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El Increíble Fuego Santo que se Enciende Espontáneamente en Pascua

Sucede todos los años en la Pascua Ortodoxa en el Santo Sepulcro.

El Sábado Santo los creyentes de las iglesias ortodoxas se reúnen en grandes multitudes.

Y presencian la bajada del Fuego del Cielo y encienden sus velas.

milagro del fuego santo fondo

El Milagro del Fuego Santo es conocido, por los Cristianos de las Iglesias Ortodoxas, como “el más grande de todos los Milagros Cristianos”.

Lo más llamativo del fuego es que produce llama pero no quema por 33 minutos, luego de lo cual se transforma en un fuego normal.

   

EN QUE CONSISTE EL MILAGRO DEL FUEGO SANTO

El Milagro ocurre en La Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar más sagrado sobre la Tierra.

La Iglesia del Santo Sepulcro es un sitio enigmático, en sí mismo.
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Los teólogos, historiadores y arqueólogos consideran que la Iglesia contiene el Gólgota, o sea la pequeña colina en la cual Jesucristo fue crucificado.
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Así como la “tumba nueva”, cerca del Gólgota, que recibió Su Cuerpo Muerto, como se lee en los Evangelios.
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Y que es en este también el mismo punto que los Cristianos creen que Él resucitó de entre los muertos.

El Fuego Santo tiene lugar cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar.

No se conoce ningún otro Milagro que ocurra, de manera tan regular, y por un período de tiempo tan extenso.

Se puede leer acerca de él en fuentes tan antiguas, como las del siglo cuarto después de Cristo.

Uno puede rastrear el Milagro del Fuego Santo, a través de los siglos, en los muchos itinerarios de Tierra Santa.

El abad ruso Daniel, en su itinerario, escrito en los años 1106 y 1107, presenta el “Milagro de la Luz Santa”, de una manera muy detallada, así como las ceremonias que lo enmarcan.

Él recuerda cómo el Patriarca entra en la capilla-Sepulcro (la Anastasis), con dos velas apagadas.
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El Patriarca se arrodilla frente a la piedra, sobre la cual Cristo fue colocado después de Su Muerte.
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Y dice ciertas oraciones.
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Después de las cuales ocurre el Milagro.

La Luz emana desde el centro de la piedra.
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Una Luz azul indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas de aceite apagadas.
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Al igual que las dos velas del Patriarca.

Esta Luz es “El Fuego Santo”, y se propaga a todas las personas presentes en la Iglesia.

La ceremonia del “Milagro del Fuego Santo” es, tal vez, la ceremonia Cristiana más antigua e ininterrumpida en el mundo.

Desde el siglo cuarto después de Cristo, hasta nuestros días, diversas fuentes hablan del asombroso Milagro.

Por lo escrito en estas fuentes, es claro que el Milagro ha sido celebrado en el mismo punto, en el mismo día de Pascua, y con el mismo esquema litúrgico, a través de todos estos siglos.

Según la tradición, el Fuego Santo inflama de la tumba de Jesucristo en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén descendiendo por más de 1.500 años.

Y se cree que el año en que no se encienda será el último año en la historia de la humanidad.

   

CÓMO SE PROCEDE A ENCENDER EL FUEGO SANTO

El Fuego Santo ha estado descendiendo sobre el Santo Sepulcro de Jerusalén por más de 15 siglos.

Y lo más curioso de ese fuego es que tiene la apariencia de una llama pero sólo es ligeramente caliente.

Esto se ha medido con termómetros, pero además los peregrinos pueden tocarlo fácilmente y no quemarse.

Un historiador del siglo IV describe que en el año 162 funcionarios de la iglesia llenaron las lámparas de aceite con agua porque no había aceite.

Y el obispo ordenó a los funcionarios que encendieran las lámparas y se encendió la llama en cada una.

Este fenómeno se repite todos los Sábados Santos al mediodía.

Y para los ortodoxos tiene el propósito de recordar la resurrección de Jesucristo simbolizándolo como la luz del mundo.

La ceremonia comienza con un control de la tumba para detectar si hay algo espurio que puede provocar el encendido artificial del fuego.

Y luego todo se sella con una mezcla de miel y cera y arriba es puesto el sello de las autoridades.

La ceremonia comienza al mediodía con la letanía.

Durante la santa letanía dan tres vueltas alrededor del Santo Sepulcro.

Y entonces el patriarca se quita sus ropas quedándose solamente con su alba blanca.

Y es revisado por el Gobernador de Jerusalén y por el Jefe de Policía para asegurarse que no tiene nada que pueda encender la llama.

Y el guardián de la sacristía les da velas apagadas para que en ellas se deposite luego el fuego que se enciende espontáneamente.

Luego representantes de árabes, armenios y coptos besan la mano del patriarca para que pueda recibir el santo fuego, porque de otra forma no podría recibirlo según la tradición.

Entonces el patriarca entra con las velas apagadas al Santo Sepulcro junto con el patriarca armenio, con sacerdotes y diáconos.

Allí se arrodillan y rezan pidiendo a Jesús que envíe su Fuego Santo.

Y de repente se oye como un silbido y el fuego santo se posa sobre las velas que se encienden milagrosamente.

