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¿Un Católico Puede DISENTIR CON UN PAPA en una Encíclica Sin Caer en Desobediencia? [el caso de la encíclica Laudato Si]

Para que podamos ver más claramente el tema nos referiremos desde el principio a la Encíclica Laudato Si publicada hace un año por el Papa Francisco, que es extraordinariamente larga y trata muchas cosas diversas, por lo que hay católicos que se hacen la pregunta si pueden no estar de acuerdo con algunas cosas que se expresan allí sin caer en desobediencia y pecado.

Especialmente hay un tema por demás urticante, que es el calentamiento global que el Papa afirma con datos científicos que existe, y que una nutrida corriente de católicos descreen con bases también científicas que exista; e incluso algunos interpretan que se trata de una estratagema para seguir conduciendo a la humanidad hacia una Gobernanza Mundial.

papa francisco verde

¿Qué deben pensar esos católicos que discrepan con Francisco sobre la evidencia del calentamiento global?  ¿Están en desobediencia con el Papa? ¿Están cometiendo pecado?

Pero más allá de discrepancias puntuales que podamos tener legítimamente, nuestro acercamiento a Laudato Si debería ser de una mirada atenta y seguimiento de su espíritu, por eso hacemos 4 sugerencias en las que difícilmente podríamos estar en desacuerdo. Si no estamos de acuerdo con su espíritu global, ahí si podemos caer en desobediencia.

 

EL FOCO DE LA POLÉMICA

El Papa Francisco ha publicado Laudato Si sobre nuestra responsabilidad de ser buenos administradores de la creación y él no sólo declara su creencia en el calentamiento global, sino también en la idea de que los seres humanos son al menos parcialmente responsables de él.

montaña e iglesia

Se trata de un tema conflictivo, porque hay una amplia corriente negadora del calentamiento global y aún más de la causa antropogénica del mismo, que incluso exhibe pruebas de investigaciones, por ejemplo que hace 20 años la tierra dejó de calentarse.

De modo que es un tema con por lo menos dos bibliotecas, y hasta podríamos decir tres, porque hay algunos científicos que dicen, y presentan pruebas, que estamos encaminándonos a una nueva era glacial.

Concretamente el numeral de Laudato Si donde el papa Francisco emite la opinión de que existe el calentamiento global del planeta y una de sus causas es antropocéntrica es el 23.

23. El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa científicamente determinable a cada fenómeno particular.

La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan. Es verdad que hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar), pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana. Al concentrarse en la atmósfera, impiden que el calor de los rayos solares reflejados por la tierra se disperse en el espacio. Esto se ve potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles, que hace al corazón del sistema energético mundial. También ha incidido el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo, principalmente la deforestación para agricultura.

A raíz de él surge inmediatamente la pregunta: ¿se puede estar en desacuerdo con el Papa sobre este tema? ¿Son las encíclicas papales infalibles?

 

UNA POSICIÓN TOTALITARIA

The Catholic Herald ha publicado un artículo del P. Ashley Beck sobre la encíclica Laudato Si, cuyo título es la conclusión: Ningún católico es libre de disentir de la enseñanza de Laudato Si.

flor y abeja

El P. Beck argumenta lo siguiente:

1 – El Papa Francisco dice que Laudato Si es parte del cuerpo de la doctrina social de la Iglesia.

2 – La enseñanza social de la Iglesia cae bajo el Magisterio ordinario, lo que requiere el asentimiento religioso.

3 – Por lo tanto, ningún católico puede disentir de la enseñanza de Laudato Si

Pero su argumento es defectuoso y como resultado su conclusión es en gran parte falsa.

 

EL ERROR DE CONSIDERAR QUE CADA PARÁGRAFO ES PARTE DEL MAGISTERIO ORDINARIO DE LA IGLESIA

Laudato Si contiene enseñanzas que caen bajo el Magisterio Ordinario de la Iglesia. El Papa Francisco ejercitó el Magisterio Ordinario papal en la encíclica.

Sin embargo, no todas las oraciones, ni cada párrafo, de esta encíclica es una enseñanza.

paisaje verde

El Pontífice pone muchas cosas en la encíclica. En el documento incluye observaciones sobre la sociedad y la ciencia, un resumen de las teorías científicas y conclusiones, una evaluación de la crisis ecológica actual y sus consecuencias de futuro probables, así como algunos comentarios sobre cómo la tecnología afecta a la sociedad.

