El apoyo occidental a las revueltas transformó medio oriente en un polvorín.
Occidente apoyó la desestabilización de regímenes con los que tenía buen trato y eran bastante respetuosos con los cristianos, y terminó dando su aval para el crecimiento e instalación de regímenes islámicos con preponderancia de islamistas radicales, que son los que cometen atentados en Europa y EE.UU. Y ahora la culminación de los desatinos la vemos en la situación en la que occidente se ha colocado en Siria.
La situación de conflicto en Siria está desestabilizando aún más a todo medio oriente y hoy por hoy, los únicos que están saliendo ganadores son los islamistas radicales, que están combatiendo tanto contra el régimen de Assad como contra los guerrilleros moderados (que supuestamente son sus aliados contra Assad), a quienes los asaltan y les quitan las armas para convertirse en los dueños de la situación.
Mientras, el grupo de las naciones más poderosas, el G-8, se acaba de reunir mostrando una paralización. Rusia no quiere que occidente se involucre apoyando a los rebeldes, porque está apoyando a Assad. Mientras que Obama decidió armar a los rebeldes, pero hay poca posibilidad de que esas armas no caigan en manos de los grupos islamistas rebeldes, que son anti occidentales.
La guerra de Siria comenzó con protestas pacíficas contra Assad en marzo de 2011 y se convirtió en una rebelión armada a los pocos meses. La mayor parte de los grupos rebeldes en Siria fueron formados localmente y tienen poca coordinación con los demás. El país está salpicado de bandas formadas por desertores del ejército, agricultores, ingenieros e incluso ex delincuentes.
LOS ISLAMISTAS TOMANDO EL PODER DE A POCO
Es un patrón que se repite en otras partes del país. Durante un viaje de 10 días por el territorio bajo control rebelde en Siria, los periodistas de Reuters han visto que las unidades de islamistas radicales están dejando de lado a los grupos más moderados que no comparten objetivo de establecer un liderazgo religioso supremo en el país.
Los moderados, a menudo con financiación insuficiente, fragmentada y caótica, parece que no pueden competir con las unidades de islamistas, que incluyen a los combatientes de las organizaciones designadas «terroristas» por Estados Unidos.
El ascenso islamista ha amplificado la naturaleza sectaria de la guerra entre los rebeldes musulmanes sunitas y los chiítas partidarios de Assad. También supone una barrera para los objetivos democráticos originales de la revuelta y pone en duda si los Estados Unidos, que anunció un apoyo práctico a los rebeldes la semana pasada, pueden asegurar que el suministro de armas vaya sólo a los grupos amistosos hacia el occidente.
Las potencias mundiales temen que las armas podrían llegar a los grupos islamistas de línea dura que desean crear un mini-Estado islámico dentro de una media luna de territorio bajo control rebelde desde el Mediterráneo hasta la frontera con el desierto de Irak.
Esa perspectiva también es alarmante para muchos en Siria, de la minorías cristiana y alauitas, que están preocupados de que esta alianza sería para tratar de imponer un régimen al estilo talibán.
ÁRBITROS ISLAMISTAS
Los islamistas son más activos y mejor organizados. Los dos principales grupos de línea dura que surgen en Siria son Ahrar al-Sham y Jabhat al-Nusra, una rama de Al Qaeda que se ha atribuido la responsabilidad de decenas de atentados suicidas, entre ellos varios en Damasco en el que murieron civiles.
Pero los combatientes islamistas, vestidos de algodón negro, con largas barbas al estilo suní, han desarrollado una reputación de ser principistas. Decenas de residentes que viven en áreas de territorio bajo control rebelde en el norte de Siria, dijeron a Reuters la misma cosa, si estaban de acuerdo con la política de Jabhat al-Nusra o no: los islamistas no roban.
Aaron Zelin, miembro del Instituto Washington para Política del Cercano Oriente que investiga los militantes islámicos, dijo que los principales grupos como Jabhat al-Nusra y Ahrar al-Sham se han hecho populares porque «son árbitros imparciales y no corruptos».
UNA LUCHA DE PODER
Los miembros de Ghurabaa al-Sham (grupo guerrillero no islamista) tienen una visión de ls situación diferente. «¿Por qué se permite que a la Autoridad Sharia nos controle? Nosotros no los elegimos a ellos», dijo Abdul-Fatah al-Sakhouri, quien trabaja en el centro de prensa para Ghurabaa al-Sham.
