Las visiones y mensajes sobre la “demolición” de la Iglesia son parte del tesoro de información que posee la Iglesia.

La beatificación de la Emmerich fue muy discutida.

En parte por estos escritos, en parte por rumores sobre su falta de castidad.

Y en parte por las compilaciones de Clemens Brentano, que supuestamente añadió algunos pasajes dudosos.

Pero al final fue beatificada en el 2004 por Juan Pablo II y su fiesta se celebra el 9 de febrero.

Lamentablemente hoy la mayoría del clero y de los laicos nos las conoce o las desestima.

Aunque los hechos que están ocurriendo muestran que el deterioro de la Iglesia Católica ha avanzado en la dirección de esos mensajes y visiones.

El mundo occidental se ha vuelto más ateo y ha adquirido una actitud agresiva hacia el cristianismo.

Que está desembocando en una cada vez más clara persecución, con pasajes de la Biblia por ejemplo, que no se pueden leer en público, si uno no quiere ser condenado por discurso de odio.

Pero además ha invadido los bancos de las iglesias el pensamiento mundano sin que los sacerdotes le pongan freno.

Se descree de las verdades tradicionales de la fe de los apóstoles y cada uno está construyendo su propio cristianismo a medida, zurciendo retazos de cosas que acepta y eliminando las que no acepta.

Basta leer, además, los medios católicos para darse cuenta de la cantidad de herejías que proponen algunos obispos, cardenales y sacerdotes.

Y en especial en los últimos años reina la confusión; ya los católicos de a pie no saben que es lo correcto y lo incorrecto.

Como si alguien hubiera frotado una lámpara mágica y apareció el genio de la confusión, que da letra a las declaraciones de cardenales, obispos y sacerdotes.

Todo esto no solo parece que ha sido diseñado, sino que no hay otra opción para explicar la rápida extensión de la confusión en tan poco tiempo.

Y entonces nos viene a la cabeza las visiones y mensajes que ha recibido Ana Catalina Emmerich, quien fue portadora de abundantes mensajes sobre la demolición de la Iglesia supuestamente trasmitidos por Jesucristo.

Incluso se ha revelado que Nuestro Señor le dijo que su don de ver el pasado, el presente y el futuro en una visión mística era mayor que el que poseyó cualquier otra persona en la historia.

Y esto está refrendado por los hechos, como por ejemplo que gracias a sus visiones se pudo localizar la casa en que vivió la Virgen María con San Juan.

  

QUIEN FUE LA BEATA ANA CATALINA EMMERICH

Nacida en Flamske, Westfalia, Alemania, el 8 de septiembre de 1774, se convirtió en monja de la orden agustina en Dulmen.

Podía entender el latín litúrgico desde su primera vez en la misa.

Durante los últimos 12 años de su vida, no podía comer más que la Sagrada Comunión, ni tomar ninguna bebida excepto agua, subsistiendo completamente en el Sagrada Eucaristía.

Desde 1802 hasta su muerte, ella portó las heridas de la Corona de espinas, y desde 1812, los estigmas completos de Nuestro Señor, incluyendo una cruz sobre su corazón y la herida de la lanza.

Anne Catherine Emmerich poseía el don de leer corazones

Y vio, en detalles visuales reales, los hechos de la fe católica que la mayoría de nosotros simplemente tenemos que aceptar con fe.

  

SUS VISIONES FORMAN PARTE DEL ACERVO DE LA FE CATÓLICA

Vio las verdades básicas del catecismo: ángeles, demonios, purgatorio, la vida de Nuestro Señor y de la Santísima Madre, la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la gracia de los sacramentos, todas estas verdades eran tan reales para ella como el mundo material.  

Sus revelaciones hicieron que el mundo oculto y sobrenatural cobre vida.

Ella vio que el Jardín del Edén, con todo lo que contenía, era una imagen perfecta del Reino de Dios.

Ella reveló que Enoc y Elías están en el Paraíso donde esperan su regreso al mundo para predicar en el Fin del Tiempo.