No todas las afirmaciones en Laudato Si es una enseñanza. Y lo mismo es cierto para muchos otros documentos magisteriales. No se requiere que cada frase de un documento papal sea una enseñanza.

Así que el primer error del P. Beck es la suposición de que cada parte de Laudato Si es una enseñanza.

Cuando el Pontífice estableció que se añade al cuerpo de la doctrina social de la Iglesia, no implica que toda afirmación del documento es una enseñanza de la doctrina social de la Iglesia.

¿Podemos «disentir» con las afirmaciones del Papa que no caen bajo el magisterio ordinario?

Bueno, podemos estar en desacuerdo, con fidelidad y sin pecado. La Iglesia no requiere el asentimiento a las afirmaciones que no son enseñanzas. Así que el P. Beck se equivoca al no tener en cuenta el desacuerdo de los fieles con afirmaciones que no son enseñanzas.

Además no todas las enseñanzas de Laudato Si son doctrina social o moral. Por ejemplo, que Dios creó el universo, que Dios eligió crear la humanidad por amor y a su propia imagen, que el destino último del universo es la plenitud de Dios, y otras enseñanzas, no son enseñanzas sociales o morales, sino cuestiones de fe, como por ejemplo algunas enseñanzas sobre teología salvación dentro de este documento, y sobre esas si es obligatorio creer.

 

EL ERROR DE CONSIDERAR A TODOS LOS DOCUMENTOS PAPALES COMO INFALIBLES

Otro grave error del P. Beck así es su suposición de que no es posible la disidencia de los fieles a partir de una enseñanza no infalible del Magisterio ordinario.

Afirma correctamente que las enseñanzas de este documento «son parte del Magisterio ordinario de la Iglesia» que requieren «asentimiento religioso» [Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 25].

mundo industria barcos

Sin embargo, el asentimiento religioso difiere del asentimiento lleno de fe requerido por las enseñanzas infalibles.

El desacuerdo de una enseñanza infalible del Magisterio Católico Romano, impartido bajo la infalibilidad papal o la infalibilidad conciliar, o el Magisterio ordinario y universal, es un pecado grave. No es posible que los fieles disientan de estas enseñanzas, ya que no tienen posibilidad de error sino que son importantes para el camino de la salvación.

Las enseñanzas no infalibles admiten una posibilidad limitada de error, por lo que permiten un disenso en un grado limitado a los fieles.

Es posible disentir fielmente de una enseñanza no infalible del Magisterio. Y puesto que la mayoría de las Enseñanzas de Laudato Si son no infalibles, algunos disensos son posibles en algunos puntos de esas enseñanzas sin caer en pecado.

En cambio, en la medida en que Laudato Si reafirma enseñanzas infalibles del Magisterio, estamos obligados a dar el asentimiento lleno de fe, y no es posible la disidencia sobre ellas.

Por otro lado, las encíclicas papales no son generalmente documentos de enseñanza infalible.

Para un documento papal sea infalible tienen que ser establecidos ciertos criterios.

Ningún Papa desde 1870 ha designado una encíclica como un ejercicio de infalibilidad papal, que requiere tres condiciones:

1 – que el tema sea una cuestión de fe o la moral,

2 – que el Papa esta enseñando como pastor supremo, y

3 – que el Papa indica que la enseñanza es infalible.

¿Cuándo se trata de calentamiento global el Santo Padre enseña infaliblemente?

El Papa Francisco puede estar enseñando como pastor supremo, pero él está no enseña sobre un tema que es una cuestión de fe, y ciertamente no indica que la enseñanza es infalible.

De hecho, cuando tengamos tiempo para examinar más de cerca la encíclica vamos a encontrar que hay un poco de opinión, conjeturas y lenguaje teórico en el documento.

Francisco no es como un profesor dogmático, no comunica sobre la base de precisión de los conceptos como Benedicto XVI, sino que es más intuitivo, tentativo y sugestivo.

Así que la respuesta es simple: «Puedes estar en desacuerdo con el Papa sobre el calentamiento global y aun así ser un buen católico».

Encíclicas que a veces se dirigen solamente a los fieles católicos suponen una enseñanza más autoritativa y vinculante. Pero el Papa Francisco ha abordado Laudato Si para todas las personas. Por lo tanto, no entrega una enseñanza que es vinculante, y dentro de la encíclica incluso habla de la necesidad del diálogo, discusión y el crecimiento en el aprendizaje sobre estos asuntos.

mariposa

Esto que hemos dicho hasta aquí vale para cualquier encíclica y documento papal.

