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Milagros para la canonización de hoy de los mártires de Otranto, Laura Montoya y Madre Lupita [13-05-12]

Francisco canoniza a dos latinoamericanas y un grupo de italianos.
Publicamos los milagros que aprobó el Vaticano y que permitió que los 813 martires de Otranto, la madre Laura y la Madre Lupita sean los primeros santos que canoniza el papa Francisco.  

 

laura montoya primera santa colombiana

 

Hoy domingo 12 de mayo el Santo Padre canonizará a:

los beatos Antonio Primaldo y sus compañeros (mártires de Otranto, 1480, Italia);

Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upegui (Madre Laura) (1874-1949, Colombia), fundadora de la Congregación de las Misioneras de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena;

y María Guadalupe García Zavala (Madre Lupita) (1878-1963, México), cofundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.

EL MILAGRO QUE PERMITE CANONIZACIÓN DE 813 MÁRTIRES ASESINADOS POR MUSULMANES (ITALIA)

La italiana Sor Francisca Levote es la religiosa clarisa cuya milagrosa curación permitirá que este domingo sean canonizados Antonio Primaldo y sus 800 compañeros asesinados por musulmanes del Imperio Otomano durante el asedio a la ciudad italiana de Otranto en 1480.

Silvia Mónica Corriale, la postuladora de la Causa de Canonización de los mártires, explicó que los médicos tuvieron muy claro desde el principio que solo podía tratarse de un milagro, ya que “la curación no tenía explicación científica”.

A finales de los años ‘70s Sor Francisca sufrió un tumor maligno en “un estado muy avanzado”, los médicos de la época la sometieron a la intervención quirúrgica de acuerdo a las normas de entonces, pero hoy día ese tipo de intervención sería impensable, porque se conoce que solo consigue propagar la metástasis, es decir, que el cáncer se extienda por todo el cuerpo.

La religiosa clarisa sufrió metástasis pero se encomendó a los mártires y milagrosamente sanó y pudo dar fe de ello durante treinta años hasta 2012, cuando murió a los 84 años de edad.

La religiosa pertenecía al Monasterio de las Clarisas de la Arquidiócesis del Salento, donde se ubica Otranto. Su monasterio empezó a derrumbarse y “el Obispo las trasladó a uno nuevo ubicado justo en la misma Colina donde ocurrió el martirio. Al lado de la Basílica Menor de los Mártires”, explica la postuladora.

“Increíblemente el Señor ya había elegido a una de ellas para manifestar el signo necesario para la canonización de los mártires, y las Clarisas de esa manera, quedan vinculadas un poco al Papa Francisco, porque el milagro ocurrió a una de las hijas de Santa Clara que están tan relacionadas con el Santo que da nombre al Papa, San Francisco”.

“Fue una alegría de que el señor eligiera a una monja consagrada para manifestarse”, añadió.

En 1480 los turcos otomanos invadieron Italia, el ejército italiano había dejado desprotegida Otranto, y la ciudad fue asediada por los musulmanes. Corriale explica que en ese episodio los musulmanes mataron al Obispo, a los sacerdotes y a los fieles que estaban en la catedral, y tomaron presos a todos los habitantes varones mayores de 15 años que se refugiaban en la colina de la ciudad.

“Los tuvieron allí unos días esperando a que se convirtieran al Islam, pero todos se negaron: ‘Somos hijos de Cristo, y le seremos fieles a Él aunque nos cueste la vida’”, contestaron ante la opresión musulmana.

Corriere explica que lo que mantuvo alta la moral del grupo hasta el último momento de vida fue un zapatero llamado Antonio, y a quien se recuerda hasta nuestros días como Antonio Primaldo, porque fue el primer de ellos en ser decapitado pero no en caer el suelo.

“Le cortaron la cabeza, pero él quedó en pie y no cayó hasta que no murió el último, antes de morir cada uno de ellos tomaba fuerzas mirando el cuerpo en pie de Antonio decapitado, y en ese gesto maravilloso de Dios, tomaban fuerza para mantenerse fieles al Señor hasta el martirio”, señala Corriale.

La historia demuestra que desde el primer momento se les tuvo una devoción tremenda y se les tomó como mártires, el primer Proceso de Canonización comenzó en el año 1700, y fueron declarados beatos en el 1771.

“Después de tantos siglos los mártires de Otranto tienen este reconocimiento de ser proclamados Santos y entrar en el árbol de los Santos de la Iglesia Universal”.

