Esta parece ser la última fase de la limpieza étnica de los cristianos en el Estado Islámico.
«Por primera vez en la historia de Irak, en Mosul, no hay más cristianos. Las familias cristianas se dirigieron a Dohuk y Erbil, en el Kurdistán».
Estas son las palabras desesperadas en la noche del Sábado 19 de julio del Arzobispo Louis Sakko, patriarca de los caldeos iraquíes.
Los cristianos no sólo desaparecieron, sino que es probable que desaparezcan incluso sus iglesias. ISIL ya ha prendido fuego a la iglesia de la arquidiócesis. El sábado por la mañana expiró el ultimátum para alrededor de 200 cristianos todavía residentes en Mosul.
LA ÚLTIMA ETAPA DEL GENOCIDIO
“Este es un nuevo genocidio; nuestra denuncia debe ser fuerte”. El dramático llamado es de monseñor Amel Nona, arzobispo caldeo de Mosul, que ha establecido su residencia fuera de la ciudad desde principios de junio,
“Las cosas –explicó– precipitaron el viernes; comenzamos a recibir una enorme cantidad de llamadas desde Mosul y alrededores de personas que pedían ayuda y consejo: la policía islámica y el Isil habían puesto en marcha una cacería de cristianos y, al interceptarlos, les ofrecían dos opciones: huir o morir”.
El religioso narra además que los jihadistas hicieron irrupción en las casas y se llevaron todo lo que encontraron: pasaportes, documentos, dinero, joyas y celulares.
“Cientos de familias fueron despojadas de todos sus bienes antes de ser expulsadas de la ciudad; otros fueron golpeados en el “check-point” de los islamistas mientras estaban huyendo”.
El 18 de julio, en las principales mezquitas de la ciudad, durante la oración comunitaria del viernes, se distribuyeron panfletos en los que se comunicaban los requisitos de los cristianos si hubieran decidido no abandonar la ciudad. Las condiciones se expresan en un comunicado oficial del ISIL.
El ISIL dio tres opciones a los miles de habitantes cristianos, convertirse al islam, pagar un impuesto por sus vidas (“jizya”) o escapar. El comunicado sostiene que “no habrá otra cosa más que la espada” para los cristianos que permanezcan después de la mañana del sábado en Mosul, la segunda ciudad del país con dos millones de habitantes.
Algunas familias se mostraron inicialmente dispuestas a pagar la “jizya” (tributo islámico), pero los mensajes intimidantes lanzados el viernes desde las mezquitas provocaron el éxodo masivo.
“Es una limpieza étnica pero nadie lo dice claramente”, denunció Yonadam Kanna, principal político cristiano en Irak. “Es la primera vez en nuestra historia que ocurre algo así. Árabes y cristianos solían vivir juntos”, lamentó.
Para comprobar la fiereza de los jihadistas basta leer en la página 10 de la primera edición de Dabiq, la revista de ISIL, lo siguiente:
«El mundo de hoy está dividido en dos territorios y dos lados, y no hay un tercero: el territorio del Islam y la fe, y el campo de kufr (incredulidad) y la hipocresía; el campo de los musulmanes y los muyahidines en todas partes, y la tierra de los Judíos y los cruzados, sus aliados y con ellos el resto de las naciones y las religiones de la incredulidad, todos dirigidos por Estados Unidos y Rusia, y movilizados por los Judios».
De acuerdo con este punto de vista, todo lo que no es el Islam, tal como lo entiende el ISIL, es combatido y erradicado. Y se autoriza el uso de la fuerza con el fin de traer la victoria final sobre la incredulidad y la hipocresía.
EL PROYECTO DE LA LLANURA DE NINIVE
Los últimos bautizados que todavía permanecían en la ciudad después de la fuga masiva de junio escaparon hacia Dohuk, Qaraqosh, Kramles, Tilkif y otros centros de la Llanura de Nínive protegidos por los Peshmerga y por las fuerzas armadas regulares que responden al gobierno autónomo del Kurdistán iraquí. La fuga hacia la salvación asegurada por los “protectores” kurdos (que también tomaron el control de Kirkuk) destruye, por lo menos temporalmente, el “proyecto” de la Llanura de Nínive” cultivado desde tiempos inmemoriales por las comunidades cristianas iraquíes, que pretendía crear en esa zona una región autónoma para los cristianos, realizando, en parte, el sueño ancestral de un “hogar nacional” independiente reservado a las comunidades caldeas, asirias y sirias.
Sorprende saber que el pasado 5 de junio, cuatro días antes de la ofensiva lanzada sobre Mosul por los jihadistas del Estado Islámico de Irak y del Levante (Isil), un grupo de políticos y administradores locales de algunas asociaciones políticas de inspiración cristiana (empezando por el Assyrian Democratic Movement) se reunieron en Dohuk para volver a proponer el Proyecto de una Provincia autónoma en la Llanura de Nínive, y habían decidido enviar una delegación de políticos cristianos iraquíes a los Estados Unidos para buscar el apoyo de los ambientes políticos internacionales y de las comunidades cristianas iraquíes en el exilio. En los discursos de los promotores del proyecto, la creación de una Provincia independiente “dedicada” a los bautizados representaba el único instrumento capaz de tutelar la supervivencia de la presencia cristiana autóctona dentro de la nación iraquí.
Ahora, la ferocidad jihadista de los que siguen el Califato islámico cancela la idea de la convivencia. Y pagan la factura no solo los cristianos, sino también los chiitas, los kurdos, los yazidis y los mismos sunitas inmunes al furor islamista. Para los cristianos de Mosul y de las localidades de la Llanura de Nínive sigue abierta la perspectiva de seguir viviendo bajo la protección de las milicias kurdas, en un Kurdistán independiente. Por ello parecen realizarse los planes de quienes en Erbil apostaban desde hace tiempo por ganarse el apoyo de las minorías cristianas para la causa independentista kurda, englobando en el futuro estado independiente la Llanura de Nínive, como “reserva asirio-caldea” tolerada dentro de un estado étnico kurdo.
Fuentes: La Nuova Bussola Quotidiana, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos