Puesta en duda la intención de las pandillas y los resultados.

 

En un artículo de la semana pasada (ver aquí) informamos que la Iglesia Católica comunicó oficialmente que tomaba distancia oficial de la negociación entre gobierno y pandillas (o maras como se les dice) – iniciada por Monseñor Colindres, Capellán Militar, con el aval tácito de la Conferencia Episcopal. Ahora surgen dos informaciones estratégicas que la Iglesia tuvo en cuenta cuando salió formalmente con un comunicado de desvinculación. 

 

pandillas de el salvador entregando armas

 

Una información está relacionada con la intención demostrada por las pandillas de apostar a la negociación, y el otro indicador está relacionado con el aumento de los crímenes.

LA COMUNICACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

La Iglesia Católica de El Salvador anunció el lunes 4 de agosto que no cumple ningún rol en la tregua entre pandillas y que ese proceso es del gobierno.

Dijo además que el proceso de tregua no le corresponde a la iglesia y que – a pesar de ver con buenos ojos todo el accionar de monseñor Colindres – la Conferencia Espiscopal se ha desligado de toda responsabilidad y resultados que devengan de ese pacto.

“No fue iniciativa nuestra y no estamos detrás de ese proceso… queremos lo mejor para todos pero dejamos claro que no depende de nosotros y no podemos garantizar algo que no nos corresponde” .

“Somos parte de la sociedad, estamos expectantes y queremos lo mejor, podemos colaborar pero no está en nuestras manos y nunca lo ha estado”.

CUAL ES LA CAUSA

El 12 de mayo de 2013, la Conferencia Episcopal ya emitió un comunicado cuestionando la tregua.

“La tregua no ha producido el beneficio que la población honrada y trabajadora esperaba para sí misma (…)” señala el comunicado, agregando que las extorsiones y otras actividades criminales no han disminuido.

La tregua fue negociada por el ex congresista y ex guerrillero, Raúl Mijango, y el capellán militar, el Obispo Fabio Colindres. Ellos habían estado negociando en secreto durante meses antes del anuncio, bajo el patrocinio del Ministro de Justicia y Seguridad del país, el general retirado del ejército David Munguía.

El papel de Colindres fue especialmente controversial porque él es un obispo, un miembro de la jerarquía de la Iglesia. Su participación fue, en esencia, un gesto de aprobación de la Iglesia Católica del país, de la importancia de lograr esta tregua para El Salvador, pese a las reservas de algunos de sus colegas. Parecía ayudar a legitimar el proceso para el público y las élites del país.

Pero recientes revelaciones de que las armas entregadas por las Maras a las autoridades como señal de paz, no funcionan, junto con el aumento de las tasas de homicidios, están poniendo en tela de juicio la validez de la tregua entre las dos principales pandillas de El Salvador.

Y esto, que ha circulado extraoficialmente como un secreto “a voces”, seguramente ha sido un insumo tenido en cuenta para el comunicado de la Iglesia.

DUDAS SOBRE LA INTENCIÓN DE TREGUA DE ACUERDO A LAS ARMAS ENTREGADAS

El análisis de alrededor de 500 armas entregadas por las Maras desde junio de 2012, llevado a cabo por las autoridades salvadoreñas y estadounidenses, reveló que la gran mayoría no estaban en condiciones de funcionamiento.

La entrega de las armas fue aclamada en su momento como prueba de la importancia y seriedad de la tregua, acordada entre la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18 en marzo de 2012.

Esta revelación de que las armas entregadas eran inútiles, pone en duda el compromiso de las pandillas, las cuales las entregaron como un gesto de «buena fe». Tal vez no sea sorprendente. El mismo fenómeno se registró en Colombia, cuando las Autodefensa Unidas de Colombia (AUC) entregaron un gran número de armas obsoletas como parte del proceso de paz con el gobierno.

AUMENTO DE LOS HOMICIDIOS

Por otro lado, la noticia coincide con los informes de los 69 homicidios cometidos en sólo seis días. Estos homicidios, llevados a cabo entre el primero y el seis de agosto, marcan un aumento de 24 homicidios, en comparación con el mismo período del año pasado. La policía ha vinculado 29 de los 69 asesinatos a la violencia pandillera.

El aumento de los homicidios -que también se dispararon dramáticamente hasta cierto punto en mayo y junio– es más preocupante. Tras el anuncio de la tregua del año pasado, los homicidios cayeron un 40 por ciento durante el 2012. Este marcado descenso dio a la tregua una inmensa credibilidad y dio lugar a un mayor apoyo. Esa credibilidad ahora está comenzando a evaporarse, junto con gran parte de la ayuda.

Lo que el aumento de los homicidios podría revelar, en parte, es que el control de los líderes mareros, la mayoría de los cuales están en la cárcel donde se negoció la tregua, está empezando a ceder. La estructura de ambas pandillas ha estado tradicionalmente fragmentada, con cada una de los diferentes «sub grupos» en el terreno disfrutando de una autonomía significativa. Uno de los aspectos más sorprendentes de la tregua en sus primeros días fue la disciplina que las dos estructuras mostraron en el respeto de las decisiones de los líderes y poner fin, al menos temporalmente, a las disputas sangrientas y de larga data.

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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