Y ya que usamos a la Encíclica Laudato Si para ejemplificar, veamos también puntos de su espíritu.

 

DISCREPANCIAS LIMITADAS NO SIGNIFICAN DESECHAR LAUDATO SI

Sin embargo, se supone que no debes ignorar en absoluto la enseñanza del Papa. Los fieles deben escuchar con atención, lo que dice el Papa, no ignorar y mirar para otro lado.

Por lo tanto se puede concluir que puedes ser legitimado estar en desacuerdo con el Papa sobre la realidad del calentamiento global y sus causas, pero debes escuchar con atención la totalidad de su enseñanza y asumir lo que dice sobre la crisis ecológica que enfrenta el mundo.

Debemos escuchar con atención a su enseñanza acerca de la contaminación, la destrucción de hábitats y ecosistemas naturales. Debemos prestar atención a sus advertencias acerca de la destructividad del consumismo ilimitado, sobre la cultura de usar y tirar y el abuso a los más vulnerables, pobres, inmigrantes y discapacitados.

En otras palabras, tomar todo con amor y deseo de aprender, prestar atención a la verdadera crisis que todos estamos enfrentando y modificar tu estilo de vida. Sin embargo, si no puedes tragar el calentamiento global causado por los humanos se te permite seguir siendo escéptico.

Y en ese sentido acá van cuatro sugerencias que todo ser humano debería tomar con atención.

 

4 FORMAS DE VIVIR LAS SUGERENCIAS DE LAUDATO SI EN LA VIDA COTIDIANA

En términos prácticos, podemos descubrir en la Encíclica al menos cuatro formas en que podemos vivir esta antigua enseñanza de «una administración responsable».

paisaje de campo

 

1 – Enfoque de la naturaleza con «respeto y admiración»  

El Papa Francisco reflexionó sobre cómo San Francisco de Asís llama a las criaturas, con el nombre de hermano o hermana, no importa cuán pequeñas sean, y que si nos acercamos a la naturaleza y al medio ambiente sin esta apertura al asombro y maravilla, si no hablamos el idioma de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestra actitud será la de consumidores, explotadores despiadados, incapaces de establecer límites en sus necesidades inmediatas.

Por el contrario, si nos sentimos íntimamente unidos con todo lo que existe, la sobriedad y la atención, vendrá espontáneamente (ver inciso 11).

 

2 – Reutilización en lugar de tirar 

El Papa Francisco ve nuestro mundo comenzando a parecerse cada vez más a un inmenso montón de inmundicias, con una creciente cantidad de basura que se apoderan de los paisajes que alguna vez fueron bellezas para la vista (inciso 22).

Esto es debido a nuestra cultura de usar y tirar que ve todo lo viejo como desechable. Vivimos siempre tratando de adquirir lo que es «nuevo» y en lugar de ser ingenioso o agradecido por lo que tenemos, simplemente lo tiramos a la basura.

El Papa Francisco destaca el reciclaje como una parte esencial de la vida, lo que reducirá en gran medida la necesidad de vertederos y ayudará a preservar nuestra tierra para las generaciones venideras.

paisaje con luna de dia

 

3 – Preservar la diversidad de la naturaleza

El Papa Francisco nos advierte que no debemos pensar en las diferentes especies sólo como potenciales recursos para ser explotados, ya que hay que contemplar el hecho de que tienen valor en sí mismas (inciso 33).

Señaló que cada año ve la desaparición de miles de especies de plantas y animales que nuestros hijos nunca verán, porque se han perdido para siempre.

Esto tiene graves consecuencias no sólo para el bienestar del mundo natural, sino también para nuestra propia salud. Al destruir las diferentes especies, perdemos posibles curas para enfermedades humanas, así como alteramos el equilibrio en la naturaleza.

Dios creó la tierra con una cierta «sinfonía» y mediante la eliminación de especies enteras, perdemos la «música» completa de la creación.

 

4 – Tener contacto físico con la Naturaleza 

El Papa Francisco escribe que no es bueno estar inundados por el cemento, asfalto, vidrio y metal, y privados del contacto físico con la naturaleza (inciso 44).

Sus comentarios son en referencia a las ciudades y barrios que están congestionados, son caóticos y carentes de suficientes espacios verdes.

