A veces los milagros suceden lentamente.

Esto lo testimonia la increíble historia de Victoria Arlen.

Que luchó durante años con la fe puesta en Dios, cuando todo el universo científico lo consideraba imposible su curación.

Su fe y las oraciones del carismático ugandés padre John Baptist  Bashobora, lograron la intercesión para que Dios la sanara.

El padre  Bashobora es de bajo perfil, pero empezó a ser conocido en el mundo por los multitudinarios retiros que hace anualmente en Polonia desde 2007.

Bashobora sigue la tradición de ‘sanadores’ carismáticos como el padre Emiliano Tardif, que profetizan, oran y piden la intercesión de Dios para sanar, en servicios que a veces duran más de 10 horas.

La famosa Victoria Arlen ahora ha hecho más visible y destacado al padre John  Bashobora a través de su curación.

 

LA HISTORIA DE VICTORIA ARLENE

Victoria es una estadounidense de 22 años que hoy es notoria en los medios de comunicación porque ha participado en el reality show Dancing with the Stars.

A la edad de 11 años comenzó un proceso que la privó de actividad muscular.

“Un día comencé a perder el control de mi cuerpo, estaba atrapada en mi cuerpo, incapaz de hablar, de moverme«.

Comenzó a perder función en sus piernas, luego en sus manos y brazos. No podía tragar y no podía pensar en las palabras que quería decir.

En definitiva, su cuerpo se cerró por completo y cayó en un estado vegetativo.

El diagnóstico médico fue «estado vegetativo permanente» con imposibilidad de recuperación.

Causado por dos enfermedades autoinmunes: la encefalomielitis aguda diseminada y la mielitis transversa.

Externamente aparecía en un estado vegetativo, pero internamente estaba consciente durante dos años en que su cuerpo dejó de funcionar en su mayor parte.

Dios era literalmente la única persona con la que Victoria podía comunicarse.

«Cuando estaba ‘encerrada’, no tenía a nadie más que a Dios para que pudiera oírla», explicó la madre Jacqueline a LifeSiteNews.

«Así que es a quién convocó a diario».

Pero había dos factores que encendía una lámpara en la oscuridad.

Uno era

«El amor de mi familia: incluso si no podían oírme, los sentía, peleaban por mí y por ellos».

Así que, aunque los doctores dijeron, incluso frente a Victoria, que no había nada que esperar, sus hermanos, su padre y su madre nunca se dieron por vencidos.

La alentaban diciendo:

«Eres un creyente, Él puede todo».

El segundo factor fue la fe cristiana en la que Victoria creció.

Su madre Jaqueline explica,

«Ella no tenía otro que Dios para poder oírla».

La niña hablaba con el Señor todos los días, y en lugar de quejarse decía: «Soy victoriosa».

Sin embargo tenía sus altibajos,

«Pensé que tenía que prepararme para morir».

Pero luego sucedió algo como un renacimiento,

«Le hice una promesa a Dios.

Si me das una segunda oportunidad de vida, te prometo que no desperdiciaré ni un segundo de mi vida…

Utilizaría mi voz y mi vida para Dios».

Y aquí es donde también viene el auxilio divino.

El padre John Bashobora de Uganda oró por Victoria en el 2009.

Bashobora lidera las cruzadas carismáticas de curación en Uganda, en Polonia y en otras partes del mundo, pero evita la publicidad.

Estas oraciones y muchas de otra gente abrieron el camino.

El cuerpo de la niña comenzó a mostrar signos físicos de despertar, y comenzó un trabajo físico intenso para que fuera capaz de mover la parte superior del cuerpo.

Con el apoyo constante de su familia, trabajó incansablemente todos los días con la esperanza de recuperar el uso de sus piernas.

«Pasé horas en el entrenamiento y mis hermanos me arrojaron a la piscina».

Ella amaba el agua desde más pequeña, y vista la imposibilidad de usar las piernas, descubrió que en el agua «estaba libre de mi cochecito».

Las horas pasadas en el agua hicieron que la joven se convirtiera en una campeona paraolímpico ganando numerosas medallas internacionales.

Hasta que en 2016 se puso de pie.

Y lo que es aún más increíble no se conformó con caminar, sino que comenzó a entrenar hasta que pudo bailar como una profesional.

Sus largos años de intenso esfuerzo diario dieron sus frutos, y aunque todavía no puede sentir sus piernas, está compitiendo en Dancing With The Stars que se emite por ABC-TV.

