En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 el Pacto de Varsovia, liderado por la URSS, construyó el Muro de Berlín dividiendo Alemania en dos.
Y en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín sin tirar un solo tiro.
Tal vez por un sesgo ideológico, hay un evento del que poco se habla.
Que el resquebrajamiento del Muro comenzó en Polonia con la batuta de Juan Pablo II.
Una revolución pacífica, al mejor estilo católico.
Y hay otro fenómeno también en Polonia y protagonizado por la Iglesia, del que tampoco se habla.
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El general Jaruzelski que dirigió la represión al Sindicato Solidaridad en los últimos años del régimen comunista, fue capaz de pedir perdón por sus decisiones.
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Se convirtió en su lecho de muerte y el 25 de mayo de 2014 recibió los sagrados sacramentos por parte de su Obispo antes de morir .
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Las personas de fe no dudan que en la caída del muro de Berlín hubo algo sobrenatural.
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Al punto que Sor Lucía lo menciona como la demostración de que se cumplieron las profecías de Fátima sobre Rusia.
Pero el antecedente de eso estuvo en Polonia.
Mediante la resistencia popular liderada por el sindicato Solidaridad, con el apoyo de Juan Pablo II y la operación de Lech Walesa.
Cuando logran las primeras elecciones libres en un país detrás de la cortina de hierro, con el general Jaruzelski como su mayor enemigo.
Estos sucesos que relatamos son un poderoso mensaje hoy, cuando la cultura cristiana se está desintegrando en occidente.
EL HECHO ASOMBROSO DEL SINDICATO SOLIDARIDAD
El 4 de junio de 1989 un evento extraordinario tuvo lugar en Polonia.
Que llevó en noviembre del mismo año a la caída del Muro de Berlín.
Después de largas negociaciones, por primera vez en un país del bloque socialista se llevaron a cabo elecciones parcialmente libres.
De las cuales nace el primer gobierno no comunista de Polonia en la todavía era comunista.
Dirigido por el intelectual católico y miembro destacado de la oposición al régimen, Tadeusz Mazowiecki.
Uno de los fundadores de la Solidaridad (Solidarnosc), Konstanty Gebert, dijo en una reciente entrevista:
«El que ha visto el 89 pierde para siempre el derecho moral de ser pesimista.
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Porque lo que sucedió entonces nunca había sucedido: el colapso del comunismo se extendió sin una gota de sangre.
La Unión Soviética que ¿dice «lo siento» y se aleja?.
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Si un año antes alguien me hubiera dicho lo del 89, me habría reído.
Así, que nosotros que lo hemos visto, que de alguna manera también hemos contribuido a estos acontecimientos.
Ya no tenemos el derecho de ser pesimistas, de decir a otra persona ‘no va a funcionar, no tiene posibilidades de éxito’ porque hemos visto un milagro«.
Ese evento tuvo sus raíces en las luchas de los trabajadores y los intelectuales polacos comenzadas desde 1956.
Continuadas en 1970 y 1976, y culminando en las huelgas de Gdansk en 1980.
Y el consiguiente nacimiento de Solidaridad, el primer sindicato independiente en un país comunista, que creció hasta diez millones de suscriptores.
Y que no fue eliminado, incluso durante el estado de guerra introducido por el general Wojciech Jaruzelski el 13 de diciembre de 1981, porque él siguió viviendo en la clandestinidad.
UNA PELÍCULA DE ANDRZEJ WAJDA
El director polaco Andrzej Wajda estrenó en el 2013 el film ‘Walesa. La esperanza de un pueblo’, presentado en el Festival de Cine de Venecia.
Que reconstruye los acontecimientos, pero es mucho más que una película histórica, biográfica o política.
Se trata de una película sobre el deseo, la esperanza y la certeza del corazón humano que no falla y no viene a menos.
Aun cuando choque con sus tormentos, sus propias preguntas, o incluso sus propias debilidades y contradicciones.
En el Festival de Cine de Venecia el mismo Andrzej Wajda dijo:
«Yo vi la primera Polonia bajo ocupación alemana, entonces invadida por Rusia, y sé lo difícil que es evaluar quienes somos realmente los culpables.
Pero no es difícil de entender quién es nuestro héroe.
Antes de él, los intentos para liberar a Polonia dirigida por intelectuales y la aristocracia habían terminado en fracaso.
Hubo de arribar este electricista para que nos llevara a la liberación del régimen sin derramamiento de sangre.