Esto plantea una interesante reflexión de como el Papa Francisco ve a muchas de nuestras ciudades como «inhumanas» debido a su capacidad para desconectarnos del mundo natural. Muchos de nosotros que vivimos en medio de una ciudad nunca vemos la hierba o los árboles y sólo estamos familiarizados con las aceras de cemento y los rascacielos de metal.

En resumen, el Papa Francisco nos desafía a repensar nuestra visión moderna de la creación y nuestro lugar en ella. En lugar de ponernos a nosotros mismos como «explotadores», tenemos que aceptar nuestro papel como «administradores» del gran don de Dios a la humanidad.

Fuentes:

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Catolicismo NOTICIAS Noticias 2013 septiembre - diciembre Papa Signos de estos Tiempos SIGNOS DE ESTOS TIEMPOS Signos extraordinarios de la Iglesia

Contestación a los periodistas católicos que escribieron el artículo “Este Papa no nos gusta”

Massimo Introvigne les recuerda el peligro de un cisma.

 

Hace dos días incluimos en un artículo sobre los realineamientos de los sectores eclesiales con el cambio de Papa, uno de dos periodistas de Radio María que habían sido despedidos por un artículo publicado en el diario Il Foglio titulado “Este Papa no nos gusta” , refiriéndose al Papa Francisco. Ver aquí.

 

massimo introvigne

 

El sociólogo italiano Mássimo Introvigne publicó después una respuesta en el mismo diario Il Foglio, que también se lo traemos, donde explica la importancia de la propuesta de Benedicto XVI de “reforma en la continuidad” y de seguir con docilidad el magisterio ordinario del Papa, de lo contrario, quien no lo hace, se acerca a posiciones a la larga cismáticas.

 

Como sociólogo he leído con interés el artículo de Alessandro Gnocchi y Mario Palmaro, que testimonia un malestar respecto a los gestos y actitudes del Papa Francisco que también he visto en sectores minoritarios pero no irrelevantes en la Iglesia.

Asumido y transformado en reflexión y cultura, este malestar puede ser útil y creo que el mismo Papa Francisco lo previó y lo tiene en cuenta en su visión de una Iglesia en la que, como le gusta explicar, la unidad no se confunde con la uniformidad.

El malestar no debe ser confundido con el rechazo del Magisterio ordinario, ya que esta actitud lleva al cisma. La tesis puede parecer fuerte, pero se le entiende con una mirada atrás.

El venerable Pablo VI buscó evitar ciertas secuelas del post-Concilio, a partir de al menos 1968. Ante esto los progresistas rechazaron seguirlo sosteniendo que los pronunciamientos del Papa no eran infalibles y constituían simples indicaciones pastorales de las que se podía disentir y seguir siendo buenos católicos.

Siguieron con el Beato Juan Pablo II. El Cardenal Ratzinger y el Cardenal Scheffczyk replicaron afirmando no que todo el Magisterio es infalible –una solemne tontería de la que no conozco serios sostenedores– sino que no se puede ser católico aceptando solo los rarísimos pronunciamientos infalibles del Pontífice: para estar en la Iglesia es necesario caminar con los Papas y dejarse guiar por su magisterio cotidiano. Fuera de este camino estrecho está el camino ancho que lleva al cisma.

Es un riesgo –para usar categorías políticas no del todo pertinentes, pero que ayudan a entender– en la izquierda. Pero es un riesgo también en la derecha, donde –naturalmente a propósito de diversos textos de los criticados por los progresistas– se comenzó a repetir la misma cantaleta según la cual, por ejemplo, ciertos documentos del Concilio Vaticano II no son infalibles y son meramente pastorales, por lo cual podrían ser tranquilamente ignorados o rechazados.

Benedicto XVI trató de poner orden con su famosa propuesta de la “hermenéutica de la reforma en la continuidad” que invitaba a acoger lealmente los elementos de reforma del Concilio interpretándolos, pero no contra el Magisterio precedente, sino teniendo en cuenta éste. La propuesta fue rechazada por la izquierda y, con frecuencia, malentendida por la derecha.

Allí se aplaudió a la continuidad olvidándose de la reforma y se creía que el Papa autorizaba a acoger, del Vaticano II, solo lo que se hubiese presentado de modo nuevo (‘nove’) lo que ya se había enseñado antes, rechazando lo que era en efecto “novum”, nuevo, no –según Benedicto XVI– en contradicción con el Magisterio precedente pero ciertamente no reducible a éste.