Luego el patriarca sale del santo sepulcro y reparte a la gente el Fuego Santo, qué permanecerá sin quemar durante 33 minutos.

Luego de lo cual la llama producirá quemaduras si se toca, porque se convertirá en un fuego normal.

fuego santio recien encendido

   

LA PRESENCIA DE UN SACERDOTE ORTODOXO RUSO EN 2016 PARA INVESTIGARLO

En la ceremonia de la semana del sábado santo ortodoxo (30 de abril) del 2016, el ortodoxo ruso Fr. Gennady Zaridze fue en busca de pruebas científicas de que el fuego emana de Dios al Santo Sepulcro.

Él observó que en los primeros momentos después de su descenso, el fuego está sólo ligeramente caliente.

Los peregrinos puede tomarlo fácilmente en sus manos y lavarse la cara en él, sin hacer daño a sus manos o cara.

¿Es este un milagro?

Algunas personas, especialmente los cristianos no ortodoxos tienen sus dudas.

Pero no hubo duda en la mente de los más de 100 peregrinos de Rusia que fueron testigos de un milagro que les había llevado a Jerusalén dos días antes, el viernes.

En total, miles de cristianos estaban reunidos en Jerusalén para encender antorchas y velas de la llama sagrada en la víspera de la Pascua ortodoxa.

El sacerdote ortodoxo P. Gennady Zaridze de la ciudad rusa de Voronezh estaba entre ellos.

Él estaba allí para recibir la gracia de Dios transmitida por el Fuego Santo.

Pero también era allí como un miembro de la unión de los científicos ortodoxos para llevar a cabo un experimento: medir la temperatura del Fuego Santo con un dispositivo muy preciso que utiliza un láser.

Los resultados fueron sorprendentes.
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La temperatura inmediatamente después de haber recibido el fuego del Patriarca de Jerusalén y toda Palestina (alrededor de 14:34 hora Jerusalén el sábado, 30 de abril) era de 42°C.
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Pero 15 minutos más tarde, a las 2:49 de la tarde, que era de 320°C.

Para el P. Gennady estos resultados ofrecen un argumento científico claro de la existencia de la energía divina en la llama, que emana de Dios.

mujeres encendiendo velas con fuego santo

   

TESTIMONIO DEL PERIODISTA NIELS CHRISTIAN HVIDT

Este testimonio está escrito en primera persona.

Con el fin de indagar viajé a Jerusalén para estar presente en la ceremonia, en la cual el Milagro del Fuego Santo ocurre.

Y puedo dar testimonio de que no solo ocurrió en la antigua Iglesia, y durante toda la Edad Media, sino también el 18 de abril de 1998.

El Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén es el hombre que, cada año, entra al Sepulcro para recibir el Fuego Santo.

Él es el testigo clave del Milagro.

Previamente a la ceremonia de este año, el Patriarca me recibió, en audiencia privada.

Donde tuve la oportunidad de hablar con él acerca del Milagro, con el fin de saber, exactamente, qué sucede en el sepulcro, y qué significado personal tiene el Milagro para él, en su vida espiritual.

Además, por su intervención, fui admitido a los balcones en el domo de la Iglesia del Santo Sepulcro.

Desde donde tuve una buena vista de la gran cantidad de gente que se había reunido alrededor del Sepulcro, en anticipación al «Gran Milagro del Fuego Santo».

¿Pero, qué exactamente, sucede en la Iglesia del Santo Sepulcro el Sábado de Pascua?.

¿Por qué tiene tal impacto en la Tradición Ortodoxa?

¿Por qué parece que nadie sabe del milagro, en los países Protestantes y Católicos?

   

EL MILAGRO OCURRE CADA AÑO EN EL SÁBADO DE LA PASCUA ORTODOXA

Hay muchos tipos de Cristianos Ortodoxos: Sirios, Armenios, Rusos y Griegos Ortodoxos, al igual que Coptos.

Tan sólo en la Iglesia del Santo Sepulcro, hay 7 distintas denominaciones Cristianas.

La fecha de la Pascua Ortodoxa se determina de acuerdo al Calendario Juliano y no en base al Calendario Gregoriano de Europa Occidenta.

Lo que significa que su Pascua, normalmente, ocurre en una fecha distinta a la fecha de la Pascua Protestante y la Católica.

Desde que Constantino, el Grande construyó la Iglesia del Santo Sepulcro, a mediados del siglo cuarto, ha sido destruida muchas veces.

Los Cruzados construyeron la Iglesia que vemos hoy en día.

Alrededor del Sepulcro de Jesús fue erigida una pequeña capilla con dos cuartos.
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Uno pequeño frente al Sepulcro, y el otro, el del propio Sepulcro, en donde no caben más de cinco personas.

Esta capilla es el centro de los acontecimientos hechos milagrosos.

Y el estar presente en la celebración, justifica totalmente, el término «acontecimiento», ya que la Iglesia del Santo Sepulcro, no se llena de esa manera, en ningún otro día del año.

Si uno desea entrar, tiene que calcular seis horas para formar fila.

Cada año, cientos de personas no pueden entrar debido a las multitudes.

