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Los Instrumentos de Sanación que Tiene la Iglesia

La Iglesia ha recibido del Señor la tarea de sanación: “¡Sanad a los enfermos!” (Mt 10:8)

Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos. 

Además la Iglesia Católica cree que la medicina puede sanar enfermedades, pero no todas ni en todas las personas.

La Iglesia tiene sacramentos y otros instrumentos de sanación, pero los laicos de la iglesia también pueden aportar su poder de intercesión para sanar enfermos.

Por otro lado, hay un tipo de enfermedad que sólo puede sanarse espiritualmente a través de la conversión, la oración y los sacramentos.
.
Y hay enfermos que a su vez Dios sana prodigiosamente por su gracia.

Estos métodos no implican abandonar la curación por la medicina, sino que son complementarios.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que

“La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de todo tipo de enfermedad son un signo maravilloso de que “Dios ha visitado a su pueblo” y que el Reino de Dios está cerca. 

Jesús tiene el poder no sólo para curar, sino también de perdonar los pecados;  vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; él es el médico que los enfermos necesitan” (CIC #1503).

En el libro, Instrucción sobre las Oraciones de Sanación , publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, leemos,

El encuentro de Cristo con el enfermo es uno de los aspectos más humanos que se encuentran en los Evangelios. 

Esta reunión es para la salvación global de la persona, y no sólo para traer la salud corporal solo, superar la enfermedad física y por lo tanto evitar el ‘estancarse en el objetivo imposible de derrotar finalmente la muerte’. 

El encuentro entre Cristo y los enfermos, es decir, tanto en los Evangelios y todavía hoy en día, es para sanar a la persona en su totalidad, y por lo tanto con una dimensión de la eternidad”.

Por su parte el Papa Benedicto XVI, en su libro, Jesús de Nazaret, escribe que

“La curación es una dimensión esencial de la misión apostólica y de la fe cristiana en general. 

Incluso se puede decir que el cristianismo es una ‘religión terapéutica, una religión de la curación’”.

 

LA SANACIÓN A TRAVÉS DE LOS SACRAMENTOS

Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la Eucaristía, el sacramento de la Penitencia (Confesión) y de la Unción de los Enfermos.

A estos dos últimos sacramentos a veces se les llama como “sacramentos de la curación”.

“El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo, quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros.

Esta es la finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Uncion de los Enfermos” (CIC #1421).

De modo que los primeros medios de sanación en la Iglesia son los sacramentos.

Especialmente importante es la sanación por la Eucaristía. En las misas de sanación carismáticas enfermos se sanan después de comulgar.

El sacramento de la Reconciliación no sólo perdona los pecados, sino que con frecuencia sana interior y exteriormente al penitente de las heridas de la enfermedad y del pecado.

Y de un modo especial la Unción de Enfermos es curativa (CIC #1510).

Tradicionalmente la Iglesia ha visto a la Unción de los Enfermos como el sacramento más especializado para la sanación.

 

EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Según Kevin T. DiCamillo el sacramento de la “extremaunción” anterior al Vaticano II que ahora, es conocido como de “unción de los enfermos”,

“es de los siete sacramentos de la Iglesia, que tal vez haya sufrido una transformación más evidente que ningún otro”.

De hecho, según él,

“el sacramento de la extremaunción se convirtió en algo, casi por completo nuevo.

Lo que antes estaba reservado para los moribundos es ahora, un sacramento para los que sufren una enfermedad grave o incluso crónica. Son dos cosas cosas totalmente diferentes”.

E incluso en la pastorales más liberales es recomendado como un alivio para problemas menores o para la prevención.

El autor ilustra la diferencia con dos experiencias, una con un cura de una «capilla» tridentina, y la otra con un sacerdote de una parroquia común.

La primera no debería administrar el sacramento a menos que un juicio razonable pudiese demostrar que el destinatario estuviere “muriendo”.

La segunda, invita al público “que se sienta  enfermo en cuerpo, alma, mente o espíritu” para recibir el sacramento.

Pero al respecto el canon del Código de Derecho Canónico más relevante es el siguiente;

1004 § 1: La unción de los enfermos se puede administrar a cualquier miembro de los fieles que, en uso de razón, comience a estar en peligro por causa de enfermedad o  vejez.

Está muy claro entonces que este tradicional canon no está previsto la recepción del sacramento por cualquiera que simplemente “se sienta mal en cuerpo, alma, mente o espíritu”.

Dolores de cabeza comunes, indigestión, e incluso,  ansiedad por una entrevista de trabajo, que podrían caer bajo tal designación, no se pueden comparar con  el  peligro de muerte por causa de enfermedad o vejez.

El Rito de la unción y la Pastoral de los Enfermos, decretado por la Congregación para el Culto Divino (7 de diciembre de 1972) y aprobado por el Papa Pablo VI, también pone de manifiesto la necesidad de un juicio razonable en relación con la gravedad de la condición física.

La Sección 8 de este documento afirma:

“Es suficiente un juicio prudente o probable acerca de la gravedad de la enfermedad; en tal caso, no hay ninguna razón para tener escrúpulos, pero si es necesario, hacer la consulta a un médico”.

Por lo tanto, en los casos que no son extremadamente peligrosos: una enfermedad crónica simple, o en casos en los que  alguien razonable juzgaría, más allá de toda duda, que ninguna condición grave y peligrosa esté presente, el sacramento no debería ser administrado.

En consecuencia, la práctica liberal de la administración indiscriminada por el Párroco, mencionada anteriormente, se considera, razonablemente, como un abuso.

Por lo tanto podemos apreciar que la unción de los enfermos no es una opción para todas las clases de trastornos.

Pero adicionalmente a este sacramento, la Renovación Carismática ha hecho un desarrollo más extenso y quizás sea uno de sus puntos distintivos.

Anthony Fuina

 

CURACIÓN POR LA INTERCESIÓN DE UN SANTO

Quizás este sea el caso más común, la oración por la intercesión de un Santo.

En este contexto, contamos una supuesta aparición del Padre Pío para sanar.

