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Aún no lo beatificaron y ya hay un segundo milagro atribuido a Don Álvaro del Portillo

Los dos milagros para la canonización del sucesor de San Josemaría Escriva en el Opus Dei.
Hace 10 años se produjo el milagro que permitirá la beatificación de Álvaro del Portillo – el sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei -, el 27 de septiembre. Pero ahora surge otro milagro atribuido a la intercesión de Don Álvaro, que de confirmarse, lo pondrá pronto a las puertas de la canonización.

 

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El primer milagro atribuido a su intercesión es la recuperación instantánea de un niño chileno, José Ignacio Ureta Wilson, que a los pocos días de nacer sufrió un paro cardíaco de más de media hora. Y el difundido ahora la una curación atribuida a las oraciones a Don Álvaro, de una niña de Oviedo, Lucía Rodríguez, que logró salir de un coma sin ninguna explicación médica.

EL MILAGRO YA CONOCIDO PARA SU BEATIFICACIÓN

El milagro fue hace diez años en Chile y el protagonista fue el niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, quien a los pocos días de nacer, sufrió un paro cardíaco de más de media hora y una hemorragia masiva. Su corazón estuvo treinta minutos sin latir,

“y sin mediar explicación” -cuenta el médico que trataba infructuosamente de reanimarle -, “el corazón de José Ignacio retomó el ritmo…”. El niño “no debería caminar, no debería correr, no debería saltar. Todo en él en su milagro”, dice su madre, Susana Wilson.

Los padres de José Ignacio rezaron por su hijo pidiendo la intercesión del Venerable Siervo de Dios Álvaro del Portillo desde el embarazo, que presentó numerosas dificultades. Durante algún tiempo, la madre incluso llevó sobre su vientre una estampa de Don Álvaro. Después puso una estampa sobre la cuna del niño y pidió a sus amigos y familiares que encomendaran la salud de su hijo a Mons. del Portillo.

Puede leerse los detalles de este milagro aquí: Revelación del milagro que permite la beatificación de Mons. Alvaro del Portillo

EL NUEVO MILAGRO QUE PODRÍA LLEVARLO A LA CANONIZACIÓN

La semana que viene, en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo en el marco de la exposición itinerante «Un santo en datos», se dará el testimonio de la curación, atribuida al futuro beato, de la niña asturiana Lucía Rodríguez.

Tanto la madre de la pequeña, que ahora tiene nueve años, como su marido, el ovetense Santiago Rodríguez, guardan agradecimiento eterno a Álvaro del Portillo, a cuya intercesión atribuyen la curación de Lucía, su hija mayor, que con un mes y medio, ingresada en el hospital de Santiago de Compostela, tras entrar en estado convulsivo, salió de un coma inducido sin ningún tipo de secuela.

La niña, llamada Lucía, tenía tan solo un mes y medio tuvo que ser ingresada en un hospital de Santiago debido a que había sufrido una convulsión. Aunque los médicos en principio no encontraron nada raro decidieron mantenerla en observación toda la noche del 6 de julio, hace ahora ya nueve años.

Durante el tiempo que estuvo ingresada la pequeña sufrió ocho convulsiones más, una cada hora y media, aunque de todas lograba volver en sí de forma natural. En la última de ellas, ya el día 7 por la mañana, eso no fue así. No lograba recuperarse de la misma forma que las otras veces y tuvieron que llevarla a la UCI.

“Los médicos nos informaron de que no sabían qué le pasaba pero que no lograban sacarla de ese estatus convulsivo”, recuerda Nuria Rodríguez, su madre.

La segunda vez que los médicos informaron esa noche a la familia fue para comunicarles que no lograban que la niña volviera y que la única forma de que no muriera era induciéndole un coma barbitúrico.

“El doctor nos dijo que era como si su cerebro estuviera en llamas y no pudiesen apagarlas”, cuenta la madre de la pequeña.

Además, también le dijeron que

“ahora sí que necesitamos un milagro”.

A pesar de todos los esfuerzos del personal del hospital, les recomendaron que pasasen a despedirse, pues lo más probable era que Lucía no llegase a salir de ese coma.

“En esos momentos no puedes evitar que se te venga el mundo encima, recurres a todo lo que se te pasa por la mente para buscar una solución” y Nuria en lo que pensó fue en rezar.

“No soy del Opus Dei pero siempre he sido creyente”, dice.

Le rezó a todos los santos que conocía y a todas las estampas que encontró por el hospital.

«En la capilla cogí todas las estampas que vi, no sabía quién era Álvaro del Portillo, pero esa estampa la coloqué en la cartera al lado de la foto de mi hija», asegura, plenamente convencida de que fue él quien obró la recuperación.

Tras otra larga noche, el día 8 los médicos intentaron sacar a la pequeña del coma. La niña no sólo sobrevivió, sino que fueron quitándole la medicación poco a poco y, al final, despertó.