Acuden peregrinaciones de todas partes del mundo, la mayoría de Grecia, pero en años recientes, ha aumentado el número de asistentes rusos, y de lo que eran los países de Europa Oriental.

Con el fin de estar tan cerca del Sepulcro, como sea posible, las peregrinaciones acampan alrededor de la Capilla-Sepulcro.

Y esperandesde la tarde del Viernes Santo, en anticipación a la maravilla del Sábado Santo.

El Milagro ocurre a las 2.00 P.M. pero, desde las 11.00 A.M., la Iglesia está completamente llena.

Desde las 11:00 A.M., y hasta la 1 P.M., los árabes Cristianos entonan cantos tradicionales, en voz alta.

Estos cantos datan de los tiempos de la ocupación turca de Jerusalén, en el Siglo XIII, un período, en el cual, a los Cristianos no se les permitía cantar sus cantos, en ninguna parte, más que en las Iglesias.

«Somos los Cristianos, lo hemos sido por siglos y esto seremos por siempre. ¡Amén !»,

Cantan fuertemente, acompañados por el sonido de tambores.

Los músicos que tocan los tambores se sientan sobre los hombros de otros, quienes danzan alrededor de la Capilla del Sepulcro.

Pero, a la 1:00 P.M., las canciones se terminan, y hay silencio.

Un silencio tenso y electrificado, por la anticipación de la gran manifestación del Poder de Dios que todos están a punto de atestiguar.

A la 1:00 P.M., una delegación de las autoridades locales, atraviesan entre la multitud.

Aunque estos oficiales no son Cristianos, son parte de las ceremonias.

En los tiempos de la ocupación turca de Palestina, eran turcos Musulmanes, hoy son israelíes.

Durante siglos, la presencia de estos oficiales ha sido una parte integrante de la ceremonia.

Su función es la de representar a los romanos, en tiempos de Jesús.

Los Evangelios hablan de los romanos que fueron a sellar la Tumba de Jesús, para que Sus Discípulos no se robaran Su Cuerpo, y dijeran que había resucitado.

De la misma manera, las autoridades israelíes, este Sábado de Pascua, acuden y sellan el Sepulcro, con cera.

Antes de que sellen la puerta, es costumbre que entren al Sepulcro a revisar que no haya ninguna fuente oculta que, fraudulentamente, pudiera producir el Milagro del fuego.

Tal y como los romanos estuvieron presentes para garantizar que no hubiera manipulación después de la muerte de Jesús, ahora, las autoridades locales israelíes se encuentran aquí, para garantizar que no haya engaño, en 1998.

Cuando el Sepulcro ha sido revisado y sellado, la Iglesia entera canta el Kyrie Eleison (Señor, ten misericordia).

encendiendo fuego santo

   

A LA 1:45 P.M., EL PATRIARCA ENTRA EN ESCENA

Al final de una gran procesión que rodea el Sepulcro tres veces, es desvestido de sus vestiduras litúrgicas reales.

Quedando sólo con su alba blanca, una señal de humildad frente a la Gran Potencia de Dios, de la cual,va a ser el testigo clave.

Todas las lámparas de aceite han sido apagadas la noche anterior.

Y ahora, toda la luz artificial se apaga, de manera que, la mayoría de la Iglesia está envuelta en la oscuridad.

Con dos grandes velas, el Patriarca entra a la Capilla del Santo Sepulcro: primero al pequeño cuarto frente al Sepulcro y de ahí, al Sepulcro Mismo.

No es posible seguir los hechos dentro del Sepulcro, así que le pregunté al Patriarca de Jerusalén, acerca del centro de los acontecimientos.

«¿Su Beatitud, qué ocurre cuando usted entra en el Santo Sepulcro?»

«Entro al Sepulcro, y me arrodillo en santo temor, frente al lugar donde Cristo yacía después de Su Muerte, y donde Él Resucitó, de entre los muertos.

Orar en el Santo Sepulcro, en sí mismo, es siempre para mí, un momento muy sagrado, en un lugar muy sagrado.

Es aquí, donde Él Resucitó, con Gloria, y es de aquí, desde donde Él propagó Su Luz al mundo.

Juan, el Evangelista, escribe en el primer capítulo de su Evangelio, que Jesús es la Luz del Mundo.

Al arrodillarnos frente al lugar donde Él Resucitó de los muertos, somos partícipes de la cercanía inmediata de Su Gloriosa Resurrección».

Los Católicos y los Protestantes llaman a esta Iglesia, «La Iglesia del Santo Sepulcro».

Nosotros la llamamos «La Iglesia de la Resurrección».

La Resurrección de Cristo, para nosotros, los Ortodoxos, es el centro de nuestra fe.

En Su Resurrección, Cristo ha ganado la victoria final sobre la muerte, no solo Su Propia Muerte, sino la muerte de todos aquéllos que permanecerán cerca de Él.

No creo que sea coincidencia que el Fuego Santo llegue, exactamente, en este punto.

En Mateo 28,3, se dice que cuando Cristo Resucitó de entre los muertos, vino un ángel, vestido de una Luz temerosa.

Creo que la Luz sorprendente que envolvía al ángel, en la Resurrección del Señor, es la misma Luz que aparece, Milagrosamente, cada Sábado de Pascua.