Anthony Fuina de Long Island acredita que ha sido curado en 1997 de un cáncer por la intercesión del Padre Pío.

Le habían realizado una biopsia de un tumor y estaba esperando los resultados del médico.

Ese día que iba a llegar el resultado, era un día de lluvia y mientras estaba en un semáforo un hombre se acercó a su coche, que le pidió por favor que lo llevará a la intersección de las calles Jerusalén Avenue y Hicksville Road.

Él nunca había llevado a nadie pero sintió una necesidad imperiosa de llevar a este hombre que era una persona de barba y vestido todo de blanco.

En el viaje le contó al hombre que estaba esperando el resultado de la biopsia y mientras lo contaba sintió una sensación abrumadora de paz y tranquilidad.

El hombre le pidió si podía colocar su mano donde le habían hecho la cirugía y orar por él, y comenzó a orar en un lenguaje que no conocía.

Inmediatamente Anthony tuvo una sensación como eléctrica en el cuerpo, donde el vello se le paró.

Tanto que dijo “Oh Dios mío no puedo creer esto no puedo esperar hasta que le diga a mi mujer”.

Una vez terminado, el hombre de barba le dijo “usted está curado porque el espíritu santo ha entrado en usted”.

En medio de la maravillosa sensación que tenía le preguntó quién era, y este hombre de barba le contesto que era un siervo de Dios.

Cuando llegaron al destino el hombre bajó y le dijo otra vez que estaba curado y que debía ir a misas de curación siempre que pudiera y orar por los necesitados.

Y desapareció.

Cuando llegó a su casa el médico le informó que el tumor era benigno pero que tenían que eliminar el resto del tumor.

No tenía un tumor malo.

Hacia medianoche despertó en la cama con una sensación de que le estaban tironeando en el lugar de la cirugía y le estaban quitando el resto del tumor.

Posteriormente cuando fue a cirugía para extirpar la otra mitad del tumor el médico se sorprendió, porque no había nada para eliminar, el tumor había desaparecido.

Luego fue a consulta regularmente, hasta que en el año 2000 el cáncer volvió.

Comenzó a rezar con la familia y su hija le entregó una estampita de un hombre en proceso de canonización.

Cuando vio la imagen sintió un calor en todo el cuerpo y le preguntó a la hija “de dónde sacaste esa foto. Este es el hombre que recogí, oró por mí y me dijo que estaba curado hace 3 años”.

La hija le dijo que hace tiempo que el Padre Pío estaba fallecido y él le contestó que era imposible porque lo había visto hacía 3 años.

A partir de ahí todos tuvieron la sensación que debían orar por la intercesión del padre Pío, para que terminara la sanación.

Amigos, sacerdotes, monjas y los Caballeros de Colón comenzaron a orar por la intercesión del Padre Pío.

Mientras oraban al Padre Pío para que destruyera las células cancerosas él tenía una sensación de calor en todo el cuerpo.

A los días le hicieron un nuevo estudio para ver cómo debían hacer la cirugía y el médico se sorprendió porque nuevamente el cáncer no estaba allí no había ningún tumor.

A partir de ahí Anthony y su esposa comenzaron a trabajar en una fundación para ayudar a los niños con cáncer, qué se llamó fundación del Padre Pío.

Llevan un grupo oración mensual en su parroquia y da testimonio donde es invitado sobre su sanación por la intercesión del Padre Pío.

En el 2002 asistió con su esposa a la canonización del Padre Pío.

Deborah Zago

 

CURACIÓN POR RELIQUIAS DE UN SANTO

Este método de curación también es la oración por la intercesión de un Santo, pero con el aditamento de orar ante una reliquia de él.

Déborah Zago de Burlington, Ontario cree que fue curada de un cáncer en la etapa 4, por los poderes curativos de las piedras de la cripta del primer obispo de Toronto, Michael Power.

Al menos 18 personas gravemente enfermas de Canadá han manifestado que han sido curadas por trozo de ladrillo rotos y piedra caliza del subsuelo de la catedral de San Miguel, donde descansan los restos del obispo Power.

Power fue enterrado debajo de la Catedral en 1847.

Había muerto a los 43 años, después de una intensa actividad de ayuda a los refugiados irlandeses enfermos en las orillas del lago de Toronto.

La práctica de orar ante estas reliquias comenzó con Karol Bragagnolo, directora del proyecto de restauración de la catedral.

Pensó que esas piedras habían absorbido generaciones de oración de sanación.

Porque Power se caracterizaba por atender a los enfermos sin preocuparse de su propia salud.

Así que para los enfermos era una referencia según lo que comenta el párroco Michael Busch.

Quién agrega que las piedras no tienen un ingrediente mágico, sino que su poder sanador radica en la fe de los que rezan sobre ellas.

Deborah Zago estaba muriendo de cáncer de útero cuando recibió un poco de ladrillos rotos de la cripta de Power.

Le habían dado dos semanas de vida e incluso había venido un sacerdote a darle la extremaunción.

En la Pascua de 2004 una enfermera domiciliaria le recomienda cuidados paliativos porque no había esperanza suficiente de su sanación.

Su debilidad era tal que no podía recuperarse de la cirugía ni soportar la quimioterapia.

Pero luego de recibir los trozos de ladrillo su peso aumentó y pudo comenzar la quimioterapia.

Siempre en su casa rezaba con los pedazos de piedra de la catedral en la mano.

Ella pensaba que las piedras tenían años de oración y que esas oraciones repercutían ahora en ella.

Incluso el actual párroco de la Catedral dice que dio a su propia hermana esas piedras cuando estaba muriendo de cáncer de pulmón, lo que loa ayudó a centrarse en la oración y a llevar la carga de la enfermedad.

No se sanó pero se le fue el miedo y vivió mucho más tiempo del que los médicos habían pronosticado.

Aún no se ha comenzado la causa oficial de reconocer al obispo Power como santo pero ya se está manejando.

 

EL MINISTERIO DE SANACIÓN

Esta forma de sanación implica una organización específica de grupos que oran para la sanación de otros.

