El Padre Pío tuvo muchos dones.

Quizás los más conocidos sean sus dones sanadores, bilocación, comunicación a distancia y leer las almas.

Pero hay dos poco conocidos, a pesar que se registraron abundantes testimonios.

Son el don de la luminosidad en su cuerpo y el de la levitación.

En este artículo traemos algunos testimonios sobre estos dones.

Le levitación es una elevación espontánea desde el suelo manteniéndose en el aire sin ningún apoyo.

Y se suele llamar vuelo extático cuando ocurre a gran altura y levitación propiamente dicha cuando es pequeña.

Se lo asocia con el don de la agilidad que tendrán nuestros cuerpos gloriosos luego de la resurrección en el cielo.

El don de la levitación de Padre Pío ha sido bien documentado también en Santos Como Santa Teresa de Ávila, Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Ignacio de Loyola, María Magdalena de Pazzi, Felipe Neri, Pedro de Alcántara y especialmente en José de Cupertino.

Esto sucede en momentos de éxtasis profundos.

Su rareza aún entre los santos es que contradice una de las fuerzas fundamentales de la naturaleza que es la fuerza de la gravedad.

Y en los santos dramatiza el vuelo del alma hacia otras realidades como un ascenso al altísimo.

En el caso de San José de Cupertino, que es el más documentado, sucedía cuando su espíritu se elevaba hacia lo celestial o lo depositaba en la Santísima Virgen.

Y junto con el don de bilocación implica el dominio del tiempo y del espacio, haciéndolo maleable.

Este fenómeno contradice tanto las leyes naturales que la Iglesia en general no tiene interés en alentar el conocimiento de este tipo de milagros.

En el caso de San José de Cupertino la levitación era algo que él no podía evitar.

Incluso fue reprendido muchas veces por sus superiores y trasladado de un lugar a otro y a él esto le avergonzaba, al punto que no le permitía celebrar misa.

En el caso del Padre Pío no fue tan extremo como el José de Cupertino.

La luminosidad es el esplendor que irradia el cuerpo durante el éxtasis o la contemplación.

Esto se ha experimentado desde los primeros tiempos y por eso se suele representar a los santos con una corona que rodea la cabeza.

Esto simboliza la unión íntima con Dios y es un anticipo de la apariencia que tendrá el cuerpo glorioso.

   

EL PADRE PÍO DESPIDE LUMINOSIDAD EN SU CUERPO

El padre Raffaele da Sant’Elia a Pianis relató que en 1919 se había alojado en una celda contigua a la del Padre Pío en el convento de San Giovanni Rotondo.

Y una medianoche en que hacía calor y no podía dormir se levantó y salió al pasillo que debía estar oscuro, pero sin embargo vio una luminosidad extraña.

Era el Padre Pío envuelto en una extraña luminosidad, rodeado de un resplandor, sosteniendo entre sus brazos al niño Jesús y caminando hacia su celda.

Estaba tan absorto que no se dio cuenta que el padre de Raffaele lo estaba mirando, a pesar que pasó por al lado de él.

Incluso relata que el padre Pío iba caminando lentamente y recitando oraciones.

   

Otro caso similar narra Lucía Ladanza que sucedió un rato antes de la Navidad del 24 de diciembre de 1922.

Ella y otras tres mujeres habían preparado la misa de medianoche que iba a presidir el Padre Pío.

Y cuando terminaron se sentaron junto a la estufa, las otras mujeres se durmieron y ella aprovechó para rezar el rosario.

Entonces Lucía vio el hecho insólito del padre Pío bajando las escaleras de la sacristía rodeado por un halo de luz con el niño Jesús en sus brazos.

Pero cuando el padre Pío se acercó a la estufa la visión desapareció aunque le dijo a Lucía, que lo miraba con asombro,

Él dijo: «Lucía, ¿qué viste?» Lucía: «Padre, yo vi todo». Padre Pio: «No se lo digas a nadie».

   

En su diario del ocho de abril de 1946 el padre Agostino Daniele informa de una extraña visión que tuvo el agricultor Nicola Pazienzia.

Este agricultor vivía cerca del convento y más precisamente frente a las ventanas de las habitaciones de los frailes.

Y como la noche era calurosa estaba durmiendo en su patio.

Tarde, como a medianoche, se despierta y mira hacia las habitaciones del padre Pío y nota el resplandor de una luz brillante que parecía el sol que no podía ser de lámparas encendidas en la celda.

Y además divisa la figura del padre Pío en medio de la luz, y se preguntó ¿es el cielo?

Cuando Nicola se lo contó al padre Agostino, éste fue a verificar la posición del avistamiento, y efectivamente desde el patio de Nicola se podía ver claramente la ventana de la celda del padre Pío.

   

Otro testimonio que revela la presencia de luminosidades alrededor del padre Pío es el del Dr. Giorgio Festa.

En 1925 el Dr. Festa le realizó una cirugía al padre Pío donde estuvo la oportunidad de revisar sus heridas, o sea sus estigmas.

