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Una zona hoy asediada por el terrorismo islámico.
Hoy Jordania está bajo amenaza de ser el próximo objetivo del nuevo Califato del Estado Islámico creado con partes de Siria e Irak. Ver aquí. Por eso, creímos conveniente hacer un pequeño viaje para mostrar lo que una vez fue un lugar judeo cristiano. Jordania acoge en su territorio un auténtico tesoro histórico y arqueológico para los cristianos. Muchos lugares santos bíblicos se encuentran en este país.

 

betania lugar bautismo

 

Cuando el peregrino cristiano viaja a Tierra Santa, normalmente se limita a recorrer los lugares santos de Israel y Palestina, olvidándose de que Jordania también es Tierra Santa y que aquí se encuentran algunos de los lugares más importantes citados en el Antiguo y el Nuevo Testamento.

 

MONTE NEBO 

Ante la orilla oriental del mar Muerto se elevan las imponentes montañas del Moab o “de Abarim”. Una de las cimas de este sistema montañoso es el monte Nebo. Para llegar a él hay que salvar un desnivel desde los 422 metros por debajo del nivel del mar a los 817 metros del monte Nebo.

Dice el libro Deuteronomio:

“Aquel mismo día, el Señor dijo a Moisés: ‘Sube a esa montaña de los Abarim, al monte Nebo que está en el país de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán que yo doy en propiedad a los israelitas. Tú morirás en la montaña a la que vas a subir e irás a reunirte con los tuyos, como tu hermano Aarón murió en el monte Hor y fue a reunirse con los suyos’”.

El monte Nebo es, por lo tanto, el lugar donde murió Moisés y desde donde contempló la tierra de Canaán antes de morir.

Como pasa con muchos otros lugares bíblicos, no se sabe a ciencia cierta dónde se situaba el monte Nebo citado en este texto. Pero una tradición muy antigua lo ubica en este lugar de los montes Abarim, frente al mar Muerto.

Encontramos aquí un memorial que rememora la entrada del pueblo de Israel en la tierra prometida y la muerte de Moisés, junto con una iglesia católica custodiada por los franciscanos y construida sobre los restos de otra iglesia que data del siglo VI después de Cristo. Esta primera construcción se descubrió en el año 1933 y conserva en buen estado parte del ábside, muros laterales, algunas columnas y un rico mosaico en el suelo. A este lugar vinieron los Papas Juan Pablo II en el año 2000, y Benedicto XVI en 2009.

Desde el mirador habilitado junto al ábside de la iglesia se contempla una espectacular vista del mar Muerto, el valle del Jordán y el desierto de Judea. Ante los ojos del peregrino se extiende toda la Tierra Santa que Moisés contempló antes de morir. De noche incluso se pueden ver las luces de Jericó y Jerusalén.

 

LUGAR DEL BAUTISMO DE JESÚS 

El río Jordán es como una grieta verde que con la vegetación de sus riberas rompe la monotonía ocre del desierto de Judea, atravesándolo de norte a sur desde el mar de Galilea hasta el mar Muerto, y marcando la línea fronteriza entre Israel, los territorios palestinos y Jordania. Unos kilómetros antes de desembocar en el mar Muerto se encuentra el lugar del bautismo de Jesús.

Tanto Israel como Jordania se disputan el punto exacto: los israelíes defienden que se encuentra en la orilla occidental del río, mientras que los jordanos argumentan que está en la orilla oriental. Las evidencias arqueológicas y la tradición parecen dar la razón a los jordanos. No en vano Juan Pablo II visitó la orilla jordana al igual que hizo recientemente el Papa Francisco.

Para un peregrino cristiano, la orilla jordana del río Jordán es un punto de partida más que apropiado para iniciar una peregrinación por Tierra Santa. Hasta hace poco, visitar este lugar no era posible, pues era una zona militarizada: el río marca la frontera entre Jordania e Israel. Hoy, sin embargo, la zona está abierta al público y habilitada para el acceso de peregrinos, aunque sigue habiendo soldados jordanos a poco más de un tiro de piedra de los soldados israelíes, que vigilan con aspecto de estar un poco aburridos desde la orilla de enfrente.

A diferencia del lado israelí, en la orilla jordana podemos encontrar multitud de restos arqueológicos que demuestran que “su” lugar del bautismo, en Betania de Transjordania, fue un punto de peregrinación cristiana desde los comienzos del cristianismo.

Betania de Transjordania ya era un lugar santo antes de los tiempos de Jesús: en esta área se encuentra la llamada colina de Elías, donde la tradición sitúa el punto donde Elías subió al cielo en un carro de fuego. Por eso no es coincidencia que fuera aquí donde bautizaba Juan el Bautista.

En las excavaciones arqueológicas emprendidas desde mediados de los años noventa del siglo XX, se han encontrado restos de cinco iglesias bizantinas construidas a partir del siglo V, como la de san Juan el Bautista, construida en tiempos del emperador Anastasio (491-518 d.C.). De ella parte una escalera de piedra que desciende hasta una piscina que recibe agua del Jordán, donde los peregrinos se sumergían para recibir el bautismo. En las cercanías de estas cinco iglesias podemos encontrar otras piscinas bautismales y cuevas en las que vivían los ermitaños.

También san Juan Bautista vivía en una cueva excavada en la piedra, muy cerca de la colina de Elías. La cueva de san Juan Bautista, a la que con frecuencia acudía Jesús, se ha podido identificar gracias a los restos de una iglesia bizantina construida junto a ella en el siglo V y cuyo ábside está curiosamente excavado en la roca. La iglesia, la primera construida al Este del río Jordán, pertenecía a un conjunto monástico del que formaban parte otras iglesias, un de las cuales ha recibido recientemente el nombre del Papa Juan Pablo II.

