En 1521, la capital de la civilización Azteca cae en manos del ejército de Hernán Cortés.
Menos de 20 años más tarde, nueve millones de habitantes se convierten al cristianismo.
Durante siglos habían profesado una religión politeísta y practicado los sacrificios humanos más crueles.
Cada año los Aztecas ofrecían en sacrificio al menos 20.000 hombres, mujeres y niños a sus dioses sedientos de sangre.
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Y en algunos festivales especiales como la consagración de algún nuevo templo, los sacrificados al dios serpiente Quetzalcoatl llegaban a 80.000 en una sola ceremonia.
¿Qué ocurrió ese día para que se produjera luego una conversión sin precedente histórico alguno?
Se podrían contestar que 2 cosas centrales:
a) Las autoridades locales de la Iglesia aceptaron rápidamente la aparición
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Ya que le tardó solo 5 días a Fray Zumárraga aceptar lo sobrenatural, tendiendo un puente firme entre el mundo Europeo y cristianizado, y el indígena politeista.
b) Y la Virgen les habló a los indígenas en un lenguaje entendible para ellos.
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Con simbologías que les eran familiares, generándose un sincretismo que los atrajo a Cristo.
con su rica simbología se fue realizando a través del tiempo.
Como si el cielo hubiera ido acompañando la evangelización paso a paso.
Primero produciendo una imagen original en la tilma de Juan Diego, que tuvo otras intervenciones que fueron enriqueciendo el mensaje en segundos momentos.
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LA INTERVENCIÓN DE NUESTRA SEÑORA CAMBIÓ LA HISTORIA
Las consecuencias de las apariciones de Guadalupe fueron verdaderamente sorprendentes.
Uno de los primeros Padres Franciscanos, Toribio de Benavente afirmaba ya en 1537, sólo seis años después de Guadalupe, que nueve millones de aztecas habían sido bautizados.
La magnitud de este logro se hace evidente cuando nos damos cuenta que la evangelización de otras posesiones españolas y portuguesas tomó siglos.
Es aún más sorprendente ya que había una amenaza real de un levantamiento de los aztecas contra sus conquistadores españoles justo antes de que Nuestra Señora que apareciera a Juan Diego.
Los exploradores españoles habían empezado a colonizar el área del Caribe después del descubrimiento de América en 1492.
Pero no fue hasta 1519 que el imperio azteca, en lo que ahora es México, fue conquistado por Cortés.
Su pequeña fuerza logró derrotar a las fuerzas aztecas mucho más grandes y poner fin al interminable flujo de sangre exigido por la religión que practicaba extremadamente el sacrificio humano.
Los conquistadores obtuvieron la victoria contra los aztecas en 1519, y se detuvo el sacrificio de víctimas de una religión diabólica.
Pero sólo fueron capaces de cambiar la cultura de la sociedad azteca en escasa medida.
Hubo conversiones a la Iglesia, como en el caso de Juan Diego, pero eran lentas, y como se ha indicado, existía el peligro de una rebelión de los aztecas poco antes que Nuestra Señora apareciera en 1531.
Fueron esas apariciones y sus consecuencias las que cambiaron firmemente la cultura en México.
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Cambio que no hubiera sido posible sin la intervención de la Virgen.
Dios no multiplica milagros innecesariamente y si México podría haberse convertido sin una intervención de este tipo, entonces habría dejado que los acontecimientos se desarrollaran de forma normal.
Guadalupe y las sucesivas apariciones marianas, como las de Rue du Bac, La Salette y Lourdes en Francia en el siglo XIX, y en particular Fátima en Portugal en el siglo XX, muestran que el papel de la Virgen, tanto en la Iglesia y como en la historia del mundo, es de suma importancia.
Y señalan su increíble poder intercesor ante el trono de Dios.
María habló a los aztecas en su lenguaje, con sus símbolos, de una manera muy persuasiva.
UN NOMBRE FAMILIAR A INDÍGENAS Y A ESPAÑOLES
Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl.
Al identificarse, María usó la palabra «coatlallope»; un sustantivo compuesto formado por «coatl» o sea, serpiente, la preposición «a» y «llope», aplastar; es decir, se definió como «la que aplasta la serpiente».