No era así. Esta “derecha” interpretó el discurso de despedida a los párrocos romanos del 14 de febrero de 2013 como una admisión de que la hermenéutica de la continuidad había fracasado. En realidad lo que sí había fracasado era el intento de usar a Benedicto XVI para rechazar el Concilio.

Reivindicando orgullosamente su rol de teólogo en el Concilio en aquella “Alianza renana” de los padres conciliares alemanes, franceses, belgas y holandeses que propusieron algunas de las principales reformas del Vaticano II, el Papa Ratzinger aclaraba, al momento de dejar el ministerio petrino, que nada en su pontificado autorizaba a rechazar la reforma en nombre de la continuidad.

Es posible que el Papa Francisco realice otras reformas en la Iglesia que el fiel católico deberá acoger con docilidad y sin buscar leerlas como contrarias a las enseñanzas de los pontífices precedentes sino teniéndolas en cuenta. En la encíclica «Caritas in veritate» Benedicto XVI ha aclarado que la hermenéutica de la “reforma en la continuidad” no tiene que ver solo con el Vaticano II sino con toda la vida de la Iglesia.

La fórmula de Benedicto XVI será de gran ayuda para metabolizar el malestar y para transformarlo en una voz útil en la gran sinfonía de la Iglesia. Construir la continuidad como rechazo de la reforma o declarar que se quiere seguir al Papa solo en sus pronunciamientos infalibles –dos por siglo– confinando todo el resto a la esfera de lo “falible” y que puede ser ignorado, lleva en cambio y tal vez insensiblemente, al cisma.

Fuentes: Infovaticana, Signos de estos Tiempos

 

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Debemos tomar las comunicaciones del Papa más como “charlas abiertas” que como “magisterio”

Francisco tiene un criterio distinto al de Benedicto XVI.

 

En los últimos días han corrido ríos de tinta de los analistas tratando de interpretar lo que el papa Francisco había querido decir con tal o cual cosa en la entrevista que le realizó Scalfari en La Reppública, ver aquí. Pero ahora nos enteramos que Scalfari ni grabó ni tomó notas en la entrevista con el Papa, y que si bien le envió el original de la nota al Vaticano, no queda claro si el Papa al final la leyó totalmente o simplemente hizo fe en el periodista; nadie aclaró esto aún.

 

papa francisco en conferencia en avion

 

A partir de ahí, comenzaron una serie de críticas en medios católicos, la mayoría bien intencionadas, sobre el estilo de comunicación de Francisco. No se puede seguir pensando que Francisco es como Benedicto XVI. Ratzinger era muy preciso cuando hablaba, en cambio Francisco quiere ser impactante y llegar a “periferia”. Por lo tanto las comunicaciones de Francisco no deben tomarse necesariamente como una cuasi encíclica o una parte significativa del magisterio papal, sino como “ideas” que lanza Bergoglio.

UNA BUENA CONTEXTUALIZACIÓN

El jesuita José María Iraburu expresa bien el problema cuando habla respecto a la entrevista que el P. Spadaro le realizó a Francisco:

La gran entrevista-conversación del Papa Francisco con el P. Antonio Spadaro, S.J., muy extensa, recientemente publicada en 27 páginas de la revista «Razón y fe» (y originalmente en La Civiltà Cattolica), ha dado ocasión, como era previsible, a un alud de interpretaciones muy diversas y contradictorias. En ella el Papa, evidentemente, no está realizando un acto magisterial, que comprometa la fiabilidad apostólica de todos y cada uno de los pensamientos que en ella comunica. Si en cada una de las 27 páginas expresa unos 2 pensamientos, son 50 las ideas, tendencias, apreciaciones, exhortaciones, ocurrencias, recuerdos, etc. que en la entrevista expresa. El valor doctrinal de cada una de las ideas de esa cincuentena aludida es sin duda sumamente diverso. Hay verdades de fe patentes, hay doctrinas próximas a la fe, hay opiniones comunes entre los teólogos más fiables, hay experiencias personales del Papa, hay recuerdos, preferencias, ocurrencias suyas dichas al paso.