El Ministerio de sanidad católico coincide con algo que ha descrito el Papa Francisco que la iglesia es como “un hospital de campaña”, que atiende a los heridos.

Un libro llamado Healing Wounds the Field hospital of the Church editado por Alan Guile y el padre Jim McManus trata de como la oración por la curación puede complementar los sacramentos, en especial el de la penitencia.

Es algo común dentro de la Renovación Carismática Católica grupos de oración de personas que oran por otras.

La sanación tiene un componente espiritual importante, porque implica la curación del pecado qué fue lo que generó nuestras heridas y nuestras reacciones físicas.

La idea es que necesitamos la reconciliación, no sólo con Dios sino con los demás y con nosotros mismos, para eliminar las cargas que llevamos.

Necesitamos la curación de los recuerdos y de las emociones dolorosas que están metidas muy dentro nuestro.

La gente necesita la ayuda y el aliento de otros para su sanidad.

El padre McManus dice que el énfasis casi exclusivo en el perdón de los pecados a través de los siglos, no está permitiendo que el penitente sea consciente de las heridas que los pecados infligieron.

Al sanarnos del pecado a través de la curación de las heridas, nos sanamos de la mala reacción qué causó en nuestro físico y en nuestra psiquis.

Algunas personas pueden confesarse por años pero no recibir la paz y la sanación que Cristo quiere llevarle.

Por lo tanto el Ministerio de Sanación es un complemento para lograr la paz interior y sanar las heridas.

Es común que en las oraciones de sanación se haga el gesto de imponer las manos.

No porque de las manos salga energía sanadora, sino que trasmite cercanía y la presencia de Dios sanando.

Sin embargo los grupos de sanación no son muy populares en toda la Iglesia, porque los obispos y sacerdotes son reacios a armar servicios de curación en sus parroquias.

El mensaje que prevalece a los católicos practicantes es que la iglesia espera que ellos asistan una vez a la semana a misa y que luego no necesitan dedicar más tiempo y esfuerzo a ninguna otra cosa.

Pero si se toma la visión del Papa Francisco, de la iglesia como un hospital de campaña en la batalla, entonces la primera tarea de la iglesia sería curar las heridas, por lo tanto es central el Ministerio de Sanación.

Pero también el Ministerio de Sanación es un Ministerio de Liberación.

Y entre la liberación y el exorcismo hay un continuo en la influencia demoníaca.

Por lo tanto es necesario que las personas y los sacerdotes crean en la existencia del diablo y los espíritus malignos.

Y también que tengan algun entrenamiento para reconocer cuando las personas necesitan Liberación de espíritus malignos.

Pero lo que sucede actualmente en la iglesia católica es que no todos los sacerdotes y obispos creen en la existencia del diablo.

Y a pesar que el derecho canónico prevé disposiciones para el Ministerio de liberación y exorcismo, algunas diócesis no designan un sacerdote para este ministerio, por lo tanto las personas que tienen afectada su salud por acción del maligno no pueden acceder a personal entrenado para eliminar a los demonios.

Y en algunos casos hay algo peor, que las diócesis cree que todo se soluciona enviando a las personas al psiquiatra.

El padre Gabriele Amorth menciona en un libro suyo una llamada telefónica que recibió de un obispo en Italia, quién le preguntó si podía ver alguien de su diócesis por un exorcismo.

Amorth le sugirió al obispo que nombraron sacerdote exorcista para el Ministerio en su diócesis y el obispo le comentó que no tenía a nadie que pudiera nombrar.

Entonces Amorth le sugirió que el obispo mismo debía exorcizar a la persona, a lo que el obispo respondió que él no sabría por dónde empezar.

Por lo tanto es necesario creer en la existencia del demonio y también tener personal entrenado para estos casos.

El Ministerio de sanación y liberación debería hacer tanta sanación interna como pueda con la colaboración de laicos y sacerdotes.

Especialmente teniendo en cuenta que a veces la oración de sanación interior no bastará para liberar a la persona de los espíritus malignos y que habrá que ir a un exorcista.

También hay que considerar que el poder de los sacramentos es importante pero no es suficiente para liberar a la gente de espíritus malignos cómo, lo demuestra el Nuevo Testamento.

Por otro lado, no se gana nada expulsando a los espíritus malignos si la persona no está dispuesta a arrepentirse y renunciar a las prácticas que llevaron a la entrada de espíritus malignos.

En resumen, la oración de sanación interior tiene un componente anterior, que es el arrepentimiento y la renuncia a las malas prácticas y el pecado.

 

LA SANACIÓN CARISMÁTICA

De acuerdo con las Directrices de la Oración para Sanar, un folleto publicado por la Comisión Doctrinal de los Servicios Internacionales de la Renovación Carismática Católica (ICCRS), hay cuatro categorías básicas de la curación: 

-la curación física:la curación de la enfermedad y la discapacidad física;
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-curación psicológica: curación de heridas en la psique humana, incluyendo heridas emocionales;
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-sanación espiritual: esto significa, sobre todo, la ‘curación del pecado’ que restaura a la persona a una relación con Dios;
.
-y el exorcismo y liberación.

Los sacramentales también son con frecuencia son curativos y sanadores.

El Padre Emiliano Tardif dijo:

El carisma de sanación lo tiene todo cristiano y en cualquier momento el Señor puede actuar en él; el carisma se presenta esporádicamente.

Muy diferente es el ministerio de sanación en donde el carisma es permanente, siempre que se ponga en práctica.

Lo tienen en plenitud, activo, en virtud de su oficio: los sacerdotes, los médicos; los esposos lo tienen con fuerza especial, el uno para el otro, y al mismo tiempo para sus hijos y familia.

Los laicos lo tienen limitado; necesitan estar discernidos por los pastores y confirmados por la comunidad; pueden darse casos de laicos a quienes Dios llama al ejercicio de la sanación en plenitud y sin límites.

Estos no son muchos pero generalmente va unido al ministerio de la predicación”.