En el área de Betania de Transjordania se están construyendo hoy nuevas iglesias católicas, ortodoxas y protestantes, lo que demuestra la preferencia del cristianismo por el probable lugar jordano del bautismo de Jesús frente al hipotético lugar israelí.

 

MADABA

Muy cerca del monte Nebo (a 86 kilómetros al sur de Ammán), se encuentra la ciudad de Madaba, citada en la Biblia en el libro de los Números. Se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo, habitada de forma ininterrumpida al menos desde hace 4.500 años. Después de estar bajo poder moabita y nabateo, la ciudad se incorporó al poder romano tras la conquista por el emperador Trajano de la que después sería la provincia romana de Arabia en el año 106 después de Cristo.

En la ciudad experimentaron una rápida expansión las comunidades cristianas que empezaban a introducirse en Arabia, y muchos de los cristianos murieron mártires durante las persecuciones de Diocleciano. Durante el período bizantino, Madaba experimentó un importante desarrollo. En esa época, entre los siglos V y VII después de Cristo, se construyeron numerosas iglesias cuya principal característica eran los suelos cubiertos por complejos y ricos mosaicos.

A pesar de los vaivenes de la historia y de los numerosos enfrentamientos bélicos que se sucedieron en esta región, la comunidad cristiana de Madaba es la más importante del país y una de las más importantes de Oriente Medio.

Madaba es hoy un centro de peregrinación cristiano. Sobre todo por el mapa de Tierra Santa y Jerusalén que se encuentra en el mosaico de la iglesia ortodoxa griega de San Jorge. En él se encuentra la representación cartográfica más antigua que se conserva de Jerusalén (del año 560 después de Cristo) y Tierra Santa.

En el mapa podemos identificar elementos de la ciudad bizantina como el cardo romano, la basílica del Santo Sepulcro, las murallas o el monte Sión. Asimismo, se pueden reconocer algunos elementos de Tierra Santa como el río Jordán, la ciudad de Jericó, el mar Muerto o la ciudad de Belén. La iglesia se encuentra en pleno centro histórico de la ciudad y se construyó en el año 1897. Durante las obras quedó al descubierto este mosaico, perteneciente a una iglesia bizantina.

El mosaico se hallaba bastante dañado en el momento de su descubrimiento. Muchas de sus representaciones habían sido eliminadas tras la conquista persa en el siglo VIII y durante la dominación Omeya. Además, un terremoto en el año 746 dejó muy dañado el suelo sobre el que se extiende. Por si eso fuera poco, tras la construcción de la actual iglesia, el mosaico también sufrió algunos desperfectos debido a las actividades cotidianas del culto y por algunos incidentes. Pese a todo, ha llegado hasta nuestros días en un razonable buen estado de conservación. En la actualidad está restaurado y protegido.

 

LA CUEVA DE LOT

En el entorno del mar Muerto, en una pared rocosa cerca de la orilla, el peregrino que recorra Jordania siguiendo las huellas de la Biblia y del cristianismo primigenio podrá encontrarse con una grata sorpresa: la cueva de Lot.

Se trata de un lugar único por su historia, sus restos arqueológicos, su entorno natural y su situación, con unas vistas sobre el mar Muerto y el desierto de Judea como en pocos sitios se pueden contemplar. La cueva se encuentra junto a una planicie donde algunas fuentes sitúan a las bíblicas Sodoma y Gomorra, destruidas por Dios por la impiedad de sus habitantes.

Cuenta la Biblia cómo tras huir de forma precipitada de la ciudad de Sodoma, Lot, sobrino de Abraham que vivía en la ciudad, se refugió en un pequeño poblado llamado Soar que fue indultado por Dios. Al día siguiente, Lot contempló la destrucción de Sodoma y Gomorra; sintió miedo de quedarse en Soar, subió a la montaña con sus dos hijas y se instaló en una caverna.

La cueva que podemos visitar a orillas del mar Muerto es, presuntamente, la que dio refugio a Lot y sus hijas. Aunque pueda parecer poco verosímil la identificación de esta cueva (una de las muchas que hay a lo largo de ambas orillas del mar Muerto) con la caverna de Lot, existen algunas evidencias arqueológicas que indican que, con independencia de que sea o no la cueva de Lot, los cristianos han venerado este lugar como lugar santo desde los inicios del cristianismo. La prueba más evidente son las ruinas, en aceptable estado de conservación, de una iglesia bizantina construida junto a la cueva.

Cuando llego al área arqueológica me encuentro con que se encuentra cerrada al público. Sin embargo, no resulta difícil convencer al guarda de que me permita acceder después de prometerle una pequeña contribución económica. Incluso sirve de guía. Subimos por una rampa bajo el sol del verano hasta llegar a las ruinas de la iglesia bizantina.

Es una pequeña iglesia que había pertenecido a un complejo monástico. Se puede apreciar la planta del templo, el ábside excavado en la piedra, unas escaleras que suben al presbiterio, un pequeño graderío a lo largo del ábside, algunos muros, columnas y la cueva. El acceso a ésta se hace por medio de una puerta de piedra adintelada, en un lateral del ábside. En el dintel hay esculpidos símbolos cristianos. La cueva es una pequeña gruta sin aparente interés. Pero el guía explica que, aunque es difícil decir a ciencia cierta si Lot vivió o no ahí, sí se sabe que fue habitada por eremitas antes de la construcción de la iglesia.

Fuentes: Miguel Pérez Pichel, Oasis, Signos de estos Tiempos

 

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