Ella reveló que Nuestro Señor sufrió de la herida en Su hombro más que de cualquier otro.

Ella vio que cada parroquia y diócesis, cada ciudad y país tienen su propio ángel guardián particular y poderoso.

Ella vio cómo las diversas indulgencias que ganamos en realidad remiten castigos específicos que de lo contrario nos esperarían en el Purgatorio.

Ella ha sabido que es más santo rezar por las Pobres Almas en el Purgatorio que por los pecadores que aún están vivos.

Ella describió la naturaleza, el alcance y el poder de las almas víctimas, y su papel en la vida de la Iglesia.

Ella reveló que los santos son particularmente poderosos en sus días festivos y deberían ser invocados en ese momento.

Ella vio que muchos santos provienen de las mismas familias, cuya antigüedad a menudo se remonta al Antiguo Testamento.

Ella vio el fuerte vínculo -incluso mucho después de su muerte- entre las almas santas en el Cielo y sus descendientes aquí en la Tierra, que duraron incluso siglos.

  

TUVO VISIONES SOBRE LA DESTRUCCIÓN Y EL RENACIMIENTO DE LA IGLESIA

Ella vio una iglesia falsa y hombres malvados conspirando contra la Iglesia Católica, y haciendo mucho daño, tanto en su propio tiempo como en el futuro.

Vio en una visión a los enemigos de la Iglesia derribándola e intentando construir una nueva sobre planes estrictamente humanos.

Más tarde, esta iglesia de hombres se destruye y los santos de Dios se unen para reconstruir la verdadera Iglesia de Dios, que se vuelve más gloriosa que nunca.

Ella vio el renacimiento del sacerdocio y las órdenes religiosas después de un período de gran decadencia.

Describió en detalle sus visiones del cielo, que ella vio como «la Jerusalén celestial».

Veamos visiones concretas que tuvo.

  

SOBRE LA DECADENCIA DE LA IGLESIA

«Veo que en el futuro la religión caerá tan bajo que solo se practicará aquí y allá en granjas y en familias protegidas por Dios durante los horrores de la guerra.

He tenido visiones indescriptibles sobre el estado de la Iglesia tanto en general como en particular.

Vi a la Iglesia Militante bajo el símbolo de una ciudad como la Jerusalén celestial, aunque todavía estaba en la Tierra.

En ella había calles, palacios y jardines a través de los cuales vagaba y veía procesiones compuestas enteramente por obispos.

Reconocí el estado interior de cada uno.

Vi sus pensamientos saliendo de sus bocas bajo la forma de imágenes.

Sus transgresiones religiosas estaban representadas por deformidades externas: por ejemplo, había algunas cuya cabeza parecían ser solo una nube brumosa.

Otros tenían cabeza, pero no un corazón, un cuerpo de vapor oscuro.

Otros eran cojos y paralíticos; otros durmiendo o tambaleándose.

Una vez vi una mitra flotando en el aire y una mano desde una nube oscura tratando repetidamente, pero en vano, de apoderarse de ella.

Debajo de la mitra vi muchas personas que no conocía.

Creo que vi casi a todos los Obispos en el mundo, pero solo unos pocos eran perfectamente sólidos.

Vi al Santo Padre muy lleno de oración y temeroso de Dios, su figura perfecta, desgastada por la vejez y los múltiples sufrimientos, su cabeza hundida en su pecho como en sueños.

A menudo lo vi apoyado por apariciones durante su oración, y luego su cabeza estaba derecha.

Cuando cayó sobre su pecho, entonces las mentes de muchos se volvieron rápidamente aquí y allá; es decir, viendo las cosas en una luz mundana.

El protestantismo estaba en ascenso y la religión estaba cayendo en una decadencia total”.

Visión del 1 de junio de 1821

  

SOBRE LA APOSTASÍA DENTRO DE LA IGLESIA

«¡Veo muchos eclesiásticos bajo la prohibición de la excomunión!

Pero parecen tranquilos, casi inconscientes de su estado.