Hoy Victoria es una de las estrellas del espectáculo estadounidense y sigue explicando que quiere usar para siempre su «voz para cambiar el mundo, difundir el amor, la esperanza y la luz que este mundo necesita».

Hasta acá los ateos y agnósticos dirán que se trata de una curación realizada a través de la fisioterapia y con la ayuda placebo de la fe en Dios, que ella piensa que puede lograr milagros.

Algunos católicos materialistas – que cada vez son más cantidad – estarán de acuerdo con ese criterio.

Otros católicos dirán que se trata del triunfo de la fe y la oración de intercesión.

Pero pocos considerarán intervención del Padre John Baptist  Bashobora, un alma elegida por el Señor para lograr la intercesión en sanaciones.

 

QUIEN ES EL PADRE JOHN  BASHOBORA

El padre John Baptist Bashobora nació el 5 de diciembre de 1946 en Uganda.

A la edad de 2 años perdió a su padre, pero no lo sabía, porque su crianza fue atendida por su tío y su esposa, que no le dijeron que no eran sus padres.

Hasta su ordenación sacerdotal vivió con pensando que aquellos con quienes vivía eran sus padres.

El día de su ordenación sacerdotal se enteró de que su padre había muerto, y su madre había sido expulsada después de la muerte de su esposo, y ahora vivía en otro lugar.

Y descubrió más cosas aún.

Resultó que su tía, la que lo crió, envenenó a su padre porque estaba celosa del amor de su familia, porque John era un chico muy inteligente que sus hijos.

Ella incluso trató de envenenarlo cuando era un niño. Le entregó gachas envenenadas en un plato.

Cuando el pequeño John hizo la señal de la cruz antes de la comida, el plato se deshizo en pedazos pequeños.

Esta anécdota es similar a cuando sus compañeros quisieron envenenar a San Benito.

El día de la ordenación sacerdotal su tía fue con el padre John y le pidió que la perdonara por lo que había hecho.

Él la perdonó en el nombre de Jesús, también conoció a su madre y recuperó a su familia.

 

ENCONTRÓ A JESÚS DE NIÑO

John se encontró con Jesús muy temprano.

Cuando era un niño pequeño en la escuela primaria, vio la imagen del niño Jesús en la pared.

Él no sabía exactamente quién era, pero en la Biblia leyó que el Niño estaba creciendo en sabiduría y en la gracia de Dios.

Entonces él quiso crecer de ese modo.

Cuando tenía 7 años, el catequista le dijo a él y a otros niños que ellos eran el Cuerpo de Jesús.

Entonces, el pequeño John le preguntó a Jesús:

«Si somos tu cuerpo, ¿puedes usarme a mí como herramienta, para que cuando toque a las personas, se curen?»

Con el tiempo, Jesús escuchó esta petición.

A la edad de 10 años fue al seminario inferior para ser como Jesús.

Él no quería ser sacerdote al principio, porque los sacerdotes solo se asociaban con la muerte en Uganda.

Como había pocos sacerdotes, los catequistas lideraban la iglesia, y el sacerdote de su pueblo aparecía casi exclusivamente cuando era llamado por una persona moribunda, para que le diera el sacramento de la unción de los enfermos.

Sin embargo John superó esta idea y trató a Jesús como su mejor amigo.

Leía la Biblia e intentó hacer lo que estaba escrito, por ejemplo, ayunaba durante 40 días como Jesús.

En su infancia también conoció a dos sacerdotes canadienses que trabajaban en Uganda y que ya se habían comprometido en la renovación carismática.

Le gustaba porque rezaban por los enfermos y predicaban la Palabra de Dios con poder.

Pero sucedió que inmediatamente después del Concilio Vaticano II, la gente no entendió a los carismáticos, y creyendo que eran pentecostales, enviaron a estos sacerdotes a casa.

Sabía que no podía ser sacerdote porque su padre era polígamo, tenía una segunda esposa y los hijos de los polígamos no podían recibir la ordenación sacerdotal.

Pero hubo un sacerdote sabio que vio la inteligencia y la sabiduría de este muchacho y lo dejó ir al seminario superior.

 

ORDENACIÓN SACERDOTAL Y TRABAJO EN UGANDA

Cuando John reconoció su vocación y se le abrió el camino para la ordenación sacerdotal, decidió unirse a la Congregación de la Santa Cruz de Uganda y se fue a la India para tomar el noviciado.

Como ya había usado la oración para sanar no hizo sus votos y regresó a Uganda.

Fue ordenado sacerdote en 1972 y enviado a estudiar en Roma.

Durante su estancia en Roma recibió un doctorado en teología espiritual y una maestría en psicología.

