormir.

Científicamente, aquellos que se van a la cama con tensiones y preocupaciones, suelen tener problemas para dejar de pensar y conciliar el sueño.

Y aún cuando lo hacen, este es de mala calidad y difícilmente logran el descanso apropiado para estar óptimos al día siguiente.

Recordemos que irnos a dormir preocupados por nuestros problemas y por tareas a realizar los días siguientes, denota falta de fe en Dios.

En Mateo 6, 25, Dios exhorta a no preocuparse y poner la mirada en lo verdaderamente importante:

Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir.

¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?

Cuando las preocupaciones son muy fuertes, rezar recordando este fragmento del Evangelio puede tranquilizarnos.

La Fundación Nacional del Sueño de los Estados Unidos realizó una publicación en la que resalta que numerosos estudios revelan que aquellos que practican la religión con asiduidad sostienen una mayor calidad de vida.

En Salmos 3, 5 se manifiesta explícitamente

Yo me acuesto, y me duermo, y vuelvo a despertar, porque tú vigilas mi sueño.

No sólo duermen mejor, sino que también manifiestan un mayor cuidado integral de su salud, con comportamientos saludables y menor tasa de mortalidad.

Además, en este artículo, la Fundación Nacional del Sueño de los Estados Unidos destaca que muchos estudios suelen ignorar el vínculo entre el involucramiento religioso y la calidad del sueño.

     

LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA DEL SUEÑO

Según explica Facundo Manes, neurólogo y neurocientífico argentino, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), el sueño tiene funciones importantes como:

  • Favorecer la memoria del día.
  • Fortalecer el sistema inmunológico
  • Contribuir a una buena regulación del sistema endócrino.

Además, el científico advierte sobre los problemas del insomnio, el trastorno del sueño que tiende a ser más frecuente en las poblaciones.

El sueño no es una actividad pasiva, sino todo lo contrario.

Se activan muchos mecanismos que contribuyen a que el cuerpo logre reponer energías y aislarse del entorno.

En las regiones en las que se detecta un menor promedio de horas de sueño también se probó que la tasa de población con trastornos del sueño es mayor.

Dormir es parte de un ritmo biológico que combina actividad con descanso.

  

LAS CONSECUENCIAS DE NO DORMIR PARA LA SALUD

A veces tomamos a la ligera el sueño, o pensamos que es para cuando uno es mayor.

Pero la realidad es que las consecuencias de dormir menos de lo que deberíamos son graves y hasta letales:

  • Aumenta el riesgo de diabetes, por la reducción de la sensibilidad a la insulina.
  • Problemas cardiovasculares.
  • Aumento del riesgo de mortalidad precoz.
  • Menor capacidad cognitiva: pérdida de memoria, dificultad para razonar, disminución de la capacidad de reacción y atención.

  

LOS SANTOS Y EL SUEÑO

La posibilidad de descansar es un don de Dios.

Es un regalo gratuito que Él da a los seres humanos para que estén mejor preparados para el día a día.

Dormir es un descanso de la mente y del cuerpo.

Este último, durante la vida en la Tierra, es necesitado y limitado.

No deben confundirse con omnipotencia excepciones como la de Santa Catalina de Siena, quien por obra y milagro de Dios, no necesitó dormir durante un período muy largo.

Dios otorga a los humanos los dones que necesitan para llevar a cabo la misión.

En el caso de esta santa, durante muchos años no necesitó dormir ni ingerir alimentos.

Pero esta fue una gracia especial otorgada por Dios porque la santa necesitaba cumplir con una misión.

Santa Teresa solía dormirse en su meditación matutina.

Muchos otros santos, incluso, sabiendo que no podían evitar el sueño, no quisieron hacerlo.

Pero transformaron esta necesidad humana de dormir en una entrega más hacia Dios.

Santos como San Pachomio, San Carlos Borromeo, Santa Paula, San Macario y San Martín de Tours dormían en el suelo, sobre piedras, en sillas, sobre colchones de paja, o con la ropa puesta.

Eran decisiones y entregas que el Señor respondía otorgándoles un sueño profundo y reparador.

De la necesidad del sueño surgen las vigilias de oración y entrega, que son comparables a los ayunos de comida.

El sueño y el hambre son quizás, dos de las necesidades que menos soporta el cuerpo.

Cada quien sabe a qué es llamado, y los pedidos de Dios no deben ser ignorados.

Si el Señor solicita una entrega, un ayuno, debe oírse su llamado, con la seguridad de que otorgará la gracia para cumplirlo.

Gran ejemplo de esto son las tentaciones del desierto, narradas en Mateo, 1-11.

Jesús se mantuvo firme y en oración, y lo que parecía imposible se volvió posible. El Señor ayunó 40 días y 40 noches.

En las entregas y los ayunos satanás por supuesto que intentará desviarnos de nuestra misión.

Rezar incansablemente es la mejor manera de mantenernos firmes y puros.

Algo clave a la hora de observar la forma en que los santos viven el sueño y otros aspectos de sus vidas, es considerar la paz interior que poseen.

Los santos viven en una alianza con Dios muy profunda, que les permite trascender el sufrimiento y la necesidad.

Esto no significa que no sufran ni padezcan, sino que al hacerlo con el Señor resulta más llevadero y le encuentran un sentido pleno.

Fuentes:


Ayelén Iara Torres, periodista y licenciada en Comunicación Social. Argentina.

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