Y sin embargo, todas las asociaciones afiliadas, toman parte o se adhieren a opiniones condenadas por la Iglesia, son realmente excomulgadas por ese hecho en sí.

Veo a esos hombres, rodeados, por así decirlo, por un muro de niebla«.

Visión del 22 de marzo de 1820

  

SOBRE LA DESTRUCCIÓN INTERNA DE LA IGLESIA POR PARTE DE ALGUNOS DEL CLERO

«He visto que la angustia de la Iglesia surge de la traición, las omisiones y las negligencias; y, aunque grande es la miseria aquí entre nosotros, es aún mayor en otros lugares.

Vi sacerdotes en las tabernas, en mala compañía, y sus feligreses muriendo sin los sacramentos.

Y nuevamente tuve una visión de cómo la secta secreta ataca astutamente a la Iglesia de Pedro por todos lados.

Usaron todo tipo de herramientas y corrieron aquí y allá con las piedras rotas; pero tenían que dejar el altar en pie, no podían llevarlo.

Los vi profanando y robando una estatua de María.

Me quejé ante el Papa de que toleraba a tantos sacerdotes entre los destructores, y vi por qué se fundó la Iglesia en Roma.

Fue porque Roma era en ese momento el centro del mundo, la metrópoli de las naciones.

Se mantendrá como una isla, como una roca en el mar, cuando todo a su alrededor se arruine.

Jesús le dio este poder a Pedro y lo puso sobre toda su iglesia, por su fidelidad y rectitud.

Cuando Jesús le dijo ‘sígueme’, Pedro entendió que él también sería crucificado.

Mientras miraba a los destructores, me maravillé de su gran habilidad.

Tenían todo tipo de maquinaria; hicieron todo de acuerdo con un plan determinado.

No hicieron ningún ruido y el edificio parecía desaparecer bajo su toque, aunque nada se desmoronaba por sí mismo.

Algunos de ellos se dedicaron a la reconstrucción.

¡Destruyeron lo santo y lo grande, y construyeron lo vacío, lo hueco, lo superfluo!

De algunas de las piedras del altar, hicieron escalones en la entrada.”

Visión de mayo de 1823

  

SOBRE LA IGLESIA DE LOS DOS PAPAS

Ana Catalina describe un período en que habrá dos Papas coexistiendo, uno verdadero y otro falso que es el líder de lo que llama la iglesia de las tinieblas,

«Veo que la falsa iglesia de las tinieblas está progresando y veo la terrible influencia que tiene en la gente«.

E incluso llega a tener una visión (13 de mayo de 1820) de una misa ecuménica en Roma,

«Volví a ver al Papa actual y la iglesia oscura de su tiempo en Roma.

Parecía ser una casa grande y antigua, como un ayuntamiento con columnas al frente.

No vi altar en él, solo bancos, y en medio de él algo como un púlpito. 

Predicaron y cantaron, pero nada más, y solo muy pocos asistieron. 

¡Y he aquí, una vista más singular!

Cada miembro de la congregación sacó un ídolo de su pecho, lo colocó ante él y le oró. 

Era como si cada hombre sacara sus pensamientos o pasiones secretas bajo la apariencia de una nube oscura que, una vez afuera, tomó una forma definida.

Eran precisamente las figuras que había visto alrededor del cuello de la novia ilícita en la Casa Nupcial, figuras de hombres y animales.

El dios de uno era corto y ancho, con una cabeza crujiente y numerosos brazos extendidos listos para agarrar y devorar todo lo que estaba a su alcance.

La de otro era bastante pequeña, con miembros miserables y encogidos.

Otro tenía simplemente un bloque de madera sobre el que miraba con los ojos en blanco; éste tenía un animal horrible; el otro un largo palo.

Lo más singular de todo fue que los ídolos llenaban el lugar: la iglesia.

Aunque los adoradores eran muy pocos, estaba llena de ídolos. 

Cuando terminó el servicio, todos los dioses volvieron a entrar en su pecho.