Admiré a Walesa desde el primer momento en que lo conocí, durante las conversaciones entre Solidaridad y la delegación del gobierno.
Traté de mostrar, además de la dimensión psicológica, y «local», el contexto internacional de su ascenso».
La película toma como punto de partida la entrevista famosa que Oriana Fallaci hizo al líder de Solidaridad en 1981.
Y sirve como contrapunto a los numerosos flashbacks y a la narración de los acontecimientos después de esa reunión.
Así como sirve de contrapunto sobre la fe el reloj de oro que Walesa deja sobre la mesa en su casa, para que su esposa lo venda para comprar comida cada vez que tiene la sensación que no va a volver o puede ser asesinado.
EL PAPEL CENTRAL DE LA IGLESIA
Aunque la película se centró principalmente en la figura de Walesa, también presenta la historia del pueblo polaco.
Y la unidad especial, no siempre fácil e inmediata, que se crea entre los intelectuales y los trabajadores, que ha hecho de Polonia un panorama único en los países Europa del Este.
Y el papel desempeñado por la prensa clandestina para hacer crecer una conciencia común, capaz de resistir el poder abrumador y a menudo brutalmente violento de la policía, el ejército y los servicios de seguridad.
El papel central de la Iglesia polaca en la fundación, el crecimiento y la protección de la conciencia de la nación polaca.
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Y el movimiento Solidaridad de Walesa, es indicado en dos momentos.
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La demanda de los trabajadores de que se debe celebrar una misa en el interior de los patios en huelga.
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Y sobre todo, las imágenes de la Misa celebrada por el Papa Juan Pablo II en 1979 en Varsovia.
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Durante la homilía, cuando dijo:
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«Que tu Espíritu descienda y renueve la faz de la tierra… de esta tierra»
Muchos en Polonia lo indican como el verdadero momento del inicio de la renovación y de insuflar el coraje a la nación polaca.
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Como el verdadero comienzo de los eventos que tendrán lugar un año más tarde.
Walesa en ese momento en la cárcel, y la casa de Danuta, su esposa, se somete a una nueva incursión.
En la radio resuenan las palabras del Papa y uno de los oficiales se arrodilla, luego que es reprendido por su superior.
Pero hay más milagros que a veces no se mencionan, como la conversión del principal enemigo dentro de Polonia.
EL MILAGROSO HECHO DEL GENERAL JARUZELSKI TAMBIÉN OCURRIDO EN POLONIA
El 25 de mayo de 2014 murió a la edad de 91 años en Varsovia Wojciech Jaruzelski (en la foto con Juan Pablo II).
El general, una de las grandes figuras de la historia de Polonia, decretó el 13 de diciembre de 1981 el estado de guerra en el país en contra del sindicato Solidaridad de Lech Walesa.
A menudo se ha hablado de esta figura trágica y polémica.
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Por un lado, era un enemigo feroz de Karol Wojtyla y Solidaridad.
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Pero aunque estaba en contra de ellos, incluso manejaba palabras de estima.
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De manera que cuando fue llamado a testificar en el juicio para la beatificación de Juan Pablo II, el general habló del Papa polaco como un “santo”.
QUIEN FUE EL GENERAL JARUZELSKI
El general Wojciech Jaruzelski provenía de una familia profundamente religiosa y patriótica, aunque durante toda su vida se declaró ateo.
El 7 de octubre de 1923 fue bautizado en la iglesia parroquial en Kurow, donde nació tres meses antes.
Desde 1933, él asistió a la escuela dirigida por los Padres Marianos en Bielany.
Los profundos cambios en su visión del mundo comenzaron durante una estancia forzosa en la URSS, donde en 1941 su familia fue deportada de Lituania a la Unión Soviética.
Desde 1945, el general Jaruzelski se convirtió en colaborador de la llamada Información Militar Soviética.
De 1981 a 1989, Jaruzelski fue secretario del Comité Central del Partido Comunista polaco.
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En la noche entre el 12 y el 13 de diciembre de 1981, presidió el Consejo Militar de Salvación Nacional, en nombre del cual, se declaró la ley marcial y el estado de guerra.
El general Jaruzelski fue responsable de la persecución y la muerte de los miembros del Arma Nacional (AK) y del ejército clandestino polaco y, más tarde, de los activista de la oposición democrática, como Solidaridad.
En diciembre de 1989 fue elegido por la Asamblea Nacional como el último presidente de la República Popular de Polonia y el primer Presidente de la Tercera República de Polonia.