Corriale nació en Argentina y desde hace 25 años vive en Roma trabajando como postuladora para Causas de Canonización y Beatificación para la Congregación de las Causas de los Santos, precisamente, ella fue la primera laica de la historia que trabajó en esto.

La postuladora además lleva adelante la causa de canonización de la Madre Laura, la primera Santa colombiana que ascenderá el próximo fin de semana a los altares de la santidad, junto a los mártires y la religiosa mexicana Madre Lupita.

MILAGRO PARA LA CANONIZACIÓN DE LA MADRE LUPITA (MÉXICO)

Hoy es la canonización de María Guadalupe García Zavala, la «Madre Lupita», religiosa mexicana cofundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María de los Pobres.

Hace casi tres décadas, las religiosas de su congregación, apoyadas en testimonios sobre la intercesión de García Zavala en curaciones, pidieron postular su fama de santidad ante la Arquidiócesis de Guadalajara.

Raquel Rodríguez Aguayo, religiosa de la hermandad e impulsora de la canonización, cuenta que «en 1984 se empieza a establecer un tribunal para la Causa de los Santos pero el trabajo anterior son las entrevistas con los testigos, se empiezan a recabar documentos de la Madre».

En ese año la Madre Lupita fue nombrada sierva de Dios y después de estudiar su aposición, el expediente traducido al italiano, le dan el cargo con decreto de virtudes heróicas que la volvió en calidad de venerable.

Son dos los milagros que El Vaticano ha acreditado a la religiosa zapopana, los cuales tuvieron lugar en Guadalajara.

El primer caso se trata de una curación de pancreatitis aguda a Abraham Arce Higareda, en 2004. El hombre llegó al hospital Santa Margarita María en estado grave. Los médicos le indicaron que lo operarían, sin darle garantías de que la intervención arrojara resultados favorables.

“El señor no podía ni caminar por el sólo, tenían que cogerlo, pesaba 134 kilos y quedó como de 42 kilos, haga de cuenta que era una muerte caminando”, relató la madre Imelda Maciel, superiora de la congregación Siervas de Santa Martha María y los Pobres, quien convivió con la esposa del paciente y atestiguó el milagro, pues su congregación labora en dicho nosocomio.

Un día antes de la operación, Abraham pidió a la Madre Lupita que lo “agarrara o lo soltara”, refiriéndose a su necesidad de salud. Momentos después entró por la ventana “un olor a rosas” y el paciente entendió que ella le estaba respondiendo.

“Llegó el doctor a decirle ‘te voy a preparar para mañana operarte’, y dijo ‘a mí ya no me vas a operar, a mí la madre ya me hizo el milagro’. En ese momento se abocaron a hacerle todos los estudios y, exactamente, el señor ya estaba sanando”, añadió la superiora.

Ese fue el testimonio que le valió a la Madre Lupita ser beatificada por Benedicto XVI en 2004.

Su segundo milagro fue para la señora Wvintila Godoy Salas, quien llegó al mismo hospital privado con un derrame cerebral, producto de una presión alta.

Luego de que los médicos informaron a sus familiares del estado grave de salud de la mujer y de la urgencia de una cirugía, decidieron trasladarla al Centro Médico de Occidente, pues no contaban con los recursos para hacerlo allí. Pero antes, acudieron a la capilla a encomendarla a la Madre Lupita.

“Una de sus hermanas que se llama Tomasa les dijo a la familia, ‘no lloren, vámonos todos a la capilla y vamos pidiéndole a nuestro señor que la Madre Lupita interceda por ella, y se va a aliviar’. (Después) la llevan al Centro Médico, le hicieron otra tomografía y ya no tenía nada, no la operaron”, atestigua la superiora, quien señala que ambos casos fueron exhaustivamente investigados por la Santa Sede antes de catalogarlos como milagros.

La madre superiora señala que, no obstante los milagros de la Madre Lupita, también hay testimonios de que se aparece a algunos pacientes del Hospital Civil y del Centro Médico, a quienes asiste con lo que necesitan, y no la vuelven a ver

MILAGROS PARA LA CANONIZACIÓN DE LAURA MONTOYA (COLOMBIA)

Laura de Jesús Montoya Upegui, Madre Laura, se convierte en la primera santa nacida en Colombia y la primera persona canonizada en el pontificado de Francisco.

Laura nació en 1874, fue maestra, y a los 39 años sintió el impulso de dedicarse a la evangelización de los indios y se lanzó a la selva con algunas compañeras.