Los carismáticos suelen manejar estos tipos de recursos para la sanación:

 

Sanación por oración de intercesión

La oración de intercesión no la hacemos solos. El Espíritu Santo intercede por nosotros y con nosotros e interceden también la Santísima Virgen y los Santos.

 

Sanación por la alabanza

Numerosas curaciones espirituales y físicas se realizan por medio de la plegaria en honor y alabanza a Dios y Jesucristo.

 

Sanación por medio de las bendiciones

La señal de la cruz es una maravillosa bendición que tiene efectos sanadores sanadores desde la fe.

No sólo la pueden hacer los sacerdotes sino también los laicos, por ejemplo bendiciendo los medicamentos.

 

Sanación por la aspersión de agua bendita

Se trata de un sacramental que recuerda la regeneración por el agua del bautismo.

 

Sanación por imposición de manos

La imposición de manos debe ir acompañada de oración a Dios.

No se trata sólo de un remedio natural o parapsicológico, sino que Jesús mismo se servía de estos signos para curar.

 

Sanación por unción con aceite bendecido (no debe confundirse con el aceite usado en el sacramento de la Unción de los Enfermos)

El aceite bendecido significa el Espíritu de Jesús que unge y cura a los enfermos.

Los creyentes, como ungidos y profetas, participamos de los poderes sacerdotales, reales y proféticos de Cristo.

 

Sanación por el perdón

El perdón es curativo en el ámbito espiritual, psicológico y físico.

 

Sanación por la Palabra de Dios (lectura de la Escritura)

Por ejemplo San Francisco Javier enviaba a su monaguillo a leer un evangelio al enfermo y éste curaba; mandó leérselo a un muerto y éste resucitó.

 

Sanación relacionada con los atributos de Cristo

San Pedro nos recuerda que “por sus llagas hemos sido sanados”.

Podemos orar: Señor, que tus llagas sanen esta enfermedad.

Hay menciones que las llagas de la corona de espinas de Cristo, curan de jaquecas, migrañas e insomnios.

 

Sanación por invocación del Nombre de Jesús

Su invocación produce efectos de paz en las almas y a veces de sanación en el cuerpo.

 

Sanación por increpación a la enfermedad en Nombre del Cristo

Esto se basa en Lucas 4:39: “Él increpó a la fiebre, en la suegra de Pedro, y la fiebre se fue”.

 

Sanación por el Amor de Dios, en nuestras vidas

Su amor puede curar nuestras llagas físicas cuando las toca.

También cuando pasa por acontecimientos que nos dejaron recuerdos dolorosos, se produce la sanación de los recuerdos.

 

Sanación por el carisma de curación

La finalidad principal de la sanación física es el bien espiritual de la persona.

Dios nos quiere íntegramente sanos.

Quiere sanar principalmente nuestra alma, porque de ahí deriva, en muchas ocasiones, nuestra sanación física.

Y otras veces nos sana físicamente para que sanemos espiritualmente.

 

Sanación con el carisma de conocimiento

El Espíritu Santo puede descubrir a una persona la raíz espiritual, moral, psicológica o fisiológica de un mal, para que el enfermo se cure haciendo presente a Cristo en esta raíz del mal.

Tipicamente son los anuncios en las misas de sanación carismática cuando el sacerdote u otra persona anuncian cosas del tipo: “en esto momentos el Señor esta curando los problemas de columna a una persona aquí

 

Sanación por la fe

Cristo suele actuar según la medida de fe de los que se acercan a Él.

Cristo dice a la mujer con años de hemorragias “tu fe te ha sanado” (Mt 9:22).

 

CÓMO ORAR POR SANIDAD Y LOGRAR RESULTADOS

El ministerio de sanación siempre actúa en el nombre de Jesús.

Cuando vas a orar por un enfermo debes tener en cuenta esa máxima, porque la curación de los enfermos en el nombre de Jesús es una de las herramientas más eficaces para la evangelización. 

Muchos llegan a conocer el amor y el poder salvador del Señor Jesucristo a través del ministerio de sanidad.

Estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, y si bebieren veneno, no les hará daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Mc 16, 17-18).

A la luz de lo que Jesús dijo, cualquier creyente bautizado puede orar por los enfermos.

Si bien es cierto, y por lo general reconocen que hay carismas de curaciones dadas sólo para algunos, esto no debería impedir que cualquier cristiano bautizado ore por los enfermos.

Las siguientes son algunas de las maneras de orar por sanidad, especialmente la curación física, para lograr resultados para los enfermos.

Esta lista no es de ningún modo exhaustiva:

 

Tener una relación constante, personal, íntima, día a día y momento a momento, de comunión con el Señor. 

Sin este tipo de relación con Él, la vida de uno está desprovista de poder real.

Y es dificultoso que nuestras oraciones de sanidad por otros enfermos tengan fuerza.

En Juan 15:5-7 Jesús afirma: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí no pueden hacer nada”.

 

-Frecuentar los sacramentos de la Iglesia, especialmente los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. 

Además el ministerio de sanación puede animar a los enfermos a hacer lo mismo.

Estas son las fuentes más potentes de la curación, incluyendo el sacramento de la Unción de los Enfermos.

El Catecismo (#1509) afirma que la Iglesia cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y los cuerpos. 

Esta presencia es particularmente activa a través de los sacramentos, y de una de manera especial por la Eucaristía, el pan que da la vida eterna y que San Pablo sugiere que conecta con la salud corporal.

 

-Siempre decir una oración “protectora” antes de la sesión de curación para evitar cualquier contaminación o transferencia de espíritus de aflicción y enfermedad en cualquiera. 

Se recomienda una oración invocando el nombre y la sangre de Jesús para la protección y obligar a todo espíritu de acoso o represalia.

 

-Invocar a María y los Santos Ángeles para tu intercesión y protección.

 

-Tener una fe expectante, en que el Señor puede trabajar a través de ti para Su gloria.

Les aseguro que si tiene fe del tamaño de un grano de mostaza, diréis a este monte: pásate de aquí para allá, y se pasará. Nada será imposible para ti” (Lc 17:6).

