Muchas veces leemos que una persona fue curada por un milagro.
Lo cual puede ser cierto, pero no necesariamente para la Iglesia.
El santuario de Lourdes en Francia es donde se investigan más estos milagros.
Y por eso en la fecha de Nuestra Señora de Lourdes de celebra la Jornada Mundial por los Enfermos.
Muchas veces sucede que el sanado y sus allegados tienen la total convicción de que la curación fue realizada por un milagro de Dios.
¿Pero esa curación es capaz de pasar por el tamiz de exigentes estudios para determinar si se produjo la curación por causas sobrenaturales?
Claro que uno puede decir que Dios también opera sobre las causas naturales.
Y en este sentido podemos concluir que Dios es la fuente de todas las curaciones, porque es quien sostiene todo.
Pero en este artículo estamos interesados en examinar la fuente sobrenatural de las curaciones, por intercesión de alguien de algún santo.
Y tal como lo entiende la Iglesia, que se basa específicamente en lo que no es explicable para la ciencia.
La Iglesia Católica ha establecido criterios para determinar a quién va a reconocer como que está en el cielo.
Y así, quién es digno de veneración y petición de los fieles.
La Iglesia tiene el proceso de canonización para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica.
Es para mostrar a los fieles un modelo de vida cristiana que tiene una especial relevancia para vivir la fe en nuestro tiempo.
La idea de este artículo es mostrar cómo la Iglesia Católica hace un juicio racional de un caso.
Y dictamina después de una investigación científica que relaciona el milagro de curación de una persona a través de la intercesión de la otra, por causas no explicables por la ciencia.
Para ejemplificar como funciona hemos tomado el caso del milagro dictaminado para la canonización de San Josemaría Escrivá.
DEFINICIÓN DE MILAGRO
Fr. John Hardon, SJ, escribió:
«En el lenguaje teológico, un milagro es un evento extraordinario, realizado por Dios, que puede ser percibido por los sentidos y que supera las fuerzas de la naturaleza.»
Esto es lo que la Iglesia católica en general entiende por un milagro.
Monseñor Michele Di Ruberto, subsecretario de la Congregación para las Causas de los Santos, define un milagro como un
«Acontecimiento que va más allá de las fuerzas de la naturaleza.
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Que se realiza por Dios, fuera de lo que es normal en toda la naturaleza.
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Creada por la intercesión de un siervo de Dios o de un beato».
Esto es lo que la Iglesia Católica entiende por un milagro en relación con el proceso de beatificación o canonización.
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN DE UN PRESUNTO MILAGRO
Las reglas para el proceso legal fueron establecidas en 1983 por la constitución apostólica Divinus Perfectionis Magister.
En él, hay dos fases, una después de la otra.
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La primera es la fase diocesana.
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Se lleva a cabo en la diócesis en la que el supuesto milagro ocurrió.
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La segunda fase tiene lugar en Roma y está a cargo de la Congregación para las Causas de los Santos.
A nivel diocesano,
«Al obispo abre una investigación sobre un presunto milagro en el que se toma el testimonio de testigos oculares.
Que son interrogados por un tribunal debidamente constituido.
Analizando la documentación clínica e instrumental completa inherente al caso».
Cuando se haya completado la investigación diocesana, la Congregación para las Causas de los Santos pone en marcha su proceso, el cual, una vez terminada, será la base de su veredicto.
La Congregación somete el material recogido a dos investigaciones separadas, una vez más, una tras otra.
La primera es médico científica y la segunda es teológica.
Según Stefania Falasca,
«El examen médico se lleva a cabo por la Consulta Médica, un órgano colegiado compuesto por cinco especialistas más dos expertos ‘in house’.
Los especialistas varían según los casos clínicos presentados y la solicitud de consulta o eventual convocatoria a otros expertos y especialistas no se descarta.
Su testimonio es puramente científico, no se pronuncian sobre el milagro.
El examen y la discusión final de la Consulta médica concluyen por establecer el diagnóstico exacto de la enfermedad, pronóstico, tratamiento y resultado final».
Generalmente el Vaticano utiliza consultores médicos ajenos a la fe y profesionales de primer nivel.
Para que el evento
«sea considerado como un posible milagro la curación debe ser juzgada por los especialistas como: rápida, completa, duradera e inexplicable según los conocimientos médicos y científicos actuales.»