En Roma se unió a la comunidad de Renovación Carismática Católica.

Entró en un profundo entendimiento de los dones carismáticos y se encontró con personas que lo ayudaron a aceptar lo que Dios le había otorgado y se dedicó al ministerio.

Al regresar a Uganda, al ver muchos huérfanos, fundó el primer orfanato.

Comenzó a construir casas y escuelas para ellos, además de criarlos para brindar a estos niños una buena educación que los ayude en su vida adulta.

Su fundación actualmente asiste a casi 6,000 niños.

La mayoría son huérfanos, cuyos padres murieron durante la guerra o murieron de SIDA, pero también hay niños abandonados.

El padre de John les proporciona mantenimiento, pagando la matrícula en la escuela.

Cuida a los huérfanos, proporcionándoles alojamiento, comida y ropa.

Este servicio continúa hasta que los alumnos obtienen un trabajo después de la escuela.

También construyó un hospital.

Actualmente es coordinador diocesano de la Renovación Carismática Católica en la Arquidiócesis de Mbarara en Uganda y miembro de la Asociación Nacional de Oración Intercesora.

El padre Bashobora es conocido en todo el país como un sacerdote con un fuerte ministerio de evangelización y como una persona que se preocupa por los pobres, los huérfanos y los enfermos.

Con gran humildad usa sus muchos carismas proclamando retiros en muchos países del mundo.

 

SE HIZO CONOCIDO EN OCCIDENTE POR SUS RETIROS EN POLONIA

El Padre Bashobora llegó a Polonia por primera vez en el 2007.

Desde ese momento es invitado anualmente.

Donde quiera que vaya proclama a la necesidad de establecer una relación personal con Jesús a través de la oración en el Espíritu Santo.

Su predicación a menudo acompaña a numerosas conversiones y sanaciones, tanto espirituales como físicas, así como liberaciones.

Sus retiros se hacen en estadios donde concurren más de 60 mil personas y duran a veces hasta 13 horas.

Los testimonios que dan los medios de comunicación polacos que cubren los retiros son las sorprendentes curaciones.

Con sus propios ojos han visto que los inválidos salen de sus sillas de ruedas.

En el estadio hay gemidos desde los diferentes rincones.

Algunos hablando en lenguas, otros agradeciendo a Dios por sus gracias, otros pidiéndole.

Pero algunos se convulsionan presos de demonios.

Otros saltan y otros, muy poquitos, hasta levitan.

«Todos serán sanados y se les dará el poder del Espíritu Santo», dice el padre Bashobora.

Los que no están familiarizados con las efusiones del Espíritu santo están aterrorizados, pero también fascinados por lo que está pasando.

Los medios dan cuenta de testimonios.

Katarzyna Wolszleger (45 años) de Tuchola, que sufría de cáncer sistémico, recibió inmediatamente gracias.

Cuando Bashobora habló en un idioma desconocido (lenguas), ella cayó al suelo lentamente (descanso en el espíritu).

Fue una señal de que se había derramado el Espíritu Santo en ella.

«Sentí que una imán me tiraba al suelo.

Me sentí dichosa pero no perdí el conocimiento.

Tenía la impresión de que estaba fuera de mí y que solo podía amar«, dijo la Sra. Katarzyna.

Y cuando Bashobora llama el Paráclito, anima a todos los que lloran, y muchos obtienen la gracia de la risa y comienzan a reír con voz delicada, angelical.

La mayoría nunca antes habían hecho tales sonidos.

La Sra. Katarzyna quedó profundamente convencida de que el buen Espíritu la ha había recargado con la poderosa energía de la vida. «Estoy curada», gritó de felicidad.

También la publicación cita a otra persona Robert Denis (42 años), que se liberó del espíritu maligno.

Artur W?do?owski, que sufre de gota, acabó de darse cuenta de los errores de su vida, que son consecuencia de la enfermedad.

Por otro lado, Monika Stopinska (47 años), Lidia Monarchowska y Zofia Wronka (56 años), se sintieron muy tranquilas y escucharon la voz del buen Espíritu, quien les aseguró que habían sido sanadas.

Un milagro similar fue experimentado por Agnieszka Kami?ska (44 años), quien vino a orar por la fe en Dios y la salud de su incurable sobrina. «Cuando me abrí el Espíritu Santo, supe de la curación», confesó.

Marek Niewiadomski, que vino a orar por las intenciones de la madre, confesó: «Estoy seguro de que mi madre se recuperará pronto».