Cristo quiere recordarnos que Su Resurrección es una realidad, y no sólo un mito.

Él, realmente, vino al mundo, con el fin de dar el Sacrificio necesario, a través de Su Muerte y Resurrección, para que el hombre pudiera ser reunido con Su Creador.

Busco mi camino, a través de la oscuridad, hacia la cámara interna, en la cual, caigo de rodillas.
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Aquí, digo ciertas oraciones que nos han sido dadas a través de los siglos y, habiéndolas dicho, espero.

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Algunas veces, espero unos cuantos minutos, pero, normalmente, el Milagro ocurre inmediatamente después de que he dicho las oraciones.
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Desde el centro de la misma piedra, en la cual Jesús yació, surge una Luz indefinible.
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Generalmente, tiene un tinte azul, pero el color puede cambiar y tomar muchos matices diferentes.

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No puede ser descrita en términos humanos.
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La Luz se eleva de la piedra, como la niebla se eleva de un lago.
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Parece que la piedra estuviera cubierta por una nube, pero es Luz.

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Cada año, esta Luz se comporta de manera diferente.
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Algunas veces cubre solamente la piedra, mientras que otras veces, ilumina todo el Sepulcro, para que las personas que están paradas afuera de Él, puedan verlo lleno de esta Luz.
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La Luz no quema.
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En los dieciséis años que he sido Patriarca, en Jerusalén, y he recibido el Fuego Santo, nunca se me ha quemado la barba.
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La Luz es de una consistencia distinta al fuego normal que arde en una lámpara de aceite.

En cierto momento, la Luz se eleva y forma una columna, en la cual el Fuego es de una naturaleza diferente.

Por lo que puedo encender mis velas de él.

Una vez que recibí la Llama en mis velas, salgo y doy el Fuego, primero al Patriarca Armenio, y luego, al Copto.

Después, doy la Llama a todas las personas presentes en la Iglesia.

¿Cómo experimenta usted el Milagro, y qué significa para su vida espiritual?.

Cada año, el Milagro me conmueve, con la misma intensidad.

Cada vez, es un paso más hacia mi conversión.

Personalmente, es un gran consuelo contemplar la Fidelidad de Cristo hacia nosotros, la cual Él demuestra al darnos la Santa Llama, cada año, a pesar de nuestras fragilidades y fallas.

Experimentamos muchas maravillas en nuestras Iglesias, y los Milagros no son nada raro para nosotros.

Sucede a menudo, que los íconos lloran, cuando el Cielo quiere mostrar su cercanía con nosotros.

También tenemos santos, a quienes Dios les da muchos dones espirituales.

Pero ninguno de estos Milagros tiene un significado, tan penetrante y simbólico para nosotros, como el Milagro del Fuego Santo. 

El Milagro es casi como un Sacramento.

Hace la Resurrección de Cristo presente, como si hubiera muerto, sólo hace algunos años».

varios encendiendo fuego santo

Mientras el Patriarca está dentro de la capilla, arrodillado frente a la piedra, afuera hay oscuridad, pero no silencio.

Se escucha un fuerte murmullo, y el ambiente está muy tenso.

Cuando el Patriarca sale con las dos velas encendidas, que resplandecen, brillantes, en la oscuridad, un grito de júbilo resuena en la Iglesia, comparable solo al grito de gol en un partido de fútbol.

El Milagro no se limita a lo que ocurre dentro del Pequeño Sepulcro, donde el Patriarca ora.
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Lo que es más significante es, que se ha reportado que la Luz azul aparece fuera del Sepulcro.
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Cada año, muchos creyentes dicen que esta Luz Milagrosa, por sí misma, enciende las velas que ellos sostienen en sus manos.

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Todos en la Iglesia esperan, con velas, con la esperanza de que éstas se enciendan espontáneamente.
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A menudo, las lámparas de aceite cerradas, se prenden por sí mismas, ante los ojos de los peregrinos.
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Se ha visto a la Llama azul, moverse en diferentes lugares de la Iglesia.

Varios testimonios firmados por los peregrinos, cuyas velas se prendieron espontáneamente, testifican la validez de estos hechos.

La persona que, a cierta distancia del Sepulcro, experimenta el Milagro de ver su vela encendida, o el ver la Luz azul, generalmente, se va de Jerusalén cambiado.

Y para todos los que asistieron a la ceremonia, siempre hay un «antes y después» del Milagro del Fuego Santo en Jerusalén.

Uno se puede preguntar por qué el Milagro del Fuego Santo es casi desconocido en Europa Occidental.

En las áreas Protestantes, en cierta forma, se puede explicar por el hecho de que no hay una verdadera tradición para los Milagros.

La gente no sabe como clasificarlos, y éstos casi no se publican en los periódicos.

Pero, en la tradición Católica existe un gran interés por los Milagros. Entonces, ¿por qué casi no se conoce?

Sólo una explicación es suficiente: la política en la Iglesia.

Sólo las Iglesias Ortodoxas asisten a la ceremonia, enmarcando el Milagro.

Sólo ocurre en la fecha de la Pascua Ortodoxa, y sin la presencia de las autoridades Católicas.