Si la Consulta médica pronuncia «una mayoría o un veredicto unánime en favor del carácter extra-natural de la curación», de acuerdo a ese criterio, entonces la investigación pasa a la Consulta de teólogos.
¿Por qué a los teólogos?
Se va a los teólogos, porque los expertos médicos sólo pueden mirar una curación y declarar que es (al menos con el conocimiento científico actual) empíricamente inexplicable.
El trabajo de asesoramiento de los teólogos consiste en identificar
«La relación de causalidad entre las oraciones al siervo de Dios y la curación.
Y expresar su opinión sobre si el hecho prodigioso es un verdadero milagro.»
Cuando los teólogos han elaborado su veredicto,
«La evaluación se presenta a la Congregación ordinaria de los obispos y cardenales, quienes debaten todas las características del milagro.»
Todas estas opiniones se presentan al Papa, quien decide si declarar el evento un milagro o no.
Si se aprueba el milagro, se autoriza a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar un decreto en este sentido, declarando el caso como un milagro.
EL EJEMPLO DE UN CASO CONCRETO
En el caso de la curación del Dr. Nevado y la intercesión de San Josemaría Escrivá de Balaguer como su causa, el Papa declaró la plena aprobación del milagro.
Veamos cuáles fueron los pasos dados.
El 20 de diciembre de 2001, el Papa Juan Pablo II aprobó el decreto emitido por la Congregación para las Causas de los Santos de una curación milagrosa atribuida por la intercesión del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer.
El milagro fue la curación del Dr. Manuel Nevado de radiodermitis crónica cancerosa, una enfermedad incurable, que tuvo lugar en noviembre de 1992.
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El decreto abrió las puertas a la canonización del beato Josemaría.
LA RADIODERMITIS
Radiodermatitis es una enfermedad de la piel típica de los profesionales médicos que han sido expuestos repetidamente a la radiación de los aparatos de rayos X durante un largo período de tiempo.
La enfermedad es progresiva y evoluciona inexorablemente, provocando la aparición de cánceres de piel.
La radiodermitis no tiene cura.
Los únicos tratamientos conocidos son intervenciones quirúrgicas: injertos de piel, o la amputación de las partes afectadas de la mano.
Hasta la fecha, no hay casos de curación espontánea de la radiodermitis crónica cancerosa registrados en la literatura médica.
LA CURACIÓN
El Dr. Manuel Nevado Rey nació en España en 1932.
Especialista en cirugía ortopédica, operó fracturas y otras lesiones durante casi 15 años con exposición frecuente de las manos a los rayos X.
Los primeros síntomas de la radiodermitis empezaron a aparecer en 1962, y la enfermedad continuó empeorando.
En 1984, tuvo que limitar sus actividades a las operaciones de menor importancia, porque sus manos estaban gravemente afectadas.
Él dejó de operar por completo en el verano de 1992, pero no fue sometido a ningún tratamiento.
En noviembre de 1992, el Dr. Nevado conoció a Luis Eugenio Bernardo Carrascal, un ingeniero agrónomo que trabajaba para el gobierno español.
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Al enterarse de su enfermedad, Luis Eugenio le ofreció una estampa del fundador del Opus Dei que había sido beatificado el 17 de mayo de ese año.
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Y lo invitó a rezar por la curación de su radiodermitis.
LA INTERCESIÓN DEL BEATO JOSEMARÍA
El Dr. Nevado comenzó a orar por una cura a través de la intercesión del Beato Josemaría.
Pocos días después de esa reunión, viajó a Viena con su esposa con el fin de asistir a una conferencia médica.
Visitaron varias iglesias y se encontraron con estampas del Beato Josemaría.
«Esto me impresionó», explicó el Dr. Nevado, «y eso me animó a rezar más por mi cura».
Desde el día en que empezó a encomendar su curación a la intercesión del Beato Josemaría, sus manos comenzaron a mejorar.
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Dentro de los quince días posteriores las lesiones habían desaparecido por completo y la cura fue completa.
Por enero de 1993, el Dr. Nevado había vuelto a realizar operaciones quirúrgicas sin ningún problema.
EL PROCESO CANÓNICO
El proceso canónico sobre este milagro tuvo lugar en la archidiócesis de Badajoz, donde vive el Dr. Nevado, y se concluyó en 1994.
El 10 de julio de 1997, la comisión médica de la Congregación para las Causas de los Santos estableció por unanimidad el siguiente diagnóstico:
«un estado canceroso de radiodermitis crónica en su tercera e irreversible etapa, por lo que tuvo un pronóstico infausto (sin esperanza de curación)».