 

-Hacer preguntas y escuchar con atención a la persona a quien estás ministrando antes de empezar a orar. 

La información tal como el tipo de enfermedad que la persona está sufriendo, el diagnóstico del médico, la fe de la persona en el poder curativo de Jesús, puede servir de guía sobre cómo proceder en la oración por los enfermos.

 

-Poner las manos sobre los enfermos. 

Jesús puso las manos sobre los enfermos y los sanó. 

Sin embargo se debe utilizar la discreción adecuada con la imposición de las manos.

 

-Utiliza el nombre de Jesús. Hay poder en el nombre de Jesús. 

“Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn 14:14).

 

-Estar abierto al Espíritu Santo y sus dones, especialmente la profecía, la palabra de conocimiento y el discernimiento de espíritus. 

Estos son una gran herramienta en la realización del ministerio de sanidad.

 

-Obedecer la voz del Señor. Obedecer las conducciones y la inspiración del Espíritu Santo. 

 

-Redundancia. “Llamar a las cosas que no son como si fuesen” (Rom 4:17). 

Muchos lo describen como una oración acumulativa.

Un ejemplo de esto es una oración pidiendo al Señor por los ojos de nuevo para los ciegos, nuevos tímpanos y nervios auditivos para sordos y así sucesivamente.

“Para Dios, nada es imposible” (Lc 1,37).

 

-Pedir a Jesús que aplique su preciosa sangre y su toque de curación en las partes enfermas del cuerpo de la persona.

“Por sus llagas fuimos curados” (Is 53:5).

 

-Sellar la curación con la sangre y el nombre de Jesús y el manto de la Virgen María, para que la curación pueda durar. 

Esto podría prevenir los síntomas y que la misma enfermedad se repita.

 

-Rezar una “oración limpieza” después de la sesión de sanación. 

Esta oración tiene por objeto impedir a cualquier entidad o espíritu de enfermedad y / o espíritu de venganza adherirse a cualquier persona involucrada en la oración de sanación.

 

-Dar gracias a la bondad de Dios y su amor sanador.

“Por medio de él, ofrezcamos siempre a Dios un sacrificio de alabanza” (Hebreos 13:15).

 

SANACIÓN DEL ÁRBOL GENEALÓGICO

La sanación del árbol genealógico es una extensión del ministerio de sanación o curación.

Sacerdotes como el padre James Manjackal dicen que la sanación del árbol genealógico se fundamenta por la influencia diabólica visible sobre niños inocentes en familias aparentemente normales.

Y esto está fundamentado en la Biblia. Por ejemplo en las enseñanzas sobre los 10 mandamientos de Moisés, donde encontramos la mención de maldiciones sobre aquellos que no guardan estos mandamientos, que lo vemos en el Deuteronomio 26, 27 y 28.

Hay muchas menciones de que las maldiciones se pasan de generación en generación tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento

De hecho, la enseñanza católica establece que el pecado original se ha transmitido de generación en generación y que el bautismo puede eliminarlo, no así sus consecuencias.

De modo que si todavía estamos afectados por el pecado de nuestros primeros ancestros, cuanto más estaremos influenciados por el pecado de nuestros ancestros más cercanos, con los que eventualmente convivimos.

Incluso Jesús acusó a los judíos de la sangre derramada por los profetas asesinados por sus padres.

Incluso es común qué consejeros o psicólogos pregunten en la primera consulta si hay alguien en la familia con el mismo problema y los médicos para sanar una enfermedad preguntan lo mismo.

De modo que los patrones de comportamiento, tanto buenos como malos, se pueden transferir de los padres hacia los hijos.

No se puede culpar a los antepasados por todos nuestros problemas, pero tampoco se puede negar que hay problemas que provienen de antecedentes familiares

Es así que los ministros católicos tienen el deber de administrar el perdón y la reconciliación a las personas y apoyar para que lo hagan con sus antepasados.

La sanación del árbol genealógico pone énfasis en una experiencia más profunda de los sacramentos de la iglesia; la oración, la reconciliación, la eucaristía.

La estrategia para sanar las maldiciones pasadas es principalmente el perdón y la reconciliación; perdonar a nuestros parientes y reconciliarnos con ellos.

Esto se hace haciendo oraciones, penitencia y caridad en su nombre, recibiendo la sagrada comunión por ellos y ofreciendo misa por ellos.

Del mismo modo el bautismo de un niño abortado puede ser necesario para la sanación de sus padres.

Ya en la iglesia primitiva San Pablo dice en 1 Corintios 15:29 que se hacía bautismo en nombre de los muertos.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Cómo Debemos Orar por los Enfermos

La oración por los enfermos es necesaria para apoyar el plan de Dios para el propio enfermo.

No porque vayamos a cambiar la opinión de Dios o movilizarlo necesariamente.

Sino porque vamos apoyar al enfermo para que dé pasos tendientes a mejorar su condición.

Pero tan cierto como esto, es el pedido de la comunidad y de los cristianos en particular para que Dios reestablezca la salud de una persona.

Porque Dios quiere que le pidamos cosas.

Siempre vamos a querer que el enfermo se sane y a veces se nos escapa que en el plan de Dios a veces el objetivo no es la curación de la enfermedad, sino los frutos que da esa enfermedad para la misma persona y para otros.

Hay un mito que corre entre algunos círculos carismáticos que no debemos orar por los enfermos sino simplemente sanarlos.

Ellos dicen que no vemos muchas curaciones en los enfermos últimamente porque hablamos con Dios en lugar de expulsar la enfermedad.

Su argumento se basa en que cuando Jesús envía a los apóstoles les dijo que sanaran a los enfermos resucitaran a los muertos, limpiaran a los leprosos y expulsaran a los demonios (Mateo 10: 8).

No les dijo oraran por los enfermos, oraran por los muertos, oraran por los leprosos, oraran por los demonios.

Si bien es así que Jesús envió a los seguidores a sanar a los enfermos, también es cierto que en otras partes del Nuevo Testamento pide orar por los enfermos.

Por ejemplo la carta de Santiago 5:14-15 dice,

«¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.

Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados»

Pero además hay suficientes recomendaciones de Jesús de que oremos al Padre.

En Mateo 6: 9 nos enseña a orar el Padrenuestro.

En Juan 16: 23 dice que todo lo que pidas al Padre en nombre de Jesús, Él te lo dará.

Y por sobre todas las cosas hay pasajes en la Biblia en que Jesús va a orar al Padre, lo cual es una acción qué deberíamos copiar.

Luego en la historia de la iglesia naciente, que es contada en Hechos de los Apóstoles, vemos que los apóstoles oraban por los enfermos, por ejemplo Pedro se arrodilló y oro ante el cuerpo de tabita en Hechos 9:40.

Pero también sanaban y expulsaban a la enfermedad y a los demonios

De modo que no se debe ver la oración a Dios cómo una traba para expulsar la enfermedad y a los demonios.

Sino que con la oración nosotros pedimos a Dios que se haga su voluntad, porque en última instancia quien sana es Dios no el carismático qué trata de sanar al enfermo. 

Si nosotros oramos solamente para que una persona se cure sin discernir cuáles son las causas de su enfermedad y qué es lo que Dios le va a permitir, entonces no estamos haciendo un acompañamiento, con oración, adecuado al enfermo.

Esto vale tanto para orantes en solitario, como para un Ministerio de Sanación, como veremos en este artículo.

   

¿QUÉ TENEMOS QUE PEDIR CUANDO REZAMOS POR UN ENFERMO?

Cuando conocemos a alguien enfermo, o quizás discapacitado, nuestra primera respuesta es rezar por su curación.

Es una respuesta compasiva que busca aliviar los padecimientos del sufriente pidiéndole a Dios que lo sane, que le quite la cruz.

Sabemos que Dios es compasivo y todo poderoso, de modo que podría sanar a cada enfermo en cada momento; sin embargo no lo hace así.

Porque la curación física no es siempre el plan de Dios para la persona.

A veces Dios usa la enfermedad o la discapacidad para sanar el alma de la persona o incluso para que sirva de modelo, consuelo y la persona sea distribuidora de gracias a las personas de alrededor.

Se han dado casos de varios místicos que sufrieron grandes enfermedades, que les llevaron a estar prácticamente toda su vida en la cama, pero a los que Dios entregó grandes dones, que ellos a su vez los usaron para los demás.

En este artículo por ejemplo relatamos el caso de 7 mujeres Santas que vivieron durante años alimentándose solamente con la Eucaristía por graves enfermedades que tuvieron.

De modo que la curación de cada persona es un proceso personalizado, porque la persona es única y el plan de Dios para esa persona es a medida.

   

CÓMO CURÓ JESÚS

En la Biblia hay muchos pasajes donde Jesús sanó a enfermos y endemoniados.

Pero lo hizo de formas muy diversas, lo que nos indica que en cada caso el trato era particular y que no hay un molde único para la sanación.

En un caso Él escupió en el suelo hizo barro y lo frotó en los ojos de ciegos; Él reprendió a la fiebre y ordenó a los espíritus sordos y mudos para que se fueran; y a veces preguntó al paciente y otras veces no.

Esto nos indica que cada persona por la que oramos es única y debemos tener una acción personalizada para cada una.

En el que se debe tener en cuenta qué es lo que Dios quiere hacer con esa persona en general y a través de nosotros en particular.

Además debemos tener en cuenta que las curaciones y las expulsiones de demonios de Jesús, fueron realizadas en el marco de la predicación del Reino de Dios, lo cual también es un ingrediente que debemos tomar para las oraciones de curación.

En ese sentido la Biblia nos presenta una serie de objetivos por los cuales rezar por el enfermo, que no son necesariamente la curación física.

Veamos algunos de estos objetivos.

   

PASAJES BÍBLICOS CON OBJETIVOS DISTINTOS DE ORACIÓN

Para que Dios los consuele (2 Corintios 1: 4).

Para que «crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:18).

Para que confíen en el Señor y no se apoyen en su propio entendimiento (Proverbios 3: 5).

Para que crezcan en el fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22-23).

Para que ellos sufran bien. Para que se «comprometan con su Creador fiel y continúen haciendo el bien» (1 Pedro 4:19).

Para que Dios les conceda resistencia y aliento (Romanos 15: 4-6).

Para que rechacen el pecado y tengan resistencia. Para que miren a Jesús, para que no se cansen y pierdan el corazón (Hebreos 12: 1-3).

Para que el Señor provea para todas sus necesidades «según las riquezas de su gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Para que tengan sed de Dios y que depositen su esperanza en Él (Salmo 42: 1-5).

Para que Dios los guarde en perfecta paz (Isaías 26: 3).

Para que sean «alegres en la esperanza, pacientes en aflicción, fieles en la oración» (Romanos 12:12).

Para que Dios les permita contentarse en cualquier circunstancia en que Él los ponga (Filipenses 4: 11-13).

Para que sostengan inquebrantablemente la esperanza que han profesado (Hebreos 10:23).

Para que no se desanimen, sino para que perseveren y fijen sus ojos en lo que es eterno (2 Corintios 4: 16-18).

Y luego está la oración más obvia para pedir la curación

«Señor, por favor sana a <nombre> del problema de <enfermedad>».

Y se puede pedir la intercesión de la Santísima Virgen o algún santo también.

Y para elegir las palabras que vamos a usar siempre es conveniente pedir el auxilio del Espíritu Santo.

   

¿QUÉ LE TENEMOS QUE PEDIR AL ESPÍRITU SANTO?

Hay que buscar la iluminación del Espíritu Santo para saber sobre qué orar y cómo orar.

La cual es la tarea primaria de los Ministerios de Sanación.

Esto implica también conocer cuál es la enfermedad, porque a veces hay razones ocultas que llevan a esa enfermedad; muchas veces factores espirituales generan enfermedades físicas.

Y especialmente es importante conocer cuál es el plan de Dios para esa persona; debemos pedir al Espíritu Santo que nos revele que es lo que quiere hacer Dios con esa persona.