Otros reconstruyen el nombre como «Tlecuauhtlapcupeuh» que significa: «La que precede de la región de la luz como el Águila de fuego».
De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño «Guadalupe».
Relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340.
¡La Virgen se comunicó de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!
Los criollos, los indígenas y las castas se unieron en la veneración de la Guadalupana, que representaba a la patria criolla. Esta veneración se convirtió en factor de unidad nacional.
La imagen sería invocada y expuesta como un remedio contra las sequías, las inundaciones y las epidemias y, más tarde, los insurgentes la adoptaron como estandarte político.
De este modo surgió un símbolo nacional, reconocido por la inmensa mayoría de habitantes de Nueva España.
Símbolo que liberó a los criollos de su origen español, los desligó de España y les permitió identificarse con la tierra donde vivían.
COMO SE PRESENTA MARÍA
El rostro impreso en el ayate es el de una joven mestiza; una anticipación, pues en aquel momento todavía no habían mestizos de esa edad en México.
María asume así el dolor de miles de niños, los primeros de una nueva raza, rechazados entonces tanto por los indios como por los conquistadores.
Con la conquista de México se generó otra clase de opresión sobre los indígenas, de tal forma que la Madre de Dios no esperó más y se aparece en el año 1531.
Cuenta la historia que los hijos nacidos de la violencia serán una raza nueva, mestiza, que será rechazada tanto por los españoles como por los aztecas.
Ya que entre éstos últimos la violación de la mujer era sancionada gravemente de modo que tanto la mujer como su hijo eran expulsados de tu territorio.
Por eso la Virgen de Guadalupe toma el rostro mestizo para hacerle sentir al pobre que ella es portadora del verdadero Dios por quien se vive.
La Virgen de Guadalupe se presentó ante sus hijos como la Madre del Creador y conservador de todo el universo.
Que viene a su pueblo porque quiere acogerlos a todos, indios y españoles, con un mismo amor de Madre.
Con la prodigiosa impresión en el ayate comenzaba un nuevo mundo, la aurora del sexto sol que esperaban los mexicanos.
El nombre de “SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA DE GUADALUPE” ella misma lo dio a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuando se le apareció para sanarles de sus enfermedades.
LO QUE VIERON LOS INDÍGENAS
En la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, existe algo que nosotros hemos mirado muchas veces y no hemos visto, y que los indígenas sí vieron, admiraron y entendieron,
EL LUGAR Y LOS COLORES
La aparición de Nuestra Señora de Guadalupe, se realizó en la colina sagrada del Tepeyac, uno de los cuatro puestos principales para el sacrificio en la América Central precolombina y sede del Santuario de Tonantzin.
Significa para los indígenas, que la Virgen india es madre de los dioses.
Los colores del vestido de María: el rosa pálido de la túnica, es el de la sangre del sacrificio, el de Huitzilopochtli, dios que da y que preserva la vida, el color del oriente y el sol victorioso.
El color dominante verdeazul del manto, es el color real de los dioses indios.
LAS ESTRELLAS, LA FAJA Y EL TEMPLO
Las estrellas del manto son símbolos del comienzo de una nueva era.
La faja negra que ciñe el talle de la Virgen es el signo de la maternidad; María lleva en su seno a su hijo divino y se lo ofrece a los nuevos pueblos.
La falta de máscara (los dioses indígenas llevaban máscara) significa que la Señora no es una diosa, a pesar de ser superior al sol y a la luna, las grandes divinidades del lugar.
La petición de un templo tiene el profundo significado del comienzo de un nuevo sistema de vida.
El pueblo azteca adoraba al Sol, a la Luna y a las estrellas.
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La Virgen de Guadalupe oculta al sol (sus rayos aparecen por detrás), pisa la Luna, y las estrellas adornan su manto.
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Todos al servicio de María.
Su gravidez se constata por la forma aumentada del abdomen, donde se destaca una mayor prominencia vertical que transversal, corresponde a un embarazo casi en su última etapa.
El cinto que marca el embarazo de la Virgen y que se localiza arriba del vientre, cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era.