La curación completa de las lesiones, confirmadas por los exámenes objetivos efectuados sobre el Dr. Nevado en 1992, 1994 y 1997, fue declarada por la Comisión de Medicina como muy rápida, completa, duradera y científicamente inexplicable.
El 9 de enero de 1998, el Comité de Consultores teólogos dio su aprobación unánime para atribuir el milagro al Beato Josemaría.
La Congregación de las Causas de los Santos confirmó estas conclusiones el 21 de septiembre de 2001.
COMO ENCAJA EL PROCESO CON LAS NORMAS
Según Hardon, un milagro es (1) un evento extraordinario, (2) que puede ser percibido por los sentidos, (3) que supera los poderes de la naturaleza, y (4) se lleva a cabo por Dios.
(1) Si los hechos denunciados son ciertos, el evento ciertamente parece ser extraordinario.
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Nevado fue curado de una forma incurable de cáncer.
(2) También fue un evento percibido por los sentidos.
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La evidencia física se ha estudiado antes y después de la cura.
(3) También superó las fuerzas de la naturaleza, de acuerdo al estado de conocimiento médico del momento.
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Eso, por supuesto, es un juicio de la razón limitada por nuestra actual comprensión de este tipo de cáncer y de los poderes curativos del cuerpo humano.
(4) Esto implica «realizado por Dios».
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Este punto va a la definición de Di Ruberto que un milagro es «realizado por Dios por la intercesión de un siervo de Dios o de un beato».
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El juicio de que algo es efectuado por Dios es un juicio de la razón, incluso si usted es el Papa.
LA GRAN CURACIÓN QUE NECESITAMOS ES ESPIRITUAL
La mayoría de las oraciones de los seres humanos son para aliviar el sufrimiento y para curación física.
Y está bien, porque Dios quiere que vivamos esta vida con la mayor sanidad posible, y además quiere que le pidamos con insistencia.
De esa forma revela su gloria con una curación milagrosa.
Pero también debemos tener en cuenta que no podemos ser curados de todos nuestros problemas en la Tierra.
Ya que estamos heridos en nuestra naturaleza misma cuando los primeros padres negaron a Dios.
Nuestra curación definitiva, entre ellos los destrozos que produce la vejez, se producirá cuando estemos glorificados en el cielo.
Pero también los católicos sabemos que nuestro sufrimiento es redentor cuando lo asociamos a la pasión de Cristo.
Y que podemos llenarnos de la voluntad divina si aceptamos el sufrimiento y nos vaciamos a nosotros mismos como lo hizo Jesús en la cruz.
Pero para los seres humanos la curación no es sólo física.
Es mas, cada dolencia física tiene una dolencia espiritual detrás.
Por lo que la curación espiritual debe suceder antes de la curación física.
Y por esta razón el Sacramento de los Enfermos va acompañado habitualmente con la confesión.
Porque nuestras almas están enfermas por el pecado original.
Y esto implica recibir las gracias que nos ofrece la reconciliación que Dios nos ofrece.
Cuando nos confesamos le estamos pidiendo a Jesucristo que nos perdone las pecados y nos sane espiritualmente.
Santa Faustina Kowalska tenía resistencias a aceptar que el sacerdote confesor actuaba “in persona Christi” y en el numeral 1725 de su Diario aparece que Jesús le dijo,
“Hija Mía, así como te preparas en Mi presencia, también te confiesas ante Mí.
La persona del sacerdote es, para Mí, sólo una pantalla.
Nunca analices qué clase de sacerdote es el que estoy usando.
Abre tu alma en confesión como lo harías conmigo, y la llenaré de Mi luz”.
Jesús entonces le promete llenarla de Su luz si abre su alma en la confesión.
Difícilmente puede haber algo más curativo que estar llenos de la luz de Dios.
Quizás ésta sea una de las promesas más importantes que Dios nos ha dado.
Fuentes:
- https://www.cai.org/es/testimonios/curacion
- http://es.lourdes-france.org/profundizar/curaciones-y-milagros/curaciones-milagrosas
- http://www.estudiosmaranatha.com/manbiblico/manbib_c24.html
- http://www.strangenotions.com/the-rational-judgment-of-a-miraculous-cure/
- http://www.catholicstand.com/if-you-want-healing
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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