Observando que la herida del costado estaba «fresca y era de color bermellón en forma de cruz«.

Y además que

«La escara que la cubría había caído y sus contornos se habían soltado, pero había evidentes radiaciones de luz«.

«Desde los bordes emanaban radiaciones luminosas breves pero evidentes».

   

Este es un testimonio de Cleonice Morcaldi, quien era una joven estudiante universitaria que fue con su novio a la misa del padre Pío en el convento, durante varios días.

Algunos años más tarde el padre Pío bendijo la boda de ambos.

Un día el novio se presentó a ella llorando como un bebé y le dijo que durante las distintas misas él siempre se había sentado en el mismo lugar y desde el primer día vio al Padre Pío rodeado de una luz brillante y deslumbrante.

Pero además, con una corona de espinas en la cabeza, como si fuera un sombrero, y la cara ensangrentada.

Entonces ambos fueron con tarde lo que había visto el novio en las misas y el padre Pío le respondió,

«Gracias a Dios, no te sorprendas porque no sufro tanto como parece. No le digas a nadie. Los secretos de Dios se llevan a cabo en el corazón. El Señor te ama. Sé siempre fiel a él».

Entonces Cleonice le preguntó al Padre Pío si eso era cierto.

Y él respondió: «¿Y lo dudan?».

   

También está el testimonio de don Pierino, que era un sacerdote que asistía al Padre Pío en las misas.

Una mañana cuando estaba con celebrando misa con el padre Pío vio que éste cambiaba su apariencia, asemejándose a Jesús.

Este se presentaba como una vestimenta sacerdotal y era de una estatura normal, con rostro sereno, ojos calmos y una dulce sonrisa entre los labios.

Esto duró un instante y luego el padre Pío recobró su apariencia habitual.

Él no sabe si alguien lo notó, pero nadie le habló de ello.

   

Este es un caso que relata Giuseppe Vitiello Ponza que trabajaba como marino en un petrolero y todas las noches hacía un examen de conciencia y recitaba oraciones.

Pero cuenta que no podía obtener paz por qué no había podido encontrar una chica para establecerse.

Una noche cuando estaba durmiendo se despertó porque sintió una presencia en la cabina.

Y divisó delante de él un personaje barbudo, rodeado de un halo de luz, que le dijo «ven a verme».

Giuseppe pensó que se trataba de San Silverio, que era el patrón de su ciudad, y el hecho quedó por ahí.

Un día llegó a Cagliari y escucho por boca de su primo hablar del padre Pío por primera vez.

Es así que fue con su primo a San Giovanni Rotondo a su misa.

Y el padre Pío le dijo «no vas a misa cuando vuelvas a tu tierra deberás ir».

Visitó al padre Pío dos veces más y al final le preguntó si era él el barbudo misterioso que se le había aparecido.

Y el padre Pío le contestó, «Sí, fui yo. Y te llamé para hacerte sentir bien en la vida».

Entonces Giuseppe le dijo, «En San Giovanni Rotondo conocí a una joven».

Y el padre Pio le respondió, «Cásate. La boda será bendecida por mí.»

Y así sucedió.

   

El padre Daniele relata que recibió una carta de un hijo espiritual residente en Roma que había asistido a la misa del padre Pío en San Giovanni Rotondo.

Él le contó que mientras esperaba a que el padre Pío saliera a celebrar misa salieron dos filas de ángeles de la sacristía.

Y detrás de ellos venía el padre Pío y al lado la Santísima Virgen.

Cuando llegaron cerca del altar el padre Pío de eso el altar y Nuestra Señora se puso a un lado.

En determinado momento cuando se comenzó a cantar un salmo el padre Pío fue rodeado por una luminosidad y continuó así hasta el fin de la misa.

Había junto al padre Pío otra figura que lo acompañaba, pero que no pudo discernir bien, y que se fusionó totalmente al padre Pío durante la comunión.

Entonces este Daniel Cerioni le pide a fray Daniele que le pregunte al padre Pío si lo que vio fue la realidad o fue la imaginación de él.

Fray Daniele va a la celda del padre Pío y le da la carta para que la lea, preguntándole si es correcto lo que vio su hijo espiritual.

Entonces Pío lee la carta y le contesta,

«La primera parte, la que menciona la presencia de los ángeles y la Virgen alrededor del altar, es así».

Entonces fray Daniele le dice,

«Padre ¿si la primera parte es cierta, la segunda parte también es cierta entonces

Y el padre Pío asiente con un movimiento de cabeza.

   

Este es un relato del padre D’Apolito.

Un día Vittorina Ventrella tuvo una visión en medio de un sueño, en que se le apareció el cielo esplendoroso y un sacerdote con el rostro del padre Pío, revestido con atuendos sagrados, tachonados de perlas y gemas preciosas.

Y en un momento la cara del padre Pío se tornó brillante como el sol y comenzó a despedir rayos en todas direcciones, los cuales estaban compuesto por pequeñas rosas blancas y rojas.