En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo.
LAS ROSAS Y EL ROSTRO
El puñado de rosas, que florecieron milagrosamente en un sitio desierto y en invierno, se ofrece como signo de autenticidad al obispo e indica la felicidad divina, en plena comunión con el Dador de la vida.
El color del rostro –de tono grisáceo–, su actitud y forma de vestir no son europeos, sino profundamente en consonancia con los usos del lugar.
Su rostro indica el mestizaje, unión de dos razas, encuentro de dos mundos.
Su figura –a pesar de no ser la de una mujer europea– no es tampoco la de una «indígena».
Parece ser más bien la idealización de la «nueva» mujer que tiene que surgir en el Continente Americano.
Se trata de la «Amable y Santa Mestiza» que el pueblo siente tan cercana a sus raíces más profundas.
NAHUÍ OLLÍN: (FLOR DE CUATRO PÉTALOS)
Una flor de cuatro pétalos, Nahuí Ollín, se alcanza a visualizar en el vientre de la Imagen.
Ésta representa, para los aztecas, la Morada de Dios, Centro del Universo, Ombligo de la Historia, Plenitud del Tiempo y del Espacio, Origen de la Vida.
Esta misma flor se encuentra en el centro de la Piedra del Sol o Calendario Azteca.
El trébol de cuatro hojas como signo de plenitud simboliza a Dios. Al estar sobre el vientre de María quiere decir que Ella nos trae a Dios en su seno.
Ella misma se presentó como la Madre del Verdadero Dios. Del Dios Autor de cielo y tierra, y que está en todas partes.
La siempre Virgen María, Madre, no de los dioses falsos, en cuyo altar se derramaba sangre humana, sino del verdadero Dios.
SIGNO DE CERCANÍA
En el acontecimiento Guadalupano vemos un signo: que Dios, en María, hace sentir al pueblo su cercanía para hacerlo comunidad.
Se trata de un signo maternal, ya que, como Madre, no sólo está para mostrar el cariño de Dios, sino también para realizar una misión unificadora.
Desde los orígenes y en su advocación de Guadalupe, María constituyó el gran signo de rostro maternal y misericordioso de la cercanía del Padre y del Hijo, con quien Ella nos invita entrar en comunión.
Desde antes de las apariciones ya existía entre los aztecas una diosa llamada Tonantzin, que significa Venerable madre, a la que acudían los indígenas debido a que entre ellos la mujer era primero que el hombre.
Era tan importante el papel de la madre que dentro del concepto teogónico existe la siguiente filosofía In-tonan-in-tota, cuyo significado es madre y padre.
Esto implica que en el verdadero dios de los aztecas, llamado Ometeotl, existía una dualidad cuya traducción es “dos dios”, es decir madre y padre.
Entre los aztecas, la madre tenía prioridad sobre el padre.
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Fue por eso que la evangelización entre los indígenas se hizo más fácil a partir de la presencia de Santa Maria de Guadalupe en tierras mexicanas.
MÁS PRINCIPIOS TEOGÓNICOS
Existen varios principios teogónicos (conocimiento de los dioses) entre los aztecas que los misioneros, por no comprenderlos, los desecharon y que la Virgen de Guadalupe los retoma.
a) Tloque nahuaque, que significa dueño del cerca y del junto.
Que es el lenguaje con el que se relacionan con el indio Juan Diego cuando le dice “Quiero que aquí en este lugar se me construya una casita”.
b) Ipalnemohuani, cuyo significado es aquel por quien se vive.
Nuevamente, Santa María de Guadalupe retoma este difrasismo cuando dice “¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿Qué más has de menester?”.
c) In Xóchitl in Cuícatl, que significa flor y canto.
La Virgen morena se va a hacer presente en el Tepeyácatl (cerro de la nariz donde se veneraba a la Tonantzin) y se manifiesta a través de las flores, porque éstas simbolizaban la verdad.
MÁS INTERPRETACIONES DE LA IMAGEN
La imagen les hablaba a los indígenas a través de los signos, era un pictograma, un códice, como un libro que les hablaba por la imagen.
