Dios da una oportunidad para que EE. UU. no sufra un gran Castigo Divino, pero tarde o temprano le llegará.
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Hoy queremos hablar sobre lo que supuso el triunfo de Trump en las elecciones de EE.UU.
Hay profecías que dicen que pende sobre EE.UU. un gran castigo de Dios por los males que ha provocado a su población y al mundo.
Sin embargo, el resultado de las elecciones de 2024 dio aparentemente un giro importante con la elección de Donald Trump.
Quien tiene un programa opuesto a la tendencia impuesta por las sucesivas administraciones demócratas.
Y esto debería suponer un alejamiento momentáneo, aunque no definitivo, del castigo.
Una segunda oportunidad como tuvo Nínive en la Biblia, que la aprovechó como no lo hicieron Sodoma y Gomorra.
Aquí hablaremos las razones por las que el programa de Trump, si lo puede cumplir, y si vive para hacerlo, supone un desmantelamiento, por un tiempo, de las razones por las que sufriría un castigo.
Y dada su influencia global, también una influencia para el desmantelamiento momentáneo en el resto del mundo.
Y esto más allá de que hay gente que tiene desagrado por la personalidad de Trump.
Y supone la apertura de una ventana para que buena cantidad de norteamericanos vuelvan a Dios, porque se levantarán las restricciones impuestas.
La supervivencia física de Donald Trump requirió múltiples milagros.
También su aplastante victoria electoral.
Y alejó a EE.UU.. momentáneamente, del castigo que pendía sobre su cabeza si seguía con su tendencia de convertirse en Sodoma y Gomorra, difundiendo por el mundo nuevas reglas morales desagradables a Dios.
Parece que, como el Nínive de la Biblia, EE.UU. tiene con esta nueva administración de Trump una segunda oportunidad, si cumple lo prometido.
Como si fuera el momento de descontaminar el lugar.
En el Libro de Jonás, se describe a Nínive como una gran ciudad, que era la capital del Imperio Asirio, una de las civilizaciones más poderosas de la antigüedad.
La religión practicada en Nínive reflejaba el politeísmo de las culturas mesopotámicas, con un panteón de dioses a los que se rendía culto.
Sus prácticas morales eran desagradables para Yahveh y los asirios las difundían por el mundo.
Por eso Yahveh la sentenció a ser destruida, como se dice en el libro de Jonás de la Biblia.
El Rey no era de la religión querida por Dios.
Pero aun así, fue el elegido por Dios para llevar a que todo el pueblo se arrepintiera e hiciera penitencia.
Y así se salvó de la destrucción.
Salvando las distancias, pareciera que las propuestas que hicieron ganador a Trump en las elecciones propiciarán esa segunda oportunidad para EE.UU., que tuvo Nínive.
Obviamente que si Trump cumple lo que prometió y no accede a reclamos de sus enemigos para poder subsistir.
Y si vive para cumplir sus promesas, porque hay profecías de un atentado fatal en la mitad de su segundo mandato.
¿Por qué la victoria de Trump logró esto?
Porque su triunfo paraliza momentáneamente el progreso de la agenda globalista.
Ya Yuval Harari, uno de los principales ideólogos del Foro Económico Mundial expresó su aprensión a las políticas propulsadas por Trump, calificando su victoria como un golpe mortal para el nuevo orden global.
Porque lo cierto es que los votantes de Trump expresaron su frustración con las políticas y las normas culturales que enfatizaban las políticas de identidad, la cultura de la cancelación y la rigidez ideológica.
A la cristianofobia, la ideología de género, a los delitos de odio, a la censura creciente en un Estado de libertad vigilada, a la igualdad impuesta a través de un nuevo socialismo.
A una nueva antropología, contraria al cristianismo, que pretende que el hombre decida quién es, como si se hubiera creado a sí mismo.
Lo que llevó a Trump a declarar la guerra a la ideología de género y a las cirugías de afirmación del género percibido.
A la religión climática. No entendida como descripción científica del hecho del cambio climático.
Sino a utilizar el cambio climático para someter al ser humano, porque es considerado el culpable de dicho cambio y tiene que pagar por ello, a los propulsores de estas políticas que harán grandes ganancias con el mercado verde.
Los globalistas son socialistas y descaradamente antiliberales.
Le encantan las economías subvencionadas y el papel de las grandes empresas y las grandes multinacionales.
Y no les agrada lo pequeño, que es más libre y más productivo.
No les gusta la meritocracia.
Se premia al vago mediante subsidio y castiga al emprendedor con impuestos y, aún peor, con una burocracia asfixiante.
En este sentido la propuesta de Trump está más cerca de la Doctrina Social católica que los globalistas.
Trump también ha dicho que durante su administración no habrá más guerras.
Lo cumplió en su primera administración desarmando las guerras que había armado Obama.
Pero cuando salió del gobierno, volvieron las guerras con Biden.
Y ahora de vuelta Trump propone que EE.UU. no se involucre de nuevo en guerras.
Esta propuesta de acabar con las guerras es la postura de la Iglesia Católica.
Además, Monseñor Timothy Broglio, presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, dijo que la preocupación por la dignidad de la persona humana es algo que influyó en el triunfo de Trump.
Porque la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris no dejaba espacio para la libertad de conciencia respecto al tema del aborto.
Y además Harris hizo del derecho al aborto casi el tema central de su campaña, desalentando a muchos católicos.
Sin embargo, la piedra en el zapato es la migración, porque muchos católicos tienen familiares o amigos indocumentados en EE.UU. o ellos mismos lo son, y eso crea oposición a Trump.
Pero no cabe duda que la promesa de Trump es una buena noticia para los creyentes religiosos.
Porque promete que su administración dará cabida a la disidencia religiosa, en lugar de utilizar la presión legal y burocrática para imponer la conformidad con los dogmas progresistas ateos, como hicieron las administraciones de Obama y Biden.
En un video reciente Trump habla de traer la Biblia de nuevo a los EE.UU. y dice los siguiente:
“La religión y el cristianismo son las cosas más importantes que faltan en este país, y creo sinceramente que debemos traerlas de vuelta, y debemos hacerlo rápido.
Creo que es uno de los problemas más grandes que tenemos; por eso nuestro país está fuera de control. Hemos perdido la religión en nuestro país”.
Y agrega:
“Los cristianos están bajo ataque; debemos proteger todo contenido que sea pro Dios.
Debemos defender a Dios en el espacio público.
Tenemos que traer el cristianismo de vuelta a nuestras vidas y de vuelta a lo que será nuevamente una gran nación”.
¿Esta promesa la podría haber hecho Biden o Kamala Harris u Obama??
Además, entre muchas cosas más que cierran con la lógica católica, Trump con el auxilio de Kennedy, pretenden la eliminación de los requisitos de vacunación.
Kennedy dice que atrás quedaron los días en que las compañías farmacéuticas jugaban la carta de la inmunidad, eludiendo responsabilidades y obteniendo ganancias.
Y propone prohibir los organismos genéticamente modificados, prohibir los alimentos transgénicos y los pesticidas tóxicos.
Bueno, hasta aquí queríamos hablar sobre la segunda oportunidad que se abre a EE.UU. para alejar momentáneamente el castigo inminente y ya listo, que sufrieron Sodoma y Gomorra pero que evitó Nínive.
Y me gustaría preguntarte si crees que Trump va a cumplir con sus promesas electorales o no.
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