Por la mañana fue a misa y para su sorpresa el padre Pío le dijo que se acercara que debía hablar con ella.

Entonces le dijo,

«Viniste a decirme lo que viste esta noche».

Y Vittorina le pregunta,

«¿Debería creerlo o fue un sueño?».

Y Padre Pio le contesta,

«¿Lo dudas?».

Entonces Vittorina le pregunta más específicamente,

«Padre, ¿qué significan todos esos rayos de luz? formados por miles de pequeñas rosas blancas y rojas, que salían de usted en todas las direcciones?».

Y el Padre Pio le explica,

«Los rayos simbolizan los grupos de oración que se extienden por todo el mundo.

Las rosas blancas representan las almas que se esfuerzan por vivir en gracia, en el amor de Dios y en la caridad fraterna.

Las rosas rojas representan las almas que con alegría llevan la cruz del sufrimiento y, unidas a Jesús y a mí, colaboran en la conversión de los pecadores y la salvación de nuestros hermanos».

   

Fray Daniele Natale y el padre Agostino de San Marco en Lamis rezaban en el coro de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, en San Giovanni rotundo y cuentan este suceso.

Entonces de repente el padre Pío abre la puerta y entra, pero no con su apariencia habitual.

Sino que parecía de la altura de un gigante y rodeado por una luminosidad.

Su altura era tan grande que llegaba hasta la altura del crucifijo que estaba sobre el altar.

Estuvo arrodillado orando durante unos 15 minutos y cuando se levantó volvió a su estatura normal y a su apariencia habitual.

Durante estos 15 minutos estos dos frailes estaban atónitos.

Y luego que el padre Pío se retiró comentaron

«Nunca entenderemos quién es realmente el Padre Pío».

   

RELATOS SOBRE LA LEVITACIÓN DEL PADRE PÍO

Uno de los relatos sobre el don de levitación del padre Pío es la experiencia de pilotos aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Porque cada vez que estos pilotos iban en misión bombardear la zona de Gargano, se les aparecía volando un fraile que estiraba sus manos mostrando las heridas, les impedía arrojar las bombas y hasta hacía retroceder a los aviones.

Entonces el Comandante General del general de la USAF Nathan F. Twining, con destino en Bari, decidió pilotar él mismo un escuadrón de bombarderos para destruir un objetivo cerca de San Giovanni Rotondo.

Pero cuando se acercaron al blanco se les apareció esta figura del monje con las manos indicando que se detuvieran, pero igual soltaron las bombas.

Y éstas cayeron en terrenos donde no había nada, y los propios aviones giraron hacia la base sin que los pilotos pudieran controlarlos.

Entonces el general fue informado del padre Pío y decidió ir a visitarlo junto con los demás del escuadrón.

Y cuando lo vieron inmediatamente lo reconocieron que era el mismo que aparecía volando frente a los aviones.

Y cuando el general se presentó, el padre Pío le dijo,

«Entonces tú eres el que quería destruir todo».

Ambos se hicieron amigos por el resto de sus vidas.

   

Otro testimonio sobre la levitación del padre Pío lo narra el padre Andrea D’Ascanio.

El comenta que la sacristía estaba llena de gente y el padre Pío tenía que ir al confesionario.

Pero era tal la multitud que no hubiera podido pasar caminando.

Entonces vio pasar al padre Pío caminando sobre las cabezas de las personas hasta llegar al confesionario.

Y cuando le pregunto por ese episodio el padre Pío le dijo,

«Te lo aseguro, hijo mío; era como caminar sobre ladrillos».

El padre Raffaello Rossi cuenta otro caso similar.

   

Por otro lado el padre Bill Martin de Nueva York, que asistió al padre Pío en los últimos tres años de su vida, cuenta algo que sucedió en una misa en San Giovanni Rotondo.

Él estaba caminando llevando al padre Pío al altar para celebrar la misa y el padre Pío estaba muy débil y se apoyaba en él.

Pero le llamó la decisión que no sentía ningún peso en su brazo.

Y entonces miro el piso y vio que el padre Pío estaba flotando a 15 cm del piso.

Entonces miró a otro monje que estaba al otro lado del padre Pío y ambos asintieron con la cabeza que estaban viendo lo mismo.

Nunca hablaron de este tema pero todos en el convento sabían que esto sucedía.

   

El Dr. Sala, el médico del padre Pío, cuenta que una vez estaba atravesando la plaza que da a la Iglesia y vio al padre Pío caminando hacia él.

Cuando se cruzaron lo saludó diciéndole buenas noches pero el padre Pío no le respondió.

Lo siguió con la vista y vio que el padre Pío atravesó la puerta que estaba cerrada y desapareció.

   

Hay muchos otros testimonios sobre levitación, pero no queda claro si también son hechos de bilocación, por eso nos lo mencionamos aquí.

Los testimonios sobre bilocación se pueden leer en este artículo.

Fuentes:

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