Toda la iglesia estaba cubierta de negro, y todo lo que tenía lugar estaba envuelto en tinieblas.« (Rev K.E. Schmoger, “Vida y Revelaciones de Anne Catherine Emmerich” Volumen 2)

  

SOBRE LA IGLESIA EN ESTADO DE DESOLACIÓN

«Veo a la Iglesia sola, abandonada por todos y alrededor de su lucha, miseria, odio, traición, resentimiento, ceguera total.

Veo a los mensajeros enviados por todos lados desde un punto oscuro y central con mensajes que salen de sus bocas como vapor negro, encendiendo en el pecho de sus oyentes la furia y el odio.

¡Oro fervientemente por los oprimidos!

En aquellos lugares en los que algunas almas todavía rezan, veo que la luz desciende; pero en otros, oscuridad pavorosa.

¡La situación es terrible! Dios mío, ten piedad!

¡Cuánto he orado! ¡Oh, ciudad! ¡Oh ciudad (Roma) con qué amenazas amenazas!

La tormenta se acerca. ¡Ten cuidado! ¡Confío en que te mantendrás firme!

Visión del 7 de octubre de 1822

  

SOBRE LA TRIBULACIÓN

«He tenido otra visión sobre la gran tribulación que reina en todas partes.

Parecía como si algo fuera promulgado por el clero, algo que no podía ser otorgado.

Veo a muchos sacerdotes ancianos, algunos de ellos franciscanos, y uno, en particular un anciano, llorando amargamente y mezclando sus lágrimas con las de otros más jóvenes que ellos.

Vi a otros, almas tibias, accediendo voluntariamente a condiciones dañinas para la religión.

Los viejos fieles en su angustia se sometieron al interdicto y cerraron sus iglesias.

Un número de sus feligreses se unió a ellos; y entonces, las dos partes se formaron, una buena y una mala«.

  

SOBRE LA DESTRUCCIÓN DE LA IGLESIA

«Vi miseria desgarradora, jugando, bebiendo, chismorreando e incluso cortejando en la iglesia.

Todo tipo de abominaciones se cometieron en ella.

Los sacerdotes dejaron que las cosas siguieran su curso y decían la misa de manera muy irreverente.

Solo unos pocos eran todavía un poco inteligentes y piadosos.

Vi judíos de pie alrededor de las puertas.

Todo esto me afligió profundamente.

Entonces mi Cónyuge Celestial me ató como Él mismo había sido atado a la columna, y dijo: ‘Así la Iglesia aún estará obligada.

Ella estará firmemente atada antes de que ella se levante nuevamente. »

Visión del 27 de septiembre de 1822

LAS BASES SOBRE LAS QUE LA IGLESIA SE VOLVERÁ A LEVANTAR

«Anoche tuve una visión del Papa.

Vi a San Francisco cargando la iglesia, y la basílica de San Pedro cargada sobre los hombros de un hombre pequeño que tenía algo del judío en su semblante.

Parecía muy peligroso.

María estaba parada en el lado norte de la iglesia con su manto extendido sobre ella.

El hombrecillo estaba casi doblado.

Él es, hasta ahora, un laico. Sé quién es él.

Los doce hombres a quienes siempre veo como los doce nuevos apóstoles deberían haberlo ayudado, pero llegaron demasiado tarde; sin embargo, justo cuando estaba a punto de caerse, todos corrieron con miríadas de ángeles en su ayuda.

Era solo el pavimento y la parte trasera de la iglesia, ya que el resto había sido demolido por la sociedad secreta, ayudada por los mismos siervos de la iglesia.

Lo llevaron a otro lugar, y parecía como si filas de palacios cayeran ante él como campos de trigo en época de cosecha.

Cuando vi a San Pedro en este estado ruinoso y tantos eclesiásticos trabajando, aunque en secreto, en su destrucción, estaba tan abrumada que lloré fervientemente a Jesús por misericordia.

Entonces vi a mi Cónyuge Celestial antes bajo la forma de un joven.