Durante el servicio, Monika (46 años) también fue sanada, quien soltó los bastones y comenzó a caminar.

 

ALGUNOS SE COMPORTAN DE MANERA EXTRAÑA

De algunos de ellos comenzarán a salir demonios advierte el sacerdote.

“Abre tu boca, deja que ese mal salga de ti” trona el padre  Bashobora.

Entonces los periodistas han visto que alguna gente escupe demonios, se le congelan en la boca, algunos incluso vomitaron.

Se oyeron gritos demoníacos en el Estadio Nacional, que los periodistas escucharon.

Pero también hubo una rápida ayuda espiritual. Porque estaba bien organizado, no había pánico ni miedo innecesarios. El poder de Dios apareció.

Uno grita: «Creo en el sexo», «¡Que te joda Cristo!».

Una de las mujeres frunció el ceño horriblemente y luego comenzó a arrojarse a la gente.

La guardia exorcista inmediatamente comenzó a orar por ella.

En esta acción se ve la organización del evento, que tiene gente especialmente entrenada para actuar en estos casos.

Sabían que habría personas en el estadio que estaban poseídas porque se estaban reuniendo con el Padre John.

También un periodista vio cómo una mujer se acercó al sacerdote y cómo comenzó a sacudirlo de repente. El sacerdote oró por ella y el demonio la dejó.

 

BASHOBORA TAMBIÉN PROFETIZA

Cuenta lo que escuchó del Espíritu Santo.

«En la sala están los padres cuyo niño comienza a caminar”.

Recibió un aplauso cuando dijo que las parejas que hasta el momento luchaban sin éxito por tener descendencia inmediatamente después de regresar a los hogares comenzarían a tener niños.

Al final anima a todos a ser tocado y curar mutuo amor Jesús.

También el padre Bashobora contó sobre un niño que salió de la adicción a la pornografía.

En algún lugar en las profundidades de este mar humano, se ve un hombre que se había levantado de la silla de ruedas e intenta seguir el llamado del sacerdote.

Y el padre  Bashobora cuenta una historia de un hombre que, apuñalado por ladrones, dejó de caminar, pero luego de la oración se sentó y se caminó.

El P. Bashobora fue al hospital para orar.

El padre le dijo: «Siéntate».

Se sentó.

Luego dijo: «Levántate».

No tuvo éxito.

Entonces dijo: «Toma tu bastón y levántate».

Tomó su bastó y se puso de pie.

Después el padre  Bashobora oró y oró y le dijo: «Deja tu bastón».

Lo soltó.

Finalmente dijo «Ven».

Fue con él y se sintió cada vez mejor y mejor.        

En el retiro el padre  Bashobora decía:

“Algunos de ustedes ahora sienten el fuego en su espina dorsal, luego Jesús sana su dolor de espalda.

¿Algo extraño sucede en tu estómago? Es Jesús quien sana tu vientre”.

Mencionó a 79 personas que habían sido sanados por alergias, 5 drogadictos que dejarían de fumar en cinco días.

También dijo una palabra dirigida a sillas de ruedas:

«Levántate, Dios te cura»

Y agregó:

«Alguien sufre de migraña. Alguien más tiene un ojo enfermo.

Dios dice: no lo dudes, cree. Dios te sana«.

El padre Boshbora pide que oren todos para la curación del cáncer, la hipertensión, las alergias o la adicción al alcohol y las drogas.

También mencionó la depresión, los celos, la ira y el robo, la pereza, las enfermedades de la piel, el dolor del estómago y la columna vertebral.

Y además por el miedo, la falta de perdón, la ira, maldiciones, el sexo extramatrimonial.

 

ES JESÚS EL QUE SANA

El padre John Bashobora dice:

«Soy un predicador que proclama la palabra de Dios. Esta fe te sana, cree en Jesús».

Y agrega,

«Soy un sacerdote, no un sanador, el poder lo tiene la Palabra.

No mires al predicador, mira a Jesucristo, el predicador no te sanará”.

Profetiza que «algunas personas se curan de la ira oculta que envenena sus vidas».

Por eso el padre John anima a poner una mano en el hombro de la persona de al lado y orar por ella.

Al mando del sacerdote miles de personas levantaron la mano en un gesto de adoración a Dios.

Luego la pusieron sobre la cabeza de sus vecinos y dijeron: «Jesús, la persona que amas está enferma».

La multitud se amontonó en una gran cadena.

Y el Padre  Bashobora dijo,

«Jesús sana a todos, toda tu vida. Él te sana de cada tormento que experimentas en tu vida».

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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