La disputa, dijo, es realmente por el poder. Dijeron que su brigada, está integrada por combatientes que van desde islamistas a laicos, pero todos a favor de un estado civil, no fue parte de la alianza islamista formada entre Jabhat al-Nusra, Ahrar al-Sham y Liwa al-Tawhid.
Otro miembro de Ghurbaa al-Sham, que se hacía llamar Omar, dijo que la alianza islamista quería debilitar a su grupo porque no está de acuerdo con la ideología islamista y busca la democracia.
Hasta ahora, los grupos islamistas han sido los que atraen el apoyo del exterior, la mayoría de partidarios sunitas privados de Arabia Saudita.
¿A DÓNDE IRÍAN LAS ARMAS QUE SE ENTREGUEN A LOS PRO OCCIDENTALES?
Las potencias occidentales temen que si las armas se entregan a los rebeldes sirios, habría pocas garantías de que no terminen con los grupos islamistas radicales, como Jabhat al-Nusra, que podrían utilizarlas contra los intereses occidentales.
Los moderados están perdiendo terreno. En muchas partes la bandera revolucionaria roja, negra y verde que representa a los elementos más moderados se ha sustituido por la bandera islámica negra. Pequeñas tiendas que venden bandas negras, ropa conservadora y pasamontañas negros han surgido alrededor de la ciudad y su negocio está en auge.
LOS DESACUERDOS QUE PARALIZAN AL G-8
En la reciente reunión del G-8, Obama y Putin solo se pusieron de acuerdo en la necesidad de contener la violencia en Siria y buscar una solución política, lo que dicho así, en el vacío, rodeado de otras múltiples discrepancias sobre cómo conseguirla y en medio de la situación catastrófica que se vive en ese país en este momento, es, desde luego, un resultado muy pobre.
“Estamos de acuerdo en empujar a las partes a la mesa de negociaciones”, dijo Putin. “Queremos intentar resolver el asunto por medios políticos, si es posible, y hemos dado instrucciones a nuestros equipos para una potencial reunión en Ginebra”, ratificó Obama.
Rusia ha dejado claro desde el primer minuto que condena tajantemente la decisión de Estados Unidos de armar a los rebeldes y que se niega a autorizar en la ONU la imposición de un espacio de exclusión aérea en ese país, lo que, unido al hecho de que Putin piensa, por su parte, seguir armando al régimen de Bachir al Assad, ha conducido a todos a un profundo derrotismo.
Obama, pretende dar un giro al estado actual de la guerra en Siria con su decisión de la pasada semana de entregar armamento a la oposición.
Putin llegó a esta cumbre con una posición de total rechazo a la intención de Occidente de implicarse más directamente en el conflicto en apoyo de los rebeldes. En unas declaraciones tras el encuentro que sostuvo el domingo con Cameron, acusó a quienes entreguen armas a la oposición de “mancharse las manos de sangre”, y, en una cruda exposición de su visión del conflicto sirio, dijo:
“¿A quiénes van a ayudar? ¿A esos que abren los cadáveres de sus víctimas y se comen sus entrañas? ¿Son a esos a quienes quieren a ayudar?”.
El presidente ruso aseguró que el único representante legítimo de Siria es el Gobierno de Bachir el Assad, y añadió que, mientras siga siendo así, Rusia, que le ha entregado poderosas armas ofensivas en los últimos años y meses, le seguirá apoyando.
En medio de este panorama, Cameron manifestó que “aún hay espacio para algunas coincidencias”. Las únicas fueron las mencionadas por Obama y Putin sobre una salida negociada. Pero esa solución pasa por la celebración de la conferencia de paz acordada el mes pasado por los Gobiernos de Rusia y EE UU, para la que todavía no se ha encontrado formato ni fecha por diversos desacuerdos.
Desde que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aceptó en Moscú esa conferencia, el Ejército de Assad ha mejorado considerablemente sus posiciones sobre el campo de batalla.
Y la Administración norteamericana cree que el régimen sirio llegaría actualmente a una reunión de esas características en una posición muy fuerte, por lo que es partidario de retrasarla hasta que se equilibre la situación militar. Al mismo tiempo, Obama ha establecido como condición que Assad no puede jugar ningún papel en el futuro de su país y tiene que abandonar la presidencia, algo a lo que se opone Rusia.
Fuentes: Reuters, El País de Madrid, Signos de estos Tiempos