Él me habló por un largo tiempo.

Me dijo que esto significaba que la Iglesia aparentemente caería en la ruina total.

Pero que, descansando sobre estos apoyos, ella sería levantada de nuevo.

Incluso si no quedara más que un cristiano católico, la Iglesia volvería a triunfar ya que sus fundamentos no estaban en el intelecto ni en los consejos de los hombres.

Ella nunca había estado sin miembros orando y sufriendo por ella.

Él me mostró todo lo que Él mismo había soportado para ella, que eficacia había otorgado a los méritos y trabajos de los mártires, y terminó diciendo que lo soportaría de nuevo si le fuera posible sufrir nuevamente.

Él me mostró, también, en innumerables imágenes, los miserables objetivos de cristianos y eclesiásticos en todo el mundo.

La visión se hizo más amplia, más extendida, hasta que abarcó mi propio país; y luego Jesús me exhortó a perseverar en la oración y el sufrimiento expiatorio.

Fue una imagen indeciblemente grande y triste. No puedo describirlo.

También me dijeron que muy pocos cristianos, en el verdadero sentido del término, se encuentran hoy en día«.

Visión del 4 de octubre de 1822

  

SOBRE EL COMIENZO DE LA RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA

«Vi a San Pedro completamente demolido, todo excepto el coro y el altar principal.

San Miguel, ceñido y armado, descendió a la iglesia y con su espada repelió a varios malos pastores que intentaban entrar.

Los condujo a una esquina donde se sentaron mirándose el uno al otro.

La parte de la iglesia que había sido demolida en unos instantes estaba rodeada por un ligero trabajo de mimbre para que el servicio divino pudiera celebrarse perfectamente.

Entonces de todas partes del mundo vinieron sacerdotes y laicos, quienes construyeron las paredes de piedra, porque el enemigo no había podido sacudir el firme cimiento

Visión del 10 de septiembre de 1822

  

SOBRE LA CORONACIÓN DEL PAPA ANGÉLICO

«Ha habido una fiesta de acción de gracias en la iglesia espiritual.

Estaba lleno de gloria, y un magnífico trono estaba en medio de él.

Pablo, Agustín y otros santos convertidos figuraban de manera conspicua.

Fue una fiesta en la Iglesia Triunfante, una acción de gracias por una gran gracia, aunque todavía futura, algo así como una futura consagración.

Se refería a la conversión de un hombre a quien vi de figura ligera y medianamente joven, que un día sería Papa.

Lo veo abajo en la iglesia, entre otros hombres piadosos.

Vi a muchos cristianos regresar al seno de la Iglesia, entrando por las paredes.

Ese Papa será estricto, quitará a obispos tibios, pero pasará mucho tiempo antes de que esto suceda.

Todos aquellos cuyas oraciones han sido instrumentales para obtener esta gracia estuvieron presentes en la iglesia.

También vi a aquellos hombres eminentes en oración a quienes veo tan a menudo.

El joven ya estaba en las Órdenes y parecía que estaba recibiendo una nueva dignidad.

Él no es romano, aunque es italiano de un lugar no muy lejos de Roma.

Creo que es de una piadosa familia noble.

Él viaja a veces.

Pero antes de su tiempo habrá muchas luchas.

Fue un festival indescriptiblemente hermoso y alegre, ¡y estaba tan feliz! »

Visión del 12 de abril de 1820

  

SOBRE EL PAPA ANGÉLICO Y LA RESTAURACIÓN

«Vi a un Papa nuevo y muy decidido, y el abismo negro cerrándose gradualmente hasta que la abertura fue tan pequeña que un cubo de agua podría cubrirla.

Finalmente, vi a tres tropas o parroquias que se unían en la luz bajo hombres santos e iluminados y que ingresaban a la Iglesia.

Las aguas volvieron a brotar; todo fue renovado, todo vivía y florecía, las iglesias y los conventos fueron reconstruidos».

Visión del 12 de abril de 1820

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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