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Los aztecas se expresaban por signos que representaban ideas y objetos.
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Esta imagen era una evangelización.
CABELLO
Lleva el cabello suelto, lo que entre los aztecas es señal de virginidad. Es Virgen y Madre.
ROSTRO
Su rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante es dulce, fresco, amable, refleja amor y ternura, además de una gran fortaleza.
MANOS
Sus manos están juntas en señal de recogimiento, en profunda oración.
La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.
EDAD
Representa a una joven que su edad aproximada es de 16 a 18 años.
ESTATURA
La estatura de la Virgen en el ayate es de 1.43 centímetros, compatible con los indígenas.
LOS RAYOS
La Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura.
El mensaje transmitido es: ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero.
Ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México de nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.
LA LUNA
La Virgen de Guadalupe esta de pie en medio de la luna, y no es casual que las palabras México en nátuahl son “Metz – xic – co” que significan “en el centro de la luna”.
También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los ciclos de la fertilidad femenina y terrestre.
EL ÁNGEL
Un ángel está a los pies de la Guadalupana con ademán de quien acaba de volar.
Las alas son como de águila, asimétricas y muy coloridas, los tonos son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que Juan Diego recordó, anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe.
Sus manos sostienen el extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del manto.
El ángel, hombre alado, simboliza a Juan Diego, cuyo nombre era Cuautlatohuac, que significa «el que habla como el águila».
Llevaba la camisa que usaban los indios convertidos; pues antes, debajo de la tilma, sólo llevaban el taparrabos.
Juan Diego es el ángel mensajero que nos trae a la Virgen de Guadalupe: la sostiene con sus brazos.
EL BROCHE CON LA CRUZ
Indica que ella nos trae la joya de Cristo crucificado.
Era la misma cruz que ellos veían en los estandartes de los españoles.
MILAGROS ALREDEDOR DE LA TILMA, DESDE SIEMPRE
El día 26 de Diciembre de 1531 (pocos días después del milagro) iba un grupo transportando la tilma al cerro del Tepeyac.
En la misma iban muchos indios festejando, como era la costumbre de los chichimecas, jugando con los arcos y las flechas y danzando.
A uno de ellos se le disparó accidentalmente una flecha, con tan mala suerte que atravesó la garganta de un indio que iba caminado acompañando el manto. El mismo murió en el acto en que la flecha le atravesó la yugular.
Luego de haberle extraído la flecha delante mismo del manto, el indio revivió y sólo le quedo la cicatriz hasta el día en que murió.
A raíz de este impresionante hecho 9.000.000 de indios se convirtieron al cristianismo.
Sin embargo se ha construido una leyenda negra alrededor de la conquista cristiana de América.
Que habla de la demolición de las culturas latinoamericanas, en especial Azteca e Inca, suplantadas por la europea.
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Y también pone énfasis en los crímenes y asesinatos durante la conquista.
No se puede negar que hubo excesos. Pero tampoco que el motor de esto es una crítica básicamente política.
En primer lugar los críticos no consideran que los imperios Azteca e Inca eran brutalmente agresivos con los otros pueblos conquistados.
Y como vimos los Aztecas tenían una costumbre ritual de sacrificios humanos, que no tenían los cristianos europeos, y que denota su escasa valoración de la vida humana.
Sin embargo la leyenda negra las retrata como civilizaciones pacíficas atacadas por los crueles cristianos europeos.
En segundo lugar hay que considerar que cuando chocan dos culturas se producen conflictos.
Y no se puede culpar a la Iglesia Católica por directivas que emanaban del poder político español y portugués de la época.
Y es más, los clérigos que acompañaban las expediciones a América se caracterizaron siempre por la defensa de los indígenas.
Esto contrasta con la conducta de los protestantes ingleses, qué consideraban a los Indígenas cómo predestinados a no salvarse, y por lo tanto menos valiosos que los predestinados para salvarse, como eran ellos.
Basta ver qué América Latina tiene hoy un fuerte componente indígena mientras en Estados Unidos y Canadá las naciones indígenas han desaparecido prácticamente a consecuencia de una política incesante de exterminio.
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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