Por tanto, quienes han extraído algunas frases del Papa Francisco para confirmar sus propias opiniones contrarias al Magisterio y a la disciplina de la Iglesia, han obrado muy mal. No doy ejemplos, aunque desgraciadamente ha habido muchos. De la entrevista sacan que el Papa invita a la reconciliación con el mundo actual, exhorta a la evitación sistemática del martirio, a la apertura de la Iglesia a la homosexualidad, al feminismo radical, al irenismo religioso, etc. Ideas todas ellas absolutamente ajenas al papa Francisco. Lamentable.

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE CONFUSO Y POCO CLARO

A veces Francisco, sobre todo en sus entrevistas y observaciones más improvisadas, ha mostrado una tendencia a utilizar un lenguaje que es confuso y poco claro. También existen aquellos momentos en los que parece tener un público en particular o un grupo de personas en mente cuando habla, y sin embargo no hace evidente quienes podrían ser, creando una ambigüedad.

Uno de los ejemplos más evidentes fue el comentario de la entrevista del P. Spadaro:

No podemos insistir únicamente en cuestiones relacionadas con el aborto, el matrimonio gay y el uso de métodos anticonceptivos. Esto no es posible. No he hablado mucho de estas cosas… cuando hablamos de estos temas, tenemos que hablar de ellos en un contexto.

¿De quién está hablando el Papa como obsesionados por el “matrimonio” gay y el aborto?

Seguramente no se está refiriendo a las homilías, porque muy de tanto en vez un sacerdote usa el púlpito para hablar sobre estos problemas.

EL PROBLEMA DEL MENSAJE AMBIGUO

Quizás el ejemplo más claro de mensaje que puede ser tomado ambiguamente puede simbolizarse con la frase «¿quién soy yo para juzgar?», refiriéndose a las personas homosexuales, que dijo por primera vez en el avión de vuelta de la JMJ de Río de Janeiro

Pero en la entrevista del padre Spadaro el Papa vuelve sobre ese «¿quién soy yo para juzgar?» y confirma:

“Si una persona homosexual tiene buena voluntad y está buscando a Dios, yo no soy nadie para juzgarla. […] La religión tiene el derecho de expresar su propia opinión al servicio de la gente, pero Dios en la creación nos ha hecho libres”.

Al respecto, Pietro De Marco dice:

El uso reiterado de ese “¿quién soy yo?” confirma en Francisco, por un lado, una acepción popular de “juzgar” como sinónimo de “condenar” – que produce confusión, porque juicio no es necesariamente condena, a menudo no lo es – y, por otro, acentúa la idea de que ninguno de nosotros, ni siquiera el Papa, está legitimado a expresar un juicio.

Pero esto es falso: cada uno de nosotros puede ser juez en cada ordenamiento, y también en la Iglesia, si adquiere la competencia necesaria, y el Papa es juez por el mandato que le es proprio. Además, o nadie está legitimado, nunca, para juzgar, porque sólo Dios lo está, o no se ve capacitado porque sólo en el caso de la homosexualidad no se encuentra la instancia de juicio. 

Pero por otro lado, genera ruido en las discusiones, como por ejemplo lo que sucede con las instituciones de educación católica en EE.UU.

Varias instituciones de educación católica están despidiendo a profesores homosexuales que se casan, sobre el criterio de que dan un mal ejemplo a los alumnos; y esto en medio de juicios y amenazas del lobby gay.

El resultado es que el lobby gay ahora se agarra de esa frase para atacar a los institutos de enseñanza, mientras que los responsables católicos de esos institutos se preguntan si lo que están haciendo está alineado con lo que piensa Francisco, y si Francisco no está tratando de crear un clima más tolerante con los gays.

Pero sin embargo las dudas susbsisten, porque Francisco no ha aclarado el alcance de esa frase. Y esto es un problema.

RESIGNIFICANDO LA COMUNICACIÓN DE FRANCISCO

Debe quedar claro que Francisco en sus charlas dice ideas personales y vaguedades a sabiendas, para crear impacto y para “barrer para adentro”, o sea para acercar a la gente a la Iglesia, y luego después ahí, irlas encaminando de a poco.

Por lo tanto no se puede dar el mismo valor doctrinal a sus manifestaciones que a las de Benedicto XVI, que era pocas, muy pocas, pero precisas para el magisterio.

Estamos ante otro estilo de Papa.

Pero además está aprendiendo sobre la marcha, porque lo que le pasó con la entrevista de Scalfari – que no se grabó y probablemente el Vaticano no la revisó a fondo –  posiblemente no vuelva a suceder.

Fuentes: Signos de estos Tiempos

 

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