Para ciertos Ortodoxos, esta evidencia es prueba de la noción de que la Iglesia Ortodoxa es la Única Iglesia Legítima de Cristo, en el mundo.

Y esta aseveración, obviamente, puede ocasionar ciertas inquietudes, en los círculos Católicos.

Como con cualquier otro Milagro, hay personas que creen que esto es un fraude, y solamente una obra maestra de propaganda Ortodoxa.

Creen que el Patriarca tiene un encendedor dentro del Sepulcro.

Estas críticas, sin embargo, se enfrentan a un número de problemas.

Los cerillos, y otros instrumentos para encender fuego, son inventos recientes.

Hasta hace sólo algunos cientos de años, encender un fuego era una tarea que requería mucho más tiempo, que los pocos minutos que el Patriarca está dentro del Sepulcro.

Tal vez, se podrá decir que él tiene una lámpara encendida adentro, de la cual él enciende las velas, pero las autoridades locales confirman haber revisado el Sepulcro, y no encontraron ninguna luz dentro.

Sin embargo, los más grandes argumentos contra un fraude, no son los testimonios de los distintos patriarcas.

Los retos más grandes, que confrontan los críticos, son los miles de testimonios independientes de los peregrinos, cuyas velas fueron encendidas, espontáneamente, frente a sus ojos, sin ninguna explicación posible.

De acuerdo con nuestras investigaciones, nunca ha sido posible filmar el momento en que las velas, o las lámparas de aceite se encienden por sí mismas.

Este Milagro, como muchos otros, están rodeados de factores inexplicables.

Como dijo el Arzobispo de Tiberias, cuando me encontré con él en Jerusalén:

El Milagro nunca ha sido filmado, y probablemente, nunca lo será.

Los Milagros no pueden ser probados.

Se requiere fe para que un Milagro traiga fruto en la vida de una persona, y sin este acto de fe, no hay Milagro, en sentido estricto.

El verdadero Milagro, en la tradición Cristiana, tiene un solo propósito: extender la Gracia de Dios a la creación.

Y Dios no puede extender Su Gracia, sin fe por parte de Sus Criaturas.

Por lo tanto, no puede haber Milagro sin fe.

https://youtu.be/TgNMWSkuIds

Fuentes:

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Catequesis sobre María Dialogo Interreligioso Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA REFLEXIONES Y DOCTRINA

La Virgen María y la Tradición Ortodoxa

Las Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, está compuesta por iglesias que actúan independientemente pero se encuentran en comunión entre sí; son las herederas del primer cristianismo de oriente (del Imperio Bizantino) y hoy reside allí el grueso de sus fieles.

 

A Greek Orthodox priest carries an icon

 

Practican una veneración y honra especial a María, como la Madre de Dios, al punto que sus íconos que representan las advocaciones marianas llevan el prefijo de Madre de Dios, así por ejemplo la madre de Dios de Kazan, la Madre de Dios de Kursk, la Madre de Dios de Iver, etc..

Hay una larga tradición de íconos marianos ortodoxos que producen el prodigio de exhalar crisma (aceite bendito y curativo), lágrimas, sangre.

Se registran dos diferencias principales respecto a la teología mariana con la iglesia Católica Romana: no aceptan la Inmaculada Concepción porque piensan que María fue concebida en pecado original como todos los hombres, y no aceptan concebir a María como corredentora.

Leas más aquí:

La Iglesia Ortodoxa Rusa aprobó aparición de 1903 de María en el Monte Athos

Monte Athos, el Jardín de la Virgen María

Miles de rusos van a venerar el cinturón de la Virgen María que llegó desde Vatopedy

 

COMO ES LA IGLESIA ORTODOXA

La Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa es una comunidad cristiana, cuya antigüedad, según su tradición católica, se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, a través de una ininterrumpida sucesión apostólica. Es la tercera de las tres grandes iglesias o comunidades cristianas, después de la Iglesia católica romana y el conjunto de iglesias protestantes, y cuenta con más de 225 millones de fieles en todo el mundo.

La Iglesia ortodoxa se considera la heredera de todas las comunidades cristianas de la mitad oriental del Mediterráneo (esto lleva a ciertas tensiones con iglesias orientales unidas a Roma).

Su doctrina teológica se estableció en una serie de concilios, de los cuales los más importantes son los primeros Siete Concilios, llamados «ecuménicos», que tuvieron lugar entre los siglos IV y VIII.

Tras varios desencuentros y conflictos, la Iglesia católica ortodoxa y la Iglesia católica romana se separaron en el llamado «Cisma de Oriente y Occidente», el 16 de julio de 1054. El cristianismo ortodoxo se difundió por Europa oriental gracias al prestigio del Imperio Bizantino y a la labor de numerosos grupos misioneros.

Existen catorce (o quince, según el estatuto que se reconozca a la Iglesia ortodoxa en América) iglesias ortodoxas autocéfalas, es decir, que poseen la capacidad de nombrar sus propios obispos (incluyendo el patriarca, arzobispo o metropolitano que encabeza la iglesia) y de resolver sus problemas internos sin acudir a ninguna autoridad superior. Aunque actúan de forma independiente, las iglesias autocéfalas se encuentran en comunión entre sí.