EL GENERAL JARUZELSKI SE CONVIRTIÓ ANTES DE MORIR
El general Wojciech Jaruzelski, político, líder militar, militante comunista, que durante toda su vida se declaró un no creyente, murió como católico recibiendo los sacramentos.
El P. Jan Dohnalik, Canciller de la Curia del Ordinariato del ejército polaco ha confirmado la adopción por Wojciech Jaruzelski de los santos sacramentos.
“Quisiera hacer hincapié en que el general Jaruzelski, informado por el capellán militar, aceptó total y voluntariamente recibir los sacramentos de la confesión, la comunión y el sacramento de la unción de los enfermos”, explicó a la prensa Don Dohnalik.
“Esta reconciliación sacramental con Dios es una gracia.
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En la catedral del Ordinariato Militar durante muchos meses hemos estado celebrando la Santa Misa por las intenciones del general Wojciech Jaruzelski.
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También sé de muchas comunidades religiosas y fieles laicos que han rezado por la gracia de su conversión”, dijo Don Dochnalik.
“El 12 de mayo de 2014, a las 15 hs, después de la misa, el capellán fue por el general Jaruzelski llevando el Santísimo Sacramento y las reliquias de San Juan Pablo II y San Rafael Kalinowski (un soldado de la sublevación de enero).
Después de hablar con el capellán, el general ha expresado conscientemente el deseo de reconciliación con Dios.
Él se confesó y recibió el sacramento de la Unción de los Enfermos y la Comunión.
Luego besó a las reliquias de los santos que portaba el capellán”, dice el Canciller de la Curia del Ordinariato del ejército polaco.
“El juicio de los fallecidos es de Dios”, dijo el Obispo militar Józef Guzdek, durante la misa funeral por el alma del general Wojciech Jaruzelski, el 30 de mayo.
“La oración por el general confirma la preocupación de la Iglesia en lo que es más importante, la salvación”, dijo Mons. Guzdek.
“Invocamos la Misericordia Divina en toda su larga vida, llena de decisiones dramáticas, cuyas consecuencias todavía crean una gran cantidad de emociones.
En particular, sobre el altar de Dios traemos hoy su último acto de buena fe, por la que ha vencido conscientemente a la muerte”, dijo el obispo del ejército.
El obispo Gaozdek señaló que,
“La historia juzgará sus palabras, decisiones y acciones, pero hay una diferencia entre la evaluación y el juicio.”
Añadió que,
“El juicio, en el momento de la muerte de un hombre debe ser a solas con Dios, de hecho, él conoce mejor el corazón humano.
Sólo Dios sabe lo que hay en el hombre”.
PELÍCULA LANZADA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD EN CRACOVIA 2016
Con motivo de La Jornada Mundial de la Juventud se lanzó un documental de David Naglieri Liberando un Continente: Juan Pablo II y la caída del comunismo.
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Sobre la contribución de Polonia y de su hijo san Juan Pablo II en el desencadenando de una revolución del espíritu que tiró abajo que el imperio soviético.
La película presenta el contexto en el que se dio el éxito de San Juan Pablo II de combate del comunismo.
Trae historias de Polonia como por ejemplo la batalla de Varsovia, que tuvo lugar en 1920 (casualmente, el mismo año en que nació el futuro Papa).
En la que el ejército polaco decisivamente derrotó a los bolcheviques que trataron de llevar la revolución comunista a Europa.
El diplomático británico Edgar Vicent considera la victoria polaca como la 18ª batalla más importante en la historia de la humanidad, pero es relativamente poco conocido fuera de Europa del Este.
El espectador también se entera de la masacre de Katyn, durante la cual los soviéticos mataron a 22.000 prisioneros de guerra polacos en 1940 y culparon a los alemanes por el delito.
La URSS no admitió su culpabilidad hasta finales de los días Gorbachov.
La experiencia histórica de Polonia con el comunismo contada por el documental es una respuesta a los que acusaron a Juan Pablo II de ser un anticomunista polaco reaccionario que no entendía el marxismo.
Contra las élites intelectuales y culturales de izquierda en Europa occidental y América del Norte, así los como teólogos de la liberación de América Latina como Ernesto Cardenal en Nicaragua o Leonardo Boff en Brasil, que quisieron transformar sus respectivos países en réplicas de la Cuba de Castro, creían que Juan Pablo no entendía marxismo.
La batalla de Varsovia y la matanza de Katyn dan la idea de que Wojtyla verdaderamente entendía esa ideología.