Porque de esa forma podemos enfocar mejor las palabras de la oración.

De cualquier forma pocas veces obtenemos respuestas claras y por lo tanto debemos admitir que los planes de Dios no están en nuestro entendimiento.

O debemos descubrirlos en medio del camino.

De modo que deberíamos orar para que se cumpla el plan de Dios para esta persona.

Y también debemos pedir iluminación para saber qué es lo que Dios quiere de nosotros en el proceso de cada caso.

Porque como dice la escritura, somos parte del cuerpo de Cristo y cada uno tiene diferentes funciones y dones, y cuando un miembro sufre los otros sufren con él.

   

¿QUÉ ES LO QUE DIOS HACE CUANDO ORAMOS?

Basado en su experiencia Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, detalló que se pueden esperar en el Ministerio de Sanación.

La mayoría de las veces los orantes trabajan a ciegas porque no pueden discernir fácilmente cuál será la respuesta del Señor a la oración.

Dios tiene un plan para cada persona y el Ministerio de Sanación trata de pedir con fuerza y devoción que este plan se active.

En primer lugar, el gran valor pastoral del Ministerio es la experiencia que reciben los enfermos del amor de Cristo.

Esto implica paz y alegría, aunque el estado de salud siga en las mismas condiciones.

Hay casos en que los enfermos no se curan, pero sus dolores desaparecen por el alivio de la oración, es lo que él llama la anestesia divina.

A veces la respuesta a la oración es que el médico descubre las causas de la enfermedad y acierta con el tratamiento.

En este caso Dios ha guiado al médico.

Otras veces la respuesta a la oración es que el enfermo necesita sanación interior y no corporal, porque es sabido que el 80% de las enfermedades son psicosomáticas.

Esto se logra mediante un vislumbre del carisma de discernimiento.

Y a veces se descubre que la causa de la enfermedad es una adicción o un hábito nocivo, cómo puede ser fumar, consumir drogas, comer con demasiada sal, el alcohol, etc.

En estos casos la oración que le sigue debe ser para pedir liberación de esas adicciones.

En otros casos la enfermedad está relacionada con la vida desordenada, de poco sueño, mucho trabajo, comida a deshoras, etc., que hace necesario un cambio en la organización de la vida de la persona.

Y para esto hay que orar también, para que la persona tenga la disposición para hacer esos cambios.

En otras ocasiones la pérdida de salud se origina en la reacción psicológica ante problemas y preocupaciones que la persona tiene.

Y en este caso es recomendable la oración por la paz y la tranquilidad.

Hay que tomar en cuenta por otro lado, que las enfermedades no remiten rápidamente sino muchas veces lo hacen progresivamente.

Por lo que la oración debe tomar en cuenta las distintas metas intermedias de mejoría.

Y como es a largo plazo, la oración debe ser perseverante, lo cual exige al orante la comprensión y disposición de actuar en un proceso.

Aunque a veces la sorpresa es que la curación es inmediata y la remisión es total.

Pero en realidad esto nunca se sabe de antemano, el resultado final es un misterio en términos generales.

A veces también el objetivo de la oración no es la curación de una enfermedad sino el fortalecimiento mental y físico para la conservación de la salud.

Esto es especialmente así cuando se ora por un anciano o un bebé.

Y en otros casos la oración es para que el enfermo haga el pasaje de la mejor manera posible, porque su situación no tiene remedio.

   

LOS PRINCIPIOS DE ORACIÓN POR SANACIÓN

Por su parte Francis MacNutt habla de tres principios importantes de la oración curativa:

   

1 – La oración requiere discernimiento

La clave para una curación efectiva, dice, es saber por qué orar.

Este entendimiento sólo viene por el poder del Espíritu Santo.

   

2 – La curación requiere tiempo

MacNutt defiende la oración prolongada, en la cual los ministros de oración imponen las manos a una persona y oran por un período prolongado.

“La curación lleva tiempo, y eso es lo que falta en muchos ministerios de sanación”, dice.

   

3 – Las emociones necesitan sanación

MacNutt cree que el dolor, la vergüenza, los ataques de pánico, los trastornos mentales, los desvíos sexuales y las adicciones pueden ser sanados por Jesús.

La sanación requiere que la persona afectada renuncie a sus decisiones dañinas, perdone a los que les hacen daño e invite a Cristo a sanar un recuerdo doloroso.

   

Y distingue cuatro formas principales de curación, y por tanto cuatro métodos típicos de oración para ejercer este ministerio.

1 – Oración de arrepentimiento por los pecados personales

Está en la raíz de la mayoría de las curaciones.

Si hay arrepentimiento, hay perdón y liberación del pecado, y por tanto hay sanación y salvación.

La psicología y la medicina modernas reconocen que gran parte de las enfermedades físicas tienen un componente psíquico.

En muchos casos resulta más útil y más importante dedicar tiempo a la oración de arrepentimiento o a la de sanación interior antes que orar por la curación física.

La reconciliación sacramental (la confesión) tiene una dimensión de curación.

  

2 – Oración de curación interior

En la que se da la sanación de los recuerdos o de cualquier enfermedad de tipo mental o psíquico.

Generalmente es necesaria la curación interior cuando comprobamos alguno de los siguientes casos:

heridas del pasado, traumas no superados, resentimientos, problemas emocionales profundos, depresión, formas persistentes de ansiedad, miedo, impulsos sexuales compulsivos, excesiva timidez, con su respectiva carga de recuerdos y vivencias del pasado, que por más que queramos no podemos librarnos de ellos.

Para esta clase de sanación hay una forma peculiar de entrevista y oración.

Este ministerio lo puede realizar una persona sola que tenga conocimiento, discernimiento y dones para ello, o puede ser también un equipo, al que llamamos grupo de intercesión.

   

3 – Oración de curación física

Es la más difícil de admitir y la que más puede poner a prueba nuestra fe.

Sin embargo la oración por la curación física es la más sencilla de todas y la más breve.

De hecho, Dios responde a esta oración y sana de muchas maneras.