 

DIFERENCIAS DOCTRINALES

Tienen varias diferencias doctrinales, litúrgicas y de tradición con la Iglesia Católica Romana.

La Iglesia ortodoxa sostiene que la Virgen María fue concebida en pecado original como las demás criaturas. La Iglesia romana, por definición del Papa Pío IX, en el año 1854, proclamó dogma de fe la Inmaculada Concepción.

La Iglesia ortodoxa no acepta la figura de la Virgen María como corredentora, a pesar de su veneración particular.

La Iglesia ortodoxa rechaza la adición del “Filioque” en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, aprobada por Roma, por lo que no admite la procedencia del Espíritu Santo del Padre y el Hijo, sino únicamente del Padre.

La Iglesia ortodoxa considera que la consagración del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús en la misa se efectúa por el Prefacio, las Palabras del Señor y la Epíclesis y no tan solo por las Palabras del Señor (las palabras dichas por Cristo en la Última Cena) como enseña la Iglesia romana.

La Iglesia ortodoxa niega la existencia del purgatorio.

 

Otras Diferencias

La Iglesia ortodoxa enseña que las decisiones de un Concilio Ecuménico son superiores a las decisiones de cualquier jerarca eclesiástico. Así mismo, no admite la infalibilidad del Obispo de Roma en ningún caso. La infalibilidad es una prerrogativa de toda la Iglesia, y no de una persona.

La Iglesia ortodoxa sólo admite 7 concilios ecuménicos. La Iglesia romana 21.

La Iglesia ortodoxa no admite la supremacía universal de derecho del Obispo de Roma sobre toda la iglesia cristiana. Todos los obispos son iguales. Sólo reconoce una «primacía de honor» (primus inter pares).

En la Iglesia ortodoxa el ministro ordinario del Santo Crisma es el sacerdote; en la Iglesia romana lo es el obispo, y el sacerdote sólo extraordinario.

En la Iglesia ortodoxa se pueden ordenar hombres casados con una mujer de buena reputación, de tal forma que hay diáconos y presbíteros casados, mientras que otros clérigos, tradicionalmente aquellos con votos monacales, deben ser hombres célibes. Una vez ordenados no se pueden casar, o volver a casar, si es el caso. Los obispos, a partir de la Edad Media, son elegidos de entre los monjes. En la Iglesia católica romana funciona de la misma manera para los ritos orientales en cuanto al celibato, pero no en el rito latino, donde todos los clérigos, sin excepción, deben ser célibes.

La Iglesia ortodoxa no tiene (y no admite) ordenes, ni congregaciones. La forma de que un feligrés desee hacer votos de vida consagrada es por medio de los monasterios o los sketes.

La Iglesia ortodoxa oficialmente tiene lenguas vernáculas como lenguas litúrgicas desde mucho más temprano (siglo IX) que la Iglesia católica romana (siglo XX). En 867 el Papa Adriano II le otorgó una bula por la que se reconocía el uso del antiguo eslavo en la liturgia, elevándole también al iniciador de ello, san Metodio, al rango obispal.

En la Iglesia ortodoxa no se admiten las representaciones tridimensionales, como las estatuas de santos, sino únicamente imágenes planas, o bidimensionales, tales como pinturas o mosaicos, tradicionalmente llamados iconos. Además los íconos son pintados en un rito de oración que requiere del canto gregoriano.

La liturgia ortodoxa no utiliza instrumentos musicales, sólo la voz humana.

La Iglesia ortodoxa nunca organizó cruzadas. La Iglesia católica romana apoyó en ocasiones la invasión y conquista de tierras cristianas ortodoxas por los denominados cruzados (véase El saqueo de Constantinopla, Cruzadas Bálticas).

 

monja ortodoxa con imagen de maria

 

La Iglesia ortodoxa nunca practicó la venta de las indulgencias.

 

COMO CONCIBEN LOS ORTODOXOS A LA VIRGEN MARÍA

Para un cristiano ortodoxo, la Santísima Virgen María es la Madre de Dios y por lo tanto, se le debe veneración y honra. María, tiene un lugar privilegiado en la Iglesia Ortodoxa, pues que ha llevado una vida de castidad y pureza, de tal manera que Dios la consideró digna de ser la mujer, en la cual se encarnó el Verbo de Dios. Y esta elección divina no se basó sobre la predestinación, sino sobre la plenitud de las virtudes que ella manifestaba.

Dios miró su corazón invadido por la fe y la humildad; esto está claro en sus palabras: “…porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava.” (Lucas 1:47). María se humilló y Cristo descendió; ambas cosas, humildad y descenso, se unieron en la realización de la Encarnación Divina.

El largo proceso de purificación e iluminación de la raza judía, tan vivamente descrito en el Antiguo Testamento, alcanzó su culminación en la santísima Madre de Dios. En ella hallaron cumplimiento la fe y el heroísmo de muchas generaciones del pueblo elegido. Aceptó con humildad el reto de la Anunciación; durante la vida de su Hijo, permaneció en último término; y estuvo con los Apóstoles el día de Pentecostés, cuando el nuevo período de la historia de la humanidad comenzó con el advenimiento del Espíritu Santo.