A día de hoy no se sabe que tuvo Lucía y cómo consiguió sobrevivir, pero Nuria no puede evitar pensar que Álvaro del Portillo tuvo algo que ver:

“Le recé a mucha gente pero como puse su estampita junto a la foto de mi hija siempre pensé que se había salvado por intercesión suya. Desde entonces aún llevo su estampa en la cartera”.

Este milagro se encuentra en estudio.

EL NEXO ASTURIANO DE DON ÁLVARO DEL PORTILLO

Este segundo milagro es un nexo más de unión con Asturias del cura madrileño, tercero de ocho hermanos, ingeniero de Caminos y doctor en Filosofía y Derecho Canónico, ordenado sacerdote en 1944, que ya veraneaba de joven en La Isla (Colunga).

En el verano de 1933 o 1934 se disponía a dar un paseo en motora con unos amigos cuando uno de sus hermanos, se encontró mal y declinó embarcar. Se quedó con él. Una terrible galerna hizo naufragar la lancha, en la que sólo se salvó un tripulante. Del Portillo regresó a Madrid convencido de que si Dios le había librado de una muerte probable, le dedicaría su vida.

En 1935 pidió la admisión en el Opus Dei, atraído por el principio de la santificación del trabajo diario. Con el paso del tiempo, el obispo no se olvidó de Asturias y la mayor parte de los años que permaneció al frente del Opus Dei acudió puntual a su descanso estival en la finca gijonesa de Solavieya, (Granda), donde la organización de la Iglesia Católica imparte actividades de formación.

Una placa colocada en la ermita de la casa tras su fallecimiento, recoge que aquellos eran días de «oración, trabajo y descanso». Y es que desde esta morada gijonesa Álvaro del Portillo alentó las tareas apostólicas de la Obra e impulsó la causa de canonización del San Josemaría Escrivá de Balaguer, con el que trabajó codo con codo hasta la muerte del primero, en 1975. Ni siquiera los miembros de la Obra en Asturias estaban al corriente de aquellas tres semanas que el Padre -así se dirigen a él los integrantes del Opus Dei- pasaba en el Principado.

Fuentes: El Comercio, La Nueva España, Signos de estos Tiempos

 

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Juan Pablo II y Juan XXIII serán declarados santos a fin de año

El papa Francisco ya aprobó los milagros.

 

Francisco firmó el decreto por el cual se canonizará a Juan Pablo II y Juan XXIII y se especula que ambos será declarados santos en noviembre o diciembre de este año.

 

juan pablo ii y juan xxiii

 

También aprobó el acta de martirio de 43 sacerdotes y religiosas españoles, y el milagro para la beatificación de Mons. Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei. Y finalizó el proceso diocesano para la beatificación del cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Van Thuân.

LOS DOS PAPAS JUAN PABLO II Y JUAN XXIII

El Papa Francisco ha aprobado el decreto por el que canonizará a los beatos Juan Pablo II y Juan XXIII, según ha explicado el portavoz de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

Los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos aprobaron este martes el segundo milagro atribuido al beato Juan Pablo II y que abre las puertas a su canonización, según informaban fuentes vaticanas.

Aunque todavía no había confirmación oficial, las mismas fuentes barajaban la fecha del 24 de noviembre, el término de la celebración del Año de la Fe, o el 8 de diciembre, como posibles fechas para la ceremonia de canonización de Juan Pablo II.

Además, la prensa italiana ya indicaba el martes que la ceremonia de canonización de Juan Pablo II podría realizarse junto con la de Juan XXIII, conocido como el ‘Papa bueno’.

Así, el diario italiano ‘La Stampa’ señalaba este martes que «inesperadamente, los cardenales y obispos también tendrán que discutir sobre otro caso, que se ha añadido en estos últimos días, el de la canonización de Juan XXIII», el Pontífice que convocó el Concilio Vaticano II, fallecido hace 50 años y cuya beatificación se produjo en el año 2000.

En esta línea, precisaba que este cambio «no previsto» demuestra «la voluntad para celebrar juntas» las dos ceremonias de canonización y señala que Wojtyla y Roncalli,

«podrían ser santificados es diciembre de 2013, inmediatamente después de que termine el Año de la Fe, dado que la hipótesis inicial de octubre parece cada vez menos plausible por la falta de tiempo y por problemas de organización».

Karol Wojtyla fue beatificado el 1 de mayo de 2011, tras aprobarse un primer milagro con la firma del ahora Papa emérito Benedicto XVI. En aquella ocasión, se trató de la curación, dos meses después de su muerte, de la monja francesa Marie Simon Pierre, que padecía desde 2001 la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Juan Pablo II en sus últimos años.

