Cuando el pueblo vota gana el matrimonio natural.
El domingo 1 de diciembre los croatas votaron mayoritariamente en favor del matrimonio natural, oponiéndose a la redefinición del matrimonio, cuya iniciativa partió de una asociación católica que juntó 740.000 firmas en una población de 4,3 millones de personas pidiendo que en la Constitución no se acepten las uniones homosexuales.
Un 65% votó en referéndum a favor de que la Constitución croata defina el matrimonio como unión de un hombre y una mujer, superando las previsiones de las encuestas que daban un 59% de votos a favor.
La campaña a favor del “matrimonio” homosexual corrió por los carriles habituales de burdas acusaciones de ‘homofobia’ y ‘fascismo’ lanzadas contra la opción profamilia y contra el mismo referéndum,
Croacia, que entró en julio de este año a la Unión Europea, marca así su distancia con otros países comunitarios que aceptaron no sólo el matrimonio gay, sino también la adopción de menores por parejas homosexuales.
El caso croata revela, además, un divorcio entre el pueblo y la clase gobernante: el presidente Ivo Josipovic y el primer ministro Zoran Milanovic, ambos socialistas del SDP, se habían opuesto al referéndum y apoyaban la redefinición del matrimonio y lamentaron no haber podido evitar el referéndum, lo que -como en otros países- se traduce en imponer a la ciudadanía un modelo de sociedad contrario a la propia naturaleza biológica del matrimonio, siguiendo las pautas del lobby gay, de adoctrinamiento en las escuelas para imponer a los niños su óptica ideológica, y la adopción de niños por parejas del mismo sexo.
En un país con 4,3 millones de habitantes, los promotores de este referéndum lograron reunir 740.000 firmas, es decir, el apoyo del 17% del electorado, para poder llevar a cabo la consulta.
Es significativo que los ciudadanos tengan que afrontar este esfuerzo para que la clase política les consulte en una cuestión que afecta al fundamento de la sociedad.
Da la sensación de que la agenda del lobby gay está por encima de la voluntad del pueblo y es asumida por distintos partidos políticos con independencia de lo que digan sus votantes. Muestra de ello es que en todos los países europeos en los que se ha redefinido el matrimonio, no se ha sometido la cuestión a referéndum en ninguno. A lo sumo, nos encontramos con el caso de Suiza, cuyos ciudadanos votaron en 2005 a favor (por un 58%) del llamado Pacto Civil de Solidaridad (PACS), que otorga a las parejas homosexuales los mismos derechos que a los matrimonios, pero sin darles esa denominación y sin permitirles adoptar a niños.
Un caso muy parecido al de Croacia nos lo encontramos el año pasado en su vecina Eslovenia. En el caso esloveno el gobierno de izquierdas encabezado por Danilo Türk ya había aprobado en 2011 un nuevo Código de Familia que incluía la redefinición del matrimonio para confundirlo con las parejas del mismo sexo, otorgando a éstas la posibilidad de adoptar niños. A pesar de contar con el rechazo de la mayoría de los partidos políticos y de los medios de comunicación –las encuestas pronosticaron la derrota de la opción profamilia con un 40% de votos-, una organización ciudadana, la Civilna iniciativa za družino in pravice otrok (Iniciativa civil por la familia y los derechos de los hijos), encabezada por Ales Primic, presentó en febrero de 2012 42.000 firmas -necesitaba 40.000- para obligar al gobierno a convocar un referéndum. Eslovenia votó la cuestión el 25 de marzo de 2012, con un 54,55% de votos a favor de mantener el matrimonio como unión de un hombre y una mujer.
En todos los países los gobernantes a favor del “matrimonio” homosexual tratan de que no haya referéndums populares sobre el tema, y pretenden que sea aprobado por la clase política con el auxilio de los medios de comunicación.
Fuentes: Contando Estrelas, Signos de estos Tiempos