Un teólogo ortodoxo escribe: “el alma de la piedad ortodoxa, es una calurosa veneración de la Virgen María, la Madre de Dios”. Su nombre es constantemente invocado en las oraciones litúrgicas comunitarias y personales, porque se la ama no solamente como la madre de Cristo, sino también como la madre de toda la humanidad, pues abraza en su caridad a toda la familia humana, de la que su Hijo es el único Redentor.

La función de María en la Encarnación es doble. Por un lado, ella asegura la continuidad de la raza humana. Su Hijo es Hijo de David, Hijo de Abraham y de todos los padres progenitores. Por otro lado, Él exhibió una nueva fuente de generación. El fue el nuevo Adán.

La Encarnación está estrechamente ligada con dos conceptos ortodoxos acerca de la Virgen María: a) Su perpetua virginidad; b) Su denominación de Theotokos.

En el texto de San Lucas (1:26-37), se ve al arcángel Gabriel manifestándose a María. Ésta, maravillada por las palabras del ángel, comenzó a dialogar con él, hasta que finalmente ella misma acepta la propuesta divina diciendo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”  Libremente ella aceptó la voluntad de Dios, por lo tanto, en el divino misterio de la encarnación del Salvador, no fue un simple instrumento sin opinión. La voluntad divina fue transmitida por el ángel y la voluntad humana se pone de manifiesto en la respuesta de la Virgen.

No podemos negar la lucha de María por alcanzar y perfeccionar las virtudes. Tampoco podemos rechazar la idea de su libertad. Ella opinó y eligió a Dios. Allí encontramos el acuerdo divino-humano: Dios ofrece a la Virgen ser la Madre y ella acepta voluntariamente y con alegría.

El ángel aseguró a María que sería la madre del Hijo del Altísimo. Como creemos en la Santísima Trinidad, creemos que Jesucristo es Dios y el Unigénito Hijo de Dios el Padre. Por lo tanto, los cristianos Ortodoxos creen y proclaman que la Virgen María es la Madre de Dios. Hay grupos de cristianos que consideran que esto es un error, pero ¿por qué no podemos llamar a la Virgen, Madre de Dios?… San Mateo, haciendo referencia a una profecía de Isaías, dice: “ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros.” (Mateo 1:23) Entonces Emmanuel es Dios. Por otro lado el ángel le dice a José: “Dará (la virgen) a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”(Mateo 1:21) La palabra Jesús es en hebreo Yehosu’a, que significa Yahveh salva (o el Señor salva) Entonces Jesús es el Hijo del Padre, el Hijo del Altísimo, Emmanuel, Yahveh el Señor. Y en consecuencia, la Virgen María es la madre del Hijo de Dios, la madre del Hijo del Altísimo, la madre de Emmanuel, la Madre de Yahveh, en definitiva la Madre de Dios.

Pero algunos dicen que María dio a luz la naturaleza humana de Jesús y no la divina. Eso es cierto. Entonces, ¿por qué la llamamos Madre de Dios? …La llamamos Madre de Dios, porque Jesús es una sola persona, a pesar de tener dos naturalezas. Ambas naturalezas están unidas sin confusión ni mezcla en la persona de Jesucristo. Si hablamos de nosotros, no decimos que nuestro padre y nuestra madre son los que engendraron mi cuerpo, sino todo mi ser. Así tampoco podemos dividir al Señor.

Cuando Jesús se dirige al Padre, no le dice: “Oh Padre de mi esencia” o “Oh Padre de mi naturaleza divina,” sino lo llama “Padre mío”. Todas las evidencias son claras, es por eso que para el cristiano ortodoxo, María es la verdadera Madre de Dios y a ella honramos y engrandecemos en cada Divina Liturgia, en cada oración y en todo momento nos encomendamos a sus intercesiones ante su Hijo, el Salvador y Redentor de nuestras almas.

Ella es el Paraíso místico, la Puerta infranqueable del Señor, el Puerto seguro, la Muralla y protección de los que buscan a Dios, la que intercede ante Cristo Dios por la salvación de nuestras almas, la Defensora infalible de los cristianos, la siempre bienaventurada, santísima, Purísima Madre de Dios.

 

LA VIRGEN MARÍA EN LA LITURGIA ORTODOXA

En la Liturgia Ortodoxa se venera a la Madre de Dios, se la recuerda, se menciona su nombre y se pide su intercesión.

Por las oraciones de la Madre de Dios, Salvador, sálvanos.

 

monje ortodoxo pintando icono de maria

 

Conmemorando a la santísima, purísima, bendita y gloriosa Señora nuestra, la Madre de Dios y Siempre Virgen María…

Verdaderamente es justo el celebrarte, Madre de Dios, siempre bienaventurada y exenta de pecado, Madre de nuestro Dios. Eres más venerable que los querubines y más gloriosa que los serafines. Te magnificamos, pues diste a luz al Verbo Dios, sin dejar de ser virgen. Tu eres la verdadera Madre de Dios.