Cuando murió, después de 32 años de apostolado, dejaba una congregación nueva, las «Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena», con 467 religiosas, 93 novicias, 71 casas 71 casas en Colombia, 17 en El Ecuador y 2 en Venezuela. Hoy las «lauritas», como se las llama, están presentes en 21 países.

El médico milagrado de Antioquía de Colombia, Carlos Eduardo Restrepo Garcés, poco o nada sabía de esto el médico, cuando se curó milagrosamente por la intercesión de la entonces Beata Laura, en 2005. Es otro de esos milagros modernos, con abundante documentación, que suceden en un hospital del siglo XXI.

El doctor Restrepo tenía 33 años, y se estaba muriendo. Ya le habían administrado la Unción de los Enfermos. Una grave enfermedad en su sistema inmunológico había generado una infección en su corazón y daños renales.

“En algún momento había escuchado hablar de Madre Laura, aunque yo no sabía de su labor evangelizadora”, ha admitido después. Pero pidió su intercesión la noche antes de una grave operación. «Esa noche dormí plácidamente, ahí comenzó el milagro», explica a la prensa colombiana. «Al siguiente día, comienzan a pasar eventos que se salían de lo usual” y finalmente “no me operan y me recupero rápidamente. En tres meses”. Y cuando va a los medios de comunicación colombianos, añade: «no discuto si fue o no un milagro, solo sé que ella me curó».

Entonces, y hoy, el doctor Restrepo se considera un “católico normal”, que habitualmente iba (y va) a misa. Es anestesiólogo, le gusta viajar, le gusta leer, se especializó en Londres y estudió también en Canadá. Trabaja mucho y su madre bromea que su hijo médico no tiene tiempo para encontrar novia.

«Tengo que decir que no soy un puente con la Madre Laura aunque yo soy el parcero, el conocido. No quiero que se pierda la esencia de lo recibido. No soy un iluminado escogido», advierte el médico. Hay gente que le ha pedido que le imponga las manos a un ser querido enfermo. «Lo mejor que yo puedo dar a un paciente es lo que sé hacer y mis oraciones», remata.

Refiriéndose al milagro: «¿Quién en la vida piensa que con un favor que recibió a alguien lo van a nombrar santo en el Vaticano? Nadie. Este es un proceso único».

Colombia está entusiasmada con su primera santa, y especialmente en Medellín, Bogotá y Jericó (su ciudad natal) se han preparado festejos.

Fue beatificada en 2004, por la curación inexplicable de una señora mayor llamada Herminia González, un milagro que se empezó a estudiar en 2001.

Las virtudes heroicas de la santa las resume la superiora actual: “La Madre Laura supo hacer vida el Evangelio de Jesús de Nazareth, integrando de forma creativa el amor a Dios y el servicio a las poblaciones más discriminadas de su época, los indígenas, el palenque de Uré y sectores urbanos marginados”, resaltó la Hermana Ayda Orobio Granja, Madre Superiora General de la Comunidad Hermanas Misioneras Madre Laura.

De Madre Laura hay bastante información. Por ejemplo, su Autobiografía, redactada por mandato de sus confesores, es un libro apasionante, lleno de aventuras misioneras y espirituales, acompañada de textos como sus Cartas misionales, la Aventura Misional de Dabeiba, sus libros de meditaciones y de espiritualidad y cerca de tres mil cartas en gran parte inéditas que se conservan en el Archivo de sus Misioneras.

Nació en 1874, mataron a su padre en la guerra civil de 1876, y creció con su madre, una mujer devota que enseñó a sus 3 hijos a perdonar y orar por los asesinos de su padre.

Ya de niña tuvo dos experiencias místicas impactantes. A los 6 años, experimentó lo que describiría como «un conocimiento de Dios y de sus grandezas, tan hondo, tan magnífico, tan amoroso, que hoy, después de tanto estudiar y aprender no sé más de Dios que lo que supe entonces. Lo sentí por largo rato… Y terminé llorando y gritando recio. Lloré mucho rato de alegría, de opresión amorosa y grité».

A los 10 años, otra experiencia mística, trabajando con su madre. Como era ya costumbre suya, ofreció el trabajo a Dios y de súbito, como respuesta, “me infundió un vehemente deseo de comulgar. Hice la comunión espiritual y sé decir más. Como electrizada, como si no sintiera lo que alrededor pasaba, como si tuviera un dolor soberano, con una mezcla de amor extraordinario, como si la Santa Eucaristía pasara mi alma de parte en parte, me bañé en lágrimas sin sentirlo».

