Un paso más en la lucha contra la lacra de los abusos sexuales dentro de la Iglesia.
La Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, que trata la pederastía dentro de la Iglesia, nombrada por el papa Francisco, se reunió en el Vaticano desde el 1 al 3 de mayo, en su primera reunión formal para definir funciones.
Este es un paso más que ha tomado el Vaticano para luchar contra el flagelo de los abusos sexuales de sacerdotes dentro de la Iglesia, que además de ser un problema gravísimo desde el punto de vista moral y doctrinal, es también el centro de los ataques que hacen comisiones de la ONU contra el catolicismo, aprovechando para pedir que la Iglesia cambie la doctrina respecto a temas como la sexualidad, la homosexualidad, el aborto, el divorcio, etc.
Con esta comisión pontificia funcionando, se institucionaliza y robustece todo una estructura precisa de prevención y lucha contra esta lacra, dándole un peso mayor que los esfuerzos que puedan hacer las diócesis.
La Comisión trabajará en programas de educación, formación y respuesta ante los abusos y sobre todo para proteger a los menores.
La Comisión presentará programas de preparación, educación y formación en respuesta a los abusos a menores para fomentar la responsabilidad local en todo el mundo y el intercambio mutuo de ´mejores prácticas´, según ha informado el arzobispo de Boston, cardenal Sean O´Malley, máximo responsable de la diócesis donde surgieron los primeros escándalos en Estados Unidos, en una rueda de prensa en el Vaticano.
En la Conferencia también estaba presente Marie Collins, víctima de abusos sexuales a los 11 años y miembro de esta Comisión, quien ha comentado que se iba de esta primera reunión «con sensaciones muy positivas y esperanza».
La comisión se reunió por primera vez en la Casa de Santa Marta, la residencia del Vaticano donde también vive el Papa, tuvo el objetivo de presentar al pontífice sugerencias sobre las funciones del organismo y proponer el nombramiento de otros miembros procedentes de diversos lugares del mundo.
Tras esta primera ronda de reuniones, los miembros emitieron un comunicado en el que declararon su
«profunda solidaridad a todos los que han sido víctimas de abusos sexuales cuando eran niños o adultos vulnerables».
Y ha comunicado que será
«muy importante asegurar la responsabilidad de la Iglesia», así como «la puesta a punto de medidas y procedimientos eficaces y transparentes».
En estas primeras jornadas, explican, han examinado muchas propuestas
«sobre la forma en que la Comisión podría colaborar con expertos de sectores relacionados con la salvaguardia de los menores y los adultos vulnerables».
Aunque precisaron que la Comisión no tratará los casos individuales de abusos, destacaron que habrá
«propuestas específicas que hagan hincapié en la sensibilización de la opinión pública sobre las trágicas consecuencias del abuso sexual y de las devastadoras repercusiones de no escuchar o no informar cuando se sospecha un abuso, así como de la falta de ayuda a las víctimas de abusos sexuales y a sus familias».
Al mismo tiempo, instaron a que
«parroquias, escuelas e instituciones sean lugares seguros para todos los menores» y se comprometieron «a asegurar que los niños y los adultos vulnerables estén protegidos de los abusos».
El papa Francisco nombró el pasado 22 de marzo a los ocho miembros de esta Comisión.
Estos son el sacerdote y teólogo argentino Humberto Miguel Yáñez Molina y la irlandesa Marie Collins, víctima de abusos sexuales por parte de un religioso, así como la francesa Catherine Bonnet; la psiquiatra británica Sheila Hollins; el profesor de derecho canónico, el italiano Claudio Papale, el sacerdote y teólogo alemán Hans Zollner y la polaca Hanna Suchocka, quien fue primer ministro del país desde 1992 hasta 1993 y conocida por sus numerosos ensayos sobre Derechos Humanos.
Mientras que también forma parte el arzobispo de Boston, cardenal Seán Patrick O’Malley, conocido por su lucha contra esta lacra en la Iglesia.
Fuentes: Valores Religiosos, Signos de estos Tiempos