 

CELEBRACIONES LITÚRGICAS MARIANAS EN LA IGLESIA ORTODOXA

1) Anunciación (25 de marzo)

2) Dormición (15 de agosto)

3) Nacimiento de la Madre de Dios (8 de setiembre)

La fiesta del nacimiento de la Madre de Dios, probablemente tiene su origen en Jerusalén, a mediados del siglo V. Porque allí fue donde se mantuvo viva una tradición según la cual la casa natal de María se encontraba junto a la puerta de la Piscina Probática. San Juan Damasceno (675-749), en uno de su himnos dice: «Entonad vuestra alabanza, regocijaos y no tengáis miedo, porque en la santa Piscina Probática nos ha sido engendrada la Madre de Dios, por quien el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo le plugo ser engendrado» (Homilía sobre la Natividad de María, 6, PG 96, 661-670)

El porqué se escogió el mes de setiembre, puede ser porque si tomamos las palabras de san Juan Damasceno que dice: «Hoy es el comienzo de la salvación del mundo», y consideramos que el nacimiento de María es el comienzo histórico de la obra de redención, probablemente se ha querido situarlo a principios de dicho mes pues con él se daba inicio en el imperio bizantino al año civil y también al año eclesiástico.

San Andrés de Creta (+740) dirá: «La celebración de hoy es para nosotros el comienzo de todas las fiestas»(PG 97, 805)

¿Por qué el octavo día?… Porque el octavo día sucede a los seis días de la creación y al sábado. Es el día del Señor y anuncia el futuro de la vida eterna.

La fiesta del nacimiento de María se basa sobre un relato que aparece en un escrito apócrifo llamado Protoevangelio de Santiago que se remonta al siglo II. A él hacen referencia muchos de los Padres que escribieron acerca de la vida de la Madre de Dios, tales como Gregorio el taumaturgo, Atanasio de Alejandría, Gregorio de Nisa, Dionisio el Aeropagita, Máximo el confesor, entre otros.

¿Por qué María fue engendrada por una estéril?… San Juan Damasceno responde:

«Era necesario que a ella, la maravilla de las maravillas, se le preparase una entrada al mundo con otras maravillas, y para que, poco a poco, de las situaciones más pobres y miserables, brotasen las más grandiosas realidades» Y agrega: «era necesario que naciese primogénita la que había de engendrar al Primogénito de toda la creación, en quien todo el universo tiene su fundamento»

4) Presentación de María en el Templo (21 de noviembre)

 

LA VIRGEN MARÍA EN LA ICONOGRAFÍA ORTODOXA

1) La Virgen del Signo

Es la virgen orante que con el niño recibe el nombre de virgen del signo. Cristo está representado en un círculo, fuera y delante del vientre de Su madre.

Suspendido misteriosamente parece escapar a las reglas de la gravedad de la Tierra. Puesto que es Dios, a quien todo el Universo no puede contener, sin embargo se ha confinado al vientre de la Virgen.

La alusión a las palabras del profeta Isaías no se puede omitir aquí: «Por lo tanto el Señor Dios os dará un signo, la virgen está encinta y dará a luz un hijo que llamará Emmanuel que quiere decir Dios con nosotros» (Is. 7:14)

El rostro del niño es el de un adulto, con una frente ancha que representa su plenitud de sabiduría. Tiene un rollo que contiene las escrituras y bendice con Su mano derecha.

El gesto de las manos con su palma hacia arriba expresa la espera del don que va a recibir, y al mismo tiempo una preparación total para quedar llena del altísimo. Estas manos levantadas son la renuncia a cualquier intervención autónoma en la historia. Crean un receptáculo invisible que sólo Dios puede llenar y del que fluye como de una vasija de una fuente la verdadera agua de vida.

2) La Virgen Hodigitria

El nombre significa «la que señala el camino.» La Virgen mira majestuosamente al espectador y señala con su mano derecha al niño que tiene en su brazo izquierdo. El niño está vestido con vestiduras brillantes para recordarnos Su Divinidad. Se presenta siempre como un adulto, bendiciendo con una mano y sosteniendo un rollo con la otra.  Se lo ve como Emmanuel, consciente de Su rol de Salvador. La Madre, vestida con un manto púrpura oscuro, no ejerce un rol protector hacia su Hijo, sino más bien lo presenta a la humanidad, rogándole al mismo tiempo. Su mano derecha, en un gesto de gran riqueza, parece recibir y ofrecer al mismo tiempo. La expresión de su rostro es seria, plena de real serenidad.

 3) Virgen de la Ternura

Representa el tierno afecto recíproco entre la Madre y el Hijo. La Mirada de la Virgen está dirigida hacia el vacío. Tiene en el rostro una expresión de profunda tristeza. Sus manos apenas tocan al niño. Parecen inmovilizadas por el pensamiento que la absorbe y contribuye aún más a dar esa expresión de intensa contemplación y melancolía.

El niño está representado con un impulso expresivo de ternura. Él, que conocía la tristeza oculta de Su madre, acerca su mejilla contra la de ella para consolarla. Su rostro, más brillante que el de María, manifiesta ese deseo de darle esperanza. Ella se inclina hacia Él implorando Su misericordia para aquellos que han solicitado su protección mediante su súplica delante de su Hijo.

Fuentes: charla del Padre Víctor Villafañe en el Encuentro Arquidiocesano de Catequistas 2003, OrthodoxWiki y otras

 

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