Por su parte, Juan XXIII fue beatificado por Juan Pablo II en septiembre de 2000, durante el Jubileo, en la misma celebración de la beatificación de Pío IX. En aquella ocasión, el milagro aprobado para su beatificación la curación de sor Caterina Capitani en 1966.

El Papa Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II y murió mientras el Concilio seguía su curso, muchos obispos propusieron proclamar al ‘Papa bueno’ santo por aclamación, pero su sucesor, Pablo VI, prefirió seguir las vías canónicas, por lo que se puso en marcha un proceso canónico y después fue beatificado con su predecesor Pío XII.

Además de aprobar los decretos para la canonización de los beatos Juan Pablo II y Juan XXIII, el Papa Francisco también promulgó el acta de martirio de 42 sacerdotes y religiosas españoles que murieron por odio a la fe, y el acta que reconoce el milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría Escrivá.

LOS 42 MÁRTIRES

Los 42 mártires se dividen en cuatro grupos y se unirán a la causa de los 480 mártires a ser beatificados el 13 de octubre en Tarragona (España).

Las actas de martirio aceptadas por Francisco son las del siervo de Dios José Guardiet y Pujol, sacerdote diocesano, nacido en Manlleu (España), y que murió el 3 de agosto de 1936 por odio a la fe. El Siervo de Dios Mauricio Íñiguez de Heredia y 23 compañeros mártires de la Orden de San Juan de Dios que fueron asesinados entre 1936 y 1937.

El Siervo de Dios Fortunato Velasco Tobar y 13 compañeros mártires de la Congregación de la Misión, que murieron entre 1934 y 1936; y la Sierva de Dios María Asunta y dos compañeras mártires, religiosas de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Madre del Divino Pastor, que fueron asesinadas en 1936.

MONSEÑOR ÁLVARO DEL PORTILLO

También ha aprobado otro milagro atribuido a la intercesión del Venerable Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría al frente del Opus Dei.

Para el obispo Javier Echevarría Prelado del Opus Dei estos informes son

«una fuente de gran alegría y una feliz coincidencia.» 

«Juan Pablo II – dijo el prelado -, ha invertido generosamente y sin reservas al servicio de la humanidad. Nos acercó a Dios con su magisterio fecundo: a través de sus discursos, escritos, imágenes y muchos gestos llenos de significado. Toda su vida se basa en una unión íntima con Jesucristo: fue suficiente para ver cómo él oró para comprender la fecundidad de su ministerio» 

El milagro aprobado por la Santa Sede por intercesiónm de Portillo se refiere a la curación instantánea del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, que, pocos días después del nacimiento, sufrió un paro cardíaco de más de media hora, y sangrado severo. Sus padres oraron con mucha fe a través de la intercesión del obispo Alvaro del Portillo, y cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de forma inesperada, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, para llegar a 130 latidos por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después de José Ignacio vive una vida normal. La curación milagrosa se llevó a cabo en agosto de 2003.

El proceso de beatificación se abrió el 5 de marzo de 2004 y su primera fase se desarrolló en la diócesis de Roma -ciudad en la que vivió casi 50 años y murió en 1994- y en la Prelatura del Opus Dei.

EL CARDENAL VAN THUÂN HACIA LOS ALTARES

También este viernes concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación del cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Van Thuân (1928 – 2002).

Obispo de Nha Trang y después consagrado arzobispo de Saigon, pocos días antes de que las tropas del general Ho Chi Ninh conquistaran la capital de Vietnam del Sur, Van Thuân fue durante 13 años uno de los prisioneros del régimen comunista; después habría sido exiliado. En el Vaticano, Van Thuân fue secretario y después presidente del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”; Juan Pablo II lo creó cardenal y murió en 2002.

“La mayor ambición del cardenal Van Thuân, educador de su gente –dijo el cardenal Peter Appiah Turkson, presidente del dicasterio vaticano, durante la presentación del volumen–, era la de ser (como, por lo demás pretendía la Madre Teresa de Calcuta) un “lápiz en manos de Dios”, para que Él escribiera lo que quisiera”.

Según monseñor Mario Toso, secretario del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” ante la crisis de la representación y de la política a nivel global, Van Thuan elaboró respuestas muy semejantes a las del cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco.

“En momentos de fuertes contrastes sociales y de degradación política […] los más fuertes son propensos a ver a los más débiles como vida de deshecho, tal y como ha recordado recientemente Papa Francisco”, indicó.

Y, qué mejor ejemplo de respuesta a esta cultura que el ejemplo del cardenal vietnamita, que,

“aún siendo prisionero, en condiciones de pobreza y de restricciones de su libertad, no perdió el ánimo, no se abandonó al odio hacia sus carceleros […] Mientras era “reeducado” por la fuerza, él educaba con otro método a sus enemigos. Los guardias se convirtieron en sus alumnos”.

 Fuentes: Vatican Insider, ACI Prensa, Korazym, Signos de estos Tiempos 

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