Porque fue alguien que vio sus males de primera mano y tuvo el privilegio de ver el experimento de la aplicación de la doctrina de Marx, Engels y Lenin.
El biógrafo papal George Weigel explica en el documental, que antes de la elección del cardenal Karol Wojtyla como Papa en 1978, el movimiento disidente polaco era tímido después de haber sido aplastado violentamente en 1956 y 1970.
Y estaba dividido entre varias fracciones ideológicas y entre la clase obrera y la intelectualidad.
Sin embargo, los nueve días de peregrinación de Juan Pablo II a su país de origen en 1979 cambió eso.
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La gente de repente vio que había millones como ellos, cuyas almas no habían sido conquistadas por el marxismo-leninismo y que querían una auténtica liberación.
Después de la visita de 1979 era imposible que Polonia siguiera siendo la misma.
Al año siguiente fue fundado el sindicato Solidaridad en el astillero de Gdansk, y con el tiempo se extiende por todo el país alcanzando 10 millones de miembros, un tercio de la fuerza laboral polaco.
Con toda probabilidad, Solidaridad fue el mayor movimiento de protesta no violenta en la historia.
Y a pesar de que los no creyentes y las minorías religiosas eran prominentes en el liderazgo de Solidaridad, la naturaleza católica del sindicato era inconfundible.
Los trabajadores en huelga no sólo querían ganancias materiales o políticas, ellos querían que el gobierno respetara su dignidad dada por Dios.
Durante las protestas de solidaridad, los trabajadores oraban y sacerdotes celebraban misa.
Las imágenes de Juan Pablo II y la Virgen Negra de Czestochowa estaban siempre presentes.
Sacerdotes como el Beato Jerzy Popieluszko, que fueron brutalmente asesinados por el régimen, atrajeron a decenas de miles de trabajadores y a menudo disidentes intelectuales seculares a sus misas.
Debido a lo arraigada de la interpretación marxista en la intelectualidad occidental, pocos han explicado con éxito que la revolución que Juan Pablo II encendió en Polonia era, sobre todo, espiritual.
Interpretaciones como las de George Weigel y Norman Davies son excepciones.
Por ejemplo, el libro de 1996 Su Santidad de Carl Bernstein y Marco Politi, especuló que Juan Pablo II y Ronald Reagan habían entrado en una ‘santa alianza’ con la intención de derrocar a la URSS.
Por el contrario, Liberando un continente demuestra que mientras que Reagan y Juan Pablo se respetaban entre sí, ambos fueron inspirados por Solidaridad, y su contribución a la caída del comunismo fue muy diferente.
Incluso un libro como El Presidente, el Papa, y el Primer Ministro de periodista británico conservador John O’Sullivan (que es entrevistado en el documental) da crédito a este mito de la ‘Santa Alianza’ y afirma incorrectamente que el Vaticano ayudó a financiar Solidaridad.
Naturalmente, el efecto Juan Pablo II no se limitó a Europa del Este.
En Filipinas, en el éxito de expulsar al dictador corrupto y opresivo Ferdinand Marcos, la Iglesia tuvo un papel destacado.
Especialmente el entonces arzobispo de Manila, el cardenal Jaime Sin, quien reconoció abiertamente que Solidaridad y Juan Pablo II fueron sus principales fuentes de inspiración.
Una visita 1983 a Haití, gobernada por «Baby Doc» Duvalier, durante el cual el Papa polaco dio el dictador del país más pobre del hemisferio occidental una fuerte exposición sobre la dignidad humana, es ampliamente vinculada como el desencadenante de una protesta masiva que finalmente sacó a Duvalier del poder.
Liberando un continente es importante para cualquier persona que quiera entender el siglo XX.
San Juan Pablo II no conquistó el comunismo con armas de fuego, tanques o sanciones económicas.
Tuvo el valor de hablar sobre las verdades antropológicas fundamentales que nos hacen humanos.
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Un arma mucho más letal contra la potencia materialista marxista-leninista que cualquier arma humana.
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Esta inspiradora historia real es uno de los muchos ejemplos que demuestran de manera concluyente que la humanidad está mejor con el cristianismo.
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Un profundo mensaje. Hace 25 años a muy pocos se les hubiera imaginado que los regímenes satélites de la Unión Soviéticas se iban a desintegrar en ese momento y de la forma en que lo hicieron.
De la misma forma, hoy nos parece inverosímil que el laicismo y la reingeniería anti cristiana que esta sufriendo el mundo colapse, pero la oración del pueblo de Dios lo puede todo…