De niña leyó la vida de San Luis Gonzaga y la de San Pablo el ermitaño. Del primero aprendió el amor a la pureza y a la mortificación; del segundo, el gusto por la soledad. Tuvo para sus aprendizajes otro gran libro: la naturaleza, porque le gustaba pasear por el campo.

Fue en 1900 cuando por primera vez sintió un impulso de ir a las selvas a evangelizar,cuando le hablaron de indios que eran «asediados» por pastores protestantes.Intentó convencer a su hermana Carmela: «Viviríamos en ranchitos, como ellos, y trataríamos de hacerles el bien», le dijo.

Fue en 1908 cuando pudo hacer su primera expedición misionera, en compañía de su párroco, el padre Ezequiel Pérez, en la comarca indígena de Guapá:

con «tres señoritas, seducidas más por el deporte y hasta por el interés de hallar orquídeas y minas de oro que por pasión del apostolado», escribe un biógrafo.

De ahí, a las misioneras en 21 países, una vida de constancia y oración.

Ver una biografía de Madre Laura en PDF

Fuentes: ACI Prensa, El Informador, Religión en Libertad, Signos de estos Tiempos  

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La teoría del mal menor se está abriendo paso entre los católicos [2013-05-04]

Un pequeño agujero en una presa termina destruyéndola.
Una extraña posición se está promoviendo en el mundo católico respecto de las uniones homosexuales. Se trata de una nueva doctrina que hoy se puede ver actuando en el lema: no al matrimonio gay, pero sí al reconocimiento de los derechos civiles y la formalización de las uniones con nombres diferentes.

 

parlamento-italiano

 

Es una práctica de presentar soluciones negociadoras, para bajarse de principios anteriormente innegociables, y así evitar males mayores. Con lo cual, dadas las circunstancias, retrocedemos las trincheras hasta un punto más seguro, con el costo de abdicar de los principios anteriormente innegociables, aunque no abdicamos tanto como querían los adversarios; o sea que nos violan sólo un poquito porque damos el consentimiento.

NO ES UNA CORRIENTE MARGINAL

La cuestión es de gran importancia si se considera que los que apoyan esta posición incluyen, entre otros, a monseñor Vincenzo Paglia, al obispo Piero Marini, a Avvenire, al portavoz de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, al filósofo del derecho y el presidente de los Juristas Católicos Francesco D’Agostino.

Hasta hace unas décadas, cuando alguien se desviaba entre católicos y disparaba grande, la palabra que se usaba era que, bueno, es una posición aislada, es una voz fuera de tono del resto. Ocurrió lo mismo con los teólogos rebeldes, las comunidades de base, los sacerdotes obreros, los curas guerrilleros, el cato-comunistas del régimen sandinista, etc.

Ahora, el panorama se ha vuelto más complicado, y frente a las figuras que defienden las formas de reconocimiento de las uniones distintas del matrimonio públicamente, nadie puede salirse con la suya diciendo que es tirador solitario.

Aquí somos testigos de un fenómeno orgánico. Después de discutir durante décadas que no había necesidad de legislar para proteger a las personas con cohabitación homosexual o heterosexual – razones resumidas en forma clara por Gianfranco Amato, de repente, el mundo católico oficial retrocede, y descubre que en lugar de proteger el matrimonio, hay que hacer una ley sobre el tema, para proteger el nombre matrimonio y no las sustancia.

EN ITALIA SE LA HA VISTO FUNCIONAR EN LOS ÚLTIMOS DIEZ AÑOS

Durante los últimos diez años, la doctrina del mal menor, como un demonio, ha tomado posesión de porciones considerables del mundo católico.

De acuerdo con esta estrategia, los católicos en la política – y los medios de comunicación y de formación, hombro con hombro – ya no tienen que «limitarse» a afirmar los principios no negociables para oponerse a las iniciativas legislativas que los niegan, sino que deben tomar la iniciativa legislativa promoviendo leyes que afirmen la parte principal de esos principios, para impedir la adopción de leyes peores.
La madre de todas las batallas por el mal menor fue la inseminación artificial, en Italia, en que los exponentes del antiguo Partido Comunista patrocinaron un proyecto de ley que habría legalizado a los niños de probeta admitiendo tanto la FIV homóloga y heteróloga, y la adopción de una línea muy permisiva. En ese momento, los católicos produjeron un documento llamado «bueno», una ley que había prohibido la fecundación artificial heteróloga. Entre los principales promotores de este manifiesto se señala el profesor Antonio Maria Baggio.