   

PARA ORAR POR LA CURACIÓN FÍSICA SE PUEDE SEGUIR LA SIGUIENTE PAUTA

Lo primero es siempre escuchar para discernir qué hemos de pedir y si hemos de orar o no

Fijar al mismo tiempo la atención en qué es lo que le aqueja a la persona y en el Señor, que a veces comparte con nosotros el don del discernimiento para llegar al verdadero diagnóstico.

A veces descubriremos que más que de curación física se trata de curación interior, o de arrepentimiento o de oración de liberación.

Algunos enfermos ni siquiera están preparados para ser curados, a pesar de que pidan que se ore por ellos.

El Espíritu nos indicará, si estamos atentos a su voz, por quién debemos orar.

Para aquellos que no están experimentados valga la siguiente regla:

-oren por aquellos que acuden y les piden oración,

-oren siempre que se sientan movidos por compasión y a visitar a alguien enfermo y orar por él

-no hay que centrarse sólo en el problema y sus síntomas.

   

Lo segundo es discernir si hay que imponer las manos y oración

Si la persona por la que se va a orar se molesta con la imposición de manos, o prefiere que nos mantengamos a cierta distancia, respetemos sus sentimientos.

El gesto de la imposición de manos es una forma de comunión de amor y está indicado por el mismo Señor.

Pero la oración ha de tener dos elementos:

reconocimiento de la presencia de Dios, siempre dirigida al Padre o a Jesús, reconociendo la presencia de Dios y alabándole

petición, de forma muy específica, visualizando la curación que estamos pidiendo

La oración debe ser imaginativa, positiva y enfatizar, no la situación de enfermedad, sino la esperanza de que el organismo se recupere.

   

Y lo tercero es tener e irradiar confianza y hacer una acción de gracias

Esta fe es central porque hacemos esto porque tenemos confianza en Él.

Es un don y es mejor decir “hágase según tu voluntad”.

Y con la acción de gracias alabamos a Dios porque creemos que Él nos ha oído.

   

4 – Oración de liberación para casos de opresión

Hay que distinguir muy bien entre posesión diabólica y opresión diabólica.

La posesión diabólica es bastante rara. La oración formal de la Iglesia para liberar a un poseído es el exorcismo.

Para ejercer esta clase de oración se requiere el permiso del Obispo que sólo se da a un sacerdote especialmente cualificado para este ministerio.

La opresión es relativamente frecuente: es como la invasión de una ciudad, en la que la persona en cuestión tuviera el control de la mayor parte, quedando ciertas áreas bajo el dominio enemigo.

Donde más frecuentemente se manifiesta es en los casos de drogadictos, alcoholismo, conducta autodestructiva, personas que han participado en sesiones de espiritismo, brujería, meditación trascendental, todas las prácticas del ocultismo, concentración profunda del yoga.

En este asunto se necesita más que nunca el don del discernimiento, consejo y sabiduría del Señor.

Un indicio de la necesidad de oración de liberación puede ser el hecho de que la curación interior no da resultado.

La oración de liberación debe administrarse con mucha cautela.

Esta clase de oración no la puede ministrar cualquiera y de ordinario ha de ser un grupo de personas entre las que haya al menos un sacerdote.

Pues, a diferencia de la oración de curación que siempre se dirige a Dios, la oración de liberación es una especie de exorcismo que va dirigida contra los espíritus opresores, es decir, una orden imperiosa en nombre de Jesucristo, con firmeza y autoridad.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Bendición de curas a enfermos

BENDICIÓN DE UN ENFERMO

I

Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, que con tu bendición levantas y fortaleces nuestra frágil condición, mira con bondad a este servidor tuyo N.; aparta de él la enfermedad y devuélvele la salud, para que, agradecido, bendiga tu Santo Nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

II

Para un niño enfermo

Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo Jesucristo recibió con afecto a los niños y los bendijo, extiende benigno tu mano protectora sobre este servidor tuyo, enfermo en su temprana edad; así, recobradas sus fuerzas, y devuelto en perfecta salud a tu Santa Iglesia y a sus padres, pueda darte gracias de corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

III

Por un enfermo en peligro grave

Señor Jesucristo, Redentor de los hombres, que en tu pasión quisiste soportar nuestros sufrimientos y dolores, te pedimos por este hermano nuestro, que está enfermo; tú que lo has redimido, aviva en él la esperanza de su salvación y conforta su cuerpo y su alma. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

IV

Por un enfermo agonizante

Padre Misericordioso, Tú que conoces hasta dónde llega la buena voluntad del hombre, Tú que estás siempre dispuesto a perdonar nuestras culpas, Tú que nunca niegas el perdón a los hijos que acuden a Ti, compadécete de tu hijo/a que se debate en agonía; te pedimos que, ungido con el óleo Santo y ayudado por la oración de nuestra fe se vea aliviado en su cuerpo y en su alma, obtenga el perdón de sus pecados y sienta la fortaleza de tu gracia . Por Jesucristo, tu Hijo, que venció a la muerte y nos abrió las puertas de la vida y contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

V

Bendición Papal «In artículo mortis»

Oremos: Señor Padre clementísimo y misericordioso, Dios de todo consuelo. Tú que no quieres que se pierda ninguno de cuantos creen en ti , conforme a la inmensidad de tu misericordia; mira propicio a tu siervo/a. Visítalo con tu gracia para que lo salves y concédele benignamente el perdón de todos sus pecados por los méritos de la Pasión y muerte de tu Hijo Jesucristo. Que cuando salga su alma de este cuerpo, encuentre en Ti su juez indulgente, y que, purificada de toda mancha en la Sangre de tu Hijo, merezca alcanzar los gozos eternos.
Y yo, haciendo uso del poder que me otorga la Sede Apostólica, y en nombre de nuestro Santo Padre el Papa, te concedo indulgencia plenaria y el perdón de todos tus pecados. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

Que Dios todopoderoso y rico en misericordia, por la muerte y resurrección de Cristo te perdone todas las penas de esta vida, te abra las puertas del Paraíso y te lleve a los gozos eternos.
R. Amén.

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