El resultado operativo de este manifiesto fue la Ley 40 de 2004, que fue presentada por los medios como «la ley católica sobre la fecundación artificial», también se manejó culturalmente y moralmente como «el camino Católico de la probeta». Así la FIV homóloga se presentó como buena, y heteróloga como mala.

Con el fenómeno de la Ley 40 se llevó a cabo a un enorme cambio en el modus operandi del mundo católico: fue aceptado trabajar en favor de las leyes de compromiso, con el fin de limitar el daño, renunciando a luchar en el marco jurídico, político, cultural, moral y teológico para proclamar la verdad integral sobre un asunto crucial de importancia pública.

Un segundo episodio de la telenovela fue filmado en el otoño de 2008, cuando bajo la presión del caso Englaro – que tendría su trágico final en febrero de 2009 – el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Angelo Bagnasco decidió otro cambio de dirección: sí a los testamentos biológicos, rebautizados Declaraciones Anticipadas de Tratamiento.

AHORA CON LOS «MATRIMONIOS HOMOSEXUALES»

El caso de la respuesta doctrinal sobre los matrimonios homosexuales sólo puede entenderse dentro de este escenario. Una vez más, los católicos temen – y con razón – que la masa de diputados del Partido Demócrata junto con otros voten por una ley sobre los gay en nada distinta a la de los franceses.

Y aquí está la «genialidad»: tomar la iniciativa, promoviendo una ley que reconozca algunos derechos civiles, que también permita regular las uniones entre personas del mismo sexo, eliminando el aspecto afectivo-sexual de la conexión, y que permite a cualquier persona – por lo que también a gays – beneficiarse de esta legislación. De esta manera – piensan estos católicos prominentes – vamos a evitar el uso del término matrimonio por error, y se evitarán las adopciones por personas del mismo sexo.

Como se puede ver, la lógica es siempre la misma: la línea ya no se extrae de los principios morales proclamados no negociables. No se asienta en las posiciones más intransigentes, como: no al divorcio, no al aborto, no a los bebés de probeta, no a la eutanasia, no al reconocimiento de la homosexualidad como un valor que crea una situación jurídica.

Por caridad, estas posiciones no son abiertamente negadas. Simplemente desaparecen del debate público. El contexto político en el que los católicos han hecho correr los temas éticamente sensibles, guarda silencio sobre estos principios. Y se vuelve muy locuaz en el apoyo a las soluciones de compromiso – obviamente elogiadas como de gran equilibrio y civilidad – al ser sostenidas en el Parlamento.

EL EJERCICIO DE HACER RETROCEDER LAS TRINCHERAS PASO A PASO

Así que la línea del plano moral para los católicos se mueve continuamente: en un punto coincide con el rechazo del matrimonio gay, y entonces llega la boda gay, y la trinchera católica se mueve hacia la negativa de las adopciones por gays, y en un momento posterior, llegan a las adopciones, y entonces el político católico mueve la trinchera hasta el punto en que se requiere que las personas homosexuales estén cohabitando durante al menos cinco años. Y así sucesivamente.

En resumen, al mundo católico le está sucediendo lo que pasa, como siempre, a los partidos políticos, actúan en razón de lo que conviene hacer en el hoy, sin importar lo que se dijo en el pasado y lo que puede suceder mañana.

Esta es la razón por la cual los católicos –  peor aún si se trata de un intelectual o un periodista, o incluso un político – que insisten hoy en declarar públicamente la no negociabilidad de ciertos principios, terminan en una posición de fuera de juego.

Pero, al menos, uno podría preguntar, esta «doctrina del mal menor» ¿realmente trae resultados? Sí: el desastre.

Hay una famosa fábula, la de la presa. Aunque una presa sea grande y fuerte, si en ese concreto se abre un pequeño agujero, y el agua empieza a pasar a través de él, es sólo una cuestión de tiempo, y tarde o temprano la presa se vendrá abajo.

En este sentido, la doctrina del mal menor ignora el hecho de que toda concesión hecha públicamente al mal y a la falsedad es un agujero en el dique de la verdad. Tarde o temprano, todo es devastado por la lógica destructiva del compromiso.

Fuentes: Mario Palmaro para La Nouva Bussola Quotidiana, Signos de estos Tiempos

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